Bible Commentaries
Jonás 4

Comentario de ClarkeComentario Clarke

Versículo 1

CAP�TULO IV

Jon�s, temiendo ser considerado un falso profeta, se lamenta ante la

misericordia al perdonar a los ninivitas, cuya destrucci�n parece

haber esperado, desde su retiro a un lugar fuera de la ciudad

sobre el fin de los cuarenta d�as. Pero �c�mo glorifica eso?

�misericordia a la que pretende culpar! Y qu� actitud tan amable

� �l da de la compasi�n de Dios ! 1-5.

Este atributo de la Deidad es a�n m�s ilustrado por su

ternura y condescendencia al mismo profeta, quien, con

todos sus dones prof�ticos, ten�a mucho de debilidad humana , 6-11.

NOTAS SOBRE EL CAP. IV

Vers�culo Jon�s 4:1 . Pero a Jon�s le desagrad� sobremanera.�Este profeta apresurado y desconsiderado, se enfad� porque su predicci�n no se cumpli�. Ten�a m�s respeto por su alto sentido de su propio honor que por la bondad y la misericordia de Dios. Parec�a importarle poco si seiscientas veinte mil personas eran destruidas o no, por lo que no pod�a pasar por un enga�ador o uno que denunciaba una falsedad.

Y estaba muy enojado. Porque la predicci�n no se cumpli� literalmente; porque perdi� totalmente de vista la condici�n .

Versículo 2

Vers�culo Jon�s 4:2 . S� que eres un Dios misericordioso.�xodo 34:6 .

Versículo 3

Vers�culo Jon�s 4:3 . Toma, te lo suplico, mi vida de m�.�?? ?? ?? ???? kach na eth naphshi , "Toma, te lo suplico, incluso mi alma". No me dejes sobrevivir a esta desgracia. T� has perdonado a esta ciudad. Pens� que as� lo har�as, porque eres misericordioso y clemente , y fue por esto que me negu� a ir al principio, porque sab�a que podr�as cambiar tu prop�sito , aunque me hab�as ordenado hacer una denuncia absoluta de juicio.�Dios ha dejado este ejemplo registrado para mostrar que un hombre desconsiderado no es apto para ser empleado en su trabajo; y escogi� este �nico ejemplo para que sirviera como una advertencia interminable a su Iglesia de no emplear a nadie en la obra del ministerio que no est� familiarizado b�blicamente con la justicia y la misericordia de Dios.

Versículo 4

Vers�culo Jon�s 4:4 . �Haces bien en enojarte? �????? ??? ?? haheitib harah lac , "�Te hace bien la ira?" No, la ira no es buena para ning�n hombre; pero un predicador, ministro, obispo o profeta enojado es un hombre abominable. El que, al denunciar la palabra de Dios contra los pecadores, une sus propias pasiones a las amenazas divinas, es un hombre cruel y malo, y no debe ser mayordomo en la casa de Dios.�Un obispo malhumorado, un predicador irritable y apasionado , no traer� gloria a Dios ni bien al hombre. El Dr. Taylor traduce la cl�usula, "�Est�s muy afligido?" Un hombre puede estar muy afligido porque un pecador se pierde; pero �qui�n sino el que es de naturaleza diab�lica se entristecer� porque la misericordia de Dios triunfa sobre el juicio?

Versículo 5

Vers�culo Jon�s 4:5 . Entonces Jon�s sali� de la ciudad.�Creo que esto se refiere a lo que ya hab�a pasado ; y por lo tanto estoy de acuerdo con Bp. Newcome , que traduce, "Ahora Jon�s HAB�A salido de la ciudad, y HAB�A sentado", �porque hay muchos casos en los que los verbos en pret�rito tienen esta fuerza, el vau aqu� convierte el futuro en pret�rito.�Y el pasaje aqu� debe entenderse as�: Cuando hubo entregado su mensaje, sali� de la ciudad, y fue y se hizo una tienda, o se meti� bajo alg�n refugio en el lado este de la ciudad, y all� estaba determinado a permanecer hasta deber�a ver qu� ser�a de la ciudad. Pero cuando los cuarenta d�as hab�an expirado, y no vio evidencia de la ira divina, se enoj� y protest� con Dios como se mencion� anteriormente. El quinto verso debe leerse entre par�ntesis, o debe considerarse como el comienzo del cap�tulo.

Versículo 6

Vers�culo Jon�s 4:6 . Y el Se�or Dios prepar� una calabaza.�Creo que esto deber�a traducirse en pret�rito pluscuamperfecto. El Se�or HAB�A preparado - esta planta, ?????? kikayon. En el curso de la providencia de Dios hab�a sido plantado y crecido en aquel lugar, aunque tal vez no estuviera a�n en plena hoja; y Jon�s hizo de �l su tienda. Y sus gruesas ramas y grandes hojas hac�an de ella un amplio refugio para �l, y porque lo era, se regocij� grandemente por ello. Pero, �qu� era el kikay�n? Los mejores jueces dicen que se refiere al ricino o palma Christi, de la que obtenemos lo que vulgarmente se llama aceite de ricino. Es un �rbol tan grande como el olivo, tiene hojas parecidas a las de la vid y tambi�n es de crecimiento r�pido. Con toda probabilidad, �sta era la planta en cuesti�n, que ya hab�a sido plantada, aunque no hab�a alcanzado su crecimiento adecuado y no estaba entonces en plena floraci�n. Celso, en su Hierobot., dice que crece hasta la altura de un olivo; el tronco y las ramas son huecos como un kex, y las hojas a veces tan anchas como el borde de un sombrero. Debe ser de una sustancia blanda o esponjosa, porque se dice que crece sorprendentemente r�pido. Ver Taylor bajo la ra�z ???, 1670. Pero es evidente que hubo algo sobrenatural en el crecimiento de esta planta, pues se afirma que surgi� en una noche; aunque el caldeo entiende el pasaje as�: "Estaba aqu� anoche, y se ha marchitado esta noche". En una noche pudo haber soplado y expandido sus hojas considerablemente, aunque la planta hab�a existido antes, pero no en plena floraci�n hasta el momento en que Jon�s la necesit� como refugio.

Versículo 7

Vers�culo Jon�s 4:7 . Pero Dios prepar� un gusano.�Al ser devorada desde la ra�z, la planta, perdiendo su alimento, pronto se marchitar�a; y este fue el caso en el presente caso.

Versículo 8

Vers�culo Jon�s 4:8 . Un viento del este vehemente.�Que era en s� mismo de una naturaleza abrasadora y marchita ; y el sol, adem�s, la hac�a intolerable. Estos vientos son a la vez abrasadores y sofocantes en el este, porque los desiertos de arena ardiente se encuentran al este o sureste; y los vientos del este a menudo tra�an tal multitud de diminutas part�culas de arena en sus alas, que aumentaban mucho el da�o. Creo que estos, y las arenas que traen, son la causa de la oftalm�a que tanto prevalece en Egipto y en la India.

Versículo 9

Vers�culo Jon�s 4:9 . Hago bien en estar enojado , incluso hasta la muerte. �Muchas personas suponen que los dones de profec�a y de hacer milagros son los m�s elevados que se pueden conferir al hombre; pero est�n muy equivocadas, porque los dones no cambian el coraz�n. Jon�s ten�a el don de profec�a, pero no hab�a recibido aquella gracia que destruye al hombre viejo y crea de nuevo el alma en Cristo Jes�s. Este es el amor del que habla San Pablo, que si un hombre no tiene, aunque tuviera el don de profec�a, y pudiera remover monta�as milagrosamente, sin embargo, a los ojos de Dios, y por cualquier bien que �l mismo pudiera cosechar de ello, ser�a como bronce que resuena y c�mbalo que reti�e. Jon�s era profeta, y sin embargo ten�a todos sus viejos malos temperamentos a su alrededor, en un predominio vergonzoso. Balaam era de la misma clase. As� que encontramos que Dios dio el don de profec�a incluso a hombres sin gracia. Pero muchos de los profetas fueron santificados en su naturaleza antes de ser llamados al oficio prof�tico, y fueron los hombres m�s excelentes.

Versículo 10

Vers�culo Jon�s 4:10 . Que surgi� en una noche.�San Jer�nimo, hablando de esta planta, el kikay�n, le atribuye una extraordinaria rapidez de crecimiento. Se deleita en un suelo arenoso, y en pocos d�as lo que era una planta se convierte en un gran arbusto. Pero no parece que se refiriera al ricino; sin embargo, esto es lo m�s probable. Las expresiones crecer en una noche y perecer en una noche son s�lo metaf�ricas para expresar el r�pido crecimiento y la r�pida decadencia; y as�, como hemos visto, lo interpreta el caldeo, ?? ?????? ??? ??? ??????? ?????? ??? "que existi� esta noche pero pereci� la noche siguiente; " y esto estoy satisfecho es el verdadero significado de la frase hebrea.

Versículo 11

Vers�culo Jon�s 4:11 . �Y no debo perdonar a N�nive?�En Juan 4:10 se dice, te has apiadado de la calabaza, ??? ??? attah CHASTA; y aqu� el Se�or usa la misma palabra, ???? ?? ???? veani lo ACHUS, "�Y no me apiadar� yo de N�nive?". Cu�nto mejor es la ciudad que el arbusto? �Pero adem�s hay en ella ciento veinte mil personas! �Y he de destruirlas, antes que se marchite tu sombra o falte al parecer tu palabra? Y adem�s, estas personas son j�venes y no han ofendido (pues no sab�an la diferencia entre su mano derecha y su izquierda), y �no deber�a yo sentir m�s piedad por esos inocentes que la que t� sientes por la hermosa planta en flor que se marchita en una noche, siendo ella misma sumamente ef�mera? A�ade a todo esto que ahora se han apartado de aquellos pecados que me indujeron a denunciar el juicio contra ellos. �Y he de destruir a los que ahora ayunan y afligen sus almas y, cubiertos de cilicio, yacen en el polvo ante m�, lamentando sus ofensas y suplicando misericordia? Aprende, pues, de esto, que es sobre los malvados incorregibles sobre quienes deben caer mis juicios, y contra quienes est�n amenazados. Y sabed que mirar� a aquel hombre de esp�ritu quebrantado y contrito, y que tiemble a mi palabra. Aun las bestias mudas son objeto de mi compasi�n; las perdonar� por amor de sus due�os penitentes; y recuerda con el resto, Que el Se�or cuida de los bueyes.�

El gran n�mero de ganado al que se hace referencia aqu� era para el sustento de los habitantes; y probablemente en ese momento los ninivitas recogieron su ganado de los pastos de la campi�a, esperando que alg�n enemigo que viniera a asediarlos pudiera apoderarse de ellos para su forraje, mientras que ellos en el interior podr�an sufrir la falta de todas las cosas.

No hay duda de que la antigua N�nive era como la antigua Babilonia, de la que Quinto Curcio dice que los edificios no estaban pegados a las murallas, sino que hab�a un acre de espacio entre ellos; y en varias partes hab�a dentro de las murallas porciones de tierra cultivada, para que, si eran asediados, pudieran tener provisiones para mantener a los habitantes.

Y supongo que esto es cierto para todas las grandes ciudades antiguas. Eran m�s bien cantones o distritos que ciudades como las de ahora, s�lo que todos los diferentes habitantes se hab�an unido para amurallar los distritos en aras de la defensa mutua.

Es de esperar que esta �ltima exhortaci�n de Dios produjera su debido efecto en la mente de este irritable profeta, y que estuviera plenamente convencido de que en �ste, como en todos los dem�s casos, Dios hab�a hecho todas las cosas bien.

De esta breve profec�a pueden derivarse muchas lecciones �tiles. Los ninivitas estaban al borde de la destrucci�n, pero cuando se arrepintieron se les dio tregua. Sin embargo, no continuaron bajo la influencia de las buenas resoluciones. Recayeron, y unos ciento cincuenta a�os despu�s, el profeta Nahum fue enviado a predecir la milagrosa derrota del rey asirio bajo Senaquerib, un acontecimiento que tuvo lugar alrededor del 710 a.C., y tambi�n la destrucci�n total de N�nive por Ciaxares y sus aliados, que ocurri� alrededor del 606 a.C. Varios de los antiguos, alegorizando este libro, han hecho que Jon�s declare la divinidad, humanidad, muerte y resurrecci�n de Cristo. Estos puntos pueden encontrarse en la historia evang�lica, su verdadero repositorio; pero la fantas�a puede encontrarlos donde le plazca buscarlos; pero quien no los busque nunca los encontrar� aqu�. Jon�s fue un tipo de la resurrecci�n de Cristo; nada m�s parece revelarse en este profeta en relaci�n con los misterios del cristianismo.

En conclusi�n: aunque he hecho lo mejor que he podido para ilustrar al dificil�simo profeta por cuya obra acaba de pasar el lector, no pretendo decir que he eliminado todas las dificultades. S�lo estoy satisfecho de una cosa: que me he esforzado concienzudamente por hacerlo, y creo que en general lo he logrado; pero a�n temo que se hayan dejado atr�s varias que, aunque pueden explicarse por la brevedad de la narraci�n de una gran transacci�n, en la que se incluyen tantos detalles sorprendentes, sin embargo, para la aprehensi�n general, podr�a parecer que habr�an requerido una declaraci�n m�s clara y circunstancial. S�lo tengo que a�adir que, como varios de los hechos son evidentemente milagrosos, y el profeta los declara como tales, es probable que otros sean del mismo tipo. Sobre esta base se elimina toda dificultad, porque Dios puede hacer lo que le plazca. Como su poder es ilimitado, no puede encontrar imposibilidades. El que dio la orden a Jon�s de ir a predicar a los ninivitas, y prepar� el gran pez para que se tragara al desobediente profeta, pod�a mantenerlo con vida durante tres d�as y tres noches en el vientre de este monstruo marino, y hacer que lo expulsara al t�rmino del tiempo se�alado, en cualquier costa que eligiera; y despu�s el poder divino pod�a transportar al profundamente contrito y ahora fiel profeta a trav�s de la distancia intermedia entre aqu�lla y N�nive, fuera �sta mayor o menor. Por lo tanto, todo lo que en este libro no puede explicarse por meros principios naturales, puede referirse a esta agencia sobrenatural; y esto, seg�n el principio ostensible de la profec�a misma, es a la vez un modo de interpretaci�n tan f�cil como racional. Dios dio el encargo; levant� la tempestad, prepar� el pez que se trag� al profeta; hizo que lo arrojara a tierra seca; le dio un nuevo encargo, lo llev� al lugar de su destino, y produjo milagrosamente la calabaza abrigadora, que se perfeccion� en una noche y se marchit� en otra. Por lo tanto, este Dios realiz� los otros hechos de los que naturalmente no podemos dar cuenta, como hizo con los ya especificados. Esta concesi�n, para cuya admisi�n abogan tanto el sentido com�n como la raz�n, resuelve de inmediato todas las dificultades reales o aparentes que se encuentran en el Libro del Profeta Jon�s.

Información bibliográfica
Texto de la bibliografía=Clarke, Adam. "Comentario sobre Jonah 4". "El Comentario de Adam Clarke". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/acc/jonah-4.html. 1832.