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Bible Commentaries
Jeremías 36

Comentario de Calvino sobre la BibliaComentario de Calvino

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Versículo 1

El Profeta relata en este cap�tulo una historia digna de ser recordada y muy �til para nosotros; porque �l dice que escribi� por orden de Dios lo que hab�a ense�ado anteriormente en el Templo, y tambi�n que envi� ese resumen de Baruch para ser recitado en el Templo, que el informe de esta propagaci�n, y que los consejeros del rey los llamaron Baruch, y que cuando escucharon lo que estaba escrito en el volumen, le avisaron al rey, sin embargo, primero advirtieron a Baruch que se ocultara, junto con Jerem�as, para que el rey no se exasperara contra ellos. Y as� sucedi�, para el rey, que al instante se llen� de indignaci�n, orden� que se tomaran a Jerem�as y a Baruch para que los mataran; pero estaban escondidos y protegidos a trav�s del favor de Dios. M�s adelante veremos lo que el rey por su obstinaci�n hab�a efectuado, incluso para hacer que el Profeta hable m�s audazmente contra �l.

Versículo 2

El Profeta luego dice al principio, que vino la palabra de Jehov�, por la cual se le orden� escribir en un volumen de un libro lo que hab�a hablado anteriormente. Por el volumen de un libro se refiere al volumen en el que deb�a escribir; para ??? sepher, no significa aqu� un libro escrito, porque el volumen fue sin ninguna escritura. Entonces el Profeta debe haber dictado a su sirviente Baruch. Y este modo de hablar tambi�n ocurre en otros lugares, como en Salmo 40:7. Pero los hebreos, seg�n una antigua costumbre, llamaban un volumen ????, megele; porque no ten�an libros en forma compacta, como tenemos en la actualidad, pero ten�an vol�menes o rollos; y la misma palabra, volumen, tambi�n se usa en lat�n. Porque como los hebreos llamaban lo que est� plegado ????, megele, que proviene de ???, gelal, para plegar o enrollar; as� que los latinos tambi�n lo han derivado de un verbo (volvo) que significa rodar, y lo llamamos rolle; y en la Galia usaban la misma forma de escritura; porque todos los documentos antiguos y tambi�n los procedimientos judiciales sol�an escribirse en rollos, y en los antiguos archiveros no se encuentra nada m�s que lo que est� escrito. Entonces Dios le orden� a su Profeta que diera una vuelta, y luego le orden� que escribiera todas las palabras que hab�a escuchado de la boca de Dios, y que hab�a pronunciado contra Israel, y contra Jud�, y contra todas las dem�s naciones.

Vemos aqu�, en primer lugar, cu�l es el beneficio de tener la Escritura, incluso que lo que de otra manera se desvanecer�a o escapar�a de la memoria del hombre, puede permanecer y transmitirse de uno a otro, y tambi�n que puede leerse ; porque lo que est� escrito se puede pesar mejor durante el tiempo libre. Cuando uno solo habla, cada uno toma algo de acuerdo con su capacidad y su atenci�n; pero a medida que las palabras de la boca del hombre se deslizan, la utilidad de la Escritura parece m�s evidente; porque cuando se repite lo que no se entiende de inmediato, trae m�s luz, y luego lo que uno lee hoy puede leer ma�ana, y el a�o pr�ximo, y muchos a�os despu�s. Cuando Dios vio que hab�a estado, por as� decirlo, golpeando el aire cuando hab�a hablado por su Profeta, su prop�sito era que se escribieran las cosas que Jerem�as hab�a hablado en vano. De esta manera, sin duda, pretend�a condenar tanto al rey como a sus consejeros, y tambi�n a todo el pueblo, no solo por su ociosidad, sino tambi�n por su insensibilidad, incluso porque toda su ense�anza hab�a sido infructuosa, aunque Jerem�as hab�a trabajado mucho entre ellos, y hab�a sido asiduo y fiel en el desempe�o de su cargo como maestro.

Ahora percibimos el dise�o de Dios al decir: toma un volumen y escribe en �l; y �l dice, todas las palabras que te he dicho Esto fue dicho para que los jud�os pudieran entender que Jerem�as no present� sus propias ficciones, sino que entreg� fielmente lo que hab�a escuchado de la boca de Dios. Agrega, contra Israel y en contra de Jud�. Porque Jerem�as al principio hab�a profetizado contra las diez tribus; pero despu�s de que el reino de Israel fue cortado, desempe�� su cargo solo con el pueblo restante, de modo que su doctrina se refer�a especialmente a los jud�os. Se agrega, contra todas las naciones; y esto lo veremos ahora; y, por lo tanto, parece que sus profec�as no fueron escritas de acuerdo con el orden del tiempo, como les record� antes, sino que el volumen fue escrito sin tener en cuenta el orden. A�n estaba tan preservado que este libro contiene un resumen de toda la doctrina ense�ada por Jerem�as durante todo el curso de su ministerio. �l dice, desde el d�a en que comenz� a hablar, incluso desde los d�as de Jos�as, dice, hasta el d�a de hoy. Y el Profeta hab�a estado desempe�ando su deber como maestro, no por diez, ni veinte, ni treinta, sino por cuarenta a�os. Sigue, -

Versículo 3

Aqu� Dios explica el objeto que ten�a a la vista, incluso para hacer otra prueba si los jud�os eran curables, para que las ense�anzas del Profeta pudieran conducir a su salvaci�n. Pero �l usa la part�cula ???? auli, "puede ser", lo que implica una duda; porque lo hab�an hecho con tanta frecuencia, y durante tanto tiempo, y de maneras tan diversas, que se mostraban tan obstinados que casi no se pod�a esperar su arrepentimiento. Dios, sin embargo, muestra que no estaba cansado, siempre que permaneciera en ellos la part�cula m�s peque�a de la religi�n. Puede ser entonces, dice, que la casa de Jud� oir� todo el mal, etc.

Hemos visto c�mo trabajaba el Profeta, no solo para aterrorizar a su propia naci�n con amenazas, sino tambi�n dulcemente para atraerlos al servicio de Dios; pero Dios habla aqu� de ellos como de hombres perversos, que eran casi intratables, de acuerdo con lo que se dice en Salmo 18:26, que Dios ser�a severo con el perverso; porque Dios trata con los hombres seg�n su disposici�n. Como los jud�os no eran dignos de que Dios, de acuerdo con su gentileza, les ense�ara como ni�os, esto solo les quedaba, arrepentirse bajo la influencia del miedo. Puede ser, dice, que soportar�n todo el mal, etc. Ahora vemos por qu� Dios toca solo las amenazas, ya que esto solo qued� para los hombres tan obstinados.

�l dice: El mal que pienso hacer, etc. Dios aqu� se transfiere a s� mismo lo que pertenece a los hombres; porque no piensa ni delibera consigo mismo; pero como no podemos comprender su consejo incomprensible, a veces asume la persona del hombre; y esto es lo que es com�n en las Escrituras. Pero �l dice que piensa en lo que pronuncia en su palabra; mientras Dios exhorta a los hombres a arrepentirse, �l sostiene, por as� decirlo, su mano suspendida, y le da la oportunidad de arrepentirse. Luego dice que est�, por as� decirlo, en medio de sus deliberaciones: como cuando uno quiere saber si un delincuente se someter�, entonces Dios se transforma, de alguna manera, en lo que el hombre es, cuando dice: Yo pensar; es decir, h�gales saber que la venganza no se denuncia en vano en mi palabra; porque har� lo que amenace ahora, excepto que se arrepientan.

�l dice: para que puedan apartar a todos de su mal camino. Esto es para escuchar, mencionado anteriormente, incluso cuando los hombres se conmueven seriamente, para estar disgustados con sus vicios y desear desde el coraz�n entregarse a Dios. Se une a una promesa, porque sin la esperanza del perd�n no puede ser, que los hombres se arrepientan, como se ha dicho a menudo; pero debe repetirse, porque pocos entienden que la fe no puede separarse del arrepentimiento; y un pecador nunca puede ser inducido a regresar verdaderamente a Dios, a menos que tenga una esperanza de perd�n, porque esta es la verdad principal, de acuerdo con lo que se dice en Salmo 130:4,

"Contigo est� la misericordia, para que puedas ser temido".

Luego, de acuerdo con lo que com�nmente se hace, el Profeta dice que si los jud�os se volvieran a Dios, ser�a propicio para ellos, como si hubiera dicho, que los hombres no se decepcionar�an, si se arrepienten, porque Dios se encontrar�a f�cilmente. y reconciliarse con ellos: solo por esto, como he dicho, es lo que puede alentarnos a arrepentirnos, es decir, cuando estamos convencidos de que Dios est� dispuesto a perdonarnos. Menciona la iniquidad y el pecado. El Profeta, sin duda, se refiri� a estas dos palabras, para mostrar que no debemos desesperarnos, aunque los pecados se amontonen sobre los pecados. Sigue -

Versículo 4

Aqu� el Profeta declara que le dict� a Baruch, un siervo de Dios, todo lo que hab�a ense�ado previamente. Pero no hay duda de que Dios sugiri� al Profeta en ese momento lo que podr�a haberse borrado de su memoria; por todas las cosas que hemos dicho hace alg�n tiempo, no siempre se nos ocurren. Por lo tanto, la mayor parte de tantas palabras deben haber escapado del Profeta, si Dios no las hubiera dictado nuevamente. Jerem�as se interpuso, por as� decirlo, entre Dios y Baruc; porque Dios, por su Esp�ritu, presidi� y gui� la mente y la lengua del Profeta. Ahora el Profeta, siendo el Esp�ritu su gu�a y maestro, recit� lo que Dios hab�a mandado; y Baruch escribi�, y luego proclam� el resumen completo de lo que el Profeta hab�a ense�ado.

Por lo tanto, dice que lo llam� a Baruch, hijo de Neria, quien escribi� de su boca, y escribi� todas las palabras de Jehov� Jerem�as repite nuevamente que nada sali� de s� mismo. Por lo tanto, vemos que no dictaba, de acuerdo con su propia voluntad, lo que le ven�a a la mente, sino que Dios sugiri� lo que deseaba que fuera escrito por Baruch. Se agrega que le orden� a Baruch que recitara en el Templo lo que hab�a escrito, porque �l mismo fue detenido. Algunos piensan que fue encerrado en prisi�n; y us� la misma palabra antes, cuando nos dijo que fue encarcelado por Sedequ�as. Pero como la historia sagrada no dice que sufri� tal cosa bajo Joacim, me inclino a pensar que Dios lo impidi�; Sin embargo, no lo atribuyo a un or�culo divino; porque podr�a haber sucedido ya sea por orden de Dios o por algunos impedimentos humanos. (101) Si creemos que el Profeta estuvo en prisi�n y que pudo haber salido, se abstuvo; porque cuanto m�s libertad se le daba, m�s obligado se sent�a a s� mismo a continuar en prisi�n, para no violar la autoridad p�blica. Pero la otra suposici�n es m�s probable, que fue detenido por la mano de Dios. Sin embargo, esto puede haber sido, dice que no pod�a salir; y mencion� esto, para que no parezca que solo fue cuidadoso con �l mismo, y que por temor al peligro, le devolvi� este deber a Baruch. Luego muestra que no evit� su oficina, porque lo expuso al odio, pero que no estaba en libertad de salir.

Versículo 6

Ve, entonces, dice, y lee en el volumen El Profeta, en este caso, estaba listo para incurrir en cualquier odio que pudiera ser, ya que no le orden� a Baruch que contara de memoria lo que hab�a escuchado de �l, sino que le orden� tomar el volumen y leer, como veremos m�s adelante, lo que hab�a escrito. Entonces, el Profeta no evit� el peligro en este caso y puso a Baruch en su propio lugar, pero expresamente le dijo que leyera el volumen: Lo que has escrito, dice, de mi boca, y lo que Jehov� ha dicho. , estas cosas le le�ste a la gente en el Templo, en un d�a de ayuno. Este d�a fue elegido, primero, porque luego hab�a una mayor concurrencia de personas, de acuerdo con lo que sigue, porque �l deb�a leer estas cosas en los o�dos no solo de los ciudadanos, pero tambi�n de todo el pueblo; y en los d�as de ayuno, como es bien sabido, no sol�an venir en gran n�mero a la ciudad con el fin de sacrificarse. Fue entonces el prop�sito de Dios que estas amenazas fueran proclamadas, no solo a los habitantes de Jerusal�n, sino tambi�n a todos los dem�s jud�os, que el informe de ellos pudiera extenderse a cada parte de la tierra. En segundo lugar, ese d�a era mucho m�s adecuado para el mensaje transmitido; porque �por qu� se orden� r�pidamente, excepto humildemente para suplicar la misericordia de Dios y desaprobar su ira? Como entonces este era el dise�o de un ayuno, los jud�os deber�an haber estado entonces, por as� decirlo, en un estado mental sumiso, preparados con calma para recibir estas amenazas y beneficiarse de ellas.

Entonces vemos que hab�a dos razones por las cuales el Profeta, por orden de Dios, arregl� este d�a, primero, porque hab�a un mayor n�mero de personas, y, segundo, porque un ayuno deber�a haberlos hecho ense�ables, de modo que podr�an someterse m�s f�cilmente a Dios, reconocer sus pecados y, al estar aterrorizados, tambi�n podr�an huir a la misericordia de Dios y, por lo tanto, detestarse a causa de sus pecados. El resto ma�ana.

Versículo 7

Jerem�as, despu�s de haber dictado al escriba Baruch lo que antes hab�a predicado a la gente, repite cu�l era el objeto, lo cual hemos observado previamente; porque era la voluntad de Dios hacer el juicio, si la gente podr�a de alguna manera ser restaurada a una mente sana. Esto, de hecho, hab�a sido en vano intentado durante mucho tiempo; pero Dios todav�a estaba dispuesto a proceder al m�ximo en su misericordia. Por lo tanto, Jerem�as ahora declara el prop�sito por el cual deseaba que el libro fuera le�do a la gente. Tampoco hay ninguna duda, sino que Baruch hab�a sido amonestado de esta manera, para que �l pudiera exhortar a la gente al arrepentimiento como si fuera de la boca de Jerem�as.

Ahora, hay dos cosas mencionadas como necesarias para obtener el perd�n: la oraci�n y la conversi�n o conversi�n. Porque si alguien solo en palabras trata de reconciliarse con Dios, no tendr� �xito. El giro o la conversi�n no pueden separarse de la oraci�n. Pero si se arrepintiera mil veces, seguir�a expuesto al juicio de Dios; porque la reconciliaci�n, por la cual somos absueltos, no depende del arrepentimiento, sino del favor gratuito de Dios; porque Dios no nos recibe en favor porque ve que somos cambiados a una mejor mente, como si la conversi�n fuera la causa del perd�n; pero nos abraza seg�n su misericordia gratuita. Esta es, entonces, la raz�n por la cual Jerem�as une estas dos cosas: oraci�n, conversi�n y arrepentimiento; porque como he dicho, los hip�critas confiesan en palabras sus pecados y buscan perd�n, pero es con un coraz�n fingido o doble. Por lo tanto, para que la oraci�n sea genuina, debe agregarse el arrepentimiento, mediante el cual los hombres muestran que se odian a s� mismos. Y luego, por otro lado, no es suficiente para nosotros volvernos o arrepentirnos, excepto que el pecador huye a la misericordia de Dios, porque el perd�n fluye de esa fuente; porque Dios, como se ha dicho, no nos perdona ning�n m�rito en nosotros, sino porque le parece bueno enterrar nuestros pecados. La suma del todo es que Dios quiere que las profec�as de Jerem�as se reciten ante todo el pueblo, ya que conducen a su seguridad y salvaci�n. Se describe la manera, que la gente humildemente deb�a rezar y tambi�n realmente arrepentirse.

En cuanto a la expresi�n, puede ser, una oraci�n caer�, (102) hemos explicado su significado en otra parte. La Escritura habla de la oraci�n, que sube y baja. Ambas expresiones son adecuadas, aunque deben entenderse de manera diferente; porque la oraci�n no se puede ofrecer correctamente, excepto que el hombre asciende y cae. Estas dos cosas parecen contrarias, pero est�n bien de acuerdo; no, no se pueden separar. Porque en la oraci�n son necesarias dos cosas: fe y humildad: por fe nos elevamos a Dios, y por humildad nos postramos en el suelo. Esta es la raz�n por la cual las Escrituras a menudo dicen que la oraci�n asciende, porque no podemos orar como deber�amos a menos que levantemos nuestras mentes; y la fe, sostenida por promesas, nos eleva por encima de todo el mundo. Entonces, la oraci�n se eleva hacia arriba por la fe; pero por humildad cae sobre la tierra; porque el miedo deber�a estar conectado con la fe. Y como la fe en nuestros corazones produce presteza por la confianza, tambi�n la conciencia nos echa y nos postra. Ahora entendemos el significado de la expresi�n.

�l agrega: Porque grande es la ira y la indignaci�n que Jehov� ha pronunciado, o ha hablado, contra este pueblo. Por ira e indignaci�n debemos entender la venganza de Dios, siendo la causa el efecto. Pero el Profeta insin�a que, excepto que los hombres est�n totalmente cegados, y como se les alej�, deber�an sentirse muy conmovidos cuando Dios les presenta un juicio terrible. Cuando Dios castiga alguna falta leve, y cuando no nos amenaza tan gravemente, debemos sentirnos alarmados; pero cuando Dios muestra que su ira est� tan encendida que la ruina final deber�a temer, debemos ser realmente est�pidos, si tal amenaza no nos aterroriza. Entonces el Profeta dice que no hab�a esperanza de relajaci�n, porque Dios no hab�a pronunciado luz ni juicio com�n sobre la gente; pero �l muestra que estaba preparado para destruir a toda la naci�n, ya que los jud�os merec�an un castigo extremo.

Versículo 8

Aqu� se elogia la prontitud de Baruch, ya que no desobedeci� al Profeta de Dios, sino que voluntariamente asumi� el cargo que le fue encomendado. Su oficina, como hemos dicho, no estuvo exenta de peligro. Como entonces su mensaje no era de ninguna manera popular, sino que, por el contrario, era muy desagradable, de ah� se ve la dedicaci�n de Baruch. No se neg�, porque sab�a que esta carga se le impon�a por alg�n motivo. Jerem�as luego dice que hizo lo que se le hab�a ordenado, y ley� en el Templo las palabras de Jehov� (103) �l los llama un poco m�s lejos en las palabras de Jerem�as, pero se quiere decir lo mismo; porque, como Dios es, por as� decirlo, representado por sus ministros, entonces a menudo les transfiere lo que le pertenece peculiarmente. ( Romanos 2:16; 2 Timoteo 2:8) Eso se llama la doctrina de Jerem�as, que todav�a, propiamente hablando, no tiene otro autor que Dios. Entonces Pablo llam� a ese Evangelio, del cual �l era el predicador y testigo, su Evangelio; y, sin embargo, �l mismo no hab�a ideado el Evangelio, sino que lo hab�a recibido de Cristo y lo hab�a entregado fielmente de su mano.

Debemos, por lo tanto, notar este modo de hablar, que ocurre en todas partes en las Escrituras, lo mismo se le atribuye a Dios y a sus siervos. As� encontramos lo que puede parecer extra�o: se dice que los Ap�stoles perdonan los pecados, se dice que traen salvaci�n; pero la raz�n es que fueron ministros de la gracia de Dios y exhortaron a los hombres en el nombre de Cristo a reconciliarse con Dios. Luego absolvieron, porque eran los testificadores de la absoluci�n. As� tambi�n las palabras que Dios dict� a su siervo se llamaron las palabras de Jerem�as; sin embargo, propiamente hablando, no eran palabras del hombre, porque no proced�an de un hombre mortal, sino del �nico Dios verdadero. Sigue -

8. Y Baruc, el hijo de Neriah, hizo seg�n todo lo que Jerem�as el profeta le orden�, para leer en el libro las palabras de Jehov� en el casa de Jehov�

Lo que Jerem�as le hab�a ordenado a Baruch era que tomara un rollo y escribiera las palabras de su boca: este Baruch lo hizo, y para este prop�sito, para poder leer las palabras (como lo dice el Targum) en la casa del Se�or. - Ed.

Versículo 9

Aqu� se agrega una explicaci�n m�s completa; porque el Profeta no relata nada nuevo, pero de acuerdo con lo que es com�n en hebreo, expresa en general lo que antes hab�a dicho brevemente: porque hab�a dicho que Baruch le�a en el Templo las palabras de Dios como se le hab�a ordenado; pero ahora relata cu�ndo y c�mo se hizo esto, incluso en el quinto a�o de Joacim, y cuando se proclam� un ayuno en el noveno mes (104) Ahora luego vea el dise�o de esta repetici�n, incluso para se�alar m�s claramente el tiempo. Luego dice que el libro fue le�do y recitado cuando se proclam� un ayuno en el quinto a�o de Joacim. Los jud�os, sin duda, sab�an que se avecinaba una grave calamidad, porque esta proclamaci�n era extraordinaria. Y sabemos que cuando se apreci� alguna calamidad, por lo general recurrieron a este remedio, no porque el ayuno en s� mismo fuera agradable a Dios, sino porque era un s�mbolo de humillaci�n, y tambi�n prepar� a los hombres para la oraci�n. Esta costumbre no se introdujo sin raz�n, pero Dios la dise�� para habituar a su pueblo al arrepentimiento. Por lo tanto, cuando Dios manifest� algunas muestras de su disgusto, los jud�os pensaron que era necesario, no solo buscar el perd�n, sino tambi�n agregar ayuno a sus oraciones, de acuerdo con lo que encontramos en el segundo cap�tulo de Joel, as� como en otros lugares. Era entonces una solemne confesi�n de pecado y culpa; porque al ayunar se reconocieron expuestos al juicio de Dios, y tambi�n por la tela de saco y las cenizas; porque sol�an arrojar a un lado sus finas prendas de vestir y vestirse de cilicio, y tambi�n esparcir cenizas sobre sus cabezas, o tumbarse en el suelo: y estas eran la inmundicia del culpable: y en este estado de degradaci�n buscaron el perd�n de Dios, reconociendo as� en primer lugar su propia inmundicia por estos s�mbolos externos, y en segundo lugar, confesando ante Dios y los �ngeles que eran dignos de muerte, y que no les quedaba esperanza excepto Dios los perdon�.

Como, entonces, Jerem�as escribe aqu� que hubo un ayuno proclamado, no hay la menor duda, sino que luego aparecieron algunas muestras de la venganza de Dios. Y aunque Joacim hab�a provocado al rey Nabucodonosor al negarse a rendir homenaje, siempre prevaleci� la idea entre los jud�os de que nada suced�a excepto por la justa venganza de Dios. Como, entonces, sab�an que ten�an que ver con Dios, pensaron que les correspond�a pacificarlo.

Luego agrega que un ayuno antes de que se proclamara a Jehov�; no es que fuera meritorio, o que se hiciera una expiaci�n, como imaginan los papistas, que piensan que pueden redimir sus pecados con ayunos, y por eso los llaman satisfacciones; pero el Profeta dice que el ayuno fue proclamado ante Jehov�, como una adici�n a la oraci�n. Como, entonces, era una reuni�n solemne para la oraci�n, el ayuno era, por as� decirlo, una parte a�adida para que, por este s�mbolo externo, pudieran humillarse m�s plenamente ante Dios, y al mismo tiempo testificar su arrepentimiento. Y dice que fue proclamado a todas las personas que estaban en Jerusal�n, y a los otros jud�os que vinieron de otras ciudades al Templo a rezar. Y, por lo tanto, concluimos que el ayuno en s� mismo no es de ning�n momento, sino que era una evidencia de arrepentimiento y, por lo tanto, se agrega a la oraci�n. Y Cristo, habiendo mencionado la oraci�n, agreg� el ayuno, ( Mateo 17:21) no que el ayuno no deba separarse de las oraciones diarias; porque siempre debemos rezar; pero no debemos ayunar ma�ana y tarde; no, rezamos cuando nuestra mesa est� preparada para nosotros y la carne est� preparada ante nosotros; y luego cuando cenamos y cenamos, le rezamos a Dios. Pero esto debe entenderse de oraciones m�s serias, cuando, como hemos dicho, Dios nos convoca, por as� decirlo, ante su tribunal, y muestra muestras manifiestas de su disgusto. Y por esta raz�n tambi�n, Paul, en 1 Corintios 7:5, cuando ordena a los esposos que vivan con sus esposas, agrega esto:

"Excepto que puede ser por un tiempo"

- �Con qu� prop�sito? incluso para que se entreguen por completo a la oraci�n y al ayuno. Por lo tanto, vemos que el ayuno no era una cosa ordinaria, sino cuando lo requer�a alguna necesidad urgente.

Entonces, esto tambi�n debe notarse, que el ayuno fue proclamado a los otros jud�os que hab�an venido a Jerusal�n; porque �por qu� era necesario que vinieran a Jerusal�n, excepto humildemente para suplicar el favor de Dios?

- Proclamar un ayuno antes de que Jehov� hiciera a toda la gente en Jerusal�n, y a toda la gente que vino de las ciudades a Jerusal�n.

Fue un ayuno el que proclam� el pueblo, y no el rey, que era muy imp�o. Su conducta en esta ocasi�n demostr� su gran impiedad. - Ed.

Versículo 10

�l dice que el rollo fue le�do en el Templo, en la c�mara de Gemar�as, el hijo de Saf�n, el escriba. Las c�maras, como hemos dicho antes, fueron anexadas a la corte de los sacerdotes; porque los levitas eran los guardianes del templo; y cada sacerdote tambi�n, mientras realizaba su deber, permaneci� en el Templo. En cuanto a Shaphan, se le llama escriba, no el canciller del rey, que luego se llama por el mismo nombre; porque lo considero un actuario. Porque llamaron a los escribas ?????, sepharim; pero a veces con este nombre se entiende los int�rpretes de la Ley, y a veces los actuarios, cuyo oficio era recopilar las profec�as, o quienes se dedicaban a recopilar actos p�blicos. Entonces Gemar�as, el hijo de Saf�n, el escriba, tuvo su c�mara en el Templo; y �l dice, en la corte superior Por lo tanto, concluimos, seg�n lo que ya he dicho, que estas c�maras eran partes de la corte. Y agrega: En la entrada de la nueva puerta del Templo. Algunos piensan que esta era la puerta oriental, y que la mayor concurrencia de personas generalmente estaba all�. Por lo tanto, vemos que Baruch cumpli� audazmente su deber al leer el rollo, aunque su lectura debe haber exasperado enormemente las mentes de todo el pueblo. Sigue, -

Versículo 12

No se sabe con qu� dise�o este Michaiah lleg� a los pr�ncipes y los consejeros del rey, puede haber sido un informante, que ten�a la intenci�n de crear mala voluntad para el Profeta, y para congraciarse con los pr�ncipes, como suelen hacer los cortesanos. Si este fuera el caso, podemos aprender de este ejemplo, que no todos los que escuchan son tan ense�ables y est�n listos para obedecer como para dominar el conocimiento de la doctrina buena y santa: vemos que muchos escuchan con paciencia y dan alguna evidencia de docilidad. , y sin embargo aprecian la perversidad en sus corazones, y luego calumnian lo que han escuchado. Tal puede haber sido el personaje de Michaiah, mencionado aqu�. Pero su caso puede haber sido diferente, ya que lleno de asombro, transmiti� a los consejeros del rey lo que consideraba nuevo y, por as� decirlo, incre�ble. Dejo esto sin ofrecer una opini�n, ya que no tenemos nada seguro sobre el tema.

Se dice que entr� en el palacio del rey, donde se sentaron todos los pr�ncipes, y en la c�mara del escriba. Es probable que este escriba fuera el canciller del rey, con quien estaban todos los pr�ncipes de la corte. A algunos los nombra y luego dice que todos estaban all�, y que Michaiah les ley� las palabras que hab�a escuchado de boca de Baruch cuando ley� a todo el pueblo.

Ahora no fue sin el maravilloso prop�sito de Dios que el rey finalmente supo lo que hab�a pasado en el Templo, para que su perversidad contra Dios pudiera ser detectada, como veremos m�s adelante. Este mensajero, de hecho, era el medio de traer peligro a Jerem�as, as� como a su sirviente Baruch; pero el Se�or los protegi�. Sin embargo, se descubri� la impiedad y la obstinaci�n del rey; porque cuando todos estaban aterrorizados, despreciaba a Dios y se enfurec�a contra su Profeta. Quem� el libro y dese� tambi�n destruir a su autor. Ahora sigue, -

Versículo 14

Deber�an haber subido inmediatamente al Templo; pero, aunque no eran del todo irreligiosos, mostraban cierto orgullo, como suelen hacer quienes est�n rodeados de esplendor, y no est�n dispuestos a humillarse. Vemos que todos los cortesanos est�n tan inflados de orgullo que piensan que es una verg�enza mezclarse con la gente com�n. Desean que se les reserve un honor especial. Esta fue la raz�n por la que no subieron al Templo para poder aprender el mensaje, sino que enviaron a Baruch para que se acercara a ellos. Ahora fue esto lo que les impidi� desde el coraz�n arrepentirse.

Ciertamente veremos que estaban heridos de miedo y llenos de asombro; y tambi�n veremos que llevaron el asunto ante el rey y, sin embargo, deseaban garantizar la seguridad del Profeta y su sirviente; pero deber�an haber ido m�s lejos, incluso para unirse a la gente en el Templo, y hacer una confesi�n p�blica de su arrepentimiento. Por qu� no lo hicieron, hemos explicado: el orgullo, la vanidad y la ambici�n siempre acompa�an la riqueza y el poder.

Entonces enviaron a Baruch, pero de manera honorable; porque no enviaron a un hombre oscuro; y, por lo tanto, se da su genealog�a, y no solo se menciona el nombre de su padre, sino tambi�n el de su abuelo y el de su bisabuelo; y de ah� concluimos que �l era un hombre de cierta eminencia. Le ordenaron que viniera, y se agrega, que habiendo tomado el rol �l vino a ellos; por el cual manifest� su firmeza. Su puntualidad anteriormente era encomiable, ya que se aventuraba a ir al Templo y a recitar p�blicamente lo que sol�a avivar la ira de todo el pueblo. Como al principio, r�pidamente emprendi� la oficina que le fue asignada, as� que ahora persever� en el mismo curso. �l vino a los pr�ncipes; y �l no ocult� el rollo, aunque podr�a haber llevado consigo su propia muerte, pero �l se acerc� a ellos con valent�a, porque sab�a que todo el asunto estaba bajo la direcci�n de Dios. Sigue, -

Versículo 16

Vemos que los pr�ncipes ten�an cierta consideraci�n por la religi�n, porque se sometieron a escuchar y respetuosamente recibieron al sirviente del Profeta. Si Jerem�as mismo hubiera venido, sin duda habr�a sido recibido como el Profeta de Dios, ya que se le dio tal honor a su siervo, que los pr�ncipes le ordenaron que se sentara, lo que sin duda fue un favor. Por lo tanto, parece que no fueron profanos despreciadores de Dios. Luego sigue otra cosa: que se conmovieron con miedo. Luego, en cuanto a los consejeros del rey, vemos que estaban en un estado mental tan bueno que escuchaban con facilidad y tem�an las amenazas de Dios. Pero era un miedo que sin duda pronto desapareci�; y lo que dice, que cada uno tem�a a su vecino, era una se�al de cambio; porque el que teme como deber�a, piensa en s� mismo y se examina a s� mismo ante Dios; pero cuando la mente vacila, cada uno mira a otro. Era entonces una se�al de arrepentimiento no real y genuino, por lo que temer como para mirarse el uno al otro, ya que cada uno de ellos deb�a mirar a Dios, para que desde una conciencia interna pudieran reconocer sus pecados y huir a El verdadero remedio.

Se deduce que dijeron: Declarar�amos que declarar�amos al rey, etc. Por lo tanto, aprendemos que su temor era tal que a�n no deseaban ofender al rey. Luego le remitieron el asunto, ansiosos por complacerlo. Esta es la religi�n de la corte, incluso temer a Dios para no perder el favor, sino por el contrario, para cumplir con el deber de uno, para no ser responsable de la acusaci�n de no estar lo suficientemente atento y dedicado a los intereses del rey. En resumen, el Profeta nos representa, como en un vaso, la religi�n de los consejeros del rey, y nos muestra al mismo tiempo que sus ambiciones corrompieron sus mentes, y esa ambici�n prevaleci� tanto, que tuvieron m�s en cuenta un rey mortal que el �nico verdadero Rey del cielo.

Versículo 17

Los consejeros del rey estaban, sin duda, tan asombrados cuando escucharon que estas amenazas hab�an sido escritas como el Profeta las hab�a dictado, que estaban inquietos por diferentes pensamientos, como suelen ser los incr�dulos; y no recibieron como debieron haber hecho, la doctrina celestial, vacilaron y no pudieron seguir un curso uniforme. Tal era, entonces, la incertidumbre que pose�a la mente de los pr�ncipes; porque apenas pod�an creer que estas palabras hab�an sido entregadas por la memoria, pero sospechaban de algunos trucos, ya que los incr�dulos imaginan muchas de esas cosas respetando a los siervos de Dios; y parecen actuar as� de manera dise�ada, para que puedan oscurecer el favor de Dios, que aparece ante sus ojos. Para este prop�sito, entonces, se dice que le preguntan a Baruch c�mo tom� las palabras de boca de Jerem�as (105)

Versículo 18

�l simplemente respondi� que Jerem�as le hab�a pronunciado estas palabras. Por lo tanto, podr�an haber llegado a la conclusi�n de que Jerem�as no ten�a ning�n rollo puesto delante de �l, y que no hab�a estado meditando durante mucho tiempo sobre lo que le comunic� a su escriba Baruch. Y aunque parece no haber dicho m�s de lo que podr�a satisfacer a los pr�ncipes, el significado general de todo es que Jerem�as no produjo el rollo desde un receso o su escritorio, sino que prontamente pronunci� lo que el Esp�ritu de Dios le sugiri�. Su asombro, entonces, debe haber aumentado, cuando los consejeros del rey sab�an que estos mandamientos no proced�an de un hombre mortal, sino que, por el contrario, Dios los habl� por boca de Jerem�as y por mano de Baruc. Sigue, -

Versículo 19

Vemos que estos pr�ncipes cortesanos cambiaron, cuando percibieron que efectivamente era la mano de Dios, y aun as� permanecieron en un estado de insensibilidad. Dios a menudo aterroriza a los hombres profanos y, sin embargo, vuelven a su propia indiferencia. Parec�an, de hecho, estar despiertos por un momento y reconocer seriamente el juicio de Dios; pero estos pensamientos actualmente se desvanecieron. Sucedi� as� que permitieron que Dios hubiera hablado, pero fue, por as� decirlo, para sordos, porque fue en vano, como veremos en breve.

Entonces los consejeros del rey no obtuvieron ning�n beneficio; pero no eran crueles, ya que deseaban que el Profeta estuviera oculto, para que el rey no tratara severamente con �l. Vemos a muchos de estos hombres en este d�a que no est�n influenciados por la verdad divina. Asienten, de hecho, como asnos que mueven las orejas; porque confiesan con la boca que lo que se les propone es verdadero y correcto; pero como he dicho, cierran los ojos o al menos no asisten, para saber que es Dios quien habla. Parece que tales fueron los consejeros del rey, de quienes el Esp�ritu de Dios ha declarado lo que veremos en el presente. Luego aconsejaron a Baruch que se escondiera, y tambi�n a Jerem�as a hacer lo mismo; porque vieron que hab�a peligro para ellos, excepto que se lanzaron a la fuga. Luego sigue, -

Versículo 20

El Profeta ahora relata que los pr�ncipes fueron al rey, despu�s de haber depositado el rollo con Elisama el escriba; porque como los o�dos del rey eran tiernos, no estaban dispuestos a realizar una oficina tan odiosa a la vez. Y as�, aquellos que est�n con reyes, y atraen su atenci�n, los fascinan con sus halagos; porque en los tribunales no hay independencia, porque el mayor adulador es el m�s alto a favor. Como, entonces, todos los cortesanos buscan ansiosamente descubrir c�mo pueden complacer a los reyes, por lo que deben tener cuidado de no ofenderlos. Esta fue la raz�n por la cual los pr�ncipes depositaron el rollo con Elishama. Por lo tanto, aprendemos que su respeto por Dios era peque�o y fr�gido; porque si creyeran que Jerem�as hab�a dictado a su escriba lo que hab�a recibido del Esp�ritu de Dios, la ofensa del rey no deber�a haber sido considerada por ellos por tanto tiempo. �Por qu�, entonces, no se aventuraron inmediatamente a adelantar el rollo y exhortar al rey a escuchar, excepto que la adulaci�n, como he dicho, siempre es t�mida? Por lo tanto, fue que se aventuraron a no mostrarle el rollo al rey, sino que solo le dijeron que hab�an le�do algunas cosas terribles, de modo que el rey no los encontr� culpables, ya que no le hab�an presentado con demasiada valent�a lo que �l le hab�a dicho. no estaba dispuesto a escuchar. Esto, entonces, es una cosa.

Versículo 21

Ahora se deduce que el rey envi� a Jehudi a buscar el rollo de la c�mara de Elishama, el escriba. En la persona de Joacim vemos c�mo los incr�dulos evitan y buscan a Dios al mismo tiempo, pero con una mente confundida, ya que no saben qu� ellos buscan. El rey podr�a haber despreciado descuidadamente lo que hab�a estado relacionado con �l, ya que si deseaba liberarse de todos los problemas, �por qu� orden� que le trajeran el rollo y le leyeran una parte? Por lo tanto, vemos que los incr�dulos, aunque desean ir lo m�s lejos posible de Dios, corren hacia �l de una manera ciega; pero esto no lo hacen por s� mismos; porque Dios, por su impulso secreto, los atrae hacia s�, para hacerlos m�s inexcusables. De ah� viene, que la curiosidad lleva a muchos a escuchar la verdad, y algunos preguntan locamente, �cu�l es la verdad para ellos? como bestias salvajes cuando corren contra espadas. Tal era la disposici�n de Joacim, porque deseaba que todas las profec�as de Jerem�as fueran enterradas; y, sin embargo, no pod�a contenerse, pero conocer�a la sustancia o alguna parte de ellos. Por lo tanto, envi� a Jehudi a buscar el rollo

Luego se agrega que Jehudi ley� el rollo ante el rey y ante sus consejeros. Por lo tanto, su impiedad se hizo m�s evidente, ya que no le conmovieron las predicciones que le leyeron. No pod�a soportar la recitaci�n, pero despu�s de que algunos cap�tulos hab�an terminado, se enfureci� tanto, como veremos, que arroj� el rollo al fuego y lo quem�. Sin embargo, era el prop�sito de Dios quitarle al rey as� como a sus consejeros cada pretexto, para que luego no pudieran alegar que hab�an ca�do en la ignorancia, porque despu�s de que se les present� el rollo, fue su propia culpa. si no fueron restaurados a ese estado de seguridad del que hab�an ca�do. Ahora agrega:

Versículo 23

Aqu� Jerem�as muestra cu�n poco hab�a efectuado; porque el rey no solo ech� a un lado sino que rompi� el rollo en pedazos, y despu�s de haberlo rasgado, dese� que su memoria pereciera, porque lo arroj� al fuego. Esta prueba debe haber afectado gravemente la mente del Profeta; �l hab�a dictado ese rol por orden de Dios; Ahora ve�a que todo su trabajo hab�a sido en vano. Entonces podr�a haberse quejado a Dios de que se hab�a gastado tanto trabajo sin fruto. �Por qu� Dios hab�a ordenado que se escribiera el rollo, excepto con el prop�sito de guiar al rey y sus consejeros al arrepentimiento? En cuanto a la gente, el Profeta no pod�a saber si hab�a respondido al final por el cual les envi� a su escriba Baruch, ya que no se da cuenta de la atenci�n prestada por ellos. Pero Baruch fue llevado al palacio del rey, por lo que las mentes de todos se mantuvieron en suspenso: �cu�l era ahora el problema? El rey quem� el rollo. No hay duda entonces, pero que la mente del Profeta se vio muy afectada. Pero Dios ejerce as� a sus siervos cuando les ordena que hablen a los sordos o que traigan luz a los ciegos.

Aprendamos entonces simplemente a obedecer a Dios, aunque el trabajo que requiere de nosotros puede parecer in�til. Y por lo tanto, Pablo se eleva por encima de toda la ingratitud del mundo y dice que los ministros del Evangelio son un dulce olor a Dios, ya sea para la muerte o para la vida, ( 2 Corintios 2:15) aunque la mayor parte son empeor� al escuchar el Evangelio; sin embargo, la obediencia que Dios le dio a los ministros es aceptable para �l, y tampoco se debe considerar el evento. Jerem�as entonces vio que la mente del rey estaba exasperada, pero por eso no se arrepinti� de su obediencia, porque sab�a que el evento deb�a quedar con Dios y a su voluntad. El deber de los hombres es ejecutar lo que Dios ordene, aunque ning�n fruto pueda parecer que proceda de sus labores. Esto es una cosa.

Ahora, en cuanto al rey, vemos en �l como en un vaso cu�n monstruosa es su ceguera, que son los esclavos de Satan�s. Seguramente el rey, cuando Dios tron� tanto en sus o�dos, deber�a haberse aterrorizado. �No pod�a tratar la palabra con rid�culo, pero se enfureci�, actu� violentamente como una bestia salvaje rabiosa y expres� su ira contra el rollo mismo! Si pens� que Jerem�as hab�a sido el autor, �por qu� no lo ignor� como un hombre sin autoridad en los asuntos p�blicos? porque Jerem�as no pudo haber disminuido su car�cter de rey. No hay duda de que �l percibi�, aunque de mala gana, que ten�a que ver con Dios; �Por qu� entonces se enfureci� as�? �Qu� podr�a esperar ganar con tanta locura hacia Dios? Pero esto, como he dicho, fue esa terrible ceguera que se encuentra en todos los reprobados, cuyas mentes ha fascinado al diablo; porque, por un lado, perciben, dispuestos o no, que Dios est� presente y que de alguna manera son convocados a su tribunal; y por el otro, como si se hubieran olvidado de Dios, se enfurecen furiosamente contra �l.

Luego se dice del rey Joacim, que mientras estaba en su casa de invierno y sentado ante el fuego, (106) cuando se hab�an le�do tres o cuatro p�ginas , cort� el rollo con un bol�grafo de hierro o con el cuchillo peque�o de un escriba. La palabra ??? tor, a menudo significa una navaja de afeitar, pero debe tomarse aqu� para el cuchillo utilizado por los escribas, un canivet. El rey, en primer lugar, no esper� hasta que Jehudi termin� el rollo; Despu�s de escuchar tres o cuatro hojas, o p�ginas, como las llamamos, agarr� el rollo y lo cort�; y en segundo lugar, no contento con este sacrilegio, quem� el rollo, como si pudiera abolir el juicio de Dios junto con el libro. Pero en lo sucesivo veremos lo que gan� con este esp�ritu intemperante al quemar el rollo hasta que todo se consumi� en el fuego. Ahora sigue:

Y el rey estaba sentado en la casa de invierno, en el noveno mes, y en el brasier ardiendo (o, que ard�a) delante de �l.

Es "un peque�o altar, arula ", en Vulg .; "Fuego" en el sir. y Targ .; pero "hogar" en septiembre - Ed.

Versículo 24

El Profeta ahora conecta la doctrina con la narrativa, porque lo que hemos visto hasta ahora ser�a fr�gido si no se agregaran instrucciones. El Profeta luego muestra por qu� hab�a relatado lo que hemos le�do sobre la obstinaci�n imp�a del rey. Pero hay m�s fuerza en una declaraci�n simple que si el Profeta en palabras de alto tono se enfadara contra el rey y sus consejeros; porque �l habla aqu� como asombrado; No alquilan, dice, sus prendas, ni temen cuando escuchan amenazas tan terribles. Y, sin duda, puede considerarse justamente como la m�s monstruosa de las cosas, que los hombres miserables descuiden con tal desprecio las amenazas de Dios, que, sin embargo, deber�an haber temido no menos que la destrucci�n instant�nea. Que los mortales no deber�an ser conmovidos cuando Dios se fulmina con sus amenazas contra ellos, sino que, por el contrario, se endurecen m�s; esto es una evidencia de una locura diab�lica. Por lo tanto, no es sin raz�n que el Profeta dice, como uno asombrado, que ni el rey ni sus consejeros temieron ni alquilaron sus vestiduras.

Ahora, se nos ense�a en este pasaje que es una se�al de reprobaci�n cuando no estamos aterrorizados cuando Dios amenaza y declara que �l se convertir� en nuestro juez, y cuando �l presenta nuestros pecados, y tambi�n muestra lo que merecemos. Cuando, por lo tanto, todas esas cosas no producen ning�n efecto en nosotros, es un signo seguro de locura desesperada. Esto es lo que el Profeta quiere decir cuando dice que no tem�an, ya que su objetivo era mostrar que todos, as� como �l mismo, deber�an quedar asombrados de que el rey y sus consejeros pudieran resistir sin temor las amenazas de Dios.

En cuanto a las prendas, el signo se pone para la cosa misma; y luego se hace una declaraci�n de una parte para el todo: en primer lugar, rasgar las prendas no es un gran momento, a menos que el coraz�n se rompa primero, como dice Joel en el segundo cap�tulo; pero aunque los hip�critas muestran un arrepentimiento mediante signos falaces, sin embargo, cuando se trata el arrepentimiento verdadero y sincero, el signo se coloca en el lugar de lo que significa, como en este pasaje, no alquilan sus vestiduras, es decir, se manifiestan sin miedo. Y como generalmente se hac�a el desgarro de las prendas, �l dice que no alquilan sus prendas, cuando Dios por boca de Jerem�as y por la mano de Baruc fulmin� contra ellos. En segundo lugar, hay una parte declarada para el todo, porque no sol�an ponerse cilicio y rociar cenizas sobre sus cabezas. Aqu� hay una menci�n hecha solo de prendas de vestir; pero tambi�n se incluyeron otros signos.

�l dice: Cuando oyeron todas estas palabras; no es que el rey haya escuchado todo el volumen, pero tres o cuatro cap�tulos fueron suficientes para condenarlo; porque no hay duda de que fue condenado en abundancia y que se enfureci� tanto como para cortar el rollo y no rasgar sus prendas, porque tem�a el juicio de Dios. Y hay una sorprendente aliteraci�n en las palabras ??? koro, para cortar, y ??? kora, para leer, la primera termina con ?, oin , y el otro con ?, aleph ,. Anteriormente hab�a dicho que cuando Jehudah ley� una parte del rollo, el rey lo cort�; el uno lee y el otro corta; y �l dice aqu�, que el rey no cort� (es la misma palabra) ni rasg� sus vestiduras. El rey hab�a cortado antes el rollo y lo hab�a roto en pedazos, cuando, por el contrario, �l y el resto deber�an haber cortado o rasgado sus prendas, y era legal, incluso ellos mismos, cuando Dios los aterrorizaba con amenazas tan terribles. Sigue -

Versículo 25

El Profeta agrava la maldad del rey por esta circunstancia, que tres hombres se opusieron a �l, aunque por lo tanto se sometieron a un gran peligro. Vieron que el rey se dej� llevar por la violencia de su temperamento; y cuando se resisti� a Dios de una manera tan insolente, �qu� no se habr�a atrevido a hacerles? No obstante, dudaron en no interceder con �l, fue una instancia de gran coraje. Pero, por lo tanto, parece que como el rey no atendi� a su consejo, su impiedad fue extrema.

Sin embargo, la part�cula ??? ugam debe representarse. Muchos int�rpretes no han prestado atenci�n aqu� a lo que es enf�tico, y por lo tanto han pervertido el significado del Profeta, o al menos lo han extendido para no representarlo fielmente el objeto del profeta; porque, como he dicho, hay una exageraci�n muy enf�tica en la palabra Sin embargo, y aprendamos de este pasaje, que cuando Dios nos aleja de los dise�os malvados, somos menos excusables si perseveramos en ejecutar lo que claramente muestra que no deber�a para acabar. La conciencia siempre estar� para nosotros en el lugar de mil testigos; y aunque nadie est� presente como testigo, asesor o monitor, en vano trataremos de escapar ante Dios fingiendo ignorancia o error o falta de pensamiento: pero cuando el Se�or por la instrumentalidad de los hombres nos llama, entonces para que no sigamos con malos caminos, si no somos persuadidos para desistir, entonces descubrimos m�s completamente nuestra perversidad incorregible, de acuerdo con lo que el Profeta insin�a aqu�. En resumen, h�ganos saber que cualquiera peca cuanto m�s gravemente, m�s significa que Dios emplea para sacarlo de su curso malvado.

Dado que, entonces, vemos cu�n obstinado era Joacim, no hay raz�n para que nos preguntemos, que muchos en este d�a contin�an presuntuosamente en su curso, aunque Dios, por as� decirlo, los controla, o al menos env�a hombres para contenerlos. Entonces, sepamos que es un viejo mal, para que no nos moleste un desprecio tan presuntuoso hacia los imp�os.

Observemos tambi�n el ejemplo dado aqu� de una audaz advertencia: porque es algo as� como un milagro encontrar a aquellos en este d�a en las cortes de pr�ncipes, que son lo suficientemente valientes como para protestar cuando hay mucho peligro; porque, como se ha dicho antes, cada uno es ingenioso al idear medios para halagar; y como este es el mejor y m�s corto camino a la elevaci�n, todos se aplican asiduamente a este arte. El Profeta hab�a dicho que el rey y sus consejeros no rasgaron sus vestiduras, y sin embargo nos cuenta ahora de tres que profesaron abiertamente que tem�an a Dios: pero cuando habl� antes de todos los pr�ncipes, debemos entender que habla de �l. ellos como un cuerpo. Entonces los tres, mencionados ahora, deben ser exceptuados; ni tampoco hay duda de que incurrieron en el disgusto de todos los cortesanos, ya que les hab�an opuesto a ellos, ya que deben haberse avergonzado de su propia negligencia; pero se atrevieron a atraer el desagrado del rey y de todos los dem�s, porque vieron que era la causa de Dios. Sigue -

Versículo 26

Aqu� se describe la locura del rey, que fue tan grande, que expres� su ira contra el Profeta y su escriba; y eligi� sin duda a aquellos que cre�a que estaban m�s dispuestos a obedecerle. Nunca habr�a tomado ministros como Elnathan o Delaiah o Gemariah, porque sab�a cu�nto aborrec�an un acto tan nefasto; pero envi� a los que cre�a m�s adaptados para un servicio como el de matar a Jerem�as y Baruch.

No se conjetura incorrectamente de este pasaje y de uno anterior, que Jerem�as no fue detenido en prisi�n, sino que Dios lo hab�a restringido de proclamar sus profec�as al rey y de leerlas al pueblo. Pero como la palabra ????, otsur, se toma en otro lugar para un cautivo o un l�mite, de hecho podemos sacar una conclusi�n diferente. Sin embargo, no contendr� sobre tal punto. Ya he explicado lo que m�s apruebo, que Jerem�as fue prohibido por una revelaci�n secreta, ya que a Pablo se le prohibi� ir a Bitinia. ( Hechos 16:7) Ciertamente no es probable que pueda escapar de la prisi�n del rey, excepto que se diga que no estaba tan confinado pero que se sinti� libre para escapar cuando vio que era de Dios voluntad, o que aunque Jerem�as no hubiera salido de la prisi�n, �l escap� en privado de la ira actual del rey, porque fue forzado.

Sin embargo, esto puede haber sido, debemos notar las palabras, que Dios las escondi�. Jerem�as, sin duda, acept� el consejo que se le dio para cuidar su vida; Sin embargo, ahora reconoce que hab�a sido preservado por la bondad de Dios, como si hubiera dicho, que aunque puede haber muchas maneras de escapar de nuestros peligros actuales, nuestra vida est� en las manos de Dios, por lo que se esconde y oculta. nosotros; porque nosotros mismos correr�amos de cabeza hasta la muerte si no estuvi�ramos cubiertos por la sombra de su mano. Pero el resto ma�ana.

Versículo 28

Con estas palabras, el Profeta muestra lo que los imp�os obtienen al luchar contra Dios; por duro y refractario que sea, necesariamente debe ser desglosado por el poder de Dios. Esto le sucedi� al rey Joacim. Vimos en la conferencia de ayer lo furioso que estaba cuando cort� y quem� el volumen, y tambi�n orden� que mataran al Profeta. Pero ahora se deduce que se escribi� otro volumen.

Ahora Dios trata de diferentes maneras con los rebeldes. Porque en un momento pasa o deja el tiempo, cuando ve que gasta en vano su trabajo en amonestarlos. Luego no env�a m�s a sus Profetas para reprender o amenazar, sino que silenciosamente ejecuta sus juicios. Y por esta raz�n se dice:

"Mi esp�ritu ya no tendr� que pelear con el hombre, porque �l es carne". ( G�nesis 6:3)

Y ejemplos similares ocurren en todas partes, es decir, que cuando Dios vio que la doctrina prof�tica era despreciada, levant� la mano contra los imp�os, y al mismo tiempo dej� de hablarles. Pero aqu� se propuso de una manera diferente romper la violencia de Joacim, porque hizo que se escribiera otro volumen. Pens� tontamente que el poder de Dios fue cortado o extinguido por el fuego, porque el libro se redujo a cenizas. Pero Dios muestra que su palabra no puede ser atada o restringida. Luego comienza a amenazar de nuevo, no porque esperara alg�n beneficio de esta repetici�n, sino porque era necesario exponer al rid�culo la locura del rey, que se hab�a atrevido a despreciar tanto a Dios como a su santo Profeta.

Lo primero, entonces, es que se le orden� al Profeta que escribiera otro rollo, despu�s de que el Rey Joacim expres� su ira contra el rollo le�do ante �l; y por eso repite cuidadosamente las palabras, toma otro rollo y escribe en �l las mismas palabras que estaban en el primer libro; como si hubiera dicho: �No se omita una s�laba, sino que permanezca sin cambios lo que una vez proclam� por tu boca; y que todos los imp�os sepan que has entregado fielmente lo que recibiste de mi boca ". Sigue -

Versículo 29

Ahora vemos qu� recompensa trajo Joacim sobre s� mismo, por su impiedad y perversidad. Pero hay dos cl�usulas; en el primero, Dios lo reprende por haberse atrevido insolentemente a imponer silencio al Profeta; y en el segundo, agrega un castigo.

Le dir�s a Jolakim. Debemos tomar ?? ol, aqu� por ??, al, como parece del contexto; de hecho significa apropiadamente acerca de, o sobre, como en el siguiente verso, Dios habla as� de Joacim. Pero como se le ordena al Profeta en segunda persona que se dirija a �l, el otro significado, a, es mejor, incluso que se le orden� dirigirse al rey y dirigirse a �l por su nombre: Entonces es: "Hablar�s con Joacim, el rey de Jud�. La palabra rey se menciona no tanto por el honor, como para demostrar que en vano se glorific� en honor o en un t�tulo de dignidad; porque, como hemos visto en otras partes, el Profeta hab�a sido enviado a reprender monta�as y colinas, y no a reyes ni reinos. ( Miqueas 6:1; Jeremias 1:10) Luego se le hab�a dicho:

"Te he puesto sobre naciones y reinos".

Como entonces Joiakim no pod�a estar tan orgulloso de pensar que todo le era l�cito, Dios insin�a que no hab�a raz�n para que el esplendor real deslumbrara su mente y sus sentidos, ya que no ten�a en cuenta tales m�scaras, y que no elevaci�n en el mundo podr�a interceptar el curso de la verdad prof�tica. En una palabra, se alienta a Jerem�as a perseverar, no sea que la alta posici�n del rey lo aterrorice o enerve su mente, para no declarar fielmente los mandamientos de Dios.

Por lo tanto, se puede reunir una doble advertencia. El primero pertenece a los reyes, y a aquellos que son grandes en riqueza o poder en la tierra; se les advierte que se sometan con reverencia a la palabra de Dios y que no se consideren exentos de lo que es com�n a todos, o absueltos, debido a su dignidad, porque Dios no respeta a las personas. La otra advertencia pertenece a los maestros, y es que, con los ojos cerrados, deben hacer lo que Dios les ordene, sin mostrar ning�n respeto por las personas; y as� no deben temer ofensas, ni siquiera el nombre de un rey, ni una espada desenvainada, ni ning�n peligro.

En primer lugar se menciona el crimen. Has quemado el libro, diciendo: �Por qu� has escrito en �l? Al venir vendr� el rey de Babilonia y destruir� esta ciudad. Aqu� Dios muestra cu�l fue la raz�n por la cual Joacim arroj� el libro. libro en el fuego, incluso porque no pod�a soportar las reprensiones gratuitas y las amenazas contenidas en �l. Cuando Dios evita a los hip�critas, o no toca sus vicios, pueden soportar la ense�anza prof�tica; pero cuando se toca la llaga, inmediatamente se enojan; y esta era la contienda continua que los Profetas de Dios ten�an con los imp�os: porque si los hubieran adulado y les hubieran dicho palabras suaves, si siempre les hubieran prometido algo alegre y pr�spero a los imp�os, habr�an sido recibidos con gran favor y aplausos. ; pero la palabra de Dios fue desagradable y amarga; y exasper� sus mentes cuando escucharon que Dios estaba disgustado y enojado con ellos.

Este pasaje debe ser cuidadosamente observado; porque el Esp�ritu de Dios se�ala, como con el dedo, la fuente de toda contumacia, incluso porque los hip�critas desean ponerse de acuerdo o hacer un pacto con Dios, que no debe tratarlos severamente, y que sus Profetas solo deben hablar sin problemas . Pero es necesario que la palabra de Dios se corresponda con la naturaleza de su autor. Porque, como Dios conoce el coraz�n, �l penetra en lo m�s rec�ndito; y tambi�n su palabra es una espada de dos filos, y as� atraviesa a los hombres hasta la m�dula, y discierne entre los pensamientos y los afectos, como nos ense�a el Ap�stol. ( Hebreos 4:12) Por lo tanto, es que los hip�critas se vuelven locos, cuando Dios los convoca al juicio. Cuando alguien maneja suavemente a un hombre lleno de �lceras, no hay signos de inquietud; pero cuando un cirujano presiona las �lceras, se irrita y luego sale lo que antes estaba oculto. Similar es el caso de los hip�critas; porque como se ha dicho, no claman contra Dios, ni siquiera se quejan cuando se declara la simple verdad; pero cuando se les insta con reproches y amenazas, entonces su ira se enciende y manifiestan en todos los sentidos su virulencia. Y esto se establece aqu�, cuando el Profeta dice, que el libro fue quemado, porque estaba escrito en �l que el rey de Babilonia vendr�a a destruir o arrasar la tierra, y eliminar de ella tanto al hombre como a la bestia.

Entonces vemos que la profec�a de Miqueas exasper� a todos los jud�os, cuando dijo que Jerusal�n ser�a reducida a montones de piedras. ( Miqueas 3:12)

Versículo 30

Pero el Profeta muestra de inmediato que los imp�os en vano resisten a Dios cuando patean contra el aguij�n; necesariamente deben ser hechos pedazos por la piedra con la que luchan, porque su dureza no puede impedir que Dios ejecute sus juicios. Por lo tanto, se agrega: As� dice Jehov� del rey Joacim: No habr� quien le suceda en el trono de David. Al decir que no debe tener sucesor, quiere decir que no debe tener ninguno de su propia posteridad; porque aunque su hijo Jecon�as fue hecho rey en su lugar, sin embargo, como rein� solo durante tres meses, este corto tiempo no se cont�. Entonces Jerem�as declara, por orden de Dios, que el rey Joacim no deber�a tener un sucesor leg�timo, ya que su hijo Jecon�as fue llevado al exilio al final de tres meses; y Sedequ�as no fue contado como un sucesor leg�timo, porque �l era el t�o. Y tampoco hay ninguna duda de que Nabucodonosor, por mala voluntad y odio, lo coloc� en el trono, porque as� lo levant� para degradar a Joacim y Jecon�as.

Ahora percibimos en qu� sentido Dios amenaz� con que no hubiera ninguno para suceder al Rey Joacim; porque no se dice simplemente: "No habr� quien se siente en el trono de David"; pero, "No habr� para �l", ?? ???? ?? la ieie lu, es decir, "No habr� ninguno de sus hijos, o de su descendencia, para sucederlo en el trono de David". Porque el �ltimo rey fue Sedequ�as, y �l, como he dicho, era el t�o; de modo que toda la simiente real fue desechada, ya que nadie despu�s de este tiempo nunca logr� el trono.

Pero se puede preguntar: �C�mo puede esta profec�a estar de acuerdo con la promesa, que la posteridad de David deber�a continuar mientras el sol y la luna brillaran como testigos fieles en los cielos? (Salmo 89:37) Dios hab�a prometido que el reino de David ser�a perpetuo, y que algunos de su posteridad gobernar�an mientras el sol y la luna brillaran en los cielos; pero, �qu� quiere decir nuestro Profeta ahora, cuando dice, que no habr� un sucesor? Esto, de hecho, debe limitarse a la posteridad de Joacim; pero, sin embargo, debemos tener en cuenta lo que hemos visto en otros lugares, y es que �l habla aqu� de una interrupci�n, que no es inconsistente con la perpetuidad; porque la perpetuidad del reino, prometida a David, era tal, que iba a caer y ser pisoteada por un tiempo, pero que finalmente surgir�a un tallo de la ra�z de Jes�, y que Cristo, el �nico verdadero y eterno David reinar�a tanto que su reino no tendr�a fin. Por lo tanto, cuando los Profetas dicen que no habr�a nadie para sentarse en el trono de David, no se refieren a esto estrictamente, sino que se refieren solo a ese castigo temporal por el cual el trono fue derrocado de tal manera que Dios finalmente lo har�a, en su propio tiempo, restaurarlo, de acuerdo con lo que dice Amos,

"Porque vendr� el tiempo en que Dios levantar� el tabern�culo ca�do de David". ( Am�s 9:11)

Ahora percibimos en qu� sentido se ha mantenido firme la promesa con respecto a la perpetuidad del reino, y que el reino hab�a cesado por un tiempo, es decir, hasta que Cristo vino, en cuya cabeza se coloc� la diadema, o la corona real, como Ezequiel dice. ( Ezequiel 21:26) Todav�a no hay duda, pero esta gran inconsistencia se hizo una objeci�n a Jerem�as:

"�Qu�! �Puede ser que el trono de David no tenga un heredero leg�timo? �Puedes bajar el sol y la luna de los cielos?

De la misma manera, cuando los Profetas hablaron de la destrucci�n de Jerusal�n, dijeron:

"�Qu�! �No se dice: "Este es mi descanso para siempre, aqu� vivir�"? ()

�Puede ser que Dios estar� sin su habitaci�n en la tierra, especialmente cuando lo llama su descanso? Pero la respuesta a todo esto no fue dif�cil, incluso que Dios permaneci� fiel a sus promesas, aunque su favor fue, por un tiempo, por as� decirlo, bajo una nube, para que la terrible desolaci�n tanto de la ciudad como del reino pudiera ser un ejemplo para todos.

No hay duda, entonces, pero que le mostraron al Profeta que el reino estar�a oculto, como si fuera un tesoro escondido en la tierra, y que a�n llegar�a el momento en que Dios volver�a a elegir la ciudad y el reino. y restaurarlos a su dignidad impecable, como dicen los papistas, que se jactan en alto de todo lo que se dice en las Escrituras con respecto a la preservaci�n perpetua de la Iglesia:

�Cristo promete estar con su pueblo hasta el fin del mundo, que estar� donde dos o tres se re�nan en su nombre, que la Iglesia sea el pilar y fundamento de la verdad ". ( Mateo 28:20; 1 Timoteo 3:15)

Acumulan todas estas cosas para demostrar que Dios est� atado y atado a ellas. Pero podemos disipar f�cilmente estas objeciones fr�volas; porque Dios preserva de manera maravillosa e invisible su Iglesia en el mundo; y luego el rostro exterior de la Iglesia no siempre aparece, pero a veces se oculta, y luego emerge y recupera su propia dignidad, que, por un tiempo, parece haberse extinguido. Por lo tanto, ahora damos a los papistas la misma respuesta que los Profetas que le hicieron a los antiguos: que Dios es un fiel conservador de su Iglesia, pero no de acuerdo con la percepci�n de la carne, porque la Iglesia est� sostenida de una manera maravillosa. por Dios, y no de manera com�n, o como dicen, seg�n el orden habitual de las cosas.

Dice que el cad�ver de Joacim ser�a expulsado, expuesto al fr�o de la noche y al calor del d�a. Esto puede parecer poco importante, como lo que amenazamos a los ni�os, cuando les mencionamos algunos fantasmas; �para qu� da�o podr�a haber sido para Joacim que su cuerpo muerto fuera expuesto al fr�o en la noche? porque no puede ocurrir ninguna lesi�n o sentimiento de tristeza a un cad�ver, ya que un hombre muerto en cuanto a su cuerpo no puede tener ning�n sentimiento. Parece entonces que tiene poca utilidad que el Profeta diga que su cad�ver estar�a expuesto al calor durante el d�a y al fr�o por la noche. Pero esto debe referirse a la ley com�n de la naturaleza, de la cual hemos hablado en otra parte; porque es algo triste y vergonzoso, m�s a�n, un espect�culo horrible, cuando vemos hombres sin enterrar; y el deber de enterrar a los muertos desde el principio ha sido reconocido, y el entierro es una evidencia de una futura resurrecci�n, como se ha dicho antes. Cuando, por lo tanto, el cuerpo del hombre yace sin enterrar, todos los hombres evitan y temen la vista; y luego, cuando el cuerpo se pone r�gido por el fr�o y se vuelve p�trido por el calor del d�a, la indignidad se vuelve a�n mayor. Entonces Dios tuvo la intenci�n de exponer la degradaci�n que le esperaba a Joacim, no que se le pudiera hacer ning�n da�o cuando su cuerpo fuera arrojado, y no honrado con un entierro, sino que ser�a una evidencia de la venganza de Dios, cuando un rey era as� expulsado como un asno o un perro, de acuerdo con lo que hemos visto en otros lugares, "con el entierro de un asno ser� enterrado", es decir, se lo considerar� indigno de honor com�n; porque cuando los hombres m�s bajos encuentran un pozo donde est�n enterrados sus cuerpos, fue una prueba rara e inusual de la venganza de Dios, que un rey deber�a ser expuesto como presa de p�jaros y bestias salvajes. Sabemos lo que dijo Jeh� de Jezabel:

"D�jala enterrar, porque es la hija de un rey". ( 2 Reyes 9:34)

Ella era digna de ser hecha pedazos cien veces. Hab�a sido expulsada de una c�mara, y los perros lamieron su sangre; sin embargo, un enemigo orden� que la enterraran, �y por qu�? porque ella era la hija de un rey, o descend�a de una familia real, ( 1 Reyes 21:23 :) entonces, dijo, deja que la entierren.

Ahora entendemos el significado del Profeta, o m�s bien del Esp�ritu Santo, de que ser�a una prueba notable de la venganza de Dios, cuando el cuerpo del rey Joaqu�n deber�a estar expuesto al fr�o por la noche y al calor del d�a. . Esto tambi�n les ha sucedido a veces a los santos, como hemos dicho antes; pero fue un castigo temporal com�n a los buenos y a los malos. Sin embargo, siempre debemos considerarlo como el juicio de Dios. Cuando un hombre piadoso queda sin entierro, debemos saber que todas las cosas suceden para bien de los hijos de Dios, de acuerdo con lo que dice Pablo, ya sea vida o muerte, es para su salvaci�n. ( Romanos 8:28) Pero cuando Dios da una prueba notable de su ira contra un hombre imp�o, nuestros ojos deben abrirse; porque no es correcto ser ciego a los juicios manifiestos de Dios; porque no es en vano que Pablo nos recuerde que el juicio de Dios vendr� sobre los imp�os; pero nos pedir�a cuidadosamente que consideremos c�mo Dios castiga a los reprobados en la vida y en la muerte e incluso despu�s de la muerte. Sigue -

Versículo 31

Aqu� se da una raz�n de lo que contiene el verso anterior; porque si el Profeta solo hubiera dicho que el cad�ver del rey permanecer�a sin enterrar y arrojado en deshonor para exponerse en la noche al fr�o y en el d�a al calor, la narraci�n no habr�a producido el efecto deseado; pero Dios muestra aqu� la causa, que era esta, que hab�a advertido al rey Joacim y a todos sus consejeros, (llamados aqu� siervos) y a los habitantes de Jerusal�n, y a todos los jud�os de manera universal: como hab�an dicho a su debido tiempo claramente la calamidad estaba cerca y, sin embargo, nadie se hab�a arrepentido, por esta obstinaci�n tan grande que Dios dice ahora que �l se vengar�a, lo visitar� a �l y a su simiente y a todo el pueblo por su iniquidad. �Cu�l fue la iniquidad? incluso que hab�an provocado a Dios tan gravemente y de muchas maneras, y que no hab�an vuelto a una mente sana, aunque reprobados por el Profeta, sino que se hab�an endurecido cada vez m�s.

El extremo de su iniquidad se�ala el Profeta, porque no escucharon las amenazas, por las cuales Dios se hab�a esforzado por rescatarlos de la ruina venidera: porque habr�a habido alguna esperanza de liberaci�n, si hubieran desaprobado la ira de Dios; pero como sus amenazas hab�an sido despreciadas, fue, como he dicho, una iniquidad extrema. Y vemos en otra parte cu�nto Dios abomina esta presunci�n diab�lica de los hombres,

"He llamado a cilicio y cenizas; pero hab�is llamado al arpa y al gozo, y hab�is dicho: "Comamos y bebamos, porque ma�ana moriremos:" mientras viva, esta iniquidad no ser� borrada ". ( Isa�as 22:12)

Dios jur� por s� mismo que este pecado no deb�a expiarse, porque los jud�os no se arrepintieron cuando los invit� amablemente a s� mismo, y les declar� que no pod�an escapar del castigo extremo. Por lo tanto, no es de extra�ar que Dios en este lugar tambi�n represente su obstinada maldad como la m�s grande, ya que los jud�os no han escuchado las reprensiones que les transmiti� la boca de Jerem�as. Sigue -

Versículo 32

Aqu� el Profeta nos dice que obedeci� fielmente a Dios al escribir otro volumen; y su constancia en este asunto no merece alabanzas comunes; porque hab�a huido por miedo �ltimamente, sab�a que el rey era su enemigo, ya que ya hab�a ordenado que �l y Baruch fueran asesinados. Como entonces supo que el rey ard�a con tanta rabia y odio, �c�mo lleg� a ser tan audaz como para exasperarlo a�n m�s? Pero vemos que los Profetas no estaban exentos de la influencia del miedo, y a menudo estaban ansiosos por su propia seguridad; y, sin embargo, siempre prefirieron el deber que Dios les impuso a su propia vida. El Profeta, sin duda, tembl�, pero como se sinti� obligado a obedecer el mandato de Dios, hizo caso omiso de su propia vida, cuando tuvo que tomar la decisi�n, ya sea de rechazar la carga que se le impon�a o de proporcionar su propia seguridad. As�, �l ofreci� su propia vida como sacrificio, aunque no estaba libre del miedo y otras enfermedades. Esta es una cosa.

Pero Baruch, no lo dudo, proclam� nuevamente estas palabras; �C�mo fue entonces que el rey se abstuvo de la crueldad? �Se hab�a mitigado su locura de alguna manera? Es cierto que no se cambi�, y que no perdon� con amabilidad a los siervos de Dios; pero Dios contuvo su crueldad; porque cuando no es su voluntad ablandar los corazones de los imp�os, �l todav�a refrena su violencia, para que no se atrevan o no encuentren el camino para ejecutar con sus manos lo que pretendieron en sus mentes, por mucho que puede esforzarse por hacerlo. Por lo tanto, considero que el rey Joacim fue retenido por el poder oculto de Dios, para que no pudiera da�ar a Jerem�as ni a su escriba Baruch; y que mientras tanto la magnanimidad del Profeta y tambi�n de su escriba segu�a siendo invencible; porque era la voluntad de Dios pelear mano a mano, con este rey imp�o, hasta que fue arrojado ignominiosamente de su trono, lo que sucedi�, como veremos, poco despu�s.

Información bibliográfica
Calvino, Juan. "Comentario sobre Jeremiah 36". "Comentario de Calvino sobre la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cal/jeremiah-36.html. 1840-57.
 
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