Bible Commentaries
Isaías 42

Comentario de Calvino sobre la BibliaComentario de Calvino

Versículo 1

1. He aqu� mi sirviente. El Profeta parece interrumpirse abruptamente para hablar de Cristo, pero debemos recordar lo que mencionamos anteriormente (150) al exponer otro pasaje, ( Isa�as 7:14,) que los profetas, cuando prometen algo dif�cil de creer, no van a mencionar inmediatamente a Cristo; porque en �l se ratifican todas las promesas que de otro modo habr�an sido dudosas e inciertas. "En Cristo", dice Pablo, "es S� y Am�n". ( 2 Corintios 1:20.) �Qu� relaci�n podemos tener con Dios, a menos que el Mediador se interponga entre nosotros? Indudablemente, estamos demasiado alejados de su majestad y, por lo tanto, no podr�amos ser part�cipes de la salvaci�n ni de ninguna otra bendici�n, sino a trav�s de la bondad de Cristo.

Adem�s, cuando el Se�or prometi� la liberaci�n a los jud�os, quiso elevar sus mentes para que pudieran buscar dones m�s grandes y valiosos que la libertad corporal y el regreso a Judea; porque esas bendiciones fueron solo el anticipo de esa redenci�n que finalmente obtuvieron por medio de Cristo, y que ahora disfrutamos. La gracia de Dios en el regreso de su pueblo habr�a sido imperfecta, si no lo hubiera hecho, en ese momento se revel� como el Redentor perpetuo de su Iglesia. Pero, como ya hemos dicho, el fin del cautiverio en Babilonia incluy� la restauraci�n completa de la Iglesia; y, en consecuencia, no debemos preguntarnos si los profetas entrelazan ese comienzo de gracia con el reinado de Cristo, porque esa sucesi�n de eventos se menciona en nueve pasajes. Por lo tanto, debemos venir a Cristo, sin el cual Dios no puede reconciliarse con nosotros; es decir, a menos que seamos recibidos en la cantidad de hijos de Dios al ser injertados, en su cuerpo. Ser� evidente a partir de lo que sigue, que el Profeta ahora habla de Cristo como el Primog�nito y la Cabeza, ya que a ninguna otra persona se podr�an aplicar las siguientes declaraciones, y los Evangelistas colocan el asunto m�s all� de toda controversia. ( Mateo 12:17.)

�l llama a Cristo su Siervo, (??? ??????) a modo de eminencia; porque este nombre pertenece a todos los piadosos, porque Dios los ha adoptado con la condici�n de dirigirse ellos mismos y toda su vida a obedecerle; y los maestros piadosos, y aquellos que tienen un cargo p�blico en la Iglesia, se denominan de manera peculiar los siervos de Dios. Pero hay algo a�n m�s extraordinario, debido a que este nombre pertenece especialmente a Cristo, porque se le llama un "Siervo", porque Dios el Padre no solo le orden� que ense�ara o hiciera algo en particular, sino que lo llam� a un Obra singular e incomparable que no tiene nada en com�n con otras obras.

Aunque este nombre se atribuye a la persona, pertenece a la naturaleza humana; ya que su naturaleza divina es eterna, y como siempre ha pose�do en ella una gloria igual y perfectamente similar a la del Padre, era necesario que asumiera carne para poder someterse a la obediencia. Por eso tambi�n Pablo dice:

"Aunque estaba en la forma de Dios, consider� que no era un robo hacerse igual a Dios, sino que se vaci�, tomando la forma de un siervo", etc. ( Filipenses 2: 6 .)

El hecho de que �l fuera un sirviente fue un acto voluntario, por lo que no debemos pensar que haya restado valor a su rango. Los antiguos escritores de la Iglesia expresaron esto con la palabra "Dispensaci�n", por la cual se produjo, nos dicen, que estaba sujeto a todas nuestras enfermedades. Fue por determinaci�n voluntaria que se someti� a Dios y se someti� de tal manera que tambi�n nos sirvi�; y, sin embargo, esa condici�n extremadamente baja no le impide seguir teniendo majestad suprema. Por lo tanto, tambi�n el Ap�stol dice que fue "exaltado sobre todo nombre". ( Filipenses 2: 9 .) �l emplea la part�cula demostrativa Behold, para llevar a los jud�os a considerar el evento como habiendo tenido lugar realmente; porque los objetos que estaban ante sus ojos podr�an haberlos llevado a la desesperaci�n, y por lo tanto les ordena que aparten sus ojos de la condici�n real de las cosas y miren a Cristo.

Me apoyar� en �l o lo sostendr�. (151) ???? (ethmoch) es interpretado por algunos en un sentido activo y por otros en un sentido pasivo. Si se toma en un sentido pasivo, el significado ser� que Dios "apoyar�" a su Ungido de tal manera que le impondr� toda la carga, como los maestros com�nmente hacen con sus fieles servidores; y es una prueba de extraordinaria fidelidad, que Dios el Padre le entregar� todas las cosas y pondr� en su mano su propio poder y autoridad. ( Juan 13:3.) Sin embargo, no me opongo a la significaci�n activa, "lo levantar�", o "lo exaltar�" o "lo apoyar� en su rango;" porque lo que sigue inmediatamente, pondr� mi Esp�ritu en �l, es una repetici�n del mismo sentimiento. En la cl�usula anterior, por lo tanto, dice, lo defender�, y luego describe la manera de "defender", que lo dirigir� por su Esp�ritu, lo que significa que con esta frase ayudar� a Cristo en todo y no lo har�. permitirle ser vencido por cualquier dificultad. Ahora, era necesario que Cristo estuviera dotado con el Esp�ritu de Dios, para ejecutar ese oficio divino, y ser el Mediador entre Dios y los hombres; porque un trabajo tan grande no pod�a ser realizado por el poder humano.

Mi elegido En este pasaje, la palabra Elect denota "excelente", como en muchos otros pasajes; porque los que est�n en la flor de su edad se llaman j�venes elegidos. ( 1 Samuel 26:2, y 2 Samuel 6:1.) Por lo tanto, Jehov� lo llama "un siervo excelente", porque lleva el mensaje de reconciliaci�n y porque todas sus acciones est�n dirigidas por Dios. Al mismo tiempo, demuestra su amor inmerecido, por el cual nos abraz� a todos en su Hijo unig�nito, para que en su persona podamos ver una muestra ilustre de esa elecci�n por la cual hemos sido adoptados en la esperanza de la vida eterna. Ahora, dado que el poder celestial habita en la naturaleza humana de Cristo, cuando lo escuchemos hablar, no miremos la carne y la sangre, sino que elevemos nuestras mentes para saber que todo lo que hace es divino.

En quien mi alma est� bien complacida. De este pasaje aprendemos que Cristo no solo es amado por el Padre, ( Mateo 3:17), sino que solo es amado y aceptado por �l, de modo que no hay forma de obtener el favor de Dios sino a trav�s de la intercesi�n. de Cristo En este sentido, los evangelistas citan este pasaje ( Mateo 12:18), ya que Pablo tambi�n declara que estamos reconciliados "en el amado" de tal manera que seamos amados por su cuenta. ( Efesios 1:6.) El Profeta luego muestra que Cristo ser� dotado con el poder del Esp�ritu, no solo por su propia cuenta, sino para difundirlo por todas partes.

Exhibir� juicio a los gentiles. Por la palabra juicio, el Profeta se refiere a un gobierno bien regulado, y no a una sentencia pronunciada por un juez en el banquillo; porque juzgar significa, entre los escritores hebreos, �ordenar, gobernar, gobernar�, y agrega que este juicio no ser� solo en Judea, sino en todo el mundo. Esta promesa era extremadamente nueva y extra�a; porque solo en Judea se conoc�a a Dios (Salmo 76:2) y los gentiles fueron excluidos de toda confianza en su favor. ( Efesios 2:12.)

Por lo tanto, estas pruebas claras eran extremadamente necesarias para nosotros, para que pudi�ramos estar seguros de nuestro llamado; de lo contrario podr�amos pensar que estas promesas no nos pertenec�an en absoluto. Cristo fue enviado para traer al mundo entero bajo la autoridad de Dios y la obediencia a �l; y esto muestra que sin �l todo est� confundido y desordenado. Antes de que �l venga a nosotros, no puede haber un gobierno adecuado entre nosotros; y por lo tanto debemos aprender a someternos a �l, si deseamos ser gobernados de manera justa y justa. Ahora, debemos juzgar a este gobierno por la naturaleza de su reino, que no es externo, sino que pertenece al hombre interno; porque consiste en una buena conciencia y rectitud de vida, no lo que se cuenta ante los hombres, sino lo que se cuenta ante Dios. La doctrina se puede resumir as�: "Debido a que toda la vida de los hombres ha sido pervertida desde que fuimos corrompidos en todos los aspectos por la ca�da de Ad�n, Cristo vino con el poder celestial de su Esp�ritu, para que �l pudiera cambiar nuestra disposici�n, y as� formarnos nuevamente a 'novedad de vida' �( Romanos 6:4.)

Versículo 2

2. No llorar� en voz alta. El Profeta muestra de qu� naturaleza ser� la venida de Cristo; es decir, sin pompa o esplendor, como suele asistir a los reyes terrenales, a cuya llegada se escuchan varios ruidos y fuertes gritos, como si el cielo y la tierra estuvieran a punto de mezclarse. Pero Isa�as dice que Cristo vendr� sin ning�n ruido o clamor; y que no solo por aplaudir su modestia, sino, primero, para que no podamos formar ninguna concepci�n terrenal de �l; en segundo lugar, que, habiendo conocido su amabilidad por la cual nos atrae hacia �l, podemos apresurarnos alegremente a encontrarnos con �l; y, por �ltimo, que nuestra fe no languidezca, aunque su condici�n sea mala y despreciable.

No alzar� su voz; es decir, no crear� disturbios; Como solemos decir de un hombre tranquilo y pac�fico, "no hace mucho ruido". (152) Y, de hecho, no se jactaba de s� mismo ante la gente, sino que con frecuencia les prohib�a publicar sus milagros, para que todos pudieran aprender que su poder y autoridad eran muy diferente de lo que obtienen los reyes o pr�ncipes, al hacer que se les hable en voz alta para ganar el aplauso de la multitud. ( Mateo 8:4; Marco 5:43; Lucas 8:56.)

Versículo 3

3. Una ca�a magullada que no debe romper. Despu�s de haber declarado en general que Cristo ser� diferente a los pr�ncipes terrenales, a continuaci�n menciona su gentileza a este respecto, que apoyar� a los d�biles y d�biles. Esto es lo que quiere decir con la met�fora de "la ca�a magullada", que no desea romper y aplastar por completo a los que est�n medio rotos, sino, por el contrario, levantarlos y apoyarlos para mantenerlos y fortalecer todo lo que es bueno en ellos.

Tampoco apagar� el lino humeante. Esta met�fora es de la misma importancia que la primera, y est� tomada de las mechas de las l�mparas, lo que puede desagradarnos al no quemar con claridad o al emitir humo, y sin embargo no las extinguimos, sino que las recortamos y las iluminamos. Isa�as atribuye a Cristo esa tolerancia por la cual �l soporta nuestra debilidad, que encontramos que �l realmente cumple; porque dondequiera que se vea una chispa de piedad, la fortalece y la enciende, y si tuviera que actuar hacia nosotros con el mayor rigor, deber�amos quedarnos reducidos a nada. Aunque los hombres, por lo tanto, se tambalean y tropiezan, aunque incluso est�n sacudidos o fuera de lugar, no los rechaza de inmediato por ser completamente in�tiles, sino que aguanta mucho, hasta que los hace m�s fuertes y m�s firmes.

Dios dio una manifestaci�n de esta mansedumbre cuando nombr� a Cristo para comenzar el desempe�o de su cargo como embajador; porque el Esp�ritu Santo fue enviado del cielo en forma de paloma, que era una muestra de nada m�s que dulzura y gentileza. ( Mateo 3:16; Marco 1:10; Lucas 3:22; Juan 1:32.) Y, de hecho, el signo concuerda perfectamente con la realidad; porque no hace mucho ruido, y no se convierte en un objeto de terror, como lo hacen com�nmente los reyes terrenales, y no desea hostigar u oprimir a su pueblo sin medida, sino, por el contrario, calmarlos y consolarlos. No solo actu� de esta manera cuando se manifest� al mundo, sino que esto es lo que se muestra diariamente a trav�s del Evangelio. Siguiendo este ejemplo, los ministros del evangelio, que son sus diputados, deben mostrarse mansos y apoyar a los d�biles, y gentilmente guiarlos en el camino, para no extinguir en ellos las m�s d�biles chispas de piedad. , pero, por el contrario, para encenderlos con todas sus fuerzas. Pero para que no podamos suponer que esta mansedumbre alienta los vicios y la corrupci�n, agrega:

Producir� juicio en la verdad. Aunque Cristo alivia y sostiene a los d�biles, est� muy lejos de usar los halagos que alientan los vicios; y, por lo tanto, debemos corregir los vicios sin adulaci�n, lo cual es en el m�s alto grado inconsistente con esa mansedumbre. Por lo tanto, debemos protegernos diligentemente contra los extremos; es decir, no debemos aplastar las mentes de los d�biles con excesiva severidad, ni alentar con nuestro lenguaje suave cualquier cosa que sea malvada.

Para que podamos entender mejor qui�nes son esas personas hacia quienes, siguiendo el ejemplo de Cristo, debemos ejercer esta suavidad, debemos sopesar cuidadosamente las palabras del Profeta. Los llama "una ca�a magullada" y "mecha humeante". Estas palabras no se aplican a aquellos que resisten valiente y obstinadamente, ni a los que son feroces y obstinados; porque tales personas no merecen esta tolerancia, sino que deben ser rotas y aplastadas, como por los golpes de un martillo, por la severidad de la palabra. Mientras alaba la mansedumbre, al mismo tiempo muestra a qui�n est� adaptada, a qu� hora y de qu� manera debe emplearse; porque no es adecuado para personas endurecidas y rebeldes, ni para aquellos cuya ira emite llamas, sino para aquellos que son sumisos y que se rinden alegremente al yugo de Cristo.

La palabra fumar muestra que �l mantiene y no aprecia la oscuridad, sino chispas, aunque d�biles y apenas perceptibles. Dondequiera que haya impiedad y terquedad, debemos actuar con la mayor severidad y no ejercer paciencia; pero, por otro lado, donde hay vicios que no han ido m�s all� de la resistencia, pero por gentileza de esta naturaleza, en lugar de alentar, debemos corregirlos y reformarlos; porque siempre debemos tener en cuenta principalmente la verdad, de la que habla, que los vicios no pueden ocultarse y, por lo tanto, adquirir una corrupci�n secreta, sino que los d�biles pueden ser gradualmente entrenados para la sinceridad y la rectitud. Estas palabras, por lo tanto, se refieren a aquellas personas que, en medio de muchas deficiencias, tienen integridad mental y desean fervientemente seguir la verdadera religi�n, o, al menos, en quienes vemos un buen comienzo. Est� claramente demostrado por muchos pasajes ( Mateo 12:39) cu�n severamente trata Cristo con los despreciadores; porque est� obligado a emplear "una vara de hierro" para aplastar a aquellos que no se someten a ser gobernados por el ladr�n de su pastor. Como �l justamente declara que "su yugo es f�cil y su carga es ligera" ( Mateo 11:30) para los disc�pulos dispuestos, as� que con raz�n David lo arma con "un cetro de hierro" (Salmo 2:9) para romper a sus enemigos en pedazos y declarar que estar� mojado con su sangre. (Salmo 110:6.)

Versículo 4

4. No se desmayar� ni se desanimar�. El Profeta alude al verso anterior, y confirma lo que dijo anteriormente, que Cristo ciertamente ser� amable y gentil con los d�biles, pero que no tendr� suavidad ni afeminamiento; porque ejecutar� varonilmente la comisi�n que recibi� del Padre. Esto es lo que quiere decir cuando dice que "no se desmayar�"; y en este verbo ???? (yichheh) hay una alusi�n a un verso anterior, en el que habl� de "fumar lino". Ahora, �l muestra cu�l es la verdadera moderaci�n de la mansedumbre, no desviarse a la indulgencia excesiva; porque debemos usarlo de tal manera que no nos apartemos de nuestro deber. Muchas personas desean beneficiarse con el nombre de gentileza, para ganar el aplauso y la estima del mundo, pero al mismo tiempo traicionan la verdad de una manera baja y vergonzosa.

Recuerdo que en una ciudad populosa hab�a dos predicadores, uno de los cuales reprobaba audaz y en voz alta los vicios, mientras que el otro intentaba ganarse el favor de la gente con halagos. Este predicador adulador, que estaba exponiendo al profeta Jerem�as, se encendi� en un pasaje lleno del consuelo m�s leve, y al encontrar, como se lo imaginaba, una oportunidad adecuada, comenz� a declamarse en contra de esos severos y severos reprobadores que suelen aterrorizar a los hombres con rayos. de palabras. Pero al d�a siguiente, cuando el Profeta cambi� de tema y reprendi� bruscamente a los hombres malvados con su peculiar vehemencia de estilo, el miserable adulador se vio obligado a encontrar un amargo desprecio al retractarse de las palabras que eran frescas en el recuerdo de todos sus oyentes. As�, el favor temporal que hab�a ganado r�pidamente se desvaneci�, cuando revel� su propia disposici�n, y se hizo aborrecer por lo bueno y lo malo.

Por lo tanto, debemos distinguir entre el sumiso y el obstinado, para que no podamos abusar de esa suavidad us�ndola en cada ocasi�n. Sin embargo, Isa�as declara que la fortaleza de Cristo ser� inquebrantable, de modo que superar� todos los obst�culos; porque con estas palabras, hasta que �l juzgue, quiere decir que el ministerio de Cristo ser� tan eficaz que se manifestar� el fruto de su doctrina. �l no dice simplemente: "Hasta que haya dado a conocer la voluntad de su Padre", sino "Hasta que establezca el juicio", que es, como dijimos anteriormente, el ejercicio adecuado del gobierno. El ministerio de Cristo, por lo tanto, testifica, no ser� infructuoso, pero tendr� tal eficacia que los hombres ser�n reformados por �l.

Esto no debe limitarse a la persona de Cristo, sino que se extiende a todo el curso del evangelio; porque no solo dio de alta la embajada comprometida con �l durante tres a�os, sino que contin�a descargando la misma embajada todos los d�as por medio de sus sirvientes. Sin embargo, se nos recuerda que es imposible para nosotros desempe�ar ese cargo sin estar bajo la necesidad de sufrir muchas molestias y sostener concursos tan severos y peligrosos que nos sentiremos casi abrumados y dispuestos a abandonarlo todo. A�n as� no debemos desistir, sino perseverar constantemente en nuestro deber y correr hasta el final; y, por lo tanto, el Profeta testifica que Cristo ser� tan firme que perseguir� su llamado hasta el fin; y, siguiendo su ejemplo, debemos perseverar valientemente.

Y las islas esperar�n su ley. Aqu� emplea la palabra Ley para significar "doctrina", ya que la palabra hebrea para "ley" se deriva de un verbo que significa ense�ar; (153) y as� los profetas est�n acostumbrados a hablar del evangelio, para demostrar que no ser� nuevo ni contrario a lo que ense�� Mois�s.

Las islas Anteriormente hemos demostrado que los escritores hebreos dan el nombre de islas a pa�ses m�s all� del mar.

El Profeta confirma la declaraci�n anterior, seg�n la cual se declar� que Cristo hab�a sido designado no solo para los jud�os, sino tambi�n para los gentiles, aunque no ten�an nada en com�n con la comunidad jud�a. En resumen, esa promesa se refiere a todas las naciones, que las ventajas de esta restauraci�n y reforma pueden ser compartidas por todas partes del mundo.

Con la palabra esperar, quiere decir que los elegidos abrazar�n con entusiasmo el evangelio que se les ofrece; porque el Se�or muestra en �l el poder de su elecci�n, cuando "los que vagaron en la oscuridad" ( Mateo 4:16) tan pronto como escuchan la voz del evangelio, lo abrazan con el mayor entusiasmo, y aunque antes deambulaban, como ovejas dispersas y perdidas, oyen inmediatamente la voz del pastor y se someten alegremente a �l, como tambi�n lo ha dicho Cristo. ( Juan 10:16.) Por lo tanto, aprendemos que el dicho de Agust�n es extremadamente cierto, "que muchas ovejas deambulan fuera de los pliegues, mientras que los lobos con frecuencia habitan dentro de los pliegues". Esta atenci�n es obra de Dios, cuando los hombres que pensaban que eran sabios renunciaban a su propio juicio y ten�an que aprender el evangelio de Cristo para depender completamente de este maestro.

Versículo 5

5. As� dice Jehov�. Confirma lo que dijo al comienzo del cap�tulo sobre el reinado de Cristo, que renovar� y restaurar� todas las cosas; y como podr�a pensarse que esto es incre�ble, �l ha agregado aqu� una descripci�n magn�fica del poder de Dios, por el cual nuestra fe debe ser confirmada, especialmente cuando el aspecto externo de las cosas es directamente contrario. Por este motivo, presenta pruebas claras del poder de Dios, de que todo puede despertarse con la menci�n de ellos, y puede estar convencido de que el que cre� todas las cosas de la nada, quien extendi� los cielos, quien produjo vegetaci�n, quien dio vida a los animales, y quien defiende y defiende todas las cosas con su poder, cumplir� f�cilmente lo que promete con respecto al reinado de Cristo. Estas formas de expresi�n nos recuerdan que siempre debemos considerar el poder de Dios, para que podamos estar completamente convencidos de la autoridad y la certeza indudable de su palabra; porque no es sin raz�n que Isa�as hace este prefacio, sino para eliminar cualquier duda, porque nada es demasiado dif�cil para Dios, que mantiene al mundo entero sujeto a su autoridad; y en los siguientes cap�tulos emplear� modos de expresi�n similares.

??? (hael) es interpretado por algunos "poderosos" y por otros "Dios"; pero tiene poca consecuencia, porque el significado es el mismo; porque exhibe su poder y majestad, y lo adorna con esta variedad de t�tulos, para que sepamos que restaurar� f�cilmente todo lo que ha ca�do y puesto bajo.

Versículo 6

6. Yo Jehov� te he llamado en justicia. Nuevamente repite el nombre de Dios, en el cual debemos suministrar lo que dijo en el verso anterior acerca de su poder. En general, se piensa que esto se�ala el fin del llamado de Cristo, que fue enviado por el Padre para establecer "justicia" entre los hombres, que lo han destituido mientras no tengan a Cristo, y, entreg�ndose a todos Las corrupciones de cr�menes y vicios, se mantienen cautivos bajo la tiran�a de Satan�s. Pero debido a que la palabra "justicia" tiene un significado m�s extenso, paso esa ingeniosa distinci�n; porque ni siquiera se dice que ser� llamado "a la justicia", pero esta fraseolog�a debe considerarse como equivalente a la expresi�n adverbial, "rectamente" o "de manera santa". Supongo que el significado es que Cristo fue "llamado en justicia", porque su llamamiento es l�cito y, por lo tanto, ser� firme y seguro. Sabemos que lo que no se hace de manera adecuada y regular no puede ser de larga duraci�n. O quiz�s se considerar� preferible verlo as�, que Dios, al nombrar a Cristo para restaurar la Iglesia, no busca ninguna raz�n sino de s� mismo y de su propia justicia; pero es cierto que esta palabra denota estabilidad, como si hubiera dicho "fielmente".

Y te sostendr� de tu mano. Por "tomar la mano" se refiere a la ayuda inmediata de Dios; como si hubiera dicho: �Te dirigir� y establecer� en el llamado al que te he designado. En una palabra, como tu llamamiento es justo, as� te defender� y sostendr�, como si al tomar tu mano fuera tu l�der �.

Yo te guardar�. Esta palabra "guardar" muestra claramente cu�l es el significado de tomar de la mano, a saber, que Cristo ser� dirigido por el Padre de tal manera que lo tendr� como su protector y guardi�n, disfrutar� de su ayuda y, en corto, sentir� su presencia en todas las cosas.

Y te colocar� para un pacto. Ahora declara la raz�n por la cual Dios promete que ser� el guardi�n de Cristo. Adem�s, el Profeta habl� de los jud�os y los gentiles por separado; no es que difieran por naturaleza, o que uno sea m�s excelente que el otro (porque todos necesitan la gracia de Dios ( Romanos 3:23) y Cristo ha tra�do la salvaci�n a todos indiscriminadamente, sino porque el Se�or asign� el primer rango a los jud�os ( Mateo 10:6), por lo tanto, era apropiado que se los distinguiera de los dem�s. En consecuencia, antes de que �el muro divisorio� ( Efesios 2:14) fuera derribado, sobresalieron, no por su m�rito, sino por el favor de Dios, porque con ellos en primera instancia se hizo el pacto de gracia. hecho.

Se puede objetar: ��Por qu� Cristo es designado para un pacto que fue ratificado mucho antes? porque, m�s de dos mil a�os antes, Dios hab�a adoptado a Abraham, y por lo tanto el origen de la distinci�n fue mucho antes de la venida de Cristo ". Respondo, el pacto que se hizo con Abraham y su posteridad tuvo su fundamento en Cristo; porque las palabras del pacto son estas: "En tu simiente ser�n benditas todas las naciones". ( G�nesis 22:18.) Y el pacto no fue ratificado de otra manera que en la simiente de Abraham, es decir, en Cristo, por cuya venida, aunque se hab�a hecho previamente, se confirm� y se sancion� . Por eso tambi�n dice Pablo, "que las promesas de Dios son s� y am�n en Cristo" ( 2 Corintios 1:20) y en otro pasaje llama a Cristo "el ministro de la circuncisi�n, para cumplir las promesas que se dieron a los padres." ( Romanos 15:8.) A�n m�s claramente declara que Cristo es "la paz" de todos, de modo que los que antes estaban separados est�n unidos en �l, y los que estaban lejos y los que estaban cerca se reconcilian as� con Dios. ( Efesios 2:17.) Por lo tanto, tambi�n es evidente que Cristo fue prometido, no solo a los jud�os, sino a todo el mundo.

Por una luz de los gentiles. Tenemos aqu� otra prueba clara del llamado de los gentiles, ya que �l declara expresamente que Cristo fue designado para ser "una luz" para ellos. �l lo llama luz, porque los gentiles se sumergieron en la oscuridad m�s profunda y espesa, en el momento en que el Se�or no iluminaba a nadie m�s que a los jud�os. Ahora, entonces, la culpa recae �nicamente en nosotros mismos, si no nos convertimos en participantes de esta salvaci�n; porque �l llama a todos los hombres para s� mismo, sin una sola excepci�n, y da a Cristo a todos, para que podamos ser iluminados por �l. Solo abramos los ojos, solo �l disipar� la oscuridad e iluminar� nuestras mentes con la "luz" de la verdad.

Versículo 7

7. Para que puedas abrir los ojos de los ciegos. Aqu� �l explica m�s completamente para qu� fin ser� enviado Cristo por el Padre, para que podamos ver m�s claramente qu� ventaja nos brinda, y cu�nto necesitamos su ayuda. Les recuerda a todos los hombres su "ceguera", para que puedan reconocerla, si desean ser iluminados por Cristo. En resumen, bajo estas met�foras, declara cu�l es la condici�n de los hombres, hasta que Cristo brille sobre ellos como su Redentor; es decir, que son los m�s miserables, vac�os e indigentes de todas las bendiciones, y rodeados y abrumados por innumerables angustias, hasta que sean liberados por Cristo.

Ahora, aunque el Profeta se dirige a Cristo mismo, tiene en sus ojos a los creyentes, para que sepan que en �l deben confiar, y no duden que se les proporcionar� un remedio para todas sus angustias, si imploran su ayuda. Dios no le ordena a Cristo lo que har�, como si necesitara que le ense�en o recibir mandamientos; pero se dirige a �l por nosotros, para que sepamos por qu� lo envi� el Padre; como �l dice tambi�n, (Salmo 2:7,) "Dar� a conocer el decreto; P�deme, te dar� los gentiles. porque en ese pasaje se declara el rango y la autoridad de Cristo, para que podamos saber que el Padre le ha otorgado la m�xima autoridad, para que podamos depositar con mayor seguridad toda nuestra esperanza y confianza en �l.

Versículo 8

8. Yo soy Jehov�. Por lo tanto, infiera cu�l es la naturaleza y el alcance de la enfermedad de la incredulidad, ya que el Se�or dif�cilmente puede satisfacerse con alguna palabra para expresar la cura de la misma. Por naturaleza, somos propensos a la desconfianza, y no le creemos a Dios cuando habla, hasta que domine por completo nuestra terquedad. Adem�s, continuamente volvemos a caer en la misma falla a trav�s de nuestra ligereza, a menos que emplee muchas bridas para contenernos. Nuevamente, por lo tanto, regresa a esa confirmaci�n de la que hemos hablado anteriormente, que sus promesas pueden permanecer inquebrantables.

Este es mi nombre. ??? (hu) a veces se toma como sustantivo, para ser un nombre propio de Dios; (154) pero lo explico de una manera m�s simple, "Es mi nombre", es decir, "Jehov� es mi propio nombre y no puede ser legalmente dado a cualquier otro ". En una palabra, con esta expresi�n sella todo lo que se dijo sobre el oficio de Cristo, y agrega como un sello a la promesa: "El que declara estas cosas da testimonio de que �l solo es Dios, y que este nombre habita en �l". solo."

Y no dar� mi gloria a otro; es decir, "no permitir� que mi gloria se vea disminuida, lo que ser�a, si se descubriera que soy falso o voluble en mis promesas". Por lo tanto, declara que cumplir� sus promesas, porque desea vindicar su gloria y preservarla por completo, de modo que no disminuya en ning�n aspecto.

Este es un pasaje notable, por el cual se nos ense�a que la gloria de Dios es principalmente visible en el cumplimiento de lo que ha prometido. Y, por lo tanto, obtenemos una confirmaci�n singular de nuestra fe, de que el Se�or nunca enga�a, nunca se desv�a de sus promesas, y nada puede obstaculizar lo que una vez determin�. Pero dado que Satan�s, por incre�bles artes, se esfuerza por oscurecer esta gloria de Dios, y otorgarla a los hombres y a los dioses falsos, por lo tanto, testifica que no permitir� que se le considere voluble o enga�oso en sus promesas.

Ni mi elogio a las im�genes grabadas. Se establece un contraste entre el �nico Dios y los �dolos con referencia al tiempo; porque si Dios no hubiera sido el Redentor de su pueblo, los incr�dulos se habr�an jactado como si la verdadera religi�n hubiera sido falsa e in�til. Por lo tanto, Dios declara que no permitir� que triunfen los hombres malvados oprimiendo a la Iglesia; y, m�s all� de toda duda, Dios nos ha ahorrado hasta ahora, y todav�a nos trata tan amablemente, para que no exponga su Evangelio a los reproches blasfemos de los papistas. Deber�amos extraer de esto una doctrina universal, a saber, que el Se�or desea que su gloria permanezca intacta; porque �l lo defiende y lo mantiene en todas partes con el mayor celo, para demostrar que est� extremadamente celoso de ello ( �xodo 20:5) y no permite que la parte m�s peque�a se le d� a otro.

Versículo 9

9. Las cosas anteriores. Ahora recuerda recordar las predicciones anteriores, por cuyo cumplimiento muestra que debe depositarse confianza en �l para el futuro; porque lo que hemos conocido por experiencia real deber�a tender a confirmar nuestra creencia. Es como si hubiera dicho: �He hablado con tanta frecuencia a tus padres, y me has encontrado fiel en todas las cosas; y, sin embargo, no puede confiar en m� acerca de eventos futuros: la experiencia de transacciones pasadas no produce ning�n efecto sobre usted y no lo excita a hacerlo mejor �. Los favores de Dios, por lo tanto, deben ser mencionados por nosotros de tal manera que, cada vez que nuestra salvaci�n est� oculta en la esperanza, podamos descansar en la palabra de Dios y ser confirmados por ella durante todo el curso de nuestra vida.

�Mirad! Ellos vinieron. (155) Seg�n el adverbio, �l se�ala, como con el dedo, que hab�an aprendido por experiencia, que Dios no es falso, y no lo hizo; habla en vano por los profetas; porque las pruebas claras testificaban abiertamente y proclamaban la verdad de Dios.

Antes de que salgan. (156) Distingue a Dios de los �dolos por esta marca, que solo �l conoce y predice eventos futuros, pero los �dolos no; conocerlos. En cuanto a la mayor parte de las respuestas que dieron los dioses de los gentiles, hemos visto anteriormente que eran falsas o ambiguas; porque los que confiaron en ellos a menudo eran vergonzosamente enga�ados, y esta es la recompensa que merec�an. Y si a primera vista el evento correspond�a, esto los hund�a a�n m�s en la perdici�n eterna; y por el justo juicio de Dios se produjo que Satan�s les impuso por tales delirios. De lo contrario, fue con los or�culos sagrados, por los cuales la Iglesia, para su propio beneficio y salvaci�n, fue arrepentida en un momento, y en otro momento alentada a tener una esperanza favorable, para que no se hundiera bajo la carga de los castigos. Sigue siendo un principio establecido, que todo lo que Dios ha predicho es verificado por el evento; porque �l gobierna y dirige todas las cosas por su providencia.

Versículo 10

10. Cante a Jehov�. Ahora exhorta a la gente a la gratitud; porque los favores de Dios siempre deben entusiasmarnos, al recordarlos, dar gracias y celebrar sus alabanzas. Adem�s, por esa exhortaci�n, llama a los creyentes a contemplar la profec�a como realmente cumplida, y confirma esas promesas de las que habl�. Deber�amos observar esto como el dise�o del Profeta, que no hay raz�n para que los creyentes, aunque est�n severamente oprimidos, den paso al dolor, pero esa buena esperanza deber�a alentarlos a la alegr�a, para que ahora puedan prepararse para rendir acci�n de gracias.

El tema de esta canci�n es que Cristo ha sido revelado al mundo y enviado por el Padre para aliviar las miserias de su Iglesia y restaurarla al orden perfecto y, por as� decirlo, renovar el todo el mundo. Como era dif�cil de creer esto, el Profeta deseaba eliminar todas las dudas, para poder fijar estas predicciones m�s profundamente en sus corazones. Tampoco deber�amos preguntarnos si el Profeta trabaja tan duro para despertarlos cuando fueron reducidos al mayor estrecho y ya no ten�an ninguna esperanza de seguridad. El mero aspecto de las cosas podr�a sacudir su fe e incluso generar sospechas de que todo lo que los profetas hab�an predicho era infundado y absurdo. El objeto de esta exhortaci�n, por lo tanto, es que cuando los asuntos son completamente desesperados, deben estar alegres y confiar en estas promesas.

Una nueva canci�n. Por nuevo quiere decir una canci�n excelente, hermosa y elegante, no una que sea ordinaria o com�n, sino una canci�n que pueda despertar admiraci�n en los hombres, en relaci�n con la gracia extraordinaria de Dios, de la que nunca hab�a habido un ejemplo tan notable. En este sentido, tambi�n se usa en Salmo 33:3, y Salmo 96:1 Nuevo aqu� se contrasta con lo que es Ordinario, y por lo tanto ensalza la infinita misericordia de Dios, que deb�a ser revelada en Cristo, y que por lo tanto debe celebrarse y cantarse con las m�s altas alabanzas. Por lo tanto, inferimos que cada uno de nosotros deber�a ser m�s celoso al proclamar las alabanzas de Dios, en proporci�n al mayor n�mero de favores que hemos recibido. De hecho, es deber de todos los hombres cantar alabanzas a Dios, ya que no hay ninguna persona que no est� obligada por las obligaciones m�s fuertes; pero las alabanzas m�s elevadas deber�an proceder de aquellos a quienes se les han otorgado regalos m�s valiosos. Ahora, dado que Dios ha abierto la fuente de todas las bendiciones en Cristo, y ha exhibido todas las riquezas espirituales, no debemos preguntarnos si �l exige que le ofrezcamos un excelente y excelente sacrificio de alabanza.

Debe observarse que esta canci�n no puede ser cantada sino por hombres renovados; porque debe proceder del sentimiento m�s profundo del coraz�n y, por lo tanto, necesitamos la direcci�n y la influencia del Esp�ritu, para que podamos cantar esas alabanzas de manera apropiada. Adem�s, no exhorta a una o unas pocas naciones a hacer esto, sino a todas las naciones del mundo; porque a todos ellos Cristo fue enviado.

Versículo 11

11. Deja que el desierto y sus ciudades lloren en voz alta. Mientras que el Profeta incluye todas las partes del mundo, menciona particularmente aquellas que los jud�os conoc�an mejor; porque al oeste Judea ten�a el mar, y al este el desierto y Arabia. Cuando habla de las tiendas de Kedar, el desierto y las rocas, se refiere a Arabia; pero es una forma de hablar por la cual se toma una parte para el todo, ya que incluye todo el este. Es como si hubiera dicho que desde la salida hasta la puesta del sol se oir�n estas alabanzas; porque Dios ser� adorado en todas partes, aunque anteriormente fue adorado solo en Judea; y as� se cambiar� el estado de cosas, y esa alabanza ser� barbada en las partes m�s distantes de la tierra. (157)

Las ciudades donde habita Kedar. Menciona a Kedar, porque el Scenite (158) Los �rabes, como es bien sabido, habitaban en tiendas de campa�a. Pero emplea la palabra pueblos, mientras habla de un desierto; y, por lo tanto, debe observarse que el desierto denota no solo el vasto desierto que se extiende entre Judea y Arabia, sino los pa�ses m�s distantes que com�nmente se designaron desde la parte contigua a ellos, ya que algunas personas dan el nombre de "monta�oso "A esas llanuras que se encuentran m�s all� de las monta�as; porque la gente com�n tiene su atenci�n tan dirigida a lo que ven al alcance de la mano, que suponen que se parecen a otros lugares m�s distantes. Sin embargo, el Profeta aqu� exalta y magnifica la grandeza de la gracia de Dios, llegando incluso a naciones groseras y b�rbaras, cuya crueldad salvaje era bien conocida.

Versículo 12

12. Que den gloria a Jehov�. Explica cu�l ser� la naturaleza de esos gritos, es decir, celebrar las alabanzas de Dios; porque su bondad y misericordia se ver�n en todas partes; y por lo tanto, les ordena celebrar esta redenci�n con una voz alegre, porque las benditas consecuencias de la misma ser�n compartidas por todas las naciones. Y as� se nos recuerda que debemos llorar en voz alta en el presente con la mayor seriedad cuando proclamamos las alabanzas de Dios, para que nosotros mismos podamos sentirnos inflamados y emocionar a otros con nuestro ejemplo para que act�en de la misma manera; porque ser tibio, o murmurar, o cantar, como dice el dicho, para ellos y para las musas, es imposible para aquellos que realmente han probado la gracia de Dios.

Versículo 13

13. Jehov� como un gigante. Lo que Isa�as ahora agrega tiene la intenci�n de superar las tentaciones de los creyentes. �l atribuye a Dios fuerza y ??poder, para que sepan que encontrar�n en �l una defensa segura; porque en la adversidad estamos perplejos, porque dudamos si Dios podr� o no prestarnos ayuda, especialmente cuando al retrasarlo aparece en alguna medida para rechazar nuestras oraciones; y por lo tanto, el Profeta ensalza en voz alta el poder de Dios, para que todos puedan aprender a confiar y depositar su confianza en �l.

Saldr� adelante. El avance que se menciona aqu� debe tomarse metaf�ricamente; porque Dios parec�a estar oculto en el momento en que permiti� que su pueblo fuera afligido y oprimido sin ninguna apariencia de ayuda; y, por lo tanto, la palabra significa "salir p�blicamente en aras de dar asistencia". Esto se confirma por lo que sigue.

Y como guerrero. Cuando atribuye a Dios la indignaci�n ardiente, con la cual se lanza "como un guerrero" contra sus enemigos, las comparaciones se basan en los sentimientos humanos y nos declaran la poderosa ayuda de Dios, que de otra manera no causar�a una impresi�n lo suficientemente poderosa en nuestras mentes. Por lo tanto, se acomoda a nuestra capacidad, como hemos dicho a menudo, para que sepamos cu�n ardientemente desea preservarnos, y cu�nto est� angustiado por la aflicci�n y la opresi�n de los creyentes, y de la misma manera cu�n terrible es su ira, siempre que �l se prepara para la batalla.

Siempre debemos observar esa estaci�n peculiar que el Profeta ten�a en sus ojos, a la que deben aplicarse estas predicciones; porque mientras los enemigos se volv�an cada vez m�s feroces y se burlaban de un pueblo miserable, era el deber de los creyentes mirar algo muy diferente de lo que ve�an con sus ojos y creer que Dios es lo suficientemente poderoso como para someter a sus enemigos y rescatarlos de sus manos. Tampoco fue solo durante el cautiverio que fue importante para ellos aliviar su dolor con esta promesa, sino casi hasta la venida de Cristo; porque estaban continuamente y dolorosamente obligados a enfrentar angustias severas, como es evidente por la historia.

Versículo 14

14. He guardado silencio. El Profeta se encuentra con las tentaciones que com�nmente nos causan gran inquietud cuando Dios retrasa su ayuda. Somos tentados por la impaciencia y tememos que sus promesas sean falsas. Consideramos irrazonable que Dios est� en silencio y se duerma, por as� decirlo, mientras los malvados se cargan; que �l deber�a ser genial, mientras arden con ganas de hacer travesuras; y que �l deber�a gui�arle un ojo a sus cr�menes, mientras persiguen todo tipo de crueldad. Cuando sus mentes estaban angustiadas y casi abrumadas, el Profeta deseaba consolarlos, para que no pensaran que Dios los hab�a abandonado, aunque todo parec�a estar desesperado.

Por mucho tiempo. Menciona expresamente "la gran cantidad de tiempo", para que sus corazones no languidezcan a trav�s de la tediosa demora; porque cuando hab�an sido destruidos por calamidades casi incesantes desde la muerte de Josafat, era muy dif�cil y angustioso pasar setenta a�os en cautiverio. Ni siquiera fue este el final de sus aflicciones, y por lo tanto deb�an ser amonestados cuidadosamente, que aunque Dios no env�a alivio de inmediato, los creyentes no sufrir�n nada por la demora, siempre que esperen con paciencia. Con estas palabras, tambi�n reprende a los incr�dulos, quienes, confiando en su tolerancia, se entregaron libremente a todo tipo de maldad; y, por lo tanto, Dios declara que, aunque se ha abstenido y ha sido un espectador silencioso, no est� privado de su poder.

Como una mujer en trabajo de parto. Mediante esta met�fora, expresa una asombrosa calidez de amor y ternura de afecto; porque se compara con una madre que ama singularmente a su hijo, aunque ella lo cri� con un dolor extremo. Puede pensarse que estas cosas no son aplicables a Dios; pero de ninguna otra manera que con tales formas de hablar puede expresarse su ardiente amor hacia nosotros. Por lo tanto, debe tomar prestadas comparaciones de objetos conocidos, para permitirnos comprender aquellos que desconocemos; porque Dios ama de manera muy diferente a los hombres, es decir, m�s plena y perfectamente, y, aunque supera todos los afectos humanos, sin embargo, nada de lo que es desordenadamente le pertenece.

Adem�s, ten�a la intenci�n de intimar que la redenci�n de su pueblo ser�a una especie de nacimiento, que los jud�os podr�an saber que la tumba les servir�a para un �tero y que, en medio de la corrupci�n, podr�an albergar la esperanza. de salvaci�n Aunque produjo una nueva Iglesia para s� mismo sin dolor ni esfuerzo, sin embargo, para exhibir m�s plenamente la excelencia de su gracia en este nuevo nacimiento, no se atribuye inapropiadamente a s� mismo el grito de "una mujer en trabajo de parto".

Destruir� y tragar� de una vez. Debido a que esa comparaci�n de una mujer que est� de parto podr�a degradar un poco la majestad y el poder de Dios, el Profeta decidi� agregar aqu� un sentimiento diferente. Hasta ahora, en lo que respecta al amor, dice que Dios se parece a una madre; en lo que se refiere al poder, dice que se parece a un le�n o un gigante.

Versículo 15

15. Reducir� monta�as y colinas a un desierto. El Profeta quiere decir que todas las defensas y fuerzas militares sobre las cuales los malvados se hinchan no evitar�n que Dios ponga en libertad a su pueblo. Era necesario que esto se agregara a las declaraciones anteriores; porque cuando vemos enemigos extremadamente poderosos y casi invencibles, temblamos y no buscamos la ayuda de Dios, que ser�a necesaria para mantener nuestra fe fuerte. En este punto, por lo tanto, el Profeta habita, para mostrar que ning�n poder o ej�rcito en absoluto puede resistir al Se�or cuando desea liberar a su pueblo. En resumen, muestra que habr� tal revoluci�n, que aquellos que antes eran los m�s poderosos ser�n aplastados y no ganar�n nada con todos sus intentos contra �l.

Tal parece ser el significado claro de este pasaje, y no hay necesidad de entrar en especulaciones ingeniosas, como lo han hecho algunos, quienes, en una interpretaci�n aleg�rica de estas palabras, pronuncian que "monta�as y colinas" son ciudades. , y por hierba los hombres que los habitan. Pero no hay necesidad de perseguir tales refinamientos; porque simplemente declara que Dios es lo suficientemente poderoso como para cumplir sus promesas y liberar a su Iglesia, porque superar� f�cilmente todas las dificultades que se presenten a nuestros ojos. Esta declaraci�n corresponde tambi�n a otras predicciones que hemos visto anteriormente, en las cuales el Profeta ense�� que tan pronto como Dios haya decidido ayudar a su pueblo, su poder no se limita a los medios naturales, sino que milagrosamente rompe cada obstrucci�n que parece obstaculizar su paso.

Versículo 16

16. Y guiar� a los ciegos. Despu�s de haber demostrado que la fuerza de los enemigos no puede evitar que Dios libere a su pueblo, contin�a con ese consuelo al que se hab�a publicitado anteriormente. Describe por la palabra cegar a aquellos cuyos asuntos son tan dif�ciles, intrincados y desordenados, que no saben a qu� mano girar, ni en qu� direcci�n huir, y, en resumen, que no ven medios de escape, sino profundos. abismos en cada mano. Cuando nuestros asuntos avanzan sin problemas, se nos presenta un camino sencillo y sencillo ante nuestros ojos; y, de la misma manera, cuando nuestros asuntos son dolorosos y angustiantes, y especialmente cuando no ofrecen ninguna esperanza de alivio, sino que nos amenazan con la destrucci�n y est�n cubiertos de una oscuridad profunda y melanc�lica, estamos cegados. Cuando no tenemos medios para escapar, el Profeta nos dice que en ese mismo momento debemos, especialmente esperar y buscar ayuda del Se�or.

A menudo es ventajoso para nosotros tambi�n no tener un camino abierto para nosotros, estar limitados y encerrados en cada mano, e incluso estar cegados, para que podamos aprender a depender �nicamente de la ayuda de Dios y confiar en �l; porque, mientras que quede un tabl�n en el que creemos que podemos aprovechar, recurrimos a �l con todo nuestro coraz�n. Si bien somos conducidos en todas las direcciones, la consecuencia es que el recuerdo de la gracia celestial se desvanece de nuestra memoria. Por lo tanto, si deseamos que Dios nos ayude y alivie nuestra adversidad, debemos ser ciegos, debemos apartar nuestros ojos de la condici�n actual de las cosas y restringir nuestro juicio, para que podamos confiar completamente en sus promesas. Aunque esta ceguera est� lejos de ser agradable y muestra la debilidad de nuestra mente, si juzgamos por los buenos efectos que produce, no deber�amos evitarla; porque es mejor ser personas "ciegas" guiadas por la mano de Dios que, por una sagacidad excesiva, formar laberintos para nosotros mismos.

Y convertir� la oscuridad delante de ellos en luz. Cuando promete que dar� "luz" en lugar de "oscuridad", confirma lo que ya se ha dicho; y, por lo tanto, aunque no vemos ni siquiera un rayo de luz en la adversidad, no debemos desesperarnos por la ayuda de Dios, pero en ese mismo momento debemos abrazar especialmente sus promesas; porque el Se�or f�cilmente cambiar� la oscuridad en luz, enderezar� los devanados torcidos y nos guiar� por el camino, para que podamos caminar con seguridad. Sin embargo, perm�tanos percibir que estas cosas se prometen solo a los creyentes, que se conf�an a Dios y se dejan gobernar por �l; y, en resumen, quienes han conocido su ceguera, y lo siguen voluntariamente como su l�der, y en medio de la oscuridad de las aflicciones esperan pacientemente el amanecer de la gracia. A los �nicos que cumplen sus promesas les extiende la mano, y no a los sabios (159) que desean ver a pesar de �l, o quienes son llevados de cabeza por esquemas ilegales.

Versículo 17

17. Deber�n retroceder. Esto nos permite ver m�s claramente con qui�n se relaciona la doctrina anterior, ya que distingue entre los adoradores de Dios y los adoradores de los �dolos. El Se�or ser� un l�der para su propio pueblo, pero, por otro lado, los que adoran a los �dolos se avergonzar�n como si hubiera dicho que aqu� el Se�or nos da una opci�n, ya sea para ser salvos por su gracia o para perecer miserablemente; porque todos los que colocan su esperanza de salvaci�n en los �dolos perecer�n, pero los que conf�an en la palabra de Dios est�n seguros de la salvaci�n; porque, aunque a menudo est�n muy afligidos, �l no permitir� que su esperanza sea avergonzada al final, pero por el resultado demostrar� que no en vano estableci� esta distinci�n.

Y dile a una imagen fundida: Vosotros sois nuestros dioses. Es seguro que por estas dos marcas se describen todos los id�latras que ponen su esperanza en alguien m�s que en Dios; porque, aunque los id�latras no se inclinan ante sus �dolos, sin embargo, al unirles la divinidad, ofrecen blasfemia al Dios �nico y verdadero; porque la parte principal de la adoraci�n a Dios consiste en la fe y en invocarlo, lo cual el Profeta describe aqu�. Se puede preguntar: �Eran tan est�pidos como para decirle a una imagen: "T� eres mi dios?" porque todas las personas supersticiosas confesaron que Dios est� en el cielo y no atribuyeron abiertamente la divinidad a la madera o la piedra. Respondo, todos los id�latras atribuyen a las im�genes el poder de Dios, aunque reconocen que �l est� en el cielo; porque, cuando huyen a estatuas e im�genes, cuando les hacen y hacen votos, sin duda les atribuyen lo que le pertenece a Dios. Es en vano para ellos, por lo tanto, encubrir su ignorancia bajo excusas plausibles, porque consideran que la madera y la piedra son dioses, y ofrecen el mayor insulto a Dios; y, en consecuencia, el Profeta no emple� un lenguaje exagerado, ni los acus� falsamente de ser id�latras; porque es claramente testificado por sus palabras y discursos, cuando llaman a sus �dolos e im�genes dioses. Aunque no pronunciaron una palabra, su locura se manifiesta abiertamente al imaginar que no pueden alcanzar la mano o el o�do de Dios sin inclinarse ante las im�genes para pronunciar sus oraciones. El objetivo de estas declaraciones es que todos puedan entender que ning�n hombre ser� salvo, sino el que conf�a solo en Dios.

Versículo 18

18. Oh sordos, o�d y ciegos. Ahora emplea estas palabras, "ciego" y "sordo", en un sentido diferente de aquel en el que las emple� anteriormente (vers�culo 16), cuando describi� metaf�ricamente a aquellos que no ten�an comprensi�n y que estaban abrumados por tal masa de aflicciones que fueron cegados por su dolor; porque aqu� da el nombre de ciego a los que cierran los ojos en medio de la luz y no contemplan las obras de Dios; y el nombre de sordo para aquellos que se niegan a escucharlo, y se hunden en la estupidez y la pereza en medio de los restos de su ignorancia. Por lo tanto, condena a los jud�os por "ceguera", o m�s bien, en mi opini�n, condena a todos los hombres; porque, mientras �l reprocha directamente a los jud�os porque "al o�r, no oyen, y al ver, no ven" ( Isa�as 6:9; Mateo 13:13), pero esto se aplica en alguna medida a los gentiles, a quienes Dios se revel� por sus criaturas, en cuyos corazones y conciencias tambi�n impresion� el conocimiento de �l, y a quien hab�a hecho y a�n har�a conocer sus maravillosas obras. Al exigir atenci�n, declara que no hay nada que les impida comprender la verdad y el poder de Dios, excepto que son "sordos y ciegos". Tampoco est� acompa�ado de malicia e ingratitud; porque �l les instruye abiertamente acerca de su poder, y les da pruebas muy sorprendentes de ello; pero nadie presta atenci�n a su doctrina ni a sus maravillosas acciones, y la consecuencia es que est�n voluntariamente "ciegas". As�, el Profeta demuestra que la culpa recae totalmente en los hombres al no percibir el poder de Dios.

Versículo 19

19. �Qui�n es ciego sino mi criado? Hay quienes interpretan este vers�culo como si el Profeta estuviera describiendo los reproches que los hombres malvados est�n acostumbrados a arrojar contra los profetas; porque responden a los siervos del Se�or aquellas reprensiones y acusaciones que no pueden soportar. ��A qui�n acusas de ceguera? �A qui�n llamas sordo? Ll�vate eso a ti mismo. �Qui�n es ciego sino t�? Piensan, por lo tanto, que es como si el Se�or se manifestara con los jud�os de esta manera; "Veo que crees que mis profetas son ciegos y sordos". Pero inmediatamente veremos que esta interpretaci�n no est� de acuerdo con el contexto, porque el Profeta luego explica (vers�culo 20) por qu� los llama "ciegos". Es porque, aunque ven muchas cosas, no les prestan atenci�n. De hecho, esto no se aplica en absoluto a los profetas y, por lo tanto, sigamos el significado claro y natural.

Isa�as hab�a acusado a todos los hombres de ceguera, pero especialmente a los jud�os, porque deber�an haber visto m�s claramente que todos los dem�s; porque no solo ten�an algo de luz y comprensi�n ordinarias, sino que disfrutaban la palabra, por medio de la cual el Se�or se les revelaba abundantemente. Aunque, por lo tanto, todos los dem�s eran ciegos, sin embargo, los jud�os deber�an haber visto y conocido a Dios, ya que estaban iluminados por su Ley y doctrina, como por una l�mpara muy brillante. Adem�s, Isa�as luego se dirige a los jud�os de esta manera,

�Lev�ntate, oh Jerusal�n, y s� iluminado; porque habr� oscuridad en toda la tierra, pero el Se�or brillar� sobre ti �. ( Isa�as 60:1.)

Debido a que los jud�os cerraron los ojos en medio de una luz tan clara, esa es la raz�n por la cual les dirige esta reprensi�n especial. Como si hubiera dicho: �En vano debate con los que est�n alejados de m�, y no es tan maravilloso que sean ciegos; pero es monstruoso que esto les haya sucedido a mis sirvientes (ante cuyos ojos se les ha puesto la luz) para estar sordos a la doctrina que suena continuamente en sus o�dos. Porque estas cosas son tan claras que los ciegos pueden verlas, y tan fuertes que los sordos pueden o�rlas; pero en vano les hablo, porque nada puede ser m�s aburrido o est�pido; y, en lugar de ver y o�r mejor que todos los dem�s, como deber�an haber hecho, ninguno puede ser m�s sordo o m�s ciego ".

Mi mensajero a quien env�o. De la raza humana universalmente, el Profeta desciende gradualmente a los jud�os, y al lado de los sacerdotes, que eran personas destacadas, y podr�an considerarse como los que ocupan el rango m�s alto. Pertenec�a a su vez interpretar la Ley, y dar un buen ejemplo ante los dem�s, y, en resumen, se�alar el camino de la salvaci�n. Fue de "la boca del sacerdote" que se les orden� que "buscaran la Ley". ( Malaqu�as 2:7.) El Profeta se queja, por lo tanto, de que aquellos que deber�an haber guiado el camino a los dem�s estaban ciegos.

Algunos ven la palabra siervo como relacionada con Isa�as, y otros con Cristo, y piensan que �l, al igual que Isa�as, es acusado de ceguera; pero esto no tiene nada que ver con el significado del Profeta. Por lo tanto, magnifica en comparaci�n la queja que hizo recientemente sobre la pereza de los jud�os; porque estaban m�s profundamente culpables que otros, pero la mayor culpa reca�a en los sacerdotes que eran sus l�deres. Aprendamos, por lo tanto, que cuanto m�s nos acercamos a Dios y m�s alto sea el rango al que somos elevados, seremos menos excusables. Por la misma raz�n, �l aplica el t�rmino perfecto a aquellos que deber�an haber sido perfectos; porque menciona con reproche esa perfecci�n de la que hab�an ca�do por una rebeli�n malvada, y por lo tanto hab�a profanado basalmente un excelente regalo de Dios. Habiendo pose�do una regla de justicia "perfecta", les correspond�a a s� mismos seguirla.

Versículo 20

20. Viendo muchas cosas. El Profeta mismo explica cu�l es la naturaleza de esta ceguera de la que habl�, y muestra que es doble; y esto muestra claramente que �l habl� de los jud�os, quienes por malvado desprecio hab�an apagado la luz de Dios. Nuestra culpa ser� doble cuando lleguemos al tribunal de Dios, si cerramos los ojos cuando exhibe la luz y cerramos los o�dos cuando ense�a por su palabra. Las naciones paganas estar�n sin excusa; pero los jud�os y otros a quienes el Se�or se revel� de muchas maneras, merecer�n una doble condena por haberse negado a ver o escuchar a Dios. Nosotros, por lo tanto, que tenemos tantos y tan ilustres ejemplos presentados ante nosotros en la actualidad, debemos temer este juicio; porque en muchas personas ahora se encontrar� no menos ceguera u obstinaci�n que antes exist�a entre los jud�os, y no m�s excusable.

Versículo 21

21. El Se�or est� muy complacido. Para agravar a�n m�s la culpa de los jud�os, ahora demuestra que no fue Dios quien les impidi� llevar una vida pr�spera y feliz. Ya hab�a dicho que las angustias y las aflicciones que soportan son el castigo de su ceguera, que voluntariamente han provocado; y ahora �l presenta como una adici�n y un punto culminante de la acusaci�n, que por su obstinaci�n rechazan todo alivio.

Este pasaje se interpreta de varias maneras. Algunos lo dicen: "El Se�or lo ha querido"; otros, "es misericordioso"; pero, por mi parte, lo he traducido, "El Se�or est� dispuesto", es decir, dispuesto e inclinado a liberar a su pueblo, y con el prop�sito de magnificar su Ley y exaltar su justicia. Por lo tanto, Dios asigna la raz�n por la cual est� listo para ayudar a aquellos que no lo son, que desea difundir su gloria en su salvaci�n, que de esta manera su justicia se pueda mostrar ilustremente, y que su Ley prevalezca y florezca. En cuanto a las grandes calamidades que han sobrevenido a los jud�os, la raz�n es que, por su propia voluntad, han resuelto ser ciegos y causar aflicciones a s� mismos, en lugar de obedecer a Dios; porque de lo contrario, el Se�or hubiera deseado enriquecerlos y exaltarlos. Otros lo ven as�: "El Se�or desea magnificar su Ley, porque desea parecer fiel al castigar a los jud�os, ya que los hab�a amenazado con su Ley". y por eso consideran "justicia" para denotar el castigo y la venganza que Dios inflige a un pueblo malvado.

Otros lo traducen como "para el justo" y lo refieren a Cristo; pero confunden el significado de la palabra ????, (tzidko,) e indudablemente habla de justicia, y significa que el Se�or habr�a mostrado voluntariamente la magnificencia de sus promesas, y habr�a dado pruebas de su justicia al preservar a su pueblo, si no se hubieran mostrado ingratos e indignos. Algunos piensan que el Se�or aqu� ofrece una excusa para s� mismo, porque, cuando las personas que hab�a adoptado estaban expuestas a tantos males, parec�a que su verdad se sacud�a, y que el Profeta ten�a la intenci�n de cumplir con esta calumnia, porque estaban se apoder� y se convirti� en una presa, no porque el Se�or se deleite en sus miserias, sino porque prefiere su justicia a todo lo dem�s.

Por mi parte, lo explico simplemente con el significado: �El Se�or, en aras de honrar su Ley, se inclin� a hacer el bien a su pueblo, para que su gloria y justicia brillen en ella; pero su pueblo se mostr� indigno de un gran favor; y, por lo tanto, por su propia obstinaci�n hicieron que sus heridas fueran incurables ". Adem�s, debemos aprender de este pasaje la raz�n por la cual el Se�or otorga tantos favores a su Iglesia. Es para que pueda promover su Ley, es decir, para que pueda traer hombres a honrar a su majestad, y para que su verdad brille m�s y m�s. Cuando dice que el Se�or est� dispuesto e inclinado; muestra claramente que no es inducido por nadie m�s que por s� mismo; pero lo expresa m�s completamente, cuando agrega, a causa de su justicia; porque excluye todo lo que los hombres puedan traer. Ni el Se�or se ve impulsado por ninguna otra consideraci�n a hacer el bien, sino porque es justo; porque ning�n m�rito o valor se encontrar� entre los hombres. Pero esta raz�n se aplicaba especialmente a los jud�os, a quienes solo se dign� adoptar.

Versículo 22

22. Pero esta gente. Isa�as ahora declara que es por su propia culpa que la gente es miserable y designada para la destrucci�n, porque rechazan a Dios, que de otra manera se hubiera inclinado a hacerles bien, y porque deliberadamente dejan de lado todos los remedios y desean la muerte. , como suele ser el caso con los hombres que han pasado la esperanza. Por lo tanto, excusa a Dios de tal manera que presenta una fuerte acusaci�n contra la gente, porque lo han rechazado por su ingratitud y han abusado de su bondad paternal. Sin embargo, como se�al� un poco antes, �l menciona estas cosas, no solo por excusar a Dios, sino por presentar una amarga queja, de que sus compatriotas han anhelado su destrucci�n; porque, como con un prop�sito establecido, se han precipitado en muchas calamidades. Si, entonces, vemos a la Iglesia, en la actualidad, en una condici�n ruinosa y repugnante, debemos atribuirla a nuestras iniquidades y transgresiones, por las cuales no permitimos que Dios nos haga el bien.

Por lo tanto, algunos ? (vau) copulan; pero he preferido traducirlo pero; porque establece un contraste con ese deseo por el cual el Se�or declar� que se le inst� a defender a su pueblo, si lo hab�an permitido. Elijo interpretar ??? (hapheach) como un participio gerundial, a punto de ser atrapado; porque habla de una naci�n que estaba a punto de ser llevada al cautiverio. En cuanto a ??????, (bahurim,) creo que dos palabras, en lugar de una, se usan aqu� para significar en guaridas; porque traducir la palabra hombres j�venes me parece estar en desacuerdo con el contexto.

Ser�n hechos un bot�n. Los que interpretan esto en relaci�n con toda la raza humana, que no tienen un Salvador sino Cristo, ( Juan 8:36) no aducen nada que corresponda al significado del Profeta; porque �l simplemente declara que el pueblo perecer� sin esperanza de liberaci�n, porque rechazaron la gracia de Dios. Deduzcamos de esto lo que nos debe suceder, si no aceptamos a su debido tiempo la gracia de Dios que nos ofrece. Ciertamente mereceremos ser privados de toda ayuda, ser expuestos como presas y despojos, y perecer por completo.

Versículo 23

23. �Qui�n est� all� entre ustedes? Isa�as contin�a el mismo tema; porque quiere decir que los jud�os son y ser�n tan est�pidos, que no ver�n, incluso cuando est�n advertidos; y �l se dirige expresamente a ellos, porque, si bien deber�an haber sido mejor educados y ense�ados que otros, sin embargo, no entendieron nada y no observaron los juicios de Dios, a pesar de que eran extremadamente manifiestos.

�Qui�n escuchar� el tiempo por venir? Es decir, quien, estando por fin sometido por las aflicciones, se arrepiente, aunque sea tarde. Vemos, entonces, c�mo este asombro agrava la criminalidad de su locura, porque siempre se negar�n a que les ense�en. Sin embargo, aprendamos de qu� sirven las amenazas y los castigos; porque Dios no reprende nuestros cr�menes, ni nos castiga por ellos, como si se deleitara en vengarse, o exigiera una recompensa, pero que podamos estar en guardia "por el momento".

Versículo 24

24. �Qui�n le dio a Jacob una presa? Estos son los asuntos que Isa�as se queja de que los jud�os no observaron; porque pensaban que los sufrimientos que soportaron ocurrieron por casualidad, o que no ten�an la misma fuerza para resistir que sus padres, y que esa era la raz�n por la que fueron conquistados por sus enemigos. En resumen, teniendo sus mentes completamente ocupadas con causas externas, al mismo tiempo no observaron las amenazas que los profetas denunciaron con tanta frecuencia, ni atendieron los juicios de Dios; y, por lo tanto, el Profeta los arrastra ante el trono celestial, al declarar que Dios es el autor de estos juicios.

�No tiene Jehov�? No pod�an creer que las calamidades que sufrieron proced�an de Dios, como el castigo justo de sus pecados; y sabemos que no hay nada que los hombres puedan ser ahora con m�s dificultad para convencerlos de creer. Todos reconocen que Dios es el autor de todas las cosas, pero si preguntas si todos los eventos adversos son castigos de Dios, se avergonzar�n de confesarlo; porque los hombres se distraen con una variedad de pensamientos y, al verse perjudicados por su opini�n sobre la fortuna, dirigen sus mentes y corazones a esta o aquella causa en lugar de a Dios.

Porque hemos pecado contra �l. A continuaci�n, Isa�as se�ala la causa de una destrucci�n tan grave, los pecados del pueblo, que el Se�or castig� con justicia. De la misma manera, Mois�s tambi�n hab�a mostrado:

��C�mo huir�an mil de la cara de uno? �No te persigue el Se�or y te encerra en manos del enemigo? ( Deuteronomio 32:30.)

Todos los d�as nos preguntamos por muchas cosas que suceden en contra de nuestras expectativas y, sin embargo, no reconocemos que la causa recae en nosotros mismos. Por lo tanto, es necesario que seamos presionados y limitados por la violencia para confesar nuestra falta, y en consecuencia esta doctrina debe ser a menudo declarada y repetida.

Para que los hombres no acusen a Dios de crueldad, agrega el Profeta, que lo hace por una causa justa; porque �l no se precipita hacia adelante (160) para infligir castigo, si no est� limitado por la necesidad, y no se complace en nuestras aflicciones; y, por lo tanto, debemos observar aqu� dos cosas separadas. Primero, no nos sucede mal alguno, sino del Se�or, de modo que no debemos pensar que algo sucede ya sea por casualidad o por cualquier causa externa. En segundo lugar, no sufrimos mal alguno, sino por una causa justa, porque hemos pecado contra Dios. En vano, por lo tanto, los hombres acusan a Dios de crueldad; porque debemos reconocer sus juicios justos en los castigos que inflige merecidamente.

Y no caminar�an en sus caminos. Aqu� el Profeta agrava la culpa de los jud�os, pero cambia a la persona, porque anteriormente se incluy� junto con otros, como miembro de ese cuerpo, y confes� su culpa. No es que se pareciera al gran cuerpo de la gente, o aprobara sus cr�menes; pero debido a que, en medio de una enorme masa de vicios, no pod�a estar libre de alg�n tipo de infecci�n por el contagio, como otras partes del cuerpo. Debido a que era muy diferente del gran cuerpo de la gente, cambia a la persona y agrega: "No lo har�an"; mediante el cual declara que esa obstinaci�n tan arraigada es ofensiva para �l, de modo que no puede ocultarla ni expresar su aprobaci�n de ninguna manera; porque el tema ahora en mano no es vicios ordinarios, sino desprecio y rechazo de Dios, manifestado por sacudir feroz y altivamente su yugo. Esta es la raz�n por la cual Isa�as se excluye de su n�mero.

Si estas cosas sucedieron justamente a los jud�os, h�ganos saber que el mismo castigo se cierne sobre nosotros y el mundo entero, si no tomamos advertencia y nos arrepentimos. Vemos cu�n amablemente el Se�or nos invita a s� mismo, de cu�ntas maneras expresa su buena voluntad hacia nosotros, cu�n amablemente testifica que se reconciliar�, aunque se ha ofendido. Despu�s de haber sido invitado tan a menudo y tan amablemente por Dios, y de haber experimentado su misericordia, si nos negamos a escucharlo, sin duda sentiremos que la ruina que experimentaron pertenece por igual a todos los rebeldes.

Versículo 25

25. Por lo tanto, ha derramado sobre �l. Debido a que los castigos por los cuales el Se�or hab�a comenzado, y luego continuar�a, para castigar a los jud�os, fueron muy severos, el Profeta emplea un lenguaje metaf�rico para expresar su vehemencia. �l dice que el Se�or lanza su furia, como si un rayo fuera lanzado con violencia, o como si las aguas estallaran, para extender la devastaci�n por todo el pa�s circundante; as� como, en el diluvio, cuando

"Las puertas de las inundaciones del abismo se rompieron y las ventanas del cielo se abrieron" ( G�nesis 7:11,)

las aguas estallaron con prodigiosa fuerza y ??violencia.

Y la fuerza de la guerra. Luego emplea una figura diferente, que Dios re�ne sus fuerzas para hacer la guerra, para que pueda atacar a las personas con una hostilidad implacable. Si se supone que esto significa los enemigos que el Se�or levant� contra los jud�os, no me opongo mucho a la interpretaci�n; porque es cierto que fueron criados por el juicio de Dios. �Qu� m�s fue Nabucodonosor que el azote de Dios? (Jeremias 51:20.) Pero, por mi parte, creo que esto tambi�n debe ser visto como un lenguaje metaf�rico, lo que significa que "Dios se precipita violentamente, como un enemigo armado, y derrama su furia sobre la gente." Tiene varias formas de hacer la guerra; porque castiga a su pueblo a veces por hambre, a veces por guerra y a veces por pestilencia; y, por lo tanto, creo que incluye aqu� flagelos de todo tipo por los cuales el Se�or golpea a su pueblo. Si a veces pensamos que son demasiado duros y severos, consideremos cu�n atroces son nuestros pecados; porque no encontraremos que sea inmoderado o excesivamente severo al infligir castigo.

Y no le hizo caso. Nuevamente, el Profeta exclama contra la estupidez con la que los jud�os fueron golpeados, de modo que no percibieron su aflicci�n, ni alzaron los ojos al cielo, para reconocer que el Se�or era el vengador y el autor de la misma. (161)

Y no lo puso en serio. "Poner una cosa en el coraz�n" es considerar con atenci�n y diligencia; porque si este pensamiento vino a nuestras mentes y qued� profundamente grabado en nuestros corazones, "Dios es juez y nos ha castigado con justicia", debemos arrepentirnos de inmediato. En la actualidad, el mundo entero est� oprimido por tantas calamidades, que apenas hay un lugar que est� libre de la ira de Dios; sin embargo, nadie le presta atenci�n, sino que todos ferozmente y rebeldemente luchan con �l; y, por lo tanto, no debemos sorprendernos de que inflija a los hombres un castigo tan terrible y derrame su ira por todos lados, cuando el mundo se opone a �l con una rebeli�n inveterada.

Información bibliográfica
Calvino, Juan. "Comentario sobre Isaiah 42". "Comentario de Calvino sobre la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cal/isaiah-42.html. 1840-57.