Bible Commentaries
Miqueas 3

Comentario de Calvino sobre la BibliaComentario de Calvino

Versículo 1

El Profeta en este cap�tulo ataca y reprueba severamente a los jefes, as� como a los maestros; porque ambos fueron dados a la avaricia y la crueldad, al saqueo y, en resumen, a todos los dem�s vicios. Y comienza con los magistrados, que ejerc�an autoridad entre el pueblo; y relata brevemente las palabras en las que se inmiscuy� contra ellos. Hemos dicho en otra parte, que los Profetas no registraron todo lo que hab�an hablado, sino que solo tocaron brevemente las cabezas o los puntos principales: y esto fue hecho por Micah, para que podamos saber lo que hizo durante cuarenta a�os o m�s, en el que ejecut� su oficina. Podr�a haber relatado, sin duda, en media hora, todo lo que existe de sus escritos: pero de este peque�o libro, por peque�o que sea, podemos aprender cu�l era la manera de ense�ar del Profeta y sobre qu� cosas �l principalmente habito Ahora volver� a sus palabras.

�l dice que los principales hombres del reino hab�an sido reprendidos por �l. Es probable que estas palabras fueron dirigidas a los jud�os; aunque al principio incluye a los israelitas, todav�a sabemos que fue dado como maestro a los jud�os, y no al reino de Israel. Fue accidental, que a veces presenta a las diez tribus junto con los jud�os. Esta direcci�n se hizo, como creo, al rey, as� como a sus consejeros y otros jueces, que luego gobernaron sobre el pueblo de Jud�.

Escucha esto, te ruego, dice. Tal prefacio engendra descuido en los jueces; porque �por qu� les exige una audiencia, excepto que se hab�an vuelto tan torpes en sus vicios, que no atender�an a nada? En la medida en que un estupor tan brutal se hab�a apoderado de ellos, dice: O�d ahora jefes o jefes de Jacob y gobernantes (92) de los casa de Israel Pero, �por qu� todav�a habla de la casa de Israel? Debido a que ese nombre era especialmente conocido y celebrado, cada vez que se mencionaba la posteridad de Abraham: y los otros Profetas, incluso cuando hablan del reino de Jud�, a menudo hacen uso de este t�tulo, "ustedes que son llamados por el nombre de Israel;" e hicieron esto, debido a la dignidad del santo patriarca; y el significado de la palabra en s� no era un testimonio ordinario de excelencia en cuanto a toda su raza. Y esto es lo que frecuentemente hace Isa�as. Pero el nombre de Israel no se pone aqu�, como en otros lugares, como un t�tulo de distinci�n: por el contrario, el Profeta aqu� amplifica su pecado, porque eran muy corruptos, aunque eran los hombres principales entre la raza elegida, siendo aquellos a quienes Dios hab�a honrado con tanta dignidad, como para ponerlos sobre su Iglesia y elegir personas. Era entonces una ingratitud, no soportar el abuso de esa autoridad alta y sagrada, que Dios les hab�a conferido.

�No te pertenece, dice, conocer el juicio? Aqu� �l insin�a que la rectitud deber�a tener un lugar entre los hombres principales, de una manera m�s especial que entre la gente com�n; porque les lleva a sobresalir a otros en el conocimiento de lo que es justo y correcto: porque aunque la diferencia entre el bien y el mal se grabe en los corazones de todos, sin embargo, ellos, que tienen la supremac�a entre las personas y se destacan en el poder, son tan eran los ojos de la comunidad; as� como los ojos dirigen todo el cuerpo, tambi�n ellos, que se colocan en cualquier situaci�n de honor, se vuelven eminentes, para que puedan mostrar el camino correcto a los dem�s. Por lo tanto, por la palabra, para saber, el Profeta insin�a que subvirtieron perversamente todo el orden de la naturaleza, porque eran ciegos, mientras que deber�an haber sido las luminarias de todo el pueblo. �No es para ti, dice, conocer el juicio y la equidad? Pero, �por qu� se dijo esto, especialmente a los hombres principales? Debido a que ellos, aunque sab�an por s� mismos lo que era correcto, tener la ley grabada en su interior deber�a, como l�deres, haber pose�do un conocimiento superior, para eclipsar a los dem�s. Por lo tanto, es su deber conocer el juicio. Por lo tanto, aprendemos que no es suficiente que los pr�ncipes y magistrados est�n bien dispuestos y rectos; pero se les exige conocer el juicio y la sabidur�a para poder discernir los asuntos por encima de la gente com�n. Pero si no est�n dotados as� con el don de comprensi�n y sabidur�a, que pidan al Se�or. De hecho, sabemos que sin el Esp�ritu de Dios, los hombres m�s agudos no est�n en condiciones de gobernar; ni es en vano que el Esp�ritu libre de Dios se establezca como el poder supremo del mundo; porque as� se nos recuerda que incluso aquellos que est�n dotados de los principales dones son completamente incapaces de gobernar, excepto que el Esp�ritu de Dios est� con ellos. Este pasaje muestra que una mente recta no es una calificaci�n suficiente en los pr�ncipes; tambi�n deben sobresalir en sabidur�a, para que puedan ser, como ya hemos dicho, como los ojos son para el cuerpo. En este sentido, es que Miqueas ahora dice que pertenec�a a los l�deres del pueblo a conocer el juicio y la justicia. (93)

Versículo 2

Luego se une, pero odian el bien y aman el mal, y arrancan la piel (94) de mi pueblo, la carne de sus huesos; es decir, no dejan nada, dice, sano y salvo, su rapacidad es tan furiosa. El Profeta transmite primero una reprensi�n general: que no solo pervirtieron la justicia, sino que tambi�n fueron entregados a la maldad y odiaron el bien. �l quiere decir que eran abiertamente malvados e imp�os, y tambi�n que con un prop�sito fijo continuaron la guerra contra todo lo que era justo y correcto. Por lo tanto, aprendemos cu�n grande y abominable fue la corrupci�n de las personas, cuando todav�a eran la posesi�n y la herencia peculiar de Dios. En la medida en que el estado de este antiguo pueblo se hab�a degenerado tanto, aprendamos a caminar con solicitud y temor, mientras el Se�or nos gobierna por magistrados piadosos y pastores fieles: porque lo que les sucedi� a los jud�os podr�a sucedernos pronto, de modo que los lobos podr�an tener dominio sobre nosotros, ya que de hecho la experiencia ha demostrado incluso en esta nuestra ciudad. El Profeta luego agrega los tipos de crueldad que prevalecieron; de los cuales habla en t�rminos hiperb�licos, aunque sin duda pone ante nuestros ojos el estado de las cosas como estaban. Compara a los jueces con lobos o leones, o con otras bestias salvajes. �l no dice que buscaron la propiedad de la gente o saquearon sus casas; pero �l dice que devoraron su carne hasta los mismos huesos; �l dice que se quitaron la piel, y esto lo confirma en el siguiente verso.

La idea de oveja o reba�o, con la que se compara a las personas en el �ltimo cap�tulo, todav�a se conserva aqu�. Adam Clarke cita de Suetonio una respuesta sorprendente de Tiberio, el Emperador, a algunos gobernadores, que le solicitaron que aumentara los impuestos: "Es propiedad de un buen pastor esquilar sus ovejas, no pelarlas" - Boni pastoris esse tondere pectus, no deglubere

"Odiar el bien y amar el mal", en la oraci�n anterior, engendra un personaje terrible en extremo; para bien aqu�, ??? significa amabilidad, benevolencia, hacer el bien a los dem�s; esto odiaban: y el mal, ???, significa maldad, travesura, da�o, hacer da�o, maldad e injusticia a otros; y esto les encant�. �Qu� transmutados estaban en su esp�ritu en el de los demonios! �Odian hacer el bien, odian que se haga algo bueno y odian a los que son buenos; y aman el mal, se deleitan en las travesuras y en los que hacen travesuras ". Estas palabras de Henry, sin duda, transmiten una visi�n correcta de la oraci�n. Por lo tanto, podr�a traducirse como "Odiadores de la benevolencia y amantes de las travesuras". - Ed.

Versículo 3

Devoran, dice, la carne de mi pueblo, y su piel se les quita, y sus huesos se rompen en pedazos y se hacen peque�os, como lo que se arroja a la olla, y que est� en el medio del caldero. (95) Porque cuando alguien arroja carne a la olla, no toma el buey entero, sino que lo corta en pedazos, y despu�s de romperlo, entonces llena con estas piezas su olla o su caldero. El Profeta entonces aumenta la crueldad de los pr�ncipes; no se contentaron con un tipo de opresi�n, sino que ejercieron todas las especies de crueldad b�rbara hacia la gente, y fueron en todos los aspectos como osos, lobos, leones u otras bestias salvajes, y que tambi�n eran como glotones. Ahora percibimos el significado del Profeta.

Ahora, este pasaje nos ense�a lo que Dios requiere principalmente de aquellos en el poder, que se abstengan de cometer injusticias: porque como est�n armados con poder, deber�an ser una ley para ellos mismos. Asumen autoridad sobre los dem�s; entonces que comiencen por s� mismos y se abstengan de hacer el mal. Porque cuando un hombre privado est� dispuesto a hacer da�o, est� restringido al menos por temor a las leyes, y no se atreve a hacer nada a su gusto; pero en los pr�ncipes hay una mayor audacia; y pueden cometer una mayor injusticia: y esta es la raz�n por la que deber�an observar m�s paciencia y humanidad. De ah� que la ligereza y la bondad paterna se conviertan especialmente en pr�ncipes y en aquellos en el poder. Pero el Profeta aqu� condena a los pr�ncipes de su �poca por lo que merec�a la m�s alta reprensi�n; y su crimen principal era la crueldad o la inhumanidad, en la medida en que no perdonaban a sus propios s�bditos.

Ahora vemos que el Profeta de ninguna manera halag� a los grandes, aunque se enorgullec�an de su propia dignidad. Pero cuando vio que abusaron malvada y bastamente del poder que se les hab�a encomendado, se resisti� audazmente y ejerci� toda la valent�a del Esp�ritu. Por lo tanto, no solo los llama ladrones o saqueadores de la gente; pero �l dice que eran crueles bestias salvajes; �l dice que devoraron la carne, la desgarraron y la hicieron pedazos, y la hicieron peque�a; y �l dice todo esto, para poder transmitir una idea de los diversos tipos de crueldad que practicaban. Ahora sigue las amenazas:

Versículo 4

Micah ahora denuncia el juicio sobre los hombres principales, como se merec�an. �l dice: Entonces clamar�n a Jehov�. El adverbio ??, az, a menudo se pone indefinidamente en hebreo, y tiene la fuerza de un demostrativo, y puede ser tomado como se�alando una cosa, (????????? - demostrativamente,) entonces, o all�, como si el Profeta se�alara con el dedo cosas que se pod�an ver, aunque estaban lejos de la vista de los hombres. Pero en este lugar, el Profeta parece m�s bien seguir el tema al que ya me he referido: porque antes hab�a declarado que Dios se vengar�a de esa gente. Este adverbio de tiempo est� conectado con las otras combinaciones, que ya se han explicado. (96) Si, sin embargo, alguien prefiere un significado diferente, a saber, que el Profeta quiso mantenerlos en suspenso, en cuanto a la cercan�a de la venganza de Dios, No me opongo a �l, porque este sentido no es inadecuado. Sea como fuere, el Profeta aqu� testifica que los cr�menes de los jefes no quedar�an sin castigo, aunque no se cre�an sujetos a leyes ni a castigos. Como entonces los pr�ncipes y los magistrados se consideraban exentos, por alg�n privilegio imaginario, del resto de la gente, el Profeta declara aqu� expresamente, que se acercaba una angustia, lo que les extorsionar�a un grito: porque por la palabra, llorar, se refiere a las miserias que estaban cerca. Entonces llorar�n en su angustia. Ya he explicado el dise�o del Profeta.

De hecho, vemos c�mo en este d�a aquellos que est�n en estaciones altas se hinchan de arrogancia; porque, como abundan en riqueza, y el honor es como un grado elevado, de modo que, apoyados por los hombros de otros, parecen eminentes, y como tambi�n el resto del pueblo los teme, est�n en estas cuentas llev� a pensar que no les puede pasar ninguna adversidad. Pero el Profeta dice que tal ser�a su angustia, que provocar�a un grito de ellos.

Entonces llorar�n, pero Jehov� no oir�; es decir, ser�n miserables y sin ning�n remedio. Jehov� no les responder�, sino que les ocultar� su rostro, como lo han hecho perversamente; es decir, Dios no escuchar� sus quejas; porque �l volver� sobre sus propias cabezas todas las heridas con las que ahora ve que su propia gente est� afligida. Y as� Dios mostrar� que �l no estaba dormido, mientras que ellos estaban con tanto descaro practicando todo tipo de maldad.

Sin embargo, se puede preguntar aqu�, �c�mo es que Dios rechaza las oraciones y las s�plicas de aquellos que le claman? Primero debe observarse que los reprobados, aunque rasgan el aire con sus gritos, a�n no dirigen sus oraciones a Dios; pero si se dirigen a Dios mismo, lo hacen con clamor; porque se manifiestan con �l y contienden con �l, s�, vomitan sus blasfemias, o al menos murmuran y se quejan de sus males. Los imp�os lloran, pero no al Se�or; o si dirigen sus gritos a Dios, est�n, como se ha dicho, llenos de glamour. Por lo tanto, excepto que uno sea guiado por el Esp�ritu de Dios, no puede orar desde el coraz�n. Y sabemos que es el oficio peculiar del Esp�ritu alzar nuestros corazones al cielo: porque en vano rezamos, excepto que traemos fe y arrepentimiento: �y qui�n es el autor de estos sino el Esp�ritu Santo? Parece entonces que los imp�os lloran tanto, que solo pelean violentamente con Dios: pero esta no es la forma correcta de orar. Por lo tanto, no es de extra�ar que Dios rechace sus clamores. De hecho, los imp�os a veces derraman un torrente de oraciones y invocan el nombre de Dios con la boca; pero al mismo tiempo, como hemos dicho, est�n llenos de perversidad y nunca se humillan ante Dios. Desde entonces derraman sus oraciones desde un coraz�n amargo y orgulloso, esta es la raz�n por la cual el Profeta dice ahora, que el Se�or no escuchar�a entonces, sino que les ocultar�a su rostro en ese momento, ya que actuaron perversamente (97)

�l muestra aqu� que Dios no se reconciliar�a con hombres totalmente irreclamables, que no podr�an ser restaurados de ninguna manera de la manera correcta. Pero cuando alguien cae [y se arrepiente], siempre encontrar� a Dios propicio para �l, tan pronto como le llore; pero cuando con mentes obstinadas seguimos nuestro propio curso y no damos lugar al arrepentimiento, cerramos la puerta de la misericordia contra nosotros mismos; y entonces lo que el Profeta ense�a aqu� necesariamente tiene lugar: el Se�or esconde su rostro en el d�a de la angustia. Y tambi�n escuchamos lo que dice la Escritura: el juicio ser� sin piedad para aquellos que no son misericordiosos ( Santiago 2:11). Por lo tanto, si alguien es inexorable para sus hermanos, (como vemos en esto d�a muchos tiranos deben ser, y tambi�n vemos que muchos en la clase media tienen la misma disposici�n tir�nica y totalmente sanguinaria,) finalmente, quienquiera que sea, se encontrar� con ese juicio que Miqueas denuncia aqu�. La frase, entonces, no debe tomarse en un sentido general, como si hubiera dicho, que el Se�or no se reconciliar�a con los imp�os; pero se�ala especialmente a esos hombres irrevocables, que se hab�an endurecido por completo, de modo que, como ya hemos visto, se hab�an vuelto completamente inflexibles. El Profeta ahora llega a su segunda reprensi�n.

Porque han corrompido sus acciones.

- Ed.

Versículo 5

Micah acusa aqu� a los Profetas, en primer lugar, de avaricia y de un deseo de lucro inmundo. Pero comienza diciendo que habl� por orden de Dios, y por as� decirlo, para que su combinaci�n tenga m�s peso y poder. As� dice Jehov� contra los Profetas: y los llama enga�adores del pueblo: pero al mismo tiempo se�ala la fuente del mal, es decir, por qu� o por qu� pasi�n fueron instigados a enga�ar, y eso fue, porque el deseo de ganancia los hab�a pose�do por completo, de modo que no hicieron diferencia entre lo que era verdadero y lo que era falso, sino que solo buscaban agradar por el bien de la ganancia. Y muestra tambi�n, por otro lado, que eran tan codiciosos de ganancia, que declararon la guerra, si alguno no los alimentaba. Y Dios repite de nuevo el nombre de su pueblo: esto se me hab�a escapado �ltimamente al observar las palabras de Miqueas, que los pr�ncipes devoraron la carne del pueblo de Dios; porque la indignidad se increment� cuando este mal se hizo al pueblo de Dios. Si los asirios, o los et�opes, o los egipcios, hubieran sido saqueados por sus pr�ncipes, habr�a sido m�s tolerable; pero cuando el mismo pueblo de Dios fue as� devorado, fue, como he dicho, menos para ser soportado. Entonces, cuando el pueblo de Dios fue enga�ado, y la verdad se convirti� en una mentira, fue un sacrilegio cuanto m�s odioso.

Esta fue la raz�n por la cual dijo: Quien enga�a a mi gente (98) �Esta gente es sagrada para m�, porque los he elegido para m�; como luego son destruidos por fraudes y enga�os, �no se deshonra mi majestad, no se disminuye mi autoridad? Ahora vemos la raz�n por la cual el Profeta dice: enga�an a mi pueblo. De hecho, es cierto que los jud�os eran dignos de tales enga�os; y Dios en otro lugar declara que cada vez que permit�a que los falsos profetas vinieran entre ellos, era para tratar de ver qu� tipo de personas eran (Deuteronomio 13). Era entonces su justa recompensa, cuando la libertad fue dado a Satan�s para evitar una sana doctrina entre la gente. Y nadie es enga�ado nunca, excepto por su propia voluntad. Aunque su propia simplicidad parece llevar a muchos a la destrucci�n, siempre hay en ellos cierta hipocres�a. Pero no aten�a el pecado de los falsos maestros, que la gente merezca tal castigo: y por lo tanto, el Profeta sigue con su reproche y dice que ellos eran el pueblo de Dios, �en qu� sentido? Por adopci�n Aunque entonces los jud�os se hab�an vuelto indignos de tal honor, Dios los considera su pueblo, para poder castigar la maldad de los falsos maestros, de los cuales ahora los acusa. Ahora se deduce que mordieron con los dientes. Pero hoy no puedo terminar.

Versículo 6

Dios declara aqu� a los falsos maestros por boca de Miqueas, que les infligir�a castigo, para que estuvieran expuestos al reproche de todos. Por lo tanto, el tipo de castigo del que habla el Profeta es que despojar�a a los falsos maestros de toda su dignidad, para que en adelante se presenten en vano y reclamen el nombre honorable que tanto tiempo hab�an abusado. De hecho, sabemos que cuando los hombres imp�os y profanos se visten con los t�tulos dignos de ser pr�ncipes, obispos o prelados de la Iglesia, cu�n audazmente pervierten todo y lo hacen con impunidad. Entonces no hay otro remedio, excepto que Dios les quita la m�scara y descubre abiertamente a toda su bajeza. De este castigo Micah ahora habla.

Habr� para ti una noche de visi�n; as� es la frase literalmente, pero la part�cula ?, mem, significa a menudo, para, o, a causa de; y podemos ver f�cilmente que el Profeta representa la noche como la recompensa por las visiones y la oscuridad por la adivinaci�n. "Como mi gente ha sido enga�ada por tus falacias, porque tus visiones y adivinaciones no han sido m�s que mentiras y enga�os, te pagar� con la recompensa que te has merecido: porque en lugar de una visi�n tendr�s noche, y en lugar de adivinaci�n tendr�s una espesa oscuridad ". (101) Es cierto que los falsos maestros, incluso cuando ten�an, como dicen, una gran reputaci�n, es decir, cuando conservaron el honor y el t�tulo de su cargo, eran ciegos y totalmente desprovistos de toda luz: pero el Profeta aqu� declara que, como su bajeza no le parec�a a la gente com�n, Dios har�a que se hiciera completamente evidente. Como por ejemplo, en este d�a no hay nada m�s est�pido y sin sentido que los obispos del papado: porque cuando alguien extrae de ellos alguna expresi�n sobre la religi�n, instant�neamente traicionan no solo su ignorancia, sino tambi�n su vergonzosa estupidez. Con respecto a los monjes, aunque son el tipo de animales m�s audaces (g�nero audacissimum animalium), sabemos lo ignorantes e ignorantes que son. Por lo tanto, en este momento la noche a�n no ha pasado, ni la oscuridad, de la cual habla Micah aqu�.

Ahora entendemos lo que el Esp�ritu Santo ense�a aqu�, y es que Dios finalmente despojar�a a esos falsos maestros de esa dignidad imaginaria, por lo cual nadie se atrevi� a hablar en contra de ellos, sino que recibi� como un or�culo todo lo que pronunciaron. . La noche, entonces, ser� para ti en lugar de una visi�n; es decir, "El mundo entero comprender� que no eres lo que te jactas de ser: porque mostrar� que no hay en ti, no, ni una part�cula del esp�ritu prof�tico, sino que sois hombres tan oscuros como la noche , y la oscuridad ser� para ti en lugar de adivinaci�n. Os jactas de gran agudeza y gran perspicacia mental; pero descubrir� tu bajeza, para que los mismos ni�os sepan que no est�s dotado del esp�ritu ".

Con el mismo prop�sito es lo que �l agrega: "Desciende el sol sobre ti, y oscurecido sobre ti ser� el d�a". es decir, tal ser� esa oscuridad, que incluso al mediod�a no ver�n nada; el sol brillar� sobre todos, pero tantear�n como en la oscuridad; para que la venganza de Dios se hiciera tan manifiesta, que todos pudieran notarla, desde el m�s grande hasta el m�s grande.

Por lo tanto, la noche ser� para ti en lugar de visi�n, Y la oscuridad ser� para ti en lugar de adivinaci�n: S�, el sol se pondr� sobre los profetas, Y oscurecer sobre ellos el d�a.

Piscator da sentido cuando dice: "Visio vestra mutabitur in noctem": "Su visi�n se convertir� en noche". - Ed.

Versículo 7

�l confirma lo mismo en el siguiente verso, y avergonzados ser�n los videntes y confundieron a los adivinos, (102) y se cubrir�n los labios; es decir, se pondr�n velos en la boca. En resumen, quiere decir que se convertir�an en un reproche para todos, para que se avergonzaran de s� mismos y no se atrevieran a jactarse con tanta confianza en su nombre y en el oficio prof�tico.

En cuanto a esta forma de expresi�n, ???? ??-???, uothu ol shephim, algunos piensan que se hace referencia a la pr�ctica de los dolientes; Pero esta interpretaci�n es fr�gida. Por lo tanto, no tengo dudas, pero Micah insin�a que las bocas de los falsos maestros estar�an cerradas. Hay casi la misma denuncia mencionada por Zacar�as; por hablar de la restauraci�n de la Iglesia, dice: "Los que antes se jactaban mucho y se glorificaban en nombre de los Profetas, desechar�n su manto y ya no se atrever�n a mostrarse; s�, cuando vengan al extranjero, ser�n como si fueran pastores o personas privadas, y dir�n: "No soy profeta, ni hijo de profeta, mi padre me castiga"; es decir, se declarar�n indignos de ser llamados profetas; pero que son eruditos bajo disciplina, ( Zacar�as 13:5.) As� tambi�n en este lugar, "En este d�a enga�an a mi pueblo", dice el Se�or; �Los recompensar� como se merecen; Los llenar� de desgracia y desprecio. Entonces no se atrever�n a mostrarse en lo sucesivo como sol�an hacer; no presumir�n jactanciosamente de ser los pilares de la Iglesia, para que todo el mundo est� sujeto a ellos; no se atrever�n con fuerza tir�nica a oprimir las porciones comunes e ignorantes del velo de la sociedad, entonces, se abrir�n la boca; es decir, "Har� que se les cierre la boca, para que no se atrevan a decir en lo sucesivo ni una palabra". (103)

Se sigue, porque no habr� respuesta de Dios. Algunos explican esta frase, como si el Profeta los reprendiera con sus viejos enga�os, de los que se jactaban eran las palabras de Dios: como entonces no fueron fieles a Dios, sino que mintieron a hombres miserables, cuando dijeron que hab�an sido enviados de arriba, y trajeron mensajes del cielo, aunque solo pronunciaron sus propios inventos o f�bulas, en estas cuentas deber�an estar obligados a cubrirse la boca. Pero diferente es el significado del Profeta, y es esto, que deb�an ser privados de cualquier respuesta, para que su falta de conocimiento pudiera ser f�cilmente percibida incluso por los m�s ignorantes: para los falsos maestros, aunque no poseen nada seguro. Sin embargo, enga�e a los simples con disfraces y haga veros�miles sus absurdos para que parezcan los int�rpretes de Dios. y a�aden una gran confianza: y luego la estupidez de la gente les concede un gran poder, de acuerdo con lo que dice Jeremias 5 donde dice que los sacerdotes recibieron regalos y que los regalos que los Profetas adivinaron , y que la gente amaba tales privaciones. Pero Micah declara aqu� que tales delirios ya no ser�an permitidos, porque Dios los disipar�a. Entonces se har� evidente que no tienes respuesta de Dios; es decir, "Todos percibir�n que est�n vac�os y desprovistos de toda verdad celestial, y que antes eran enga�os groseros, cuando se hicieron pasar por siervos de Dios, aunque no ten�an fundamento para hacerlo".

Ahora percibimos lo que significa el Profeta. Pero este castigo podr�a haber contribuido al beneficio de la gente: ya que es una causa de ruina para el mundo, cuando no hay diferencia entre la luz y la oscuridad; entonces, cuando se descubre la bajeza de aquellos que abusan del nombre de Dios y adulteran su verdad pura, entonces hay una puerta abierta al arrepentimiento. Entonces, esta combinaci�n est� dirigida a los falsos profetas. Ahora sigue:

Versículo 8

Aqu� Micah, con un esp�ritu valiente, se enfrenta solo a todos los falsos maestros incluso cuando vio que eran un gran n�mero y que apelaron a su n�mero, seg�n su pr�ctica habitual, como su escudo. Por eso dice: Estoy lleno de poder por el Esp�ritu de Jehov� (104) Esta confianza es lo que todos los siervos de Dios deben poseer, para que no sucumban ante el jactancias vac�as y vanas de quienes subvierten todo el orden de la Iglesia. Siempre que Dios permita que su verdad pura sea corrompida por falsos maestros, y que sean populares entre los altos honores, as� como entre la multitud, deje que este sorprendente ejemplo sea recordado por nosotros, para que no nos desanimemos, para que la firmeza y El poder invencible del Esp�ritu Santo se debilitar� en nuestros corazones, pero para que podamos proceder en el curso de nuestro llamado, y aprender a oponer el nombre de Dios a todos los enga�os de los hombres, si de hecho estamos convencidos de que nuestro servicio es aprobado por �l, como siendo fiel. Como, entonces, dice Micah, que estaba lleno de poder, sin duda se puso de pie, por as� decirlo, en presencia de todo el pueblo, y solo lanz� su campamento contra toda la multitud; porque entonces hab�a falsos maestros yendo por todas partes, ya que el diablo siembra siempre suficiente, cada vez que Dios suelta las riendas. Aunque su n�mero no era peque�o, Micah dud� en no salir entre ellos: yo, dice; hay que poner �nfasis en el pronombre ????, anki, - Me desprecian, siendo un hombre, y desprecian a unos pocos hombres; pueden pensar que yo solo sirvo al Se�or; pero yo soy rival para mil, s�, para una multitud innumerable; porque Dios est� de mi lado y �l aprueba mi ministerio tal como es. de �l, ni te traigo nada m�s que lo que �l ha ordenado: es entonces yo.

Adem�s, expresa una confianza m�s plena al usar la palabra ????, aulam (105) ; En verdad, dice, estoy lleno de poder. Esto "en verdad" o verdaderamente se opone a esas elevadas alardes por las cuales los falsos profetas alguna vez sol�an alcanzar un nombre y honor entre la gente. Pero Micah insin�a que todo lo que pronunciaron fue solo evanescente: "Vosotros sois", dice, "maravillosos profetas; no, sois superiores a los �ngeles, si os cre�is; pero demuestra que eres tan real; deje que haya alguna prueba por la cual su llamada pueda ser confirmada. No hay prueba Entonces se deduce que ustedes son s�lo hombres de viento, y no realmente espirituales: pero realmente hay en m� de lo que se jactan con sus bocas �. Y dice que estaba lleno, que no se le podr�a considerar del tipo com�n: y Micah sin duda muestra aqu�, debido a la necesidad de la ocasi�n, que no se le proporcion� el poder ordinario o habitual; porque, seg�n Dios emplea el trabajo de sus siervos, �l tambi�n est� presente con ellos y les proporciona la protecci�n adecuada. Cuando alguien no se ejercita con grandes dificultades para desempe�ar su oficio de ense�anza, una medida com�n del Esp�ritu solo es necesaria para el desempe�o de sus deberes; pero cuando alguien se ve envuelto en arduas y dif�ciles luchas, al mismo tiempo es especialmente fortalecido por el Se�or: y vemos ejemplos diarios de esto; Para muchos hombres simples, que nunca han sido entrenados para aprender, el Esp�ritu celestial les ha dado tanto apoyo cuando llegaron a grandes pruebas, que han cerrado la boca de grandes doctores, que parec�an entender todos los or�culos. Por tales evidencias, Dios prueba abiertamente en este d�a, que �l es el mismo ahora que cuando anteriormente le dio a su siervo Micah un poder tan raro y tan extraordinario. Esta es la raz�n por la que dice que estaba lleno de poder.

Luego agrega: Por el Esp�ritu de Jehov� Aqu�, el Profeta desecha toda muestra sospechosa de arrogancia; para que no parezca reclamar algo propio, dice, que este poder le fue conferido desde arriba: y esta circunstancia deber�a ser particularmente notada. Aunque Micah reclam� correcta y justamente para s� mismo el nombre de un maestro, a�n no ten�a nada diferente de los dem�s antes del mundo; porque todos sus oponentes desempe�aron el mismo cargo y obtuvieron el mismo honor: el cargo era com�n para ambas partes. Micah estaba solo o conectado con Isaiah y algunos otros. Desde entonces, aqu� se atreve a establecerse, vemos que solo su llamada debe ser considerada; porque sabemos cu�n grande es la propensi�n de Satan�s a oponerse al reino de Cristo, y tambi�n cu�n orgullosos y feroces son los falsos maestros. Desde entonces, la ira de Satan�s es bien conocida y la presunci�n de falsos maestros, no hay ninguna raz�n por la cual los fieles deber�an hacer mucho de simples t�tulos desnudos: y cuando ellos, que viv�an en ese momento, declararon, como lo hacen los papistas en este d�a, que no ten�an discriminaci�n ni juicio para saber, si alguno de ellos deber�a haber sido considerado impostores o ministros de Dios, ya que Micah estaba solo y eran muchos, y tambi�n que los otros eran profetas de que al menos ten�an el nombre y reputaci�n de ser as�, �qu� hab�a que hacer? Esta fue la raz�n por la que dije que esta circunstancia merec�a una atenci�n especial, que aunque su vocaci�n era com�n, ya que hab�an actuado de manera p�rfida, y solo Micah, o con otros pocos, hab�a cumplido fielmente lo que el Se�or hab�a ordenado: solo �l debe ser considerado un profeta y un maestro: en resumen, no hay raz�n para que los falsos profetas establezcan en contra de nosotros una simple codicia, cuando no pueden probar que est�n dotados del Esp�ritu de Dios. Quien quiera entonces ser considerado un siervo de Dios y un maestro en su Iglesia, debe tener este sello que Micah aqu� aduce; debe ser dotado con el Esp�ritu de Dios; entonces se le dar� honor a Dios. Pero si alguien trae nada m�s que el nombre, vemos cu�n vano es ante Dios.

Luego se une con juicio y coraje. (Fortitudine) Por juicio, no tengo dudas, �l entiende el discernimiento, ya que este es tambi�n el significado com�n de la palabra. Luego agrega coraje. Estas dos cosas son especialmente necesarias para todos los ministros de la palabra, es decir, para sobresalir en la sabidur�a, para comprender lo que es verdadero y correcto, y para ser tambi�n dotados de una firmeza inflexible, por la cual pueden vencer a Satan�s y el mundo entero, y nunca desviarse de su curso, aunque el diablo los ataque de todas las formas. Por lo tanto, vemos lo que importan estas dos palabras. Hab�a puesto ??, kech, primero, poder; pero ahora menciona ?????, gebure, coraje o magnanimidad. Por el t�rmino, poder, se refer�a en general a todas las dotaciones, con las cuales todos los que asumen el oficio de la ense�anza deben ser adornados. Esta calificaci�n se requiere primero, y es general: pero Miqueas divide este poder de los profetas en dos clases, incluso en sabidur�a o juicio, y en coraje; e hizo esto, para que pudieran entender lo que Dios pretend�a: dejarlos sobresalir en doctrina; y luego que puedan ser confirmados, que no cedan ante los vendavales que puedan soplar, ni ser vencidos por amenazas y terrores; que no se dobleguen aqu� y all� para complacer al mundo; en una palabra, que no sucumban a ninguna corrupci�n: por lo tanto, es necesario agregar valor al juicio.

Luego agrega: Para declarar a Jacob su maldad, (106) y a Israel su pecado. Aqu� vemos que el Profeta no busc� el favor del pueblo. Si �l hubiera cortejado su aprobaci�n, habr�a calmado con halagos a quienes buscaban halagos; y ya estaban atrapados con tanto odio y sentimientos malignos, que hab�an rechazado a Micah. Entonces debe haberles hablado suavemente, para complacerlos; pero esto no lo hizo. �Por un lado�, dice, �estos hombres te venden sus bendiciones y te enga�an con la esperanza de la paz; y, por el otro, denuncian la guerra, excepto que se satisface su voracidad; y as� es como te complacen; porque as� lo deseas, y buscas a los maestros que te prometan vino y bebidas fuertes; pero a ti te env�o para otro prop�sito; porque el Se�or no ha depositado halagos conmigo, como puede ser agradable para ti; pero ha depositado reprensiones y amenazas. Por lo tanto, descubrir� tus cr�menes y no dudar� en condenarte ante el mundo entero, porque mereces ser tratado de esta manera. Ahora percibimos por qu� el Profeta dice que estaba dotado de poder para declarar su maldad a Jacob, etc.

Pero, por lo tanto, aprendemos cu�n necesario es para nosotros ser apoyados por la firmeza celestial, cuando tenemos que ver con hombres insinceros y malvados; y este es casi el lote com�n y uniforme de todos los siervos de Dios; para todos los que se env�an para ense�ar la palabra se env�an para llevar a cabo un concurso. Por lo tanto, no es suficiente ense�ar fielmente lo que Dios ordena, excepto que nosotros tambi�n contenemos: y aunque los malvados pueden levantarse violentamente contra nosotros, a�n debemos ponernos en un frente descarado, como se dice en Ezequiel 3:8 ; ni debemos ceder a su furia, sino preservar la firmeza invencible. Desde entonces tenemos una competencia con el diablo, con el mundo y con todos los malvados, para que podamos ejecutar fielmente nuestro oficio, debemos estar provistos de este coraje del que habla Micah.

Como ya he demostrado que los siervos de Dios deben romper valientemente todos esos obst�culos por los cuales Satan�s puede intentar retrasarlos o forzarlos hacia atr�s; as� tambi�n la doctrina que se ense�a aqu� debe aplicarse a todos los piadosos: deben distinguir sabiamente entre los fieles siervos de Dios y los impostores que simulan falsamente su nombre. Entonces nadie, que desee verdaderamente y de coraz�n obedecer a Dios, ser� enga�ado; porque el Se�or siempre dar� el esp�ritu de juicio y discriminaci�n. Y la raz�n por la cual en este d�a muchas almas miserables son llevadas a la ruina sin fin es porque cierran los ojos o deliberadamente disimulan o se involucran en tales subterfugios como estos: �No puedo formar ning�n juicio; Veo en ambos lados hombres sabios y c�lebres, al menos aquellos que tienen cierta reputaci�n y estima: algunos me llaman a la mano derecha y otros a la izquierda, �d�nde debo retomarme? Por lo tanto, prefiero cerrar la boca y los o�dos ". As�, muchos, buscando un manto para su pereza, a menudo manifiestan su ignorancia: porque vemos que los ojos deben abrirse cuando el Se�or ejerce y prueba nuestra fe; y �l sufre desacuerdos y disputas para que surjan en la Iglesia para que algunos puedan elegir esto, y otros que Aunque Dios luego relaja las riendas de Satan�s, que las contiendas y las turbulencias de este tipo puedan estar excitadas en la Iglesia, todav�a no hay excusa para nosotros, si no seguimos lo que el Se�or prescribe; porque �l siempre nos guiar� por su Esp�ritu, siempre que no fomentemos nuestra propia pereza. Sigue-

Versículo 9

El Profeta realmente comienza a probar lo que hab�a dicho, que estaba lleno del poder del Esp�ritu Santo: y fue, como dicen, una prueba real, cuando el Profeta no temi� ning�n poder mundano, sino que se dirigi� audazmente a los pr�ncipes y provoc� su ira contra �l. Escucha, dice, jefes, gobernantes de la casa de Jacob, hombres que son crueles, sangrientos e inicuos. Entonces vemos que el Profeta no se hab�a jactado de lo que no confirm� sin demora. Pero comenz� diciendo que estaba lleno del Esp�ritu de Dios, para que pudiera dirigirse a ellos con mayor libertad y para comprobar su insolencia. De hecho, sabemos que los imp�os son guiados tan de frente por Satan�s, que dudan en no resistirse a Dios mismo; sin embargo, el nombre de Dios a menudo es para ellos una especie de cadena oculta. Por mucho que los malvados puedan enfurecerse, se vuelven menos feroces cuando se introduce el nombre de Dios. Esta es la raz�n por la cual el Profeta hab�a mencionado al Esp�ritu de Dios; era, que podr�a haber un curso m�s libre para su doctrina.

Cuando ahora dice: "Jefes de la casa de Jacob, gobernantes de la casa de Israel", es como concesi�n, como si hubiera dicho, que estos eran t�tulos realmente espl�ndidos, y que no era tan absurdo como no. reconocer lo que Dios les hab�a dado, incluso que eran eminentes, una raza elegida, siendo los hijos de Abraham. El Profeta luego concede a los pr�ncipes lo que les pertenec�a, como si hubiera dicho, que no era un hombre sedicioso, que no ten�a cuidado ni consideraci�n por el orden civil. Y esta defensa fue muy necesaria, ya que nada es m�s com�n que que los imp�os acusen a los siervos de Dios de sedici�n, siempre que usen la libertad de expresi�n cuando se convierta en ellos. Por lo tanto, todos los que gobiernan el estado, cuando escuchan sus corrupciones reprobadas, o su avaricia, o su crueldad, o cualquiera de sus otros cr�menes, inmediatamente gritan: "�Qu�! si sufrimos estas cosas, todo se alterar�: porque cuando todo el respeto se haya ido, �qu� seguir�, sino una indignaci�n brutal? porque cada una de las personas comunes se levantar� contra los magistrados y los jueces ". As�, los malvados dicen que los siervos de Dios son sediciosos cuando los reprenden con denuedo. Esta es la raz�n por la cual el Profeta concede a los pr�ncipes y jueces del pueblo su honor; pero una cl�usula de calificaci�n sigue inmediatamente: - Ustedes son, de hecho, los jefes, ustedes son gobernantes; pero, sin embargo, odian el juicio: "�l no los considera dignos de ser tratados por m�s tiempo". De hecho, les hab�a ordenado que oyeran con autoridad; pero despu�s de haberles ordenado que escuchen, ahora descubre su maldad. Odian, dice, los juicios y toda perversidad de rectitud: (108) cada uno de ellos construye Si�n por sangre, y Jerusal�n por iniquidad; es decir, convierten sus saqueos en edificios: ��Esto, por supuesto, es el esplendor de mi ciudad santa, incluso de Si�n! donde dise�� el arca de mi pacto para colocarla, como en mi �nica habitaci�n, �incluso all� se ven edificios construidos con sangre y saqueo! �Mira, dice, qu� malvados se comportan estos pr�ncipes bajo la protecci�n de su dignidad! (109)

Ahora vemos que la palabra de Dios no est� atada, sino que ejerce su poder contra lo m�s alto y lo m�s bajo; porque es la oficina del Esp�ritu el enjuiciar a todo el mundo, y no solo a una parte.

"Cuando venga el Esp�ritu", dice Cristo, "Convencer� al mundo" ( Juan 16:8).

No habla solo de la gente com�n, sino del mundo entero, del cual los pr�ncipes y magistrados forman una parte prominente. H�ganos saber, entonces, que aunque debemos mostrar respeto a los jueces (como el Se�or los ha honrado con t�tulos dignos, llam�ndolos sus vicegerentes y tambi�n dioses), las bocas de los Profetas no deben cerrarse; pero deber�an, sin hacer ninguna diferencia, corregir lo que sea merecedor de reproche, y no perdonar ni siquiera a los jefes mismos. Esto es lo que debe observarse en primer lugar.

o hacer que el juicio sea odioso (o abominable) Y distorsione todo lo que es correcto, o m�s literalmente, y torcer todo lo que es recto.

- Ed.

Se puede preguntar: �Cu�l es la diferencia entre Si�n y Jerusal�n? Si�n era la iglesia, Jerusal�n era el estado; o puede ser que, de acuerdo con el estilo habitual de los Profetas, se d� primero la idea m�s limitada y se le agregue la m�s extensa. - Ed.

Versículo 10

Luego, cuando dice, que Si�n fue construida por la sangre, y Jerusal�n por la iniquidad, es lo mismo que si el Profeta hubiera dicho que lo que los grandes hombres gastaron en sus palacios fue adquirido y, por as� decirlo, raspado de sangre y saqueo. Los jueces no podr�an haberse apoderado del bot�n por todos lados, sin ser sangrientos, es decir, sin saquear a los pobres: porque los jueces fueron corrompidos en su mayor parte por los ricos y los grandes; y luego destruyeron lo miserable y lo inocente. Entonces el que est� corrompido por el dinero se convertir� al mismo tiempo en un ladr�n; y no solo extorsionar� dinero, sino que tambi�n derramar� sangre. No es de extra�ar que Miqueas diga que Si�n fue construida por la sangre. Luego ampl�a su significado y menciona la iniquidad, ya que deseaba desechar todas las excusas de los hip�critas. La expresi�n es de hecho algo fuerte, cuando dice, que Si�n fue construida por la sangre. Podr�an haber objetado y dicho que no eran tan crueles, aunque no pod�an librarse por completo del cargo de avaricia. �Cuando hablo de sangre�, dice el Profeta, �no hay raz�n para que peleemos por un nombre; porque toda iniquidad es sangre delante de Dios: si tus casas han sido construidas por saqueo, tu crueldad est� suficientemente probada; es como si hombres miserables e inocentes hubieran sido asesinados por sus propias manos. Las palabras, Si�n y Jerusal�n, realzan su pecado; porque contaminaron la ciudad santa y el monte sobre el cual se construy� el templo por orden y mandato de Dios.

Versículo 11

El Profeta muestra aqu� primero, cu�n grosera y supina fue la hipocres�a de los pr�ncipes, as� como de los sacerdotes y profetas: y luego declara que fueron muy enga�ados al tranquilizarse con vanos halagos; porque el Se�or los castigar�a por sus pecados ya que los hab�a perdonado en su tolerancia y descubri� que no se arrepintieron. Pero �l no se dirige aqu� a la gente com�n ni a la multitud, sino que ataca a los hombres principales: porque previamente nos dijo que estaba dotado del esp�ritu de coraje. De hecho, era necesario que el Profeta estuviera preparado con una firmeza invencible para poder declarar libre y audazmente el juicio de Dios, especialmente en lo que ten�a que ver con los grandes y poderosos, quienes, como es bien sabido, no lo har�n f�cilmente, o con mentes tranquilas, soporten sus cr�menes para ser expuestos; porque desean ser privilegiados sobre la clase ordinaria de hombres. Pero el Profeta no solo no los ahorra, sino que incluso los acusa solo, como si la culpa de todos los males se hubiera alojado solo en ellos, ya que de hecho el contagio hab�a salido de ellos; porque aunque todas las �rdenes eran corruptas, la causa y el comienzo de todos los males no pod�an atribuirse a nadie m�s que a los propios hombres principales.

Y �l dice: Pr�ncipes para el juez de recompensa, los sacerdotes ense�an para la recompensa, (111) los profetas adivinan por dinero: como si �l hubiera dicho, que tambi�n el eclesi�stico como el gobierno civil estaba sujeto a todo tipo de corrupciones, porque todas las cosas se convirtieron en asuntos de venta. Sabemos que lo que el Esp�ritu Santo declara en otros lugares es siempre cierto, que por dones o recompensas los ojos de los sabios est�n cegados y los corazones de los justos est�n corrompidos, ( Sirach 20:29 ,) ya que tan pronto los jueces erg abren un camino para recompensas, no pueden preservar la integridad, por mucho que deseen hacerlo. Y lo mismo sucede con los sacerdotes: porque si alguien es dado a la avaricia, adulterar� la verdad pura: no puede ser, que exista una libertad completa en la ense�anza, excepto cuando el pastor est� exento de todo deseo de ganancia. . Por lo tanto, no sin raz�n Micah se queja aqu�, que los pr�ncipes y los sacerdotes eran asalariados en su d�a; y con esto quiere decir que no quedaba integridad entre ellos, porque uno, como he dicho, se sigue del otro. �l no dice que los pr�ncipes fueron crueles o p�rfidos, aunque ya hab�a mencionado estos cr�menes; pero en este lugar simplemente los llama mercenarios. Pero, como acabo de decir, un vicio no puede separarse del otro; porque cada persona contratada pervertir� el juicio, ya sea maestro o juez. Nada queda entonces puro donde gobierna la avaricia. Por lo tanto, era bastante suficiente que el Profeta condenara a los jueces, a los profetas y a los sacerdotes por avaricia; por lo tanto, es f�cil concluir que la ense�anza estuvo expuesta a la venta y que los juicios se compraron, de modo que el que ofreci� la mayor cantidad de dinero f�cilmente gan� su causa. Los pr�ncipes luego juzgan por la recompensa, y los sacerdotes tambi�n ense�an por la recompensa.

Podemos aprender de este lugar la diferencia entre profetas y sacerdotes. Micah atribuye aqu� el oficio o el deber de ense�ar a los sacerdotes y deja la adivinaci�n solo a los profetas. Hemos dicho en otra parte, que sucedi� por la ociosidad de los sacerdotes, que se les a�adieron profetas; por profetizar les pertenec�a, hasta que se contentaron con el altar, descuidaron el oficio de ense�ar: y lo mismo, como encontramos, ha tenido lugar bajo el Papado. Porque aunque sea bastante evidente por qu� raz�n los pastores fueron nombrados para presidir la Iglesia, todav�a vemos que todos, que orgullosamente se llaman pastores, son perros tontos. �De d�nde es esto? Porque piensan que cumplen con sus deberes, al estar solo atentos a las ceremonias; y tienen m�s que suficiente para ocuparlos: porque el oficio sacerdotal bajo el papado es lo suficientemente laborioso como para trivialidades y representaciones esc�nicas (ritus histrionicos - ritos esc�nicos) pero al mismo tiempo descuidan lo principal: alimentar al El reba�o del Se�or con la doctrina de la salvaci�n. As� degenerados se hab�an convertido los sacerdotes bajo la Ley. Lo que dice Malaqu�as deber�a haberse perpetuado, que la ley deber�a estar en boca del sacerdote, que �l deber�a ser el mensajero e int�rprete del Dios de los ej�rcitos, ( Malaqu�as 2:7;) pero los sacerdotes les echaron este oficio: por lo tanto, se hizo necesario que los profetas fueran levantados, y como estaba m�s all� del curso habitual de las cosas, mientras que el curso regular permaneci� formalmente. Pero los sacerdotes ense�aban de manera fr�a; y los profetas adivinaron, que profesa que se les revelaron or�culos que respetan las cosas futuras.

El Profeta observa ahora esta distinci�n, cuando dice: Los sacerdotes ense�an por recompensa, es decir, eran mercenarios y asalariados en su cargo: y los profetas adivinaron por dinero. Entonces se deduce que todav�a se apoyaban en Jehov�, y dijo: �No est� Jehov� en medio de nosotros? Ven, pues, no habr� maldad sobre nosotros. El Profeta muestra aqu�, como he dicho al principio, que estos hombres profanos jugaban con Dios: porque aunque sab�an que eran extremadamente malvados, no, sus cr�menes eran abiertamente conocidos por todos; sin embargo, no se avergonzaron de reclamar la autoridad de Dios. Y sabemos que ha sido una maldad com�n en casi todas las �pocas, y prevalece en gran medida en este d�a, que los hombres est�n satisfechos con tener solo las evidencias externas de ser el pueblo de Dios. Hubo entonces un altar erigido por orden de Dios; se hicieron sacrificios de acuerdo con el imperio de la ley; y tambi�n hubo grandes e ilustres promesas respecto a ese reino. Desde entonces, los sacrificios se realizaban diariamente, y dado que el reino a�n conservaba su forma externa, pensaron que Dios, de alguna manera, estaba atado a ellos. Lo mismo es el caso en este d�a con la gran parte de los hombres; presuntuosamente y absurdamente se jactan de las formas externas de la religi�n. Los papistas poseen el nombre de una Iglesia, con la cual est�n extremadamente inflados; y luego hay un gran espect�culo y pompa en sus ceremonias. Los hip�critas tambi�n se jactan del bautismo, de la Cena del Se�or y del nombre de la Reforma; mientras que, al mismo tiempo, estas no son m�s que burlas, por las cuales se profana el nombre de Dios y toda la religi�n, cuando no florece en el coraz�n una verdadera piedad. Esta fue la raz�n por la cual Miqueas ahora se expuso con los profetas y los sacerdotes, y los consejeros del rey; fue, porque fingieron falsamente que eran el pueblo de Dios. (112)

Pero al decir; que confiaron en Jehov�, �l no conden� esa confianza que realmente descansa en Dios; porque, a este respecto, no podemos exceder los l�mites: como la bondad de Dios es infinita, no podemos confiar demasiado en su palabra, si la aceptamos con verdadera fe. Pero el Profeta dice que los hip�critas se apoyaron en Jehov�, porque se halagaron con esa distinci�n desnuda y vac�a, que Dios los hab�a adoptado como su pueblo. Por lo tanto, la palabra, inclinada o recostada, no debe aplicarse a la verdadera confianza del coraz�n, sino, por el contrario, a la presunci�n de los hombres, que pretenden el nombre de Dios, y as� dar paso a su propia voluntad, que se sacuden no solo el temor a Dios, sino tambi�n el pensamiento y la raz�n. Cuando, por lo tanto, la irreflexi�n tan grande y tan supina ocupa las mentes de los hombres, la estupidez sigue actualmente: y sin embargo, no es sin raz�n que Micah emplea esta expresi�n, porque los hip�critas se convencen de que todas las cosas les ir�n bien, ya que piensan que tienen a Dios propicio para ellos. Como no sienten ansiedad mientras tienen la idea de que Dios est� en paz con ellos, el Profeta declara, por iron�a, que confiaron en Jehov�; como si hubiera dicho, que hicieron del nombre de Dios su apoyo: pero el Profeta habla en palabras contrarias a su significado obvio, (????????????? loquitur - habla catacresticamente;) porque es seguro que no uno conf�a en Jehov�, excepto que se humilla en s� mismo. Es la penitencia lo que nos lleva a Dios; porque es cuando somos abatidos que nos acostamos con �l; pero el que est� inflado con confianza en s� mismo vuela en el aire y no tiene nada s�lido en �l. Y nuestro Profeta, como he dicho, ten�a la intenci�n indirecta de condenar la falsa seguridad en la que duermen los hip�critas, mientras piensan que el Se�or hab�a testificado una vez que ser�an su pueblo; pero la condici�n es ignorada por ellos.

Ahora recita sus palabras: �No est� Jehov� en medio de nosotros? Venir no nos har� mal Esta pregunta es una prueba de una arrogante confianza en s� mismo; porque preguntan como algo indudable, y es un modo enf�tico de hablar, con lo que quer�an decir que Jehov� estaba entre ellos. El que simplemente afirma una cosa, no muestra tanto orgullo como estos hip�critas cuando formulan esta pregunta: "�Qui�n negar� que Jehov� mora en medio de nosotros?" Dios ciertamente hab�a elegido una habitaci�n entre ellos para s� mismo; pero se interpuso una condici�n y, sin embargo, deseaban que �l estuviera, por as� decirlo, atado al templo, aunque no consideraron lo que Dios requer�a de ellos. Por lo tanto, declararon que Jehov� estaba en medio de ellos; no, trataron con desd�n a cualquiera que se atreviera a decir una palabra en sentido contrario: tampoco hay ninguna duda, sino que arrojaron estallidos de desprecio a los Profetas. Porque cada vez que alguien amenazaba lo que nuestro Profeta se une inmediatamente, una respuesta como esta siempre estaba lista en sus labios: "�Qu�! �Dios nos abandonar� y se negar� a s� mismo? �Ha mandado en vano que se construya el templo entre nosotros? �Ha prometido falsamente que deber�amos ser un reino sacerdotal? �No haces de Dios un quebrantador de pacto al representarlo como aprobador de los terrores de tu discurso? Pero no puede negarse a s� mismo: "Por lo tanto, vemos por qu� el Profeta hab�a hablado as�; era para mostrar que los hip�critas se jactaban de su orgullosa confianza, porque pensaban que Dios no pod�a separarse de ellos.

Ahora este pasaje nos ense�a lo absurdo que es abusar del nombre de Dios. De hecho, hay una raz�n por la cual el Se�or nos llama a s� mismo, porque sin �l somos miserables; �l tambi�n promete ser propicio para nosotros, aunque, en muchos aspectos, somos culpables ante �l: �l, al mismo tiempo, nos llama al arrepentimiento. Quien, entonces, se entrega y contin�a hundido en sus vicios, se enga�a mucho, si se aplica a s� mismo las promesas de Dios; porque, como se ha dicho, el uno no puede separarse del otro. (113) Pero cuando Dios es propicio para ellos, concluyen correctamente que todas las cosas les ir�n bien, porque sabemos que el favor paternal de Dios es Una fuente de toda felicidad. Pero en esto hab�a un razonamiento vicioso: que se prometieron a s� mismos el favor de Dios a trav�s de una falsa imaginaci�n de la carne, y no a trav�s de su palabra. As�, vemos que en la hipocres�a hay alguna imitaci�n de piedad: pero hay un sofisma (paralogismo) en el principio mismo o en el argumento.

Cocceius enumer� seis cosas como imputables a las personas mencionadas en este vers�culo: 1. Avaricia: la b�squeda de riqueza en lugar de hacer la voluntad de Dios; 2. Una disposici�n mercenaria, influenciada por la ganancia y no por el sentido del deber; 3. La exigencia de una recompensa ilegal; 4. Hacer, incluso por recompensa, lo que era malo y malo; 5. Una falsa pretensi�n de confianza en Dios; y, 6. La vinculaci�n del favor de Dios a los privilegios externos. - Ed.

Versículo 12

Ahora sigue una amenaza: Por lo tanto, por su cuenta, Si�n como un campo ser� arado, y Jerusal�n ser� un mont�n, y el monte de la casa como los lugares altos de un bosque. Aqu� vemos cu�n intolerables son para Dios los hip�critas; porque no era una prueba ordinaria de una terrible venganza, que el Se�or se exponga a reprochar a la ciudad santa, y al monte de Si�n, y su propio templo. Esta venganza, entonces, siendo tan severa, muestra que para Dios no hay nada menos tolerable que esa falsa confianza con la que se hinchan los hip�critas, porque deshonra a Dios mismo; porque no pod�an jactarse de que eran el pueblo de Dios sin responderle con muchos reproches. �Cu�l es entonces el significado de esto, "Dios est� en medio de nosotros", excepto que ellos declararon que eran los representantes (vicarios) de Dios, que el reino era sagrado y tambi�n el sacerdocio? Desde entonces se jactaban de que no reclamaban presuntuosamente ni el sacerdocio ni el poder real, sino que fueron designados divinamente, por lo tanto, vemos que su profanaci�n del nombre de Dios fue muy vergonzosa. No es de extra�ar, pues, que Dios estuviera tan disgustado con ellos, y por eso el Profeta dice: "Porque arar�s Si�n como un campo"; como si dijera: "Esto es como algo monstruoso, que el templo debe ser subvertido, que el monte sagrado y toda la ciudad deben ser completamente demolidos, y que no debe quedar nada m�s que una horrible desolaci�n, �qui�n puede creer todo esto? Sin embargo, tendr� lugar y tendr� lugar en su cuenta; Tendr�s que cargar con la culpa de este cambio tan monstruoso. Porque era como si Dios hubiera arrojado al cielo y a la tierra en confusi�n; por cuanto �l mismo fue el fundador del templo; y sabemos con qu� alto honor fue honrado el lugar. Desde entonces, el templo fue construido, por as� decirlo, por la mano de Dios, �c�mo podr�a ser de otra manera, pero que, cuando se destruye, el lugar desolado y desolado debe considerarse como una prueba memorable de venganza? Por lo tanto, no hay duda de que Miqueas ten�a la intenci�n de se�alar la atrocidad de su culpa, cuando dice: "Porque t� ser�s arado como un campo, Jerusal�n se convertir� en un mont�n de piedras". es decir, estar� tan desolado que no quedar� ning�n vestigio de ciudad bien formada y construida regularmente.

Y el monte de la casa, etc. Nuevamente menciona a Si�n, y no sin raz�n: porque los jud�os pensaban que estaban protegidos por la ciudad de Jerusal�n; Todo el pa�s descansaba bajo su sombra, porque era la santa morada de Dios. Y de nuevo, la ciudad misma depend�a del templo, y se supon�a que estaba segura bajo esta protecci�n, y que dif�cilmente podr�a ser demolida sin derrocar el trono de Dios mismo: porque mientras Dios habitaba entre los querubines, se consideraba por la gente como una fortaleza incapaz de ser asaltada. A medida que la santidad del monte los enga�aba, era necesario repetir lo que era casi incre�ble, al menos dif�cil de creer. Por lo tanto, agrega: El monte de la casa ser� como los lugares altos de un bosque; es decir, los �rboles crecer�n all�.

�Por qu� vuelve a declarar lo que se hab�a expresado antes con suficiente claridad? Porque no solo era algo dif�cil de creer, sino tambi�n totalmente inconsistente con la raz�n, cuando se consideraba lo que el Se�or hab�a dicho, y eso pasaba por alto lo que los hip�critas alguna vez olvidan. Dios hab�a hecho un pacto con el pueblo; pero los hip�critas deseaban tener a Dios, por as� decirlo, atado a ellos y, al mismo tiempo, permanecer libres, s�, tener plena libertad para llevar una vida malvada. Desde entonces, los jud�os se fijaron en esta falsa opini�n: que Dios no pod�a ser desunido de su pueblo, el Profeta confirma la misma verdad, que el monte de la casa ser�a como los lugares altos de un bosque. Y, a modo de concesi�n, lo llama el monte de la casa, es decir, del templo; como si dijera: �Aunque Dios hab�a elegido para s� mismo una habitaci�n en la cual morar, este favor no evitar� que el templo quede desierto y devastado; porque ha sido profanado por tu maldad ".

Veamos ahora a qu� hora Miqueas entreg� esta profec�a. Esto lo aprendemos de Jeremias 26; porque cuando Jerem�as profetiz� contra el templo, fue inmediatamente capturado y encarcelado; se celebr� un concilio tumultuoso, y estaba a punto de ser llevado a la ejecuci�n. Todos los pr�ncipes lo condenaron; y cuando ahora no ten�a esperanza de liberaci�n, deseaba, no tanto defender su propia causa, como denunciar una amenaza sobre ellos, para que supieran que no pod�an hacer ning�n bien al condenar a un hombre inocente. �Miqueas, el morastita�, dijo, �profetiz� en los d�as de Ezequ�as, y dijo as�: 'Si�n como un campo ser� arado, Jerusal�n ser� un mont�n, y el monte de la casa como los altos placeres de un bosque . ��El rey y la gente, dijo, se consultaron juntos para matarlo? No, pero el rey se volvi� y Dios se arrepinti�; es decir, el Se�or aplaz� su venganza; porque el rey Ezequ�as humildemente desaprob� el castigo que hab�a sido denunciado. Ahora sabemos con certeza el tiempo.

Pero era extra�o que bajo un rey tan santo prevalecieran tantas y tan vergonzosas corrupciones, porque sin duda intent� todo lo que pudo para ejercer autoridad sobre la gente, y con su propio ejemplo ense�� a los jueces a cumplir su cargo con fidelidad y rectitud; pero no pudo, con todos sus esfuerzos, evitar que los Sacerdotes, los Jueces y los Profetas fueran mercenarios. Por lo tanto, aprendemos c�mo los magistrados sediciosamente piadosos deben trabajar, para que el estado de la Iglesia no se degenere; porque, por muy vigilantes que est�n, dif�cilmente pueden, incluso con el mayor cuidado, evitar que las cosas (ya que la humanidad est� tan llena de vicios) empeoren muy pronto. Esta es una cosa Y ahora la circunstancia del tiempo deber�a notarse con otro prop�sito: Micah dud� en no amenazar con tal juicio al templo y la ciudad, aunque vio que el rey estaba dotado de virtudes singulares. Podr�a haber pensado as� consigo mismo: "El rey Ezequ�as trabaj� arduamente en la ejecuci�n de su alto cargo: ahora, si una reprensi�n tan aguda y severa llegar� a sus o�dos, se desanimar� o pensar� que soy un hombre extremadamente r�gido". o, puede ser, se volver� exasperado contra la sana doctrina ". El Profeta podr�a haber considerado estas cosas en su mente; pero, sin embargo, sigui� su verdadero curso en la ense�anza, y no hay duda de que su severidad complaci� al rey, porque sabemos que estaba oprimido con grandes preocupaciones y ansiedades, porque no pod�a, con todo su esfuerzo, mantenerse dentro. l�mites propios sus consejeros, los sacerdotes y los profetas. Por lo tanto, deseaba tener a los siervos de Dios como sus ayudantes. Y esto es lo que los magistrados piadosos siempre desean, que sus esfuerzos puedan ser aliviados en cierta medida con la ayuda de los ministros de la palabra; porque cuando los ministros de la palabra solo ense�an de manera fr�a, y no tienen la intenci�n de reprobar vicios, la severidad de los magistrados ser� odiada por la gente. �Mira, los ministros no dicen nada y, por lo tanto, concluimos que no perciben males tan grandes; y, sin embargo, los magistrados con la espada desenvainada infligen nuevos castigos a diario ". Cuando, por lo tanto, los maestros est�n en silencio, los magistrados incurren en un odio mayor: es, como he dicho, algo deseable para ellos, que las reprensiones gratuitas de los maestros se agreguen a los castigos y juicios de la Ley.

Adem�s, vemos cu�n tranquilo y manso era el esp�ritu del rey, que pod�a soportar la gran severidad del Profeta: He aqu�, dijo, en sus cuentas, etc .: "Al menos debes haberme" excluido ". Porque el rey no era culpable. �Por qu� entonces lo conect� con el resto? Porque todo el cuerpo estaba infectado con contagio, y �l habl� en general; y el buen rey no replic� ni siquiera murmur�, pero, como hemos recitado de Jerem�as, humildemente desacredit� la ira de Dios, como si una parte de la culpa le perteneciera. Ahora sigue

Información bibliográfica
Calvino, Juan. "Comentario sobre Micah 3". "Comentario de Calvino sobre la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cal/micah-3.html. 1840-57.