Bible Commentaries
1 Samuel 31

Comentario de ClarkeComentario Clarke

Versículo 1

CAP�TULO XXI

Una batalla en el monte Gilboa entre Israel y los filisteos; en

que los primeros son derrotados, y los tres hijos de Sa�l asesinados,

1, 2.

Sa�l, herido de muerte, y temiendo caer vivo en manos de los

filisteos, desea que su escudero lo despache, y al negarse �ste,

Sa�l cae sobre su espada, y escudero hace lo mismo, 3, 6.

Los israelitas, al otro lado del valle, abandonan sus

ciudades, y los filisteos vienen a habitarlas, 7.

Los filisteos, al encontrar a Sa�l y a sus tres hijos entre los

muertos, los despojan de sus armaduras, que ponen en la casa

de Astarot, les cortan las cabezas, env�an la noticia a todas las

casas de sus �dolos, y fijan los cuerpos de Sa�l y de sus

tres hijos a los muros de Bet-san, 8-10.

Los hombres valientes de Jabes de Galaad van de noche y se llevan los

cuerpos; los queman en Jabes; entierran sus huesos bajo un �rbol

y ayunan siete d�as, 11-13.

NOTAS SOBRE EL CAP. XXXI

Vers�culo 1 Samuel 31:1 . Ahora pelearon los filisteos.��Esta es la continuaci�n del relato dado en 1 Samuel 29:1 .

Los hombres de Israel huyeron.��Parece que se confundieron en el primer ataque y dieron la espalda a sus enemigos.

Versículo 2

Vers�culo 1 Samuel 31:2 . Siguieron duramente a Sa�l y a sus hijos.��Ellos, al ver el fracaso de sus tropas, estaban decididos a vender sus vidas lo m�s caro posible, y por eso mantuvieron la batalla hasta que los tres hermanos fueron asesinados.

Versículo 3

Vers�culo 1 Samuel 31:3 . Fue gravemente herido por los arqueros. Es probable que los hijos de Sa�l fueran asesinados por los arqueros, y que ahora Sa�l fuera herido mortalmente por los mismos. Houbigant traduce: "Los arqueros se abalanzaron sobre �l, y recibi� una grave herida". Adem�s, se�ala que si Sa�l no hubiera estado gravemente herido, y sin esperanza de recuperaci�n, no habr�a querido que su escudero lo despachara, ya que podr�a haber seguido luchando, o haber escapado de esta batalla tan desastrosa. Algunas versiones lo traducen como "Tem�a mucho a los arqueros", pero esto no es en absoluto probable.

Versículo 4

Verso 1 Samuel 31:4 . Saca tu espada y atravi�same.��El Dr. Delaney tiene algunas buenas observaciones sobre esta parte del tema: "Sa�l y su escudero murieron por la misma espada. Que su escudero muri� por su propia espada est� fuera de toda duda; el texto nos lo dice expresamente; y que Sa�l pereci� por la misma espada es suficientemente evidente. Saca tu espada, le dijo, y trasp�same; a lo cual, cuando se neg�, Sa�l, dice el texto, tom� LA espada, (?? ???? eth hachereb, la misma espada,) y cay� sobre ella. �Qu� espada? No la suya, porque entonces el texto lo habr�a dicho; pero, en la construcci�n gramatical natural y llana, la espada antes mencionada debe ser la espada a la que ahora se hace referencia, es decir, la de su escudero, 1 Cr�nicas 10:4 .�Ahora bien, es la tradici�n establecida de toda la naci�n jud�a que este portador de la armadura era Doeg, y no veo ninguna raz�n por la que deba ser desacreditada; y si es as�, entonces Sa�l y su verdugo cayeron por esa arma con la que antes hab�an masacrado a los sacerdotes de Dios. As�, Bruto y Casio se mataron con las mismas espadas con las que apu�alaron a C�sar; y Calipo fue apu�alado con la misma espada con la que apu�al� a Dio."

Versículo 6

Vers�culo 1 Samuel 31:6 . Y todos sus hombres.��Probablemente se refiere a aquellos de sus tropas que eran su vida o guarda espaldas : en cuanto a la mayor parte del ej�rcito, huy� al comienzo de la batalla, 1 Samuel 31:1 .

Versículo 7

Vers�culo 1 Samuel 31:7 . Los hombres de Israel que estaban al otro lado del valle.��Parece que fueron atacados por el p�nico, y por lo tanto huyeron tan lejos como pudieron fuera del alcance de los filisteos. Como los filisteos pose�an Beth-shan, situada cerca del Jord�n , la gente del otro lado de ese r�o, temiendo por su seguridad, tambi�n huy�.

Versículo 8

Verso 1 Samuel 31:8 . Al d�a siguiente.��Es muy probable que la batalla y la persecuci�n continuaran hasta la noche, de modo que no hubo tiempo hasta el d�a siguiente para desnudar y saquear a los muertos.

Versículo 9

Vers�culo 1 Samuel 31:9 . Y le cortaron la cabeza.��Es posible que tambi�n le cortaran la cabeza a sus tres hijos; porque aunque se dice que solo su cabeza fue cortada, y su cuerpo solo fue atado a los muros de Beth-shan, sin embargo, encontramos que los hombres de Jabes-galaad encontraron tanto su cuerpo como los cuerpos de sus tres hijos , atados. a las paredes, 1 Samuel 31:12 .�Quiz� s�lo le quitaron la cabeza a Sa�l, que enviaban a sus templos como trofeo de su victoria, cuando hicieron correr la noticia de la derrota de los israelitas por todo su territorio, y finalmente la pusieron en el templo de Dag�n, 1 Cr�nicas 10:10 .

Versículo 10

Vers�culo 1 Samuel 31:10 . Pusieron sus armas en la casa de Astarot , como hab�a hecho David al poner la espada de Goliat en el tabern�culo. Ya hemos visto que era com�n que los conquistadores consagraran armaduras y despojos tomados en la guerra, a quienes eran objeto de culto religioso.

Sujetaron su cuerpo a la pared.��Probablemente por medio de ganchos de hierro; pero se dice,� 2 Samuel 21:12 , que estos cuerpos fueron amarrados en la CALLE de Beth-shan . Esto puede significar que el lugar donde se sujetaban a la pared era la calle principal o entrada a la ciudad.

Versículo 11

Vers�culo 1 Samuel 31:11 . Cuando los habitantes de Jabes-galaad oyeron.��Este acto de los hombres de Jabes-galaad fue un acto de gratitud debido a Sa�l, quien, al comienzo mismo de su reinado, los rescat� de Nahas, rey de los amonitas, (ver 1 Samuel 11:1,) y con su oportuno socorro los salv� de la m�s profunda degradaci�n y de la tiran�a m�s opresiva. Este acto heroico, con el ayuno de siete d�as , demostr� que conservaban el debido sentido de su obligaci�n para con este desafortunado monarca.

Versículo 12

Vers�culo 1 Samuel 31:12 . Y los quem� all�. �Se ha negado que los hebreos quemaran los cuerpos de los muertos, sino que los enterraban en la tierra, o los embalsamaban , y con frecuencia quemaban especias arom�ticas a su alrededor. Sin duda, estas eran las formas comunes de sepultura, pero ninguna de ellas pod�a practicarse convenientemente en el presente caso.

No pod�an haberlos enterrado cerca de Beth-shan sin ser descubiertos y en cuanto al embalsamamiento , eso estaba probablemente fuera de toda probabilidad, ya que sin duda los cuerpos ahora estaban demasiado putrefactos para soportarlo. Por tanto , los quemaron , porque no hab�a otra manera de disponer de ellos en ese momento para hacerles honor; y recogieron los huesos y las cenizas , y los enterraron debajo de un �rbol o en una arboleda en Jabes .

Versículo 13

Vers�culo 1 Samuel 31:13 . Y�ayunaron�siete d�as.�Para dar testimonio de su sincero pesar por su desafortunada muerte, y la calamidad p�blica que hab�a ca�do sobre la tierra.

As� termin� el problem�tico, y casi hab�a dicho in�til, reinado de Sa�l. Un rey fue elegido en oposici�n a la voluntad del Alt�simo; y el gobierno de Dios fue rechazado, para dar paso a este rey.

Sa�l fue al principio un joven muy humilde, y se condujo con gran propiedad; pero su elevaci�n lo hizo orgulloso, y pronto se volvi� tir�nico en su conducta privada y en sus medidas pol�ticas. Su temperamento natural no era bueno; era malhumorado, inquieto, y a menudo escandaloso; y estas malas disposiciones, no controladas por la aplicaci�n adecuada de la gracia de Dios, se volvieron cada d�a m�s obstinadas y peligrosas. A trav�s de su violencia, parece que a veces se dej� llevar por completo y se trastorn�; y este trastorno parece haber sido ocasionalmente exacerbado en gran medida por influencias diab�licas. Esto le llev� a tomar a sus amigos por enemigos, de modo que en sus paroxismos se esforz� por impregnar sus manos con la sangre de ellos, y m�s de una vez intent� asesinar a su propio hijo, y orden� de la forma m�s inhumana e injustificada el asesinato de los inocentes sacerdotes del Se�or en Nob. Este fue el peor acto de toda su vida.
Sa�l no estaba calificado para desempe�ar adecuadamente las funciones reales. El lector recordar� que fue elegido m�s bien como general de los ej�rcitos que como gobernador civil. La administraci�n de los asuntos del estado se dej� principalmente a Samuel, y Sa�l dirigi� los ej�rcitos a la batalla.

Como general dio pruebas de una considerable capacidad; era valiente, r�pido, decisivo y perseverante; y, excepto en la �ltima y desafortunada batalla en la que perdi� la vida, generalmente llev� a sus tropas a la victoria.

Sa�l era un hombre d�bil y muy caprichoso; esto se demuestra ampliamente por sus celos irracionales contra David, y su continua sospecha de que todos estaban aliados contra �l. Tambi�n es evidente, en su insensata advertencia relativa al asunto de la miel� (ver 1 Samuel 14:24-9 ; 1 Samuel 14:38-9),�en la que, para salvar su imprudente y disparatado juramento, �habr�a sacrificado a su hijo Jonat�n!

La pregunta "�Fue Sa�l un buen rey?" ya ha sido respondida. En general fue un buen hombre, por lo que sabemos, en la vida privada; pero fue un mal rey, porque se esforz� por reinar independientemente de la constituci�n jud�a; en efecto, asumi� el oficio y las funciones sacerdotales, y as� incluso cambi� lo que era esencial para esa constituci�n. No s�lo ofrec�a sacrificios que correspond�an �nicamente a los sacerdotes, sino que se opon�a de la manera m�s positiva a las �rdenes de aquel Dios del que era vicerregente.

De su conducta al visitar a la mujer en En-dor ya he dado mi opini�n, y a esto debo referirme. Sus circunstancias desesperadas se impusieron a la debilidad de su mente; e hizo en ese caso un acto que, en su capacidad jurisprudencial, hab�a desaprobado mediante el edicto que desterr� a todas las brujas, adivinas etc., de Israel. Sin embargo, en este acto s�lo quiso aprovechar el consejo y la asesor�a de su amigo Samuel.

A la pregunta: "�No fue Sa�l un asesino de s� mismo?" No tengo escr�pulos para responder: "No". Estaba aparentemente herido de muerte, cuando le rog� a su escudero que apagara la chispa de vida que le quedaba, y tem�a que los filisteos pudieran maltratar su cuerpo, si lo encontraban vivo; y apenas podemos decir cu�nto de indignidad hay impl�cita en esta palabra; y su ca�da sobre la espada fue un ataque de desesperaci�n, que sin duda fue el resultado de una mente muy agitada y llena de distracci�n. Unos minutos m�s y su vida se habr�a extinguido con toda probabilidad; pero aunque esta herida aceler� su muerte, no pudo ser propiamente la causa de la misma, ya que fue herido mortalmente antes, y lo hizo con la convicci�n de que no podr�a sobrevivir.

Teniendo en cuenta el estado y las circunstancias de Sa�l, creo que no hay una investigaci�n forense en esta naci�n que no haya dado un veredicto de enajenaci�n; mientras que los piadosos y los humanos se habr�an consolado en todas partes con la esperanza de que Dios hab�a extendido su misericordia a su alma.

MILLBROOK, 11 de junio de 1818.

Termin� este examen el 13 de agosto de 1827. - A.C.

Información bibliográfica
Texto de la bibliografía=Clarke, Adam. "Comentario sobre 1 Samuel 31". "El Comentario de Adam Clarke". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/acc/1-samuel-31.html. 1832.