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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario de Calvino sobre la Biblia Comentario de Calvino
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son de dominio público.
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Información bibliográfica
Calvino, Juan. "Comentario sobre Deuteronomy 16". "Comentario de Calvino sobre la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cal/deuteronomy-16.html. 1840-57.
Calvino, Juan. "Comentario sobre Deuteronomy 16". "Comentario de Calvino sobre la Biblia". https://beta.studylight.org/
Versículo 1
1. Observe el mes Abib. �Con qu� prop�sito Dios instituy� la Pascua? Ya se mostr� en la exposici�n del Primer Mandamiento; porque como era un s�mbolo de redenci�n, y en esa ceremonia la gente se ejercitaba en la adoraci�n pura del Dios �nico, para reconocerlo como su �nico Padre y para distinguirlo de todos los �dolos, pens� que el verdadero La matanza del cordero debe ser introducida entre los Suplementos del Primer Mandamiento. Solo nos queda hablar aqu� de lo que se relaciona con el s�bado. Este fue el primer d�a solemne, en el que Dios har�a descansar a su pueblo y subir�a a Jerusal�n, abandonando todos sus asuntos. Pero aqu� se hace menci�n no solo del Cordero Pascual, sino que tambi�n ordena que las ovejas y los bueyes sean asesinados en el lugar que debe elegir. En estas palabras, �l significa que ese d�a se celebrar�a una santa convocaci�n; que poco despu�s se expresa con mayor claridad, ya que he dado los dos versos intermedios en la instituci�n de la Pascua, por lo tanto, proh�be matar la Pascua en sus propias ciudades, pero har�a que todos se reunieran en el mismo santuario. Se ha dicho en otra parte que se les prescribi� un altar, como si Dios los reuniera bajo una sola bandera para la preservaci�n de la concordia y la unidad de la fe. Lo que se agrega respetando la solemnidad del s�ptimo d�a es muy apropiado para este lugar.
Versículo 3
Deuteronomio 16:3 No comer�s pan con levadura. Porque por esta se�al se les record� que hab�an escapado apresuradamente, como lo fue de las mismas llamas; por lo tanto, Mois�s a menudo impone la prohibici�n de la levadura. Y aqu� se alega esta raz�n, a saber, que su recuerdo debe recordarse de la aflicci�n de la que fueron rescatados; porque deben haber estado involucrados en los estrechos m�s grandes, cuando no hab�a tiempo ni siquiera para hornear pan. Por lo tanto, el pan sin levadura se llama "el pan de la aflicci�n", para que la forma de su liberaci�n pueda mejorar a�n m�s la gracia de Dios. Repite lo que hemos visto antes, que nada de la carne del Cordero debe reservarse para el d�a siguiente. En el primer pasaje del Libro del �xodo, debido a que Mois�s habla en general, la orden a primera vista puede referirse al sacrificio perpetuo; pero el �ltimo pasaje quita toda oscuridad, por la menci�n expresa de la pascua. No debemos sorprendernos de que en un lugar se use la palabra "grasa" para toda la canal, o cualquier parte del cordero, ya sea por synecdoche, o que Dios pueda recomendar la santidad superior de la grasa, de la cual no se les permiti� comer, y que se quem� en todos los sacrificios.
Versículo 9
9. Siete semanas contar�s. Debe observarse que la Pascua cay� en una parte del a�o cuando las cosechas comenzaban a madurar; y, en consecuencia, se ofrecieron los primeros frutos, que trat� bajo el Primer Mandamiento. Siete semanas despu�s celebraron otro d�a de fiesta, que los griegos llamaron Pentecost�s, es decir, el quincuag�simo. Solo hubo este n�mero de d�as entre la partida de las personas y la publicaci�n de la Ley. Luego se hizo otra ofrenda de primicias, en la cual cada uno, de acuerdo con su habilidad y en proporci�n al producto del a�o, consagr� un regalo a Dios de las frutas cosechadas. Para que puedan estar m�s listos y alegres en su liberalidad, la bendici�n de Dios est� ante ellos, como si Mois�s hubiera ordenado al pueblo que testificara su gratitud; ya que todo lo que brota de la tierra, es la mera generosidad de Dios mismo.
Versículo 11
11. Y necesitar�s. En otro terreno, los exhorta y los excita a la disposici�n, porque el servicio de Dios trae este regocijo; porque no hay nada que deba estimularnos m�s a la obediencia, que cuando sabemos que Dios m�s bien consulta nuestro bien que busca obtener alguna ventaja de nosotros. Los hombres imp�os, de hecho, se regocijan tambi�n, no, son desenfrenados e intemperantes en su alegr�a; pero como esa alegr�a no solo es transitoria, sino que su risa se convierte en llanto y crujir de dientes, no sin raz�n Mois�s la magnifica aqu� como una bendici�n peculiar, para regocijarse ante Dios; como si un padre invitara a sus hijos a deleitarse junto con �l. Pero mediante este ejercicio externo, se les record� a los creyentes que no hay gozo real o deseable, a menos que se haga referencia a Dios. Y seguramente, sin embargo, los malvados pueden regocijarse en sus placeres y abandonarse a las gratificaciones, a�n as�, dado que la tranquilidad de la conciencia, que solo les brinda un verdadero regocijo, les falta, no disfrutan de la alegr�a en la que se sumergen. Finalmente, Mois�s amplifica en comparaci�n el bien que disfrutaron al servicio de Dios, cuando dice: "Y recordar�s que fuiste un siervo en Egipto". para que su condici�n actual pudiera ser m�s agradable para ellos, �l aument� su dulzura al recordar su cautiverio m�s miserable. Aqu� he descuidado la (360) de Cicero distinci�n muy sutil entre las palabras gaudium y laetitia, porque a menos que las tome en el buen sentido, no podr�a traducir las palabras hebreas, por las cuales Dios expresar�a cu�n indulgentemente trata con sus hijos. Mientras tanto, este pasaje contiene una exhortaci�n para dar gracias a Dios, nuestro libertador.
Versículo 13
13. Observar�s la fiesta de los tabern�culos. Su primer d�a se llam� el d�a de la reuni�n, (colecci�n), porque el producto de todo el a�o se almacen� en sus graneros (361) y suministro bodegas Como, por lo tanto, descansaban de sus labores rurales, era una �poca conveniente del a�o para la celebraci�n de los festivales; porque para que pudieran ir voluntariamente a Jerusal�n, Dios dispuso que se hiciera con poco gasto y sacrificio de sus intereses dom�sticos. Donde est� nuestra traducci�n, "Cuando Jehov� te haya bendecido", se encuentra literalmente, "Porque �l te bendecir�", (362) pero el sentido es casi lo mismo; porque Mois�s les asegura que, siempre que dediquen sus mentes diligentemente y fielmente al servicio de Dios, nunca desear�n motivos para alegrarse, ya que �l nunca interrumpir� el flujo de Su bendici�n. El fin, por lo tanto, del verso decimoquinto, no es un mero mandamiento, sino tambi�n una promesa; como si hubiera dicho que, si no fueran desagradecidos, no habr�a temor sino que Dios proporcionar�a continuamente nuevas causas de alegr�a; y estas dos cl�usulas deben tomarse en relaci�n: "Dios te bendecir� y, por lo tanto, solo te alegrar�s"; porque en este pasaje interpreto voluntariamente (363) la part�cula ??, ak. De hecho, es absurdo tomarlo de manera adversa. Por lo tanto, no ser� incorrecto explicarlo exclusivamente, como si dijera, que no debe haber pena ni ansiedad, lo que deber�a impedirles el cumplimiento de su deber piadoso; los que lo hacen "seguramente", se acercan tambi�n a este significado.
"Only ( Utique, Vatablus; veruntamen, Pagninus; profrcto, Malvenda ) alegre; comprende, y no triste, es decir, te complacer�s en nada m�s que regocijo ". �Pol. Syn. In loco.
Versículo 16
16. Tres veces en un a�o. Anteriormente hemos dicho que aunque los otros d�as festivos no deb�an descuidarse, a�n as�, porque Dios permitir�a la enfermedad de Su pueblo, no se les impuso la necesidad de ir a Jerusal�n cinco veces al a�o. Nuevamente, debido a que solo la mitad del s�ptimo mes conten�a tres d�as festivos, es decir, del primero al decimoquinto, por la misma raz�n, a los hombres solo se les exige que abandonen sus casas y celebren las sagradas convocaciones; pues as� se ahorran las hembras, para quienes viajar no es tan conveniente. Adem�s, a trav�s de la fecundidad prometida por Dios, casi siempre estaban embarazadas o amamantando. Tambi�n es cierto que los ni�os y los hombres j�venes fueron exceptuados menores de veinte a�os, ya que Dios incluye bajo el t�rmino hombres solo a aquellos que formaron parte del censo. Si hay alg�n objeto que en la adoraci�n espiritual de Dios no hay diferencia entre hombres y mujeres; la respuesta es f�cil, que los padres de las familias se presentaron all� en nombre de sus esposas e hijos: de modo que la profesi�n se extendi� al otro sexo y a los de edad temprana. A esto David parece aludir, cuando dice: (364)
"Tu pueblo vendr� con ofrendas voluntarias en el d�a de tu asamblea, en las bellezas de la santidad" (Salmo 110:3;)
porque, hablando de las ofrendas voluntarias del pueblo, busca un ejemplo de ello, a la manera de los profetas, del culto legal. Para que los jud�os no se opongan a que haya peligro de invasi�n hostil, si la tierra se despoja de sus defensas al reunir a todos los hombres en un solo lugar, Dios anticipa esta duda en �xodo 34, prometiendo que �l proveer� que nadie desear� asaltar sus hogares abandonados; porque a esto la oraci�n se refiere: "Echar� a las naciones delante de ti, y ampliar� tus fronteras, para que nadie desee tu tierra", �xodo 34:24 De donde tambi�n nos reunimos, que la adoraci�n de Dios no era completamente establecido hasta que todas las naciones vecinas fueron sometidas, y �l hab�a colocado Su santuario en el Monte Si�n. No es que fuera permisible que la gente omitiera los d�as festivos antes de ese momento; pero esa experiencia misma podr�a ense�arles que Dios estaba enojado con ellos, mientras que los priv� de esta bendici�n especial; porque el miedo y la alarma surgieron solo de su propia culpa. Pero dejemos que los creyentes recojan de ah� la �til doctrina de que, siempre que est�n siguiendo a Dios, estar�n a salvo bajo su protecci�n, ya que est� en su poder repeler los ataques de los enemigos y todo lo que pueda da�arlos.
Y no aparecer�n ante el Se�or vac�os, (365) No s� c�mo podr�a haber entrado en la mente de algunos suponer que Dios aqu� prometi� que todos deber�an sean ricos quienes se presenten tres veces (un a�o) ante Su santuario: mientras que las palabras de Mois�s exigen claramente que �l requiera de cada uno alg�n regalo en se�al de gratitud. Y quiz�s (366) lo que los historiadores relacionan con respecto a los persas, que nadie deber�a atreverse a dirigirse al rey sin un regalo, era una costumbre m�s antigua y com�n a otros naciones Dios, de hecho, tendr�a un regalo que le presentar�a cada individuo, como s�mbolo o fervor de su sujeci�n; y, a pesar de que este rito legal ha cesado, su contenido debe ser retenido, a saber, que esos solo son verdaderos siervos de Dios que no presumen jactanciosamente de una profesi�n vac�a, sino que efectivamente testifican que lo reconocen como su Rey.
El Dr. Kitto, en su peque�o trabajo, "The Court of Persia", da algunos detalles notables de Morier respecto a esta costumbre como a�n existente.
Versículo 18
18. Judeges y oficiales har�s. He colocado este pasaje entre los Suplementos del Quinto Mandamiento, porque, si a Dios le agrada que se designen jueces para gobernar al pueblo, se sigue que sus leyes y edictos deben ser obedecidos; y as� la autoridad parental se extiende tambi�n a ellos. Pero, para que las personas puedan someterse m�s f�cilmente a los jueces, Dios les recuerda que la raza humana no podr�a ser preservada de otra manera. La utilidad p�blica, por lo tanto, hace que la autoridad de los magistrados sea agradable y agradable, aunque de lo contrario ser�a odioso. Pero, aunque no se debe conceder a todos que elijan a sus jueces, porque Dios honr� a su pueblo elegido con esta prerrogativa, todav�a recomienda en general un gobierno regular, ya que significa que la sociedad humana no puede mantenerse unida a menos que los gobernantes legales tengan autoridad para ejecutar la justicia Si, por lo tanto, los magistrados son nombrados por los sufragios del pueblo, o si se imponen de alguna otra manera, aprendamos que son los ministros necesarios de Dios, para confinar a todos los hombres bajo el yugo de las leyes. El �ltimo pasaje, que he anexado de Deuteronomio 7, se refiere a lo mismo, a saber, que incluso en la disciplina de guerra es necesaria, para que no se confundan todas las cosas. Ahora, si a Dios le agrada que ciertos oficiales superiores tengan el comando, se deduce que deben ser obedecidos; porque ser�a rid�culo nombrar gobernadores si fuera l�cito despreciarlos impunemente. Por lo tanto, cuando Dios establece comandantes militares sobre el pueblo, impone el deber de la humilde sumisi�n.
Versículo 20
20. Eso que es solo (131) Por una repetici�n enf�tica Dios inculca a los jueces debe estudiar la equidad con constancia inflexible; ni esto se hace sin causa, porque nada es m�s probable que suceda que las mentes de los hombres deber�an estar nubladas por el favor o el odio. Adem�s, hay tantas objeciones por las cuales se pervierte la justicia, que, a menos que los jueces sean muy cautelosos al mirar contra el enga�o, a menudo se ver�n atrapados.
Versículo 21
21. No te plantar�s. Es claro desde el final de este vers�culo que es parte del Segundo Mandamiento. Sabemos (300) que entre las naciones paganas los bosques eran sagrados, de modo que con ellos ning�n objeto religioso recibir�a la debida reverencia, excepto bajo la sombra de los �rboles. Por lo tanto, para que la conformidad con esta costumbre general no viciara la adoraci�n pura de Dios, se hizo esta distinci�n; y esta es, entonces, la intenci�n de la prohibici�n: que los jud�os vuelen de todos los ritos extra�os, no sea que al acercarse demasiado a los gentiles, introduzcan una mezcla pecaminosa. Pero cu�n necesaria fue esta prohibici�n, se desprende de su ansiosa imitaci�n (de los paganos), de la cual se hace menci�n constantemente en la historia sagrada. Porque apenas hubo un per�odo en el que se abstuvieron de "lugares altos". Tampoco es sin raz�n que Isa�as y Jerem�as los reprendan por "jugar a la ramera debajo de cada �rbol verde". ( Isa�as 57:5; Jeremias 2:20.)
Versículo 22
22. Tampoco te instalar�s. Por lo tanto, tambi�n aparece m�s claramente cu�l es el significado y la tendencia del Segundo Mandamiento. Dios en otro lugar ordena, (100) (como hemos visto), que las estatuas (101) debe erigirse en los l�mites de la tierra, en la que debe inscribirse la suma de la Ley. A primera vista, esta prohibici�n parece ser contradictoria; y de hecho ser�a as�, a menos que entiendas que la "estatua" es una imagen falsa de Dios, en la cual los hombres lo ponen ante ellos en forma corporal; y, por lo tanto, se agrega, que odia tales estatuas. Pero he preferido traducir (102) el pariente en el g�nero neutro, para que la oraci�n sea m�s completa; es decir, que erigir estatuas es una abominaci�n al Se�or; porque de esta manera su gloria es deshonrada, cuando se transfigura en un cuerpo, o cuando algo corp�reo se mezcla con su naturaleza espiritual.