Bible Commentaries
Isaías 37

Notas de Barnes sobre toda la BibliaNotas de Barnes

Introducción

Este cap�tulo contiene una continuaci�n de la narrativa hist�rica comenzada en el cap�tulo anterior. Ezequ�as fue con expresiones de dolor al templo, para difundir la causa de su angustia ante el Se�or Isa�as 37:1. Se envi� una embajada a Isa�as para pedir su consejo en el momento de la angustia en general Isa�as 37:2. Isa�as respondi� que no deb�a temer al asirio, porque pronto deber�a ser destruido Isa�as 37:6. El regreso de Rabsaces a Senaquerib Isa�as 37:8. Senaquerib oy� que Tirhaca, rey de Etiop�a, se preparaba para hacer la guerra UPN �l, y envi� otro Embassay, con sustancialmente el mismo mensaje que el anterior, para inducirlo a la rendici�n Isa�as 37:9. Ezequ�as despu�s de haber le�do la carta que le envi�, fue otra vez al templo, y las extendi� delante del Se�or Isa�as 37:14. Su oraci�n se registra Isa�as 37:15-2. Isa�as, en respuesta a su oraci�n, reprueba el orgullo y la arrogancia de Senaquerib, y da la seguridad de que Jerusal�n ser� seguro, y que el Asssyrian ser� destruido Isa�as 37:21. El cap�tulo se cierra con un relato de la destrucci�n del ej�rcito de los asirios y la muerte de Senaquerib Isa�as 37:36.

Versículo 1

Cuando el rey Ezequ�as lo escuch� - Escuch� el relato de las palabras del Rabsaces Isa�as 36:22.

Que alquila su ropa - (Vea la nota en Isa�as 36:22).

Se cubri� con tela de saco - (Ver la nota en Isa�as 3:24).

Y entr� en la casa del Se�or - Subi� al templo para extender el caso ante Yahweh Isa�as 37:14. Esto estaba de acuerdo con el h�bito habitual de Ezequ�as; y nos ense�a que cuando nos encontramos con dificultades o peligros y cuando se blasfema el nombre de nuestro Dios, debemos ir y extender nuestros sentimientos ante Dios, y buscar su ayuda.

Versículo 2

Y envi� a Eliakim - (Ver la nota en Isa�as 36:3).

Y los ancianos de los sacerdotes - Era un caso de profunda importancia, y que se refer�a de manera especial a los intereses de la religi�n; y �l, por lo tanto, seleccion� la embajada m�s respetable que pudo para presentar el caso al profeta.

Cubierto con tela de saco - La religi�n hab�a sido insultada. El Dios a quien sirvieron los sacerdotes hab�a sido blasfemado, y el mismo templo estaba amenazado, y era apropiado que los sacerdotes fueran con los habilitadores del duelo.

Unto Isa�as - Era costumbre en ocasiones de peligro consultar a los profetas, como aquellos que ten�an comunicaci�n directa con Dios, y buscar consejo de ellos. As�, Balac envi� mensajeros a Balaam para consultarlo en un momento de perplejidad ( N�meros 22:5 ff); as� Josafat y el rey de Israel consultaron a Mica�as en tiempos de peligro desde Siria 1 Reyes 22:1; as� Ocoz�as, cuando est� enfermo, lo env�a a consultar a Elijah 2 Reyes 1:1; y as� Jos�as envi� una embajada a Huldah la profetisa para preguntar sobre el libro que se encontr� en el templo del Se�or 2 Reyes 22:14)

Versículo 3

Este es un d�a de reprensi�n - Esto puede referirse a los reproches de Rabsbakeh, o m�s probablemente al hecho de que Ezequ�as consideraba al Se�or como reprendiendo a su pueblo por su pecados La palabra que se usa aqu� (????? to?ke?cha?h), significa m�s apropiadamente castigo o castigo Salmo 149:7; Oseas 5:9.

Y de blasfemia - Margen, 'Provocaci�n'. La palabra utilizada aqu� (???? n e 'a?tsa?h), significa reproche apropiado o contundente; y la sensaci�n es que Dios y su causa hab�an sido vilipendiados por el Rabsaces, y era apropiado apelar a �l para reivindicar el honor de su propio nombre Isa�as 37:4.

Para los ni�os han venido ... - El significado de esta figura es claro. Hab�a el mayor peligro y la necesidad de ayuda. Era como en el parto en el que los dolores hab�an sido prolongados, la fuerza agotada, y donde hab�a un peligro m�s inminente con respecto a la madre y el ni�o. Entonces Ezequ�as dijo que hab�a el peligro m�s inminente en la ciudad de Jerusal�n. Hab�an hecho todos los preparativos posibles para la defensa. Y ahora, en el momento m�s cr�tico, sent�an sus energ�as agotadas, su fuerza insuficiente para su defensa, y necesitaban la interposici�n de Dios.

Versículo 4

Puede ser el Se�or tu Dios - El Dios a quien sirves, y en cuyo nombre y bajo cuya autoridad ejerces el oficio prof�tico.

Escuchar� las palabras - Saldr� y se reivindicar� con respecto al lenguaje de reproche y blasfemia que se ha utilizado. Vea un uso similar de la palabra "escuchar" en �xodo 2:24; �xodo 3:7.

Para reprochar al Dios viviente - Los males de Rabsbakeh estaban realmente dirigidos contra el Dios verdadero. El reproche del 'Dios viviente' consisti� en compararlo con los �dolos, y decir que no era m�s capaz de eliminar Jerusal�n que los dioses �dolos hab�an podido defender sus tierras (ver la nota en Isa�as 36:18). La frase "el Dios vivo" a menudo se aplica a Yahweh en contraposici�n a los �dolos, que eran simples bloques de madera o piedra.

Para el remanente que queda - Para aquellos que sobreviven; o probablemente para aquellas partes de la tierra, incluida Jerusal�n, que no han ca�do en manos de los asirios. Senaquerib hab�a tomado muchas ciudades, pero hab�a muchas que a�n no hab�an sido sometidas por �l.

Versículo 6

Con que los sirvientes ... - hebreo, ???? na?a?re?y - El 'joven' o el joven hombres. La palabra denota correctamente ni�os, j�venes, hombres j�venes; y se usa aqu� probablemente a modo de menosprecio, a diferencia de una embajada que ser�a verdaderamente respetable, compuesta por hombres de edad avanzada.

Me ha blasfemado - Dios consider� estas palabras como pronunciadas contra s� mismo y reivindicar�a su propio honor y nombre.

Versículo 7

He aqu�, enviar� una explosi�n sobre �l - Margen, 'Pon un esp�ritu en �l'. La palabra traducida como 'explosi�n' (??? ru?ach) se traduce com�nmente como 'esp�ritu'. Puede denotar aliento, aire, alma o esp�ritu. No hay raz�n para pensar que la palabra se usa aqu� en el sentido de una r�faga de viento, como parecen haber supuesto nuestros traductores. El sentido es probablemente: "Le infundir� un esp�ritu de miedo, por lo cual se alarmar� por el rumor que oir� y volver� a su propia tierra". La palabra se usa a menudo en este sentido (comp�rese 1 Samuel 16:14; ver tambi�n Isa�as 31:8). Gesenius lo entiende aqu� en el sentido de voluntad o disposici�n. "Cambiar� su voluntad o disposici�n, para que �l regrese a su propia tierra".

Y escuchar� un rumor - El rumor o informe al que se hace referencia aqu�, era sin duda que respetaba a Tirhakah, rey de Etiop�a Isa�as 37:9. Esto era lo que lo alarmar�a, y lo sacar�a a toda prisa de las ciudades que ahora estaba asediando, y ser�a el medio de expulsarlo de la tierra.

Y lo causar� ... - Esto se dice de acuerdo con las declaraciones habituales en las Escrituras, que todos los eventos est�n bajo el control providencial de Dios (compare la nota en Isa�as 10:5).

Por la espada en su propia tierra - (Ver la nota en Isa�as 37:38).

Versículo 8

Entonces Rabshakeh regres� - Regres� de Jerusal�n al campamento de su maestro. No hab�a recibido respuesta a su mensaje insultante Isa�as 36:21; vio que no hab�a posibilidad de que la ciudad se rindiera; y por eso regres� nuevamente al campamento.

Y encontr� al rey de Asiria en guerra contra Libnah - Se hab�a ido de Laquis. Se desconoce por qu� hab�a hecho esto. Es posible que lo haya tomado, aunque esto no est� registrado en ninguna parte de la historia. O es posible que le haya resultado impracticable someterlo tan r�pido como hab�a deseado; y se hab�a retirado de �l con el fin de someter a otros lugares que ofrecer�an una resistencia m�s d�bil. Libnah era una ciudad en el sur de Jud� Josu� 15:42, entregada a los sacerdotes, y declarada ciudad de refugio 1Ch 6:54 , 1 Cr�nicas 6:57. Eusebio y Jer�nimo dicen que estaba en el distrito de Eleutheropolis (Calmet). Estaba a unas diez millas al noroeste de Laquis. Joshua tom� esta ciudad, y todos sus habitantes fueron atacados por la espada despu�s de tomar esto. Joshua luego asalt� y tom� a Lachish Josu� 10:29.

Versículo 9

Y oy� decir: El informe o rumor mencionado en Isa�as 37:7. De qu� manera escuch� esto no est� �ntimo. Es probable que los preparativos que hab�a hecho Tirhakah fueran bien conocidos por las regiones circundantes, y que �l ya estaba en su marcha contra Senaquerib.

Tirhakah - Este rey, que, por Eusebio y por la mayor�a de los escritores antiguos, se llama ???????? Tarakos, era un c�lebre conquistador y hab�a sometido a Egipto para s� mismo. Rein� sobre Egipto dieciocho a�os. Cuando Senaquerib entr� en Egipto, Sevechus o Sethon estaban en el trono. Cuando Senaquerib asedi� Pelusium, Tirhakah acudi� en ayuda de la ciudad y, como consecuencia de su ayuda, Sennacherib se vio obligado a levantar el asedio y regres� a Palestina y asedi� a Laquis. Tirhakah sucedi� a Sevechus en Egipto, y fue el tercero y �ltimo de los reyes et�opes que rein� sobre ese pa�s. Probablemente aprovech� el estado distra�do que sucedi� a la muerte de Sevechus, y se asegur� la corona. Esto fue, sin embargo, despu�s de la muerte de Senaquerib. La capital que ocup� fue Tebas (ver "Conexi�n" de Prideaux, vol. I. Pp. 141, 145, 149. Ed. 1815). Como lo celebraron como un conquistador, y como hab�a expulsado a Senaquerib de Pelusium y de Egipto, podemos ver la causa de la alarma de Senaquerib cuando se rumoreaba que estaba a punto de seguirlo a Palestina y hacerle la guerra. all�.

Ha aparecido - Ha hecho los preparativos y est� en camino.

Envi� mensajeros ... - Con cartas o despachos Isa�as 37:14. Ezequ�as probablemente ignoraba el enfoque de Tirhakah, o en todo caso Senaquerib supondr�a que lo ignoraba; y como Senaquerib sab�a que no habr�a esperanza de que Ezequ�as ceder�a si supiera que Tirhakah se acercaba para hacerle la guerra, parece haber resuelto anticipar la inteligencia y ver si era posible inducirlo a rendirse. Por lo tanto, envi� sustancialmente el mismo mensaje que antes y lo convoc� para capitular.

Versículo 10

No permitas que tu Dios te enga�e - El mensaje similar que hab�a enviado Rabshakeh Isa�as 36:14 se hab�a enviado principalmente a las personas para inducirlos no confiar en Ezequ�as, como si los enga�ara gui�ndolos a confiar en la ayuda de Yahweh. Como eso hab�a fallado, �l, como �ltimo recurso, envi� un mensaje similar al propio Ezequ�as, dise�ado para alejar su mente de Dios y asegurarle que la resistencia ser�a en vano. Para convencerlo, lo refiri� Isa�as 37:11 a las conquistas de los asirios, y le asegur� que ser�a imposible resistirse a una naci�n que hab�a sometido a tantos �teres. No estaba en su poder agregar a Egipto a la lista de reinos sometidos, o lo habr�a hecho.

Versículo 11

�Y ser�s entregado? - �C�mo ser� posible que te destaques contra los conquistadores del mundo?

Versículo 12

Mis padres - Mis predecesores en el trono.

Gozan - Esta era una regi�n o pa�s en la parte norte de Mesopotamia y en el r�o Chaboras. Hab�a un r�o con el nombre de Gozan en Media, que corr�a por la provincia y le dio su nombre. El r�o cay� probablemente en las Chaboras. Se sabe que esta regi�n estuvo bajo el dominio de Asiria, porque Salmanasar, cuando hab�a sometido a las diez tribus, las llev� m�s all� del �ufrates a un pa�s que bordea el r�o Gozan 2 Reyes 17:6. Seg�n Gesenius, el r�o al que se hace referencia es el Chaboras mismo. Traduce el pasaje en 2 Reyes 17:6, as�: 'Y los coloc� en Chaleitis (Halah), y en Chabor (Habor), un r�o de Gozan, y en las ciudades de los medos'. esto, el r�o era el Chaboras, el Chabor de Ezequiel, y la regi�n estaba situada en los Chaboras. Este r�o cae al �ufrates desde el este. Ptolomeo llama a la regi�n situada entre los Chaboras y Laocoras con el nombre de Gauzanitis, que sin duda es lo mismo que el Gozan hebreo. Gozan se menciona generalmente en relaci�n con las ciudades de Mesopotamia 2 Reyes 19:12; 1 Cr�nicas 5:26.

Y Har�n - Esta era una ciudad de Mesopotamia, a la que fue Abraham despu�s de abandonar Ur de los caldeos. Su padre muri� aqu�; y desde este lugar fue llamado a ir a la tierra prometida ( G�nesis 11:31; compare las notas en Hechos 7:4). Ahora se llama Harran, y est� situado en la latitud 36 grados 52 minutos al norte; longitud 39 grados 5 minutos al este, en una llanura plana y arenosa, y solo est� poblada por unos pocos �rabes errantes, que lo seleccionan como el lugar de residencia debido a las deliciosas aguas que contiene. Perteneci� por conquista al Imperio Asirio.

Y Rezeph - Seg�n Abulfeda, hab�a muchas ciudades con este nombre. Uno, sin embargo, fue m�s c�lebre que los dem�s, y es probablemente el que aqu� se menciona. Estaba situado aproximadamente a un d�a de viaje al oeste del �ufrates, y Ptolomeo lo menciona con el nombre de ??????? Re?sapha (Resapha).

Y los hijos del Ed�n - El Ed�n era evidentemente un pa�s bien conocido en la �poca de Isa�as, y era, sin duda, el tramo dentro del cual el hombre se encontraba cuando estaba creado. El jard�n o el Para�so estaba en el Ed�n, y no era propiamente llamado Ed�n G�nesis 2:8. Es probable que el Ed�n fuera una regi�n o extensi�n de pa�s de considerable extensi�n. Su situaci�n ha sido objeto de inquietantes investigaciones. Aqu� no es apropiado hacer un examen de este tema. Es evidente por el pasaje que tenemos ante nosotros que fue en Mesopotamia o en el vecindario de ese pa�s, ya que se menciona en relaci�n con las ciudades y pueblos de esa regi�n. Es mencionado por Amos (787 a. C.), como un pa�s entonces conocido, y como parte de Siria, no lejos de Damasco:

Romper� tambi�n la barra de Damasco,

Y corta al habitante de la llanura de Aven,

Y el que guarda el cetro de la casa del Ed�n,

Y el pueblo de Siria ir� cautivo a Kir,

Dice el se�or.

Am�s 1:5 .

En Isa�as 51:8, se hace referencia al Ed�n como un pa�s bien conocido, y se lo distingue por su fertilidad:

Porque Jehov� consolar� a Si�n;

�l confortar� todos sus lugares de desperdicio,

Y �l har� su desierto como el Ed�n,

Y su desierto como el jard�n de Yahweh.

As� tambi�n en Ezequiel 27:23, encontramos a Eden mencionado en relaci�n con Har�n y Canneh. Canneh era probablemente lo mismo que Calneh G�nesis 10:1, el Calno de Isa�as Isa�as 10:9, y estaba, sin duda, situado en Mesopotamia, ya que est� unido a ciudades que se sabe que fueron all� (compare tambi�n Ezequiel 31:9, Ezequiel 31:16, Ezequiel 31:18). Todos estos pasajes demuestran que existi� ese pa�s, y demuestran tambi�n que estaba en Mesopotamia o en un pa�s adyacente a Mesopotamia. Sin embargo, ahora no es posible designar sus l�mites exactos.

En Telassar - Este lugar no se menciona en ning�n otro lugar en las Escrituras. Nada, por lo tanto, se sabe de su situaci�n. La conexi�n exige que deber�a estar en Mesopotamia. Los nombres de lugares antiguos se perdieron o cambiaron con tanta frecuencia que a menudo es imposible fijar su localidad exacta.

Versículo 13

El rey de Hamath - (Ver la nota en Isa�as 36:19).

Hena e Ivah - Hena se menciona en 2 Reyes 18:34; 2 Reyes 19:13. Era evidentemente en Mesopotamia, y probablemente era la misma que luego se llam� Ana, situada cerca de un vado del �ufrates. La situaci�n de Ivah no se conoce con certeza. Estaba bajo el dominio asirio, y era uno de los lugares desde donde los colonos fueron llevados a Samaria 2 Reyes 17:24, 2 Reyes 17:31. Michaelis supone que fue entre Berytus y Tr�poli, pero estaba bajo el dominio de los asirios.

Versículo 14

Y Ezequ�as recibi� la carta - Hebreo, �Letras� (plural). No se menciona en la cuenta de la embajada Isa�as 37:9 que se envi� una carta, pero no es probable que toda la embajada se env�e a un monarca sin un documento escrito.

Subi� a la casa del Se�or - El templo Isa�as 37:1.

Y exti�ndalo ante el Se�or - Quiz�s desenroll� el documento all� y lo extendi�; o tal vez significa simplemente que �l extendi� el contenido de la carta, es decir, la mencion� en su oraci�n. Ezequ�as no ten�a otro recurso. El era un hombre de Dios; y en su problema busc� ayuda de Dios. �l, por lo tanto, antes de formar cualquier plan, subi� al templo y present� su caso ante Dios. �Qu� ejemplo para todos los monarcas y gobernantes! �Y qu� ejemplo para todo el pueblo de Dios, en tiempos de perplejidad!

Versículo 16

Oh Se�or de los ej�rcitos - (Ver la nota en Isa�as 1:9).

El que m�s habita entre los querubines - En los querubines, vea la nota en Isa�as 14:13. La referencia aqu� es indudablemente al hecho de que el s�mbolo de la presencia divina en el templo la Shejin� (de ???? sha?kan, morar, habitar; llamado as� porque era el s�mbolo de la morada de Dios con su pueblo o habitando el templo) - descansaba sobre la cubierta del arca en el templo. Por lo tanto, Dios es frecuentemente representado como morando entre los querubines �xodo 25:22; Salmo 80:1; Salmo 99:1. Sobre todo el tema de los querubines, el lector puede consultar un art�culo en el Quarterly Christian Spectator para septiembre de 1836.

T� eres el Dios - El �nico Dios Isa�as 43:10.

Incluso t� solo - No hay nadie adem�s de ti - una verdad que a menudo se afirma en las Escrituras Deuteronomio 32:39; Psa 86:10 ; 1 Corintios 8:4.

Hiciste el cielo y la tierra - Fue sobre la base de este poder y dominio universal que Ezequ�as suplic� que Dios interpusiera.

Versículo 17

Inclina tu o�do - Evidentemente, este es un lenguaje tomado de lo que ocurre entre las personas. Cuando desean escuchar claramente, inclinan el o�do o lo aplican cerca del hablante. Un lenguaje similar no se usa con poca frecuencia en las Escrituras como aplicable a Dios 2 Reyes 19:16; Salmo 86:1; Salmo 31:2; Salmo 88:2; Daniel 9:18.

Abre tus ojos - Este es un lenguaje similar aplicado a Dios, derivado del hecho de que cuando deseamos ver un objeto, los ojos est�n fijos en �l (comparar Job 14:3; Job 27:19).

Y escucha todas las palabras - Es decir, atiende a sus palabras e inflige un castigo adecuado. Esta fue la carga de la oraci�n de Ezequ�as, que Dios vindicara su propio honor y salvara su nombre del reproche.

Lo que ha enviado - En las cartas que hab�a enviado a Ezequ�as, as� como en las palabras que hab�a enviado al pueblo por Rabshakeh Isa�as 36:18-2.

Para reprochar al Dios viviente - (Ver la nota en Isa�as 37:4).

Versículo 18

De verdad - Es como �l ha dicho, que todas las naciones hab�an sido sometidas a los brazos de los asirios. Ahora tiene la intenci�n de agregar Jerusal�n al n�mero de ciudades y reinos vencidos, y alardear; que ha sometido a la naci�n bajo la protecci�n de Yahweh, como lo hab�a hecho con las naciones bajo la protecci�n de los dioses �dolos.

Han arrasado todas las naciones - En hebreo, como Margen, 'Todas las tierras'. Pero esta es evidentemente una forma de expresi�n el�ptica, es decir, todos los habitantes o gente de las tierras. En 2 Reyes 19:17, se expresa as�. "Los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus tierras".

Versículo 19

Y han arrojado a sus dioses al fuego - Esta parece haber sido la pol�tica habitual de los asirios y babilonios. Era contrario a la pol�tica que los romanos siguieron despu�s, porque admitieron a los dioses de otras naciones entre los suyos, e incluso les permitieron tener un lugar en el Pante�n. Su dise�o parece no haber sido para alienar los sentimientos de los vencidos, sino para hacerlos sentir que eran parte de la misma gente. Supusieron que un pueblo vencido estar�a conciliado con la idea de que sus dioses fueron admitidos a participar en los honores de aquellos que fueron adorados por los conquistadores del mundo. Pero la pol�tica de los conquistadores orientales fue diferente. Por lo general, comenzaron por trasladar a las propias personas a quienes hab�an sometido, a otra tierra (ver la nota en Isa�as 36:17). Por lo tanto, ten�an la intenci�n de alienar sus mentes lo m�s posible de su propio pa�s. Destrozaron todo con fuego y espada, y as� destruyeron sus hogares y todos los objetos de su apego. Destruyeron sus templos, sus arboledas y sus dioses dom�sticos. Sab�an bien que la pol�tica civil de la naci�n se basaba en la religi�n, y que, para someterlos efectivamente, era necesario abolir su religi�n. Cu�l fue la pol�tica m�s sabia, puede admitir que es cuestionable. Quiz�s en cada caso la pol�tica se adapt� bien al fin particular que se ten�a a la vista.

Porque no eran dioses - No eran realmente dioses, y por lo tanto no ten�an poder de resistencia, y era f�cil destruirlos.

Versículo 20

Para que todos los reinos de la tierra puedan saber - Ya que ha sido capaz de someter a todos los dem�s; y ya que solo Judea, la tierra bajo la protecci�n de Yahweh, se salvar�a, todas las naciones sabr�an que no podr�a ser por el poder de un �dolo. El deseo de Hezckiah, por lo tanto, no era principalmente el de su propia seguridad personal o la seguridad de su reino. Era que Yahv� podr�a vindicar su gran y santo nombre por reproche, y que el mundo supiera que �l era el �nico Dios verdadero. Un respeto supremo a la gloria de Dios influy� en este monarca piadoso en sus oraciones, y tenemos aqu� un hermoso modelo del objeto que deber�amos tener a la vista cuando estemos ante Dios. No es principalmente que podamos ser salvos; no es, como motivo principal, que nuestros amigos o que el mundo pueda salvarse; es que el nombre de Dios puede ser honrado. Este motivo de oraci�n es uno que se presenta con gran frecuencia en la Biblia (compare Isa�as 42:8; Isa�as 43:1, Isa�as 43:13, Isa�as 43:25; Deuteronomio 32:39; Salmo 46:1; Salmo 83:18; Nehem�as 9:6; Daniel 9:18).

Tal vez no podr�a haber habido m�s pruebas sorprendentes de que Yahweh era el Dios verdadero, de lo que ser�a por la derrota de Senaquerib. Ninguna otra naci�n hab�a podido resistir las armas asirias. El gran poder de ese imperio se concentr� ahora en el ej�rcito �nico de Senaquerib. �l ven�a con gran confianza de �xito. Se estaba acercando a la ciudad dedicada a Yahweh, la ciudad donde estaba el templo, y la ciudad y las personas que en todas partes se entend�an que estaban bajo su protecci�n. Los asuntos del mundo hab�an llegado a una crisis; y hab�a llegado el momento en que el gran Yahweh pod�a dar un golpe que se sentir�a en todas las naciones, y llevar el terror de su nombre y el informe de su poder por toda la tierra. Quiz�s este fue uno de los motivos principales de la destrucci�n de ese poderoso ej�rcito. Dios pretend�a que su poder se sintiera, y que los monarcas y las personas que se aliaron contra �l y lo blasfemaran, deber�an tener una demostraci�n sorprendente de que era Dios, y que ninguno de los dispositivos de sus enemigos pod�a tener �xito.

Versículo 21

Mientras que has orado - Porque has venido a m� en lugar de depender de tus propios recursos y fuerza. En 2 Reyes 19:2 es: "Lo que me has rezado contra Senaquerib, rey de Asiria, he o�do".

Versículo 22

La virgen, la hija de Si�n - Jerusal�n (vea la nota en Isa�as 1:8; compare la nota en Isa�as 23:12). El paralelismo en este y los siguientes vers�culos muestra que aqu� se introduce la forma po�tica del discurso.

Te ha despreciado - Es decir, est� seguro de tu ataque contemplado. La idea es que Jerusal�n se regocijar�a por los intentos ineficaces de Senaquerib para tomarlo, y por su completo derrocamiento.

Te ha hecho re�r para menospreciarte - Te har� un objeto de burla.

Ha negado con la cabeza hacia ti - Esto es una indicaci�n de desprecio y desprecio (comp�rese Salmo 22:7; Salmo 109:25 ; Jeremias 18:16; Sofon�as 2:15; Mateo 27:39).

Versículo 23

�Cu�ndo has reprochado? - No es un �dolo. No alguien que no tiene poder para vengarse, o para defender la ciudad bajo su protecci�n, sino el Dios vivo.

Tu voz exaltada - Es decir, por tu mensajero. Has hablado en un tono fuerte y confiado; en el lenguaje de reproche y amenaza.

Y alz� tus ojos en alto - Levantar los ojos es una indicaci�n de arrogancia y orgullo. Hab�a manifestado arrogancia a su manera, y a�n no hab�a aprendido que era contra el Dios vivo y verdadero.

Versículo 24

Por tus sirvientes - En hebreo, 'Por la mano de tus sirvientes'. Es decir, por Rabshakeh Isa�as 36, y por aquellos a quienes �l ahora hab�a enviado a Ezequ�as con letras Isa�as 37:9, Isa�as 37:14.

Y has dicho - Isa�as no cita aqu� las palabras precisas que Rabshakeh u otros mensajeros hab�an usado, sino que cita la sustancia de lo que se hab�a dicho, y expresa el Sentimientos e intenciones reales de Senaquerib.

Por la multitud de mis carros - La palabra 'carros' aqu� denota chariois de guerra (ver las notas en Isa�as 2:7; Isa�as 66:2).

A la altura de las monta�as - Aqu� se hace referencia particularmente al L�bano. Los carros se usaban com�nmente, como la caballer�a, en las llanuras. Pero es probable que el L�bano fuera accesible mediante carros tirados por caballos.

A los lados del L�bano - Sobre la situaci�n del L�bano ver las notas en Isa�as 10:34; Isa�as 29:17. Se representa a Senaquerib como portador de la desolaci�n al L�bano y como talado de sus majestuosos �rboles (ver la nota en Isa�as 33:9).

Cortar� los altos cedros de los mismos - Margen, 'La altura de los cedros de los mismos'. La jactancia de Senaquerib fue que lo despojar�a de su belleza y ornamento; es decir, que destruir�a la tierra.

Y la elecci�n de los abetos de los mismos - (vea la nota en Isa�as 14:8). La Septuaginta lo representa, ?????????? Uparissou - "La belleza del cipr�s". La palabra aqu� denota el cipr�s, un �rbol que se asemeja al cedro blanco. Creci� en el L�bano y, junto con el cedro, constituy� su gloria. Su madera, como la del cedro, se empleaba para los pisos y techos del templo 1Re 5:10 ; 1 Reyes 6:15, 1 Reyes 6:34. Fue utilizado para las cubiertas y el revestimiento de barcos Ezequiel 27:5, para lanzas Nehem�as 2:4; y para instrumentos musicales 2 Samuel 6:5.

La altura de su borde - Los retrocesos extremos; La parte m�s alejada del L�bano. En 2 Reyes 19:23, es, "Entrar� en los alojamientos de sus fronteras", quiz�s refiri�ndose al hecho de que en el ascenso a la cima de la monta�a hab�a un lugar para el descanso de los viajeros; Una especie de posada o caravansera que limitaba los intentos habituales de las personas de ascender a la monta�a. Tal lugar de alojamiento en los lados o cimas de monta�as que se ascienden con frecuencia, no es infrecuente.

Y el bosque su Carmelo - Sobre el significado de la palabra Carmelo, vea la nota en Isa�as 29:17. Aqu� significa, como en ese pasaje, un pa�s rico, f�rtil y hermoso. Se sabe que L�bano estaba cubierto en la parte superior, y muy por los lados, con nieve perpetua. Pero hab�a una regi�n tendida de costado, entre la nieve y la base de la monta�a, que se distingu�a por su fertilidad y que era muy cultivada. Esta regi�n produce uvas en abundancia; y esta parte cultivada de la monta�a, espesa con vides y �rboles, podr�a llamarse un hermoso bosque. Esta fue sin duda la parte del L�bano que aqu� se pretende. A cierta distancia, este tramo a los lados del L�bano parec�a indudablemente como un matorral de arbustos y �rboles. La frase "jard�n-bosque" probablemente expresar� el sentido del pasaje. 'Despu�s de salir de Baalbec y acercarse al L�bano, los nogales altos, solos o en grupos, y una rica alfombra de verdor, la descendencia de numerosos arroyos, le dan a este encantador distrito el aire de un parque ingl�s, majestuosamente bordeado de nieve. monta�as. En Deir-el-Akmaar, el ascenso comienza sinuoso entre robles enanos, espinos y una gran variedad de arbustos y flores. Hab�a que cruzar un lecho profundo de nieve y los caballos se hund�an o resbalaban en todo momento. Conducir era impracticable y caminar peligroso, porque la nieve derretida penetraba nuestras botas y nuestros pies estaban casi congelados. Una hora y media nos llev� a los cedros ". (Hogg.)

Versículo 25

He cavado - Es decir, he cavado pozos. Esto fue considerado entre las naciones orientales como un logro importante. Era dif�cil encontrar agua, incluso cavando, en desiertos arenosos; y en un pa�s lleno de rocas, era una empresa de gran dificultad hundir un pozo. Por lo tanto, la posesi�n de un pozo se convirti� en una propiedad valiosa, y en ocasiones fue motivo de disputa entre las tribus vecinas G�nesis 26:2. Por lo tanto, tambi�n para detener los pozos de agua, arrojando rocas o arena, se convirti� en una de las formas m�s obvias de angustiar a un enemigo, y a menudo se recurri� a G�nesis 26:15, G�nesis 26:18; 2 Reyes 3:19, 2 Reyes 3:25. Cavar pozos, o suministrar agua en abundancia a un pueblo, se convirti� tambi�n en un logro que se consider� digno de ser registrado en la historia de los reyes y pr�ncipes 2 Cr�nicas 26:1. Muchas de las obras m�s maravillosas y costosas de los romanos en la capital de su imperio, y en las principales ciudades de sus provincias, consist�an en construir acueductos para llevar agua desde una distancia a una ciudad.

Un logro como este, entiendo que Senaquerib se jacta de haber actuado; que hab�a provisto agua para las ciudades y pueblos de su poderoso imperio; que hab�a logrado lo que se consideraba tan dif�cil y lo que requer�a tanto gasto, como cavar pozos para su pueblo; y que �l hab�a asegurado que fueran detenidos por sus enemigos, de modo que �l y su gente bebieron del agua en paz. Gesenius, sin embargo, entiende esto como una jactancia de haber extendido los l�mites de su imperio m�s all� de sus l�mites originales, y hacia regiones que naturalmente carec�an de agua, y donde era necesario cavar pozos para abastecer a sus ej�rcitos. Rosenmuller lo entiende como diciendo: "He pasado por alto y he tomado posesi�n de tierras extranjeras". Druso lo considera un dicho proverbial, que significa "He logrado feliz y exitosamente todo lo que he emprendido, ya que el que cava un pozo logra que que �l particularmente desea. "Vitringa lo considera como decir," que cavar pozos y beber el agua de ellos, es disfrutar del fruto de nuestros trabajos, ser exitoso y feliz ". Pero me parece que la interpretaci�n sugerido anteriormente, y que no he encontrado en ninguno de los comentaristas anteriores a m�, es la exposici�n correcta.

Y agua borracha - En 2 Reyes 19:24 es, "he bebido aguas extra�as", es decir, las aguas de tierras extranjeras. Los he conquistado y he cavado pozos en ellos. Pero el sentido no cambia materialmente.

Y con la planta de mis pies - En los escritores cl�sicos se encuentran expresiones como esta, que denotan las desolaciones de un conquistador. Tal vez la idea es que sus ej�rcitos eran tan numerosos que bebieron todas las aguas en su marcha, una fuerte hip�rbole para denotar el n�mero de sus ej�rcitos y el alcance de sus desolaciones cuando incluso las aguas fallaron ante ellos. As�, Claudian (De Bello Getico, 526) presenta a Alarico como alarde de sus conquistas de la misma manera extravagante, y en un lenguaje notablemente similar a este:

Cum cesserit omnis

Obsequiis natura meis. Subsidere nostris

Sub pedibus montes; arescere vidimus amnes -

Fregi Alpes, galeisque Padum victricibus hausi.

Entonces Juvenal (s�bado 10: 176), hablando del dominio de Jerjes, dice:

- credimus altos

Defecisse amnes, epotaque ilumina Medo

Prandente.

El alarde de secar los arroyos con la planta del pie, pretende transmitir la idea de que no solo hab�a suministrado agua para su propio imperio cavando pozos, sino que hab�a cortado los suministros de agua de los dem�s contra quienes �l Hab�a hecho la guerra. La idea tal vez es que si un ej�rcito como el suyo pasara por las corrientes de un pa�s que deber�an invadir, y solo deber�a quitar el agua que se adherir�a a la planta o al hueco del pie en su marcha, secar�a todas las corrientes. Es un lenguaje hiperb�lico fuerte, y est� dise�ado para indicar el n�mero de fuerzas que estaban bajo su mando.

De los lugares asediados - Margen, "Cercado" o "cerrado". La palabra traducida �r�os� (???? 're?y) puede denotar canales o corrientes artificiales, como eran comunes en Egipto. En Isa�as 19:6, se convierte en "arroyos" y se aplica a los canales artificiales de Egipto (ver la nota en ese lugar). La palabra presentada aqu� here lugares sitiados �(???? ma?tso?r), puede significar angustia, estrechez Deuteronomio 28:53; asedio Ezequiel 4:2, Ezequiel 4:7; mont�culo, baluarte, atrincheramiento Deuteronomio 20:2; o puede ser un nombre propio para Egipto, siendo una de las formas del nombre ????? mits e rayim o Egipto La misma frase aparece en Isa�as 19:6, donde significa Egipto (vea la nota en ese lugar), y tal debe considerarse como su significado aqu�. Alude a las conquistas que Senaquerib est� representado por jactarse de haber hecho en Egipto, que hab�a eliminado f�cilmente las obstrucciones y hab�a destruido sus medios de defensa. A pesar de que Tirhakah, rey de Etiop�a, lo hab�a rechazado ante Pelusium (ver la nota en Isa�as 36:1), no es improbable que haya tomado muchas ciudades all� y sometido a una peque�a parte del pa�s. �l mismo. En su vano alarde, se esforzar�a por olvidar su repulsi�n, y se detendr�a en el caso de la conquista y la facilidad con la que hab�a eliminado todas las obstrucciones de su camino. Por lo tanto, todo el lenguaje del vers�culo es el de un pr�ncipe oriental orgulloso y altivo, deseoso de proclamar sus conquistas y olvidar sus mortificantes derrotas.

Versículo 26

�No has o�do - Este es evidentemente el lenguaje de Dios dirigido a Senaquerib. Est� dise�ado para decirle que estaba bajo su control; que esta era la raz�n Isa�as 37:27 por la cual los habitantes de las naciones no hab�an podido resistirlo; que estaba completamente en sus manos Isa�as 37:28; y esa mentira lo controlar�a como quisiera Isa�as 37:29.

Hace mucho tiempo c�mo lo hice - Usted se jacta de que todo esto es por su propio consejo y poder. Sin embargo, lo he hecho; es decir, lo propuse, lo plane�, lo arregl� hace mucho tiempo (compare Isa�as 22:11).

Que deber�as tirar basura - Te he levantado para este prop�sito, y has estado completamente bajo mi control (mira la nota en Isa�as 10:5).

Versículo 27

Por lo tanto - No porque tengas un gran poder; pero porque los he hecho incapaces de resistirte.

Eran de peque�o poder - Hebreo, "corto de mano", eran d�biles, imb�ciles, incapaces de resistirte.

Estaban consternados - En hebreo, "estaban rotos y avergonzados". Sus esp�ritus se hundieron; estaban avergonzados de sus d�biles poderes de resistencia; y se sometieron a la ignominia de una rendici�n.

Eran como la hierba del campo - La misma idea es expresada por el propio Senaquerib en Isa�as 10:15, aunque bajo una imagen diferente (ver la nota sobre ese verso). La idea aqu� es que, como la hierba del campo no ofrece resistencia a la marcha de un ej�rcito, as� fue con las ciudades fuertemente fortificadas en el camino de Senaquerib.

Como la hierba en los techos de las casas - En los pa�ses orientales, los techos de las casas siempre son planos. Est�n hechos de una mezcla de arena, grava o tierra; y en las casas de los ricos hay un piso firmemente construido hecho de carbones, tiza, yeso y cenizas, endurecido por ser golpeado o enrollado. En estos tejados a veces brotan lanzas de trigo, cebada o hierba, pero pronto se marchitan por el calor del sol Salmo 129:6. La idea aqu�, por lo tanto, es la de la mayor debilidad. Sus enemigos no eran simplemente como la hierba en el campo, sino que eran como la hoja delgada, delgada y delicada que surgi� en la peque�a tierra en el techo de una casa, donde no hab�a espacio para que las ra�ces cayeran, y donde pronto se marchit� bajo el sol ardiente.

Como el ma�z machaca antes de crecer - Antes de que adquiera fuerza. La idea en todas estas frases es sustancialmente la misma: que eran incapaces de ofrecer incluso la resistencia m�s d�bil.

Versículo 28

Pero s� - El lenguaje de Dios. �Estoy bien familiarizado con todo lo que te pertenece. Usted no sale a la guerra, ni regresa, ni permanece en su capital sin mi direcci�n providencial "(vea las notas en Isa�as 10:5).

Tu morada - Margen, 'Sentado'. Entre los hebreos, sentado, levant�ndose y saliendo, hab�a frases para describir la vida y la vida de un hombre. acciones (compare Deuteronomio 6:7; Deuteronomio 28:6; 1 Reyes 3:7; Salmo 121:8). Dios aqu� dice que conoc�a el lugar donde habitaba, y que pudo regresarlo nuevamente a �l Isa�as 37:29.

Y tu ira contra m� - (Ver Isa�as 37:4).

Versículo 29

Porque tu ira y tu tumulto - O m�s bien, tu orgullo, tu insolencia, tu jactancia vana.

Por lo tanto, pondr� mi gancho en tu nariz - Esta es una expresi�n muy llamativa, que denota el control completo que Dios ten�a sobre el altivo monarca, y su habilidad para dirigir �l como quisiera. El lenguaje se toma de la costumbre de poner un anillo o gancho en la nariz de un animal salvaje con el prop�sito de gobernarlo y guiarlo. Los animales m�s violentos pueden estar completamente gobernados, y esto a menudo se hace con aquellos animales que son feroces e indomables. Los �rabes a menudo siguen este curso con respecto al camello; y as� tenerlo bajo control total. Se utiliza una imagen similar con respecto al rey de Egipto Ezequiel 29:4. La idea es que Dios controlar�a y gobernar�a el esp�ritu salvaje y ambicioso del asirio, y que con infinita facilidad podr�a conducirlo nuevamente a su propia tierra.

Y mi brida - (Ver la nota en Isa�as 30:28).

Y te devolver� - (Ver Isa�as 37:37).

Versículo 30

Y esto ser� una se�al para ti - Es evidente que el discurso aqu� se convierte de Senaquerib a Ezequ�as. Tales transiciones, sin indicarlas claramente, son comunes en Isa�as. Dios, en los versos anteriores, en la forma de un discurso personal directo, predijo la derrota de Senaquerib y la confusi�n de sus planes. Aqu� se da vuelta y le da a Ezequ�as la seguridad de que Jerusal�n ser� entregada. Sobre el significado de la palabra "signo", vea la nota en Isa�as 7:14. Los comentaristas han quedado muy perplejos en la exposici�n del pasaje que tenemos ante nosotros, al saber c�mo lo que iba a ocurrir uno, dos o tres a�os despu�s del evento, podr�a ser una se�al del cumplimiento de la profec�a. Muchos han supuesto que el a�o en que se habl� esto fue un a�o sab�tico, en el que las tierras no se cultivaron, sino que se sufri� que a�n permanecieran Lev. 35: 2-7; y que el a�o siguiente fue el a�o del Jubileo, en el que tambi�n las tierras quedar�an sin cultivar. Suponen que la idea es que los jud�os podr�an estar seguros de que no experimentar�an los males del hambre que hab�an anticipado de los asirios, porque la promesa divina les dio la garant�a de abastecimiento en el a�o sab�tico y en el a�o del jubileo. , y que aunque los asirios hab�an arrasado sus campos, sin embargo, sus necesidades ser�an satisfechas, hasta el tercer a�o se les permitir�a en silencio cultivar sus tierras, y que esto ser�a para ellos una se�al o una ficha de la interposici�n divina. Pero a esto hay dos objeciones obvias:

1. No existe la menor evidencia de que el a�o en que Senaquerib siti� a Jerusal�n fue un a�o sab�tico, o que el a�o siguiente fue el Jubileo. No se menciona esto en la historia, ni es posible probarlo desde ninguna parte de la narraci�n sagrada.

2. Todav�a es dif�cil ver, incluso si fuera as�, c�mo lo que iba a ocurrir dos o tres a�os despu�s del evento, podr�a ser una se�al para Ezequ�as de la verdad de lo que Isa�as hab�a predicho.

Rosenmuller sugiere que los dos a�os en que se mencionan como sostenidos por las producciones espont�neas de la tierra fueron los dos a�os en que Judea ya hab�a sido devastada por Senaquerib, y que el tercer a�o fue en el que el profeta estaba hablando ahora, y que la predicci�n significa que en ese mismo a�o se les permitir�a sembrar y cosechar. En la explicaci�n del pasaje, debe observarse que la palabra "signo" se usa en una variedad de significados. Se puede usar como una indicaci�n de algo invisible G�nesis 1:14; o como una insignia militar N�meros 2:2; o como un signo de algo futuro, un presagio Isa�as 8:18; o como un token, argumento, prueba G�nesis 17:2; �xodo 31:13. Puede usarse como una se�al o muestra de la verdad de una profec�a; es decir, cuando alg�n evento menor proporciona una prueba de que toda la profec�a se cumplir�a �xodo 3:12; 1 Samuel 2:34; 1Sa 10: 7 , 1 Samuel 10:9. O puede usarse como una maravilla, un prodigio, un milagro Deuteronomio 4:34; Deuteronomio 6:22.

En el caso que tenemos ante nosotros, parece significar que, en los eventos predichos aqu�, Ezequ�as tendr�a una muestra o argumento de que la tierra estaba completamente libre de la invasi�n de Senaquerib. Aunque una parte considerable de su ej�rcito ser�a destruida; aunque el propio monarca se ver�a obligado a huir, sin embargo, Ezequ�as no tendr�a solo la certeza de que no reunir�a sus fuerzas y regresar�a para invadir la tierra. Habr�a todo incentivo derivado de la decepci�n y la rabia de la derrota para que �l lo haga. Para componer la mente de Ezequ�as con respecto a esto, se asegur� que la tierra estar�a en silencio y que el hecho de que permanecer�a en silencio durante el resto de ese a�o y hasta el tercer a�o ser�a una se�al, o demostraci�n de que el ej�rcito asirio fue completamente retirado, y que todo peligro de una invasi�n hab�a terminado. El signo, por lo tanto, no se refiere tanto al pasado, como a la seguridad y la prosperidad futura que ser�an consecuentes al respecto.

Ser�a una evidencia para ellos de que la naci�n estar�a a salvo y ser�a favorecida con un alto grado de prosperidad (ver Isa�as 37:31). Es posible que esta invasi�n ocurriera cuando era demasiado tarde para sembrar ese a�o, y que la tierra estuviera tan devastada que no podr�a ser cultivada ese a�o. Las cosechas y los vincyards hab�an sido destruidos; y depender�an de lo que la tierra hab�a producido espont�neamente en aquellas partes que hab�an sido cultivadas sin labranza. Como ya era demasiado tarde para sembrar la tierra, al a�o siguiente depender�an del mismo suministro escaso. En el tercer a�o, sin embargo, podr�an cultivar sus campos de forma segura, y la fertilidad anterior ser�a restaurada.

Tal como crece por s� mismo - La palabra hebrea aqu� (???? sa?ph??yach), indica el grano producido a partir de granos del a�o anterior, sin semilla nueva y sin cultivo. Esto, es evidente, ser�a un suministro escaso; pero debemos recordar que la tierra hab�a sido devastada por el ej�rcito de los asirios.

Lo que surge de lo mismo - La palabra usada aqu� (????? sha?chiys), en el pasaje paralelo en 2 Reyes 19:29 (????? sa?chiysh), denota lo que crece por s� mismo el tercer a�o despu�s de la siembra. Esta producci�n del tercer a�o ser�a, por supuesto, m�s escasa y menos valiosa que el a�o anterior, y no cabe duda de que los jud�os estar�an sujetos en gran medida a los males de la miseria. A�n as�, como la tierra estar�a tranquila; como a la gente se le permitir�a vivir en paz; ser�a una se�al para ellos de que los asirios fueron finalmente retirados por completo, y que podr�an regresar en el tercer a�o al cultivo de su tierra con la seguridad de que esta temida invasi�n no volver�a a ser temida.

Y en el tercer a�o - Entonces puede reanudar sus operaciones agr�colas con la seguridad de que no le molestar�n. Sus dos a�os de silencio habr�n sido una demostraci�n completa de que el asirio no regresar�, y puede reanudar sus trabajos con la seguridad de que todos los males de la invasi�n y la aprensi�n del peligro han terminado.

Versículo 31

Y el remanente que escap� - (Ver el margen). Los que quedan de los jud�os. Las diez tribus hab�an sido llevadas; y no es improbable que los habitantes del reino de Jud� hayan sido reducidos por la necesidad y por el asedio de Laquis, Libna, etc. No se debe suponer que Senaquerib pudo haber invadido la tierra y propagar la desolaci�n durante tanto tiempo. un tiempo, sin disminuir el n�mero de personas. La promesa en el pasaje es que los que quedaron deber�an florecer y aumentar. La tierra debe estar en reposo; y bajo la administraci�n de su sabio y piadoso rey, su n�mero aumentar�a y su felicidad ser�a promovida.

Volver� a echar ra�ces hacia abajo - Como un �rbol que por cualquier causa ha impedido que crezca o d� frutos. Un �rbol, para soportarlo bien, debe estar en un suelo donde pueda golpear profundamente sus ra�ces. El sentido es que todas las obstrucciones a su crecimiento y prosperidad ser�an eliminadas.

Versículo 32

Saldr� un remanente - La palabra "remanente" significa lo que queda; y no implica necesariamente que deba ser una peque�a porci�n. Sin duda, una parte de los jud�os fueron destruidos en la invasi�n de Senaquerib, pero aqu� se asegura que una parte de ellos permanecer�a a salvo y que constituir�an aquello de lo que surgir�a la futura prosperidad del estado.

Y los que escapan - Margen, "El escape", es decir, el remanente.

El celo - (Ver la nota en Isa�as 9:7).

Versículo 33

No entrar� en esta ciudad - Senaquerib acamp� probablemente en el lado noreste de la ciudad, y su ej�rcito fue destruido all� (ver las notas en Isa�as 10:28 ff.)

Tampoco dispares una flecha all� - Es decir, ni dispares una flecha dentro de los muros de la ciudad.

Tampoco venga con protectores - (Vea la nota en Isa�as 21:5). El significado aqu� es que no se debe permitir que el ej�rcito venga antes de que la ciudad se defienda con escudos y se prepare con los medios de ataque y defensa.

Ni lanzar un banco contra �l - Un mont�culo; un mont�n de tierra arrojada a la manera de un fuerte para defender a los asaltantes o para darles una ventaja al atacar los muros. Los asedios se llevaron a cabo levantando bancos o fortificaciones, detr�s de los cuales el ej�rcito de ataque pod�a estar seguro para llevar a cabo sus operaciones. Tambi�n se construyeron torres llenas de hombres armados, cubiertos con pieles y otros materiales impenetrables, que se pod�an hacer para acercarse a las paredes, y desde donde los que estaban dentro pod�an llevar a cabo el ataque de manera segura.

Versículo 34

Por la forma en que vino - ( Isa�as 37:29; compare Isa�as 37:37).

Y no entrar� en esta ciudad - ( Isa�as 37:33; compare Isa�as 29:6).

Versículo 35

Porque defender� esta ciudad - A pesar de todo lo que Ezequ�as hab�a hecho para ponerlo en una postura de defensa ( 2 Cr�nicas 32:1, sigue) solo Yahweh pod�a preservarlo.

Por mi propio bien - Dios hab�a sido reprochado y blasfemado por Senaquerib. Como su nombre y poder hab�an sido blasfemados, dice que se reivindicar�a, y por el honor de su propia majestad insultada salvar�a la ciudad.

Y por el bien de mi siervo David - Debido a la promesa que le hab�a hecho de que no fallar�a un hombre para sentarse en su trono, y que el La ciudad y la naci�n no deben ser destruidas hasta que aparezca el Mes�as (ver Salmo 132:10).

Versículo 36

Entonces sali� el �ngel del Se�or - Este vers�culo contiene el registro de uno de los eventos m�s notables que han ocurrido en la historia. Se han hecho muchos intentos para explicar la ocurrencia que se registra aqu�, y para rastrear las agencias o medios que Dios emple�. Se puede observar que el uso de la palabra "�ngel" aqu� no determina la manera en que se hizo. En lo que respecta a la palabra, podr�a haber sido cumplida ya sea por el poder de un mensajero invisible de Dios, un ser espiritual comisionado para este prop�sito; o podr�a haber sido por alguna segunda causa bajo la direcci�n de un �ngel, como la peste, o una tormenta y tempestad; o podr�a haber sido por algunos agentes enviados por Dios sin importar lo que fueran: la tormenta, la pestilencia o el simoom, a los que se podr�a haber aplicado el nombre de �ngel. La palabra '�ngel' (???? mal'a?k) de ??? la?'ak enviar) significa correctamente un enviado, un mensajero , de una persona privada Job 1:14; de un rey 1Sa 16:19 ; 1 Samuel 19:11, 1 Samuel 19:14, 1 Samuel 19:2. Entonces significa un mensajero de Dios, y se aplica:

(1) a un �ngel ( Exo 23:20 ; 2 Samuel 14:16; et al.);

(2) a un profeta Hageo 1:13; Malaqu�as 3:1;

(3) a un sacerdote Eclesiast�s 5:5; Malaqu�as 2:7.

La palabra se puede aplicar a cualquier mensajero enviado de Dios, sea quien sea o lo que sea. Por lo tanto, en Salmo 104:4, se dice que los vientos son sus �ngeles o mensajeros:

�Qui�n hace los vientos (????? ru?acho?th) sus �ngeles (?????? mal e 'a?ka?yv);

El fuego incendia a sus ministros.

El sentido general de la palabra es el de embajador, mensajero, uno enviado para llevar un mensaje, ejecutar una comisi�n o realizar cualquier trabajo o servicio. Se sabe que los jud�os ten�an la costumbre de rastrear todos los eventos hasta la agencia de seres invisibles enviados por Dios para cumplir sus prop�sitos en este mundo. No hay nada en esta opini�n que sea contrario a la raz�n; porque no hay m�s improbabilidad en la existencia de un buen �ngel que en la existencia de un hombre bueno, o en la existencia de un esp�ritu maligno que en la existencia de un hombre malo. Y no hay m�s improbabilidad en la suposici�n de que Dios emplea mensajeros invisibles y celestiales para lograr sus prop�sitos, que hay que emplea al hombre. Cualquiera que sea, por lo tanto, fueron los medios utilizados en la destrucci�n del ej�rcito asirio, no hay improbabilidad en la opini�n de que estaban bajo la direcci�n de un agente celestial enviado para lograr el prop�sito. Las principales suposiciones que se han hecho de los medios de esa destrucci�n son las siguientes:

1. Se supone que fue por la agencia directa de un �ngel, sin ninguna segunda causa. Pero esta suposici�n no ha sido generalmente adoptada. Es contrario a los modos usuales en los que Dios dirige los asuntos del mundo. Sus prop�sitos generalmente se logran por algunas causas secundarias, y de acuerdo con el curso habitual de los acontecimientos. Calvino supone que fue realizado por la agencia directa de uno o m�s �ngeles enviados con el prop�sito.

2. Algunos han supuesto que fue logrado por Tirhakah, rey de Etiop�a, quien supuestamente persigui� a Senaquerib, y derroc� a su ej�rcito en una sola noche cerca de Jerusal�n. Pero es suficiente decir en respuesta a esto, que no hay la m�s m�nima evidencia hist�rica que lo respalde; y si este hubiera sido el modo, se habr�a grabado as�, y se habr�a declarado el hecho del tiempo.

3. Algunos lo han atribuido, entre ellos Prideaux (Connection, vol. Ip 143) y John E. Faber (las notas en Harmer's Obs., I. 65), al viento pestilencial caliente que a menudo prevalece en el Este , y que a menudo se representa como viajeros repentinamente destructores, y de hecho caravanas enteras. Este viento, llamado sam, simum, samiel o simoom, generalmente se supone que es venenoso y casi instant�neamente destructivo para la vida. Ha sido descrito por el Sr. Bruce, por Sir R. K. Porter, por Niebuhr y por otros. El profesor Robinson ha examinado detenidamente la suposici�n de que el ej�rcito asirio fue destruido por este viento, y ha declarado los resultados de las investigaciones de los viajeros recientes. La conclusi�n a la que llega es que los primeros relatos de los efectos de este viento se han exagerado mucho, y que la destrucci�n del ej�rcito de los asirios no se puede atribuir a tal causa. Vea el art�culo vientos, en su edici�n del Diccionario de Calmet. Burckhardt dice de este viento, cuyos efectos han sido considerados tan venenosos y destructivos: "Estoy perfectamente convencido de que todas las historias que los viajeros, o los habitantes de las ciudades de Egipto y Siria, relatan sobre la simoom del desierto son muy exageradas". , y nunca pude escuchar de una sola instancia bien autenticada de que haya resultado mortal para el hombre o la bestia. �Otros viajeros modernos han dado un testimonio similar; aunque debe observarse que el testimonio es m�s bien de car�cter negativo, y no destruye por completo la posibilidad de suponer que este viento pestilencial tan a menudo descrito puede resultar fatal en algunos casos. Sin embargo, no se menciona en el relato b�blico de la destrucci�n de Senaquerib; y lo que sea cierto en los desiertos de Arabia o Nubia, no hay evidencia de que tales efectos venenosos se hayan experimentado en Palestina.

4. Se ha atribuido a una tormenta de granizo, acompa�ada de truenos y rel�mpagos. Esta es la opini�n de Vitringa, y parece estar de acuerdo con las descripciones que se dan en la profec�a de la destrucci�n del ej�rcito en Isa�as 29:6; Isa�as 30:3. Seg�n esta opini�n, como la m�s probable, he estado dispuesto a inclinarme, porque aunque estos pasajes pueden considerarse figurativos, la interpretaci�n m�s natural es considerarlos como descriptivos del evento. Sabemos que tal tempestad puede ser producida f�cilmente por Dios, y que los tornados violentos no son poco frecuentes en el Este. Una de las plagas de Egipto consisti� en una tremenda tormenta de granizo acompa�ada de truenos, cuando "el fuego corri� por el suelo", de modo que "hubo granizo, y el fuego se mezcl� con el granizo", y que "el granizo hiri� en toda la tierra de Egipto todo lo que hab�a en el campo, tanto hombre como bestia ' �xodo 9:22. Esta descripci�n, en su terror, su brusquedad y sus efectos ruinosos, concuerda m�s con la descripci�n de la destrucci�n de Senaquerib que con cualquier otra que se haya hecho. Vea las notas en Isa�as 30:3, para una descripci�n notable del oficial de una tormenta de granizo.

5. Muchos han supuesto que se logr� por la peste. Este es el relato que Josephus da (Ant. X. 1. 5), y es la suposici�n que ha sido adoptada por Rosenmuller, Doderlin, Michaelis, Hensler y muchos otros. Pero hay dos objeciones a esta suposici�n. Una es que no concuerda bien con la descripci�n del profeta Isa�as 29:6; Isa�as 30:3; y el otro, y m�s material, es que la peste no realiza su trabajo tan repentinamente. Esto se hizo en una sola noche; mientras que, aunque la plaga aparece repentinamente y se sabe que destruye ej�rcitos enteros, no hay ning�n caso registrado en el que haya sido tan destructiva en unas pocas horas como en este caso. Se puede agregar, tambi�n, que la plaga a menudo no deja un ej�rcito de la manera descrita aqu�. Ciento ochenta y cinco mil fueron asesinados de repente. Los sobrevivientes, si hubo alguno, como tenemos razones para suponer Isa�as 37:37, huyeron y regresaron a N�nive. No se menciona a nadie que se haya demorado y que haya permanecido enfermo entre los muertos.

Tampoco se menciona ninguna aprensi�n, ya que existi� entre los jud�os de ir al campamento, despojar a los muertos y llevar el bot�n del ej�rcito a la ciudad. Si el ej�rcito hubiera sido destruido por la peste, tal es el temor al contagio en los pa�ses donde prevalece, que nada los habr�a inducido a poner en peligro la ciudad por la posibilidad de introducir la temida enfermedad. El relato nos lleva a suponer que los habitantes de Jerusal�n salieron inmediatamente y despojaron a los muertos, y llevaron el bot�n del ej�rcito a la ciudad (ver las notas en Isa�as 33:4, Isa�as 33:24). En general, por lo tanto, la suposici�n m�s probable parece ser que, si se emplearon causas secundarias, fue la agencia de una tempestad violenta, una tempestad de granizo y fuego mezclados, que repentinamente descendieron sobre el poderoso ej�rcito. Cualquiera que sea el agente, sin embargo, fue la mano de Dios quien lo dirigi�. Fue una exhibici�n muy temible de su poder y justicia; y proporciona una amenaza tremendamente terrible a los blasfemos y rebeldes orgullosos y altivos, y una s�lida base de seguridad para los justos de que Dios los defender� en tiempos de peligro.

Se puede agregar que Her�doto ha dado una cuenta que, sin duda, se deriv� de alg�n rumor de la destrucci�n total del ej�rcito asirio. �l dice (ii. 141) que cuando Senaquerib estaba en Egipto y se involucr� en el asedio de Pelusium, un sacerdote egipcio or� a Dios, y Dios escuch� su oraci�n y envi� un juicio sobre �l. 'Porque', dice �l, 'una multitud de ratones royeron en pedazos en una noche tanto los arcos como el resto de la armadura de los asirios, y que fue por eso que el rey, cuando no le quedaban arcos, dibuj� fuera de su ej�rcito de Pelusium. 'Esto es probablemente una corrupci�n de la historia que tenemos aqu�. En cualquier caso, el relato en Herodoto no entra en conflicto con la declaraci�n principal de Isa�as, sino que es m�s bien una confirmaci�n de esa declaraci�n, de que el ej�rcito de Senaquerib se encontr� con un desconcierto repentino.

Y cuando surgieron - A la hora de levantarse por la ma�ana; cuando se levant� la parte sobreviviente del ej�rcito, o cuando se levantaron los jud�os, y miraron hacia el campamento de los asirios.

Versículo 37

Entonces Senaquerib parti� - Probablemente con alguna porci�n de su ej�rcito y s�quito con �l, porque de ninguna manera es probable que todo el ej�rcito haya sido destruido. En 2 Cr�nicas 32:21, se dice que el �ngel 'cort� a todos los hombres valientes y valientes, y a los l�deres y capitanes en el campamento del rey de Asiria'. Su ej�rcito estaba completamente discapacitado, y el la p�rdida de una parte tan grande y la consternaci�n producida por su repentina destrucci�n, por supuesto, lo llevar�an a abandonar el asedio.

Fue y regres� - Fue antes de Jerusal�n y regres� a su propia tierra.

Y habit� en N�nive - Cu�nto tiempo estuvo all� no se sabe con certeza. Berosus, el caldeo, dice que fue "un rato" (ver Jos. Ant. X. 1. 5). N�nive estaba en el Tigris, y era la capital de Asiria. Para una cuenta de su sitio, y su situaci�n actual, vea el American Biblical Repository para enero de 1837, pp. 139-159.

Versículo 38

Mientras adoraba - Quiz�s esta vez fue seleccionado porque podr�a ser atendido con menos guardias, o porque pudieron sorprenderlo sin la posibilidad de su invocaci�n sus asistentes a su rescate.

En la casa - En el templo.

De Nisroch su dios - El dios a quien adoraba particularmente. Gesenius supone que la palabra "Nisroch" denota un �guila, o un gran �guila. El �guila era considerada como un p�jaro sagrado en la religi�n persa, y era el s�mbolo de Ormuzd. Este dios o �dolo probablemente hab�a sido introducido en N�nive desde Persia. Entre los antiguos �rabes, el �guila aparece como un �dolo que Josefo llama el �dolo Araskes; El autor del libro de Tobit lo llama Dag�n. Vitringa supone que era el belio asirio, y fue adorado bajo la figura de Marte, el dios de la guerra. M�s probablemente fue la figura del �guila, aunque podr�a haber sido considerado como el dios de la guerra.

Que Adrammelech y Sharezer sus hijos lo golpearon con la espada - Se desconoce la causa de esta rebeli�n y parricidio. Estos dos hijos posteriormente se convirtieron, en Armenia, en los jefes de dos familias c�lebres all�, los Arzerunii y los Genunii (v�ase Jos. Ant. X. 1, 5, nota).

Y escaparon - Esto nos llevar�a a suponer que fue un asunto privado lo que los llev� a cometer el parricidio, y que no lo hicieron con la expectativa de tener �xito a la corona.

En la tierra de Armenia - En hebreo, como Margen, 'Ararat'. El Chaldee lo expresa, 'La tierra de ????? qar e du?, es decir, Kardi - anum, o las monta�as de la Kurdos El Kurdist�n moderno incluye una parte considerable de la antigua Asiria y los medios de comunicaci�n, junto con una gran parte de Armenia. Esta expresi�n generalmente es sustituida por Ararat por los traductores sir�aco, caldeo y �rabe, cuando no retienen la palabra original Ararat. Es una regi�n entre las monta�as de Ararat o Armenia. El sir�aco lo traduce de la misma manera: "De Kurdoya" (los kurdos). La Septuaginta lo traduce como "En Armenia". Jerome dice que "Ararat era una regi�n de champa�a en Armenia, a trav�s de la cual flu�an los Arax y era de considerable fertilidad". Ararat era una regi�n o provincia en Armenia, cerca del centro del pa�s. entre los Araxes y los lagos Van y Oroomiah. Todav�a lo llaman los armenios Ararat. En una de las monta�as de esta regi�n, el arca de No� descansaba G�nesis 8:4. El nombre "Ararat" pertenece propiamente a la regi�n o pa�s, y no a ninguna monta�a en particular. Para una cuenta de esta regi�n, ver Sir R. K. Porter�s Travels, vol. yo. pp. 178ff; Las investigaciones de Smith y Dwight en Armenia, vol. ii. pp. 73ff; y el segundo viaje de Morier, p. 312. Para una descripci�n muy interesante de la situaci�n de Ararat, incluida una descripci�n de un ascenso a la cima de la monta�a que le da ese nombre, ver el Bib. Rep. De abril de 1836, p�gs. 390-416. �El origen del nombre Armenia es desconocido. Los armenios se llaman a s� mismos como su fabuloso progenitor Haig, y derivan el nombre de Armen del hijo de Haig, Armenag. Probablemente son una tribu de los antiguos asirios; su idioma e historia hablan igual a favor de �l. Sus tradiciones dicen tambi�n que Haig vino de Babilonia ".

Información bibliográfica
Barnes, Albert. "Comentario sobre Isaiah 37". "Notas de Barnes sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/bnb/isaiah-37.html. 1870.