Bible Commentaries
Isaías 49

Comentario de Calvino sobre la BibliaComentario de Calvino

Versículo 1

1. �Esc�chame, oh islas! Despu�s de haber tratado la futura liberaci�n del pueblo, �l desciende a Cristo, bajo cuya gu�a, el pueblo fue sacado de Babilonia, como antes hab�an sido sacados de Egipto. La profec�a anterior debe haber sido confirmada por esta doctrina; porque apenas hubieran esperado que el Se�or los librar�a, si no hubieran puesto a Cristo ante sus ojos, por quienes solo las almas abatidas pueden ser consoladas y fortalecidas; porque de �l no solo deben esperar la salvaci�n eterna, sino que tambi�n deben esperar la liberaci�n temporal. Adem�s, es costumbre con los profetas, cuando discuten sobre la restauraci�n de la Iglesia, traer a Cristo a la vista, no solo porque �l ser�a el ministro de la Iglesia, sino porque sobre �l se fund� la adopci�n de la gente. Los jud�os tambi�n, o al menos, aquellos que tienen una buena comprensi�n, admiten que este pasaje no puede entenderse como relacionado con otra persona que no sea Cristo. Pero a�n el tren de pensamiento que hemos se�alado no ha sido percibido por todos los int�rpretes; porque el Profeta no menciona, por una transici�n repentina, a Cristo, sino que entrelaza esto con el tema anterior, porque de ninguna otra manera la gente pod�a albergar la esperanza de la liberaci�n, ya que de �l depend�a su reconciliaci�n con Dios. Y para que el estilo sea m�s en�rgico, presenta a Cristo como hablante, y se dirige no solo a los jud�os sino a las naciones que estaban m�s all� del mar, y a las naciones extranjeras que estaban a una gran distancia de Judea, a quienes, como hemos dicho anteriormente remarc�, (1) le da el nombre de "Islas".

Jehov� me ha llamado desde el vientre. Surge una pregunta: �Cu�l es la naturaleza de este llamado? Porque, viendo que est�bamos

"elegido en Cristo antes de la creaci�n del mundo" ( Efesios 1:4,)

se sigue que las elecciones van antes de este llamado; porque es el comienzo y el fundamento de nuestra elecci�n. En consecuencia, podr�a pensarse que Isa�as dice mucho menos de lo que la ocasi�n exige, cuando dice que fue "llamado desde el �tero"; porque lo hab�an llamado mucho antes. Pero la respuesta es f�cil; porque el tema aqu� tratado no es la elecci�n eterna, por la cual somos adoptados para ser sus hijos, sino solo el nombramiento o la consagraci�n por la cual Cristo es apartado para ese cargo, para que nadie pueda pensar que se entrometi� en �l sin ser debidamente autorizado. "Para ning�n hombre", como dice el ap�stol,

�Toma este honor sobre s� mismo, pero el que es llamado por Dios, como lo fue Aar�n. As� tambi�n Cristo no se glorific� a s� mismo para ser hecho sumo sacerdote, sino el que le habl�: T� eres mi Hijo; hoy te he engendrado. ( Hebreos 5:4.)

Adem�s, el Profeta no describe el comienzo del per�odo, como si fuera solo desde el �tero que Dios comenz� a llamarlo; pero es como si hubiera dicho: "Antes de que saliera del �tero, Dios hab�a determinado que deb�a ocupar este cargo". De la misma manera, Pablo tambi�n dice que fue "apartado del �tero" ( G�latas 1:15), aunque hab�a sido "elegido antes de la creaci�n del mundo". ( Efesios 1:4.) A Jerem�as tambi�n se le dice: "Antes de que salieras del �tero, te conoc�". (Jeremias 1:5.) En resumen, el significado es que Cristo fue vestido con nuestra carne por el nombramiento del Padre, para que pudiera cumplir el oficio de Redentor, para el cual hab�a sido designado.

Desde el vientre de mi madre ha tenido mi nombre en recuerdo. Esto tiene la misma importancia que la cl�usula anterior; porque por "el recuerdo del nombre" se entiende conocido. Por lo tanto, se distingue del rango ordinario de los hombres, porque fue elegido para un cargo poco com�n y notable.

Versículo 2

2. Y ha colocado mi boca como una espada afilada, emplea una doble comparaci�n, la de "una espada" y de "un carcaj", en orden para denotar el poder y la energ�a de la doctrina; y �l muestra por qu� fue llamado, y por qu� fue honrado con un nombre tan excelente e ilustre, a saber, que puede ense�ar; porque esto es lo que quiere decir con la palabra "boca". Por lo tanto, Cristo ha sido designado por el Padre, no para gobernar, a la manera de los pr�ncipes, por la fuerza de las armas, y al rodearse de otras defensas externas, para convertirse en un objeto de terror para su pueblo; pero toda su autoridad consiste en la doctrina, en la predicaci�n de la cual desea ser buscado y reconocido; porque en ning�n otro lugar ser� encontrado. Afirma el poder de su "boca", es decir, de la doctrina que procede de su boca, compar�ndola con "una espada"; para

"La palabra de Dios es r�pida y poderosa, y m�s aguda que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta la divisi�n del alma y el esp�ritu, y de las articulaciones y la m�dula, y es un discernidor de los pensamientos e intenciones de la coraz�n." ( Hebreos 4:12.)

Y me ha hecho como una flecha pulida. Ahora compara su boca con "una flecha", porque golpea no solo a mano, sino tambi�n a distancia, y llega incluso a aquellos que parecen estar muy lejos.

En su carcaj me escondi�. Despu�s de haber hablado de la eficacia de la doctrina, Isa�as agrega que Dios, por su poder, protege a Cristo y su doctrina, para que nada pueda detener su curso. Y esto era muy necesario para ser agregado; porque, tan pronto como se abre la boca de Cristo, es decir, tan pronto como se predica su Evangelio, se levantan adversarios por todos lados e innumerables enemigos se unen para aplastarlo; de modo que la eficacia que �l atribuye a la doctrina no ser�a suficiente, si no se agregara su protecci�n, para ahuyentar a los adversarios.

Adem�s, la pregunta actual no se trata de la persona de Cristo, sino de todo el cuerpo de la Iglesia. De hecho, debemos comenzar con la Cabeza, pero luego debemos bajar a los miembros; y a todos los ministros de la Palabra se les debe aplicar lo que aqu� se afirma con respecto a Cristo; porque a ellos se les da tal eficacia de la Palabra, que no pueden golpear ociosamente el aire con sus voces, sino que pueden alcanzar los corazones y tocarlos r�pidamente. El Se�or tambi�n hace que la voz del Evangelio no resuene; solo en un lugar, pero a lo largo y ancho de todo el mundo. En resumen, porque los mantiene fielmente bajo su protecci�n, aunque est�n expuestos a muchos ataques y son atacados por todos lados por Satan�s y el mundo, pero no se desv�an de su curso. Deber�amos tener abundante conocimiento de esto por experiencia; porque todos lo habr�an hecho para un hombre hace mucho tiempo arruinado por las conspiraciones y las trampas de los adversarios, si el Se�or no los hubiera defendido con su protecci�n. Y de hecho, en medio de tantos peligros, es casi milagroso que un solo predicador del Evangelio pueda permanecer. La raz�n de esto es que el Se�or los protege a su sombra y "los esconde como flechas en su carcaj", para que no puedan ser expuestos a los ataques de los enemigos y sean destruidos.

Versículo 3

3. T� eres mi siervo, oh Israel. Es de gran importancia conectar este vers�culo con el anterior, porque esto demuestra que el Profeta ahora habla no solo de un solo hombre, sino de toda la naci�n; que no ha sido debidamente considerado por los comentaristas. Este pasaje no debe limitarse a la persona de Cristo, y no debe referirse solo a Israel; pero en la presente ocasi�n debemos prestar atenci�n al lenguaje habitual de las Escrituras. Cuando se habla de todo el cuerpo de la Iglesia, Cristo se presenta de manera visible para incluir a todos los hijos de Dios. Escuchamos lo que dice Pablo:

�Las promesas fueron dadas a Abraham y a su simiente. �l no dijo: Y a las semillas, como a muchas, sino a una, Y a tu descendencia, que es Cristo ". ( G�latas 3:16.)

No incluye a toda la multitud de ni�os que descendieron del propio Abraham seg�n la carne, ya que no todos participaron de la bendici�n. Ismael fue rechazado, Esa� fue un reprobado, y muchos otros fueron cortados. Cuando la gente fue rescatada de Babilonia, pero sali� un peque�o renombre; en su mayor parte rechaz� la asombrosa bondad de Dios. �D�nde estaba entonces "la semilla"? En Cristo, quien es la Cabeza, y contiene en s� el resto de los miembros; porque en �l est� unido y atado por un v�nculo indisoluble toda la semilla.

De la misma manera, bajo el nombre de Israel, por el cual se refiere a Cristo, Isa�as incluye a todo el cuerpo del pueblo, como miembros bajo la Cabeza. Tampoco debe considerarse esto extra�o; Para Pablo tambi�n, cuando habla de la uni�n, emplea la met�fora del cuerpo humano y luego agrega: "As� tambi�n es Cristo". ( 1 Corintios 12:12.) En ese pasaje se le da el nombre de Cristo a Israel, es decir, a todo el cuerpo de creyentes, que est�n unidos a Cristo, como miembros de la Cabeza. En una palabra, el Se�or honra con este nombre a la Iglesia, que es la esposa de Cristo, as� como la esposa es honrada al llevar el nombre y el t�tulo de su esposo. �l llama a "Israel su siervo", es decir, llama a la Iglesia su sierva, porque ella es "el pilar y el fundamento de la verdad" ( 1 Timoteo 3:15;) porque ha comprometido su palabra al cuidado de la Iglesia, que por sus ministraciones se publique en todo el mundo.

En ti ser� glorificado. Finalmente, en la conclusi�n del vers�culo, muestra cu�l es el dise�o de estas ministraciones, y con qu� prop�sito, los que predican el Evangelio son llamados por Dios; a saber, para que puedan mostrar celosamente su gloria, y tambi�n puedan promoverla entre otras, que Cristo tambi�n nos ense�a en el Evangelio,

"Padre, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti". ( Juan 17:1.)

Este es un honor muy alto conferido a los hombres pobres y d�biles, cuando el Se�or los designa, aunque corruptos y depravados, para promover su gloria; y, por lo tanto, deber�amos estar m�s animados a prestarle nuestro servicio y obediencia. Sin embargo, Dios tiene la intenci�n de expresar algo m�s, que, a pesar de los esfuerzos de Satan�s y de todos los hombres malvados, el poder de Dios ser� victorioso, para que Cristo triunfe gloriosamente y la majestad de Dios brille en su Evangelio.

Versículo 4

4. Y dije: En vano he trabajado. El Profeta aqu� presenta una queja grave en nombre de la Iglesia, pero de tal manera que, como hemos comentado anteriormente, debemos comenzar con la Cabeza. Por lo tanto, Cristo se queja junto con sus miembros, de que parece que su trabajo fue desechado; porque, habiendo pronunciado anteriormente un alto y llamativo elogio sobre el poder y la eficacia de la palabra que sale de su boca, sin embargo, apenas hace ning�n bien, y la gloria que Dios exige del ministerio no brilla, �l por lo tanto, presenta a la Iglesia quej�ndose de que ella gasta su trabajo infructuosamente, porque los hombres no se arrepienten de la predicaci�n de la doctrina celestial.

Era muy necesario que el Profeta agregara esto; primero, para que sepamos que el fruto que mencion� no siempre es visible a los ojos de los hombres; de lo contrario, podr�amos poner en duda la verdad de la palabra, y podr�amos albergar dudas si lo que es tan obstinadamente rechazado por muchos es la palabra de Dios. En segundo lugar, era necesario que pudi�ramos avanzar con firmeza inquebrantable, y que pudi�ramos comprometer nuestro trabajo con el Se�or, quien no permitir� que sea en �ltima instancia improductivo. El Profeta, por lo tanto, ten�a la intenci�n de protegerse contra una tentaci�n peligrosa, para que no podamos, debido a la obstinaci�n de los hombres, perder el coraje en el medio de nuestro curso. Y, de hecho, Cristo comienza con la queja, con el prop�sito de afirmar que nada le impedir� ejecutar su cargo. El significado de las palabras podr�a expresarse m�s claramente de la siguiente manera: "Aunque mi trabajo no sea rentable, y aunque casi haya agotado mi fuerza sin hacer ning�n bien, es suficiente que Dios apruebe mi obediencia". Tal es tambi�n la importancia de lo que agrega:

Pero mi juicio es delante de Jehov�. Aunque no vemos claramente el fruto de nuestro trabajo, se nos ordena contentarnos con este terreno, que servimos a Dios, a quien nuestra obediencia es aceptable. Cristo exhorta y alienta a los maestros piadosos a esforzarse fervientemente hasta que salgan victoriosos de esta tentaci�n y, dejando de lado la malicia del mundo, avancen alegremente en el cumplimiento del deber y no permitan que sus corazones languidezcan por el cansancio. Por lo tanto, si el Se�or se complace en poner a prueba nuestra fe y paciencia hasta el punto de que parezca que nos hemos cansado sin ning�n prop�sito, debemos confiar en este testimonio de nuestra conciencia y si no disfrutamos de este consuelo. , al menos no nos conmueve el afecto puro y no servimos a Dios, sino al mundo y nuestra propia ambici�n. En tales tentaciones, por lo tanto, deber�amos recurrir a este sentimiento.

Sin embargo, debe observarse que aqu� Cristo y la Iglesia acusan a todo el mundo de ingratitud; porque la Iglesia se queja a Dios de tal manera que protesta con el mundo, porque la doctrina del Evangelio, que en s� misma es eficaz y poderosa, no produce ning�n efecto positivo. Sin embargo, toda la culpa se basa en la obstinaci�n y la ingratitud de los hombres, que rechazan la gracia de Dios que se les ofrece, y por su propia voluntad eligen perecer. Dejen que esas personas vayan y acusen a Cristo, que dicen que el Evangelio rinde poco fruto, y que difaman la doctrina de la palabra con calumnias malvadas, y que ridiculizan nuestras labores como vanas y no rentables, y que alegan que, por el contrario , excitan a los hombres a la sedici�n y los llevan a pecar con menos control. Que consideren, digo, con qui�n tienen que ver, y qu� ventaja obtienen con su descaro, ya que solo los hombres deber�an cargar con la culpa, quienes, en lo que respecta a su poder, hacen que la predicaci�n de la Palabra no sea rentable.

Los ministros piadosos, que lamentan amargamente que los hombres perezcan tan miserablemente por su propia culpa, y que a veces se devoran y desperdician a trav�s del dolor, cuando experimentan una perversidad tan grande, deben alentar sus corazones con este consuelo y no alarmarse para que no se alarmen. tira el escudo y la lanza, aunque a veces se imaginan que ser�a mejor para ellos hacerlo. Que consideren que comparten con Cristo en esta causa; porque Cristo no habla solo de s� mismo, como mencionamos anteriormente, sino que asume la causa de todos los que le sirven fielmente y, como su abogado, presenta una acusaci�n en nombre de todos. Que, por lo tanto, conf�en en su protecci�n y le permitan defender su causa. Perm�tales apelar, como lo hace Pablo, al d�a del Se�or, ( 1 Corintios 4:4) y que no presten atenci�n a las calumnias, reproches o calumnias de sus enemigos; porque su juicio es con el Se�or, y aunque sean calumniados cien veces por el mundo, un Dios fiel aprobar� y reivindicar� el servicio que le prestan.

Por otro lado, que tiemblen los hombres malvados, los que desprecian la palabra y los hip�critas; porque cuando Cristo acuse, no habr� lugar para la defensa; y cuando �l condene, no habr� ninguno que pueda absolver. Por lo tanto, debemos tener cuidado de no perder el fruto que deber�a proceder del Evangelio por nuestra culpa; porque el Se�or manifiesta su gloria para que podamos convertirnos en disc�pulos de Cristo, y podamos dar mucho fruto.

Versículo 5

5. Y ahora dice Jehov�. Con este vers�culo, confirma la declaraci�n anterior, y produce un consuelo m�s abundante, al repetir ese llamado; y el testimonio de conciencia, que deber�amos considerar como una fortaleza; porque no hay nada que nos cause mayor angustia y ansiedad que albergar dudas con la autoridad de qui�n, o con la direcci�n de qui�n emprendemos todo. Por esta raz�n, Isa�as nos recuerda la certeza de nuestro llamado.

Quien me form� desde el �tero para ser su sirviente. En primer lugar, los maestros piadosos, junto con Cristo, que es su Pr�ncipe, dicen que han sido "formados" por una mano divina; porque Dios siempre enriquece y adorna con los dones necesarios a aquellos a quienes llama al oficio de ense�anza, que derivan de la �nica fuente del Esp�ritu todos los dones en los que sobresalen. As�, "el Padre ha sellado" ( Juan 6:27) a su Hijo Unig�nito, y luego prepara a otros, seg�n su grado, para que sean aptos para desempe�ar su cargo. Al mismo tiempo, se�ala el final del llamado; para este fin se han designado ap�stoles y maestros de la Iglesia, para reunir al reba�o disperso del Se�or, para que bajo Cristo todos podamos estar unidos en el mismo cuerpo. ( Efesios 4:11.) En el mundo hay una dispersi�n miserable, pero en Cristo hay ?????????????? "una reuni�n" de todos, ( Efesios 1:10, ) como habla el ap�stol; porque no puede haber otro v�nculo de uni�n. En cuanto a la palabra "crear" o "forma", no tiene ning�n prop�sito que algunos hombres especulen acerca de la existencia humana de Cristo, que fue creada; porque es m�s claro que el mediod�a, que el "formar" debe ser visto como relacionado con el cargo.

Y aunque Israel no se congregue. Los jud�os leen estas palabras como una pregunta: ��No traer� de vuelta a Jacob? �No se reunir� Israel? y suministrar la part�cula ? (ha). Pero esa lectura es excesivamente antinatural, y los jud�os no consideran cu�l era el significado del Profeta, pero, en lo que respecta a su poder, corrompen el texto, para ocultar la desgracia de su naci�n. Algunos lo explican: "No se perder�" o "No perecer�"; para el verbo ??? (asaph) a veces denota lo que com�nmente llamamos (trousser) a truss. Aquellas cosas que est�n destinadas a ser preservadas son "reunidas", y tambi�n aquellas cosas que est�n destinadas a ser consumidas; y en consecuencia, cuando queremos decir que cualquier persona ha sido expulsada del mundo, usamos con frecuencia la frase vulgar, "�l est� atado", (2) o , "�l es enviado".

Sin embargo, ser� glorioso. Suponer que el significado es: "He sido enviado para que Israel no perezca" no ser�a inadecuado; pero elijo m�s bien seguir una interpretaci�n diferente, a saber: "Aunque Israel no se re�na, ser� glorioso". porque es probable que cosas opuestas se contrasten entre s� en este pasaje. Si los ministros han sido apartados, para la salvaci�n de los hombres, es glorioso para ellos cuando muchos son llevados a la salvaci�n; y cuando sucede lo contrario, tiende a su verg�enza y desgracia. Pablo llama a aquellos que hab�a ganado para Cristo "su gloria y corona". ( Filipenses 4: 1 ; 1 Tesalonicenses 2:19.) Por otro lado, cuando los hombres perecen, de ella no recibimos nada m�s que verg�enza y desgracia; porque Dios parece maldecir nuestro trabajo y no dignarse para otorgarnos el gran honor de avanzar su reino con nuestra agencia. Pero el Profeta declara que aquellos que han servido a Cristo ser�n gloriosos; porque habla tanto de la cabeza como de los miembros, como hemos comentado anteriormente. Aunque, por lo tanto, Israel se niega a ser "reunido", sin embargo, el ministerio de Cristo retendr� su gloria intacta; porque se atribuir� a la bajeza y la maldad de los hombres, que no han sido "reunidos".

De la misma manera, aunque los predicadores del Evangelio sean "el sabor de la muerte hasta la muerte" para los reprobados, sin embargo, Pablo declara que tienen un olor dulce y delicioso ante Dios, quien determina que los hombres malvados se volver�n as� m�s inexcusables. De hecho, Dios es doblemente glorificado si el �xito corresponde a sus deseos; pero cuando los ministros de la palabra no han dejado nada sin hacer, aunque tienen buenas razones para lamentar que su trabajo no sea rentable, a�n as� no deben arrepentirse de haber agradado a Dios, cuya aprobaci�n aqu� se contrasta con los juicios perversos del mundo entero. Como si el Profeta hubiera dicho: �Aunque los hombres los calumnien con vehemencia y los carguen con muchos reproches, esto debe ser soportado con calma y paciencia por ellos; porque Dios juzga de manera diferente y otorga una corona de honor a su paciencia, que los malvados calumnian insolentemente.

Y mi Dios ser� mi fuerza. Cuando dice que es suficiente que "Dios es su fuerza", el significado corresponde a lo que precede, que no deber�an estar aterrorizados por la multitud o el poder de sus enemigos, ya que est�n convencidos de que su "fuerza" reside en Dios.

Versículo 6

6. Y �l dijo: Es un asunto peque�o. Isa�as contin�a a�n m�s lejos, y muestra que la labor de Cristo, y de toda la Iglesia, ser� gloriosa no solo ante Dios, sino tambi�n ante los hombres. Aunque al principio parece ser vano e in�til, el Se�or har� que brote algo de fruto contrario a las expectativas de los hombres. Ya era suficiente que nuestro trabajo fuera aprobado por Dios; pero cuando agrega que no ser� rentable ni siquiera a los ojos de los hombres, esto deber�a ser a�n m�s abundante para consolar y m�s vehementemente excitarnos. De ah� se deduce que debemos tener buenas esperanzas de �xito, pero que debemos dejarlo a disposici�n de Dios mismo, para que la bendici�n que promete pueda manifestarse en el momento adecuado, en cualquier medida y en cualquier de la manera que �l considere apropiada.

Por eso te he designado para que seas una luz de los gentiles. Ahora agrega, que este trabajo ser� eficaz, no solo entre el pueblo de Israel, sino tambi�n entre los gentiles; y as� sucedi� realmente Adem�s, cuando la predicaci�n del Evangelio apenas produjo un buen efecto en los jud�os, y cuando Cristo fue obstinadamente rechazado por ellos, los gentiles fueron sustituidos en su habitaci�n. Y as� fue Cristo

"Designado para ser una luz de los gentiles, y su salvaci�n se manifest� hasta los confines de la tierra". ( Hechos 13:47.)

Ahora este consuelo era muy necesario, tanto para los profetas como para los ap�stoles, que experimentaron cada vez m�s la obstinaci�n de los jud�os. Podr�an dudar de la verdad de estas promesas, ya que no las percibieron para dar ning�n fruto; pero cuando entendieron que Cristo tambi�n fue enviado a los gentiles, no fue tan dif�cil animar sus corazones para perseverar. Esto fue incre�ble, e incluso monstruoso; pero esta es la manera en que el Se�or trabaja com�nmente, contrario a la expectativa de todos. Pablo dice que esto era "un misterio ordenado desde hace siglos", y que los �ngeles mismos no lo entendieron hasta que se revel� en la Iglesia de Dios. ( Efesios 3:5.) Aunque, por lo tanto, solo los jud�os parec�an tener discernimiento, ahora est�n al nivel de los gentiles, y con Dios "no hay distinci�n entre los jud�os y los griegos". ( Romanos 10:12.)

Los jud�os leen este vers�culo como una pregunta: "�Es algo peque�o?" Como si hubiera dicho, que es suficiente, y que no se debe desear nada m�s o m�s. Pero corrompen maliciosamente el significado natural del Profeta e imaginan que alg�n d�a ser�n se�ores de los gentiles y tendr�n un dominio amplio y extenso. El verdadero significado del Profeta es: �Esta obra en s� misma es magn�fica y gloriosa, para levantar y restaurar las tribus de Israel, que hab�an ca�do muy bajo; porque �l agregar� a los gentiles a los jud�os, para que se unan como un solo pueblo, y se reconozca que pertenecen a Cristo ". Este pasaje tampoco se relaciona con el rechazo de los pueblos antiguos, sino con el aumento de la Iglesia, para que los gentiles puedan asociarse con los jud�os. Es cierto, de hecho, que cuando los jud�os se rebelaron del pacto, los gentiles entraron, por as� decirlo, en ese lugar que hab�an dejado vacante; y as� su rebeli�n fue la raz�n por la cual aquellos que anteriormente hab�an sido extranjeros fueron admitidos como hijos. Pero en este, as� como en otros pasajes, Isa�as predice que la Iglesia se extender� mucho, cuando los gentiles sean recibidos y unidos a los jud�os en la unidad de la fe.

Una luz de los gentiles. Aunque por la palabra "luz" se entiende felicidad o alegr�a, sin embargo, el Profeta, no tengo dudas, se refiere directamente a la doctrina del Evangelio, que ilumina las almas y las saca de la oscuridad, �l muestra que esta "luz, "Que Cristo traer�, dar� salvaci�n. De la misma manera que a Cristo se le llama "el camino, la verdad y la vida" ( Juan 14:6) porque a trav�s del conocimiento de la verdad obtenemos la vida, as� que en este pasaje se le llama el " luz "y la salvaci�n de los gentiles, porque �l ilumina nuestras mentes por la doctrina del Evangelio, para que nos pueda llevar a la salvaci�n. Dos cosas, por lo tanto, deben ser observadas; primero, que nuestros ojos son abiertos por la doctrina de Cristo; y en segundo lugar, que nosotros, los que perecimos, somos restaurados a la vida, o m�s bien la vida nos es restaurada.

Versículo 7

7. As� dice Jehov�. Isa�as persigue el mismo tema, que las personas, cuando se vieron afectadas por esa terrible calamidad, podr�an abrigar la esperanza de una mejor condici�n; y, para confirmarlo m�s, llama a Dios, quien prometi� estas cosas, al Redentor y al Santo de Israel. Se objetar� que estas declaraciones son contradictorias, es decir, que Dios es llamado el "redentor" de ese personas a las que permiti� que fueran oprimidas; porque �d�nde est� esta redenci�n y d�nde est� esta santificaci�n, si la gente pudiera responder que eran miserables y arruinadas? Respondo, el registro de la historia antigua se exhibe aqu� como la base de la confianza y la esperanza; porque cuando los jud�os estaban a punto de desesperarse, el Profeta se adelanta y les recuerda que Dios, que anteriormente hab�a redimido a sus padres, sigue siendo tan poderoso como siempre; y por lo tanto, aunque por un tiempo, para ejercer la fe de los piadosos, ocult� su salvaci�n, se les ordena a los creyentes que se mantengan firmes, porque en su mano su redenci�n es segura. Sin embargo, era apropiado que formaran concepciones de lo que estaba m�s all� de los sentidos humanos. Este es un pasaje notable, del cual aprendemos cu�n firmemente debemos creerle a Dios cuando �l habla, aunque no cumple de inmediato lo que ha prometido, sino que nos permite languidecer y ser afligidos por mucho tiempo.

Al despreciable en el alma. ??? (bezo) es presentado por algunos comentaristas "desprecio" y por otros "despreciable", lo que prefiero. (3) Aumenta la miseria de esa naci�n, que "en el alma", es decir, en su propia estimaci�n, son "despreciables". Muchos son despreciados por otros, aunque o bien merecen honor debido a sus buenas cualidades, o no dejan de hincharse de orgullo y pisotean la arrogancia de los dem�s con una arrogancia a�n mayor. Pero de esta gente, el Profeta dice que se desprecian tanto como otros los desprecian. Por lo tanto, describe una profunda desgracia y una condici�n muy infeliz, y, al mismo tiempo, postraci�n mental, para que sepan que el tiempo de Dios para prestar asistencia vendr� por completo, cuando estar�n completamente humillados.

A la naci�n aborrecida. (4) No veo ninguna raz�n por la cual algunos "int�rpretes" empleen el plural "Naciones"; viendo que el ???, (goi,) "naci�n" es usado por el Profeta, y es seguro que el discurso est� especialmente dirigido a la posteridad de Abraham.

Al sirviente de los gobernantes. Esto se agrega, como si hubiera dicho que est�n oprimidos por fuertes tiranos; porque �l da la denominaci�n ????? (moshelim) a aquellos cuya fuerza y ??poder son tan grandes que no es f�cil escapar de sus manos.

Cuando dice que los reyes ver�n, habla en t�rminos elevados de la liberaci�n de su naci�n; pero, sin embargo, les permite someterlos a prueba en el fumace, para probar su fe y paciencia; de lo contrario no habr�a prueba de su fe, si �l cumpliera de inmediato lo que prometi�, como ya hemos dicho. La palabra pr�ncipes contiene una repetici�n que es habitual entre los hebreos. Lo expresar�amos as�: �Reyes y pr�ncipes ver�n; se levantar�n y adorar�n ". Con la palabra adorar, explica lo que hab�a dicho: "Se levantar�n", porque "nos levantamos" con el fin de mostrar respeto. El significado general es que los pr�ncipes m�s exaltados del mundo se despertar�n para percibir que la restauraci�n de la naci�n es una obra ilustre de Dios y digna de reverencia.

Porque fiel es el Santo de Israel. Esta es la raz�n de la gran admiraci�n y honor que los pr�ncipes rendir�n a Dios. Es porque percibir�n la "fidelidad" y la constancia del Se�or en sus promesas. Ahora, el Se�or desea ser reconocido como verdadero, no por una imaginaci�n desnuda, sino por la experiencia real, es decir, por preservar a las personas que ha adoptado. Aprendamos, por lo tanto, de ello, que no debemos juzgar las promesas de Dios por nuestra condici�n, sino por su verdad; para que, cuando no veamos nada m�s que destrucci�n y muerte, recordemos este sentimiento, por el cual el Se�or se llama a s� mismo lo despreciable y abominable.

Por lo tanto, tambi�n debe observarse, cu�n espl�ndida y asombrosa obra de Dios es la liberaci�n de la Iglesia, que obliga a los reyes, aunque orgullosos, y que consideran que casi nada tan valioso como para ser digno de su atenci�n, para contemplar, admirar y se sorprender�n, e incluso a pesar de s� mismos, para reverenciar al Se�or. Este trabajo extra�o y extraordinario, por lo tanto, nos es altamente recomendado. Qu� bueno y qu� excelente es, podemos aprender de nosotros mismos; para no decir nada sobre historias antiguas, �de qu� manera hemos sido redimidos de la miserable tiran�a del Anticristo? Verdaderamente lo consideraremos "un sue�o", como dice el salmista, (Salmo 126:1), si lo meditamos cuidadosamente por un corto tiempo; tan extra�a e incre�ble es la obra que Dios ha realizado en nosotros que hemos pose�do el nombre de Cristo.

�Y qui�n te ha elegido a ti? Ahora repite lo que hab�a visto anteriormente, que esta naci�n ha sido apartada para Dios. Pero en las elecciones percibimos el comienzo de la santificaci�n; porque fue consecuencia de que Dios se hab�a dignado elegirlos por su simple placer, que esta naci�n se convirti� en su herencia peculiar. Por lo tanto, Isa�as se�ala la voluntad secreta de Dios, de la cual procede la santificaci�n; que Israel podr�a no pensar que hab�a sido seleccionado por sus propios m�ritos. Como si hubiera dicho: "El Se�or, que te ha elegido a ti, da una prueba real de su elecci�n y lo demuestra por el efecto". De la misma manera, por lo tanto, como la verdad de Dios debe ser reconocida en nuestra salvaci�n, la salvaci�n debe atribuirse exclusivamente a su elecci�n, que es de gracia gratuita. Sin embargo, aquellos que deseen convertirse en participantes de un beneficio tan grande, deben ser parte de Israel, es decir, de la Iglesia, de la cual no puede haber salvaci�n ni verdad.

Versículo 8

8. En un momento de buen gusto. De este vers�culo nuevamente aprendemos m�s claramente lo que explicamos al comienzo de este cap�tulo, que el Profeta, mientras se dirige a todo el cuerpo de la Iglesia, comienza con Cristo, quien es la cabeza. He dicho que esto debe ser observado cuidadosamente; porque los comentaristas no lo han atendido y, sin embargo, no hay otra forma en que este cap�tulo pueda exponerse consistentemente. Esto lo muestra claramente Pablo, quien aplica esta declaraci�n a toda la Iglesia. ( 2 Corintios 6:2.) Y, sin embargo, lo que el Profeta agrega, te dar� a ti para ser un pacto, no es aplicable a nadie m�s que a Cristo.

�C�mo vamos a conciliar estas declaraciones? Al considerar que Cristo no es tan suyo como nuestro; porque no vino, ni muri�, ni resucit� por s� mismo. Fue enviado para la salvaci�n de la Iglesia, y no busca nada como propio; porque no tiene falta de nada. En consecuencia, Dios hace promesas a todo el cuerpo de la Iglesia. Cristo, que ocupa el lugar de Mediador, recibe estas promesas y no se declara en su nombre como individuo, sino de toda la Iglesia, por cuya salvaci�n fue enviado. Por este motivo, no se dirige a Cristo por separado, sino en la medida en que est� unido y continuamente unido a su cuerpo. Es un honor inconcebible que nuestro Padre celestial nos otorga, cuando escucha a su Hijo por nuestra cuenta, y cuando incluso dirige el discurso al Hijo, mientras el asunto se relaciona con nuestra salvaci�n. Por lo tanto, vemos cu�n cercana es la conexi�n entre nosotros y Cristo. �l se para en nuestra habitaci�n y no tiene nada separado de nosotros; y el Padre escucha nuestra causa.

Con la palabra "buen placer", el Profeta les pone freno a los creyentes, por as� decirlo, para que no est�n demasiado ansiosos por sus deseos, sino que esperen pacientemente hasta que llegue el momento se�alado por Dios; y en este sentido, Pablo le da a la venida de Cristo la denominaci�n de "el tiempo de plenitud". ( G�latas 4:4.) Quiere decir, por lo tanto, que dependen de la disposici�n de Dios, y por lo tanto deben soportar su ira con mansedumbre y compostura. Pero aunque la intenci�n del Profeta es exhortar a los piadosos a tener paciencia, para que aprendan a poner sus sentimientos en subordinaci�n a Dios, al mismo tiempo muestra que nuestra salvaci�n procede de la bondad inmerecida de Dios. ???? (ratzon) que los griegos traducen ???????, es decir, la buena voluntad de Dios es el fundamento de nuestra salvaci�n; y la salvaci�n es el efecto de esa gracia. Somos salvos, porque agradamos a Dios, no a trav�s de nuestro m�rito o m�ritos, sino por su gracia gratuita. En segundo lugar, muestra, al mismo tiempo, que nuestra salvaci�n es segura, cuando tenemos una prueba clara de la gracia del Se�or. Toda duda debe ser eliminada, cuando el Se�or testific� de su "buena voluntad". Este pasaje tiende a la recomendaci�n de la palabra, m�s all� de la cual no debemos preguntar acerca de la salvaci�n; como Pablo declara que la buena voluntad de Dios se manifiesta claramente en la predicaci�n del Evangelio, y que as� se cumple lo que contiene este pasaje sobre "el d�a de salvaci�n". ( 2 Corintios 6:2.)

En tercer lugar, el Profeta ten�a la intenci�n de recordarnos que Dios nos da una promesa indudable de su favor cuando nos env�a el Evangelio; porque es evidente que tiene compasi�n de nosotros, cuando nos invita gentilmente a s� mismo, para que no podamos mirar en todas direcciones para buscar esta luz, que deber�a esperarse solo del gracioso placer de Dios, o ser torturados por la duda, de donde Dios nos libera. Pero recordemos que todo esto depende del prop�sito libre de Dios. Por lo tanto, cuando se plantea la pregunta de por qu� el Se�or nos ilumin� en este momento y no en un per�odo anterior, la raz�n que deber�a asignarse es esta: porque as� agrad� a Dios, por lo tanto, parec�a bueno a su vista. Tal es la conclusi�n a la que llega Pablo en el pasaje que citamos:

�He aqu�, ahora es el tiempo aceptado; he aqu�, ahora es el d�a de salvaci�n ". ( 2 Corintios 6:2.)

Este pasaje puede ayudarnos enormemente a determinar el significado de Isa�as, para que podamos aprender a conectar nuestra salvaci�n con el placer de Dios; una prueba de lo que se nos da en la predicaci�n del Evangelio. Tambi�n debe observarse que estas predicciones no deben limitarse a una determinada edad, ya que pertenecen a toda la Iglesia en todas las edades. Porque si comenzamos con la liberaci�n de Babilonia, debemos continuar con la redenci�n de Cristo, de la cual podr�a considerarse como el comienzo y el precursor; y como todav�a hay entre nosotros muchos restos de esclavitud, debemos avanzar hasta el �ltimo d�a, cuando todo ser� restaurado.

Te he designado para ser un pacto. Esto hace a�n m�s evidente que todo lo que se hab�a dicho anteriormente fue prometido a Cristo, no por su ventaja personal, sino en nuestro nombre; porque ha sido designado para ser el mediador del pacto, porque los jud�os por sus pecados se hab�an rebelado de Dios, quien hab�a hecho un pacto eterno con ellos. La renovaci�n de ese pacto, por lo tanto, que se hab�a roto o disuelto, se atribuye a Cristo. Sin embargo, tambi�n debemos tener en cuenta el dicho de Pablo de que

"Cristo es nuestra paz, reconciliar tanto a los que est�n lejos como a los que est�n cerca". ( Efesios 2:14.)

Pero, Isa�as ten�a directamente en vista esa lamentable ruina, cuyo remedio pod�a esperarse solo de Cristo. Adem�s, es apropiado aplicar esta gracia a nosotros mismos, porque, en comparaci�n con los jud�os, antes de que se predicara el Evangelio, �ramos enemigos y extranjeros de Dios, y no pod�amos reconciliarnos con �l de ninguna otra manera. Por lo tanto, Cristo fue "dado para ser un pacto del pueblo", porque no hab�a otro camino a Dios sino por �l. En ese momento los jud�os eran un pueblo; pero como consecuencia de la ruptura del muro divisorio, todos nosotros, jud�os y gentiles, nos hemos unido en un solo cuerpo.

Para que puedas levantar la tierra, que en ese momento era un desierto y desolado; porque el regreso de la gente fue, como hemos visto en otra parte, una especie de nueva creaci�n. Tal es tambi�n el dise�o de las palabras del Profeta, que podemos saber que no hay nada en el mundo m�s que ruina y desolaci�n. Cristo es enviado para restaurar lo que fue ca�do y deca�do. Si no hubi�ramos estado en una condici�n ca�da, no habr�a habido ninguna raz�n por la cual Cristo deber�a ser enviado a nosotros. Por lo tanto, debemos sopesar bien nuestra condici�n; porque somos extraterrestres de Dios, despose�dos de la vida y excluidos de toda esperanza de salvaci�n. Pero por Cristo estamos completamente restaurados y reconciliados con nuestro Padre Celestial. Isa�as tambi�n agrega los beneficios que obtenemos a trav�s de Cristo, despu�s de habernos reconciliado con Dios.

Versículo 9

9. Para que les digas a los que est�n atados. Estas palabras describen el cambio que tuvo lugar en la venida de Cristo. Y sin embargo, el Profeta, sin duda, tiene la intenci�n de administrar consuelo a los jud�os en su extremidad, para que no les parezca incre�ble que sean restaurados a una mejor condici�n, porque ven que est�n casi dedicados a la destrucci�n. Aun as�, muestra en general cu�l es la naturaleza del oficio de Cristo y explica qu� se entiende por restaurar herencias desoladas; porque, antes de la venida de Cristo, estamos "atados" bajo un yugo miserable, y sumidos en la oscuridad. Con estas met�foras se entiende que, mientras estemos sin Cristo, estamos abrumados por una carga de todos los males; porque por la oscuridad excluye todo lo que se relaciona con el reino de Cristo, la fe, la justicia, la verdad, la inocencia y todo lo de esa naturaleza. Por lo tanto, estamos en "tinieblas", hasta que Cristo diga: Mu�strate "Estamos atados", hasta que �l diga: Sal.

La palabra ????, (lemor,) "que se puede decir", es muy enf�tica; porque muestra que la predicaci�n del Evangelio es el medio por el cual somos liberados. Por lo tanto, si deseamos libertad, si deseamos la luz del reino de Dios, escuchemos a Cristo cuando �l habla; de lo contrario seremos oprimidos por la incesante tiran�a de Satan�s. �D�nde est� entonces la libertad de nuestra voluntad? Quien reclama para s� mismo luz, o raz�n, o comprensi�n, no puede participar en esta liberaci�n de Cristo; porque no se promete libertad a nadie m�s que a los que reconocen que son cautivos, y no se promete la luz y la salvaci�n a nadie m�s que a los que reconocen que est�n sumidos en la oscuridad.

De las formas en que se alimentar�n. Cuando promete que los pastos ser�n accesibles para los hijos de Dios, y estar�n en la cima de las monta�as, por estas met�foras declara que todos los que estar�n bajo la protecci�n de Cristo habitar�n con seguridad; porque �l es un Pastor cuidadoso y atento, que proporciona a su reba�o todo lo necesario, de modo que no necesitan nada que sea necesario para la felicidad m�s elevada. ( Juan 10:11.) Esta instrucci�n era muy necesaria en el momento en que los jud�os estaban a punto de realizar un viaje a trav�s de pa�ses secos y �ridos, en su regreso a una tierra devastada y desolada. El Profeta por lo tanto dice que Dios tiene abundantes recursos para suplir sus necesidades, aunque los medios terrenales deber�an fallar; y en consecuencia, de acuerdo con la costumbre ordinaria de la Escritura, compara a los creyentes con las ovejas, para que, conscientes de su debilidad, puedan encogerse por completo al cuidado del Pastor.

Sin embargo, es probable que indirectamente advierta a los creyentes que no deseen un lujo excesivo, porque nunca tendr�n una superfluidad tan grande como para no ser atendidos por muchas dificultades; y de la misma manera no se volver� afeminado, porque ser�n acosados ??por los peligros; porque sabemos que "los caminos" est�n expuestos a los ataques de enemigos y ladrones, y que las cimas de las monta�as son en su mayor parte est�riles. La Iglesia est� gobernada por Cristo de tal manera que no est� libre de los ataques e insultos de los hombres, y es alimentada de tal manera que con frecuencia habita en regiones est�riles y espantosas. Pero aunque los enemigos est�n cerca, Dios nos protege de su violencia y opresi�n. Si tenemos sed o hambre, �l es capaz de suministrar todo lo necesario para la alimentaci�n y el mantenimiento; y en medio de peligros y dificultades de esta naturaleza, percibimos su cuidado y ansiedad m�s que si estuvi�ramos fuera del alcance de todo peligro.

Versículo 10

10. No deben tener hambre ni sed. Confirma lo que se dijo en el verso anterior, que hay comida en la mano de Dios, de modo que los jud�os no tendr�n necesidad de provisiones para su viaje. Tampoco se puede dudar que �l los recuerda, que cuando sus padres fueron amenazados de muerte en el desierto por la escasez de pan y de todo tipo de alimentos, Dios les dio diariamente, durante cuarenta a�os, man� del cielo. ( �xodo 16:35.) De la misma manera, cuando inmediatamente habla de una sombra contra el calor del sol, alude a la historia relatada por Mois�s sobre "el pilar de una nube", por el cual Dios proteg�a a su pueblo de ser quemado por los rayos del sol. ( �xodo 13:21.) Hemos dicho que es habitual que los profetas mencionen la salida del pueblo de Egipto, siempre que tengan la intenci�n de demostrar la bondad de Dios, ya sea p�blicamente hacia todos o en privado hacia cualquier individuo

Por las fuentes de las aguas. Tambi�n alude a las aguas que flu�an de la roca, ( �xodo 17:6), cuando la gente hab�a muerto casi por la sed; porque esos acontecimientos no tuvieron lugar en la liberaci�n de Babilonia, pero, al mencionar los beneficios anteriores, el Profeta magnifica el poder de Dios para garantizar la seguridad de la Iglesia.

Versículo 11

11. Y colocar� todas mis monta�as. Aqu� �l trata directa y expresamente el retorno de la gente; porque en vano habr�a prometido una felicidad tan grande a la Iglesia, si el pueblo no fuera restaurado a su antigua libertad. El significado es que eliminar� todos los obst�culos e impedimentos que puedan impedir el regreso de la gente; y que har� las "monta�as" transitables, que parec�an intransitables; y, en resumen, que nivelar� las monta�as y los valles, para facilitar su regreso a Judea. Por lo tanto, cuando la Iglesia est� a punto de ser completamente restaurada, ninguna obstrucci�n, por grande y formidable que sea, puede impedir que Dios finalmente salga victorioso. Adem�s, cuando los llama "mis monta�as", no solo quiere decir que tiene el derecho absoluto de ordenarles que le den un pasaje a su pueblo, sino que declara que ser� el l�der de la expedici�n, como si fuera a marchar. con los jud�os, y acompa�arlos en el viaje. De la misma manera, se dice en otro pasaje, que pas� a trav�s de Egipto y "cabalg� en los lugares altos de la misma" a la salida de su pueblo. ( Deuteronomio 32:13.) Pero aqu� describe el extraordinario amor de Dios hacia la Iglesia, cuando dice que viaja junto a ella y se compromete a satisfacer todas sus necesidades, como si estuviera consultando sus propios intereses. cuando ayud� a su gente.

Versículo 12

12. He aqu�, los de lejos vendr�n. La opini�n de algunos, de que los cuatro cuartos de la tierra se denotan aqu�, no descansa sobre bases muy s�lidas; Sin embargo, no lo rechazo, porque no solo es probable, sino que est� de acuerdo con muchos otros pasajes. Sin lugar a dudas, primero dice que vendr�n de partes distantes del mundo, y luego agrega ciertas subdivisiones o partes para explicar esta declaraci�n general.

Y los de la tierra de Sinis. En lugar de "Sinis", algunos leen "Sinis"; y de hecho las copias hebreas difieren. (5) Jerome piensa (y esta es la opini�n com�nmente recibida) que una regi�n del sur se denomina as� desde el Monte Sina�, que se extiende hacia el sur. Otros piensan que "Syene" significa, porque se encuentra bajo el tr�pico de C�ncer. (6) Pero esta diversidad no tiene nada que ver con el significado del Profeta, que en s� mismo es claro y f�cil de entender; porque el Profeta, sin duda, significa aquellos que hab�an sido dispersados ??y dispersados ??en varios lugares, ya sea que se hayan recolectado del norte o del mar. Si bien Isa�as promete un regreso de Babilonia, al mismo tiempo extiende esta predicci�n al tiempo de Cristo, como se puede aprender f�cilmente de lo anterior; porque debemos recordar lo que dijimos anteriormente, que aqu� se describe el segundo nacimiento de la Iglesia. No solo promete que los jud�os regresar�n a Jerusal�n para construir el templo, sino tambi�n que los que antes hab�an sido extranjeros de la Iglesia, ser�n recogidos de todos los rincones del mundo.

Versículo 13

13. Alabanza, oh cielos; y regoc�jate, oh tierra. Aunque exhorta y anima a todos los piadosos a la acci�n de gracias, tambi�n tiene como objetivo confirmar la promesa que podr�a haber sido considerada dudosa; porque las aflicciones perturban nuestras conciencias y hacen que vacilen de tal manera que no sea tan f�cil descansar firmemente en las promesas de Dios. En resumen, los hombres permanecen en suspenso o tiemblan o caen por completo e incluso se desmayan. Mientras est�n oprimidos por el miedo, la ansiedad o el dolor, apenas aceptan ning�n consuelo; y por lo tanto necesitan ser confirmados de varias maneras. Esta es la raz�n por la cual Isa�as describe las ventajas de esta liberaci�n en t�rminos tan elevados, para que los creyentes, aunque no vean a su alrededor m�s que muerte y ruina, puedan sostener su coraz�n con la esperanza de una mejor condici�n. En consecuencia, coloca el tema casi ante sus ojos, para que puedan estar completamente convencidos de que tendr�n la causa m�s abundante de regocijo; aunque en ese momento no vieron nada m�s que pena y pena.

Recordemos, por lo tanto, que cada vez que el Se�or promete algo, debemos agregar acci�n de gracias, para que podamos afectar m�s poderosamente nuestros corazones; y luego, que debemos elevar nuestras mentes al poder de Dios, quien ejerce un dominio amplio y extenso sobre todas las criaturas; porque tan pronto como levanta la mano, "el cielo y la tierra" se mueven. Si las se�ales de su maravilloso poder se ven en todas partes, �l tiene la intenci�n de que haya un ejemplo eminente y notable en la salvaci�n de la Iglesia.

Y tendr� compasi�n de su pobre. Con esta met�fora, el Profeta muestra que ninguna obediencia que Dios y el cielo le rindan es m�s aceptable que unirse y prestar su ayuda mutua a su Iglesia. Adem�s, para que los creyentes no se desmayen bajo el peso de las angustias, antes de prometerles el consuelo de Dios, los exhorta con calma a soportar las angustias; porque por la palabra pobre quiere decir que la Iglesia, en este mundo, es responsable de muchas calamidades. Para, por lo tanto, que podamos participar de la compasi�n de Dios, aprendamos, bajo la cruz y en medio de muchas molestias, a luchar con suspiros y l�grimas.

Versículo 14

14. Pero Si�n dijo: Jehov� me ha abandonado. Para magnificar a�n m�s su gracia, Dios se queja de que los corazones de los jud�os eran tan estrechos y cercanos, que el camino estaba casi cerrado contra �l, si no hab�a superado sus pensamientos malvados por su gran bondad. Sin embargo, al mismo tiempo se esfuerza por corregir esta falla, para que la liberaci�n que se ofrece y, por as� decir, se les presente, pueda ser recibida por ellos con el coraz�n abierto, y que, como est� dispuesto a ayudarlos, ellos, por otro lado, pueden estar preparados para abrigar esperanzas favorables. Ahora, a nosotros tambi�n pertenece esta doctrina; porque casi todos nosotros, cuando Dios retrasa su ayuda, estamos terriblemente angustiados y atormentados; porque creemos que nos ha abandonado y rechazado. As�, la desesperaci�n se arrastra r�pidamente, lo que debe ser opuesto, para que no podamos ser privados de la gracia de Dios. Y de hecho, en medio de estas dudas, nuestra incredulidad se manifiesta y expone al no depender de las promesas de Dios, para soportar con paciencia los castigos por los que Dios nos insta al arrepentimiento, o las pruebas de fe por las cuales nos entrena a la paciencia. , o cualquier aflicci�n por la cual nos humilla. Por lo tanto, Dios justamente protesta con los jud�os por rechazar por desconfianza perversa la salvaci�n que se les ofrece, y no permitirse recibir ayuda. Tampoco limita esta acusaci�n a un peque�o n�mero, sino que incluye a casi toda la Iglesia, para demostrar que ser� amable y generoso con los jud�os m�s all� de la medida de su fe, y que incluso lucha con ellos, que por su salvaci�n puede romper todos los obst�culos por los cuales se le opusieron. Que cada uno de nosotros tenga cuidado de complacernos o halagarnos en este asunto; porque el Se�or disputa con toda la Iglesia, por pronunciar discursos de este tipo, que proceden de la fuente de la desconfianza.

Versículo 15

15. �Una mujer olvidar� a su hijo! Para corregir esa desconfianza, agrega a la protesta una exhortaci�n llena del m�s dulce consuelo. En una comparaci�n apropiada, muestra cu�n fuerte es su ansiedad por su gente, compar�ndose con una madre, cuyo amor hacia su descendencia es tan fuerte y ardiente, como para dejar muy atr�s el amor de un padre. Por lo tanto, no se satisfizo con proponer el ejemplo de un padre (que en otras ocasiones emplea con mucha frecuencia), pero para expresar su afecto muy fuerte, eligi� compararse con una madre, y los llama no simplemente " hijos ", pero el fruto del �tero, hacia el cual suele haber un afecto m�s c�lido. �Qu� asombroso afecto siente una madre hacia su descendencia, que aprecia en su seno, amamanta y cuida con cuidado, para que pase las noches sin dormir, se canse de ansiedad continua y se olvide de s� misma! Y este cuidado se manifiesta, no solo entre los hombres, sino incluso entre las bestias salvajes, que, aunque son crueles por naturaleza, son amables a este respecto.

Aunque lo olviden. Como a veces sucede que las madres degeneran en monstruos que superan con crueldad a las bestias salvajes y olvidan "el fruto de su vientre", el Se�or luego declara que, aunque esto suceda, �l nunca olvidar� a su pueblo. El afecto que nos tiene es mucho m�s fuerte y c�lido que el amor de todas las madres. Tambi�n debemos tener en cuenta el dicho de Cristo:

"Si ustedes, siendo malvados, saben c�mo dar cosas buenas a sus hijos, �cu�nto m�s su Padre celestial?" ( Mateo 7:11.)

Los hombres, aunque por naturaleza depravados y adictos al amor propio, est�n ansiosos por sus hijos. �Qu� har� Dios, que es la bondad misma? �Ser� posible que deje a un lado el amor de un padre? Ciertamente no. Aunque, por lo tanto, debe suceder que las madres (que es una cosa monstruosa) deben abandonar a su propia descendencia, sin embargo, Dios, cuyo amor hacia su pueblo es constante e incansable, nunca los abandonar�. En una palabra, el Profeta aqu� nos describe el cuidado inconcebible con el que Dios vela incesantemente por nuestra salvaci�n, para que podamos estar completamente convencidos de que nunca nos abandonar�, aunque podamos sufrir grandes y numerosas calamidades.

Versículo 16

16. Mira, en las palmas de mis manos. Por otra convenci�n, describe esa atenci�n inconcebible que el Se�or ejerce hacia nosotros. Es un proverbio com�n, que "lo tenemos en los extremos de nuestros dedos", cuando tenemos algo completamente y profundamente fijo en nuestra memoria. Y Mois�s, cuando recomienda la meditaci�n constante sobre la Ley, dice: "Los atar�s como una se�al en tu mano". es decir, que siempre deben tener los mandamientos de Dios ante sus ojos. ( Deuteronomio 6:8.) Ahora hace uso de la misma comparaci�n; como si hubiera dicho: �No puedo mirar mis manos sin verte en ellas; Te llevo grabado en mi coraz�n, para que ning�n olvido pueda borrarte; en una palabra, no puedo olvidarte sin olvidarme de m� mismo ". Es cierto, de hecho, Dios no tiene manos ni forma corporal; pero las Escrituras se acomodan a nuestra d�bil capacidad para expresar la fuerza del amor de Dios hacia nosotros.

Tus paredes est�n continuamente delante de m�. Como a la Iglesia con frecuencia se la llama "habitaci�n" o "ciudad de Dios" (y, por lo tanto, tambi�n la met�fora de "construcci�n" (Salmo 102:16; Jeremias 24:6; Mateo 16:18) se emplea con frecuencia en las Escrituras,) por lo que utiliza el t�rmino figurativo "muros", por el cual denota la paz y la prosperidad de la Iglesia; como si hubiera dicho que se ocupar�a de que Jerusal�n prospere y florezca. Sin embargo, debe observarse que el t�rmino "muros" denota el orden apropiado de pol�tica y disciplina, del cual Dios declara que �l ser� el guardi�n incesante e incansable. Recordemos que esta profec�a se cumpli� durante esa espantosa desolaci�n, cuando los "muros" de Jerusal�n, que eran una imagen viva de la Iglesia, fueron derribados, el templo derrocado y el gobierno derrocado, y, en una palabra, cuando todo hab�a sido destruido y casi arrasado hasta los cimientos; porque inmediatamente despu�s promete que todos ser�n restaurados.

Versículo 17

17. Tus constructores se apresuran. Afirma lo que se dijo brevemente en el verso anterior; porque podr�a haberse pensado que no hab�a fundamento para lo que ahora hab�a afirmado sobre el cuidado incesante que Dios cuida de su Iglesia y de sus muros, que �l permite arrasar hasta sus cimientos, y por lo tanto agrega la explicaci�n de que de hecho ser� derribado, pero luego se construir� de nuevo. Constructores De esta palabra podemos aprender cu�l es el verdadero m�todo para restaurar la Iglesia, a saber, si el Se�or env�a "constructores, (7) para respaldarla, y luego si aleja a los destructores que lo derriban. Aunque Dios pudo, por s� mismo y sin la ayuda de los hombres, reconstruir la Iglesia, sin embargo, se dign� a emplear sus manos; y aunque �l solo, por la influencia secreta de su Esp�ritu, completa todo este edificio, sin embargo, bendice su trabajo, para que no sea in�til. De �l, por lo tanto, debemos preguntar y buscar constructores; porque le corresponde hacerlos "suficientes", como tambi�n nos informa Paul ( 2 Corintios 3:5), y asignar a cada uno su departamento.

Tambi�n debemos rezar no solo para que pueda "enviar trabajadores a su cosecha" ( Mateo 9:38), sino para que pueda reclutar su fuerza y ??dirigirlos eficazmente, para que no trabajen en vano ; porque, cuando se predica la doctrina del Evangelio con alguna ventaja, surge de su extraordinaria bondad. Pero incluso esto no ser�a suficiente si no "llevara a los destructores lejos"; porque Satan�s, por innumerables artes, invade y asalta a la Iglesia, y no necesita sirvientes y sirvientes, que dirigen toda su energ�a para destruir, estropear u obstaculizar la construcci�n del Se�or. Debemos, por lo tanto, constantemente suplicar que evite sus ataques; y si el resultado no se ajusta completamente a nuestras expectativas, culpemos a nuestros propios pecados e ingratitud; porque el Se�or estaba listo para otorgar esas bendiciones abundantemente sobre nosotros.

Versículo 18

18. Levanta tus ojos alrededor. �l despierta a la Iglesia para examinar esta magn�fica obra, como si realmente estuviera ante sus ojos, y para contemplar a las multitudes de hombres que acudir�n a ella de todas partes. Ahora, como esta asamblea debe haber alentado los corazones de Dios durante la dispersi�n, tambi�n los que fueron testigos presenciales deben haber estado emocionados por la gratitud. Esto muestra claramente que esta predicci�n fue �til en ambos per�odos, no solo mientras el evento a�n estaba oculto por la esperanza, sino tambi�n cuando se hab�a logrado. Aunque �l le habla a toda la Iglesia en general, este discurso se relaciona tambi�n con individuos, que todos de com�n acuerdo, y cada persona por separado, pueden aceptar estas promesas.

Cuando les dice que "levanten la vista", quiere decir que la raz�n por la que estamos tan abatidos es que no examinamos la obra del Se�or con la debida atenci�n, sino que colocamos un velo ante nuestros ojos. , para impedir que veamos lo que yace a nuestros pies. Como consecuencia de esto, no apreciamos ninguna confianza, pero en la adversidad estamos casi abrumados por la desesperaci�n. Y si se dicen estas cosas a toda la Iglesia, que cada hombre considere en su propio coraz�n hasta qu� punto es responsable de este vicio, y que inmediatamente se despierte y despierte para contemplar las obras del Se�or, para que pueda confiar en todos su coraz�n en sus promesas.

Todos est�n reunidos. Cuando dice que los elegidos de la Iglesia est�n "reunidos", quiere decir que, para que se conviertan en un solo cuerpo bajo Cristo, y, por as� decirlo, "un reba�o bajo un solo pastor" ( Juan 10:16,) deben ser, si as� lo expresamos," reunidos "en un solo seno. Cristo reconoce y trata como sus seguidores a nadie m�s que a los que est�n unidos en un solo cuerpo por la unidad de la fe. Quien entonces elija ser considerado como perteneciente al n�mero de los hijos de Dios, que sea un hijo de la Iglesia; porque todos los que est�n separados de �l ser�n extraterrestres de Dios.

Ser�s vestido como con un adorno. El Profeta muestra cu�l es el verdadero adorno de la Iglesia, a saber, tener un gran n�mero de hijos, que son tra�dos a ella por fe y guiados por el Esp�ritu de Dios. Este es el verdadero esplendor; Esta es la gloria de la Iglesia, que debe ser sucia y fea, harapienta y desali�ada, si no tiene estos adornos. Por lo tanto, vemos cu�n bien entienden los papistas cu�l es la verdadera manera en que la Iglesia debe ser adornada; porque toda su atenci�n se presta a mesas pintadas, estatuas, edificios finos, oro, piedras preciosas y prendas costosas; es decir, prestan toda su atenci�n a los t�teres, como los ni�os. Pero la verdadera dignidad de la Iglesia es interna, en la medida en que consiste en los dones del Esp�ritu Santo, y en la fe progresiva y la piedad. Por lo tanto, se deduce que ella recibe abundantemente sus adornos, cuando las personas, unidas por la fe, se re�nen en su seno, para adorar a Dios de manera adecuada.

Yo vivo, dice Jehov�. (8) Para que esta promesa sea m�s segura, el Se�or emplea un juramento, que tiene la intenci�n de advertirnos contra la desconfianza, y eso, cuando lo hagamos Tenga en cuenta que su fin est� cerca, podemos estar seguros de que ella ser� completamente restaurada. Y si esta doctrina alguna vez fue necesaria, es especialmente necesaria en la actualidad; porque, donde sea que miramos, nos encontramos con nada m�s que espantosa desolaci�n.

Entonces, �qu� debemos hacer, pero, confiando en este juramento de Dios, luchamos contra la desesperaci�n y no nos aterrorizamos por ser insignificantes en n�mero, lo que nos hace despreciados por el mundo, y no dudar que hay muchos de los elegidos, ahora errantes y dispersos, �a qui�n Dios finalmente reunir� en su Iglesia? Y, por lo tanto, debemos alentar nuestros corazones y levantar los ojos por fe, para que podamos extender nuestra esperanza no solo a una sola edad, sino al per�odo m�s lejano.

Versículo 19

19. Para tus lugares desolados, confirma con otras palabras lo que ya hemos visto, que el cambio que prometi� est� en manos de Dios, que la Iglesia , que durante mucho tiempo fue un desperdicio y desolaci�n, puede tener r�pidamente muchos habitantes; para que el lugar sea demasiado estrecho para contenerlos a todos. Emplea la met�fora de una ciudad ruinosa, cuyas paredes y casas est�n reconstruidas, a la que los ciudadanos regresan en cantidades tan grandes que su circunferencia debe ampliarse, porque su extensi�n anterior no puede contenerlos a todos. Por lo tanto, se refiere no solo al regreso del pueblo de Babilonia, sino a la restauraci�n que se realiz� por medio de Cristo; es decir, cuando la Iglesia se extendi� por todas partes, no solo en Judea, sino en todo el mundo.

Y tus destructores se ir�n lejos. Agrega que se proporcionar� una guarnici�n, si alg�n enemigo la molestara; s�, que ella estar� segura contra sus ataques y abusos, porque Dios "los llevar� lejos". No es que la Iglesia goce jam�s de una paz perfecta y est� protegida contra todos los ataques de los enemigos; pero aun as� Dios, soportando la debilidad de su pueblo, los defendi� de los hombres malvados, y contuvo o evit� sus ataques, para que al menos el reino de Satan�s no creciera de las ruinas de la Iglesia.

Versículo 20

20. Volver� a decir en tus o�dos. Isa�as contin�a con el mismo tema y, bajo una met�fora diferente, promete la restauraci�n de la Iglesia. La compara con una madre viuda o m�s bien est�ril, para describir su condici�n miserable y angustiosa; porque estaba tan abrumada por tantas angustias que el recuerdo de la naci�n parec�a haber perecido por completo. Mezclada con los babilonios, que la manten�an cautiva, casi hab�a pasado a otro cuerpo. No debemos preguntarnos, por lo tanto, si la compara con una madre est�ril; porque ella no dio a luz m�s hijos. Antes los jud�os hab�an disfrutado de una gran prosperidad; pero el reino se arruin�, y todas sus fuerzas se deterioraron y, en resumen, su nombre casi se extingui� cuando fueron llevados al cautiverio. Por lo tanto, promete que la Iglesia se purificar� de su inmundicia, y que ella, que ahora es solitaria, recuperar� esa condici�n que anteriormente ten�a. Y esto est� incluido en la palabra Una vez m�s, para que no duden de que est� en el poder de Dios restaurar lo que �l dio anteriormente, aunque fue retirado por un tiempo.

Los hijos de tu luto. (9) Por "los hijos del duelo" algunos suponen que se entiende a los ni�os hu�rfanos; pero no puedo estar de acuerdo con esto, porque "duelo" y "esterilidad" se refieren m�s bien a la persona de la Iglesia, y en consecuencia es por el bien de la amplificaci�n que los describe como aquellos que, en contra de lo esperado, hab�an sido entregados a ella que estaba desconsolada y est�ril.

Hazme sitio; es decir, "retirarse para mi beneficio". No es que sea apropiado para los piadosos excluir a sus hermanos o expulsarlos de su lugar; pero el Profeta ha tomado prestado de un lenguaje familiar un modo de expresi�n adecuado para declarar que ning�n inconveniente impedir� que muchos deseen ser admitidos y tener espacio para ellos. Ahora, esto sucedi�, cuando el Se�or reuni� a innumerables personas de todo el mundo; porque de repente, y contrariamente a lo que esperaban los hombres, la Iglesia, que antes estaba vac�a, se llen�; Sus l�mites se ampliaron y se extendieron a lo largo y ancho.

Versículo 21

21. Y dir�s en tu coraz�n. Con estas palabras, declara que la restauraci�n de la Iglesia, de la que habla ahora, ser� maravillosa; y, por lo tanto, la representa asombrada y asombrada por haber sido restaurada de una manera extra�a e inesperada. Y realmente una descripci�n de este tipo no es superflua; porque, a medida que una nueva descendencia crece entre los hombres todos los d�as, a trav�s de la cual se propaga la raza humana, as� nacen los hijos de Dios y de la Iglesia, que, "no de carne y hueso" ( Juan 1:13,) pero por el poder secreto de Dios, se forman nuevamente para ser nuevas criaturas. Por naturaleza no tenemos participaci�n en el reino de Dios; (10) y, por lo tanto, si alg�n hombre contempla este trabajo nuevo y poco com�n, y de qu� manera la Iglesia se incrementa y mantiene, se ver� obligado a preguntarse.

�Qui�n me ha engendrado estos? �l muestra que este asombro no ser� fingido, como expresiones de este tipo que frecuentemente proceden de aduladores, sino que vendr�n del "coraz�n"; porque habr� buenas razones para preguntarse, que el Se�or ha preservado a la Iglesia en medio de tan grandes peligros, y la ha multiplicado por una nueva e inesperada descendencia. �Qui�n hubiera pensado que, en el momento en que los jud�os se mostraban con el mayor desprecio y se ve�an abrumados por todo tipo de reproches y angustias, habr�a alguno de los gentiles que por su propia voluntad desearan asociarse con ellos? Tambi�n era improbable en el m�s alto grado que las disposiciones de los hombres cambiaran tan repentinamente como para adoptar una religi�n que hab�an detestado. Adem�s, la pared divisoria que se hab�a erigido entre ellos imped�a la entrada a todos los extranjeros y personas no circuncidadas.

Porque estaba desconsolado (o est�ril) y solitario. Ahora explica cu�l fue el motivo principal de ese asombro; a saber, que antes no tuvo hijos, y que era completamente indigente. La doctrina, que es la semilla de la vida espiritual, por la cual los hijos de la Iglesia son engendrados, ( 1 Pedro 1:23) hab�a cesado; incluso la adoraci�n ordenada por la Ley hab�a sido interrumpida; y, en resumen, todo lo que generalmente contribuye a mantener el orden del gobierno hab�a sido quitado. Ahora, la Iglesia se llama desconsolada o est�ril, no porque Dios la haya abandonado, sino porque su presencia no siempre es visible. Nosotros mismos vimos una imagen de esa esterilidad, cuando el Se�or, para castigar la ingratitud de los hombres, quit� su doctrina y les permiti� vagar en la oscuridad. Se podr�a decir que la Iglesia est� verdaderamente "afligida" y "est�ril", cuando ninguno de sus hijos fue visto. Por lo tanto, deber�amos concluir cu�n tontos son los papistas, que desean que Cristo gobierne siempre a su Iglesia para que nunca sea "desconsolada" o "est�ril"; Al ver que el Se�or, aunque no abandona a la Iglesia, con mucha frecuencia, debido a la ingratitud de los hombres, retira las se�ales de su presencia.

�Qui�n los ha criado? No es f�cil para aquellos que son llevados al cautiverio, y que a menudo cambian de lugar y habitaci�n, "criar" ni�os; y cuando la ley y la doctrina de la piedad ya no resonaban en el templo, el alimento espiritual hab�a fallado casi por completo. Pero el Se�or, que no necesita ayuda humana, engendra a sus hijos de una manera extraordinaria, y por el asombroso poder de su Esp�ritu, y "los cr�a" donde lo considera apropiado; y en el cumplimiento de esta predicci�n, el Se�or les proporcion� enfermeras contrarias a la expectativa de todos, de modo que no sin raz�n la Iglesia se pregunta c�mo fueron criados. Cuando leemos esta profec�a, se nos recuerda que no debemos estar angustiados m�s all� de toda medida, si en alg�n momento vemos que la Iglesia se asemeja a una mujer "afligida", y que no debemos dudar de que pueda hacerlo de repente, o en un momento, levantarse y restaurarla, aunque no percibimos ning�n medio por el cual pueda ser restaurada.

Versículo 22

22. As� dice el Se�or Jehov�. Isa�as confirma lo que hab�a dicho un poco antes, que el Se�or har�a que su Iglesia, aunque durante mucho tiempo hab�a sido "est�ril" y "afligida", tuviera una descendencia extremadamente numerosa y se viera obligada a preguntarse por ella propia fecundidad; y lo hace, para eliminar toda duda que pueda haber encontrado su camino en sus corazones.

Alzar� mi mano a los gentiles. �l declara que dar� hijos a la Iglesia, no solo de entre los jud�os, como antes, sino tambi�n de entre "los gentiles". Y sin embargo, �l indirectamente afirma que esta generaci�n ser� espiritual a trav�s de la gracia de la adopci�n; porque la met�fora de una pancarta ten�a la intenci�n de llevar a los creyentes a esperar un nuevo tipo de generaci�n, y diferente de la que se ve en el curso ordinario de la naturaleza. Por lo tanto, el Se�or debe establecer una se�al y mostrar su poder secreto a trav�s del Evangelio, (11) que, de las naciones que difer�an tanto entre s� En las costumbres y en el lenguaje, podr�a traer hijos a la Iglesia, que deber�an estar unidos en la misma fe, a medida que los hermanos se encuentran en el seno de su madre.

Quienes piensan que, por los t�rminos figurativos Mano y Estandarte, nada m�s que la predicaci�n del Evangelio, y que dejan de lado el poder del Esp�ritu, se equivocan; porque ambos deben estar unidos, y la eficacia del Esp�ritu no debe separarse de la predicaci�n del Evangelio, como Pablo claramente muestra. ( 2 Corintios 3:6.) A esta "mano" de Dios, por lo tanto, a este "estandarte" debemos mirarnos, cuando vemos que la Iglesia est� oprimida por la tiran�a de los hombres malvados. Aunque se haga todo lo posible para derrocarlo y destruirlo, la "mano" de Dios es m�s alta, y en vano los hombres se le oponen. Al fin someter� y aplastar� su obstinaci�n, para que la Iglesia pueda obtener cierto descanso a pesar de todos sus esfuerzos.

Cuando �l promete que los hijos de la Iglesia ser�n tra�dos en sus brazos y sobre sus hombros, el lenguaje es metaf�rico, y significa que Dios no encontrar� dificultades cuando desee reunir a la Iglesia de su dispersi�n; porque todos los gentiles lo ayudar�n. Aunque esto se refiere, en primera instancia, a los jud�os que hab�an sido desterrados y dispersados, sin embargo, sin duda, deber�a extenderse a todos los elegidos de Dios, que se han convertido en participantes de la misma gracia.

Versículo 23

23. Y los reyes ser�n tus padres lactantes. Despu�s de haber hablado de la obediencia de los gentiles, �l muestra que esto se relaciona no solo con la gente com�n, sino tambi�n con los "reyes". Compara a los "reyes" con los hombres contratados que cr�an a los hijos de otros, y las "reinas" con las "enfermeras", que entregan su trabajo a sueldo. �Porque? Porque los "reyes" y las "reinas" suministrar�n todo lo necesario para alimentar a la descendencia de la Iglesia. Habiendo expulsado a Cristo de sus dominios, en adelante lo reconocer�n como el Rey supremo: y le rendir�n todo honor, obediencia y adoraci�n. Esto ocurri� cuando el Se�or se revel� al mundo entero por el Evangelio; porque los poderosos reyes y pr�ncipes no solo se sometieron al yugo de Cristo, sino que tambi�n contribuyeron con sus riquezas para levantar y mantener la Iglesia de Cristo, para ser sus guardianes y defensores.

Por lo tanto, debe observarse que aqu� se exige algo notable a los pr�ncipes, adem�s de una profesi�n de fe ordinaria; porque el Se�or les ha otorgado autoridad y poder para defender a la Iglesia y promover la gloria de Dios. Este es de hecho el deber de todos; pero los reyes, en la medida en que su poder es mayor, deber�an dedicarse m�s a �l y trabajar en �l con m�s diligencia. Y esta es la raz�n por la cual David se dirige expresamente y los exhorta a "ser sabios y servir al Se�or y besar a su Hijo". (Salmo 2:10.)

Esto muestra cu�n locos est�n los sue�os de quienes afirman que los reyes no pueden ser cristianos sin dejar de lado ese cargo; porque esas cosas se lograron bajo Cristo, cuando los reyes, que se hab�an convertido a Dios por la predicaci�n del Evangelio, obtuvieron este pin�culo m�s alto de rango, que sobrepasa el dominio y el principado de todo tipo, para ser "padres lactantes" y guardianes de la Iglesia. Los papistas no tienen otra idea de que los reyes sean "padres lactantes" de la Iglesia que no han dejado a sus sacerdotes y monjes ingresos muy grandes, posesiones ricas y prebendas, sobre los cuales podr�an engordar, como cerdos en una pocilga. Pero esa "lactancia" apunta a un objeto muy diferente de llenar esas gaviotas insaciables. Aqu� no se dice nada acerca de enriquecer las casas de aquellos que, bajo falsas pretensiones, se hacen pasar por ministros de la Iglesia (que no era m�s que corromper a la Iglesia de Dios y destruirla con un veneno mortal), sino acerca de eliminar supersticiones y poner fin a toda idolatr�a perversa, sobre avanzar en el reino de Cristo y mantener la pureza de la doctrina, sobre purgar esc�ndalos y limpiar la inmundicia que corrompe la piedad y menoscaba el brillo de la majestad divina.

Indudablemente, mientras los reyes prestan una atenci�n cuidadosa a estas cosas, al mismo tiempo proporcionan a los pastores y ministros de la Palabra todo lo necesario para la alimentaci�n y el mantenimiento, proveen a los pobres y protegen a la Iglesia contra la desgracia del pauperismo; erigir escuelas y designar salarios para los maestros y la junta para los estudiantes; construir casas pobres y hospitales, y hacer cualquier otro arreglo que pertenezca a la protecci�n y defensa de la Iglesia. Pero esos gastos innecesarios y extravagantes para los aniversarios y las misas, para los vasos de oro y las t�nicas costosas, que aumentan el orgullo y la insolencia de los papistas, solo sirven para defender la pompa y la ambici�n, y corrompen la "enfermer�a" pura y simple de la Iglesia, e incluso ahogar y extinguir la semilla de Dios, por la cual solo vive la Iglesia. Cuando vemos que las cosas ahora son muy diferentes, y que los "reyes" no son los "padres lactantes", sino los verdugos de la Iglesia; cuando, como consecuencia de quitar la doctrina de la piedad y desterrar a sus verdaderos ministros, engorda barrigas ociosas, remolinos insaciables y mensajeros de Satan�s, (porque tales son las personas a quienes los pr�ncipes distribuyen alegremente su riqueza, es decir, el humedad y sangre que han absorbido de la gente;) cuando incluso los pr�ncipes piadosos tienen menos fuerza y ??firmeza para defender la Palabra y defender la Iglesia; reconozcamos que esta es la recompensa debido a nuestros pecados, y confesemos que no merecemos tener buenos "padres lactantes". Pero, sin embargo, despu�s de esta condici�n terriblemente ruinosa, deber�amos esperar una restauraci�n de la Iglesia, y una conversi�n de reyes tal que se muestren como "padres lactantes" y protectores de los creyentes, y valientemente defiendan la doctrina de la palabra.

Y lamer� el polvo de tus pies. Este pasaje tambi�n es torturado por los papistas para defender la tiran�a de su �dolo, como si los reyes y los pr�ncipes no tuvieran otra forma de demostrar ser sinceros y leg�timos adoradores de Dios que adorar a ese pr�ncipe enmascarado de la Iglesia en lugar de Dios. . Por eso consideran que la obediencia a la piedad consiste en besar los pies del Papa con profunda reverencia. Lo que deber�an pensar de tal adoraci�n b�rbara e id�latra, d�jenlos aprender, primero, de Peter, cuyo asiento se jactan de ocupar, que no permitir�an que el centuri�n le otorgara tal honor. ( Hechos 10:6.) A continuaci�n, que aprendan de Pablo, quien rasg� sus vestiduras y rechaz� tal adoraci�n con el mayor aborrecimiento. ( Hechos 14:14.) �Qu� podr�a ser m�s absurdo que imaginar que el Hijo de Dios nombr�, en lugar de un ministro del Evangelio, un objeto de aborrecimiento, alg�n rey deslumbrante en el lujo y el esplendor persa? Pero recordemos que la Iglesia, mientras sea una peregrina en este mundo, est� sujeta a la cruz, para que sea humilde y se conforme a su Cabeza; que si sus enemigos cesan su hostilidad, su mayor adorno y brillo es la modestia. Por lo tanto, se deduce que ella ha dejado a un lado su propia vestimenta, cuando est� vestida de orgullo irreligioso.

Aqu� el Profeta no significa nada m�s que la adoraci�n por la cual los pr�ncipes se inclinan ante Dios, y la obediencia que le rinden a su Palabra en la Iglesia. Lo que ya hemos dicho debe observarse cuidadosamente, que, cuando hablamos de rendir honor a la Iglesia, ella nunca debe separarse de la Cabeza; porque este honor y adoraci�n le pertenece a Cristo y, cuando se le otorga a la Iglesia, todav�a le sigue siendo indivisa. Por la obediencia de los reyes de la piedad no profesan sumisi�n, para soportar el yugo de los hombres, sino para ceder a la doctrina de Cristo. Quien, por lo tanto, rechaza el ministerio de la Iglesia y se niega a llevar el yugo que Dios desea poner con su propia mano sobre todo su pueblo, no puede tener ninguna comuni�n con Cristo ni ser un hijo de Dios.

Porque no se avergonzar�n. Considero que ??? (asher) es una conjunci�n que significa For; (12) y la cl�usula a la que pertenece est� estrechamente relacionada con lo anterior, y algunos comentaristas se han separado de ella de manera inapropiada. Con este argumento prueba que es muy apropiado que los pr�ncipes se sometan alegremente al gobierno de Dios, y no duden en humillarse ante la Iglesia; porque Dios no sufrir� a quienes esperan en �l "avergonzarse". Como si hubiera dicho: "Esta es una sumisi�n agradable y encantadora".

Yo soy Jehov� �l conecta su propia verdad con nuestra salvaci�n; como si hubiera dicho, que no desea que los hombres lo reconozcan como verdadero o como Dios, a menos que realmente cumpla lo que ha prometido. Y de ah� obtenemos una ventaja inestimable; porque, como es imposible que Dios no siga siendo el mismo, la estabilidad de nuestra salvaci�n, que el Profeta infiere de la propia estabilidad de Dios, debe permanecer inquebrantable.

Versículo 24

24. �Se tomar� la presa del poderoso? Habiendo resuelto, en el verso anterior, una objeci�n que podr�a ocurrir a la mente de los creyentes, ahora confirma esa soluci�n a�n m�s; porque podr�a haberse pensado incre�ble que los jud�os fueran rescatados de las manos de un enemigo tan poderoso, por quien hab�an sido tomados en una batalla justa y reducidos a la esclavitud, por lo tanto, agrega esta pregunta tal como la pronunciaron todos los comunes. personas, entre quienes probablemente vol� universalmente de boca en boca; e inmediatamente responde, como lo veremos.

�Se librar� el cautiverio de los justos (o el cautiverio de los justos)? Y debemos, primero, observar esta met�fora, que la Iglesia se llama "la presa de los poderosos" y "la cautividad de los justos", es decir, la cautividad legal. Se dice que es el poseedor "justo" que es el poseedor leg�timo; as� como la presa, cuando la guerra ha sido justa, pasa a manos de un justo poseedor. (13) Tal era la condici�n de los pueblos antiguos, despu�s de haber sido llevados al cautiverio; porque, junto con su pa�s natal, hab�an perdido su libertad y estaban completamente en el poder y a disposici�n del conquistador. Y, sin embargo, debemos observar cuidadosamente esta met�fora, que la Iglesia est� oprimida por la tiran�a de los pr�ncipes y expuesta a las fauces de los lobos, y sin embargo se supone que es su presa "justa". Esto es, de hecho, vergonzosamente malvado; pero as� fueron tratados nuestros padres, y no somos m�s virtuosos ni m�s excelentes que nuestros padres.

Versículo 25

25. La presa del tirano ser� entregada. Sin embargo, pueden jactarse de tener derecho a gobernar, y gloriarse con un t�tulo vac�o, el Se�or declara que son los ladrones m�s malvados, cuando amenaza con ser un vengador y les arrebatar� su presa. Dios no anula solo el dominio; y de ah� se deduce que el dominio que usurparon sobre el pueblo de Dios es un mero robo y una tiran�a perversa. Ni sus armas, ni sus fuerzas, ni sus preparaciones b�licas, impedir�n que el Se�or les quite de sus manos una posesi�n injusta.

Esta promesa tampoco se relaciona solo con enemigos externos y tiranos, sino tambi�n con la tiran�a de Satan�s, de la cual somos rescatados por el maravilloso poder de Dios. Es cierto que posee un vasto poder, pero Dios es mucho m�s poderoso, le quita los brazos y derriba sus fortalezas, para que pueda ponernos en libertad. ( Mateo 12:29; Lucas 11:22.) Si, por lo tanto, hemos tenido experiencia del poder de Dios a este respecto, esa es la raz�n m�s fuerte para confiar en que �l ser� sin duda nuestro libertador, cada vez que nuestros enemigos nos pongan bajo sus pies y nos opriman con cruel esclavitud.

Luchar� con el que contenga contigo. Cuando �l amenaza con "competir" en nuestra cuenta, primero, nos recuerda que consideremos su poder, para que no podamos considerar el asunto por razones humanas o por el poder de los hombres. Por lo tanto, no deber�amos mirar lo que podemos hacer o los recursos que poseemos, pero es nuestro deber comprometer todo el asunto a disposici�n de Dios solo, quien est� complacido de protegernos y defendernos. En segundo lugar, afirma que ser� un poderoso defensor para responder a las calumnias de los enemigos. Dijimos, un poco antes, que los hombres malvados no solo son apresurados por la violencia y la crueldad contra la Iglesia, sino que la cargan con acusaciones falsas y calumniosas, como si tuvieran el derecho de tratarla con crueldad; y, por lo tanto, este consuelo es muy necesario, que Dios sea el defensor de nuestra inocencia, para dispersar por su defensa todas las pretensiones ociosas que fortalecen la audacia y la ferocidad de los hombres malvados. En consecuencia, vuelve a repetir:

Yo salvar� a tus hijos. Obtenemos un gran consuelo al saber que estamos unidos con �l por un v�nculo tan estrecho que se opone a todos los que luchan con nosotros, "bendice a los que nos bendicen y, por otro lado, maldice a los que nos maldicen, "Y, en resumen, declara que �l es el enemigo de nuestros enemigos. ( G�nesis 12:3.) Por lo tanto, tambi�n debe observarse que, cuando somos restaurados a la libertad y la vida, cuando no somos oprimidos por los enemigos y, en resumen, cuando somos salvos, es no es una obra del hombre; que nadie puede atribuir a su propia industria lo que Dios nos ordena que esperemos como una bendici�n extraordinaria de s� mismo.

Versículo 26

26. Y alimentar� a tus opresores con su propia carne. Primero, declara cu�l es la naturaleza de ese fin que aguarda a los enemigos de la Iglesia, y amenaza con que no solo se inflamen con odio mutuo, sino que tambi�n se matar�n mutuamente mediante una matanza mutua. Y, de hecho, es Dios quien los impulsa de cabeza y los hace enojar, para que tomen en contra de ellos mismos la fuerza que antes ejerc�an contra la Iglesia, luchan entre ellos, como lo hicieron los madianitas, y traen destrucci�n sobre s� mismos. ( Judas 7:22 .) El significado equivale a esto, que no habr� necesidad de ayuda externa o de ninguna preparativos, cuando Dios determine derrocar y destruir a los reprobados; porque, habiendo sido golpeados por �l con v�rtigo, se agotar�n en un conflicto mutuo por la ira insaciable con la que se atacar�n mutuamente.

Y toda carne sabr�. Repite esa declaraci�n que hemos visto anteriormente, a saber, que todos lo reconocer�n como el Dios de Israel y el Dios verdadero y �nico, cuando habr� librado a su pueblo de la destrucci�n; porque pretend�a que fuera una demostraci�n de su Divinidad, que se manifestaba abiertamente como el Redentor y Salvador de su pueblo.

El poderoso de Jacob. Algunos leen la palabra Jacob en el caso vocativo: "Oh poderoso Jacob"; pero lo le� en el caso genitivo, "de Jacob". El Se�or testifica que �l es el Salvador, Redentor y Poderoso de Israel, para que puedan confiar con todo su coraz�n en su defensa y protecci�n.

Información bibliográfica
Calvino, Juan. "Comentario sobre Isaiah 49". "Comentario de Calvino sobre la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cal/isaiah-49.html. 1840-57.