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Deuteronomio 11

Comentario de Calvino sobre la BibliaComentario de Calvino

Versículo 1

1. Por lo tanto, amar�s al Se�or tu Dios. Todo el discurso tiene este alcance, que las personas deben testificar su gratitud por su obediencia, y as� ser seducidos por las recompensas de Dios, deben abrazar su Ley con reverencia. Tambi�n por este motivo, les exige que amen a Dios, antes de exhortarlos a obedecer la Ley misma. Porque, aunque podr�a haberlos ordenado imperiosa y amenazantemente, prefiri� guiarlos suavemente a la obediencia, presentando ante ellos la dulzura de su gracia. En resumen, les exhorta a que, siendo invitados por el amor de Dios, ellos deber�an amarlo a cambio. Mientras tanto, es bueno observar que el afecto libre es el fundamento y el comienzo de obedecer debidamente la Ley, ya que lo que surge de la restricci�n o el miedo servil no puede agradar a Dios. �l designa los preceptos de la Ley con varios nombres, para que puedan aplicarse celosamente y con atenci�n para escuchar a Dios, quien no ha omitido nada calculado para regular su vida; porque, por esta variedad de palabras, significa que Dios hab�a ense�ado familiar y perfectamente todo lo que se requer�a. En cuanto a las tres �ltimas palabras, "sus estatutos, y juicios y mandamientos", a lo que he observado en G�nesis y en los Salmos se puede referir. La palabra ?????, (254) meshamroth, o guardias, (custodiae), que aqu� se destaca primero, se pronuncia en elogio de la Ley sobre esta base, que valla en nuestra vida, por as� decirlo, con rieles, para que no est� expuesto a errores en la mano derecha y en la izquierda. Al final del verso, los exhorta a la perseverancia, porque no era posible que cesara el recuerdo de su liberaci�n.

Versículo 2

2. Y conoceos hoy. Nuevamente confirma la oraci�n anterior; porque los ilustres actos de Dios les hab�an ense�ado lo suficiente, cu�n grande era su poder y cu�n notable era su misericordia hacia ellos mismos. Se pueden dar dos significados a las palabras; porque algunos los conectan as�: "Conoce hoy el castigo del Se�or" e incluye entre par�ntesis la cl�usula, "porque no hablo con tus hijos, que no han conocido ni han visto"; pero otros leen la palabra de exhortaci�n "conoceos" por separado, y (255) sin ninguna conexi�n. La �ltima opini�n me agrada m�s; aunque afecta poco a la sustancia del asunto que exposici�n seguimos. Porque Mois�s los amonesta, que, si solo prestan atenci�n a las obras de Dios, su gloria, que puede instruirlos a temerle, puede verse claramente en ellos. Sin embargo, para instarlos con m�s vehemencia, agrega, que no habla a la posteridad, a la que llegar�a la fama de estos milagros, sino que se dirige a testigos presenciales, que no necesitan pruebas de ellos, despu�s de haber tenido la seguridad. de ellos por cierta experiencia. Celebra en muchas expresiones de elogio estos milagros, por los cuales Dios les hab�a dado testimonio de su poder y bondad, para que no pasaran por alto lo que merec�a su m�s sincera atenci�n y su constante meditaci�n. Ahora me abstengo de hablar de otros puntos, que ya he comentado en otra parte. La palabra ???? (256) musar, que est� en primer lugar, es general y se extiende a todos los t�rminos espec�ficos que siguen; algunos, por lo tanto, incorrectamente lo convierten en "castigo". Cuando se dice al final del vers�culo 4, que los egipcios fueron "destruidos hasta ese d�a", debemos entender que los efectos de la matanza, con la que Dios los destruy�, se sintieron como si todav�a estuvieran presentes.

Versículo 5

5. Y lo que te hizo. Se hablar� de estas cosas en su lugar apropiado en el curso regular de la historia, desde el cual mi m�todo de ense�anza me ha obligado a divagar un poco. Para que Mois�s, para elevar la autoridad de la Ley, les presente de manera compulsiva las circunstancias que hab�an ocurrido en el desierto, en parte para que los juicios de Dios pudieran alarmarlos por su severidad, y en parte para que Sus misericordias pudieran atraer sus mentes hacia �l por su gracia. Finalmente, concluye diciendo que no habla de cosas desconocidas, sino que se limit� a recordar que recordaron las obras de Dios de las cuales ellos mismos hab�an sido espectadores.

Versículo 16

16 Presten atenci�n a ustedes mismos. Al inculcar a menudo lo mismo, a saber, que deben prestar atenci�n diligentemente, indirectamente critica la propensi�n del hombre a la superstici�n; y esto tambi�n se expresa nuevamente en las palabras, "para que tu coraz�n no sea enga�ado"; porque por ellos significa que, a menos que presten atenci�n diligente a s� mismos, nada ser� m�s f�cil que caer en las trampas de Satan�s. Por lo tanto, la insolencia de los papistas es menos excusable, quienes intoxican sus propias mentes y las de los dem�s con seguridad, cuando Dios los exhorta constantemente a la solicitud. Aprendamos, entonces, que dado que muchas imposturas y enga�os nos asedian por todos lados, en la vanidad de nuestra naturaleza seremos capaces de caer inmediatamente en ellos, a menos que nos cuidemos cuidadosamente. Con la expresi�n "apartarse", implica lo que se ha dicho antes, que quien declina a la adoraci�n corrupta, se aleja imp�amente del Dios verdadero. Los incr�dulos, pero poco piensan as�, porque con ellos es una ligera transgresi�n exceder a este respecto; y voluntariamente cegar�an los ojos de Dios con sus inventos (commentis), no, no hay nada demasiado tonto para que deseen ser aprobados y sancionados por Dios. Pero si se objeta que la obediencia es mejor que el sacrificio, se protegen al amparo de su buena intenci�n, como si Dios no tuviera la libertad de repudiar lo que le impiden tontamente. En cualquier caso, se entregan tan pertinazmente a su celo desconsiderado, que apenas reconocer�n la m�s m�nima falla. Pero, por otro lado, Dios declara que todos son ap�statas que no se limitan a la simplicidad de la Ley. Una vez m�s se agrega una amenaza, que Dios vengar� la violaci�n de su adoraci�n, y maldecir� su tierra, hasta que los destruya por escasez y hambre; y, finalmente, �l declara que perecer�n de esa tierra que Dios les hab�a prometido hasta el final para que �l pudiera estar all� exclusivamente adorado.

Versículo 18

18. Por lo tanto, debe poner estas mis palabras. Nuevamente exige su atenci�n seria, para que la doctrina que propone no se reciba con ligereza y descuido, se deje escapar r�pidamente; porque acostarse en el coraz�n o sobre �l es lo mismo que esconderse profundamente en �l; aunque, cuando se agrega la palabra "alma", el "coraz�n" se refiere a la mente, o las facultades intelectuales. En resumen, les ordena que tengan la Ley no solo impresa en la mente, sino que la abracen con sincero afecto. En el siguiente lugar, �l ordena esa ayuda a la memoria que acabamos de considerar, a saber, que deben usar los preceptos en los brazos y la frente; como si Dios los encontrara constantemente, para despertar sus sentidos. Porque (como se ha dicho) Dios no ten�a en cuenta las bandas mismas, pero las har�a ver en sus brazos y en la frente por otro objeto, a saber, (236) sugerir y renovar su cuidado por la religi�n. Nuevamente, los design� para ocupar el lugar de los adornos, a fin de acostumbrar a la gente a deleitarse al meditar en la Ley. As�, esa tonta ambici�n se refuta lo suficiente, cuando los hip�critas buscan una reputaci�n de santidad por parte de sus franjas y otras personas, as� como ese grave error de todo el pueblo, al pensar que cumplieron su deber hacia Dios por su vestimenta exterior. Lo que sigue despu�s, que los preceptos deben escribirse en las puertas de sus ciudades, y en sus casas particulares, tiende a la misma cosa; porque hemos dicho que, dado que las mentes de los hombres son propensas a la vanidad, y se distraen f�cilmente por innumerables atractivos, necesitan esas estancias para contenerlas. Y este objeto se expresa claramente, cuando �l les ordena que hablen solidariamente de los preceptos de la Ley, ya sea que est�n sentados en casa, o que vayan al extranjero, o que se acuesten o se levanten; porque sin un ejercicio diligente, generalmente sucede que cualquier cosa que los hombres hayan aprendido alguna vez pronto se pierde. A�ade, tambi�n, otro efecto de esta diligencia, a saber, que no solo cada uno de ellos debe consultar su propia ventaja individual, sino tambi�n ense�ar a sus hijos, por lo que la Ley de Dios se mantendr�a en rigor por la sucesi�n perpetua.

Versículo 26

26. He aqu�, te presento hoy. Ahora abraza los dos puntos a la vez, a saber, que ser�an bendecidos si se aplicaran fervientemente a la observancia de la Ley, y maldecidos si se sacuden el yugo y se deleitan en sus lujurias. Pero, cuando dice que aqu� les presenta una bendici�n y una maldici�n, es tanto como declarar que no solo les dice lo que es correcto, sino que la recompensa est� preparada si obedecen; y si no, que el castigo tambi�n est� a la mano. As� vemos, que la doctrina que �l hab�a entregado hasta ahora est� sellada por la esperanza y el miedo, ya que no perder�an su trabajo si lo obedec�an, ni quedar�an impunes si lo rechazaran. Pero, para que aprendan seguramente a aceptar las promesas y a temer las amenazas, �l repite lo que hemos conocido antes, (203) que Dios, que es tanto un fiel galardonador como un juez severo, es el Autor de la Ley; sin embargo, al mismo tiempo, �l magnifica su propio ministerio, (204) ya que les correspond�a depender de Dios y aceptar sus mandamientos de tal manera. como a�n para someterse a su profeta. Porque tal es el orgullo de los hombres, que desean volar sobre las nubes para escuchar a Dios; mientras ser�a escuchado en sus siervos, por cuya boca habla. Mois�s, por lo tanto, volver�a a imponerles esta humildad cuando declara que ordena lo que Dios ha ordenado, como si se llamara a s� mismo el �rgano del Esp�ritu Santo.

Versículo 29

29. Y suceder� cuando el Se�or. �ltimamente expuse un pasaje similar que, aunque es posterior en el orden observado por Mois�s, sin embargo, en la medida en que expone el asunto con mayor claridad, no he dudado por el bien de la visibilidad para poner primero. Dije que la intenci�n de Dios era, mientras nombraba a los israelitas para proclamar su propia condena, ponerlos bajo una obligaci�n m�s solemne de guardar la Ley. Si �l mismo hubiera declarado su voluntad solo a trav�s de los levitas, deber�an haber sido seriamente afectados y haber escuchado con reverencia tanto las bendiciones como las maldiciones; pero cuando cada uno de ellos testifica con su propia boca lo que los levitas dictaron por orden de Dios, la introducci�n de este asentimiento, como una ratificaci�n solemne, (205) fue m�s eficaces para despertar su celo y atenci�n. Sin embargo, una temporada m�s adecuada para esta protesta fue despu�s de haber entrado en la tierra prometida que como si se hubiera hecho en la llanura de Moab; porque la vista de la tierra tend�a a su confirmaci�n, como si hubieran sido llevados a la corte para hacer un pacto con Dios.

Estas (206) dos monta�as est�n situadas una frente a la otra, de tal manera que las dos divisiones de la gente puedan f�cilmente bendecir y maldecir, por lo que para que, en concierto, aprueben las promesas y amenazas de Dios.

Versículo 30

30. �No est�n al otro lado de Jordania? Aunque la forma de interrogatorio es com�n en hebreo, en este lugar Mois�s afirma con m�s vehemencia que como si solo hubiera declarado directamente que estas monta�as estaban en la tierra de Cana�n; porque desea alentarlos en la confianza de entrar en la herencia prometida; tal como �l agrega inmediatamente despu�s: "Pasar�is el Jord�n". Porque, aunque ya hab�an experimentado el poder milagroso de Dios en la conquista de los amorreos, y en la ocupaci�n de la tierra de Bas�n, su tal incredulidad era tal que era necesario disipar constantemente sus temores, para que pudieran sentar Deje de lado toda duda, y audazmente prep�rese para avanzar. Finalmente, �l encuentra una exhortaci�n sobre esta gran bondad de Dios; porque el disfrute real de la tierra deber�a haberlos estimulado m�s al servicio de Dios, porque fueron hechos para heredarla con el prop�sito de guardar la Ley.

Información bibliográfica
Calvino, Juan. "Comentario sobre Deuteronomy 11". "Comentario de Calvino sobre la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cal/deuteronomy-11.html. 1840-57.