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Bible Commentaries
Salmos 133

Comentario de Calvino sobre la BibliaComentario de Calvino

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Versículo 1

1. He aqu� lo bueno, etc. No tengo dudas de que David en este Salmo da gracias a Dios por la paz y la armon�a que hab�a tenido �xito en un estado largo y melanc�lico. de confusi�n y divisi�n en el reino, y que exhortar�a a todos individualmente a estudiar el mantenimiento de la paz. Este es el tema ampliado, al menos hasta donde la brevedad del Salmo lo admite. Hab�a mucho terreno para alabar la bondad de Dios en los t�rminos m�s altos, para unir en uno a un pueblo que hab�a sido tan deplorablemente dividido. Cuando lleg� por primera vez al reino, la mayor parte de la naci�n lo consider� a la luz de un enemigo del bien p�blico, y se alejaron de �l. De hecho, era tan mortal la enemistad que exist�a, que nada m�s que la destrucci�n del partido en oposici�n parec�a contener la perspectiva de la paz. La mano de Dios se vio maravillosamente, y lo m�s inesperado, en la concordia que sigui� entre ellos, cuando estos que hab�an sido inflamados con la antipat�a m�s violenta se unieron cordialmente. Esta (147) peculiaridad en las circunstancias que provocaron el Salmo ha sido lamentablemente por los int�rpretes, quienes han considerado que David simplemente hace una recomendaci�n general sobre la uni�n fraternal, sin Cualquier referencia particular. La exclamaci�n con la que se abre el salmo, �He aqu�! es particularmente expresivo, no solo porque establece el estado de las cosas visiblemente ante nuestros ojos, sino que sugiere un contraste t�cito entre el deleite de la paz y esas conmociones civiles que casi hab�an destrozado el reino. Expone la bondad de Dios en t�rminos exaltados, ya que los jud�os, por una larga experiencia en disputas intestinales, que hab�an llegado a arruinar la naci�n, aprendieron el valor inestimable de la uni�n. Que este es el sentido del pasaje aparece a�n m�s lejos de la part�cula ??, gam, al final del verso. No debe entenderse con algunos, que han confundido el sentido del salmista, como un mero copulativo, sino como un �nfasis agregado al contexto. Nosotros, como �l hab�a dicho, que naturalmente eran hermanos, nos hab�amos dividido tanto como para vernos con un odio m�s amargo que cualquier enemigo extranjero, �pero ahora qu� bien deber�amos cultivar un esp�ritu de concordia fraternal!

Al mismo tiempo puede haber dudas; que el Esp�ritu Santo debe ser visto como elogiando en este pasaje esa armon�a mutua que debe subsistir entre todos los hijos de Dios, y exhort�ndonos a hacer todo lo posible para mantenerlo. Mientras las animosidades nos dividan y las angustias prevalezcan entre nosotros, podemos ser hermanos, sin duda, por una relaci�n com�n con Dios, pero no podemos ser juzgados mientras presentemos la apariencia de un cuerpo roto y desmembrado. Como somos uno en Dios el Padre y en Cristo, la uni�n debe ser ratificada entre nosotros por la armon�a rec�proca y el amor fraterno. Si ocurriera as� en la providencia de Dios, que los papistas regresen a esa sagrada concordia de la que han renegado, ser�a en t�rminos como estos que ser�amos llamados a dar gracias a Dios, y mientras tanto estamos obligado a recibir en nuestros abrazos fraternos todos los que se someten alegremente al Se�or. Debemos enfrentarnos a esos esp�ritus turbulentos que el diablo nunca dejar� de levantar en la Iglesia, y seremos sedientos de mantener relaciones sexuales como para mostrar una disposici�n d�cil y manejable. Pero no podemos extender esta relaci�n a aquellos que obstinadamente persisten en el error, ya que la condici�n de recibirlos como hermanos ser�a nuestra renuncia al que es el Padre de todos, y de quien surge toda relaci�n espiritual. La paz que recomienda David es tal que comienza en la verdadera cabeza, y esto es suficiente para refutar la acusaci�n infundada de cisma y divisi�n que los papistas nos han presentado, mientras que hemos dado abundantes pruebas de nuestro deseo de que lo hicieran. unirse con nosotros en la verdad de Dios, que es el �nico v�nculo de la santa uni�n.

Versículo 3

3. Como la pomada preciosa sobre la cabeza. Tenemos aqu� una prueba clara de que David, como acabamos de decir, mantiene toda la verdadera uni�n entre los hermanos para resucitar de Dios y tener esto como su objetivo leg�timo, para que todos puedan ser llevados a adorar a Dios con pureza e invocar Nombre del iris con un consentimiento. �Se habr�a tomado prestada la similitud del ung�ento sagrado si no hubiera sido para denotar que la religi�n siempre debe ocupar el primer lugar? (148) Cualquier concordia, por lo tanto insinuada, que puede prevalecer entre los hombres, es ins�pida, si no est� impregnada de un dulce sabor de la adoraci�n de Dios. Sostenemos, por lo tanto, que los hombres deben unirse entre s� en afecto mutuo, con esto como el gran fin, para que puedan ser colocados bajo el gobierno de Dios. Si hay alguien que no est� de acuerdo con estos t�rminos, har�amos bien en oponernos en�rgicamente a ellos, en lugar de comprar la paz a expensas del honor de Dios. Debemos sostener que cuando se menciona al Sacerdote, es para intimar, que la concordia surge en la adoraci�n verdadera y pura de Dios, mientras que por la barba y las faldas de las vestimentas, nos lleva a comprender que la paz que brota de Cristo como la cabeza, se difunde a lo largo y ancho de la Iglesia. La otra figura, del roc�o que se destila sobre el Monte Si�n y Herm�n, denota que una unidad sagrada no solo tiene un dulce sabor ante Dios, sino que produce buenos efectos, ya que el roc�o humedece la tierra y la suministra con savia y frescura. Mois�s, sabemos, dijo de Judea, que no era como Egipto fertilizado por los desbordamientos de su r�o, sino que beb�a diariamente de la lluvia del cielo. ( Deuteronomio 11:11.) David sugiere que la vida del hombre ser�a in�til, in�til y miserable, a menos que sea sostenida por la armon�a fraternal. Es evidente que el monte Herm�n debe haber sido rico y fruct�fero, siendo famoso entre los lugares de pastoreo. Las monta�as dependen principalmente de la fertilidad de los roc�o del cielo, y esto se demostr� en el caso del monte Si�n. David agrega al final, que Dios ordena su bendici�n donde se cultiva la paz; con lo cual se quiere decir, que �l testifica cu�nto lazo est� satisfecho con la concordia entre los hombres, derramando bendiciones sobre ellos. Pablo expresa el mismo sentimiento en otras palabras, ( 2 Corintios 13:11; Filipenses 4: 9 ,) "Vive en paz, y el Dios de la paz estar� contigo". Estudiemos entonces, tanto como en nosotros, para caminar en amor fraternal, para que podamos asegurar la bendici�n divina. Extendamos incluso nuestros brazos a aquellos que difieren de nosotros, deseando darles la bienvenida si regresan a la unidad de la fe. �Se niegan? Entonces d�jalos ir. No reconocemos hermandad, como ya he dicho, excepto entre los hijos de Dios.

Información bibliográfica
Calvino, Juan. "Comentario sobre Psalms 133". "Comentario de Calvino sobre la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cal/psalms-133.html. 1840-57.
 
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