Bible Commentaries
San Juan 21

Comentario de Calvino sobre la BibliaComentario de Calvino

Versículo 1

1. Despu�s de estas cosas, Jes�s se manifest� nuevamente. El evangelista todav�a trabaja para demostrar la resurrecci�n de Cristo, y relata que se apareci� a siete disc�pulos, entre los cuales menciona a Thomas, no por respeto a �l, tanto como porque su testimonio deber�a ser el m�s f�cilmente cre�ble en proporci�n a La obstinaci�n de su incredulidad. El evangelista entra suficientemente en detalles; porque �l recoge cuidadosamente todas las circunstancias que contribuyen a probar la verdad de la historia. Anteriormente hemos mencionado que el Lago de Tiber�ades, seg�n la costumbre hebrea, se llama Mar de Tiber�ades.

Versículo 3

3. Voy a pescar. Que Peter prest� atenci�n a la pesca, no debe considerarse como inconsistente con su oficina. Al respirar sobre �l, Jes�s lo hab�a ordenado ser un ap�stol, como vimos un poco antes; pero se abstuvo del ejercicio del apostolado por un corto tiempo, hasta que fuera vestido con un nuevo poder. Porque a�n no se le hab�a ordenado aparecer en p�blico para el desempe�o de su cargo de profesor, sino que solo se le hab�a recordado su futuro llamado, para que �l y los dem�s pudieran entender que no hab�an sido elegidos en vano desde el principio. Mientras tanto, hacen lo que estaban acostumbrados a hacer, y lo que pertenec�a a los hombres en la vida privada. Es cierto que Paul, en medio de su empleo como predicador, obtuvo el sustento de su vida con sus propias manos, pero fue por una raz�n diferente; porque su tiempo estaba tan arreglado que el trabajo de sus manos no lo retir� de la ense�anza. Peter y sus compa�eros, por otro lado, se entregan por completo a la pesca, porque ning�n empleo p�blico les impide hacerlo.

Y esa noche no pescaron nada. Dios les permiti� trabajar sin ning�n prop�sito durante toda la noche, para probar la verdad del milagro; porque si hubieran atrapado algo (227) lo que sigui� inmediatamente despu�s no habr�a manifestado tan claramente el poder de Cristo, sino cu�ndo, despu�s de haber trabajado ineficazmente durante el toda la noche, de repente son favorecidos con una gran captura de peces, tienen buenas razones para reconocer la bondad del Se�or. De la misma manera, tambi�n, Dios a menudo trata a los creyentes, para que �l los gu�e m�s a valorar su bendici�n. Si siempre fu�ramos pr�speros, cada vez que pusi�ramos nuestra mano a trabajar, casi ning�n hombre atribuir�a a la bendici�n de Dios el �xito de sus esfuerzos, todos se jactar�an de su industria y besar�an sus manos. Pero cuando a veces trabajan y se atormentan sin ninguna ventaja, si luego tienen �xito, se ven obligados a reconocer algo fuera del curso ordinario; y la consecuencia es que comienzan a atribuir a la bondad de Dios la alabanza de su prosperidad y �xito.

Versículo 6

6. Eche la red en el lado derecho del barco. Cristo no manda con autoridad y poder como Maestro y Se�or, sino que da consejos como una de las personas; y los disc�pulos, sin saber qu� hacer, lo obedecen f�cilmente, aunque no sab�an qui�n era. Si, antes del primer lanzamiento de la red, les hubieran dicho algo as�, no habr�an obedecido tan r�pidamente. Menciono esto, que nadie se sorprender� de que fueran tan sumisos, ya que hab�an sido agotados por un trabajo largo e in�til. Sin embargo, no fue una peque�a prueba de paciencia y perseverancia, que, aunque hab�an trabajado sin �xito durante toda la noche, contin�an su trabajo despu�s del regreso de la luz del d�a. Y, de hecho, si deseamos permitir una oportunidad para que la bendici�n de Dios descienda sobre nosotros, debemos esperarla constantemente; porque nada puede ser m�s irracional que retirar la mano inmediatamente del parto, si no promete �xito.

Que Simon Peter estaba desnudo, es una prueba de que los disc�pulos hab�an trabajado en serio; y, sin embargo, no dudan en lanzar la red nuevamente para hacer otra prueba, para que no desaprovechen ninguna oportunidad. Su obediencia al mandato de Cristo no puede atribuirse a la fe; porque lo escuchan hablar como una persona desconocida para ellos. Ahora, si no nos gusta nuestro llamado, porque el trabajo que emprendemos parece ser improductivo, sin embargo, cuando el Se�or nos exhorta a la firmeza y la perseverancia, debemos tener coraje; al final obtendremos un resultado feliz, pero ser� en el momento adecuado.

Y ahora no pudieron dibujarlo (228) Cristo exhibi� aqu� dos pruebas de su poder Divino. El primero consisti� en tomar una gran cantidad de peces; y el segundo fue, cuando, por su poder oculto, conserv� la red entera, que de otro modo inevitablemente se habr�a roto en pedazos. Se mencionan otras circunstancias, a saber, que los disc�pulos encuentran brasas en la orilla, que se les pone peces y que tambi�n se prepara pan. En cuanto al n�mero de peces, no debemos buscar ning�n misterio profundo en �l. Agust�n entra en ingeniosos razonamientos sobre la declaraci�n del n�mero y dice que denota la Ley y el Evangelio; pero si examinamos el asunto cuidadosamente, descubriremos que esto es una tonter�a infantil.

Versículo 7

7. Por lo tanto, el disc�pulo a quien Jes�s amaba le dijo a Pedro. El evangelista muestra, con su ejemplo, que es nuestro deber elevar nuestros corazones a Dios, siempre que tengamos �xito en algo m�s all� de nuestras expectativas; porque debemos recordar instant�neamente que este acto de bondad ha surgido del favor de Aquel que es el Autor de toda bendici�n. Ese santo reconocimiento de la gracia de Dios, que habitaba en el coraz�n de Juan, lo condujo tambi�n al conocimiento de Cristo; porque no percibe a Cristo con sus ojos, pero, convencido de que la gran multitud de peces le ha sido tra�da por la mano de Dios, concluye que fue Cristo quien gui� sus manos. Pero, como John va delante de Peter en la fe, Peter luego lo supera en celo, cuando, sin tener en cuenta el peligro personal, se arroja al lago. El resto sigue en el barco. Es cierto que todos llegan a Cristo en detalle, pero Pedro es actuado por un celo peculiar en comparaci�n con los dem�s. Si cruz� a la orilla caminando o nadando, es incierto; pero descansemos satisfechos al saber que el acto de abandonar el barco e ir a tierra no fue el resultado de la locura y la precipitaci�n, sino que �l avanz� m�s all� de los dem�s en proporci�n a su celo.

Versículo 10

10. Trae algunos de los peces que has capturado. Aunque la red se llen� en un momento, sin ning�n gran trabajo de su parte, Cristo no les atribuy� la toma de ellos a los disc�pulos, por lo tanto, llamamos al pan que comemos a diario, NUESTRO pan, y sin embargo, al pedirles que se nos puede dar, reconocemos que procede de la bendici�n de Dios, ( Mateo 6:11.)

Versículo 12

12. Y ninguno de sus disc�pulos se atrevi� a preguntarle. Se puede preguntar, �qu� les imped�a? �Era la verg�enza que surg�a de la reverencia, o era algo m�s? Pero si Cristo vio que estaban en un estado de incertidumbre, deber�a eliminar sus dudas, como lo hab�a hecho en muchas otras ocasiones. Respondo, no hab�a otra raz�n para la verg�enza, sino porque no estaban lo suficientemente seguros de que �l era el Cristo; porque no es usual que nosotros investiguemos sobre asuntos dudosos y oscuros. El evangelista, por lo tanto, significa que los disc�pulos no le preguntaron a Cristo, porque ten�an miedo de hacerle mal; tan claros y manifiestos eran los signos por los cuales se hab�a dado a conocer a ellos.

Versículo 14

14. La tercera vez. El n�mero tres se refiere a la distancia del tiempo. Cristo ya se hab�a aparecido a sus disc�pulos m�s de siete veces, pero todo lo que se hab�a tramitado en un d�a est� incluido en una manifestaci�n. El evangelista, por lo tanto, significa que Cristo hab�a sido visto por los disc�pulos a intervalos, para confirmar su creencia de su resurrecci�n.

Versículo 15

15. Cuando, por lo tanto, hab�an cenado. El evangelista ahora relata de qu� manera Pedro fue restaurado a ese rango de honor del que hab�a ca�do. Esa negaci�n traidora, que se ha descrito anteriormente, lo hab�a hecho, sin duda, indigno del apostolado; porque �c�mo podr�a ser capaz de instruir a otros en la fe, que se hab�an rebelado bastamente de ella? Hab�a sido nombrado Ap�stol, pero fue junto con Judas, y desde el momento en que abandon� su cargo, (230) tambi�n hab�a sido privado de El honor del ap�stol. Ahora, por lo tanto, la libertad, as� como la autoridad, de la ense�anza le son restauradas, las cuales hab�a perdido por su propia culpa. Y para que la desgracia de su apostacia no se interponga en su camino, Cristo borra y destruye el recuerdo de ello. Tal restauraci�n era necesaria, tanto para Peter como para sus oyentes; para Pedro, para que �l pudiera ejecutar su oficio con mayor audacia, asegur�ndose del llamado con el que Cristo lo hab�a invertido nuevamente; para sus oyentes, que la mancha que se adhiri� a su persona podr�a no ser la ocasi�n para despreciar el Evangelio. Tambi�n para nosotros, en la actualidad, es de gran importancia que Pedro se nos presente como un hombre nuevo, de quien se ha eliminado la desgracia que podr�a haber disminuido su autoridad.

Simon (hijo) de John (231) �me amas? Con estas palabras, Cristo quiere decir que ning�n hombre puede servir fielmente a la Iglesia y emplearse para alimentar al reba�o, si no mira m�s alto que a los hombres. Primero, la oficina de alimentaci�n (232) es en s� misma laboriosa y problem�tica; ya que nada es m�s dif�cil que mantener a los hombres bajo el yugo de Dios, entre los cuales hay muchos que son d�biles, otros que son insensibles e inestables, otros que son aburridos y lentos, y otros que son lentos e imposibles de ense�ar. Satan�s ahora presenta tantas causas de ofensa como puede, para poder destruir o debilitar el coraje de un buen pastor. (233) Adem�s de esto, debemos tener en cuenta la ingratitud de muchas y otras causas de asco. Ning�n hombre, por lo tanto, perseverar� constantemente en el desempe�o de este cargo, a menos que el amor de Cristo reine en su coraz�n, de tal manera que, olvidando a s� mismo y dedic�ndose por completo a Cristo, supere todos los obst�culos. As�, Pablo declara que este ha sido el estado de sus propios sentimientos, cuando dice:

El amor de Cristo nos constri�e, juzgando as�, que si uno muere por todos, entonces todo debe haber estado muerto ( 2 Corintios 5:14.)

Porque, aunque quiere decir ese amor con el que Cristo nos ha amado, y del cual nos ha dado una prueba de su muerte, sin embargo, se conecta con nosotros ese amor mutuo que surge de la convicci�n de haber recibido una bendici�n tan grande. Los maestros imp�os y falsos, por otro lado, son se�alados por �l en otro pasaje con esta marca, que no aman al Se�or Jes�s, ( 1 Corintios 16:22).

Aquellos que est�n llamados a gobernar la Iglesia deben, por lo tanto, recordar que, si desean desempe�ar su cargo de manera adecuada y fiel, deben comenzar con el amor de Cristo. Mientras tanto, Cristo testifica abiertamente cu�n altamente valora nuestra salvaci�n, cuando emplea un lenguaje tan serio y llamativo al recomendarlo a los pastores, y cuando declara que, si la salvaci�n de su reba�o es el objeto de su sincera solicitud, lo considerar� una prueba del ardor de su amor a s� mismo. Y, de hecho, nada podr�a haberse dicho que fuera m�s adecuado para alentar a los ministros del Evangelio, que informarles que ning�n servicio puede ser m�s agradable para Cristo que el que se otorga al alimentar a su reba�o. Todos los creyentes no deber�an sacar de �l ning�n consuelo ordinario, cuando se les ense�a que son tan queridos y tan preciosos a la vista del Hijo de Dios, que los sustituye, por as� decirlo, en su propia habitaci�n. Pero la misma doctrina deber�a alarmar en gran medida a los falsos maestros, que corrompen y derrocan al gobierno de la Iglesia; porque Cristo, que declara que es insultado por ellos, les infligir� un castigo terrible.

Alimenta a mis corderos. La palabra alimentaci�n es metaf�ricamente aplicada por las Escrituras a cualquier tipo de gobierno; pero como el tema actual es el gobierno espiritual de la Iglesia, es importante observar en qu� partes consiste el oficio de pastor o pastor. Aqu� no se nos describe ning�n rango inactivo, ni Cristo otorga a un hombre mortal ning�n gobierno para ser ejercido por �l de manera confusa seg�n su propio placer. Al exponer el D�cimo Cap�tulo, hemos visto que Cristo es el �nico Pastor o Pastor de la Iglesia. (234) Tambi�n hemos visto por qu� se toma este nombre. Si, es porque se alimenta, es decir, gobierna a sus ovejas, porque es el �nico alimento verdadero del alma. Pero debido a que emplea la agencia de los hombres en la predicaci�n de la doctrina, les transmite tambi�n su propio nombre o, al menos, lo comparte con ellos. Esos hombres, por lo tanto, se consideran pastores a la vista de Dios, que gobierna la Iglesia por el ministerio de la palabra bajo Cristo, quien es su cabeza. Por lo tanto, podemos inferir f�cilmente cu�l es la carga que Cristo le impone a Pedro, y con qu� condici�n lo designa para gobernar su reba�o.

Esto nos permite refutar claramente a los malvados adherentes de la Iglesia de Roma, que torturan este pasaje para apoyar la tiran�a de su papado. �A Peter� nos dicen, �en lugar de otros, se dice, apacienta mis ovejas� Ya hemos explicado la raz�n por la que se le dijo a �l en lugar de a los dem�s; a saber, que al estar libre de toda mancha vergonzosa, podr�a predicar con valent�a el Evangelio; y la raz�n por la cual Cristo lo nombra tres veces como pastor es que las tres negaciones, por las cuales Pedro hab�a tra�do sobre s� la verg�enza eterna, pueden dejarse de lado y, por lo tanto, no pueden formar una barrera para su apostolado, como lo ha observado juiciosamente Cris�stomo, Agust�n y Cirilo, y la mayor�a de los otros comentaristas. Adem�s, estas palabras no le dieron nada a Pedro, que tampoco se le dio a todos los ministros del Evangelio.

En vano, por lo tanto, los papistas sostienen que tiene el rango m�s alto, porque �l solo est� especialmente dirigido; y, reconociendo que se le otorg� un honor especial, �c�mo, pregunto, demostrar�n de esto que ha sido elevado a la primac�a? Aunque fue el principal entre los ap�stoles, �se deduce que fue el obispo universal de todo el mundo? A esto hay que agregar que todo lo que Pedro recibi� no pertenece al Papa m�s que a Mahomet; porque �sobre qu� base dice ser el heredero de Pedro, y qu� hombre de buen entendimiento admitir� que Cristo aqu� le otorga alg�n derecho hereditario? Sin embargo, desea ser considerado el sucesor de Peter: desear�a que fuera as�. Ninguno de nosotros le impide amar a Cristo y cuidar de alimentar a su reba�o; pero no preocuparse por amar a Cristo, y dejar de lado el oficio de alimentarse, y luego jactarse de ser el sucesor de Pedro, es excesivamente tonto y absurdo. Ahora, como Cristo, al asignarle a Pedro el deber de ense�ar, no ten�a la intenci�n de erigir un trono para un �dolo o un asesino de almas, para que por medio de �l pudiera oprimir miserablemente a la Iglesia, as� lo afirm� en pocas palabras , qu� tipo de gobierno de la Iglesia aprueba. Esto elimina la m�scara de todos los obispos mitrados, quienes, satisfechos con una mera exhibici�n teatral y un t�tulo vac�o, reclaman para s� mismos la autoridad de los obispos.

Versículo 16

16. Alimenta a mis ovejas. Cristo no le da a Pedro y a otros el oficio de alimentar a todo tipo de personas, sino solo a sus ovejas o corderos. En otra parte, describe qui�nes son a quienes considera que pertenecen a su reba�o.

Mi oveja, dice �l, escucha mi voz y s�gueme; no oyen la voz de un extra�o ( Juan 10:5.)

Es cierto que los maestros fieles deben esforzarse por reunir a todos para Cristo; y como no pueden distinguir entre ovejas y bestias salvajes, deber�an intentar por todos los m�todos si pueden domar a aquellos que se parecen a lobos en lugar de ovejas. Pero despu�s de haber desplegado sus m�ximos esfuerzos, su trabajo no servir� de nada salvo para las ovejas elegidas; porque la docilidad y la fe surgen de esto, que el Padre celestial entrega a su Hijo, para que puedan obedecerle, a aquellos que �l eligi� antes de la creaci�n del mundo. Una vez m�s, este pasaje nos ense�a que nadie puede ser alimentado a la salvaci�n por la doctrina del Evangelio sino aquellos que son suaves y ense�ables; porque no es sin raz�n que Cristo compara a sus disc�pulos con corderos y ovejas; pero tambi�n debe observarse que el Esp�ritu de Dios domestica a los que por naturaleza eran osos o leones.

Versículo 17

17. Peter estaba afligido. Pedro indudablemente no percibi� el objeto que Cristo ten�a a la vista al formular la misma pregunta con tanta frecuencia; y, por lo tanto, piensa que est� acusado directamente, como si no hubiera respondido con sinceridad. Pero ya hemos demostrado que la repetici�n no fue superflua. Adem�s, Pedro a�n no era lo suficientemente consciente de cu�n profundamente debe grabarse el amor de Cristo en los corazones de aquellos que tienen que luchar contra innumerables dificultades. Luego se enter� por larga experiencia, que tal prueba no se hab�a hecho en vano. A los que deben asumir el cargo de gobernar la Iglesia tambi�n se les ense�a, en su persona, a no examinarse un poco, sino a hacer un escrutinio minucioso del celo que poseen, para que no se encojan ni se desmayen en medio de su curso. Tambi�n se nos ense�a que debemos someternos con paciencia y moderaci�n, si en alg�n momento el Se�or nos somete a una prueba severa; porque tiene buenas razones para hacerlo, aunque en general nos son desconocidas.

Versículo 18

18. De cierto, de cierto te digo. Despu�s de haber exhortado a Pedro a alimentar a sus ovejas, Cristo tambi�n lo arma para mantener la guerra que se acercaba. Por lo tanto, exige de �l no solo fidelidad y diligencia, sino coraje invencible en medio de los peligros y firmeza al cargar la cruz. En resumen, le pide que est� preparado para una muerte duradera cuando sea necesario. Ahora, aunque la condici�n de todos los pastores no es similar, esta advertencia se aplica a todos en alg�n grado. El Se�or perdona a muchos y se abstiene de derramar su sangre, satisfecho con esto solo, de que se dediquen a �l sinceramente y sin reservas mientras vivan. Pero como Satan�s continuamente realiza nuevos y diversos ataques, todos los que emprenden el oficio de alimentarse deben estar preparados para la muerte; como ciertamente tienen que ver no solo con ovejas, sino tambi�n con lobos. En lo que respecta a Pedro, Cristo tuvo la intenci�n de advertirle de su muerte, para poder reflexionar en todo momento sobre la idea de que la doctrina de la que fue ministro debe ser ratificada por su propia sangre. Sin embargo, parece que, en estas palabras, Cristo no habl� solo con una vista de Pedro, sino que lo adorn� con el honorable t�tulo de M�rtir en presencia de los dem�s; como si hubiera dicho, que Peter ser�a un tipo de campe�n muy diferente de lo que �l hab�a demostrado ser.

Cuando eras m�s joven. La vejez parece estar apartada para la tranquilidad y el descanso; y, en consecuencia, los viejos suelen ser despedidos de empleos p�blicos, y los soldados son despedidos del servicio. Peter podr�a, por lo tanto, haberse prometido a s� mismo a esa edad una vida pac�fica. Cristo declara, por otro lado, que el orden de la naturaleza se invertir�, de modo que el que hab�a vivido a gusto cuando era joven ser� gobernado por la voluntad de otro cuando sea viejo, e incluso sufrir� una sujeci�n violenta.

En Peter tenemos un espejo sorprendente de nuestra condici�n ordinaria. Muchos tienen una vida f�cil y agradable antes de que Cristo los llame; pero tan pronto como han hecho profesi�n de su nombre, y han sido recibidos como sus disc�pulos, o, al menos, alg�n tiempo despu�s, son llevados a luchas angustiosas, a una vida problem�tica, a grandes peligros y, a veces, a la muerte misma. . Esta condici�n, aunque dif�cil, debe ser soportada pacientemente. Sin embargo, el Se�or modera la cruz por la cual se complace en probar a sus siervos, de modo que los ahorre un poco, hasta que su fuerza llegue a la madurez; porque �l conoce bien su debilidad, y m�s all� de la medida, no los presiona. Por lo tanto, se abstuvo con Peter, siempre y cuando lo viera todav�a tierno y d�bil. Aprendamos, por lo tanto, a dedicarnos a �l hasta el �ltimo aliento, siempre que nos proporcione fuerzas.

A este respecto, contemplamos en muchas personas la base de la ingratitud; porque cuanto m�s gentilmente nos trata el Se�or, m�s nos habituamos a la suavidad y afeminamiento. Por lo tanto, apenas encontramos a una persona de cada cien que no murmure si, despu�s de haber sufrido una larga paciencia, es tratado con cierta severidad. Pero m�s bien deber�amos considerar la bondad de Dios al salvarnos por un tiempo. As�, Cristo dice que, mientras vivi� en la tierra, convers� alegremente con sus disc�pulos, como si hubiera estado presente en un matrimonio, pero que luego el ayuno y las l�grimas les esperaban, (235) ( Mateo 9:15.)

Otro te ce�ir�. Muchos piensan que esto denota la forma de muerte que Peter iba a morir, (236) lo que significa que fue ahorcado, con los brazos estirados; pero considero que la palabra ce�ir simplemente denota todas las acciones externas mediante las cuales un hombre se regula a s� mismo y a toda su vida. Te ce�iste a ti mismo; es decir, "estabas acostumbrado a usar la vestimenta que elegiste, pero esta libertad de elegir tu vestido te ser� quitada". En cuanto a la forma en que mataron a Peter, es mejor permanecer ignorante que confiar en f�bulas dudosas.

Y te llevar� a donde no quieras. El significado es que Peter no muri� de muerte natural, sino por violencia y por la espada. Puede pensarse extra�o que Cristo diga que la muerte de Pedro no ser� voluntaria; porque, cuando uno se apresura a morir de mala gana, no hay firmeza ni elogios del martirio. Pero esto debe entenderse como una referencia a la competencia entre la carne y el Esp�ritu, que los creyentes sienten dentro de s� mismos; porque nunca obedecemos a Dios de una manera tan libre y sin restricciones como para no ser arrastrado, por as� decirlo, por cuerdas, en una direcci�n opuesta, por el mundo y la carne. De ah� esa queja de Pablo,

"Lo bueno que quisiera no lo har�a, pero lo malo que no lo har�a, eso s�" ( Romanos 7:19.)

Adem�s, debe observarse que el temor a la muerte se implanta naturalmente en nosotros, ya que desear separarse del cuerpo es repugnante para la naturaleza. En consecuencia, Cristo, aunque estaba preparado para obedecer a Dios con todo su coraz�n, reza para que pueda ser liberado de la muerte. Adem�s, Peter tem�a la cruz por la crueldad de los hombres; y, por lo tanto, no debemos preguntarnos si, en cierta medida, retrocedi� de la muerte. Pero esto demostr� con mayor claridad la obediencia que le hizo a Dios, que habr�a evitado voluntariamente la muerte por su propia cuenta, y sin embargo la soport� voluntariamente, porque sab�a que tal era la voluntad de Dios; porque si no hubiera habido una lucha mental, no habr�a habido necesidad de paciencia.

Esta doctrina es muy �til para ser conocida; porque nos urge a orar, porque nunca podr�amos, sin la ayuda extraordinaria de Dios, vencer el miedo a la muerte; y, por lo tanto, no nos queda nada m�s que presentarnos humildemente a Dios y someternos a su gobierno. Sirve tambi�n para mantener nuestras mentes, para que no se desmayen del todo, si sucede en cualquier momento que las persecuciones nos hacen temblar. Los que imaginan que los m�rtires no fueron conmovidos por ning�n miedo, crean su propio miedo para darles una base de desesperaci�n. Pero no hay ninguna raz�n por la cual nuestra debilidad nos impida seguir su ejemplo, ya que experimentaron un miedo similar al nuestro, de modo que no pudieron triunfar sobre los enemigos de la verdad sino luchando consigo mismos.

Versículo 19

19. Significando con qu� muerte debe glorificar a Dios. Esta circunlocuci�n es muy enf�tica; porque aunque el fin para todos los creyentes deber�a ser, glorificar a Dios tanto por su vida como por su muerte, Juan pretend�a emplear una notable recomendaci�n para adornar la muerte de aquellos que, con su sangre, sellan el Evangelio de Cristo y glorifique su nombre, como nos ense�a Pablo, ( Filipenses 1:20 .) Ahora es nuestro deber cosechar el fruto que ha dado la muerte de Pedro; porque debe ser imputado a nuestra indolencia, si nuestra fe no es confirmada por ella, y si no mantenemos el mismo objeto a la vista, para que podamos mostrar la gloria de Dios. Si los papistas hubieran considerado este fin en la muerte de los m�rtires, ese invento sacr�lego y detestable nunca habr�a entrado en sus mentes, que su muerte contribuye a apaciguar la ira de Dios y a pagar el rescate de nuestros pecados.

Y cuando hab�a dicho esto. Cristo aqu� explica cu�l fue el dise�o de esa predicci�n de una muerte violenta. Era, que Peter podr�a estar preparado para soportarlo; como si hubiera dicho: "Como debes soportar la muerte con mi ejemplo, sigue a tu l�der". Nuevamente, para que Pedro obedezca con mayor disposici�n a Dios que lo llama a la cruz, Cristo se ofrece como l�der; porque esta no es una exhortaci�n general por la cual lo invita a imitarse a s� mismo, sino que solo habla del tipo de muerte. Ahora, esta sola consideraci�n alivia enormemente toda la amargura que hay en la muerte, cuando el Hijo de Dios se presenta ante nuestros ojos con su bendita resurrecci�n, que es nuestro triunfo sobre la muerte.

Versículo 20

20. Y Peter, volvi�ndose. Tenemos en Peter una instancia de nuestra curiosidad, que no solo es superflua, sino incluso hiriente, cuando nos apartamos de nuestro deber al mirar a los dem�s; porque es casi natural para nosotros examinar la forma en que viven otras personas, en lugar de examinar la nuestra, e intentar encontrar en ellas excusas ociosas. Nos enga�amos voluntariamente con esta apariencia de disculpa, que otras personas no son mejores que nosotros, como si su indolencia nos liberara de la culpa. Apenas una persona de cada cien considera la importancia de esas palabras de Pablo,

Cada hombre llevar� su propia carga, ( G�latas 6:5.)

En la persona de un hombre, por lo tanto, hay una reprensi�n general de todos los que miran a su alrededor en todas las direcciones, para ver c�mo act�an otros hombres y no prestar atenci�n a los deberes que Dios les ha impuesto. Sobre todo, est�n gravemente equivocados a este respecto, que descuidan y pasan por alto lo que exige la vocaci�n especial de cada hombre.

De cada diez personas puede suceder que Dios elija una, que lo pruebe con grandes calamidades o con grandes trabajos, y que permita que las otras nueve permanezcan tranquilas o, al menos, las pruebe a la ligera. Adem�s, Dios no trata a todos de la misma manera, sino que juzga a cada uno como lo cree conveniente. Como hay varios tipos de guerra cristiana, que cada hombre aprenda a mantener su propia posici�n, y no hagamos preguntas como personas atareadas acerca de esta o aquella persona, cuando el Capit�n celestial se dirige a cada uno de nosotros, a cuya autoridad deber�amos ser as�. sumisa como para olvidar todo lo dem�s.

A quien Jes�s amaba. Se insert� esta circunlocuci�n para informarnos cu�l fue la raz�n por la cual se indujo a Peter a hacer la pregunta que aqu� se relaciona; porque pens� que era extra�o que solo se le llamara, y que se pasara por alto a John, a quien Cristo siempre hab�a amado tan c�lidamente. Peter ten�a, por lo tanto, una raz�n aparentemente buena para preguntar por qu� no se mencionaba a John, como si la disposici�n de Cristo hacia �l hubiera cambiado. Sin embargo, Cristo corta su curiosidad al decirle que debe obedecer el llamado de Dios y que no tiene derecho a preguntar qu� hacen otras personas.

Versículo 22

22. Si quiero que se quede. Se ha acostumbrado tomar esta oraci�n como separada, y leer afirmativamente la cl�usula anterior, quiero que se demore hasta que yo venga; pero esto se ha hecho por ignorancia de los transcriptores, no por el error del traductor; porque no podr�a haberse equivocado acerca de la palabra griega, pero una sola letra podr�a arrastrarse f�cilmente a la versi�n latina, para alterar todo el significado. (237) La oraci�n completa, por lo tanto, es una pregunta, y debe leerse en conexi�n inmediata; porque Cristo ten�a la intenci�n de poner su mano sobre su disc�pulo, para mantenerlo dentro de los l�mites de su llamado. "No es asunto tuyo", dice, "y no tienes derecho a preguntar qu� pasa con tu compa�ero; deja eso a mi disposici�n; piensa solo en ti y prep�rate para seguir donde te llaman ". No es que toda ansiedad por los hermanos sea innecesaria, pero debe tener alg�n l�mite, de modo que pueda ser la ansiedad, y no la curiosidad, lo que ocupe nuestra atenci�n. Que cada hombre, por lo tanto, mire a sus vecinos, si de alguna manera puede lograr atraerlos junto con �l a Cristo, y no permita que las ofensas de otros retrasen su propio progreso.

Versículo 23

23. Entonces sali� este dicho. El evangelista relata que, al entender mal las palabras de Cristo, surgi� un error entre los disc�pulos, que Juan nunca morir�a. Se refiere a aquellos que estuvieron presentes en esa conversaci�n, es decir, los Ap�stoles; no es que el nombre de hermanos les pertenezca solo a ellos, sino que fueron los primeros frutos, por as� decirlo, de esa santa uni�n. Tambi�n es posible que, adem�s de los once, se refiera a otros que estaban en ese momento en compa��a de ellos; y por la expresi�n, sali�, quiere decir que este error se extendi� en todas las direcciones; sin embargo, probablemente no fue de larga duraci�n, sino que subsisti� entre ellos hasta que, siendo iluminados por el Esp�ritu Santo, formaron visiones m�s puras y m�s correctas del reino de Cristo, dejando de lado las imaginaciones carnales y necias. (238)

Lo que Juan relata acerca de los Ap�stoles sucede todos los d�as, y no debemos preguntarnos; porque si los disc�pulos de Cristo, que pertenec�an a su familia y lo conoc�an �ntimamente, estaban tan equivocados, �cu�nto m�s pueden caer en errores, que no han sido tan familiarmente instruidos en la escuela de Cristo? Pero observemos tambi�n de d�nde surge esta falla. La ense�anza de Cristo es �til y para edificaci�n; es decir, es claro; pero oscurecemos la luz con nuestros inventos perversos, que traemos desde nuestros propios puntos de vista. Cristo no ten�a la intenci�n de pronunciar algo cierto o definitivo acerca de Juan, sino solo afirmar que ten�a todo el poder para decidir sobre su vida y muerte; para que la doctrina sea simple y �til en s� misma, pero los disc�pulos imaginan y crean m�s de lo que se les hab�a dicho. En consecuencia, para que podamos estar a salvo de este peligro, aprendamos a ser sabios y a pensar con sobriedad. Pero tal es la falta de sentido de la comprensi�n humana, que se precipita con toda su fuerza en la locura. La consecuencia fue que este mismo error, contra el cual el evangelista les hab�a advertido expresamente que estuvieran en guardia, continu� a pesar de ganar dinero en el mundo; porque se ha inventado una f�bula, que orden� que se cavara una zanja para �l, y baj� a ella, y que al d�a siguiente se encontr� vac�a. Vemos, por lo tanto, que nunca dejaremos de equivocarnos, a menos que sin reservas recibamos lo que el Se�or nos ha ense�ado, y rechacemos todos los inventos de los hombres.

Versículo 24

24. Este es ese disc�pulo. Habi�ndose mencionado hasta ahora en tercera persona, John ahora declara que es �l mismo; ese mayor peso puede atribuirse a las declaraciones de alguien que fue testigo ocular y que hab�a sabido completamente todo lo que relata.

Versículo 25

25. Tambi�n hay muchas otras cosas que hizo Jes�s. Para que nadie vea su narrativa con sospecha, como si hubiera sido escrita por parcialidad, porque Jes�s lo amaba, anticipa esta objeci�n al decir que ha pasado m�s de lo que ha escrito. No habla de las acciones de Cristo de todo tipo, sino de las que se relacionan con su cargo p�blico; ni debemos pensar que la hip�rbole es absurda, cuando soportamos muchas formas de hablar del mismo tipo en autores paganos. No solo debemos tener en cuenta la cantidad de obras de Cristo, sino que tambi�n debemos considerar su importancia y magnitud. La majestad de Cristo, que por su infinito se trag�, si puedo hablar as�, no solo los sentidos de los hombres, sino tambi�n el cielo y la tierra, dio una muestra milagrosa de su propio esplendor en esas obras. Si el evangelista, mirando a ese brillo, exclama con asombro que ni siquiera el mundo entero podr�a contener una narraci�n completa, �deber�amos preguntarnos? Tampoco se le puede culpar en absoluto, si emplea una forma de hablar frecuente y ordinaria por encomiar la excelencia de las obras de Cristo. Porque sabemos c�mo Dios se acomoda a la forma ordinaria de hablar, a causa de nuestra ignorancia y, a veces, incluso si se me permite la expresi�n, tartamudeos.

Sin embargo, debemos recordar lo que dijimos anteriormente, que el resumen que los Evangelistas se han comprometido a escribir es suficiente tanto para regular la fe como para obtener la salvaci�n. Ese hombre que se ha beneficiado debidamente de tales maestros ser� verdaderamente sabio. Y, de hecho, ya que fueron designados por Dios para ser testigos de nosotros, ya que han cumplido fielmente su deber; por lo tanto, es nuestro deber depender totalmente de su testimonio y no desear nada m�s de lo que nos han transmitido; y especialmente, debido a que sus plumas fueron guiadas por la segura providencia de Dios, para que no pudieran oprimirnos por una masa ilimitada de narraciones y, sin embargo, al hacer una selecci�n, podr�an darnos a conocer todo lo que Dios sab�a que era necesario para nosotros. , quien solo es sabio, y la �nica fuente de sabidur�a; a quien sea alabanza y gloria por los siglos. Am�n.

Información bibliográfica
Calvino, Juan. "Comentario sobre John 21". "Comentario de Calvino sobre la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cal/john-21.html. 1840-57.