Bible Commentaries
Deuteronomio 6

Comentario de Calvino sobre la BibliaComentario de Calvino

Versículo 1

1. Ahora estos son los mandamientos. En estos tres vers�culos, repite lo que ya hemos visto en muchos pasajes anteriores; Como Dios trata tan generosamente con los israelitas, ser�an demasiado perversos, a menos que una gran bondad los atraiga a amar la ley. Debemos recordar tambi�n lo que ya he mencionado, que, aunque he pospuesto las promesas a otro lugar, mediante las cuales Mois�s inst� a la gente a esforzarse por cumplir la Ley, a�n as� he dise�ado estos pasajes en mi exposici�n. que, al poner la tierra prometida como estaba ante los ojos del pueblo, prepara sus mentes para la sumisi�n, y hace que la regla de un Padre tan generoso sea agradable y deliciosa. Como, entonces, fueron designados para heredar la tierra, Mois�s, cuando los invita a su disfrute, les ordena con gusto abrazar la doctrina, en aras de la cual fueron adoptados; y dedicarse, por su parte, a la obediencia a Dios, por cuya bondad gratuita se les hab�a impedido. Como en los cap�tulos 8 y 11 alab� la riqueza de la tierra, as� confirma ahora la misma afirmaci�n; o m�s bien luego explica m�s completamente lo que toca aqu�. Todos est�n de acuerdo en esto, en que el feliz estado de vida que estaba ante sus ojos deber�a despertar la gratitud de la gente, para que esa notable beneficencia no se gaste en ellos en vano. Mois�s, por lo tanto, declara que les hab�a presentado leyes y estatutos, por los cuales podr�an ser instruidos en el temor de Dios; al mismo tiempo, les recuerda cu�n base en ellos ser�a no ser violado por el amor de Dios y de su ley por el deleite y la abundancia de la tierra. Paso por alto lo que ya he explicado, a saber, que �l no ense�� nada de s� mismo, sino que fue el fiel int�rprete de Dios; y tambi�n que ordena que la doctrina se transmita a su posteridad, para que nunca se pierda. Por lo tanto, parece cu�n dif�cil es para los hombres estar debidamente preparados para cumplir la ley, ya que Dios no en vano estimula con tanta frecuencia su indolencia; porque hay una reprensi�n silenciosa transmitida ya sea por su indolencia o inestabilidad, cuando Dios no deja de insistir en lo que hubiera sido suficiente para haberlo se�alado en una sola palabra. Tambi�n debemos comentar la definici�n de justicia, que deben hacer lo correcto ante los ojos del Se�or; en oposici�n a la raz�n y el juicio de la carne.

Versículo 4

4. Escucha, Israel. Cuando Mois�s proclama que Dios es Uno, la declaraci�n no se limita a Su �nica esencia, que es incomprensible, sino que tambi�n debe entenderse de Su poder y gloria, que se hab�an manifestado al pueblo; como si hubiera dicho que ser�an culpables de rebeli�n a menos que se quedaran en el Dios �nico, que los hab�a obligado a s� mismo. Por lo tanto, no solo lo llama Jehov�, sino que al mismo tiempo infiere que �l es el Dios de ese pueblo al que se dirige, "Tu Dios". Por lo tanto, todas las dem�s deidades quedan en nada, y se ordena a la gente que vuele y detesta todo lo que retire sus mentes del puro conocimiento de �l; porque aunque se le puede dejar su nombre, a�n as� es despojado de su majestad, tan pronto como se mezcla con una multitud de otros. Por eso dice por Ezequiel, ( Ezequiel 20:39,) "Id, servid a cada uno sus �dolos;" en estas palabras, no solo repudia toda la adoraci�n mixta, sino que testifica que preferir�a que no se le considerara nada m�s que no ser adorado indivisamente. Los Padres ortodoxos usaron acertadamente este pasaje contra los arrianos; (280) porque, dado que Cristo en todas partes se llama Dios, es sin duda el mismo Jehov� que se declara a s� mismo como el Dios �nico; y esto se afirma con la misma fuerza con respecto al Esp�ritu Santo.

Versículo 6

6. Y estas palabras. En estos cuatro versos siguientes, Dios nuevamente ordena (como antes) el estudio de Su Ley. Y primero, de hecho, lo tendr�a implantado en sus corazones, para que el olvido nunca los robe; y por la palabra "coraz�n" designa la memoria y otras facultades de la mente; como si hubiera dicho que este era un tesoro tan grande, que hab�a una buena raz�n por la cual deb�an esconderlo en sus corazones, o as� fijar esta doctrina profundamente en sus mentes para que nunca se escape. Luego, ordena que se mantenga una conversaci�n constante al respecto con sus hijos, para que los padres puedan asistir diligentemente y aplicarse al deber de instrucci�n. La palabra ??? (234) shanan, que Mois�s usa, significa correctamente "ir al ba�o". Los comentaristas piensan que se emplea metaf�ricamente para "reiterar" o "repetir constantemente", porque, cuando se inculca la doctrina celestial, apenas ser� grabada en sus corazones; pero, dado que se usa aqu� en la conjugaci�n de Piel, su significado puede ser transitivo, a saber, que deber�an hacer que penetre en sus mentes, como si debieran pincharlos con la punta de una espada; porque la otra traducci�n no parece consistente. Pero es suficiente para m� expresar mi opini�n, para que nadie se sienta ofendido por su novedad. Por �ltimo, los exhorta a que se ejerciten en su meditaci�n tanto p�blica como privada, para estimular su falta de energ�a. Pero, aunque parezca hablar hiperb�licamente, si alguien considera cuidadosamente qu� tan lentos y descuidados son los hombres en el aprendizaje y cu�n olvidadizos son cuando parecen haber progresado, reconocer� f�cilmente que Mois�s no los insta a tan fuertemente por razones insuficientes, pero que era muy necesario para �l ser tan r�gido al exigir su atenci�n. Por esta raz�n, el Profeta en Salmo 1:2, los declara bendecidos quienes meditan en la ley de Dios "d�a y noche". �l deja, entonces, ninguna porci�n de tiempo desocupado con la meditaci�n sobre la Ley; ya sea que se encuentren en casa o en el extranjero, o cuando se retiren para descansar o cuando se levanten por la ma�ana. A este precepto, David parece aludir en Salmo 119:62, donde dice: "A medianoche me levantar� para darte gracias por tus justos juicios". y nuevamente, Salmo 119:148, "Mis ojos impiden las vigilias nocturnas, para que pueda meditar en tu palabra". Pero a�n as�, con la expresi�n "hablar de ellos", Mois�s no insta a la gente a vaciar la conversaci�n, a lo que muchos se inclinan demasiado, pero los har�a que se establecieran y se ense�aran mutuamente. Enumera estos diversos compromisos, para que ese cambio de ocupaci�n por el cual la mente no se distraiga, retire a los piadosos del camino correcto, como si les ordenara que hicieran de este su principal objetivo en cualquier negocio en el que se involucren. Por la misma raz�n que desea que se hagan pulseras y frontales de los preceptos de la Ley, contrastando indudablemente este adorno espiritual con cadenas (235) de oro, tanto como para decir que se deleitar�an m�s apropiadamente en el recuerdo piadoso de la Ley, que en esos adornos insignificantes que atraen los sentidos de los hombres. Los jud�os que entendieron esto literalmente, consideraron esta ostentaci�n externa como una marca de santidad, para pensar que casi hab�an hecho todo lo que necesitaban, cuando usaban la Ley en sus brazos y frentes. De all� su celo equivocado fue a�n m�s lejos, de modo que, como cada uno deseaba que se pensara mejor que los dem�s, ampliaron sus filacterias en proporci�n, por lo que denominaron los bordes de sus prendas, en las que estaban escritas ciertas oraciones de la Ley, como salvaguardas . Este error nuestro Se�or lo reprende severamente en los Escribas y Fariseos, ( Mateo 23:5) porque era una simple burla de esta advertencia y una profanaci�n de su doctrina. La intenci�n de Dios aparece suficientemente en el pasaje de �xodo, al que me he unido, y en el que simplemente se les ordena que sean diligentes en el cumplimiento de la Ley. Pero hay una buena raz�n por la cual se debe requerir diligencia, no solo debido a que el asunto es muy importante, sino porque, a trav�s de nuestra vanidad, podemos relajar nuestros esfuerzos, a menos que se estimule nuestra lentitud de coraz�n.

Versículo 10

10. Y ser�, cuando el Se�or tu Dios. Dado que la riqueza y la prosperidad en su mayor parte ciegan las mentes de los hombres, de modo que no atienden suficientemente a la modestia y la moderaci�n, sino que se vuelven desenfrenados en sus deseos y se embriagan de placeres, Dios prescribe contra este error por anticipaci�n. Porque no sin causa les advierte que tengan cuidado para que no se olviden de Dios, cuando hayan sido tratados liberal y lujosamente por �l, sino porque �l sab�a que esto era un vicio com�n, para que la abundancia engendrara arrogancia; como luego dir� en su canci�n,

"Jeshurun ??engord� y pate�: t� eres cera gorda, etc., luego abandon� a Dios que lo hizo y estim� ligeramente la Roca de su salvaci�n". ( Deuteronomio 32:15.)

En primer lugar, muestra cu�n bajas e indignas ser�an su ingratitud si, cuando Dios los carga con tantos beneficios excelentes, desechan el recuerdo de �l; porque, como su bondad era inestimable, al darles ciudades construidas por manos de otros y al transferirles lo que otros hubieran preparado por su gran trabajo e industria, as� su impiedad ser�a m�s detestable al descuidarlo, cuando �l diariamente ponte delante de ellos en esta abundante reserva de bendiciones. Aprendamos, por lo tanto, de este pasaje, que estamos invitados por la liberalidad de Dios a honrarlo, y que cada vez que �l trata amablemente con nosotros, pone Su gloria ante nuestros ojos; pero, por otro lado, debemos recordar que lo que deber�a ser como un veh�culo, elevar nuestras mentes en lo alto, se convierte, por nuestra propia culpa, en obst�culos y obstrucciones, y que, por lo tanto, deber�amos ser el m�s sobre nuestra guardia. Al final del vers�culo 12, reprende su necedad con otro argumento, si de esta manera se enriquecen de repente, deber�an dar paso a la intemperancia; como si �l hubiera dicho que su absurdo ser�a insoportable si, cuando la generosidad de Dios los elevara, no deber�an recordar su origen; porque nada deber�a haber servido m�s para inclinarlos a la humildad que ese miserable estado de servidumbre de donde hab�an sido rescatados. Por lo tanto, contrasta con el amplio dominio al que Dios los hab�a exaltado, la casa de los siervos �, (245) para que el recuerdo de su lote anterior pueda contener toda perversidad.

Versículo 13

13. Temer�s al Se�or tu Dios. Por lo tanto, es m�s evidente por qu� acaba de declarar que hay un Dios, a saber, que solo �l puede ser adorado indivisamente; porque a menos que nuestras mentes se fijen solo en �l, la religi�n est� dividida, por as� decirlo, en diversas partes, y esto pronto es seguido por un laberinto de errores. Pero, primero, llama a la reverencia, y luego a la adoraci�n que puede testificar y demostrar. El "miedo" contiene la idea de la sujeci�n, cuando los hombres se dedican a Dios, porque su majestad terrible los mantiene en su lugar. De ah� los resultados de la adoraci�n, que es la prueba de la piedad. Pero debemos observar que el miedo ordenado en este pasaje es voluntario, de modo que los hombres influenciados por �l no desean nada m�s que obedecer a Dios. Cuando dije, por lo tanto, que Dios nos pone bajo el yugo por un sentido de Su poder y grandeza, no entend� que una obediencia violenta y servil nos es extorsionada; Solo deseaba afirmar que los hombres no pueden ser inducidos a obedecer a Dios, antes de haber sido sometidos por el miedo; porque su corrupci�n innata siempre conlleva un desprecio por la religi�n y un esp�ritu de libertinaje. Por lo tanto, en Jerem�as (Jeremias 5:22), para exhortar a los hombres a temer, expone su terrible poder para refrenar la fuerza del mar; pero este miedo lleva a�n m�s a sus verdaderos adoradores. En el otro pasaje que hemos adjuntado de Deuteronomio 10, la palabra escindir confirma nuevamente la verdad, que tan pronto como los hombres se apartan de Dios en lo m�s m�nimo, su adoraci�n se corrompe. Porque este es el significado de esa uni�n consigo mismo a la que llama a sus adoradores, que deben estar, por as� decirlo, pegados a �l, y no deben buscar en otro lado.

Versículo 14

14. No ir�s despu�s. En este pasaje, Mois�s ordena a la gente que no se aleje del simple servicio de Dios, aunque los ejemplos de superstici�n pueden presentarse a su vista por todos lados. Porque esta era una tentaci�n muy destructiva, que no se pod�a encontrar a nadie que se suscribiera a la doctrina de la Ley, aunque las naciones respectivas ten�an alguna religi�n, o al menos el nombre de la existente entre ellos. Dado que, por lo tanto, estas diversas formas de adoraci�n eran tantas tentaciones para abandonar el camino correcto, era necesario proporcionar contra el peligro en un momento dado, y as� establecer la autoridad del Dios �nico, para que los jud�os pudieran tener el coraje de despreciar lo com�n. creencia de todos los gentiles. Se agrega una amenaza, que la venganza no estar�a muy lejos si cayeran en estas supersticiones, ya que Dios es un Dios celoso y habita entre ellos. En cuanto al antiguo ep�teto, estoy a punto de decir m�s bajo el Segundo Mandamiento. Mientras tanto, deje que mis lectores observen que Dios se llama celoso, porque no permite rivalidades que puedan restarle valor a su gloria, ni sufre el servicio que se le debe a �l solo para ser transferido a otro lugar. Cuando les recuerda a las personas que mora entre ellos, es en parte para inspirar terror en raz�n de su presencia, y en parte para reprobar indirectamente su ingratitud, si deben abandonarlo, y buscar por s� mismos dioses que est�n lejos.

Versículo 16

16. No tentar�s al Se�or. Dado que la doctrina aqu�, sin duda, debe referirse al Primer Mandamiento, deducimos que este es el fundamento principal de la piedad, darle a �l lo que es suyo y no disminuir nada de la prerrogativa que �l reclama. Como ya hemos visto, la incredulidad era la fuente y la causa de la tentaci�n en Massah, porque cuando la gente no confiaba en la providencia de Dios ni descansaba en su amor paterno, estallaron en impaciencia, y finalmente llegaron a pensar que Dios no estaba con ellos, a menos que cumpliera con sus deseos lujuriosos. Percibimos, entonces, que Dios no puede ser adorado correctamente a menos que tenga sus atributos peculiares reconocidos. Por lo tanto, tambi�n parece que la verdadera piedad no puede separarse de la fe, porque si confesamos que todo bien deseable habita en �l, esperaremos y buscaremos todas las cosas de �l; tambi�n nos permitiremos paciente y contentamente ser gobernados por su voluntad y, en una palabra, entregarnos a nosotros mismos y nuestras vidas en sus manos.

Versículo 20

20. Y cuando tu hijo te pida. El �nico punto que Mois�s insta en estos vers�culos es que la gente debe testificar su gratitud obedeciendo la Ley, y que la misma religi�n, (232) que �l ordena a los padres que ense�en, deben descender a su posteridad. La suma es que hab�a buenas razones por las cuales todos los preceptos de la Ley deb�an observarse, ya que por ellos era que Dios deseaba que Su pueblo, despu�s de su liberaci�n, mostrara su sentido de Su bondad amorosa. Una vez m�s, por lo tanto, en este pasaje, elogia la Ley record�ndoles su redenci�n, para que la gente pueda reverenciarla m�s voluntariamente y con m�s fervor; porque su autoridad tiene reclamos m�s fuertes sobre ellos, porque no se impuso antes de que Dios los obligara a s� mismo; y habr�a sido demasiado bajo y absurdo en ellos rechazar a Dios como su Legislador, cuando supieron que por �l hab�an sido comprados para s� mismo. En el siguiente lugar, les recuerda que por el mismo objeto hab�an sido constituidos herederos de la tierra de Cana�n, que deb�an honrar a Dios como el autor de este favor especial; as� concluye que est�n atados por un lazo doble, porque Dios se los dedic� a s� mismo no solo una vez, sino que confirm� su dominio sobre ellos por su continua posesi�n de la tierra. Pero no hay nada inconsistente en su dicho de que la tierra fue prometida por juramento a sus padres antes de que se diera la Ley; porque, aunque Dios otorg� este don gratuitamente, sin embargo, reclam� justamente el testimonio de su gratitud; Igual que hoy en d�a, aunque nos invita a la esperanza de una herencia eterna de su propia generosidad gratuita, el fin de nuestro llamado es que nosotros, por nuestra parte, celebremos su gloria toda nuestra vida. Cuando en el vers�culo 24 usa las palabras "para temer al Se�or nuestro Dios", define brevemente la suma de la Ley; porque no ser�a suficiente para nosotros realizar lo que sea que se mande all�, a menos que nuestra obediencia tenga referencia al temor y la adoraci�n a Dios. La integridad y la rectitud, de hecho, deleitan a Dios; pero nadie dir� que la vida de los hombres est� debidamente ordenada si, mientras ejercen la equidad entre s�, defraudan a Dios de su derecho. Pero es bien sabido que el honor y la adoraci�n leg�timos se comprenden bajo el nombre de miedo. Justo despu�s, elogia la Ley por su rentabilidad; porque Dios provey� para su propio bien, al entregarles la regla de una vida justa y piadosa. En estas palabras, �l insin�a que ser�an doblemente ingratos si rechazaran lo que Dios quiso para su propio beneficio. Para esta expresi�n, "para nuestro bien", es equivalente a decir que Dios no solo respet� y cuid� Sus propios derechos al promulgar la Ley, sino que al mismo tiempo consider� lo que ser�a �til para ellos; y esto lo afirma m�s claramente en el siguiente verso, donde dice que "esta ser� su justicia si observan" la Ley; de lo contrario, se les prescribi� la regla de una vida justa, que agradar�a a Dios, que nada mejor podr�a desearse. Pero se mostrar� en otra parte con mayor detalle c�mo el cumplimiento de la Ley es en s� mismo justicia, y sin embargo, ning�n hombre est� justificado por la Ley; pues, que la Ley solo trae ira y condena, no surge de ning�n defecto o defecto en su doctrina, sino que debe ser imputado a nuestra propia culpa, ya que estamos muy lejos, es decir, extraterrestres de la justicia (233) que contiene.

Información bibliográfica
Calvino, Juan. "Comentario sobre Deuteronomy 6". "Comentario de Calvino sobre la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cal/deuteronomy-6.html. 1840-57.