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Bible Commentaries
Deuteronomio 23

Comentario de Calvino sobre la BibliaComentario de Calvino

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Versículo 1

1 El que est� herido. Lo que aqu� se entrega respetando a los mutilados y los bastardos, tiene un objeto similar; no sea que la Iglesia de Dios se contamine por manchas sucias, y as� la religi�n pierda su honor. Mois�s rechaza de la congregaci�n de los fieles dos tipos de hombres, a saber, eunucos y bastardos. Pero, antes de tratar el tema en s�, debe considerarse la definici�n de las palabras. La primera pregunta es, que es entrar en la congregaci�n; el segundo, qu� es ser herido en las piedras; el tercero, que son los ??????, mamzerim, que hemos traducido bastardos, (espurios). Muchos entienden que ambos son rechazados por la iglesia, para que no asuman ning�n cargo p�blico en ella; otros, para que no se casen con esposas de la simiente de Abraham; porque no ser�a justo que las mujeres fueran arrojadas a los bastardos (Lat, mamzeris;) y ser�a absurdo que aquellos que fueron creados para multiplicar al pueblo de Dios, se casaran con personas impotentes (effoeminatis). Pero ambas opiniones me parecen mansas. Porque lo que se agrega despu�s respecto a ciertas naciones extranjeras no puede tomarse de tal manera que no se les debe confiar ning�n gobierno o dignidad; adem�s, por "la congregaci�n del Se�or", la pureza y santidad de la religi�n se expresa suficientemente. No dudo, entonces, pero que Mois�s proh�be que aquellos que est�n contaminados por estas dos manchas se comuniquen en los sacrificios. Porque a pesar de que estaban circuncidados, as� como al resto de las personas elegidas, Dios a�n quer�a que llevaran esta marca de su desgracia, para que pudieran ser un ejemplo para los dem�s, y que las personas pudieran ser m�s diligentes para preservarse de toda contaminaci�n. . Esto, entonces, debe concluirse que el privilegio que era peculiar a los israelitas leg�timos, deb�a ser negado de ser participantes y asociados (19) en el sacrificios En cuanto a los test�culos heridos, los jud�os discuten m�s curiosamente, en mi opini�n, que el tema lo justifica y, despu�s de todo, pierden el significado correcto. Porque Dios no pretend�a nada m�s que excluir de la congregaci�n de su pueblo, dondequiera que se celebraran asambleas santas, aquellos que fueron mutilados o defectuosos en los �rganos genitales; aunque por sin�cdoque, comprende m�s de lo que se especifica. Finalmente, al condenar este defecto corporal externo, elogia la excelencia de su pueblo para que recuerden ser su propiedad elegida, no que se enorgullezcan de ello (20) pero que la santidad de su vida puede corresponder con tan alta nobleza.

Versículo 2

2. Un bastardo no entrar�. Todos est�n de acuerdo en que con la palabra ????, mamzer, significa un bastardo, que nace de un padre incierto; pero lo toman de diferentes maneras, ya que algunos lo extienden a todos los bastardos que surgen de la fornicaci�n, mientras que otros imaginan que se refiere a aquellos cuyo origen es dudoso y que se llaman vulgo geniti; a saber, cuyas madres, en su base y la prostituci�n com�n de s� mismas, han provocado por su gran libertinaje, que sus hijos nazcan de esta monstruosa mezcla, por as� decirlo. Esta segunda opini�n la apruebo m�s. Pero, con este s�mbolo, Dios amonestar�a a la simiente de Abraham de cu�n exaltada era su dignidad, por estar separada de los paganos contaminados. Mientras tanto, no excluir�a por completo a estas personas infelices de la esperanza de salvaci�n, aunque, por causas ajenas a su voluntad, no pudieron dar el nombre de su padre; pero solo los humill� con un castigo temporal, y dese� que su ejemplo fuera rentable para otros.

Versículo 3

3. Un amonita o moabita no entrar�. Como Dios recientemente ha prohibido a su pueblo toda conexi�n y alianza con las naciones cananeas, as� �l ahora distingue entre los extraterrestres y muestra qu� condiciones y a qui�n podr�an admitir (en la Iglesia. ( 305) ) Los moabitas y amonitas que rechaza por completo; porque no solo rechazaron los ritos comunes de la humanidad a la gente, sino que tambi�n tomaron las armas contra ellos e incluso contrataron a Balaam para maldecirlos. Eran los descendientes de Lot, y debieron haber abrazado a los hijos de Abraham como hermanos. Era, entonces, una imperdonable barbaridad en ellos hacer un ataque violento contra aquellos que voluntariamente les hab�an ofrecido la paz; quienes hab�an prometido por sus mensajeros que se abrir�an camino sin lesiones o mal; y quien finalmente hab�a pedido que se les otorgara un pasaje, siempre que pagaran honestamente el precio del pan y el agua; aunque indudablemente Dios se veng� m�s de su impiedad que de su crueldad, ya que no solo se hab�an esforzado por hacer que su bondad no tuviera efecto, sino tambi�n por aniquilar su fidelidad. Dado que, por lo tanto, no fue su culpa que la Iglesia no pereciera, y el efecto de Su promesa fracas�, en lo que se bas� la salvaci�n del hombre, y esto lo hab�an hecho a sabiendas y voluntariamente, no es de extra�ar que fueran excluidos de la Iglesia .

Versículo 4

4. Y porque �l contrat�. (306) Aunque hab�a una raz�n com�n por la que ambas naciones no deber�an ser admitidas, el n�mero del verbo parece haber cambiado de manera intencional, porque Balac, rey de Moab contrat� a Balaam; sin embargo, en la medida en que conspiraron juntos, el mismo crimen se atribuye justamente a los amonitas. Aqu�, de hecho, su detestable impiedad se traicion� especialmente, al contratar a un hombre mercenario para lanzar los truenos de su maldici�n contra la gente, trataron de abrumar a Dios con encantamientos m�gicos. Tampoco erraron por ignorancia, ya que perseveraron obstinadamente en su locura hasta que Balaam fue confundido del cielo. Y sobre esta base se declara expresamente que �l no fue "escuchado", sino que sus maldiciones y oraciones fueron "convertidas en una bendici�n". Por lo tanto, parece cu�n terrible es la venganza que aguarda a todos aquellos que de malicia deliberada se oponen a la gracia de Dios y al bienestar de la Iglesia. Por lo tanto, hoy en d�a, los defensores del papado no dejan ninguna piedra sin mover, por lo que pueden perturbar el curso de la doctrina celestial, es decir, si pueden silenciar el Evangelio por completo.

Dado que otra raz�n para este rechazo est� claramente indicada, es tonto en algunos atribuirles esta oraci�n a su origen, como si los amonitas y los moabitas fueran excluidos de la Iglesia porque surgieron de una conexi�n incestuosa.

Versículo 7

7. No aborrecer�s un Edomite. Para que el castigo denunciado contra los moabitas y amonitas se marque con m�s fuerza, ordena a los edomitas y egipcios que sean admitidos en la tercera generaci�n; el primero, porque derivaron su origen del mismo antepasado, Isaac, ya que eran descendientes de Esa�; este �ltimo, porque hab�an sido sus anfitriones. Por lo tanto, era evidente que los amonitas y los moabitas hab�an sido deshonrados por su culpa, cuando ni siquiera se trataba con extraterrestres. Ahora, aunque Esa� se hab�a separado de la prerrogativa de los creyentes, sin embargo, la puerta se abri� nuevamente a sus hijos, siempre que volvieran a su origen y origen, y en la humildad de la fe admiti� la primogenitura de Jacob, que hab�a sido elegido cuando su padre fue pasado o degradado. Pero, �qu� se entiende por esta desigualdad de castigo, cuando el crimen fue id�ntico? porque Edom apareci� en armas contra Israel ante Moab, y los oblig� a emprender su viaje por otro camino. No se enfrent� a imprecaciones contratadas para la destrucci�n de Israel, pero dado que, cuando humildemente suplic� sobre el puntaje de su antigua relaci�n, no solo les hab�a rechazado un pasaje, sino que hab�a avanzado contra ellos con un gran ej�rcito, deber�a haber sido tratado no menos severidad que Amalek o Ammon. Adem�s, al estar conectados con ellos por un cerrador de sangre, los edomitas eran menos excusables en su hostilidad. No encuentro, entonces, ninguna raz�n por la cual Dios les mostr� mayor clemencia que los otros a quienes trat� con mayor severidad; excepto que deseaba mostrar que depende de su propia voluntad castigar con m�s ligereza en algunos de los mismos pecados de los cuales toma venganza m�s severa en otros; y, en la medida en que todos merecen una destrucci�n total, �l retiene justamente en su propia mano el derecho libre de ahorrar a quien quiera. Aqu� debemos adorar sus juicios, en las profundidades de las cuales no podemos penetrar. Tampoco es esta desigualdad un motivo para los ruidosos gritos de los imp�os, como si fuera inconsistente consigo mismo y actuara en contradicci�n con las reglas de su ley; ya que, al hacerlo, no juzga de diversas maneras, sino que, al condenar a todos por igual, se entrega a quien quiere o remite una parte de su castigo. Tambi�n puede surgir una pregunta con respecto a los egipcios, por qu� Dios pone a su pueblo bajo una obligaci�n para con ellos, porque residieron en su tierra. Porque era crueldad b�rbara e inh�spita en ellos oprimir a los miserables fugitivos que hab�an confiado en su buena fe. Pero Dios aqu� se refiere a su primera recepci�n; como en Isa�as 52:4, donde, comparando a los egipcios con los asirios, dice que estos �ltimos los oprimieron como ladrones, mientras que los primeros los gobernaron no sin causa, porque la gente hab�a descendido all� por su propia cuenta. Aunque, por lo tanto, los israelitas hab�an sido oprimidos indignamente por su feroz tiran�a, todav�a Dios reconocer�a su antigua bondad; ya que su escasez y hambruna hab�an sido aliviadas, y los refugiados fueron amablemente recibidos, cuando los habitantes de Cana�n perec�an de hambre.

Versículo 9

9. Cuando el host sale. Lo que hab�a ense�ado con respecto a la preservaci�n de la pureza en el hogar, y en tiempos de paz, ahora se extiende tambi�n a los tiempos de guerra, para que puedan mantenerse limpios de toda contaminaci�n incluso en medio del ruido de las armas. Sabemos cu�nto se ignoran las leyes durante la guerra, cuando todas las cosas est�n bajo el control de la violencia en lugar de la raz�n; y sabemos que no se otorgar� mucha licencia a los soldados, que de ninguna manera se tolerar�a en paz. Dios remediar�a este mal exigiendo a los israelitas que apunten a la misma pureza en la guerra que en la paz; porque esta es una ley especial que proh�be su disoluci�n y rebeld�a en tiempos de guerra, ya que antes ha condenado toda impureza en general, como si hubiera dicho, que bajo ning�n pretexto ser�an excusables, si descuidan el deber de cultivar h�bitos de pureza Porque no les ordena que sean cautelosos en el ej�rcito y en el campamento, como si pudieran pecar impunemente cuando est�n en casa, sino que les exhorta a que Dios no los disculpe de ninguna manera, aunque deber�an alegar la necesidad de la guerra. Se agravar�a mucho m�s el crimen si se contaminaran en paz y cuando sus mentes estuvieran tranquilas. De donde deducimos que es vano descubrir excusas vac�as por la violaci�n de los mandamientos de Dios en cualquier aspecto; porque, por dif�cil que sea el cumplimiento del deber, Dios nunca renuncia a sus derechos. Ahora, si la guerra, que parece prescindir de las leyes, no excusa el crimen, mucho m�s grande, como he dicho, se tendr� en cuenta su culpa, que en un estado de vida tranquilo se deja llevar por el pecado.

Versículo 10

10. Si hay entre ustedes. Enumera dos tipos de contaminaci�n, por lo que los israelitas pueden saber lo que se entiende por mantenerse alejados de la "cosa malvada". Primero, declara que es inmundo, y expulsa del campamento a aquellos que pudieron haber tenido un sue�o sucio, hasta que se hayan lavado por la noche. En segundo lugar, les proh�be contaminar el campamento con lo que pasa de las entra�as; y no solo esto, sino que, aun cuando hayan salido del campamento, les ordena que entierren sus excrementos debajo de la tierra, para que no aparezca suciedad. Sin embargo, es probable que, por sin�cdoque, se haga referencia a todo lo que hizo a los hombres inmundos y contaminados. Pero Mois�s, al hablar de los soldados, consider� que era suficiente decirles brevemente que, aunque podr�an estar ocupados con la guerra, la limpieza a�n debe ser atendida. Por "lo que ocurre en la noche", todos est�n de acuerdo en comprender un flujo de semen; de donde inferimos cu�n grande es la impureza que contamina a un hombre, ya que la impureza se contrae incluso de los sue�os sucios. En cuanto a la segunda parte, algunos desean parecer r�pidos e inteligentes atacando a Mois�s, porque �l ha introducido entre los preceptos de la santidad, que ninguno debe aliviar sus intestinos en el campamento. �Por cierto, dicen, el olor puede ofender las fosas nasales de Dios! Pero su petulancia tonta es f�cilmente refutada; porque Dios, con tales rudimentos, mantendr�a a su pueblo antiguo en el camino del deber, para que la libertad, incluso en las cosas m�s insignificantes, los condujera a la audacia. Si se les hubiera permitido contaminar todas las partes del campamento, la gente se habr�a endurecido contra la inmundicia de todo tipo. Por lo tanto, fueron retenidos por esta rienda, para que pudieran aplicar m�s seriamente sus mentes a la integridad espiritual. Tambi�n se equivocan al suponer que se trata de una precauci�n sanitaria, no sea que el olor produzca enfermedades y sea perjudicial para su salud corporal. Pues Mois�s declara claramente que no solo ten�a en cuenta lo que era sano, o incluso lo que era decente a los ojos de los hombres; sino que acostumbrar�a a la gente a aborrecer la inmundicia y mantenerse pura y sin contaminaci�n, porque agrega que Dios presidi� en el campamento para protegerlos del poder y los ataques de sus enemigos; y que deber�an temer, si no contaminan el campamento, se ofender�a con su inmundicia y los abandonar�a. En resumen, cuando necesitan la ayuda de Dios y est�n en guerra contra sus enemigos, la b�squeda de la santidad no debe omitirse ni descuidarse ni siquiera en medio de las armas.

Versículo 15

Aunque esta Ley tiene una tendencia a la humanidad y la bondad, todav�a no parece ser del todo justa. Dado que muchos amos oprim�an a sus esclavos con arrogancia tir�nica, su maldad obligaba a aliviar a las pobres criaturas. Por lo tanto, se permiti� a los esclavos refugiarse en los templos y en Roma en las estatuas de los C�sares, de modo que si demostraban haber sido tratados con injusticia e inhumanidad, podr�an, cuando se demostrara su caso, ser transferidos por venta a misericordiosos. Maestros Esto, en efecto, era soportable, pero el refugio que se otorga aqu� a los esclavos defrauda a sus amos de su justo derecho; ya que, sin que se escuche su caso, tienen libertad para residir en la tierra de Cana�n; as�, tambi�n, se viola la ley de las naciones, ya que la tierra est� abierta a todos los fugitivos. Adem�s, dado que los esclavos fugitivos son generalmente malvados y criminales, en cualquier lugar que sea su asilo, estar� lleno de muchas fuentes de infecci�n. No s� si hay una base suficiente para la opini�n de algunos que piensan que los esclavos fueron exentos por privilegio de su antigua servidumbre, (49) para que ellos podr�an entregarse al servicio de Dios, y que as� la verdadera religi�n podr�a propagarse. Ciertamente no parece coherente que la inmundicia y la basura de todo tipo se reciban en la Iglesia, porque, al final, se habr�a llenado de todo tipo de corrupciones; y adem�s, de ninguna manera fue decoroso que cualquier crimen que se haya cometido en otro lugar deba protegerse bajo el nombre de Dios. Porque, supongamos que un ladr�n, o un ad�ltero, o un asesino, debe abandonar a su amo y buscar un asilo en Tierra Santa, �qu� otra cosa hubiera sido recibir y proteger a esos invitados, sino derrocar la ley y la justicia? para establecer un estado de barbarie asquerosa? Creo, por lo tanto, que debe entenderse m�s de lo que las palabras expresan, a saber, que, si se descubriera que los esclavos no hab�an huido como consecuencia de sus propios actos malvados, sino a causa de la crueldad excesiva de sus amos , la gente no deber�a alejarlos, lo que habr�a sido equivalente a entregarlos a la carnicer�a. Y, de hecho, se puede inferir que se iban a iniciar procedimientos judiciales, porque se da una opci�n en cuanto a la ciudad en la que prefieren vivir.

La religi�n, de hecho, los mantuvo en un cierto lugar, porque aquellos que buscaban un lugar y un hogar en la tierra de Cana�n, estaban obligados a dedicarse a Dios y a iniciarse en su adoraci�n; aun as�, Dios nunca hubiera permitido que Su nombre fuera profanado por la recepci�n de personas malvadas sin discriminaci�n. Por lo tanto, como mencion� brevemente antes, Dios inculca a la humanidad sobre su pueblo, para que, por la extradici�n de esclavos fugitivos, sean necesarios para la crueldad de otros; porque sus amos habr�an sido sus verdugos; y, dado que la mentira proh�be que la gente los maltrate, implica, con estas palabras, que solo hasta ahora proporciona la seguridad de estos seres miserables, para permitirles defender su inocencia en un tribunal de justicia; Por lo tanto, he considerado apropiado colocar esta ley entre los Suplementos del Sexto Mandamiento.

Versículo 17

Este pasaje es similar a lo anterior; porque en la primera cl�usula �l proh�be que las ni�as sean prostituidas. Algunos piensan que una prostituta se llama en hebreo ????, kedeshah, porque est� expuesta y preparada para el pecado; (66) pero su contaminaci�n, lo opuesto a la santidad, parece expresarse m�s bien por antifrasis. En cualquier caso, se da un precepto de castidad, que no deber�a ser legal que las ni�as solteras tengan conexi�n con los hombres. En la segunda cl�usula hay cierta ambig�edad: "No habr� ???, kadesh, de los hijos de Israel;" porque en otros pasajes se usa claramente para una catamita, o una ramera masculina, pero no hay ninguna raz�n por la que no deba convertirse en fornicario. En este sentido, la palabra parece usarse en el Libro de Job: �Los hip�critas morir�n en la juventud (o en la flor de su edad) y su vida se encuentra entre los ?????, kedeshim, "Que es equivalente a que sean infames y vergonzosos en la vida. ( Job 36:14.) Pero si se prefiere aplicarlo a la sodom�a, toda la impureza es condenada por la sin�cdoque

Versículo 18

18. No deber� traer el alquiler. Este mandato tiene una afinidad con lo anterior, ya que Dios, al rechazar todo lo que se adquiere por tr�fico il�cito y sucio, nos ense�a que se debe observar la m�xima castidad en las cosas sagradas; Tampoco rechaza el alquiler de una ramera, sino tambi�n el precio de un perro, para que la santidad del altar no se vea contaminada por una oblaci�n impura. A�n as�, el perro parece ser rechazado en comparaci�n con otros animales por desprecio; porque era tan malo matar a un cerdo como a un perro, pero podr�a ofrecerse el precio de un cerdo. El perro, por lo tanto, es rechazado no solo como un animal inmundo, sino tambi�n como vil y despreciable. En resumen, Dios les imprimir� reverencia debido a su templo y altar.

Versículo 19

De estos pasajes aprendemos que no es suficiente abstenerse de tomar los bienes de otro, a menos que tambi�n ejercitemos constantemente la humanidad y la misericordia en el alivio de los pobres. Los autores paganos tambi�n vieron esto, aunque no con suficiente claridad, (cuando declararon (109) ) que, dado que todos los hombres nacen por el bien de los dem�s, La sociedad humana no se mantiene adecuadamente, excepto por un intercambio de buenos oficios. Por lo tanto, para que no podamos defraudar a nuestros vecinos, y as� ser considerados ladrones a la vista de Dios, aprendamos, de acuerdo con nuestros diversos medios, a ser amables con aquellos que necesitan nuestra ayuda; porque la liberalidad es parte de la justicia, de modo que debe ser merecidamente considerado injusto y no puede aliviar las necesidades de sus hermanos cuando puede. Esta es la tendencia de la exhortaci�n de Salom�n, que

�Deber�amos beber agua de nuestra propia cisterna, (110) y que nuestras fuentes deben dispersarse en el extranjero entre nuestros vecinos" ( Proverbios 5:15;)

porque, despu�s de habernos ordenado a cada uno que nos contentemos con lo que es nuestro, sin tratar de enriquecernos con la p�rdida de otros, agrega que aquellos que tienen abundancia no disfrutan de sus posesiones como deber�an, a menos que se las comuniquen al pobres para el alivio de su pobreza. Por esta raz�n, como nos dice Salom�n en otra parte, por qu� �los ricos y los pobres se encuentran; y el Se�or es el hacedor de todos ellos ". ( Proverbios 22:2.)

Versículo 21

21. Cuando har�s un voto. La regla del voto tambi�n se refiere al cumplimiento del Tercer Mandamiento, ya que, al jurar, los hombres se ejercitan en la santificaci�n del nombre de Dios, y prometerle algo a Dios es una especie de juramento. Porque lo que entre los hombres se llama pacto o acuerdo, con respecto a Dios es un voto; y, por lo tanto, puede llamarse apropiadamente un compromiso sagrado, que no solo se hace con Dios como testigo, sino que se contrae con Dios mismo. En otras partes hemos tocado con certeza ciertos juramentos, como el de los nazareos; pero como esa consagraci�n era parte de la adoraci�n de Dios, la puse bajo el Primer Mandamiento. De hecho, tampoco Mois�s trat� directamente de la obligaci�n misma del voto, sino de ese ejercicio de piedad que estimul� a la gente a la b�squeda de la pureza, la santidad y la sobriedad. He seguido el mismo curso en cuanto a las ofrendas de libre albedr�o, que sin duda fueron en su mayor�a votivas, pero he considerado lo que era lo principal en ellas sin preocuparme mucho por lo que era accesorio. Pero ahora bajo otra cabeza, Mois�s confirma lo que ense�� antes, que el nombre de Dios no deb�a ser tomado en vano; por lo tanto, les ordena que paguen sus votos, reteniendo que la gloria del nombre de Dios disminuye, mientras que �l mismo es defraudado de su derecho, y la promesa ratificada ante �l queda en nada. Adem�s, debe observarse que todos los votos que alguna vez fueron aceptables para Dios fueron testimonios de gratitud, para que el recuerdo de sus beneficios no falle, cuyo olvido es demasiado apto para robarnos. Cuando, por lo tanto, los santos eran conscientes de la tardanza o la apat�a al proclamar su bondad, hicieron uso de esta ayuda y estimularon, por as� decirlo, para corregir su pereza. Por lo tanto, cuando le ped�an algo importante a Dios, a menudo estaban acostumbrados a comprometerse con alguna promesa como manifestaci�n de su agradecimiento. Tales son los votos que Mois�s ordena que se paguen solemne y fielmente, para que no enga�en a Dios cuando hayan escapado del peligro o hayan obtenido lo que desean, mientras que en su ansiedad fueron humildemente suplicantes. Porque sabemos con qu� facilidad o m�s bien ligereza muchos se apresuran a hacer votos, quienes luego, con la misma inconstancia, piensan poco en romper su promesa.

En este punto, entonces, Dios rescata justamente Su nombre del desprecio, y con este fin exige que se pague lo que se le ha prometido. Pero en la medida en que las personas supersticiosas aplican esto, o m�s bien lo arrebatan indiscriminadamente a todos los votos, su error debe ser refutado, para que podamos entender el significado genuino de Mois�s. Los papistas tendr�an todos los votos guardados sin excepci�n, porque est� escrito: "No te demorar�s en pagar lo que haya pasado por tus labios". Pero primero debe darse una definici�n de votos, o al menos debemos ver qu� votos son legales y aprobados por Dios; porque si todos los votos debieran mantenerse efectivamente, por muy imprudente que fuera, seg�n la Ley, habr�a sido correcto matar a sus hijos e hijas, erigir altares a �dolos, y as�, bajo este pretexto, toda la Ley de Dios habr�a sido enteramente llevado a la nada. Por lo tanto, debe establecerse una distinci�n entre votos, a menos que deseemos confundir lo correcto y lo incorrecto. Entonces, este es el primer punto, que nada se puede jurar adecuadamente a Dios, excepto lo que sabemos que le agrada; porque si "obedecer es mejor que el sacrificio" ( 1 Samuel 15:22), nada puede ser m�s absurdo que consentirnos en la libertad de servir a Dios, cada uno seg�n su propio gusto. Si un jud�o hubiera jurado que sacrificar�a a un perro, habr�a sido un sacrilegio pagar ese voto, ya que estaba prohibido por la Ley de Dios. Pero en la medida en que existe un grado intermedio entre lo que Dios ha prescrito expresamente y prohibido, se podr�a objetar que era permisible hacer un voto con respecto a las cosas que se llaman indiferentes. Mi respuesta a esto es que, dado que el principio siempre debe ser mantenido por los piadosos, que nada se debe hacer sin fe, ( Romanos 14:23), se debe considerar si una cosa es agradable para La palabra de Dios, de lo contrario nuestro celo es absurdo. (312)

Dios anteriormente no prohibi� muchas cosas que todav�a no estaba dispuesto a ofrecerle en adoraci�n; y as�, hoy en d�a, aunque ser�a legal no probar la carne durante toda nuestra vida, si alguien prometiera abstinencia perpetua con respecto a �l, actuar�a supersticiosamente; ya que �l irrumpir�a desconsideradamente sobre Dios lo que reunimos de su palabra que �l no aprueba. Por lo tanto, si todos nuestros votos no se reducen a esta regla, no habr� nada en ellos correcto y seguro. Otro error muy grave en los papistas tambi�n puede ser condenado, a saber, que tontamente le prometen a Dios m�s de lo que pueden pagar. Seguramente es m�s que una arrogancia ciega, m�s a�n, una locura diab�lica, que un hombre mortal desee presentar como si fuera suyo, lo que no ha recibido; Como si alguien prometiera que no comer�a durante toda su vida, o que renunciara al sue�o y los apoyos necesarios de la vida, de com�n acuerdo ser�a condenado por locura. Ning�n regalo, entonces, puede ser aceptable para Dios, excepto lo que �l en su bondad nos ha conferido. �Pero qu� se hace en el papado? Los monjes, las monjas y los sacerdotes se unen al celibato perpetuo y no consideran que la contingencia sea un regalo especial; y as�, aunque ninguno de ellos tiene en cuenta la medida de su habilidad, se abandonan miserablemente a la ruina o se envuelven en trampas mortales. Adem�s, cada uno debe considerar su vocaci�n. Un monje se comprometer� con su abad y arrojar� el yugo paterno: otro, que fue adaptado para la transacci�n de negocios p�blicos, abandonar� a sus hijos al amparo del voto mon�stico, y as� adquirir� inmunidad. Por lo tanto, parece que si un voto debe mantenerse o no, debe estimarse a partir del car�cter del que promete. Pero se comete un error m�s grave y m�s com�n con respecto al objeto de los votos. Dije anteriormente que los piadosos nunca hicieron votos a Dios, excepto en testimonio de gratitud; mientras que casi todos los votos de los supersticiosos son tantos actos de adoraci�n ficticios, que no tienen otro objetivo que propiciar a Dios mediante la expiaci�n del pecado, o adquirir el favor meritoriamente. No perseguir� por mucho tiempo esas alucinaciones m�s detestables por las cuales se contaminan a s� mismos y a sus votos, cuando sustituyen a sus �dolos en el lugar de Dios; como por ejemplo, cuando un hombre promete (313) un altar a Christopher o Barbara. Para sancionar esta impiedad b�rbara, se alega este pasaje de Mois�s, que ciertamente contiene algo muy diferente, a saber, que aquellos que juran a cualquier otro ser, pervierten la adoraci�n a Dios; y en el que tambi�n Mois�s da por sentado que un voto no se considera leg�timo, excepto lo que se hace a Dios mismo de acuerdo con las reglas de la religi�n y la prescripci�n de la Ley. As�, en este exordio se establece la doctrina, que se incurre en culpa a menos que se pague lo prometido.

Versículo 22

22. Pero si debes abstenerte de votar. Confirma lo que dijo, que ser�an culpables ante Dios, que hab�an roto sus promesas a �l, porque ninguna necesidad los oblig� a prometer y, en consecuencia, su culpa se duplic�, en la medida en que eligieron pecar cuando era su opci�n. no jurar As�, Pedro, reprobando la infidelidad de Anan�as y Safira, dice: (314)

"�Qui�n te oblig� a mentirle al Esp�ritu Santo? �No era el campo tuyo, que podr�as haber retenido? sino ahora para defraudar a Dios de parte de precio, es hipocres�a imp�a ". ( Hechos 5:4.)

Mientras tanto, Dios inculca indirectamente la sobriedad en los votos, cuando los descarga como un deber; como si les hubiera recordado que no hab�a raz�n para que incurrieran en culpa al prometer ociosamente lo que no requiere. Y seguramente nada es m�s sabio que ser muy ahorrador de votos; ya que aquellos que se topan con ellos de manera desconsiderada, o se arrepienten de ellos en el presente, o bien les pagan de manera servil, como si fuera una tarea a la que son impulsados ??por la fuerza, y no sin molestia ni asco, y as� destruyen la gracia de el acto. En cuanto a las palabras, "lo que se ha salido de tus labios", no se refieren a la ceremonia, en la que los jud�os, como siempre, insisten sin escr�pulos; pero �l pone una restricci�n por parte de ellos al jurar, a lo que somos nosotros mismos pero demasiado inclinados. De donde se dice en Salmo 66:13,

"Ir� a tu casa con holocaustos; pagar� estos mis votos, que mis labios han pronunciado, y mi boca ha hablado, cuando estaba en problemas".

aunque el Profeta insin�a que en su dolorido estrecho siempre hab�a conservado la compostura y la presencia de su mente, para implorar expresamente la ayuda de Dios y manifestar su constancia y confianza al hacer votos, pero al mismo tiempo significa que s� lo hizo. no pronunci� palabras vac�as precipitadamente, pero habl� con seria reflexi�n. Y, de hecho, dado que la lengua de muchos es demasiado voluble y va delante de sus corazones, la obligaci�n principal de los votos no debe buscarse en el acto de su expresi�n; pero, para que sean verdaderamente completos, se requiere un acuerdo mutuo entre el coraz�n y la lengua. La misma expresi�n a menudo ocurrir� nuevamente; y su repetici�n muestra que est� destinado a eliminar los escr�pulos de los d�biles, para que (315) tan pronto como cualquier deseo de voto haya entrado en sus mentes, ellos Deber�a imaginar que impone una obligaci�n religiosa. Sabemos que entre las naciones paganas, en la solemne dedicaci�n de sus templos, se nombr� un sacerdote que deber�a (316) primero recitar las palabras; Por qu� ceremonia se les record� que nada se ofrece debidamente a Dios, excepto que �l mismo deber�a dictarlo, por as� decirlo. Permito que esta raz�n haya sido poco considerada por ellos; sin embargo, con su ejemplo, Dios condenar�a toda ligereza o desconsiderar�a el fervor en las ofrendas sagradas.

Versículo 24

Dado que Dios concede una gran indulgencia a los pobres, algunos lo restringen a los trabajadores en la cosecha y la cosecha, (142) como si les permitiera arrancar el mazorcas de ma�z y uvas con sus manos para comer solo, y no para llevar. Sin embargo, no tengo dudas de que se refiere a todas las personas y que no se otorga una licencia mayor que la que exige la humanidad. Porque no debemos forzar las palabras con demasiada precisi�n, sino observar la intenci�n del Legislador. Dios proh�be a los hombres introducir una hoz en la cosecha de otro; ahora, si un hombre arrancara con sus manos tantas mazorcas de ma�z como pudiera cargar sobre sus hombros, o se recostara sobre un caballo, �podr�a excusarse por la explicaci�n pueril de que no hab�a usado una hoz? Pero, si el sentido com�n en s� mismo repudia esa descarada insolencia, es evidente que la Ley tiene otro objeto, a saber, que nadie debe tocar ni siquiera una espiga de la cosecha de otro hombre, excepto el uso presente, que ocurri� a los disc�pulos de Cristo, cuando ellos se vieron obligados por el hambre a frotar las mazorcas de ma�z en sus manos, para no desmayarse por el camino. ( Mateo 12:1.) Se debe tener la misma opini�n con respecto a las uvas. Si alg�n hombre irrumpe deliberadamente en el vi�edo de otro y se atiborra all�, sea cual sea la excusa que pueda dar, se lo considerar� ladr�n. Por lo tanto, no hay duda de que esta Ley permite a los viajeros hambrientos refrescarse comiendo uvas, cuando no tienen suficiente comida. Pero aunque se concede la libertad de comer hasta saciarse, todav�a no lo fue. aceite permisible este pretexto para atiborrarse. Adem�s, los vi�edos estaban cerrados con setos y vigilados; de donde parece que las uvas no estuvieron expuestas a todos los glotones. Esto, entonces, es la suma, que no se considera un robo, si un viajero, para aliviar su hambre, debe extender su mano hacia la fruta que cuelga, (143) hasta que llegue a su lugar de descanso donde pueda comprar pan y vino.

Información bibliográfica
Calvino, Juan. "Comentario sobre Deuteronomy 23". "Comentario de Calvino sobre la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cal/deuteronomy-23.html. 1840-57.
 
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