Bible Commentaries
Isaías 33

Comentario de Calvino sobre la BibliaComentario de Calvino

Versículo 1

1. �Ay de ti! Si estas palabras se exponen en relaci�n con los babilonios, la tensi�n fluir� con bastante facilidad; porque, despu�s de haber prometido libertad a los prisioneros, ( Isa�as 32:15), ahora se burla de los conquistadores. Adem�s, ten�an que ser confirmados de manera peculiar, que podr�an dar cr�dito a una predicci�n que parec�a incre�ble; porque no pod�an pensar que era probable que ese vasto poder fuera destruido y derrocado, y que a los miserables prisioneros que ahora estaban en un estado de desesperaci�n se les permitir�a regresar r�pidamente a su pa�s natal. En medio de tales angustias, por lo tanto, podr�an haberse desmayado y renunciado a toda esperanza de seguridad, si el Profeta no los hubiera encontrado con estas exhortaciones. En consecuencia, anticipa esas dudas que podr�an haber atormentado sus mentes y tentarlas a la desesperaci�n, despu�s de haber sido arrastrados por los babilonios y reducidos a la esclavitud; porque no vieron ninguna de las cosas aqu� prometidas, sino todo lo contrario.

Sin embargo, como se acuerda casi universalmente que este es el comienzo de un nuevo discurso y que est� dirigido a Senaquerib y su ej�rcito, no estoy dispuesto a creer que el Profeta se pronuncie contra los asirios, que injustamente oprimieron a todos sus vecinos, Una amenaza destinada a aliviar la angustia y la ansiedad de la gente. Por lo tanto, quiere decir que habr� una maravillosa revoluci�n de los asuntos, que derrocar� la floreciente condici�n de N�nive, aunque parezca invencible; porque los babilonios vendr�n de manera hostil para castigarlos por la crueldad que ejercieron en otras naciones.

Con el fin de impartir mayor energ�a a este discurso, se dirige a los asirios mismos: ��Ay de ti, que sacaste; ahora puedes devastar impunemente; nadie tiene poder para resistirte; pero alg�n d�a habr� quienes, a su vez, te saquear�n, como t� has saqueado a otros ". Les habla en un n�mero singular, pero en un sentido colectivo, lo cual es muy habitual. Otros lo leen como una pregunta: "�No ser�s mimado? �Crees que nunca ser�s castigado por esa violencia? Alg�n d�a habr� quienes te hagan lo mismo. Pero podemos seguir la exposici�n ordinaria, seg�n la cual el Profeta exhibe de manera sorprendente la injusticia de los enemigos, que estaban tan ansiosos por saquear que no perdonaron a nadie, ni siquiera a los inocentes que nunca los hab�an herido; porque eso es una demostraci�n de la mayor crueldad. Por lo tanto, estoy m�s dispuesto a adoptar esta exposici�n, seg�n la cual �l describe en esta primera cl�usula qu� son los asirios, los muestra como ladrones de base y crueles, y da una fuerte muestra de su crueldad al hostigar y saquear personas inofensivas e inofensivas. ; de modo que, cuando los jud�os vean tal injusticia desenfrenada, puedan considerar que Dios es justo y que tales procedimientos no siempre pasar�n sin castigo.

Cuando habr�s dejado de saquear. Esta es la segunda cl�usula de la oraci�n, por la cual el Profeta declara que los asirios ahora saquean, porque Dios les ha dado riendas sueltas, pero que alg�n d�a las revisar�, para que no tengan poder para hacer da�o. Si entendemos que quiere decir "cuando ya no deseen saquear", ser�a una interpretaci�n d�bil; pero el Profeta avanza m�s alto y declara que llegar� el momento "en que terminar�n con el saqueo", porque el Se�or los restringir� y los someter�. Por lo tanto, el significado es el mismo que si hubiera dicho: "Cuando hayas alcanzado la altura"; porque vemos que los tiranos tienen l�mites asignados que no pueden pasar. Su carrera es r�pida, siempre y cuando mantengan su rumbo; pero tan pronto como se alcanza la meta, su l�mite m�ximo, deben detenerse.

Alegramos nuestros corazones con este consuelo, cuando vemos a los tiranos atacar insolente y ferozmente a la Iglesia de Dios; porque el Se�or finalmente los obligar� a detenerse, y cuanto m�s crueles hayan sido, m�s severamente ser�n castigados. El Se�or los destruir� en un momento; porque �l levantar� contra ellos enemigos que instant�neamente los arruinar�n y castigar�n por sus iniquidades.

Aqu� tambi�n debemos reconocer la providencia de Dios en el derrocamiento de los reinos; porque los hombres malvados imaginan que todo se mueve al azar y por la violencia ciega de la fortuna; pero deber�amos tener otro punto de vista, porque el Se�or pagar� sus desiertos, de modo que se les haga saber que la crueldad que ejercieron contra personas inofensivas no permanece sin venganza. Y el evento mostr� la verdad de esta predicci�n; No mucho despu�s, N�nive fue conquistada por los babilonios, y perdi� la monarqu�a, y fue tan completamente destruida que perdi� su nombre. Pero como Babilonia, que tuvo �xito en su habitaci�n, no lo fue. menos un "spoiler", el Profeta pronostica con justicia que habr� otros ladrones para robarla, y que los babilonios, cuando su monarqu�a sea derrocada, ser�n saqueados de las cosas que tomaron y saquearon de otros.

Versículo 2

2. Oh Jehov�, ten piedad de nosotros. Este sentimiento fue agregado por el Profeta, para recordarle a los piadosos a d�nde deb�an ir en medio de tales angustias, incluso cuando parezcan estar privados de toda esperanza de seguridad; que deber�an unirse a la oraci�n, suplicarle a Dios el cumplimiento de estas promesas, incluso cuando sean m�s miserables, y cuando el poder del enemigo para oprimirlos cruelmente sea muy formidable. Y aqu� debemos observar cuidadosamente el orden que ha seguido el Profeta, al exhibir primero la promesa de Dios e inmediatamente exhortar a la oraci�n. No solo as�, sino que interrumpe la corriente de su discurso y de repente estalla en oraci�n; porque aunque el Se�or se apresura a cumplir lo que ha prometido, sin embargo, se demora por un tiempo, para ejercer nuestra paciencia. Pero cuando debemos esperar, en nosotros no encontramos constancia ni perseverancia; nuestros corazones se desmayan de inmediato y. languidecer. Deber�amos, por lo tanto, recurrir a la oraci�n, que solo puede apoyar y alegrar nuestros corazones, mientras miramos fervientemente a Dios, por cuya sola gu�a seremos liberados de nuestras angustias. Sin embargo, esperemos pacientemente, con esperanza y confianza inquebrantables, lo que nos ha prometido; porque al final demostrar� que es fiel y no nos decepcionar�.

Al mismo tiempo, el Profeta nos dice que no solo consideremos en general el juicio de Dios contra los asirios, sino la bondad paternal de Dios hacia su pueblo elegido; como si hubiera dicho que los asirios ser�n destruidos, no solo para que puedan recibir la justa recompensa de su avaricia y crueldad, sino porque de esta manera Dios estar� encantado de proveer para la seguridad de su Iglesia. Pero mientras nos exhorta a orar por misericordia, tambi�n declara que seremos miserables.

En ti hemos esperado. Para apreciar la esperanza de obtener el favor, los creyentes luego declaran que "han esperado en Dios", a quien ahora invocan; y, de hecho, nuestras oraciones deben ser ociosas e in�tiles, si no se basan en este principio.

"Que tu misericordia sea con nosotros", dice David, "Seg�n lo que hemos esperado en ti". ( Salmo 33:22.)

Para entrar en la presencia de Dios, si �l no abri� el camino por su palabra, ser�a excesivamente imprudente; y, por lo tanto, como �l nos invita amable y gentilmente, debemos abrazar su palabra cada vez que nos acercamos a �l. Adem�s, se debe agregar paciencia a la fe; y, por lo tanto, cuando se nos quita la fe, no merecemos que el Se�or nos escuche, porque es por fe que lo invocamos. Ahora, solo la fe es la madre de invocar a Dios, como se declara con frecuencia en muchos pasajes de las Escrituras; y si la fe es deficiente, no puede quedar nada m�s que hipocres�a, que Dios no aborrece m�s. ( Romanos 10:14.)

Y por lo tanto, es evidente que no hay cristianismo en todo el papado; porque si la parte principal de la adoraci�n a Dios consiste en la oraci�n, y si no saben lo que es orar, (porque nos hacen dudar continuamente e incluso acusan de imprudencia la fe de los piadosos), �qu� clase de adoradores de Dios son ellos? �Puede esa oraci�n ser leg�tima, perpleja por la incertidumbre y que no se basa con firme confianza en las promesas de Dios? �Acaso esos Rabinos, que desean ser considerados te�logos, no muestran que son simples beb�s? Ciertamente, nuestros hijos los superan en conocimiento y en la verdadera luz de la piedad. (1)

Aprendamos tambi�n de estas palabras que nuestra fe es probada por la adversidad; porque la verdadera prueba de fe es cuando, con paciencia inquebrantable en oposici�n a todos los peligros y asaltos, seguimos confiando en la palabra y las promesas. Por lo tanto, daremos evidencia pr�ctica de que hemos cre�do sinceramente.

S� lo que has sido, su brazo por la ma�ana. Otros lo expresan como si fuera una oraci�n continua: "S� nuestro brazo en la ma�ana y nuestra salvaci�n en la tribulaci�n". En cuanto a los creyentes que hablan en tercera persona, consideran que es un cambio que los hebreos emplean con frecuencia. Pero creo que el significado del Profeta es diferente; porque ten�a la intenci�n de expresar ese deseo que se intensifica por los beneficios recibidos anteriormente; y, por lo tanto, en mi opini�n, esa cl�usula se inserta apropiadamente, "su brazo por la ma�ana", en el cual proporciono las palabras "qui�n ha estado", para presentar los antiguos beneficios otorgados por Dios a los padres. �T�, Se�or, escuchaste las oraciones de nuestros padres; cuando huyeron a ti, les diste ayuda, ahora yo tambi�n soy nuestra salvaci�n, y nos liberas de nuestras aflicciones ".

"Brazo" y "salvaci�n" difieren en este aspecto, ese "brazo" denota el poder que el Se�or ejerci� en defensa de su Iglesia, y eso antes de que ella fuera afectada; mientras que "salvaci�n" denota la liberaci�n por la cual el Se�or rescata a la Iglesia, incluso cuando ella parece estar arruinada. Por lo tanto, registra los antiguos beneficios que el Se�or anteriormente otorg� a los padres, para que pueda ser movido a ejercer la misma compasi�n hacia los hijos. Como si hubiera dicho: �Oh Se�or, antes rechazaste los peligros que amenazaban a tu Iglesia; confiando en tu favor ella floreci� y prosper�. Tambi�n la entregaste cuando estaba oprimida. De la misma manera, actuar�s por nuestra propia cuenta, especialmente porque pertenece a tu car�cter prestar asistencia cuando las cosas est�n desesperadas y en el peor de los casos ". (2)

La part�cula ??, (aph,) incluso, es muy enf�tica para confirmar nuestra fe, para que no podamos dudar de que Dios, que siempre sigue siendo como �l, y nunca degenera de su naturaleza o se desv�a de su prop�sito, tambi�n ser� nuestro libertador; porque, tales creyentes han encontrado que �l es. Por lo tanto, debemos colocar continuamente ante nuestros ojos la manera en que el Se�or anteriormente ayud� y liber� a los padres, para que podamos estar completamente convencidos de que tampoco dejaremos de obtener de �l asistencia y liberaci�n.

Versículo 3

3. A la voz del tumulto los pueblos huyeron. Ahora vuelve a la antigua doctrina, o m�s bien la contin�a, despu�s de haber insertado una breve exclamaci�n. Ya hab�a demostrado que los asirios ser�an derrotados, aunque parec�an estar fuera del alcance de todo peligro; y ahora les ordena a los jud�os que lo vean como si hubiera tenido lugar; porque su poder era vasto, y todos los hombres los tem�an y los consideraban invencibles. Por lo tanto, Isa�as pone ante los ojos de los jud�os la terrible ruina de los asirios, como si ya se hubiera logrado. �l hace uso del n�mero plural, diciendo que eran pueblos; porque el reino de los asirios consist�a en varios "pueblos", y su ej�rcito hab�a sido recogido de varias naciones; y por lo tanto afirma que, aunque su n�mero era prodigioso e ilimitado, perecer�an miserablemente.

En tu exaltaci�n. Algunos explican que la palabra "exaltaci�n" significa la "manifestaci�n" por la cual el Se�or ilustremente mostr� lo que pudo hacer. Pero lo explico de una manera m�s simple, que el Se�or, que antes parec�a estar en reposo, cuando permiti� que los babilonios asolaran impunemente, ahora de repente sali� a la vista del p�blico; porque su retraso fue indudablemente tratado con orgullo por los enemigos, como si el Dios de Israel hubiera sido humillado y vencido; pero finalmente se levant� y se sent� en su asiento de juicio, y se veng� de los cr�menes de los imp�os. Por lo tanto, existe un contraste impl�cito entre la "exaltaci�n" y ese tipo de debilidad que el Se�or parec�a exhibir, cuando permiti� que su pueblo se afligiera y se dispersara. (3)

Por "la voz del tumulto" se supone que se quiere decir que el Se�or har� huir a los enemigos simplemente haciendo ruido; pero esa interpretaci�n, me temo, es m�s ingeniosa que s�lida. Por lo tanto, interpreto de buena gana la palabra "voz" en el sentido del ruido fuerte que levantar�an los medos y los persas.

Versículo 4

4. Y tu presa ser� reunida. Aqu� se dirige a los asirios, si no se considera preferible referirlo a los jud�os, y tomar la palabra "presa" en un sentido activo. Pero la opini�n anterior es m�s apropiada; y este repentino giro de direcci�n directa imparte gran vehemencia a la predicci�n, cuando se burla abierta y expresamente de los orgullosos adversarios. Sin embargo, es dudoso si denota la ruina final de la naci�n, o la derrota del rey Senaquerib, cuando su ej�rcito fue destruido por la mano de un �ngel ante los muros de Jerusal�n. ( 2 Reyes 19:35.) La �ltima opini�n ha sido adoptada por casi todos los comentaristas, pero me parece demasiado limitada; porque creo que el Profeta, desde el comienzo del cap�tulo, ten�a la intenci�n de expresar algo m�s, cuando habl� de la destrucci�n de esa naci�n, la profec�a podr�a incluso extenderse a�n m�s, como suger� hace un poco, para incluir asimismo los babilonios, que fueron los �ltimos enemigos de la Iglesia; pero, pasando esto, es suficientemente evidente que su pluma est� dirigida contra la monarqu�a de N�nive.

Por su reuni�n de orugas. Compara esa naci�n guerrera con las "orugas", porque no tendr�n poder para resistir, pero temblar�n y se desmayar�n, de modo que se juntar�n en grandes montones para ser destruidos. La comparaci�n es muy apropiada, y es empleada tambi�n por el Profeta Nahum, ( Nah�m 3:15), aunque en un sentido algo diferente; porque sabemos que ese insecto es extremadamente destructivo para los �rboles, y extremadamente da�ino, por lo que puede llamarse justamente La calamidad de la tierra. Pero como su gran n�mero no da poder para defenderse, incluso los ni�os pueden sacudirse f�cilmente, y reunirse, y matarlos en montones donde sea que se encuentren con ellos. Esto tambi�n, declara el Profeta, les ocurrir� a esos ladrones insaciables; porque, aunque hicieron mucho da�o al saquear durante un largo per�odo, finalmente ser�n asesinados y destruidos sin el menor esfuerzo; porque, privados de vigor masculino y casi de vida, caer�n en poder de sus enemigos; y la riqueza de N�nive, acumulada por el robo, ser� llevada a Babilonia.

Seg�n el funcionamiento de las langostas. Ahora agrega otra comparaci�n, que los babilonios "correr�n como langostas" para devorar a todo el pa�s; para esas criaturas, siendo extremadamente voraces, y avanzando sin interrupci�n, y saltando con asombrosa rapidez, consumen todos los frutos de la tierra. Algunos lo refieren a los mismos asirios, como si el Profeta los comparara con �langostas�, porque se dispersar�n f�cilmente; pero esa interpretaci�n no se aplica, ya que el Profeta dibuja un ej�rcito de "langostas" para cubrir completamente en su marcha toda la tierra; y bellamente hace una comparaci�n entre las "orugas" y las "langostas", debido a su avaricia insaciable y su gran n�mero.

Versículo 5

5 Jehov� es exaltado. Explica m�s completamente lo que notamos brevemente un poco antes, sobre la exaltaci�n de Dios, y sigue el tema que mencionamos anteriormente, que la destrucci�n de una monarqu�a tan poderosa har� evidente cu�n altamente Dios valora la salvaci�n de su Iglesia, por cuyo bien �l arruinar� por completo a N�nive, la reina de las ciudades, y a sus habitantes. Esta lecci�n es muy �til, que Dios no perdona a los hombres reprobados e irreligiosos; porque, al oponerse a sus deseos ilegales, su objetivo es testificar cu�nto ama a sus elegidos; y no es un consuelo ordinario que la gloria de Dios brille m�s brillantemente en la salvaci�n de la Iglesia.

Quien habita en lo alto. Primero, declara que Dios ha resucitado "en lo alto", mientras que los hombres malvados imaginan que estaba al este y humillado por la destrucci�n de la gente. Una vez m�s, para que nadie piense que Dios solo ha recuperado lo que perdi�, como sucede con frecuencia en el mundo que los que han sido vencidos, tan pronto como se produce un cambio favorable, vuelven a presentar un nuevo vigor, declara expresamente que Dios es "exaltado" ante los ojos de los hombres, porque esto se debe a �l a causa de su grandeza, porque �l habita los cielos. Por lo tanto, se deduce que, aunque con frecuencia oculta su poder, nunca pierde su derecho, sino que, cuando lo considera apropiado, muestra abiertamente su rango exaltado; porque habitar "en los cielos" denota, como sabemos, la autoridad suprema a la que est� sujeto todo el mundo. (Salmo 115:3.) De esta manera, �l no solo muestra que Dios puede derribar f�cil y f�cilmente todo lo que es elevado en el mundo, sino que argumenta desde la naturaleza eterna de Dios, que cuando Dios es despreciado por los hombres malvados, no puede, por fin, hacer otra cosa que manifestar su gloria; porque de lo contrario se "negar�a a s� mismo". ( 2 Timoteo 2:13.)

�l ha llenado a Si�n de juicio y justicia. Por lo tanto, confirma nuevamente la afirmaci�n de que ser� una prueba de la maravillosa bondad de Dios, cuando los jud�os sean liberados de la tiran�a de los babilonios. Era apropiado colocar ante sus ojos al Autor de una bendici�n tan grande; porque vemos cu�n basicamente su gloria es oscurecida por nuestra ingratitud. Ahora, "la plenitud de la justicia y el juicio" significa que Dios derramar� su generosidad en gran parte y copiosamente en la restauraci�n de la Iglesia. Sin embargo, no ser� inadecuado ver estas palabras como referentes al orden legal, cuando todo se administra de manera justa y adecuada; porque sin esto, la Iglesia nunca disfrutar� de la prosperidad, aunque todo lo dem�s puede tener �xito seg�n el deseo. El orden sagrado y bien ajustado, por lo tanto, y las riquezas no corrompibles, es el est�ndar por el cual nuestra prosperidad debe ser juzgada.

Versículo 6

6. Y la estabilidad de tus tiempos ser�. �l promete que el estado del reino bajo el reinado de Ezequ�as ser� feliz y pr�spero, especialmente cuando lo contrasta con el aspecto miserable, destructivo y ruinoso que exhibi� bajo el reinado de Acaz; porque, aunque el enemigo hab�a sido expulsado, casi nadie hubiera esperado que los jud�os, que hab�an sido tan fuertemente oprimidos, fueran restaurados a su orden anterior. En cuanto a las palabras, algunos las traducen: "La verdad, la fortaleza y la salvaci�n estar�n en tus tiempos". como si el Profeta describiera la prosperidad que la naci�n deber�a disfrutar bajo un rey piadoso; y piensan que cada uno de esos t�rminos denota muchos de los beneficios de Dios. Otros piensan que ????? (emunath) denota "fidelidad", como si el Profeta dijera que ser�a "salvaci�n y fortaleza". Otros extraen de �l un sentido algo diferente, que "fuerza, salvaci�n y conocimiento" ser� "estable" bajo el reinado de Ezequ�as. Pero cuando examino detenidamente las palabras del Profeta, elijo m�s bien hacer una distinci�n diferente, que "la estabilidad, la fuerza y ??la salvaci�n ser�n establecidas por la sabidur�a y el conocimiento", durante el reinado de Ezequ�as.

El temor de Jehov� es su tesoro. Cuando dice que "el temor de Dios es el tesoro" de un rey piadoso, esto concuerda con la explicaci�n que hemos dado; porque durante la paz todos los hombres desean llevar una vida segura y f�cil; pero a pocos les importa c�mo disfrutar�n de tan distinguidos beneficios. De hecho, la mayor parte de los hombres desear�a engordar como una manada de cerdos; y as�, mientras todos est�n ansiosamente dirigidos por la lujuria ciega a buscar beneficios externos, la luz de la doctrina celestial, que es una bendici�n invaluable, casi queda en nada. Por lo tanto, quiere decir que la prosperidad de la Iglesia ser� "estable", (4) cuando la "sabidur�a y el conocimiento" reinar�n en ella; que su "fuerza" ser� duradera, cuando prevalezca el "conocimiento" de Dios; y que su salvaci�n ser� eterna, cuando los hombres est�n bien instruidos en el conocimiento de Dios.

Este es un pasaje muy notable; y nos ense�a que nuestra ingratitud cierra la puerta a las bendiciones de Dios, cuando ignoramos al Autor de ellas, y nos hundimos en deseos groseros y sordos; y que todos los beneficios que podamos desear o imaginar, aunque los hayamos obtenido, no servir�an para nuestra salvaci�n, si no fueran sazonados con la sal de la fe y el conocimiento. Por lo tanto, se deduce que la Iglesia no est� en una condici�n saludable a menos que todos sus privilegios hayan sido precedidos por la luz del conocimiento de Dios, y que florezca solo cuando todos los dones que Dios le ha otorgado le sean atribuidos como su autor. Pero cuando el conocimiento de Dios ha sido quitado, y cuando solo las visiones de Dios se han extinguido o enterrado, cualquier tipo de prosperidad es peor que todas las calamidades.

Por estas razones, considero la estabilidad, la fuerza y ??las salvaciones, para denotar lo mismo, que la condici�n de la Iglesia ser� segura, cuando los hombres se hayan curado de la ceguera y la ignorancia, y comenzar�n a conocer a Dios. Y por lo tanto, vemos qu� tipo de Iglesia tienen los papistas, distinguidos, de hecho, por su pompa y esplendor, pero quieren este "conocimiento", y, por lo tanto, no puede ser estable ni seguro, y no es una Iglesia de Dios. Por lo tanto, si el Se�or nos concede esta bendici�n, que el brillo de la fe realmente brille en medio de nosotros, otras bendiciones seguir�n por su propia voluntad, y si somos sacudidos y sacudidos por varias tempestades, lo haremos siempre sea apoyado por el brazo de Dios.

De tus tiempos Se dirige a Ezequ�as, no como un individuo privado, sino como la cabeza de todo el pueblo; e incluye a toda la gente en esta descripci�n. Pero como el reino de Ezequ�as no era m�s que una delgada sombra del reino de Cristo, como lo comentamos anteriormente, estas palabras deben referirse a Cristo, en quien se encuentra la verdadera sabidur�a y conocimiento. ( Colosenses 2:3.)

Es apropiado observar las designaciones que aqu� se emplean para elogiar la palabra de Dios y el evangelio. Tambi�n son empleados por Pablo cuando habla de "ense�ar con sabidur�a y conocimiento"; porque con esta recomendaci�n ensalza la dignidad del evangelio. ( Colosenses 1:9.) Por lo tanto, tambi�n se debe inferir que, donde no se conoce a Cristo, los hombres carecen de la verdadera sabidur�a, a pesar de que han recibido la m�s alta educaci�n en todas las ramas del aprendizaje; porque todo su conocimiento es in�til hasta que realmente "conozcan a Dios". ( Juan 17:3.)

El temor de Jehov� es su tesoro. (5) Creo que el profeta agreg� la expresi�n, "el temor de Jehov�", en aras de la explicaci�n, para decir m�s completamente que El conocimiento del que habl� es el maestro de la piedad, y no es fr�o ni sin vida, sino que penetra poderosamente en nuestro coraz�n, para formarnos al "temor de Dios". Por lo tanto, tambi�n, en otros pasajes de la Escritura, este "miedo" se llama "sabidur�a", o m�s bien "el principio de la sabidur�a", es decir, la sustancia y la parte principal de la misma. ( Proverbios 1:7, y 9:10.) Es un error suponer que la palabra "principio" denota rudimentos o elementos, ya que Solomoil significa por eso la parte principal y el dise�o; y la raz�n es que, como los hombres son tontos hasta que se someten a la palabra de Dios, la perfecci�n de la sabidur�a surge de la docilidad u obediencia a la fe. Por lo tanto, "el temor de Dios" se llama "tesoro", sin el cual toda prosperidad es miserable; y esto muestra m�s completamente el alcance del pasaje, que la perfecci�n completa de una vida feliz consiste en el conocimiento de Dios, que obtenemos por fe.

Por lo tanto, en la persona del rey muestra que es una bendici�n invaluable adorar a Dios con la debida piedad y reverencia. Los que carecen de "el temor de Dios" son declarados por �l como miserables y arruinados; y, por otro lado, los que "temen al Se�or" se declaran muy felices, aunque en otros aspectos se les considera muy miserables en el juicio de los hombres. �l habla de ese "miedo" que contiene en s� mismo la verdadera obediencia, y renueva nuestros corazones; porque es un tipo diferente de miedo que influye incluso en los hombres malvados, y los lleva a temer a Dios como los criminales temen a un juez. Ese "miedo" no merece ser tan aplaudido; porque no nace de un verdadero conocimiento de Dios, ni de un alegre deseo de adorarlo, y por lo tanto difiere ampliamente de esa sabidur�a que describe Isa�as. Estas declaraciones fueron hechas por �l en referencia a Ezequ�as, pero, como ya hemos dicho, se refer�an a todo el cuerpo de la gente; y, por lo tanto, inferimos que se aplican tanto a los hombres de rango ordinario como al rey, pero m�s especialmente a Cristo, que estaba lleno del "Esp�ritu del temor del Se�or", como vimos anteriormente, (6) ( Isa�as 11:2), para que nos haga part�cipes de �l.

Versículo 7

7. He aqu�, sus mensajeros (7) llorar�n sin �l. Es dif�cil determinar si Isa�as relaciona hist�ricamente la perplejidad temerosa y el peligro inminente a que se vieron reducidos los jud�os, para exhibir de manera m�s llamativa el favor de la liberaci�n, o predecir una futura calamidad, para que los corazones de los piadosos no se desmayen poco despu�s. eso. Por mi parte, creo que es probable que esta no sea la historia de una transacci�n pasada, pero que, a medida que se acercaba una fuerte y dolorosa tentaci�n, ten�a la intenci�n de fortalecer los corazones de los creyentes para esperar pacientemente la ayuda de Dios cuando sus asuntos estaban en el peor. Sea como fuere, se describe aqu� la triste y lamentable desolaci�n de la Iglesia, que los creyentes no pueden dejar de tener buenas esperanzas incluso en medio de su perplejidad, y eso, cuando han sido rescatados del peligro; pueden saber que fue realizado por el maravilloso poder de Dios.

Los embajadores de la paz lloraron amargamente. Se da como muestra de desesperaci�n, que los embajadores que hab�an sido enviados para apaciguar al tirano no tuvieron �xito; Ezequ�as intent� todos los m�todos y formas de obtener la paz, pero sin ning�n �xito. En consecuencia, "los embajadores" volvieron tristes y desconsolados, e incluso en el camino no pudieron disimular su dolor, que era dif�cil de ocultar en sus corazones, cuando las cosas estaban en tan mal estado. Indudablemente quiere decir que Senaquerib se ha negado altivamente y desde�osamente a hacer las paces, de modo que "los embajadores", como; si hubieran olvidado su rango, se vean obligados a expresar en p�blico sus penas y lamentaciones, y, antes de que hayan regresado a su rey y dado cuenta de su embajada, abiertamente a proclamar qu� tipo de respuesta han obtenido del cruel tirano, (8) Otros piensan que por "los embajadores de la paz" se entiende aquellos que sol�an anunciar la paz; pero esa interpretaci�n me parece d�bil y descabellada. Por "embajadores de la paz", por lo tanto, entiendo que se entiende a aquellos que hab�an sido enviados para pacificar al rey, que podr�an comprar la paz bajo alguna condici�n.

Versículo 8

8. Las carreteras est�n desiertas. Ahora agrega, que "los caminos" estar�n cerrados, para que nadie entre ni salga; que com�nmente ocurre cuando se declara la guerra. El Profeta parece representar a los embajadores como declarando que en adelante no habr� oportunidad de transportar mercanc�as, e incluso que las carreteras no ser�n seguras. (9) Se agrega inmediatamente, -

Han violado el tratado. Algunos comentaristas consideran que estas palabras son una queja de los hip�critas de que Dios no cumple sus promesas. Si se considerara apropiado verlos como referentes a Dios, a�n as� no ser�a necesario decir que tal queja no procede de hombres que no sean malvados; porque a veces los creyentes tambi�n pelean con Dios de esta manera. Pero no puedo aprobar esa interpretaci�n; y, por lo tanto, considere que esto es parte de la descripci�n que da el Profeta de la crueldad y la ira insaciable de Senaquerib, al romper traicioneramente el tratado que hab�a hecho anteriormente con Ezequ�as; porque, aunque hab�a prometido que mantendr�a la paz, tan pronto como se present� una oportunidad para invadir Judea, viol� su promesa e hizo preparativos para la guerra. Tal es tambi�n la importancia de la conclusi�n del vers�culo, que ha despreciado a las ciudades, no ha considerado a ning�n hombre, lo que significa que su crueldad ser� tan grande que no se ver� restringido por la verg�enza o el miedo.

Versículo 9

9. La tierra ha llorado y languidecido. Aqu� describe m�s completamente cu�n miserables y desesperados percibir�an los jud�os su condici�n, que su confianza podr�a salir de un profundo abismo. Los lugares tambi�n son especificados por �l, L�bano, Bas�n y Carmelo, que est�n muy distantes entre s�, y que forman casi los l�mites m�s lejanos de la tierra santa, para mostrar que no hay parte de ella; permanecer� seguro o ileso. Describe esta calamidad de tal manera que asigna a cada lugar lo que le pertenece peculiarmente. Al "L�bano" le asigna confusi�n, porque en otras partes se lo menciona como bello y glorioso, como consecuencia de haber estado cubierto de �rboles altos y valiosos. �l declara que "Sharon", que era un distrito llano y f�rtil, ser� "como un desierto", y que "Bashan y Carmel", que abundaban en "frutas", ser�n "sacudidos". Por lo tanto, alude al car�cter natural de cada lugar, y describe la miseria y la angustia de tal manera que magnifique e ilustre la bondad de Dios, por quien ser�an liberados, a pesar de que parec�an estar completamente arruinados; porque aqu� podemos ver abiertamente la mano de Dios, si no se considera preferible ver al Profeta como relatando una transacci�n pasada con el fin de entusiasmarlos con agradecimiento.

Versículo 10

10. Ahora me levantar�. Ahora hay una gran fuerza en la part�cula, y de la misma manera en la repetici�n que se agrega: "Ser� exaltado, ser� elevado en lo alto". Deber�amos observar el tiempo al que se refieren estas declaraciones, es decir, cuando la Iglesia parec�a estar completamente arruinada; porque Dios declara que juzgar� que ese es el momento m�s adecuado para prestar asistencia. Esto es, por lo tanto, una comparaci�n de cosas que son contrarias entre s�; porque �l muestra a los creyentes las pesadas y graves calamidades por las cuales deber�an ser oprimidos, y bajo las cuales se hundir�an f�cilmente, si no los respaldara alg�n consuelo. Como si �l hubiera dicho: "El Se�or har� que seas humillado, pero cuando tus asuntos est�n en el peor de los casos, y cuando hayas probado en vano todos los remedios, el Se�or se levantar� y te socorrer�". As�, incluso cuando estamos afligidos y humillados, debemos reconocer que nuestra seguridad proviene solo de Dios.

En consecuencia, la palabra ahora denota un per�odo de la angustia m�s profunda. Los hombres pueden pensar que es extremadamente extra�o, pero claramente vemos la mejor raz�n por la cual Dios se demora en prestar asistencia. Lo es, porque es �til ejercer la paciencia de los piadosos, probar su fe, someter los deseos de la carne, excitarse con fervor en la oraci�n y fortalecer la esperanza de una vida futura; y, por lo tanto, �l pone una restricci�n, para que no puedan anticipar con ansia ese per�odo que Dios ya les ha se�alado. La repetici�n es muy enf�tica y se agrega con el prop�sito de confirmar el enunciado; porque cuando nuestros asuntos est�n desesperados, pensamos que estamos arruinados, pero en ese mismo momento debemos esperar especialmente, porque el Se�or generalmente lo selecciona para mostrar su poder. Por esta raz�n, al exaltar su nobleza, despierta a los creyentes al ejercicio del coraje, para que puedan desafiar audazmente la insolencia de sus enemigos. (10)

Versículo 11

11. Concebir�n paja. Ahora dirige su discurso a los enemigos de la Iglesia, cuya insolencia, dice, es tonta y sin ning�n prop�sito; porque cuando Dios haya desplegado brillantemente su poder, sabr�n que sus esfuerzos ser�n infructuosos y que no lograr�n nada, a pesar de estar unidos en grandes multitudes. El Se�or se r�e de su locura, al pensar que todo est� en su poder, cuando puede instant�neamente, por la m�s m�nima expresi�n de su voluntad, contenerlos y destruirlos, aunque puedan ser defendidos por un ej�rcito muy poderoso.

Es habitual en las Escrituras emplear las concepciones de las palabras para denotar los dise�os y esfuerzos de los hombres. ( Job 15:35.) La met�fora se toma de mujeres embarazadas. Se dice que los hombres "conciben" y "dan a luz" cuando intentan algo; pero �l declara que su "concepci�n" ser� infructuosa, y que tambi�n "dar�n a luz" sin ning�n prop�sito, porque lo que sea que emprendan ser� infructuoso. Por lo tanto, no hay nada en las brillantes fuerzas militares de nuestros adversarios que deba alarmarnos; porque, aunque Dios puede permitirles que por un tiempo se agiten, trabajen y se enfurezcan, Dios finalmente se convertir� en �chaff� todos sus intentos imprudentes y audaces. Aprendamos que lo que Isa�as predijo sobre Senaquerib se relaciona con todos los adversarios de los creyentes y de la Iglesia.

El fuego de tu aliento te devorar�. Que "ser�n devorados por el fuego de su aliento" generalmente se explica que significa: "Tu aliento, como el fuego, te devorar�". Pero esa es una comparaci�n inadecuada e incluso absurda, y el verdadero significado se sugiere f�cilmente: "El fuego encendido por tu aliento te devorar�". Com�nmente encendemos un fuego al soplar, y por lo tanto �l declara que el fuego que los hombres malvados han encendido por sus malvados artilugios ser� destructivo para ellos, porque los consumir�. Es la misma declaraci�n que a menudo es transmitida por una variedad de met�foras en las Escrituras.

�Caer�n en el pozo que han cavado. Est�n enredados en una red que hab�an preparado para otros. La espada que hab�an sacado entr� en sus propias entra�as. Su flecha ha sido girada para perforar sus propios corazones. (Salmo 7:15.)

As�, el Profeta muestra que el tirano malvado que arras� Judea y asedi� a Jerusal�n con un ej�rcito numeroso, y todos los dem�s que, de la misma manera, son adversarios de la Iglesia, derriban la destrucci�n sobre s� mismos y finalmente ser�n destruidos; y, en resumen, que ser�n consumidos por ese "fuego" que han encendido.

Versículo 12

12. Y los pueblos ser�n las llamas de la cal. Los compara con "la quema de cal", porque su dureza ser� magullada, como el fuego ablanda las piedras, de modo que se reduzcan f�cilmente a polvo; y, sin duda, cuanto m�s poderosos hombres malvados se inflaman con el deseo de cometer lesiones, m�s se lastiman por su propia insolencia.

Como espinas cortadas. (11) Esta met�fora no es menos apropiada; porque aunque impiden que los hombres las toquen por las dolorosas heridas que infligen en las manos, no hay ning�n tipo de madera que se queme m�s violentamente o que se consuma m�s r�pidamente. Algo del mismo tipo, hemos dicho, puede observarse en la "cal", que al principio es dura, pero el fuego la suaviza. El Profeta declara que lo mismo suceder� con los babilonios, a quienes el Se�or destruir� f�cilmente, aunque al principio parezcan formidables, y aunque se suponga que es poco probable que sean consumidos por una conflagraci�n. Siempre que, por lo tanto, contemplemos a los enemigos de la Iglesia reuniendo todo tipo de riquezas y fuerzas, y preparaciones militares, para destruirnos y prender fuego al mundo entero, h�ganos saber que est�n encendiendo un fuego que los destruir� miserablemente. .

Sabemos que esto se cumpli� en Senaquerib, ya que el evento demostr� la verdad de estas predicciones, aunque parec�an completamente incre�bles. Esperemos que ocurra lo mismo con todos los dem�s que imitar�n las acciones de este tirano, y consol�monos con ese ejemplo, e innumerables otros, en medio de nuestras angustias y aflicciones, que ser�n seguidas de cierta liberaci�n y terrible venganza. en nuestros enemigos

Versículo 13

13. Cerca, ustedes que est�n lejos. Aqu� Isa�as hace un prefacio, como si estuviera a punto de hablar sobre un tema muy pesado; porque �l ordena a sus oyentes que est�n atentos, lo cual se hace com�nmente cuando se maneja cualquier tema importante y notable. Se dirige tanto a los que est�n cerca, que ser�an testigos oculares de este evento, como a las naciones m�s distantes a quienes se les comunicar�a el informe; como si hubiera dicho que el poder de Dios ser� tal que sea percibido no solo por unas pocas personas, o por aquellos que est�n cerca, sino tambi�n por aquellos que estar�n a una gran distancia. Por lo tanto, quiere decir que ser� una demostraci�n sorprendente y extraordinaria del poder de Dios, porque los hombres malvados, que antes eran descuidados y despreocupados, como si hubieran estado libres de todo peligro de angustia o molestia, ser�n sacudidos por el terror.

Versículo 14

14. Los pecadores en Sion tienen miedo. Pero alguien podr�a objetar que el tema aqu� tratado no es tan importante como para necesitar ese elevado prefacio destinado a despertar al mundo entero. �Era tan importante que los hombres malvados se asustaran? Pero mediante un examen atento se descubrir� que no es una exhibici�n ordinaria del poder divino, cuando los hombres malvados se despiertan de su indolencia, de modo que, lo quieran o no, perciben que Dios es su juez, especialmente cuando desprecian a Dios. est� acompa�ado de hipocres�a, porque aunque es dif�cil despertar a hombres irreligiosos, cuando un velo se extiende sobre sus corazones, (12) a�n m�s grande es la obstinaci�n de hip�critas, que imaginan que Dios tiene obligaciones con ellos. As�, vemos que los hombres est�n tan embrujados por la locura, que desprecian todas las amenazas y los terrores, y se burlan de los juicios de Dios, y, en resumen, haciendo bromas ingeniosas, dejan de lado todas las profec�as, por lo que debe considerarse como un milagro que los hombres que hacen tal resistencia sean derrocados. De ah� que Isa�as, con buena raz�n, se enfurezca contra ellos; porque, cuando emplea la palabra Si�n, indudablemente reprende a los jud�os degenerados, porque, cuando estaban cubiertos con la sombra del santuario, pensaban que estaban en posesi�n de una fortaleza que no pod�a ser asaltada; e indudablemente, como se�al� un poco antes, los hombres m�s arrogantes y orgullosos de todos son los que se refugian bajo el nombre de Dios y se glor�an en el t�tulo de la Iglesia.

El terror se ha apoderado de los malvados, ????? (chanephim) se traduce hip�critas, pero a�n m�s frecuentemente puede ser visto como denotando "rebeldes traicioneros y hombres totalmente in�tiles". Como, por lo tanto, eran tan malvados y se burlaban de Dios y los profetas, �l tres, diez, que Dios ser� un juez tan fuerte y severo, que ya no encontrar�n placer en sus imposturas. Luego se agrega una conresi�n que lleva el aspecto de la humildad, para mostrar m�s claramente que los hip�critas, que no obedecen voluntariamente a Dios, al final descubren que la experiencia es su instructor cu�n terrible es el juicio de Dios. Tan pronto, por lo tanto, cuando su "risa" se convierte en "crujir de dientes", comienzan a reconocer que toda su fuerza es la paja o el rastrojo. ( Lucas 6:25; Mateo 8:12.)

�Cu�l de nosotros morar� con el fuego devorador? En cuanto al significado de las palabras, algunos las traducen, "�Qui�n morar� en lugar de nosotros?" Otros, "�Cu�l de nosotros morar�?" Si los vemos simplemente como "para nosotros" o "para nosotros", el significado puede explicarse as�: "�Qui�n se encontrar� con el fuego, o se colocar� entre ellos, para que la llama no nos alcance?" Tambi�n hay otras interpretaciones que equivalen a la misma cosa; pero los comentaristas difieren a este respecto, que algunos ven las palabras como relacionadas con el rey de Asiria, y otras como relacionadas con Dios. Prefiero la �ltima opini�n, como ya se ha mostrado; porque aunque el rey de Asiria podr�a ser considerado como un "fuego" que quemar�a la tierra con su calor, el Profeta ten�a la intenci�n de expresar algo mucho m�s terrible, a saber, la angustia interior por la cual los hombres imp�os son atormentados, las picaduras de conciencia que no se puede disipar, la quema insaciable de cr�menes que exceden todo tipo de tormentos; porque cualquiera que sea el curso seguido por los hombres imp�os, tal encontrar�n que las dispensaciones de Dios son para ellos.

Por su cuenta, por lo tanto, a Dios se le llama fuego devorador, como podemos aprender de Mois�s, ( Deuteronomio 4:24), de quien los profetas, como hemos comentado con frecuencia, toman prestadas sus doctrinas, y qui�n es tambi�n seguido por el ap�stol. ( Hebreos 12:29.) Esta exposici�n es confirmada por el propio Profeta, quien muestra cu�l fue la causa de ese terror. Se podr�a objetar que Dios era excesivamente severo y que los aterrorizaba sin medida; pero generalmente es amable y gentil con los piadosos, mientras que los hombres malvados sienten que es severo y terrible. Algunos piensan que el Profeta ten�a la intenci�n de convencer a todos los hombres de su culpa, para que pudieran abandonar toda confianza, en sus obras, y de una manera humilde y humilde se acercaron a la gracia de Dios, como si hubiera dicho: "Ninguno pero el que es perfectamente justo puede presentarse ante el tribunal de Dios, y por lo tanto todos est�n malditos ".

Pero �l habla m�s bien en el nombre, y agradablemente a los sentimientos, de aquellos que anteriormente despreciaban todas las amenazas; y ahora representa a esas mismas personas como inquisitivas y temblorosas de consternaci�n: "�Qui�n se atrever� a ir a la presencia de Dios?" Esta triste queja es una manifestaci�n de ese terror que �ltimamente los ha invadido cuando, convencidos de su fragilidad, gritan de tristeza: "�Qui�n soportar� la presencia de Dios?" Pero dado que todav�a murmuran contra Dios, aunque �l los obliga a pronunciar de mala gana estas palabras, el Profeta, por otro lado, para contener sus ladridos malvados, responde que Dios no es naturalmente objeto de terror o alarma para los hombres, pero que surge por su propia culpa, porque la conciencia, que Dios no deja que permanezca inactivo, los aterroriza con sus cr�menes.

Versículo 15

15. El que camina con rigidez. Ahora, por lo tanto, explica m�s completamente lo que comentamos brevemente un poco antes, que aquellos que provocan su ira y, por lo tanto, alejan de ellos su tolerancia, no tienen derecho a quejarse de que Dios es excesivamente severo. Por lo tanto, los convence de su culpa y los exhorta al arrepentimiento, ya que muestra que existe un estado de amistad entre Dios y los hombres, si desean seguir y practicar la "justicia", si mantienen la verdad y la integridad, si son libres. de toda corrupci�n y actuar inofensivamente hacia sus vecinos; pero debido a que abundan en todo tipo de maldad, y se han abandonado a la malicia, la calumnia, la codicia, el robo y otros cr�menes, es imposible que el Se�or no los derribe con miedo, demostrando que es terrible para ellos. En resumen, el dise�o del Profeta es cerrar la boca de los malvados charlatanes, para que no acusen a Dios de crueldad en su destrucci�n; porque toda la culpa recae en ellos mismos. Por evasi�n se esfuerzan por escapar de la condena. Pero el Profeta declara que Dios siempre es amable con sus adoradores, y que en este sentido Mois�s lo llama "fuego" ( Deuteronomio 4:24) para que los hombres no desprecian su majestad y poder; pero que cualquiera que se acerque a �l con sincera piedad sabr� por experiencia real que nada es m�s agradable o delicioso que su presencia. Como, por lo tanto, Dios brilla sobre los creyentes con un semblante brillante, ellos disfrutan de una paz establecida con �l a trav�s de una buena conciencia; y de ah� se deduce que Dios no es naturalmente terrible, sino que se ve obligado a hacerlo por nuestra maldad.

Este discurso est� dirigido principalmente contra los hip�critas, que arrojan un falso velo de piedad sobre sus contaminaciones y cr�menes ocultos, y hacen un uso incorrecto del nombre de Dios, para que puedan disfrutar m�s libremente de la maldad. Por los ejemplos que �l presenta en la ilustraci�n de "justicia", el Profeta reprende m�s abiertamente sus cr�menes. Enumera las principales acciones de la vida mediante las cuales mostramos qu� tipo de personas somos. Aqu�, como en muchos otros pasajes, trata de la segunda tabla de la Ley, por la cual se pone a prueba la sinceridad de la piedad; porque, como el oro se prueba en el fuego, las disposiciones que apreciamos hacia Dios se determinan a partir del curso habitual de nuestra vida, cuando nuestra sinceridad se ve por los deberes que nos debemos unos a otros.

La palabra camina es la conocida met�fora de un camino, que se emplea con frecuencia en las Escrituras para describir la forma de vida o la conducta habitual. Por justicia quiere decir no todo el cumplimiento de la Ley, sino esa equidad que se incluye en la segunda tabla; porque no debemos; imagine que aqu� se pretenden sutiles disquisiciones sobre la "justicia".

Quien habla lo correcto. Ahora enumera las partes principales de esa rectitud que deben mantenerse; y como la lengua es el principal instrumento por el cual un hombre regula sus acciones, la coloca en el segundo rango despu�s de "justicia". Al que lo refrena de la calumnia y el hablar mal, del enga�o, el perjurio y la falsedad, para no da�ar a su hermano en ning�n asunto, se le dice que "hable lo correcto". A continuaci�n se agrega otro departamento,

Quien desprecia las ganancias derivadas de la violencia y la calumnia. Podr�a haber dicho en una sola palabra, "que desprecia el dinero"; pero emple� un lenguaje m�s hogare�o y se acomod� a la ignorancia de los hombres. El que desea riquezas, y no se abstiene de robar o de medios ilegales e ilegales para obtener ganancias, acosa y oprime a los pobres y d�biles, y no se preocupa por nada m�s que aferrarse al dinero en todas las direcciones y por todos los m�todos. bien o mal. Luego contin�a m�s lejos y describe corrupciones de todo tipo.

Quien sacude sus manos de aceptar un soborno. Bajo el nombre de sobornos, por los cuales los jueces se corrompen, �l tambi�n incluye todo lo dem�s. No hay nada por lo que las disposiciones de los hombres y el juicio justo se perviertan tanto; y, por lo tanto, les ordena "estrecharles la mano", a fin de intimar con qu� aborrecimiento deber�an ser abrazados, y con qu� cuidado deber�an ser evitados por todos, no sea que si solo los manipulan o se contaminan al apenas tocarlos, deben dejar de lado lo que es justo y correcto; porque los "sobornos" tienen maravillosos poderes de fascinaci�n, por lo que es muy dif�cil para los jueces mantener sus manos completamente limpias y sin corrupci�n. Entonces, �qu� podemos pensar de aquellos que siempre tienen las manos extendidas y listas para recibir, y las u�as torcidas listas para atrapar; y no solo eso, sino que, como rameras, �se contratan abiertamente para obtener ganancias? �Necesitamos preguntarnos si Dios truena contra ellos con una venganza implacable?

Quien tapa su o�do para que no escuche sangre. Finalmente, exige que la manifestaci�n de la rectitud se haga en los o�dos. Por sangre quiere decir asesinato y homicidio involuntario, pero tambi�n incluye conspiraciones perversas de todo tipo, para que los "o�dos" no est�n abiertos a escucharlos, as� que, para dar nuestro consentimiento ... No quiere decir que nuestros "o�dos" deber�an ser cerrarse contra los gritos de los pobres, cuando sufren heridas y opresi�n; pero quiere decir que deber�amos detestar los dispositivos perversos mediante los cuales los hombres sin principios inventan la ruina de los inocentes, para que ni siquiera prestemos nuestros "o�dos" a sus discursos, o permitamos que se nos solicite de alguna manera hacer lo que es malo.

Quien cierra los ojos. Finalmente exige la misma santidad en los "ojos". En resumen, �l ense�a que debemos restringir todos nuestros sentidos, que no podemos dar a los hombres malvados ninguna muestra de nuestra aprobaci�n, si deseamos escapar de la ira de Dios y de la terrible quema de la que habl� anteriormente.

Versículo 16

16. Habitar� en lugares altos. Para que los jud�os sepan que los castigos que Dios les hab�a infligido eran justos, y puedan esforzarse por ser restaurados a su favor, �l dice que su bendici�n est� lista para ser otorgada a hombres buenos y rectos, como �l describi� en el primero. verso, y que no est�n sujetos a ning�n peligro, y no tienen raz�n para temer esa quema que �l mencion�, porque se les har� morar en un lugar de la mayor seguridad. En cuanto a los hombres malvados, calumniadores, ladrones y personas enga�osas, por otro lado, que no pueden contener su lengua, manos, o�dos y ojos desde la base y las acciones malvadas, el Profeta muestra que no debemos preguntarnos si Dios los trata. con severidad, y que, mientras Dios es su juez, su propia conciencia es al mismo tiempo su verdugo; y, en consecuencia, que el �nico medio para impedirles temer la presencia de Dios es mantenerse voluntariamente en el temor de Dios. Por "lugares altos", se refiere a un lugar muy seguro y libre de todo peligro, al que puede llegar el ataque del enemigo, ya que declara claramente inmediatamente despu�s al asignarles una habitaci�n entre "rocas fortificadas".

Se le dar� pan. A una vivienda segura agrega una abundancia de cosas buenas; como si hubiera dicho que a los adoradores santos y rectos de Dios no les faltar� nada, porque Dios no solo los proteger� para mantenerlos a salvo de todo peligro, sino que tambi�n les proporcionar� abundantemente todo lo necesario para el sustento de la vida. . Con las palabras "pan" y "agua" se refiere a todas las necesidades diarias de la vida.

Y sus aguas estar�n seguras. Aunque los hombres malvados tengan abundancia por un tiempo, despu�s tendr�n hambre; como Dios amenaza en la Ley, que tendr�n hambre y hambre. ( Lev�tico 26:19; Deuteronomio 28:23.) Se puede hacer la misma observaci�n con respecto a "pan", para la palabra "seguro" se refiere a ambos; como si hubiera dicho que todos los creyentes deben tener su comida "segura". �Los leones tienen hambre y deambulan; pero los que temen a Dios no querr�n nada bueno �(Salmo 34:10) porque Dios, que es generoso por naturaleza, no se cansa de otorgar generosamente y no agota su riqueza con actos de bondad. .

Adem�s, como la vida de los hombres est� expuesta a diversos peligros, y como la abundancia de carne y bebida no es todo lo que necesitamos para nuestro apoyo, a menos que el Se�or nos defienda por su poder, debemos, por lo tanto, observar cuidadosamente lo que antes mencionado, que los creyentes son colocados en una morada segura. El Se�or realiza el oficio de pastor, y no solo les proporciona comida, sino que tambi�n los defiende de los ataques de ladrones, enemigos y lobos; y, en resumen, los mantiene bajo su protecci�n y tutela, para no permitir que les ocurra ning�n mal. Siempre que, por lo tanto, sucede, que los enemigos nos molestan, consideremos que somos castigados justamente por nuestros pecados, y que estamos privados de la ayuda de Dios porque no lo merecemos; porque debemos considerar que nuestros pecados son la causa de todos los males que soportamos.

Sin embargo, los que sean conscientes de su integridad no se imaginen que Dios los ha abandonado, sino que hasta el �ltimo d�a de su vida conf�en en esas promesas en las que el Se�or le asegura a su pueblo que ser� un refugio muy seguro para ellos. Ning�n hombre, de hecho, puede ser tan santo o recto como para ser capaz de soportar los ojos de Dios; porque "si el Se�or marca nuestras iniquidades", como dice David, "�qui�n resistir�?" (Salmo 130:3.) Por lo tanto, necesitamos un mediador, a trav�s de cuya intercesi�n nuestros pecados puedan ser perdonados; y el Profeta no ten�a la intenci�n de dejar a un lado la doctrina ordinaria de la Escritura sobre este tema, sino atacar con terror a los hombres malvados, que son continuamente picados y perseguidos por una conciencia maligna, (13) Esto debe observarse cuidadosamente en oposici�n a los doctores popish, por quienes se abusa de pasajes de este tipo, que recomiendan obras, para destruir la justicia de la fe; como si la expiaci�n por nuestros pecados, que obtenemos por medio del sacrificio de Cristo, deba ser puesta a un lado.

Versículo 17

17. El rey en su belleza. Aunque el Profeta cambia a la persona, este verso debe estar conectado con el verso anterior; porque se dirige a los sinceros adoradores de Dios, a quienes promete esta bendici�n adicional, ver�s al rey en su belleza. Esta promesa fue muy necesaria para apoyar los corazones de los creyentes, cuando el estado de cosas en Judea era tan lamentable y tan desesperado. . Cuando Jerusal�n fue asediada, el rey se encerr� dentro de la ciudad y rodeado de consejeros traicioneros, la gente inestable y sediciosa, y todo se apresur� a arruinar, parec�a que no quedaba ninguna esperanza. A�n as�, la autoridad real en la familia de David era una promesa extraordinaria del amor de Dios. Isa�as, por lo tanto, enfrenta este peligro al decir que aunque vean a su rey cubierto con ropas sucias, ser� restaurado a su antiguo rango y esplendor.

Primero, debe observarse cu�n invaluable es la bondad de Dios, cuando la comunidad est� en paz y disfruta de buenos pr�ncipes, por quienes todo se administra de manera justa y fiel; porque por su agencia Dios gobierna sobre nosotros. Como, por lo tanto, esta felicidad no es despreciable, el Profeta no estaba dispuesto a dejar de lado esta parte, prometiendo prosperidad a los adoradores de Dios. Sin embargo, tambi�n debe observarse que ese reino era un tipo del reino de Cristo, cuya imagen ten�a Ezequ�as; porque habr�a un ligero cumplimiento de esta promesa, si no la traz�ramos a Cristo, a quien se debe entender que todas estas cosas se refieren. Que nadie imagine que estoy aqu� persiguiendo alegor�as, a las cuales soy reacio, y que esta es la raz�n por la cual no interpreto el pasaje como relacionado directamente con Cristo; pero, porque solo en Cristo se encuentra la estabilidad de ese fr�gil reino, la semejanza que Ezequ�as llev� nos lleva a Cristo, por as� decirlo, de la mano. Por lo tanto, estoy dispuesto a ver a Ezequ�as como una figura de Cristo, para que podamos aprender cu�n grande ser� su belleza. En una palabra, Isa�as aqu� promete la restauraci�n de la Iglesia.

La tierra muy lejos. La restauraci�n de la Iglesia consta de dos partes; primero, que "el rey se ver� en su hermosura"; y en segundo lugar, que los l�mites del reino se extender�n. Sabemos que la apariencia de Cristo est� tan desfigurada que es despreciable a los ojos del mundo, porque "no se ve belleza ni hermosura" ( Isa�as 53:2) en �l; pero finalmente, su majestad, esplendor y belleza se mostrar�n abiertamente, su reino florecer� y se extender� lejos y. amplio. Aunque en la actualidad los hombres malvados tienen todo en su poder y oprimen a los verdaderos siervos de Dios, de modo que apenas tienen un lugar en el que puedan plantar sus pies con seguridad. con firme esperanza debemos buscar a nuestro Rey, quien finalmente se sentar� en su brillante y magn�fico trono y enriquecer� gloriosamente a su pueblo.

Versículo 18

18. Tu coraz�n meditar� el terror. Los creyentes vuelven a ser informados de las calamidades que est�n a la mano, para que, al ser repentinamente alcanzados por tales aflicciones, se hundan debajo de ellos. ???? (yehgeh) es traducido por algunos en el pret�rito, "meditado" y por otros en el futuro, "meditar�"; porque tal intercambio de tiempos verbales es habitual en el idioma hebreo. Por mi parte, creyendo que �l advierte a la gente acerca de las angustias que se acercan, en lugar de relatar las que hab�an sufrido anteriormente, retengo voluntariamente el tiempo futuro, que tambi�n es el tiempo empleado por el Profeta, "meditar�".

�D�nde est� el escriba? Relata de manera dram�tica y vivaz (?????????) los discursos de aquellos que, vencidos por el terror, irrumpen en estas exclamaciones: �D�nde est� el escriba? �D�nde est� la pesadora? expresando as� la poderosa impresi�n hecha en sus mentes. Si alguien supone que la l�nea de pensamiento se interrumpe repentinamente, porque el Profeta, habiendo hablado en el verso anterior de "la belleza de los reyes", ahora presenta terrores, no tengo dudas de que magnifica la bondad de Dios por medio de comparaci�n, para que los creyentes, cuando hayan sido entregados, puedan establecer un valor m�s alto en la condici�n a la que han llegado. Los hombres son olvidadizos y mezquinos al juzgar los favores de Dios y, despu�s de haber sido liberados una vez, no consideran cu�l fue la profundidad de su miseria. Es necesario recordar a esas personas aquellos tiempos miserables y desastrosos, durante los cuales soportaron grandes sufrimientos, para que puedan apreciar m�s plenamente la grandeza del favor que Dios les ha otorgado. Tambi�n deber�amos observar otra raz�n por la cual era ventajoso que la gente fuera advertida de ese terror. Era que, despu�s de haber o�do hablar de la magnificencia de los reyes, podr�an no prometerse exenci�n de toda inquietud, sino que podr�an estar preparados para sufrir cualquier tipo de problemas y angustias, y eso, incluso mientras estaban sujetos a tributo y bajo asedio, ellos podr�an saber que el reino de Jud� era el objeto del cuidado de Dios y ser�a rescatado de las manos de los tiranos.

Es una condici�n muy miserable que describe el Profeta, que un pueblo libre debe ser oprimido por una tiran�a tan cruel como para que se valoren todas sus propiedades, y que se haga un inventario de sus casas, posesiones, familias y sirvientes. Cu�n grave es esta esclavitud, muchas personas que antes no estaban acostumbradas a ella realmente saben por experiencia en nuestros tiempos, cuando su propiedad se valora hasta el �ltimo cuarto, y se hace una valoraci�n no solo de sus ingresos indudables sino tambi�n de sus ganancias esperadas, y no solo su dinero y posesiones, sino incluso sus nombres se registran, mientras que se crean nuevos m�todos de impuestos, no solo en alimentos sino tambi�n en los art�culos m�s peque�os, para que los tiranos se apoderen de una gran parte de esas cosas que son indispensablemente necesarias para la miserable poblaci�n; y, sin embargo, esas calamidades no impiden a los hombres la insolencia, el libertinaje y la rebeli�n. �Qu� pasar� entonces cuando sean libres y en plena libertad? �No se olvidar�n, olvidando todas sus angustias y ajenos a la bondad de Dios, con m�s libertad que antes a toda clase de indulgencia y libertinaje? No es sin una buena raz�n, por lo tanto, que el Profeta pone ante los ojos de la gente esa condici�n miserable, que no pueden, cuando son liberados de ella, dar paso a sus pasiones ilegales, pero pueden reconocer a su libertador y pueden amarlo con todo su coraz�n

Algunos han imaginado falsamente que Paul ( 1 Corintios 1:20) cita este pasaje; porque eso estropear�a el significado del Profeta y torturar�a sus palabras con un prop�sito diferente. Han sido llevados a un error por el mero uso de la palabra "escriba", que all� denota un Maestro. Isa�as le da el nombre de "escriba" a la persona que tuvo en cuenta a las personas, familias, tierras y casas y, en resumen, que mantuvo los registros de los impuestos. Por "el pesador", se refiere a la persona que recibi� los impuestos, ya que "pes�" el dinero que se pag�. Esa oficina es desempe�ada en la actualidad por quienes se llaman tesoreros.

�D�nde est� el que destaca las casas principales? Ahora agrega una clase de hombres muy problem�tica y extremadamente desagradable, "los descriptores de las torres", es decir, de los edificios m�s notables; porque visitan y examinan la casa de cada persona, para saber qui�nes son m�s ricos que otros, para que puedan exigir una mayor suma de dinero. Tales hombres, como los perros de caza, son com�nmente empleados por los tiranos para perfumar el rastro del dinero, en aras de imponer alg�n impuesto inusual adem�s de los impuestos ordinarios. La llegada de tales personas debe haber sido extremadamente molesta para la gente, porque nunca cesan hasta que han chupado toda la sangre y la m�dula. Si alguien prefiere ver este t�rmino como denotando a los sirvientes del rey mismo, cuyo negocio era destruir las casas contiguas a los muros de la ciudad, que disfrute de su opini�n. Por mi parte, creo que es probable que el Profeta hable de los receptores de impuestos, a quienes los conquistadores designan sobre las naciones vencidas en aras de mantener su autoridad.

Versículo 19

19. No ves a gente feroz. La palabra ???? (nognaz) es traducida por algunos "fuertes" y por otros "insolentes". pero, sin duda, tiene la intenci�n de expresar la ferocidad de los asirios, lo que luego afirma al decir que no tendr�an relaciones sexuales con ellos, porque hablaban un idioma diferente. Nada es m�s apropiado para excitar a los hombres a la compasi�n que el intercambio de palabras, mediante el cual los hombres explican sus angustias entre s�. Cuando esto es deficiente, no puede haber forma de ganar sus corazones; cada parte es un b�rbaro para la otra; y nada m�s se puede obtener de ellos que si se tratara de bestias salvajes y salvajes. El Profeta, por lo tanto, se basa en gran medida en la condici�n miserable de la gente, para mostrar, por otro lado, cu�n grande fue la bondad de Dios al liberarlos de tan gran terror. De la misma manera, el Esp�ritu Santo magnifica la gracia de Dios, al preservar a su pueblo en Egipto, aunque

"no entend�an el idioma de esa naci�n". ( Salmo 131:5.)

Versículo 20

20. He aqu� Sion. Algunos lo leen en el caso vocativo, "He aqu�, oh Si�n"; pero es preferible leerlo en el caso acusativo. �l presenta una promesa de restauraci�n de la Iglesia, que deber�a tener un gran peso con todas las personas piadosas; porque cuando la Iglesia tiembla o cae, no puede haber esperanza de prosperidad. Que la Iglesia ser� restaurada, �l la muestra de tal manera que la coloca ante nuestros ojos como si hubiera tenido lugar, aunque habla de lo que es el futuro; y su objetivo es darle mayor energ�a a su estilo, como si hubiera dicho: "Nuevamente ver�s a Si�n restaurado y Jerusal�n floreciendo". Aunque los creyentes ven todo destruido y disperso, y aunque desesperan por su seguridad, en Jerusal�n habr� una habitaci�n tranquila y segura.

La ciudad de nuestras solemnidades, o de nuestras asambleas. Con esta designaci�n, �l demuestra que debemos juzgar la restauraci�n de Si�n principalmente en este terreno, que el pueblo se "reuni�" all� para escuchar la Ley, confirmar el pacto del Se�or, invocar su nombre y ofrecer sacrificios. . Cuando las personas fueron privadas de estas cosas, se dispersaron y casi se perdieron, y parec�an estar separadas de su cabeza y completamente abandonadas. En consecuencia, nada fue tan profundamente lamentado por las personas piadosas, cuando fueron retenidos en cautiverio en Babilonia, como para ser expulsados ??de su pa�s natal y al mismo tiempo privados de esas ventajas; y que esta fue la queja principal de todos los creyentes es muy manifiesta en muchos pasajes. (Salmo 137:4.)

"Si�n" es llamado por �l "una ciudad", porque form� el centro de la ciudad, y tambi�n fue llamada "la ciudad de David". ( Isa�as 22:9.) La extensi�n de Jerusal�n era diferente y m�s grande; porque, como mencionamos en la explicaci�n de otro pasaje, (14) hab�a un muro doble, que es habitual en muchas ciudades. Aqu� debe observarse que la restauraci�n de la Iglesia es la m�s valiosa de todas las bendiciones y, sobre todo, debe desearse; que todo lo dem�s, a pesar de que deber�a ser m�s abundante, no sirve de nada, si esta bendici�n es la querer; y, por otro lado, que no podemos ser infelices, siempre y cuando Jerusal�n, es decir, la Iglesia, florezca. Ahora, se restaura y florece, cuando Dios preside en nuestras asambleas, y cuando estamos reunidos en su nombre y as� nos unimos a �l. Los hombres malvados, de hecho, se refugian bajo el nombre de Dios, como si estuvieran reunidos a su orden; pero es una m�scara vac�a, porque en su coraz�n est�n muy lejos de �l, y no intentan nada en obediencia a su autoridad.

Jerusal�n una habitaci�n pac�fica. �l dice que los creyentes, que durante mucho tiempo hab�an estado agitados en medio de numerosas alarmas, tendr�n una "habitaci�n pac�fica y segura" en la Iglesia de Dios. Aunque Dios le dio a su pueblo un poco de esa paz bajo el reinado de Ezequ�as, sin embargo, solo en Cristo se manifest� su cumplimiento. No es que desde entonces los hijos de Dios hayan tenido una habitaci�n tranquila en el mundo; incluso en la actualidad esta tranquilidad est� oculta; porque llevamos una vida extremadamente errante e incierta, somos sacudidos por varias tormentas y tempestades, somos atacados por innumerables enemigos y debemos participar en varias batallas, de modo que apenas hay un momento en el que estemos en reposo. La paz que se promete, por lo tanto, no es la que pueden percibir nuestros sentidos corporales, sino que debemos llegar a los sentimientos internos del coraz�n, que han sido renovados por el Esp�ritu de Dios, para que disfrutemos de esa paz que no la comprensi�n humana es capaz de comprender; porque, como dice Paul, "va m�s all� de todos nuestros sentidos". ( Filipenses 4: 7 .) El Se�or sin duda nos lo otorgar�, si habitamos en la Iglesia.

Una tienda de campa�a que no ser� llevada, cuyas estacas nunca ser�n quitadas. Mediante estas met�foras de "un tabern�culo" y de "estacas", describe con precisi�n la condici�n de la Iglesia. Podr�a haberlo llamado una ciudad bien fundada, pero dice que es "un tabern�culo", que, por su propia naturaleza, es tal que puede trasladarse r�pidamente a un lugar diferente, a fin de que, aunque podamos considerar la condici�n de la Iglesia de ser incierta y susceptible de muchos cambios, sin embargo, podemos saber que no se puede mover ni sacudir; porque permanecer� a pesar de las tormentas y las tempestades, a pesar de todos los ataques de los enemigos, y en oposici�n a lo que parece ser su naturaleza, y a las opiniones de nuestro entendimiento. Estas dos declaraciones parecen ser inconsistentes entre s�, y solo la fe las reconcilia, al mantener que es m�s seguro vivir en este "tabern�culo" que en las fortalezas mejor defendidas.

Deber�amos emplear esto como un escudo contra las tentaciones, que de otro modo destruir�an r�pidamente nuestra fe, siempre que percibamos que la Iglesia no solo se conmueve, sino que se mueve violentamente en todas las direcciones posibles. �Qui�n dir�a que en medio de esa tormenta violenta el "tabern�culo" estaba a salvo? Pero como Dios no desea que su pueblo est� totalmente fijo en la tierra, para que dependan m�s de s� mismo, la protecci�n que nos promete debe considerarse mejor que cien, mejor que mil apoyos.

Versículo 21

21. Porque all� estar� el poderoso Jehov� para nosotros. Las dos part�culas ?? ?? (ki im) a menudo sirven el lugar de un doble afirmativo, pero aqu� se asigna una raz�n, e incluso podr�an representarse adecuadamente, por si; pero de buena gana retengo lo que est� m�s claro. El Profeta asigna la raz�n por la cual la Iglesia, que parece una "carpa" m�vil, supera en estabilidad a las ciudades mejor fundadas. Es porque "el Se�or est� en medio de ella", como tambi�n se dice, (Salmo 46:5) y "por lo tanto, no ser� conmovida". Si separamos a la Iglesia de Dios; inmediatamente caer� sin ning�n ataque; porque consistir� solo en hombres, de los cuales nada puede ser m�s d�bil o fr�gil.

Ser� para nosotros un lugar de r�os. Cuando Dios habita con nosotros, confirma y apoya lo que era naturalmente d�bil, y nos proporciona el lugar de una fortaleza muy fuerte, una zanja muy ancha, y paredes y "r�os" que rodean la ciudad a cada lado. Alude a la situaci�n de la ciudad de Jerusal�n, que ten�a solo un peque�o riachuelo, y no r�os grandes y r�pidos, como los de Babilonia y otras ciudades; porque en otro pasaje ( Isa�as 8:6) les orden� que descansaran satisfechos solo con el poder de Dios, y que no codiciaran esos anchos r�os. Como si hubiera dicho: �Nuestra fuerza ser� invencible si Dios nos gobierna; porque bajo su gu�a y direcci�n seremos abundantemente fortificados �.

No pasar� un barco con remos. Los grandes r�os son atendidos por este inconveniente, que pueden dar acceso a los enemigos, a fin de permitirles acercarse con sus barcos m�s cerca de lo deseable; y por lo tanto, con mucha frecuencia, lo que parec�a ser �til se considera perjudicial. Pero mientras el Se�or dice que �l ser� "ariver", tambi�n dice que no habr� raz�n para temer tal inconveniente, y que no se les permitir� acercarse a los enemigos, menciona dos tipos de barcos, barcos largos y barcos. de carga, para mostrar que los enemigos ser�n excluidos de todas las formas posibles. Por lo tanto, debemos extraer una doctrina muy �til, que la esperanza de seguridad no debe buscarse de nadie m�s que de Dios solo, y que es en vano reunir varios medios de defensa, que ser�n in�tiles e incluso perjudiciales, si �l no estar� de nuestro lado.

Versículo 22

22. Porque Jehov� es nuestro juez. El Profeta ahora explica la manera en que Dios habita en la Iglesia. Es que �l est� all� adorado y reconocido como Judege, Legislador y Rey; porque los que obedecen a Dios y se someten a �l como su Rey, sabr�n por experiencia que �l es el guardi�n de su salvaci�n; pero los que falsamente se glor�an en su nombre, en vano esperan que �l los ayude. Solo cedamos ante su autoridad, escuchemos su voz y le obedezcamos; y, por otro lado, demostrar� que es nuestro protector y el guardi�n m�s fiel. Pero cuando despreciamos su voz y desobedecemos su palabra, indudablemente no tenemos raz�n para preguntarnos si nos abandona y nos abandona en peligro.

Por lo tanto, tambi�n, debemos observar cu�l es la verdadera Iglesia de Dios. Es lo que reconoce a Dios como "Legislador" y "Rey". �Con qu� descaro, por lo tanto, los papistas se atreven a jactarse de que son la Iglesia de Dios, al ver que rechazan ese gobierno legal que fue ordenado por Mois�s, y los Profetas y Cristo, y sustituir en la sala de sus inventos? y el tr�fico base? Ejercen una cruel tiran�a sobre las conciencias y, al quitarles toda la libertad que Cristo nos ha otorgado, hostigan a las almas y las llevan a la perdici�n; pero solo Dios tiene el derecho de gobernar la conciencia, porque �l solo es "Legislador" y "Juez", y solo �l debe gobernarnos y guiarnos por su palabra. �l combina aqu� las tres palabras, "Juez", "Legislador" y Rey ", porque el tema es de gran importancia y no debe dejarse de lado a la ligera. Por lo tanto, si nos dejamos guiar por su palabra, �l nunca nos fallar�; y esta es la �nica forma de obtener la salvaci�n.

Versículo 23

23. Se soltaron tus cables. Dirige su discurso a los asirios, en cuya persona tambi�n se dirige a todos los enemigos de la Iglesia. Despu�s de haber prometido a la Iglesia una estabilidad que nunca ser� perturbada, reprende la insensata confianza con la que los hombres imp�os se inflan; como si hubieran estado tan profundamente arraigados como para llegar al centro de la tierra. Aunque, durante la intoxicante influencia de la prosperidad, imaginan que su riqueza es extremadamente segura, �l predice que la ruina los alcanzar� r�pidamente, porque no son sostenidos por la mano de Dios.

Sigue la comparaci�n que hab�a empleado al comienzo. Habiendo dicho que la Iglesia se asemeja a un lugar fortificado y rodeado de r�os muy anchos que no admiten el acercamiento de los enemigos, ahora compara la condici�n de los hombres malvados con los barcos; con lo cual quiere decir que no tienen una base s�lida, aunque parecen ser formidables, y aunque est�n locamente ansiosos y ferozmente crueles, e imaginan que nadie puede resistir su ira. Aunque, por lo tanto, tienen barcos largos y barcos de carga, por lo que se puede decir que forman una uni�n entre pa�ses ubicados a grandes distancias entre s�, y que se hacen due�os del mar y la tierra, a�n as� no tendr�n permanencia ni estabilidad. El Se�or hundir� sus barcos, les quitar� sus cuerdas y m�stiles, y los involucrar� en un naufragio universal. Por lo tanto, no nos aterroricemos por su furia e insolencia, sino que esperemos el d�a del Se�or, cuando har� que su ira y violencia caigan sobre sus propias cabezas.

Versículo 24

24. Y el habitante no dir�, estoy enfermo. El Profeta vuelve nuevamente a la Iglesia; porque la destrucci�n que amenaz� contra los asirios tend�a tambi�n al consuelo de los piadosos, ya que la seguridad de la Iglesia no pod�a mantenerse a menos que el Se�or concediera su protecci�n contra tantos adversarios que la atacan y molestan por todos lados. En consecuencia, despu�s de haber comentado brevemente que todos los reprobados que molestan a los hijos de Dios ser�n derrotados, sigue adecuadamente su tema al afirmar que Dios no dejar� nada sin hacer que pueda promover la salvaci�n de los piadosos. �l dice, por lo tanto, que los ciudadanos de la Iglesia ser�n liberados de cualquier inconveniente, porque a trav�s del favor de Dios gozar�n de prosperidad.

Las personas que habitan en �l han sido liberadas de la iniquidad. Esta �ltima cl�usula del verso explica la primera; porque muestra que no hay nada que impida que las bendiciones de Dios sean disfrutadas en gran medida por nosotros, cuando nuestros pecados han sido perdonados. Por lo tanto, tambi�n, concluimos, que todas las miserias que nos presionan no provienen de otra fuente que nuestros pecados. Por cualquier otro motivo, la raz�n que �l asigna puede parecer descabellada e inapropiada; pero debemos mantener este principio, que todos los males que Dios nos inflige son tantas se�ales de su ira. Por lo tanto, se deduce que, cuando se ha eliminado la culpa, no queda nada m�s que Dios nos considerar� con el afecto de un padre, y gentilmente nos otorgar� todo lo que necesitamos. Por lo tanto, si deseamos ser liberados de las aflicciones, debemos observar este orden, buscar primero ser reconciliados con Dios; para la eliminaci�n de la causa ser�a seguido r�pidamente por la eliminaci�n del efecto.

Pero al ver que nuestros deseos est�n mal regulados y que, como consecuencia de estar ansiosos simplemente por evitar castigos, cerramos los ojos contra la ra�z de nuestras angustias, no debemos sorprendernos de que no los aliviemos. Esas personas, por lo tanto, est�n equivocadas y se entregan a sus vicios y, sin embargo, desean estar exentas de todo tipo de aflicciones. Si no sufren y no sufren la adversidad, no dejar�n de ser miserables y no podr�n disfrutar de paz mental mientras sean perseguidos por la conciencia de sus cr�menes. En consecuencia, la verdadera felicidad consiste en esto, que hemos obtenido el perd�n de Dios, y creemos sinceramente que todas las bendiciones que recibimos de su mano son el resultado de su bondad paternal.

Aprendamos tambi�n que no hay otra manera en que podamos agradar a Dios, u obtener el honor de ser considerados sus hijos, que cuando deja de imputarnos nuestros pecados; y por lo tanto, es solo la reconciliaci�n que obtenemos por gracia gratuita lo que apacigua a Dios hacia nosotros y abre el camino para el disfrute de su bondad. El hecho de que no haya evidencia visible de esa exenci�n de las aflicciones no disminuye la verdad de la promesa, porque los creyentes est�n muy satisfechos con este consuelo en sus aflicciones, de que incluso cuando son castigados por la mano de Dios, siguen siendo sus hijos amados. . En la medida en que han sido renovados por su Esp�ritu, comienzan a saborear la bendici�n que estaba en plena perfecci�n antes de la ca�da de Ad�n; pero debido a que est�n cargados con muchos pecados, constantemente necesitan ser limpiados. Sin embargo, sin embargo, a trav�s de la compasi�n por su debilidad, Dios mitiga su castigo y, si no lo elimina, eliminando y calmando su dolor, demuestra que promueve su felicidad; y, por lo tanto, no es sin una buena raz�n que el Profeta declare que la Iglesia est� exenta de las calamidades ordinarias, siempre que procedan de la maldici�n de Dios.

Por lo tanto, tambi�n, vemos claramente cu�n infantil es la distinci�n de los papistas, que la eliminaci�n de la culpa no sirve de nada; como si tuvi�ramos que satisfacer el juicio de Dios. Pero, de lo contrario, los profetas ense�an, como se puede aprender f�cilmente de varios pasajes; y si no hubiera habido nada m�s que este �nico pasaje, �puede algo m�s claro que las enfermedades llegar a su fin, porque la iniquidad ha sido perdonada? El significado es indudablemente el mismo que si hubiera dicho que el castigo cesa porque el pecado ha sido perdonado. Es cierto, de hecho, aunque Dios ha sido pacificado hacia ellos, (15) a veces inflige castigo a los creyentes; y el objeto es que, mediante el castigo paternal, puede instruirlos m�s plenamente para el futuro, y no que pueda vengarse de ellos, como si lo hubiera sido. pero medio reconciliado. Pero los papistas piensan que sus castigos son de la naturaleza de las satisfacciones, y que al pagarles al pecador, en cierta medida, se redime a s� mismo y elimina su culpa; lo cual es absolutamente inconsistente con un perd�n gratuito. As�, sus abominables inventos, tanto sobre las satisfacciones como sobre el fuego del purgatorio, caen al suelo.

Tambi�n es digno de observaci�n que nadie m�s que los ciudadanos de la Iglesia disfrutan de este privilegio; porque, aparte del cuerpo de Cristo y la comuni�n de los piadosos, no puede haber esperanza de reconciliaci�n con Dios. Por lo tanto, en el Credo profesamos creer en "La Iglesia Cat�lica y el perd�n de los pecados"; porque Dios no incluye entre los objetos de su amor, excepto aquellos a quienes considera [los miembros de su Hijo unig�nito y, como manuel ', no se extiende a nadie que no pertenezca a su cuerpo la libre imputaci�n de justicia . De ah� se deduce que a los extra�os que se separan de la Iglesia no les queda m�s que pudrirse en medio de su maldici�n. Por lo tanto, tambi�n, un alejamiento de la Iglesia es una renuncia abierta a la salvaci�n eterna.

Información bibliográfica
Calvino, Juan. "Comentario sobre Isaiah 33". "Comentario de Calvino sobre la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cal/isaiah-33.html. 1840-57.