Bible Commentaries
Ezequiel 10

Comentario de Calvino sobre la BibliaComentario de Calvino

Versículo 1

Aqu� el Profeta relata otra visi�n que tiene una gran semejanza con la primera que nos cont� en el primer cap�tulo, pero tiene otro objeto, como veremos pronto. Como discutimos los miembros principales de la visi�n en el primer cap�tulo, ahora ser� m�s breve. Solo echar� un vistazo a lo que dije anteriormente y, al mismo tiempo, se�alar� cualquier diferencia. Pero antes de descender a eso, el dise�o de Dios en esta visi�n debe ser entendido. Dios deseaba dar testimonio a los jud�os de que no ten�a nada m�s en com�n con ellos, porque ten�a la intenci�n de abandonar el templo y luego quemar toda la ciudad. Pero para que los jud�os no hagan caso de esta amenaza, la majestad de Dios fue puesta ante ellos con tanto temor que podr�a golpear incluso a los obstinados con miedo. Ahora llego a las palabras. �l dice que vio de nuevo sobre las cabezas de los querubines un trono, cuyo color era como el zafiro. En lugar de criaturas vivientes, ahora pone querubines, y no hay duda de que esas criaturas vivientes de las que habl� anteriormente eran querubines. Pero debido a que la visi�n ocurre en el templo, Dios comienza a explicarle a su siervo lo que antes era demasiado oscuro. Porque hab�a visto a las cuatro criaturas vivientes cerca del r�o Chebar, es decir, en un pa�s profano. Por lo tanto, cuando los jud�os e israelitas estaban ausentes como exiliados lejos del templo, no es de extra�ar que Dios no se le apareciera tan claramente a su Profeta como ahora cuando lo traen al templo. Porque aunque el Profeta no ha cambiado su lugar, no parece que haya sido transferido a Jerusal�n en vano, y para contemplar lo que se hizo en el templo. Esta es la raz�n por la que ahora llama a esos querubines que antes hab�a llamado simplemente criaturas vivientes. Pero hemos explicado por qu� se vieron cuatro querubines, mientras que solo dos estaban en el santuario, a saber, porque los jud�os estaban casi enterrados en una gran ignorancia. Hace mucho tiempo se hab�an apartado de la b�squeda de la piedad sincera, y la luz de la doctrina celestial se hab�a extinguido casi entre ellos. Como, por lo tanto, la ignorancia de la gente era tan grosera, algo grosero debe ser presentado ante ellos, o de lo contrario no podr�an entender lo que deber�an aprender.

Ahora, de ninguna manera es dudoso que Dios quiera oblicuamente reprobar esa ignorancia b�sica, porque no fue su culpa que no percibieran en la ley y el templo lo que fuera �til para ser conocido por su salvaci�n. Por lo tanto, cuando Dios cambia esta forma legal, no hay duda de que muestra cu�n degenerado era la gente, como si se hubiera transfigurado a s� mismo. Pero tambi�n debemos recordar lo que dije luego, que se ofrecieron cuatro querubines al Profeta para que Dios pudiera mostrar que abraz� al mundo entero bajo su propio dominio. Vimos hace un momento, que los jud�os, aunque se cre�an sin el cuidado de Dios, siendo completamente insensibles, eran tan ciegos que supon�an al mismo tiempo que Dios no ejerc�a ning�n cuidado sobre el mundo. En vano, por lo tanto, en su imaginaci�n perversa encerraron a Dios en el cielo; muestra que gobierna todo el universo, y que nada se mueve excepto por su poder secreto. Desde entonces, se colocan cuatro querubines en lugar de dos, es como si Dios demostrara que rein� en los cuatro cuartos del globo, y que su poder se extiende en todas las direcciones y, por lo tanto, era el colmo de la impiedad para los jud�os. Para imaginar que hab�a abandonado la tierra. En tercer lugar, debemos se�alar lo que tambi�n se ha dicho antes, que los querubines ten�an cuatro cabezas, para que Dios pudiera mostrar que los movimientos angelicales florecen en todas las criaturas. Pero repetir� este �ltimo comentario en su lugar apropiado. Ahora solo lo toco en breve.

Ahora debemos ver por qu� el Profeta dice, hab�a un trono cuyo color era como el zafiro, y el trono estaba por encima de los cuatro querubines: porque en verdad Dios tiene a sus �ngeles a la mano para obedecerle: por lo tanto, se colocan debajo de sus pies, para que sepamos que no son independientes, sino que est�n tan sujetos a Dios que siempre dependen de su asentimiento, y nacen donde �l los ordena. Esta es la raz�n por la cual fueron colocados debajo de la extensi�n donde estaba el trono de Dios. En lo que respecta a la extensi�n, es el sustantivo que Mois�s usa para relatar la creaci�n del mundo. ( G�nesis 1:6.) Los griegos lo tradujeron por ???????? pero mal: los latinos los imitaron cuando usaron la expresi�n "firmamento:" pero se toma para los cielos, y para todo el espacio entre nosotros y el cielo, y sin embargo est� por encima del mundo. Dios muestra su trono sobre la extensi�n del cielo, no sin s� mismo, para que el Profeta no conciba nada terrenal. Porque sabemos lo inclinadas que est�n las mentes de los hombres a sus propias ficciones. Pero cuando se menciona a Dios, no podemos concebir nada correctamente a menos que elevemos todos nuestros sentidos por encima del mundo entero. Dios, por lo tanto, al levantar la mente de su Profeta, y mostrarse a s� mismo para que el Profeta pueda asistir reverentemente a los or�culos, y luego que pueda considerar la gloria celestial de Dios con humildad, interpuso la expansi�n entre su trono y la tierra Sigue -

Versículo 2

Ahora el final de la visi�n est� relacionado, lo que acabo de mencionar, ya que Dios determin� por completo destruir la ciudad; pero esto se describe con un s�mbolo visible y externo. Por lo tanto, se dice que Dios le orden� al wan que estaba vestido con ropa de lino que se llenara las manos con carb�n y que lo esparciera sobre la ciudad, a saber, que podr�a causar un incendio general. Aqu�, de hecho, el nombre de Dios no se expresa, pero poco despu�s el Profeta relata m�s claramente lo que toca aqu� de manera tan breve y tan oscura. Es evidente que aqu� se habla de la persona sentada en el trono, y podemos deducir del contexto, que este mandato no puede referirse a nadie m�s que a Dios. Pero debemos observar que el �ngel que orden� marcar a los elegidos ahora asume un nuevo personaje. Y de ah� deducimos que los �ngeles eran tan ministros del favor de Dios hacia los fieles, que al mismo tiempo, cada vez que se les ordenaba, ejecutaban su venganza; como mayordomo colocado sobre una familia numerosa, no solo mantiene el oficio de mantener a la familia, al suministrarle comida y ropa, sino al castigar a quienes se comportan de manera pecaminosa y malvada. Tal, por lo tanto, es el deber de los �ngeles de Dios. Cuando Dios desea marcar a los pecadores con doble verg�enza, a menudo los entrega al diablo como su verdugo, y cuando somos entregados en las manos del diablo, esto es un signo de venganza extrema. Pero Dios, a trav�s de sus �ngeles, a menudo ejerce juicio contra los reprobados, ya que se dan ejemplos en todas partes; pero eso es particularmente notable, cuando el �ngel mat� a tantos miles en el ej�rcito de Senaquerib, que levant� el asedio por el cual los asirios oprimieron a Jerusal�n. ( 2 Reyes 19:35; Isa�as 37:36.) El Profeta ahora entrega lo mismo. Vimos al �ngel vestido con las prendas de lino convertirse en el protector de los fieles, para preservarlos de toda lesi�n. Pero ahora es enviado a esparcir carbones por toda la ciudad, a consumir las piedras y la madera, as� como a los hombres.

Estas cosas parecen ser contrarias, pero mostramos que no hay nada absurdo en ello, si Dios impone un doble car�cter a sus �ngeles. Le dijo, por lo tanto, al hombre que estaba vestido, entrar dentro de la rueda debajo del querub�n. Aqu� hay un cambio de n�mero, porque el querub�n n�mero singular se usa como querub�n. Pero antes coment� que esto es habitual, y Dios propuso nada m�s que marcar el lugar donde se tomaron las brasas que quemaron la ciudad. El altar nunca estuvo sin fuego; porque no era legal usar ning�n tipo de fuego, ya que de esta manera los sacrificios estaban contaminados. ( Lev�tico 6:12.) Pero ese fuego perpetuo, que Dios deseaba quemar sobre el altar, consideraba la reconciliaci�n consigo mismo; porque los pecados fueron expiados por los sacrificios, y por lo tanto, el fuego sobre el altar era como si fuera la vida del pueblo. Pero ahora Dios significa que ten�a un fuego oculto dentro de las ruedas, que estaban cerca de los querubines, o los cuatro animales. Pero hemos dicho, y ser� necesario repetirlo de nuevo, que mediante ruedas se representan todas las agitaciones que se perciben bajo el cielo, o revoluciones, como generalmente se las llama. Pero vio ruedas debajo de los �ngeles, porque cuando sube el viento, cuando el cielo est� cubierto de nubes y nieblas, cuando cae la lluvia y el aire se ve perturbado por los rayos, pensamos, cuando suceden todas estas cosas, que tales movimientos y Las agitaciones tienen lugar naturalmente. Pero antes de esto, Dios deseaba ense�arnos que las grandes agitaciones no son ciegas, sino que est�n dirigidas por un instinto secreto y, por lo tanto, la noci�n o inspiraci�n de los �ngeles siempre existe. Ahora, por lo tanto, cuando Dios ordena a su �ngel que dispare desde el medio de la rueda que estaba debajo del querub�n, esto solo significa que Dios tiene varios medios para destruir la ciudad. Ahora las ruedas, como vimos antes, se transportaban en diferentes direcciones, de modo que volaban por toda la ciudad. Como, por lo tanto, el fuego estaba en medio de las ruedas, mientras que los �ngeles transfirieron las ruedas por su propio movimiento secreto, por lo tanto, deducimos que la quema de la ciudad estaba en manos de Dios, y al mismo tiempo en el templo. . Porque el Profeta ahora no ve las ruedas cerca del r�o Chebar, sino en el templo mismo; y hay un contraste t�cito, como te he recordado, entre el fuego con cuyo incienso Dios fue reconciliado, y de donde tambi�n los sacrificios ten�an su olor dulce y agradable a Dios, y entre este fuego, que deber�a ser destructivo para toda la gente. . Pero �l dice que el �ngel hab�a entrado, para que sepamos, como he dicho antes, tan pronto como Dios haya pronunciado lo que desea que se haga, que la ejecuci�n est� a la mano. Por �ltimo, el Profeta aqu� nos recomienda el efecto de su orden, cuando dice, que el �ngel entr� de inmediato, como Dios le hab�a ordenado. Sigue -

Versículo 3

Aqu� el Profeta relata d�nde estaban los querubines cuando entraron los hombres, lo que solo se refiere a la certeza de la profec�a. Porque no estamos aqu� para buscar especulaciones astutas sobre por qu� estaban en la mano derecha. Solo tiene la intenci�n de mostrar que el camino estaba abierto para que el �ngel se acercara directamente a Dios, y que los querubines estaban dispuestos all� para prestar su ayuda; porque deber�a haber un acuerdo entre el �ngel que tom� el fuego que esparci� por toda la ciudad y los querubines que llevaron a todos los �ngeles. Aqu� el Profeta muestra este acuerdo, porque los querubines se volvieron hacia la mano derecha cuando entr�, de modo que Dios estaba cerca; entonces tambi�n estaban los querubines. mano, y as� las ruedas perforaron a lo largo del fuego.

Ahora entendemos la intenci�n de lo que leemos. El patio interior estaba lleno de una nube: sin duda, esto significa que Dios confirm� la visi�n, que ninguna sospecha deber�a arrastrarse porque el Profeta se enga�� con un espectro vac�o ( �xodo 40:34; N�meros 9:15.) Esta es la raz�n por la cual Dios no solo apareci� en su trono celestial, sino que tambi�n llen� el templo con una nube; aunque, como he dicho antes, esta nube era un s�mbolo de la alienaci�n de Dios, ( 1 Reyes 8:10; Salmo 18:12) y sabemos que el santuario estaba lleno de una nube, aunque Dios quiso testificar su favor paterno: pero en este lugar y en otros lugares, como en Salmo 18, y en otros lugares, una nube parece significar el rostro evitado de Dios, como si el templo estuviera lleno de oscuridad. Y esto luego se confirma mejor; porque �l dice

Versículo 4

En este vers�culo, el Profeta confirma lo que toc� recientemente, a saber, que el templo estaba lleno de oscuridad, porque Dios hab�a transferido su gloria. �l dice entonces, que el brillo de la gloria de Dios apareci� por encima del umbral Pero la gloria de Dios resid�a en el santuario y en el arca misma del pacto; pero ahora, cuando avanza hasta el umbral, es como si fuera a extinguir el esplendor de su gloria por el cual el templo estaba adornado, y transferirlo a otro lugar. Pero �l dice que la gloria de Jehov� fue elevada de su lugar: estas palabras significan un cambio de lugar: se dice que en todas partes Dios mora entre los querubines, y deseaba ser llamado all�; pero ahora se dice que su gloria se elimina en otra parte. Por lo tanto, por lo tanto, parece que el templo fue privado de la presencia de Dios y, en cierto sentido, fue despojado de sus muebles; porque sin Dios, �qu� qued�? De ah� esa oscuridad que se mencion� anteriormente, y que se repite nuevamente. Entonces se retir� la gloria de Jehov�: �de d�nde? desde su propio lugar y estaci�n, donde habit� entre los querubines, y lleg� al umbral del templo: luego dice, todo cambi�. Porque el templo en el que antes brillaba la gloria de Dios se llen� de oscuridad; pero el umbral de la casa, que era como profano, estaba lleno de esplendor: no es que Dios habitara en el umbral, porque esta visi�n tiene otro significado, a saber, que Dios despu�s de abandonar su templo apareci� sin �l; porque en el umbral significa un lugar visible para todos. Ahora, por lo tanto, entendemos el dise�o del Esp�ritu Santo cuando dice que la gloria de Jehov� se elev� desde ese asiento, que �l hab�a elegido como residencia para �l entre los querubines, y era visible por encima del umbral: de donde sucedi� que el templo se oscureci�, pero el brillo de Dios fue notorio en la corte misma. Sigue -

Versículo 5

En este vers�culo tambi�n el Profeta confirma la visi�n, porque Dios siempre dio se�ales de su presencia. Pero tambi�n parece tener otro objeto, ya que los querubines por el sonido de sus alas se�alan un cambio notable, tanto inusual como incomprensible. Porque �l dice, hubo un ruido que sacudi� el lugar, como si Dios estuviera hablando. Por lo tanto, cuando escuchamos la voz de Dios, el Profeta quiere decir que es como si Dios tronara del cielo e hiciera temblar al mundo entero; porque ninguna conmoci�n cerebral puede ser m�s severa que el sonido de las alas de los querubines. A partir de esto, un cierto cambio maravilloso debe ser perceptible, ya que Dios llen� tanto a su Profeta de terror, que deber�a ser un mensajero y testigo de ello para todos los dem�s.

Versículo 6

Aqu� el Profeta ense�a el final de la visi�n. Los jud�os pensaban que siempre deber�an estar seguros y protegidos ante la presencia de Dios; Pensaban que el fuego sagrado en el altar serv�a para expiar toda maldad. Pero Dios mostr� que �l resid�a tanto en el templo que se visti� de ira contra ellos, y que los querubines eran los guardianes de sus brazos por lo que finalmente fueron destruidos. Vemos, por lo tanto, que este resplandor falso y perverso por el cual los jud�os estaban intoxicados fue cortado por debajo de ellos, ya que pensaban que Dios estaba de alguna manera vinculado a ellos exclusivamente. Por lo tanto, se le ordena al �ngel que dispare y lo roc�e sobre la ciudad, para que pueda ser destruido por la quema. Pero esto era necesario, porque los jud�os, si bien durante mucho tiempo abusaron obstinadamente de la tolerancia de Dios, no pod�an ser inducidos a arrepentirse por temor a su ira. Por esta raz�n, esta visi�n se le mostr� al Profeta. Luego dice que se dio fuego, pero �de d�nde se tom�? fue, dice �l, en medio de los querubines. Cuando David ora a Dios, menciona a los querubines (Salmo 80:1) por los cuales se abre un acceso m�s familiar, y merecidamente; porque Dios, al invitar a los fieles a s� mismo, como si extendiera sus manos hacia ellos, tuvo �ngeles a la mano que lo pusieron en contacto con los hombres. Ahora el Profeta ense�a que la presencia de Dios no era de utilidad para los jud�os, porque estaba en armas por su destrucci�n; y los querubines, que anteriormente eran ministros de su gracia, estaban ahora a mano para ejecutar su venganza, ya que extienden fuego de mano en mano para la conflagraci�n de toda la ciudad. Porque �l dice que hab�a venido, vestido con ropa de lino, y parado cerca de las ruedas, con las palabras que significa, que los �ngeles estaban completamente preparados para obedecer los mandamientos de Dios en cada detalle. En los hombres hay un gran retraso e incluso languidez; pero el Profeta nos asegura que los �ngeles estaban listos para cumplir con su deber. Tan pronto como Dios les muestra lo que desea que se haga, tienen las manos extendidas y, por lo tanto, est�n preparados para ejecutar su voluntad. Por esta raz�n, dice, que estaban parados cerca de las ruedas. Sigue:

Versículo 8

Ahora pasar� r�pidamente por encima de lo que expliqu� m�s copiosamente en el primer cap�tulo, para no molestarte con vanas repeticiones. Dije que las manos aparecieron debajo de las alas, para que el Profeta entendiera el gran vigor de los �ngeles para la acci�n: pero mientras tanto marc� el acuerdo de su agitaci�n con la obediencia que ofrecen a Dios. Porque sin duda las alas en los �ngeles representan la direcci�n, por lo que Dios testifica que los �ngeles no tienen un movimiento propio o independiente, sino que se rigen por su instinto secreto: porque las alas significan algo terrestre y humano. Y est� claro que cuando se les dieron alas a los �ngeles, mediante este s�mbolo se se�al� el gobierno secreto de Dios ( Colosenses 1:16), ya que no solo se llaman principados, sino poderes. Como, por lo tanto, Dios gobierna a los �ngeles por su propia voluntad, desea que sean representados en el santuario como alados. ( �xodo 25:20, y �xodo 37:9.) Ahora, como no hay acci�n sin manos, el Profeta dice que las manos humanas aparecieron debajo de las alas: como si hubiera dicho que esto la presteza no estuvo exenta de efectos, porque se uni� a la operaci�n, porque sabemos que todas las funciones est�n designadas por esta palabra en las Escrituras. Es entonces como si dijera que los �ngeles fueron alados, ya que estaban animados por la virtud secreta de Dios y no ten�an movimiento en s� mismos; entonces que eran aptos y aptos para ejercer las funciones que se les hab�an encomendado, porque estaban dotados de manos. Pero �l dice que esas manos yac�an escondidas debajo de sus alas, porque los �ngeles no toman nada precipitadamente, como los hombres abordan un asunto vigorosamente, pero sin elecci�n. �l dice, entonces, que sus manos estaban cubiertas por las alas, porque los �ngeles no emprenden nada precipitadamente ni sin consideraci�n, pero cada operaci�n suya depende del gobierno secreto de Dios del que he hablado. Sigue -

Versículo 9

Aqu� el Profeta, como en el primer cap�tulo, dice que se agregaron ruedas a cada criatura viviente. Ya he explicado lo que significan las ruedas. Ahora solo aludir� a ellos; Con respecto a las criaturas vivientes, tratar� m�s y m�s. Pero las ruedas son im�genes de todos los cambios que se perciben en el mundo. No se puede elegir una figura m�s adecuada; porque nada es estacionario en el mundo, pero las revoluciones, como las llamamos com�nmente, ocurren continuamente. Como, por lo tanto, son tan cambiantes, incluso tumultuosos a veces, los hombres profanos no pueden entender c�mo el mundo est� gobernado por el consejo fijo de Dios; pero fabrican para s� mismos una fortuna ciega: por lo tanto, Dios en concesi�n a nuestra debilidad nos ha representado, bajo la forma de ruedas, todos los cambios de las cosas, todos los accidentes, como se les llama, y ??todos los eventos; como si fuera a decir, que todas las cosas en el mundo est�n girando y cambiando, no solo que todos los elementos est�n agitados hacia arriba y hacia abajo, sino especialmente los eventos humanos. Mientras tanto, ha corregido el error, mientras que ha concedido algo a la rudeza de los hombres. Porque vemos m�ltiples conversiones que se nos presentan bajo la forma de una rueda: pero mientras tanto nos permitimos demasiada licencia, cuando imaginamos una fortuna ciega. Por eso el Profeta vio ruedas cerca de los querubines; es decir, vio esos cambios por los cuales las mentes de los hombres se perturban, como si todas las cosas ocurrieran precipitadamente en el mundo. Pero vio que las ruedas no giraban por su propia fuerza, sino que se anexan a los �ngeles, ya que todos los eventos dependen de una primera causa, a saber, esa ordenanza secreta e inspiraci�n de Dios, por la cual los �ngeles se mueven, y de d�nde Tambi�n tienen su vigor. En esta explicaci�n, nada es forzado, porque no es dudoso que las criaturas vivientes, como veremos pronto, significan angela. Pasemos entonces al contexto:

Versículo 10

Tambi�n hemos explicado esta parte. �l dice que todos ten�an el mismo aspecto, no porque Dios siempre gobierna los eventos de manera equitativa, porque la experiencia se opone a esto. Pero quiere decir que la apariencia era la misma, porque la variedad que causa oscuridad a nuestros ojos, no elimina el tono perpetuo y bien arreglado de las obras de Dios. Por lo tanto, hay una apariencia en las cuatro ruedas, porque todas las obras de Dios est�n de acuerdo entre ellas; y aunque su maravillosa variedad atrae nuestros ojos de un lado a otro, �l sabe c�mo dirigir a sus propios fines las cosas que parecen tan disipadas. Nuevamente hay una especie de concesi�n, cuando dice, que la rueda estaba en medio de la rueda. Porque vemos cosas tan mutuamente involucradas, que no se nos hace distinci�n cuando consideramos las obras de Dios por nuestro propio sentido carnal. Por lo tanto, si deseamos juzgar sobre las obras de Dios, la rueda estar� en medio de la rueda; es decir, habr� una perplejidad maravillosa, y esto nos mantendr� tan unidos que nuestras mentes no podr�n liberarse. Esto, por lo tanto, es la concesi�n, eso. la rueda estaba en medio de la rueda; pero el error com�n se corrige directamente despu�s, cuando el Profeta agrega que las ruedas estaban llenas de ojos. Entonces se sigue:

Versículo 11

Ahora, como he comentado, despu�s de que el Profeta ha concedido que hay ciertos eventos de cosas como que se retorcieron y se doblan, y que Dios act�a a trav�s de vueltas, entonces muestra que Dios no hace nada precipitadamente: y que los eventos que pensamos son tumultuosos y confundidos tienen una cierta direcci�n, y esa tambi�n es la mejor. Por esta raz�n, dice, primero que las ruedas se hab�an puesto en marcha, no regresaron, ya que cada uno segu�a su propia cabeza. Los int�rpretes no est�n de acuerdo con estas palabras. En cuanto al giro de la cabeza, algunos lo traducen como "el primero" y, por lo tanto, significan que de cualquier manera que vaya el primer querub�n, los dem�s lo siguen. Pero m�s bien creo que las ruedas se comparan con los querubines mismos, y la cabeza del sustantivo singular se pone aqu� para las cabezas: porque antes vimos que las ruedas se anexaron a cada querub�n, por lo tanto, cada rueda tiene su propia cabeza, es decir, tiene un criatura viviente por la cual se rige. Por lo tanto, el sentido del Profeta es que las ruedas turned giraron en este lado o en ese, por cualquier impulso externo o repentino, pero fueron gobernadas por los querubines mismos, lo que explicar� esta porci�n m�s claramente.

Versículo 12

A�ade que las ruedas estaban llenas de ojos. Por lo tanto, nos damos cuenta de que, aunque por los acontecimientos de las cosas, Dios puede parecer deportivo y tener varios circuitos err�ticos, sin embargo, todas las cosas se rigen por su sabidur�a inestimable: por esta raz�n se dice que las ruedas est�n llenas de ojos. El Profeta usa la palabra carne inapropiada para el cuerpo de las ruedas. Pero sabemos que el lenguaje que us� en el exilio no era muy elegante y, por lo tanto, de ninguna manera es maravilloso si es m�s bien �spero y tiene sabores de aspereza. Sin embargo, el sentido no es dudoso, ya que todo el cuerpo de las ruedas en su espalda y sus manos estaba lleno de ojos: luego agrega, las ruedas en s�, para no marcar nada diferente, pero luego, cuando habla de la carne, el Detr�s y de las manos, nombra las ruedas simplemente: como si hubiera dicho que estaban llenas de ojos en cada parte. Ahora vemos c�mo las cosas contrarias en apariencia pueden conciliarse mejor. Porque los eventos de las cosas son tan inestables como si alguien siguiera girando 'una rueda: entonces se vuelven complicados, como si la rueda estuviera dentro de la rueda: pero mientras tanto Dios templa todas las cosas entre s� que nos parecen confundidas, para que pueda Parece que �l percibe mejor lo que es necesario hacer, y que los eventos de las cosas est�n llenos de ojos. �Pero de d�nde surge esto? Esta claridad depende de la inspiraci�n angelical, ya que las ruedas no se giran en diferentes direcciones por s� mismas, sino que cada una sigue su propio l�der y cabeza. Tambi�n se dice, en apariencia como la piedra Tharsis, (beryl.) Jerome pens� que el mar de Cilicia estaba destinado, y as� lo tradujo de color celeste: pero como sabemos que este nombre beryl aparece entre las piedras preciosas, por lo tanto conservo el sentido simple Ahora sigue

Versículo 13

En este vers�culo, el Profeta confirma mejor lo que he dicho, que los eventos de las cosas est�n llenos de ojos, ya que dependen de los mandamientos secretos de Dios. Porque, por lo tanto, no sucede nada a menos que lo ordene Dios, por lo tanto, sucede en los cambios multiformes de las cosas que hay un tenor equitativo con referencia a Dios. Por lo tanto, dice que Dios llor�, o el �ngel, oh rueda. Sabemos que las ruedas no tienen sentido, pero aqu� el Profeta significa que todas las criaturas oyen la voz de Dios, de modo que ni siquiera el m�s m�nimo movimiento ocurre sin ese instinto secreto. Cuando el aire es sereno y tranquilo, no creemos que la voz de Dios reine all�, pero imaginamos alguna causa natural: tambi�n cuando el cielo est� nublado, cuando llueve, cuando las tormentas se levantan, cuando ocurren otros cambios, de alguna manera o otros excluimos a Dios de estas acciones. Pero el Profeta, por el contrario, dice que escuch� la voz de Dios cuando grit� O wheel (220) Pero Dios no exclam� a modo de burla , pero deseaba testificar que hab�a una cierta inclinaci�n oculta por la cual todas las criaturas obedecen su mandato. Por lo tanto, Dios exclama, oh rueda, que no debemos pensar que los eventos se mueven precipitadamente, o que surge cualquier agitaci�n sin control, o que Los elementos son tan groseros que no obedecen a Dios, ya que su voz da eficacia y vigor a todos.

"Rueda dentro de la rueda dibujada, Mismo instinto con esp�ritu. - Par. Perdidos, 6: 751.

Versículo 14

Ahora Ezequiel desciende a los animales mismos, que ahora dice que son querubines, pero bajo otra forma que la del santuario. Dijimos en el primer cap�tulo por qu� vio cuatro querubines, ya que solo dos rodeaban el arca del pacto. Esta variaci�n puede parecer absurda, ya que Dios estaba acostumbrado a acomodar sus visiones a las formas de la ley, para poder mantener a las personas en la simplicidad de la ley. Pero la raz�n que expuse en el primer cap�tulo no debe ser rechazada de ninguna manera, porque en verdad fue tan grosera y grosera la gente, que fue necesario apartarse de la primera y genuina instituci�n. Dios se hab�a contentado con dos querubines, y en ese n�mero sin duda representaba a todos los �ngeles; pero estaba rodeado por la mano derecha y por la izquierda para poder mostrarle a la gente que nunca podr�a estar deseando en el poder llevarles ayuda. Ahora los jud�os estaban tan estupidos que encerraron a Dios en el cielo, porque apenas quedaba reconocimiento de su providencia, como ya hemos visto. Dado que, por lo tanto, los jud�os excluyeron a Dios del gobierno del mundo, se vio obligado a usar una nueva forma, diferente a la de la ley, para que realmente pudieran percibir que el gobierno de Dios se extendi� por los cuatro cuartos del mundo. Y no hay duda de que por las cuatro criaturas vivientes Dios les record� que nada sucedi� en el mundo sin su control. Pero cuando se describe el mundo, se ponen sus cuatro cuartos o regiones.

Ahora, por lo tanto, entendemos por qu� el Profeta no vio solo dos querubines, sino cuatro: tambi�n se agrega la misma raz�n para la diferencia en la forma de los querubines. Porque los querubines eran como ni�os alados: pero el Profeta dice que cada una de las criaturas vivientes ten�a cuatro cabezas. Sin duda, esto fue una ayuda para despertar a la gente de su letargo, porque los jud�os no podr�an entender el significado y la fuerza de la inspiraci�n angelical por la cual Dios gobierna el mundo entero: por lo tanto, despu�s de que cuatro criaturas vivientes se presentaron ante el Profeta, Tambi�n se dieron cuatro cabezas a cada criatura viviente, a saber, la cabeza de un buey, de un hombre, de un le�n y de un �guila. En el primer cap�tulo dijimos que por estas cabezas todas las criaturas vivientes estaban representadas ante nosotros: Aunque los �rboles, y el mar, y los r�os, y las hierbas, y el aire, y las estrellas, y el sol, son partes del universo, sin embargo, en los seres vivos hay un acercamiento m�s cercano a Dios, y una muestra m�s clara de su energ�a: porque hay movimiento en un hombre, en un buey, en un �guila y en un le�n. Estos animales comprenden dentro de s� mismos todas las partes del universo mediante esa figura ret�rica mediante la cual una parte representa el todo. Mientras tanto, dado que los �ngeles son criaturas vivientes, debemos observar en qu� sentido Dios atribuye a los �ngeles la cabeza de un le�n, un �guila y un hombre: porque esto parece poco de acuerdo con su naturaleza. Pero no pod�a expresar mejor la conexi�n inseparable que existe en el movimiento de los �ngeles y todas las criaturas. Hemos dicho que los �ngeles no se llaman poderes (221) de Dios en vano: ahora cuando un le�n ruge o ejerce su fuerza, parece moverse por su propia fuerza, tambi�n se puede decir de otros animales. Pero Dios aqu� dice que las criaturas vivientes son, en cierto sentido, partes de los �ngeles, aunque no son de la misma sustancia, ya que esto no debe entenderse por similitud de la naturaleza, sino. de efecto Debemos entender, por lo tanto, que mientras los hombres se mueven y cumplen con sus deberes, se aplican en diferentes direcciones a los objetos que persiguen, y tambi�n lo hacen las bestias salvajes; Sin embargo, hay movimientos angelicales debajo, de modo que ni los hombres ni los animales se mueven, pero todo su vigor depende de una inspiraci�n secreta.

Queda una pregunta dif�cil, a saber, por qu� Ezequiel dice aqu� que la primera cabeza era la de un querub�n, mientras que en el primer cap�tulo dijo que era la de un buey. ( Ezequiel 10:10.) Algunos escapan de la dificultad diciendo que parec�a a distancia como un buey, pero una inspecci�n m�s cercana demostr� que era un querub�n, pero esto es demasiado forzado, por lo que no tengo dudas que hay alguna diferencia en la visi�n; ni lo que agrega despu�s, que esta era la criatura viviente que vio en el r�o Chebar, se opone a esto; porque �l llama a cualquier cosa que sea como otra, y tenga el mismo objeto, la misma cosa. Pablo dice que sus padres en el desierto comieron la misma comida espiritual y bebieron la misma bebida espiritual. ( 1 Corintios 10:3.) Pero sabemos cu�n diferente era el s�mbolo del man�, y el agua que flu�a de la roca, de la Cena sagrada que Cristo dej� para nosotros; pero como ya he dicho, dado que existe una afinidad entre los s�mbolos sagrados, deben referirse al mismo alcance. As� dice Pablo, la misma bebida y la misma comida, y Ezequiel dice que era la misma criatura viviente. Mientras tanto, no hay nada fuera de lugar en nuestro dicho de que la visi�n ha cambiado ligeramente, porque cuando Dios se abri� al principio, el Profeta estaba en terreno profano, ahora la visi�n se agrega m�s en la forma del santuario, porque fue capturado por el Esp�ritu, para que �l pudiera ver las abominaciones por las cuales los jud�os hab�an manchado el templo, como ya se dijo. Por lo tanto, cuando se le presenta la cara de un buey al Profeta, cerca del r�o Chebar, para que ahora pueda entender que eran �ngeles o querubines vivos, y que las cuatro cabezas no pueden distraerlo, se presenta la cara de un querub�n a �l; para que, amonestado por este signo, pueda determinar que cada criatura viviente no es m�s que un �ngel o un querub�n, aunque difiere de la forma recibida, de la cual Dios le hab�a propuesto a Mois�s un ejemplo en el monte.

Ahora entendemos por qu� Dios se apart� del curso prescrito en su ley, cuando ofreci� esta visi�n a su Profeta; porque, en verdad, la gente hab�a degenerado tanto de todo sentido de la piedad, que no pod�an ser ense�ados por el simple plan o el imperio de la ley, sino que necesitaban grandes recordatorios. Esta es una explicaci�n. Por otra parte, se emplean cuatro criaturas vivientes, para que Dios pueda significar que su energ�a se difunde por todo el universo. Luego, nuevamente, se asignan cuatro cabezas a cada criatura viviente, para que sepamos que ninguna parte del mundo est� libre de su providencia, y de esa inspiraci�n secreta que es eficaz a trav�s de los �ngeles. Luego, en cuanto a la �ltima cl�usula, donde la cara de un buey se le apareci� al Profeta antes, ahora contempla la de un querub�n, para que pueda entender que estas criaturas vivientes no son m�s que �ngeles; pero la raz�n por la cual Dios dota a sus �ngeles de una nueva forma, es porque la pereza de la gente era tan grande que no reconocieron con qu� deb�an estar familiarizados, porque no fue culpa de Dios que no hubieran bebido el doctrina de la piedad desde su m�s temprana infancia. Ahora sigue

Versículo 15

Luego explicaremos en el lugar apropiado por qu� dice que los querubines ascendieron. El primer y principal alcance de esta visi�n fue que Dios ya no morar�a en el templo, porque hab�a decidido partir de all� debido a las profanaciones imp�as y malvadas por las cuales el templo hab�a sido contaminado. Ahora, por esta raz�n, dice, los querubines ascendieron; pero agrega, esa era la criatura viviente, que hab�a visto cerca del r�o Chebar. Agrega esto para aclarar la visi�n, porque si se hubiera ofrecido solo una vez, los jud�os podr�an dudar de su tendencia, y su oscuridad les quitar�a su probarlo y hacer que la ense�anza prof�tica sea bastante ins�pida. Pero dado que la visi�n se repite, Dios confirma y sanciona lo que de otra manera no habr�a sido estampado suficientemente en los corazones de las personas; porque la experiencia tambi�n nos ense�a esto, que aumentamos en la fe y progresamos m�s conforme Dios habla con nosotros una y otra vez. Porque aunque nos parezca que seguimos lo que hemos aprendido de las Escrituras, pero si se repite la misma oraci�n, nos familiarizamos a�n m�s con ella. Por otra parte, si leemos el mismo sentimiento en dos o tres profetas, Dios presenta m�s testigos, para que la verdad se establezca mejor; Dado que conocemos nuestra gran propensi�n a dudar, siempre fluctuamos, y aunque la Palabra de Dios tiene suficiente energ�a para confirmarnos, todav�a estamos inquietos, a menos que nuestras mentes est�n respaldadas por diversos apoyos. Por lo tanto, Dios deseaba colocar la misma cosa dos veces ante los ojos de su Profeta, para que la visi�n anterior pudiera causar m�s impresi�n no solo en el Profeta mismo, sino tambi�n en todos los jud�os. Porque dijimos que aunque hab�a alguna diferencia, sin embargo, no hay discordancia en el dicho del Profeta de que la criatura viviente era la misma.

Versículo 16

El Profeta aqu� confirma lo que hab�a dicho antes, a saber, que no hab�a movimiento intr�nseco en las ruedas, sino que fueron atra�dos por un instinto secreto dondequiera que los querubines se movieran. Por lo tanto, deducimos que los eventos de las cosas no son accidentales, ni se excitan en varias direcciones por ning�n impulso ciego, sino que est�n dirigidos por la energ�a oculta de Dios, y eso tambi�n por medio de los �ngeles. Primero dice, cuando los querubines partieron, las ruedas partieron al mismo tiempo: luego, cuando los querubines levantaron sus alas hacia arriba, las ruedas siguieron el mismo curso y no regresaron; es decir, no fueron apartados de ese acuerdo del que hab�a hablado antes; pero c�mo no se invirtieron las ruedas, explicaremos m�s claramente ma�ana.

Versículo 17

Como acaba de decir que las ruedas obedec�an al movimiento de las criaturas vivientes, ahora dice que cesaron con ellas. Pero en este lugar parece que podr�a surgir cierta incongruencia, ya que no es correcto decir que los �ngeles descansan. Sabemos que se celebra su rapidez y rapidez en la ejecuci�n de los mandamientos de Dios. (Salmo 103:20.) Entonces, dado que los �ngeles son los poderes de Dios, se deduce que nunca cesan de su cargo de trabajo. Porque Dios nunca puede descansar; �l sostiene al mundo con su energ�a, lo gobierna todo por minutos, de modo que ni siquiera un gorri�n cae al suelo sin su decreto. ( Mateo 10:29.) Y existe esa conocida y celebrada oraci�n de Cristo, Mi Padre y yo trabajamos hasta ahora. ( Juan 5:17.) Dado que, por lo tanto, Dios nunca descansa de sus obras, �c�mo puede explicarse ese descanso del que dice el Profeta, cuando los �ngeles se pararon, las ruedas tambi�n se pararon? Respondo: debe tomarse en un sentido humano; porque aunque Dios trabaja continuamente por medio de los �ngeles, a veces parece descansar entre ellos. Porque �l no gobierna sus obras de manera equitativa, ya que, por ejemplo, los cielos a veces est�n tranquilos y otros agitados, de modo que aparece una gran variedad en las obras de Dios, de lo que podemos imaginar que a veces est� en un movimiento vehemente, y en otros en perfecto reposo. Por lo tanto, este es el cese del que habla el Profeta cuando dice que las criaturas vivientes se pusieron de pie y, al mismo tiempo, las ruedas con ellas La experiencia tambi�n lo confirma; porque Dios a veces parece mezclar el cielo y la tierra, y nos despierta con un trabajo no acostumbrado, mientras que en otros el curso de sus obras parece fluir como un pl�cido r�o. Para que no sea absurdo decir que las ruedas se pararon con las criaturas vivientes, y procedieron y fueron elevadas con ellas. Agrega, el esp�ritu de la criatura viviente estaba en las ruedas, expliqu� este punto, en el primer cap�tulo, pero aqu� puede explicarse brevemente, que el esp�ritu aqu� se toma por vigor secreto o instinto. Las ruedas no est�n animadas adecuadamente, porque dijimos que los eventos de las cosas nos son representados por esta palabra, y lo que parece suceder en el mundo; pero su incomprensible vigor y agitaci�n procede del mandato de Dios, de modo que todas las criaturas est�n animadas por el movimiento angelical: no es que haya una conversi�n del �ngel en un buey o un hombre, sino porque Dios ejerce y difunde su energ�a de manera secreta, para que ninguna criatura est� contenta con su propio vigor peculiar, sino que est� animada por los propios �ngeles. Ahora sigue

Versículo 18

Aqu� el Profeta nos ense�a cu�l es el punto principal de la visi�n, a saber, que Dios hab�a abandonado el templo: porque sabemos con qu� confianza se jactaban los jud�os de que deb�an estar seguros continuamente bajo la protecci�n de Dios. Como consecuencia de la promesa, que el templo de Dios deber�a ser el lugar de su descanso en el que �l morar�a, (Salmo 132:14), no pensaron que fuera posible que Dios los abandonara, por lo que pecaron sin restricciones. ; y aunque lo alejaron de ellos por sus cr�menes, sin embargo, deseaban tenerlo de alguna manera atado a ellos. Isa�as se burla de esta locura: el cielo es mi asiento y la tierra es mi pie. taburete: �qu� casa construir�s para m�? ( Isa�as 66:1.) Dios hab�a ordenado que se construyera su templo, y deseaba tener su vivienda terrenal, colocarla all�; pero �l dice que su deseo se hab�a vuelto nugatorio: �y c�mo? Por eso, cuando prometi� que morar�a en el templo, deseaba que su nombre fuera invocado pura y reverentemente all�.

Pero los jud�os hab�an contaminado el templo en todos los sentidos. Por lo tanto, pensaron que Dios estaba encerrado all� en vano: porque su liberalidad no tiende a participar del cautiverio de los jud�os, sino a tenerlos en obediencia a s� mismo. Por lo tanto, Isa�as dice merecidamente que el templo se volvi� inadecuado para el uso de Dios cuando fue profanado. As� tambi�n vemos en Jerem�as: No conf�es en palabras mentirosas, el templo de Jehov�, el templo de Jehov�, el templo de Jehov�. (Jeremias 7:4.) Esa repetici�n se usa porque estaban muy euf�ricos por su obstinaci�n. Los jud�os resistieron a los profetas, y tan a menudo como se pronunci� cualquier amenaza contra ellos, huyeron inmediatamente a ese asilo, el templo del Se�or.

Por esta raz�n, por lo tanto, el Profeta ahora relata que la gloria de Dios hab�a abandonado el santuario: de lo contrario, lo que hemos visto habr�a estado fuera de lugar: fue enviado a esparcir la quema por toda la ciudad: de esta manera el templo habr�a quemado, y Dios habr�a sido consumido por un fuego peculiar: aqu� hablo despu�s de la forma com�n, porque cuando el arca del pacto se llama Dios de los ej�rcitos, ( 2 Samuel 6:2), �c�mo podr�a suceder? para que el fuego destruya el arca, junto con todas las partes del templo? Pero Dios mismo los encuentra y les muestra que el templo fue privado de su gloria cuando fue destruido por el enemigo. Luego, el templo fue derrocado. Y en los Salmos se describe su lamentable ruina, con qu� crueldad y orgullo, y con qu� burla b�rbara lo insult� el enemigo, (Salmo 74, y Salmo 79: ) esto fue muy vergonzoso y perturb� sus mentes d�biles. Por lo tanto, era necesario persuadir a los fieles de que Dios ya no habitaba en el templo, sino que solo era un espect�culo vac�o, porque hab�a quitado su gloria ya que el lugar estaba corrompido por tantas impurezas. Ahora, por lo tanto, entendemos el dise�o del Profeta, cuando dice que la gloria de Jehov� se hab�a alejado del umbral de la casa y se encontraba por encima de los querubines. Pero ya hab�a dicho que los querubines hab�an levantado sus alas, lo cual confirma nuevamente. De donde se sigue, que Dios con sus �ngeles, cuando el templo fue abandonado, abandon� a los jud�os, para que en el futuro se jactaran en vano de estar a salvo bajo su protecci�n. Por lo tanto, dice que los querubines levantaron sus alas y ascendieron de la tierra ante sus ojos. Tampoco es esta cl�usula superflua, ya que fue dif�cil persuadir a los jud�os de lo que dijo sobre su abandono. Hubo un famoso or�culo, "aqu� voy a habitar, ya que lo he elegido". (Salmo 132:14.) Cuando se dieron cuenta de eso, pensaron que el sol pronto caer�a del cielo que Dios dejar�a ese templo.

Pero el Profeta dice que lo vio claramente, que sin duda podr�a permanecer. Si alguien debe preguntar aqu�, �c�mo est� de acuerdo la promesa que he mencionado con la partida que relata el Profeta aqu�? la respuesta es f�cil, si entendemos que Dios no siempre trabaja por medios humanos, ni a�n de acuerdo con nuestra percepci�n carnal. Dios a menudo parece actuar de manera tan abrupta que su comienzo no tiene fin: en fin, Dios a veces parece hacer deporte y retraer su mano, para que el evento no responda a los comienzos alegres. Como, por lo tanto, seg�n nuestros sentidos carnales, las obras de Dios parecen estar frustradas, es necesario usar ese lenguaje: de lo contrario, nunca deber�amos entender c�mo Dios se apart� del santuario, cuando lo hab�a elegido a perpetuidad. Pero se march� tanto, que el lugar segu�a siendo sagrado, y el templo estaba delante de Dios aunque hab�a sido derrocado a los ojos de los hombres. La apariencia visible del templo fue quitada, pero mientras tanto, ya que el templo fue fundado por la promesa de Dios, se encontraba entre sus ruinas, como he dicho. Por esta raz�n, Daniel, aunque la soledad y la devastaci�n deb�an apartar sus ojos y sentidos de Judea, rez� en esa direcci�n, como si el templo hubiera permanecido completo. Y por que? Mir� la promesa. ( Daniel 6:10.) Y por esta raz�n, el Profeta dijo, despu�s del regreso del cautiverio, que la gloria del segundo templo super� a la del primero, como dice el Profeta Hageo. ( Hageo 2:9.) Y sabemos con qu� abundancia y magnificencia discute Isa�as sobre el esplendor del segundo templo y su inestimable gloria. ( Isa�as 60:7.) Veremos tambi�n una doctrina similar al final de este libro. Dado que, por lo tanto, el templo estaba delante de Dios, porque se fund� en su promesa, esta deserci�n temporal no pudo abolir lo que dije sobre la estaci�n perpetua de Dios.

lo mismo debe decirse sobre el reino: ese reino deber�a permanecer mientras el sol y la luna brillaban en el cielo (Salmo 89:37), esto es cierto: y sin embargo hubo una triste interrupci�n durante muchos a�os. Porque sabemos qu� grave desgracia sufri� el �ltimo rey: entonces, toda la dignidad cay� en la ruina, de modo que no se pudo ver m�s que la horrible venganza de Dios. Y, sin embargo, esa promesa siempre tuvo su propio efecto; Mientras permanezcan el sol y la luna, ser�n mis fieles testigos de la perpetuidad del reino. Ahora entendemos en qu� sentido Dios dej� su templo y, sin embargo, de ninguna manera rompi� su promesa. Pero �l dice que la gloria del Dios de Israel estaba en la puerta oriental, pero por encima de ella, para que se levantara de la tierra. El significado de ese discurso era que los jud�os podr�an saber que ya no se deb�a buscar a Dios en esa morada de madera y piedra, porque no solo hab�a dejado su asiento, sino que hab�a ascendido hacia arriba, para que no deb�an tener m�s relaciones sexuales con ellos. �l. Ahora sigue

Versículo 20

Repite lo que hemos visto antes, a saber, que una visi�n se ofreci� dos veces, porque Dios deseaba marcar claramente lo que de otro modo hubiera sido dudoso. De hecho, el Profeta estaba suficientemente persuadido de que Dios se le hab�a aparecido, pero la confirmaci�n de ello no fue en vano, porque tendr�a que soportar grandes conflictos. Mientras tanto, debe observarse que la visi�n se confirm� por segunda vez, no para la ventaja privada de una sola persona, sino que atraer esta atenci�n podr�a beneficiar a toda la gente o, en cualquier caso, dejar sin excusa a quienes despreciaban tanto favor de Dios, tan manifiesto y tan claramente abierto para ellos. �l dice, por lo tanto, esta era la criatura viviente que hab�a visto bajo el Dios de Israel. En el primer cap�tulo relat� que hab�a un trono en el firmamento abierto del cielo, donde se sentaba como un hombre en forma externa, y Sin embargo, no era un hombre. All� vimos que se alud�a al Dios verdadero y �nico, y sin embargo, esta descripci�n no pod�a aplicarse al Padre, sino que necesariamente pertenec�a al Hijo. Estas dos cosas deben tenerse en cuenta: y el Profeta aqu� elimina todas las dudas cuando nombra al Dios de Israel como un hombre, lo que no podr�a aplicarse a la persona del Padre. Esa semejanza deber�a ser acordada entre los piadosos. La controversia, por lo tanto, sobre este punto no debe ser involucrada; para Sabellius, que quit� la distinci�n de personas, fue suficientemente refutado por su propia extravagancia. Como, por lo tanto, el Padre nunca adopt� la forma o semejanza del hombre, y en ninguna parte se lee en las Escrituras eso. �l es comparado con un hombre, debemos explicar esto de Cristo. Y ahora Ezequiel da testimonio de que �l es el Dios de Israel. Vemos, por lo tanto, cu�n tontamente los tontos de nuestros d�as balbucean que desean molestar a las Iglesias haciendo de Cristo una especie de deidad transfundida de la sustancia del Padre. Confiesan, de hecho, que �l es Dios, pero esta confesi�n es una mera pretensi�n, (223) ya que dicen que el Dios de Israel significa Dios el Padre, y que el t�tulo no puede aplicarse ni al Hijo ni al Esp�ritu. El Esp�ritu, por lo tanto, se equivoca cuando dice por boca del Profeta, el Dios de Israel apareci� en forma humana. Este lugar, por lo tanto, es notable por refutar ese enga�o por el cual los hombres tontos se fatigan a s� mismos y a otros: mientras permiten que Cristo sea Dios. , sin embargo, lo privan de su verdadera deidad, porque dicen que se deriva del Padre.

�l tambi�n dice que sab�a que eran querubines. Ahora, aunque sab�a que Dios se le hab�a aparecido antes, no ten�a ning�n conocimiento sobre las criaturas vivientes, ya que con respecto a ellos permanec�a en suspenso; pero ahora, despu�s de que Dios le ha explicado familiarmente la visi�n en el templo, dice que le ense�aron que eran querubines. Entonces, lo que dijimos ayer se confirma, que la cara del buey se transform� en la de un querub�n, para que El Profeta entendi� que los �ngeles fueron se�alados bajo la forma de querubines, incluso aquellos que rodeaban el arca del pacto. Sigamos -

Versículo 21

El Profeta parece detenerse en los puntos de ninguna manera dudoso: ya ha hablado de las cuatro cabezas, entonces �por qu� lo repite? Porque estaba tratando con un pueblo aburrido y perverso: tambi�n fueron lentos en recibir la doctrina del Profeta: y agregaron este vicio peor que todos los dem�s, es decir, un esfuerzo constante y abierto para restarle valor a la autoridad de todos los Profetas. Por esta raz�n, el Profeta dice que hab�a cuatro cabezas y cuatro alas para cada criatura viviente, para que los jud�os no se burlaran de �l como un espectro vac�o y una ilusi�n del Profeta, porque pens� que ve�a lo que no ten�a existencia. Por esta raz�n inculca m�s frecuentemente qu�. estaba suficientemente claro por s� mismo si los jud�os hubiesen sido d�ciles y obedientes. Sigue -

Versículo 22

�l persigue el mismo sentimiento, que nada era oscuro o perplejo en esta visi�n, ya que todas las cosas eran mutuamente adecuadas. El recuerdo de la visi�n que hab�a recibido permaneci� en la mente del Profeta: pero ahora, cuando es apresurado al templo, reconoce al mismo Dios y las mismas formas a las que estaba acostumbrado. Vemos entonces c�mo se encuentra con su perversidad, que de otro modo se hab�a jactado de haberles ofrecido solo sus propias ficciones sin ninguna verdad en ellas. Por lo tanto, �l restringe esta petulancia y muestra que Dios ciertamente se le hab�a aparecido, y eso tambi�n por segunda vez. Como ahora dice que cada criatura viviente avanz� en la direcci�n de su rostro, no hay duda de que esto se refiere a sus acciones. Por lo tanto, se�ala que los �ngeles no deambularon en su curso como lo hace generalmente una persona que mira hacia un lado y hacia otro, o abandona el camino o gira hacia la derecha o hacia la izquierda. Por lo tanto, el Profeta dice que las criaturas vivientes procedieron de modo que cada una tuviera la intenci�n en su propio fin o alcance: porque si el movimiento de los �ngeles hubiera sido turbulento, no habr�an sido los sirvientes de Dios. Finalmente, el Profeta significa que los �ngeles no solo estaban alertas y preparados para la obediencia, sino que al mismo tiempo estaban organizados y formados seg�n una regla fija, de modo que no se apartaron en lo m�s m�nimo. el comando y la direcci�n de Dios (228) Ahora sigue:

El comentario aprendido sobre Ezequiel y las explicaciones de sus visiones, de Hieron. Pradus y Joan. Bautizo Villalpandus, dos jesuitas, publicado en Roma en 1596 y 1604, con el permiso de sus superiores, ilustra este d�cimo cap�tulo muy copiosamente y muestra una gran diligencia, erudici�n y precisi�n. Oecolampadius da otra exposici�n exeg�tica valiosa de este cap�tulo en su Comentario. en omn. libr. Profeta., Editar. 1558; �l ocupa dieciocho p�ginas en folio con un comentario elaborado bajo el t�tulo "Expositio mysterii quod hac visione adumbratur", en el que ve Christus dominus glorioe y gratia est firmamentum justitioe Christi La discusi�n de los Querubines es muy completa, aunque puede ser bueno consultar el art�culo en la Cyclopedia B�blica de Kitto sobre la palabra "Querub�n". Rosenmuller, en su valiosa Scholia, hace un uso constante de las versiones Arable y Sir�aca, cita totalmente del griego. de Theodoret, y compara diligentemente los c�dices hebreos de Kennicott y De Rossi, as� como los textos griegos del Codex romano, el complutense y el alejandrino. Con tales administraciones, el lector de estas conferencias sobre Ezequiel tendr� datos suficientes para formar un juicio correcto sobre los m�ritos de la interpretaci�n de Calvino.

Información bibliográfica
Calvino, Juan. "Comentario sobre Ezekiel 10". "Comentario de Calvino sobre la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cal/ezekiel-10.html. 1840-57.