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Bible Commentaries
Deuteronomio 19

Comentario de Calvino sobre la BibliaComentario de Calvino

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Versículo 1

1. Cuando el Se�or tu Dios ha cortado las naciones. Mois�s repite los mismos preceptos que acabamos de considerar, que, con respecto a los asesinatos, la gente debe distinguir entre la inadvertencia y el crimen. Con este punto de vista, asigna seis ciudades, en las que aquellos que han demostrado su inocencia ante los jueces deben descansar en paz y ocultamiento. En una palabra, sin embargo, define qui�n est� exento del castigo, a saber, el que ha matado a su vecino ignorantemente, como hemos visto anteriormente; y esto es justo, porque la voluntad es la �nica fuente y causa de criminalidad, y por lo tanto, donde no hay sentimientos maliciosos, no hay crimen. Pero, no sea que bajo el pretexto de la inadvertencia, aquellos que son realmente culpables deber�an escapar, se agrega una marca de distinci�n, es decir, que no deber�a haber precedido el odio; y de esto se da una instancia, si dos amigos deber�an haber salido juntos a un bosque, y, sin ninguna disputa o disputa, la cabeza del hacha deber�a salirse de la mano de uno de ellos y golpear al otro. Dios, por lo tanto, ordena justamente que se investigue el motivo del crimen, y muestra c�mo debe determinarse, a saber, si hubo alguna animosidad previa, o si surgi� alguna disputa. Porque es incre�ble que alguien sea tan malvado como para precipitarse en un pecado tan abominable. Sin embargo, debe observarse que no hab�a lugar para esta conjetura, excepto en un asunto dudoso; porque si alguien apu�ala a su vecino con una espada desenvainada, o arroja un dardo en su seno, la investigaci�n ser�a superflua, porque la intenci�n culpable se manifestar�a abundantemente.

Versículo 14

Aqu� se condena una especie de robo que est� severamente castigado por las leyes de Roma; (105) para que la propiedad de cada uno sea segura, es necesario que los puntos de referencia establecidos para la divisi�n de campos permanezcan intactos, como si eran sagrados El que elimina fraudulentamente un hito ya est� condenado por este mismo acto, porque perturba al propietario leg�timo en su tranquila posesi�n de la tierra; (106) mientras que el que avanza m�s all� de los l�mites de su propia tierra a la p�rdida de su vecino, duplica el crimen por la oculta enga�osa de su robo. De donde tambi�n deducimos que no solo est�n esos ladrones, que realmente se llevan la propiedad de sus vecinos, que sacan su dinero de su cofre, o que saquean sus bodegas y graneros, sino tambi�n aquellos que injustamente se poseen de su tierra.

Versículo 16

16. Si un testigo falso se levanta contra cualquier hombre. Debido a que el temor a Dios no prevalece tanto en todos los hombres, como que deben abstenerse voluntariamente del amor a la calumnia, Dios aqu� designa el castigo que se infligir� por perjurio: porque las leyes pol�ticas se promulgan contra los imp�os y desobedientes, para que aquellos que desprecian el juicio de Dios deben ser llevados ante el tribunal de hombres. Aunque el perjurio no est� ordenado aqu� para ser juzgado ante los jueces, a menos que haya un acusador, que debe quejarse de que ha sido injustamente herido por un testigo falso, la raz�n dicta que si alg�n hombre ha sido condenado a muerte por falso juicio. testigos, los jueces no deben dudar en hacer una investigaci�n oficial sobre el asunto. Sin embargo, en la medida en que los hombres generalmente est�n dispuestos a afirmar su propia inocencia, Dios ha considerado suficiente presentar el caso, que si se presentara una queja, los jueces deber�an investigarla diligentemente, y si se prueba el crimen, deber�an infligir el castigo. de represalias (talionis.) De donde parece que los falsos testigos y asesinos est�n en la misma luz ante Dios. Al ordenar que la investigaci�n sea hecha no solo por los jueces, sino tambi�n por los sacerdotes, como si Dios mismo estuviera presente, �l demuestra que requiere una diligencia inusual para ser utilizada; porque un crimen secreto no se detecta f�cilmente sin el cuidado m�s ansioso.

Información bibliográfica
Calvino, Juan. "Comentario sobre Deuteronomy 19". "Comentario de Calvino sobre la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cal/deuteronomy-19.html. 1840-57.
 
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