Bible Commentaries
Apocalipsis 17

Comentario de ClarkeComentario Clarke

Versículo 1

CAP�TULO XVII.

El juicio de la gran ramera, que est� sentada sobre

muchas aguas ,�1, 2

Su descripci�n, nombre y conducta , 3-6.

El �ngel explica el misterio de la mujer, de la bestia.�7-18.

Este cap�tulo es, en varios aspectos, muy importante, y particularmente porque parece explicar varios de los s�mbolos m�s notables del libro. El mismo autor que ha escrito tanto sobre los cap�tulos doce y trece, tambi�n me ha complacido con su interpretaci�n de este cap�tulo. Sin pretender explicar estas cosas yo mismo, inserto esto como la exposici�n m�s elaborada y erudita que he visto hasta ahora, dejando a mis lectores en perfecta libertad para rechazarla y adoptar cualquier otro modo de interpretaci�n que les plazca. S�lo Dios conoce todos los secretos de su propia sabidur�a.

NOTAS SOBRE EL CAP. XVII., POR J.E.C.

Vers�culo Apocalipsis 17:1 . Y vino uno de los siete �ngeles que ten�an las siete copas, y habl� conmigo, dici�ndome: Ven ac�, te mostrar� el juicio de la gran ramera que se sienta sobre muchas aguas.��Esa adoraci�n id�latra se representa con frecuencia en las Escrituras bajo el car�cter de ramera o fornicaci�n , se desprende de numerosos pasajes que no es necesario citar.�V�ase 1 Cr�nicas 5:25 ; Ezequiel 16:1 ; Ezequiel 23:1. La mujer mencionada aqu� es llamada una gran ramera , para denotar su depravaci�n excesiva y la naturaleza astuta de su idolatr�a.�Tambi�n se la representa sentada sobre muchas aguas , para mostrar la gran extensi�n de su influencia. Apocalipsis 17:13 .

Versículo 2

Vers�culo Apocalipsis 17:2 . Con la cual han fornicado los reyes de la tierra , y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicaci�n. ��Qu� espantoso cuadro es este del estado de la religi�n del mundo en sujeci�n a esta ramera! Los reyes han cometido fornicaci�n espiritual con ella, y sus s�bditos han bebido profundamente, terriblemente profundamente, en la doctrina de sus abominables errores.

Versículo 3

Vers�culo Apocalipsis 17:3 . As� que me llev� en el esp�ritu al desierto.��Este desierto al que fue llevado el ap�stol es el estado desolado de la verdadera Iglesia de Cristo, en una de las alas del antiguo�poderoso imperio romano. Era un espect�culo verdaderamente espantoso, un desierto terrible, un desierto aullador yermo; porque cuando lleg� aqu�, Juan: -

Vi a una mujer sentada sobre una bestia de color escarlata, llena de nombres de blasfemia, que ten�a siete cabezas y diez cuernos . No cabe duda ahora de que esta mujer es la Iglesia latina, porque est� sentada sobre la bestia de siete cabezas y diez cuernos, que ya se ha probado que es el imperio latino, porque solo este imperio contiene el n�mero 666. Apocalipsis 13:18.�Esta es una representaci�n de la Iglesia latina en su m�s alto estado de prosperidad anticristiana, pues ella SE SIENTA SOBRE la bestia de color escarlata, un llamativo emblema de su completa dominaci�n sobre el imperio secular latino. El estado de la Iglesia latina desde el comienzo del siglo XIV hasta el tiempo de la Reforma puede considerarse como el que corresponde a esta descripci�n prof�tica en el sentido m�s literal y extenso de las palabras; porque durante este per�odo ella estaba en su punto m�s alto de grandeza mundana y autoridad temporal.�La bestia est� llena de nombres de blasfemia ; y es bien sabido que las naciones, en apoyo de la Iglesia latina o romana, han abundado en apelativos blasfemos, y no se han avergonzado de atribuirse a s� mismos y a su Iglesia los t�tulos m�s sagrados, no s�lo blasfemando por el uso indebido de los sagrados nombres, sino incluso aplicando a su obispo aquellos nombres que s�lo pertenecen a Dios; porque Dios ha declarado expresamente que a otro no dar� su gloria , ni su alabanza a im�genes talladas .

Versículo 4

Vers�culo Apocalipsis 17:4 . Y la mujer estaba vestida de p�rpura y escarlata, y adornada con oro, piedras preciosas y perlas, y ten�a en la mano una copa de oro llena de abominaciones y de las inmundicias de su fornicaci�n.��Esto representa de manera sorprendente la manera m�s pomposa y costosa en que la Iglesia latina ha presentado a las naciones los ritos y ceremonias de su culto id�latra y corrupto.

Versículo 5

Vers�culo Apocalipsis 17:5 . Y sobre su frente estaba escrito un nombre, Misterio, Babilonia la Grande, la Madre de las Rameras, y las Abominaciones de la Tierra.��Esta inscripci�n que est� escrita en su frente tiene la intenci�n de mostrar que no se averg�enza de sus doctrinas, sino que las profesa p�blicamente y se glor�a de ellas ante las naciones: en verdad tiene una frente de ramera, ella se ha negado a avergonzarse.�La inscripci�n sobre su frente es exactamente el retrato de la Iglesia latina. Esta Iglesia es, como bien lo expresa el obispo Newton, UN MISTERIO de iniquidad . Esta mujer tambi�n se llama Babilonia la Grande ; ella es el antitipo exacto de la antigua Babilonia en su idolatr�a y crueldad, pero la antigua ciudad llamada Babilonia es solo un dibujo de ella en miniatura. Esta es ciertamente Babilonia LA GRANDE . "Ella afecta el estilo y t�tulo de nuestra SANTA MADRE, la IGLESIA ; pero ella es, en verdad, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra".

Versículo 6

Vers�culo Apocalipsis 17:6 . Y vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los m�rtires de Jes�s: y cuando la vi , qued� maravillado con gran admiraci�n.��C�mo exactamente las crueldades ejercidas por la Iglesia latina contra todos los que ha denominado herejes se corresponden con esta descripci�n, el lector no necesita ser informado.

Versículo 7

Vers�culo Apocalipsis 17:7 . Y el �ngel me dijo: �Por qu� te maravillas? Te dir� el misterio de la mujer y de la bestia que la llevaba, la cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos.��El ap�stol se asombr� mucho, como bien pod�a estarlo, de que la mujer se emborrachara con la sangre de los santos , cuando la bestia que la llevaba abundaba en apelativos sagrados, tales como santa, sant�sima, cristian�sima, sagrada,� etc�.�El �ngel se compromete a explicar a San Juan la visi�n que tanto asombro hab�a suscitado en �l; y la explicaci�n es de tanta importancia que, si no se hubiera dado, el misterio del drag�n y la bestia nunca podr�a haber sido explicado satisfactoriamente en todos sus detalles. El �ngel comienza diciendo: -

Versículo 8

Vers�culo Apocalipsis 17:8 . La bestia que has visto era y no es; y ascender� del abismo e ir� a la perdici�n.��Juan; (porque Latinus fue el primer rey de los latinos, y Numitor el �ltimo;) no es ahora, porque la naci�n latina ha dejado hace mucho tiempo de ser un poder independiente, y est� ahora bajo el dominio de los romanos; pero ascender� del pozo sin fondo, es decir, el reino latino, el poder anticristiano, o lo que asciende del abismo o pozo sin fondo, est� todav�a en el futuro. Pero se a�ade:-

Y los moradores de la tierra, cuyos nombres no est�n escritos en el libro de la vida desde la fundaci�n del mundo, se asombrar�n al ver la bestia que era y no es, y es. Por la tierra se entiende aqu� el mundo latino; por lo tanto, el significado es que todos los que habitan en el mundo latino se adherir�n a la religi�n id�latra y blasfema de la Iglesia latina, que es apoyada por el imperio latino, excepto aquellos que se atienen a las Sagradas Escrituras, recibi�ndolas como la �nica regla de fe y pr�ctica. Estos creen en el verdadero Sacrificio, y se mantienen sin mancha de la corrupci�n que hay en el mundo. Pero los habitantes del mundo latino, bajo el dominio de la religi�n romana, se asombrar�n al contemplar la bestia o imperio latino; es decir, como se�ala Lord Napier, "tendr�n en gran admiraci�n, reverencia y estimaci�n esta gran monarqu�a". Se asombrar�n al considerarlo el imperio m�s sagrado del mundo, aquel en el que Dios se deleita de manera peculiar; pero aquellos que se asombran de esta manera no tienen sus nombres escritos en el libro de la vida, sino que son aquellos que prefieren los concilios a la revelaci�n divina, y toman su religi�n de los misales, rituales y leyendas, en lugar de los or�culos sagrados: por lo tanto, son corruptos e id�latras, y ning�n id�latra tiene herencia en el reino de Dios. En la parte anterior del vers�culo se considera a la bestia en tres estados, como lo que era, y no es, y subir� del abismo; aqu� se introduce un cuarto, y a�n es. Esto se a�ade para mostrar que, aunque los latinos fueron subyugados por los romanos, sin embargo, los propios romanos eran latinos, ya que R�mulo, el fundador de su monarqu�a, era un latino; en consecuencia, lo que se denominaba en tiempos de San Juan el imperio romano era, en realidad, el reino latino, ya que la propia lengua del imperio era el lat�n, y los escritores griegos, que vivieron en la �poca del imperio romano, nos dicen expresamente que los que antes se llamaban latinos ahora se llaman romanos. El significado de todo el vers�culo es, por tanto, el siguiente: La parte corrupta de la humanidad tendr� en gran admiraci�n el imperio latino a�n en el futuro, que ya ha sido, pero que ahora est� extinguido, ya que los romanos lo han conquistado; y sin embargo todav�a est� en existencia; porque, aunque la naci�n latina ha sido subyugada, sus conquistadores son ellos mismos latinos. Pero puede objetarse contra la interpretaci�n aqu� dada, que estas frases se refieren a la bestia sobre la que el ap�stol vio sentarse a la mujer, o Iglesia latina, pues el �ngel dice: La bestia que viste era, y no es. �Qu� referencia, por tanto, puede tener el imperio latino, que sostiene a la Iglesia latina, al reino latino que subsist�a antes de la �poca de San Juan, o al imperio romano que podr�a denominarse propiamente as�? Esta objeci�n tiene un peso muy grande a primera vista, y no puede ser contestada satisfactoriamente hasta que se haya examinado la explicaci�n del �ngel sobre las cabezas y los cuernos de la bestia; por lo tanto, se a�ade:-.

Versículo 9

Vers�culo Apocalipsis 17:9 . Aqu� est� la mente que tiene sabidur�a. �Se dijo antes, Apocalipsis 13:18 , Aqu� hay sabidur�a. El que tiene MENTE, o entendimiento , (????,) cuente el n�mero de la bestia .�Sabidur�a, por lo tanto, significa aqu� una visi�n correcta de lo que se pretende con el n�mero 666; en consecuencia, el pasaje paralelo, Aqu� est� LA MENTE que tiene SABIDUR�A , es una declaraci�n de que primero debe entenderse el n�mero de la bestia, antes de que la interpretaci�n del �ngel de la visi�n acerca de la ramera y la bestia pueda admitir una explicaci�n satisfactoria.

Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer. �Se ha considerado casi universalmente que este vers�culo alude a las siete colinas sobre las que originalmente se encontraba Roma. Pero se ha objetado que la Roma moderna no est� as� situada, y que, en consecuencia, la profec�a se refiere a la Roma pagana. Esta es ciertamente una objeci�n muy formidable contra la opini�n generalmente aceptada entre los protestantes, de que la Roma papal es la ciudad a la que se refiere la mujer sentada sobre siete monta�as.�Ya se ha demostrado que la mujer aqu� mencionada es un emblema de la Iglesia latina en su m�s alto estado de prosperidad anticristiana; y por lo tanto, la ciudad de Roma, asentada sobre siete monta�as, no est� dise�ada en absoluto en la profec�a. Para entender correctamente esta escritura, la palabra monta�as debe tomarse en sentido figurado y no literal, como en Apocalipsis 6:14 ; Apocalipsis 16:20 .�V�ase tambi�n Isa�as 2:2 ; Isa�as 2:14 ; Jeremias 51:25 ; Daniel 2:35,�en la que es inequ�vocamente el emblema de un gran y poderoso poder. Los montes sobre los que se sienta la mujer deben ser, por tanto, siete grandes potencias; y como los montes son cabezas de la bestia, deben ser las siete GRANDES eminencias del mundo latino. Como ninguna otra potencia fue reconocida a la cabeza del imperio latino sino la de Alemania, �c�mo puede decirse que la bestia tiene siete cabezas? Esta cuesti�n s�lo puede ser resuelta por la constituci�n feudal de la �ltima liga germ�nica, cuya historia es brevemente la siguiente: Al principio s�lo los reyes conced�an feudos. Los conced�an s�lo a los laicos, y s�lo a los que eran libres; y el vasallo no ten�a poder para enajenarlos. Todos los hombres libres, y en particular los arrendatarios feudales, estaban sujetos a la obligaci�n de cumplir con el deber militar, y designados para proteger la vida, el miembro, la mente y el honor de su soberano. Poco despu�s, o tal vez un poco antes, de la extinci�n de la dinast�a carlovingia en Francia, por el acceso de la l�nea de los Capetos, y en Alemania por el acceso de la casa de Sajonia, los feudos, que hab�an estado enteramente a disposici�n del soberano, se volvieron hereditarios. Incluso los cargos de duque, conde, margrave, etc., se transmitieron en el curso de la descendencia hereditaria y, poco despu�s, se estableci� universalmente el derecho de primogenitura. Los vasallos de la corona usurparon la propiedad soberana de la tierra, con autoridad civil y militar sobre los habitantes. La posesi�n as� usurpada la otorgaban a sus arrendatarios inmediatos; y �stos la ced�an a otros de la misma manera. As�, los principales vasallos obtuvieron gradualmente todas las prerrogativas reales; promulgaron leyes, ejercieron el poder de vida y muerte, acu�aron moneda, fijaron el patr�n de pesos y medidas, concedieron salvaguardias, mantuvieron una fuerza militar e impusieron impuestos, con todos los derechos que se supon�a que eran anexos a la realeza. En sus t�tulos se llamaban a s� mismos duques, c., Dei gratis, por la gracia de Dios, una prerrogativa confinada abiertamente al poder soberano. Incluso se admit�a que, si el rey se negaba a hacer justicia al se�or, �ste pod�a hacerle la guerra. Los arrendatarios, a su vez, se independizaban de sus se�ores vasallos, con lo que se introduc�a un estado ulterior de vasallaje. El rey se llamaba se�or soberano, su vasallo inmediato se llamaba suzereign, y los arrendatarios que lo pose�an se llamaban vasallos arrere. V�ase la obra de Butler Revolutions of the Germanic Empire, pp. 54-66. As�, el poder de los emperadores de Alemania, que era muy considerable en el siglo IX, fue disminuyendo gradualmente por medio del sistema feudal; y durante la anarqu�a del largo interregno, ocasionada por la interferencia de los papas en la elecci�n de los emperadores, (de 1256 a 1273,) el poder imperial se redujo casi a la nada.

Rodolfo de Habsburgo, el fundador de la casa de Austria, fue finalmente elegido emperador, porque sus territorios e influencia eran tan insignificantes que no excitaban ning�n celo en los pr�ncipes alemanes, que estaban dispuestos a preservar las formas de constituci�n, cuyo poder y vigor hab�an destruido. V�ase la Introducci�n de Robertson a su Historia de Carlos V. Antes de la disoluci�n del imperio en 1806, Alemania "presentaba una compleja asociaci�n de principados m�s o menos poderosos, y m�s o menos conectados con una soberan�a nominal en el emperador, como su jefe feudal supremo". "Hab�a alrededor de trescientos pr�ncipes del imperio, cada uno soberano en su propio pa�s, que pod�a entrar en alianzas, y perseguir por todas las medidas pol�ticas su propio inter�s privado, como otros soberanos; pues si incluso se declaraba una guerra imperial, pod�a permanecer neutro, si la seguridad del imperio no estaba en juego. He aqu�, pues, un imperio de una construcci�n, sin excepci�n, la m�s singular e intrincada que jam�s haya aparecido en el mundo; pues el emperador no era m�s que el jefe de la confederaci�n germ�nica." Alemania era, por lo tanto, hablando en el lenguaje figurado de la Escritura, un pa�s que abundaba en colinas, o que conten�a un inmenso n�mero de principados distintos. Pero los diferentes estados alemanes (como se ha observado antes) no pose�an cada uno una parte igual de poder e influencia; algunos eran m�s eminentes que otros. Entre ellos hab�a tambi�n unos pocos que podr�an, con la mayor propiedad, ser denominados monta�as, o estados que pose�an un grado muy alto de importancia pol�tica. Pero los siete montes sobre los que se asienta la mujer deben tener sus elevaciones por encima de todas las dem�s eminencias de todo el mundo latino; en consecuencia, no pueden ser otros que los SIETE ELECTORADOS del imperio alem�n. Estos eran, en efecto, montes de vasta eminencia; pues en sus soberanos estaba conferida la �nica pobreza de elegir al jefe del imperio. Pero esto no era todo, pues adem�s del poder de elegir a un emperador, los electores ten�an derecho a capitular con el nuevo jefe del imperio, a dictar las condiciones en las que deb�a reinar y a deponerlo si incumpl�a dichas condiciones. De hecho, depusieron a Adolfo de Nassau en 1298 y a Wenceslao en 1400. Eran pr�ncipes soberanos e independientes en sus respectivos dominios, ten�an el privilegio de non appellando illimitatum, el de hacer la guerra, acu�ar moneda y ejercer todos los actos de soberan�a; formaban un colegio separado en la dieta del imperio, y ten�an entre ellos un pacto o liga particular llamado Kur verein; ten�an precedencia sobre todos los dem�s pr�ncipes del imperio, e incluso ten�an rango de reyes. Las cabezas de la bestia entendidas de esta manera, es uno de los mejores emblemas de la constituci�n alemana que se puede concebir; porque como el imperio romano de Alemania ten�a la precedencia de todas las otras monarqu�as de las que se compon�a el imperio latino, las siete monta�as denotan muy adecuadamente los siete poderes PRINCIPALES de lo que se ha llamado el santo imperio romano. Y tambi�n, como cada electorado, en virtud de su uni�n con el cuerpo germ�nico, era m�s poderoso que cualquier otro estado cat�lico romano de Europa que no estuviera tan unido; as�, cada electorado era, en el sentido m�s propio de la palabra, una de las m�s altas elevaciones del mundo latino. El momento en que se instituyeron por primera vez los siete electorados del imperio es muy incierto. La opini�n m�s probable parece ser la que sit�a su origen en alg�n momento del siglo XIII. Sin embargo, la incertidumbre a este respecto no debilita en lo m�s m�nimo la evidencia de que los montes son los siete electorados, sino que la confirma; pues, como ya hemos observado, la representaci�n de la mujer sentada sobre la bestia es una figura de la Iglesia latina en el per�odo de su mayor autoridad, espiritual y temporal; esto sabemos que no tuvo lugar antes del comienzo del siglo XIV, un per�odo posterior a la instituci�n de los siete electorados. Por lo tanto, la mujer se sienta sobre los siete montes, o el imperio alem�n en su estado aristocr�tico electivo; se dice que se sienta sobre ellos, para denotar que tiene todo el imperio alem�n bajo su direcci�n y autoridad, y tambi�n que es su principal apoyo y fuerza. Apoyada por Alemania, no teme que ninguna otra potencia se le oponga con �xito: est� sentada sobre los siete montes, por lo que es m�s alta que las siete m�s altas eminencias del mundo latino; por lo tanto, debe tener el imperio latino secular bajo su completa sujeci�n. Pero este estado de eminencia no dur� m�s de dos o tres siglos; el visible declive del poder papal en los siglos XIV y XV, ocasionado en parte por el traslado de la sede papal de Roma a Avi��n, y m�s particularmente por el gran cisma de 1377 a 1417, aunque se considera una de las causas remotas de la Reforma, fue al principio el medio de transferir simplemente el poder supremo del papa a un concilio general, mientras que el dominio de la Iglesia latina segu�a siendo pr�cticamente el mismo. En el concilio de Constanza, el 30 de marzo de 1415, se decret� "que el s�nodo, leg�timamente reunido en nombre del Esp�ritu Santo, que constitu�a el concilio general y representaba a toda la Iglesia cat�lica militante, ten�a su poder inmediatamente de Jesucristo; y que toda persona, de cualquier estado o dignidad, INCLUSO EL MISMO PAPA, est� obligada a obedecerlo en lo que concierne a la fe, la extirpaci�n del cisma y la reforma general de la Iglesia en su cabeza y en sus miembros." El concilio de Basilea de 1432 decret� "que todo aquel de cualquier dignidad o condici�n, SIN EXCEPCI�N DEL MISMO PAPA, que se niegue a obedecer las ordenanzas y decretos de este concilio general, o de cualquier otro, ser� puesto bajo penitencia, y castigado. Tambi�n se declara que el papa no tiene poder para disolver el concilio general sin el consentimiento y decreto de la asamblea". V�ase el tercer tomo de la Historia Eclesi�stica de Du Pin. Pero lo que dio el golpe de gracia a la soberan�a temporal de la Iglesia latina fue la luz de la gloriosa reforma que estall� por primera vez en Alemania en 1517, y que en muy pocos a�os se abri� paso, no s�lo sobre varios de los grandes principados de Alemania, sino que tambi�n se convirti� en la religi�n establecida de otros pa�ses popes. En consecuencia, en el siglo XVI, la mujer ya no se sentaba sobre los siete montes, pues los electorados no s�lo se hab�an negado a ser gobernados por ella, sino que algunos de ellos tambi�n hab�an despreciado y abandonado sus doctrinas. Por lo tanto, los cambios que se hicieron en los siglos XVII, XVIII y XIX en el n�mero de los electorados, no afectar�n en lo m�s m�nimo a la interpretaci�n de los siete montes ya dada. Los siete electores eran los arzobispos de Mentz, Colonia y Triers, el conde palatino del Rin, el duque de Sajonia, el marqu�s de Brandenburgo y el rey de Bohemia. Pero las cabezas de la bestia tienen un doble significado, pues el �ngel dice: -

Versículo 10

Vers�culo Apocalipsis 17:10 . Y son siete reyes.��???????????????????? Tambi�n son siete reyes. Antes se ha dicho que son siete montes; aqu� son tambi�n siete reyes, lo que demuestra que los reinos no se refieren aqu� a los montes; y esto es un argumento m�s para decir que los siete electorados est�n representados por siete montes, pues aunque los soberanos de estos estados ten�an el mismo rango que los reyes, no eran reyes, es decir, no eran se�ores absolutos y �nicos de los territorios que pose�an, independientemente del emperador, pues sus estados formaban parte del cuerpo germ�nico. Pero las siete cabezas de la bestia son tambi�n siete reyes, es decir, el imperio latino ha tenido siete formas supremas de gobierno; pues rey se usa en los escritos prof�ticos para cualquier gobernador supremo de un estado o pueblo, como se desprende de Deuteronomio 33:5 , donde a Mois�s se le llama rey. De estos siete reyes, o formas supremas de gobierno latino, el �ngel informa a San Juan:

Cinco han ca�do, y uno es.��Es bien sabido que la primera forma de gobierno latino fue la de los reyes, que continu� despu�s de la muerte de Latinus 428 a�os, hasta la construcci�n de Roma, a.C. 753. Despu�s de la muerte de Numitor, los albanos o latinos instituyeron la forma de rep�blica, y fueron gobernados por dictadores. S�lo tenemos los nombres de dos, a saber, Cluilius y Metius Fufetius o Suffetius; pero como la dictadura dur� al menos ochenta y ocho a�os, es posible que haya habido otros, aunque sus nombres y acciones son desconocidos. En el a�o antes de Cristo 665 Alba, la metr�poli de la naci�n latina, fue destruida por Tullus Hostilius, el tercer rey de los romanos, y sus habitantes fueron llevados a Roma. Esto puso fin a la rep�blica mon�rquica de los latinos; y los latinos eligieron dos magistrados anuales, a los que Licinio llama dictadores, pero que otros escritores llaman pretores. Esta forma de gobierno continu� hasta la �poca de P. Decio Mus, el c�nsul romano; pues Festo, en su libro decimocuarto, nos informa "que los albanos gozaron de prosperidad hasta la �poca del rey Tulio; pero que, destruida entonces Alba, los c�nsules, hasta la �poca de P. Decio Mus, celebraron una consulta con los latinos en la cabeza de Ferentina, y el imperio fue gobernado por el consejo de ambas naciones". La naci�n latina fue completamente subyugada por los romanos en el a�o 336 a.C., lo que puso fin al gobierno de los pretores, despu�s de que �ste hubiera continuado durante m�s de trescientos a�os. Los latinos desde ese momento dejaron de ser una naci�n, en lo que respecta al nombre; por lo tanto, las tres formas de gobierno ya mencionadas fueron las que tuvieron los latinos durante ese per�odo del que habla el �ngel, cuando dice: La bestia que viste FUE. Pero como cinco cabezas, o formas de gobierno, hab�an ca�do antes del tiempo de San Juan, es evidente que las otras dos formas de gobierno que hab�an ca�do deben estar entre las de los romanos; primero, porque aunque la naci�n latina as� llamada, fue privada de toda autoridad por los romanos, sin embargo el poder latino continu� existiendo, porque los mismos conquistadores de la naci�n latina eran latinos; y, por consiguiente los latinos, aunque un pueblo conquistado, continuaron teniendo un gobierno LATINO. En segundo lugar, el �ngel dice expresamente, cuando habla a San Juan, que una es, es decir, la sexta cabeza, o forma de gobierno latina, estaba entonces en existencia; que no pod�a ser otra que el poder imperial, siendo �sta la �nica forma independiente de gobierno latino en la era apost�lica. Por lo tanto, se deduce necesariamente que las formas de gobierno romanas por las que se reg�a el Lacio deben ser las restantes cabezas de la bestia. Antes de la subyugaci�n de los latinos por los romanos, cuatro de las formas de gobierno romanas o drac�nicas hab�an ca�do, el poder real, la dictadura, el decemvirato y el poder consular de los tribunos militares, el �ltimo de los cuales fue abolido unos 366 a�os antes del comienzo de la era cristiana; ninguno de ellos, por tanto, gobernaba sobre TODA la naci�n latina. Pero como los latinos fueron finalmente sometidos hacia el a�o 336 a.C., el gobierno consular de los romanos, que era entonces el poder supremo en el estado, debe ser la cuarta cabeza de la bestia. Esta forma de gobierno continu�, con muy poca interrupci�n, hasta el surgimiento del triunvirato, la quinta cabeza de la bestia, en el a�o 43 a.C. La dictadura de Sila y Julio C�sar no pod�a considerarse una nueva cabeza de la bestia, pues los latinos ya hab�an sido gobernados por ella en las personas de Cluilio y Fufetius. La sexta cabeza de la bestia, o la que exist�a en la �poca de San Juan, era por tanto, como ya hemos demostrado, el poder imperial de los C�sares paganos, o la s�ptima forma de gobierno drac�nica.

Y el otro a�n no ha llegado.�El obispo Newton considera que la dutchy romana, bajo el lugarteniente del emperador oriental, el exarca de R�vena, es la s�ptima cabeza de la bestia. Pero �sta no puede ser la forma de gobierno significada por la s�ptima cabeza, ya que una cabeza de la bestia, como ya hemos demostrado, es una forma suprema e independiente de gobierno latino; por consiguiente, el dutchy romano no puede ser la s�ptima cabeza, ya que depend�a del exarcado de R�vena; y el exarcado no puede ser la cabeza, ya que estaba a su vez sometido al imperio griego. El reverendo G. Faber ha comprobado la verdad con exactitud al denominar al patriciado carlovino la s�ptima cabeza de la bestia. Que esta era una forma de gobierno suprema e independiente, es evidente por la historia. Gibbon, al hablar del patriciado, observa que "los decretos del senado y del pueblo invistieron sucesivamente a Carlos Martel y a su posteridad con los honores de patricio de Roma". Los dirigentes de una naci�n poderosa habr�an desde�ado un t�tulo servil y un cargo subordinado; pero el reinado de los emperadores griegos estaba suspendido, y en la vacante del imperio obtuvieron una comisi�n m�s gloriosa del papa y de la rep�blica. Los embajadores romanos presentaron a estos patricios las llaves del santuario de San Pedro como prenda y s�mbolo de soberan�a, y un estandarte sagrado, que era su derecho y deber desplegar en defensa de la Iglesia y la ciudad. En la �poca de Carlos Martel y de Pepino, la interposici�n del reino lombardo cubr�a la libertad, mientras amenazaba la seguridad de Roma; y el patriciado representaba s�lo el t�tulo, el servicio, la alianza, de estos protectores lejanos. El poder y la pol�tica de Carlomagno aniquilaron a un enemigo, e impusieron un amo. En su primera visita a la capital fue recibido con todos los honores que antes se rend�an al exarca, el representante del emperador; y estos honores obtuvieron nuevos adornos por la alegr�a y la gratitud del papa Adriano I. En el p�rtico le esperaba Adriano a la cabeza de su clero; se abrazaron como amigos e iguales; pero en su marcha hacia el altar, el rey, o patricio, asumi� la mano derecha del papa. Los francos tampoco se contentaron con estas vanas y vac�as demostraciones de respeto. En los veintis�is a�os que transcurrieron entre la conquista de Lombard�a y su coronaci�n imperial, Roma, que hab�a sido entregada por la espada, se someti�, como propia, al cetro de Carlomagno. El pueblo juraba fidelidad a su persona y a su familia, en su nombre se acu�aba moneda y se administraba justicia, y la elecci�n de los papas era examinada y confirmada por su autoridad. Salvo un reclamo original y autoinherente de soberan�a, no quedaba ninguna prerrogativa que el t�tulo de emperador pudiera a�adir al patricio de Roma". Las siete cabezas de la bestia son, pues, las siguientes: El poder real, la dictadura, el poder de los pretores, el consulado, el triunvirato, el poder imperial y el patriciado.

Y cuando venga, debe continuar un breve espacio. La s�ptima forma de gobierno iba a durar poco tiempo, como as� fue, ya que desde su primer ascenso al poder independiente hasta su total extinci�n, s�lo pasaron unos cuarenta y cinco a�os, un tiempo corto en comparaci�n con la duraci�n de varias de las formas de gobierno precedentes; El gobierno real primitivo dur� al menos cuatrocientos veintiocho a�os, la dictadura estuvo en el poder unos ochenta y ocho a�os, el poder de los pretores estuvo en vigor durante m�s de trescientos a�os, el consulado dur� unos doscientos ochenta a�os y el poder imperial continu� m�s de quinientos a�os.

Versículo 11

Vers�culo Apocalipsis 17:11 .�Y la bestia, que era y no es, es el octavo, y es de los siete, y va a la perdici�n. Es decir, el reino latino que ya ha sido, pero que ahora ya no existe nominalmente, seguir� inmediatamente a la disoluci�n de la s�ptima forma de gobierno latino; y este dominio se llama ??????, un octavo, porque sucede al s�ptimo. Sin embargo, no es una octava cabeza de la bestia, porque la bestia s�lo tiene siete cabezas; porque para constituir una nueva cabeza de la bestia la forma de gobierno no s�lo debe diferir en la naturaleza, sino tambi�n en el nombre. Esta cabeza de la bestia es, pues, ?????????, UNA de las siete. En consecuencia, la forma de gobierno representada por esta cabeza es la restauraci�n de una de las siete anteriores. La cabeza restaurada no puede ser, pues, otra que el estado regio de los latinos, o sea el reino latino, (??????? ????????,) que sigui� al patriciado o s�ptima cabeza de gobierno latina. Pero la bestia en su octavo estado, o bajo su primera cabeza restaurada, va a la perdici�n. Ninguna otra forma de gobierno latino tendr� �xito; pero la bestia en su �ltima condici�n o anticristiana ser� tomada junto con el falso profeta que hizo milagros a su vista, "y arrojada viva al lago de fuego que arde con azufre."

Es observable que el octavo poder latino es llamado por el �ngel la bestia, y tambi�n una de sus cabezas. Esta aparente discordancia surge de la doble significaci�n de las cabezas, pues si tomamos la bestia sobre la que se sienta la mujer como una mera representaci�n de ese poder secular que sostiene a la Iglesia latina, entonces las siete cabezas representar�n los siete electorados del imperio germ�nico; pero si por la bestia entendemos el imperio latino en general desde el primero hasta el �ltimo, entonces lo que, seg�n la primera interpretaci�n del �ngel de las cabezas, se llama la bestia, es en este caso s�lo una de sus cabezas.� Apocalipsis 17:18 .

Versículo 12

Vers�culo Apocalipsis 17:12 .Y los diez cuernos que has visto son diez reyes, que a�n no han recibido ning�n reino, pero que recibir�n poder como reyes una hora con la bestia. El significado de los cuernos ya ha sido definido al hablar de los del drag�n. El significado es, pues, el siguiente: Aunque el imperio latino exista ahora, los diez cuernos se refieren a diez reinos latinos todav�a en el futuro, y en consecuencia no han recibido ning�n dominio A�N; porque esa parte de la dominaci�n latina ahora en poder es la sexta cabeza, o gobierno imperial de los C�sares paganos. Pero los diez estados de los latinos reciben el dominio como monarqu�as ????????, una vez, (como puede ser traducido apropiadamente,) es decir, al mismo tiempo con la bestia, o lo que asciende del pozo sin fondo; por consiguiente, el imperio latino al que se refiere aqu� es el que estaba en el futuro en la era apost�lica.

Versículo 13

Vers�culo Apocalipsis 17:13 . Estos tienen un mismo prop�sito, y dar�n su poder y fuerza a la bestia.��Por lo tanto, los diez cuernos deben constituir la fuerza principal del imperio latino; es decir, este imperio estar� compuesto por los dominios de diez monarcas independientes entre s� en todo sentido, excepto en su obediencia impl�cita a la Iglesia latina. La bestia en este verso y en el anterior se distingue de sus cuernos, como el imperio latino en su totalidad se distingue en la historia de sus poderes constituyentes. Apocalipsis 17:16 .

Versículo 14

Vers�culo Apocalipsis 17:14 . Estos pelear�n contra el Cordero, y el Cordero los vencer�; porque �l es Se�or de se�ores y Rey de reyes; y los que est�n con �l son llamados y escogidos y fieles.��Los diez poderes de la bestia deben componer el reino secular del anticristo, pues hacen la guerra al Cordero, que es Cristo Jes�s. Esto es perfectamente cierto en el caso de todos los estados papistas, pues se han opuesto constantemente, mientras han tenido alg�n poder secular, al progreso del cristianismo puro. Hacen la guerra al Cordero persiguiendo a sus seguidores; pero el Cordero los vencer�, porque �l es el Se�or de los se�ores y el Rey de los reyes; todos los se�ores tienen su autoridad de �l, y ning�n rey puede reinar sin �l; por lo tanto, los diez reyes latinos son los ministros de Dios para ejecutar su venganza sobre las naciones id�latras. Pero cuando estas monarqu�as anticristianas hayan ejecutado el prop�sito divino, los que est�n con el Cordero - los llamados, los elegidos y los fieles, los que han guardado LA VERDAD en el amor a ella- prevalecer�n contra todos sus adversarios, porque sus batallas son libradas por el Cordero, que es su Dios y Libertador. V�ase Apocalipsis 19:19 ; Apocalipsis 19:20 .

Versículo 15

Vers�culo Apocalipsis 17:15 . Y me dijo: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas. "Tantas palabras", observa el obispo Newton, "en n�mero plural, denotan adecuadamente la gran extensi�n de su poder y jurisdicci�n. Ella misma se glor�a del t�tulo de Iglesia cat�lica, y se exalta en el n�mero de sus votantes como una prueba cierta de la verdadera religi�n. La primera nota del cardenal Bellarmin sobre la verdadera Iglesia es el nombre mismo de la Iglesia cat�lica; y su cuarta nota es la amplitud, o la multitud, y la variedad de los creyentes; porque la Iglesia verdaderamente cat�lica, dice �l, no s�lo debe comprender todas las edades, sino tambi�n todos los lugares, todas las naciones, toda clase de hombres".

Versículo 16

Vers�culo Apocalipsis 17:16 . Y los diez cuernos que le sembraste a la bestia, estos aborrecer�n a la ramera, y la dejar�n desolada y desnuda, y devorar�n sus carnes, y la quemar�n con fuego.���Aqu� hay una pista que nos lleva a la interpretaci�n correcta de los cuernos de la bestia. Se dice que los DIEZ cuernos odiar�n a la ramera; lo que evidentemente significa, cuando se relaciona con lo que sigue, que la totalidad de los diez reinos, en inter�s de la Iglesia latina, finalmente despreciar�n sus doctrinas, se reformar�n del papismo, ayudar�n a privarla de toda influencia y a exponer sus locuras, y al final la consignar�n a la destrucci�n total. De esto se deduce que ning�n poder cat�lico romano que no existiera hasta la Reforma puede ser contado entre los cuernos de la bestia; los cuernos deben, por lo tanto, encontrarse entre los grandes estados de Europa al comienzo de la Reforma. Estos eran exactamente diez, a saber, Francia, Espa�a, Inglaterra, Escocia, el Imperio, Suecia, Dinamarca, Polonia, Hungr�a y Portugal. En ellos estaban incluidos la mayor�a de los estados menores no llamados monarqu�as, y que, desde su primer surgimiento hasta el per�odo de la Reforma, hab�an sido sometidos por uno o m�s de los diez grandes poderes cat�licos romanos ya nombrados. En consecuencia, estos diez constituyeron el poder y la fuerza de la bestia; y cada estado menor es considerado una parte de esa monarqu�a bajo cuya autoridad fue finalmente reducido antes de la Reforma.

Pero se puede preguntar: �C�mo pudo el imperio, que era la cabeza revivida de la bestia, ser al mismo tiempo uno de sus cuernos? La respuesta es la siguiente: Los cuernos de un animal, en el lenguaje de la profec�a, representan los poderes de los que se compone ese imperio o reino simbolizado por el animal. As�, el �ngel, en su interpretaci�n de la visi�n de Daniel sobre el carnero y el macho cabr�o, nos informa expresamente de que "el carnero con dos cuernos son los reyes de Media y Persia". Uno de los cuernos del carnero, por lo tanto, representaba el reino de Media, y el otro el reino de Persia; y su uni�n en un solo animal denotaba el reino unido de Media y Persia, es decir, el imperio medo-persa. Del mismo modo, la bestia con diez cuernos denota que el imperio representado por la bestia se compone de diez potencias distintas, y los diez cuernos unidos en una sola bestia muestran muy apropiadamente que las monarqu�as simbolizadas por estos cuernos est�n unidas para formar un solo imperio; pues ya hemos mostrado, en las notas de Clarke sobre�" Apocalipsis 13:1" , que una bestia es el s�mbolo de un imperio. Por lo tanto, como los cuernos de un animal, de acuerdo con la explicaci�n del �ngel, (y no podemos tener mayor autoridad,) representan todos los poderes de los que se compone la dominaci�n simbolizada por el animal, el imperio romano de Alemania, como una de esas monarqu�as que dieron su poder y fuerza al imperio latino, debe haber sido, en consecuencia, UN CUERNO de la bestia. Pero el imperio germ�nico no s�lo fue un poder latino, sino que al mismo tiempo fue reconocido por toda Europa como precedente de todos los dem�s. Por lo tanto, como no es posible expresar estas dos circunstancias con un solo s�mbolo, se deduce necesariamente, por la naturaleza del lenguaje simb�lico, que lo que se ha llamado el santo imperio romano debe tener una doble representaci�n. De ah� que el imperio, como una de las potencias de la monarqu�a latina, fuera un cuerno de la bestia, y al tener precedencia sobre todas las dem�s fuera su cabeza revivida. V�ase una explicaci�n similar de la cola del drag�n en las notas de Clarke sobre� " Apocalipsis 12:4" .

Versículo 17

Vers�culo Apocalipsis 17:17 . Porque Dios ha puesto en sus corazones el cumplir su voluntad, y ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios.Que nadie imagine que estos diez reinos latinos, por sostener un culto idol�trico, han sido levantados simplemente por el poder del hombre o por las casualidades de la guerra. Ning�n reino o estado puede existir sin la voluntad de Dios; por lo tanto, que los habitantes del mundo tiemblen cuando vean subir al poder a una monarqu�a malvada, y que consideren que ha sido levantada por el Se�or para ejecutar su venganza sobre las idolatr�as y despilfarros de los tiempos. Se dice de los reyes en comuni�n con la Iglesia de Roma, que Dios ha puesto en sus corazones cumplir su voluntad. �C�mo se cumple esta voluntad divina? De la manera m�s terrible y aflictiva. Haciendo que diez reyes latinos unan sus dominios en un poderoso imperio para la defensa de la Iglesia latina. He aqu� una espantosa dispensaci�n de Jehov�; pero es la que las naciones han merecido con mayor justicia, porque cuando tuvieron la verdad no vivieron de acuerdo con sus sant�simos requisitos, sino que amaron las tinieblas m�s que la luz, porque sus obras eran malas. Por lo tanto, "el Se�or les ha enviado un fuerte enga�o para que crean la mentira, a fin de que se condenen todos los que no creen en la verdad, sino que se complacen en la injusticia". Pero este estado deplorable del mundo no es perpetuo, s�lo puede continuar hasta que se cumpla toda palabra de Dios sobre sus enemigos; y cuando llegue este tiempo, (que ser� el del segundo advenimiento de Cristo), entonces el Hijo de Dios matar� a ese imp�o "con el esp�ritu de su boca, y lo consumir� con el resplandor de SU VENIDA."

Versículo 18

Vers�culo Apocalipsis 17:18 . Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra. �Ya se ha demostrado que la mujer sentada sobre la bestia de siete cabezas es una representaci�n de la Iglesia latina; aqu� tenemos la mayor seguridad de que es as�, porque a la mujer se le llama ciudad , lo cual es un emblema mucho m�s claro de una Iglesia , ya que la palabra se usa inequ�vocamente en este sentido en tantas partes de la Escritura que no podemos confundir bien su sentido.�V�ase Apocalipsis 3:12 ; Apocalipsis 11:2 ; Apocalipsis 21:10 ; Apocalipsis 22:19 ; y tambi�n Salmo 46:4 ; Salmo 87:3 ; Hebreos 12:22.�La mujer por lo tanto debe ser la Iglesia latina y como el ap�stol la vio sentada sobre la bestia, esto debe significar que ??????? ?????????, ella tiene UN REINO sobre los reyes de la tierra , es decir, sobre los reyes del mundo latino, por lo que esta Este es el significado de la tierra se ha demostrado antes en numerosos casos. Ese REINO que la mujer tiene sobre los reyes del mundo latino, o imperio latino secular, o dicho de otro modo EL REINO de la Iglesia latina, es el reino numerado latino o jerarqu�a romana.�� Apocalipsis 13:18 . La mujer tambi�n es llamada una GRAN ciudad , para denotar la gran extensi�n de su jurisdicci�n; porque ha comprendido dentro de sus muros a los s�bditos de las poderosas dominaciones de Francia, Espa�a, Inglaterra, Escocia, el Imperio, Suecia, Dinamarca, Polonia, Hungr�a y Portugal. �Qu� ciudad tan extensa era esta! Seguramente tal como para justificar la denominaci�n prof�tica, esa GRAN ciudad .�HABIENDO ahora pasado por toda la interpretaci�n del �ngel de la visi�n de San Juan de una ramera sentada sobre la bestia de siete cabezas y diez cuernos, ser� esencialmente necesario examinar un poco m�s atentamente el octavo vers�culo de este cap�tulo. Apocalipsis 17:8.� Ya se ha demostrado que las frases, era, no es, subir� del abismo, y sin embargo es, se refieren al reino latino que exist�a antes de la construcci�n de Roma, al imperio romano en el tiempo de San Juan, y al imperio latino que estaba en el futuro en la �poca apost�lica. Pero como las palabras era, no es, c., se refieren a la bestia sobre la que el ap�stol vio a la mujer, o Iglesia latina, �c�mo puede decirse de esta bestia que ten�a una existencia anterior a la fecha del Apocalipsis, cuando la mujer que llevaba no exist�a hasta mucho despu�s de este per�odo? �Y qu� relaci�n tiene el imperio latino de la Edad Media con el que deriv� su nombre de Latinus, rey de los abor�genes, y fue subyugado por los antiguos romanos; o incluso con el que exist�a en tiempos del ap�stol? La respuesta es la siguiente: San Juan vio la bestia sobre la que estaba sentada la mujer con sus siete cabezas y diez cuernos. Por consiguiente, como el �ngel dice expresamente que cinco de estas siete cabezas ya hab�an ca�do en el tiempo de la visi�n, se deduce necesariamente que el ap�stol debi� ver la parte del imperio latino representada por la bestia de siete cabezas que ya estaba bajo el emblema de cinco cabezas. Por lo tanto, la mujer se sent� sobre la bestia que ERA. Pero de la interpretaci�n del �ngel se desprende que todas las siete cabezas cayeron antes de que se levantara la bestia sobre la que se sent� la mujer; y sin embargo, se representa a la mujer sentada sobre la bestia de siete cabezas para denotar, como hemos observado antes, que es el reino latino en su �ltimo estado, o bajo una de sus cabezas restauradas, el reino secular del anticristo. Tambi�n se dice que la bestia no exist�a en el tiempo de la visi�n, de lo que se deduce que se refiere a la monarqu�a de los latinos, y no a la de los romanos, porque esta �ltima exist�a en el tiempo de la visi�n. Adem�s, la bestia que vio San Juan no hab�a subido del abismo en su tiempo; por consiguiente, las siete cabezas y los diez cuernos estaban en el futuro, pues todas estas cabezas y cuernos subieron del abismo al mismo tiempo que la bestia. �C�mo se concilia esta aparente contradicci�n? De la manera m�s clara y satisfactoria, por medio de la doble interpretaci�n del �ngel de las cabezas; porque si las siete cabezas se toman en el sentido de siete monta�as, (la cabeza en el estilo de la Escritura es un s�mbolo de precedencia as� como de supremac�a), entonces la bestia con todas sus cabezas y cuernos estaba totalmente en el futuro en el tiempo del ap�stol, porque las siete cabezas son los siete electorados del imperio alem�n, y los diez cuernos las diez monarqu�as en el inter�s de la Iglesia Latina. Por �ltimo, se dice que la bestia existe en el tiempo de la visi�n; por lo tanto, se debe aludir aqu� al imperio romano, que gobernaba el mundo; y en consecuencia la frase y sin embargo es una prueba de que, como la bestia es el reino latino, y esta bestia se dice que tiene una existencia en el tiempo del ap�stol, el imperio de los C�sares, aunque generalmente se conoce con el nombre de romano, es en un sentido muy propio el reino latino, ya que el lat�n era la lengua que prevalec�a en �l. De ah� que la bestia de siete cabezas y diez cuernos sea a la vez la representaci�n del antiguo poder latino, del imperio romano que le sucedi� y del imperio latino que sostiene la Iglesia latina. He aqu�, pues, la conexi�n de los antiguos poderes latino y romano con aquello sobre lo que se sienta la mujer. Ella se sienta sobre la bestia que era y no es, porque tres de sus cabezas representan las tres formas de gobierno que ten�an los antiguos latinos antes de ser subyugados por los romanos, a saber, el poder real, la dictadura y el poder de los pretores. Se sienta sobre la bestia que ASCENDER� del pozo sin fondo, porque todas sus siete cabezas, tomadas en el sentido de monta�as estaban en el futuro en la era apost�lica. Se sienta sobre la bestia que todav�a es, porque cuatro de sus cabezas representan cuatro formas de gobierno del imperio romano o latino ahora existente, a saber, el consulado, el triunvirato, el poder imperial y el patriciado. Por lo tanto, es evidente que la bestia, en la acepci�n m�s amplia de este t�rmino, es un s�mbolo del poder latino en general, desde su comienzo en Latinus hasta el final de los tiempos; sus siete cabezas denotan siete reyes o formas supremas de gobierno latino, durante este per�odo, rey o reino, como ya hemos observado, siendo un t�rmino general en los escritos prof�ticos para cualquier tipo de gobernador o gobierno supremo, sin importar el nombre particular que pueda haber sido designado entre los hombres.�

As�, el poder latino desde la �poca de Latino hasta la muerte de Numitor fue la bestia bajo el dominio de su primera cabeza; desde la muerte de Numitor hasta la destrucci�n de Alba fue la bestia bajo el dominio de su segunda cabeza; desde la destrucci�n de Alba hasta la subyugaci�n final de los latinos por los romanos la bestia bajo el dominio de su tercera cabeza. Y como las cuatro formas de gobierno romano que fueron posteriores a la conquista final de los latinos, fueron tambi�n dominaciones latinas, el poder latino bajo estas formas de gobierno fue la bestia bajo el dominio de sus cabezas cuarta, quinta, sexta y s�ptima. La bestia del pozo sin fondo, que sigui� a la ca�da de todas las cabezas de la bestia del mar o imperio latino general, es, seg�n la interpretaci�n del �ngel, ??????, (????????,) un OCTAVO rey, es decir, una octava especie de poder latino, o, en otras palabras, una forma suprema de gobierno latino que difiere esencialmente de todas las anteriores; sin embargo, como es nominalmente igual a una de las siete anteriores, no se considera una octava cabeza de la bestia. La primera bestia de� Apocalipsis 13:1 es una descripci�n de la octava o �ltima condici�n del imperio latino GENERAL , y se dice que surge ?????????????, del mar, porque las cabezas est�n all� tomadas en un doble sentido, siendo mar un general t�rmino para expresar el origen de todo gran imperio que se levanta por la espada; pero cuando (como en Apocalipsis 17:11 ) una de las cabezas de la bestia marina (es decir,�ese poder secular que todav�a est� en existencia, y ha apoyado a la Iglesia latina durante m�s de mil a�os) se llama peculiarmente La Bestia , el Esp�ritu Santo, hablando exclusivamente de este imperio latino secular, declara que es ?? ??? ???????, DE el pozo sin fondo .

JOHN EDWARD CLARKE.

Información bibliográfica
Texto de la bibliografía=Clarke, Adam. "Comentario sobre Revelation 17". "El Comentario de Adam Clarke". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/acc/revelation-17.html. 1832.