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Bible Commentaries
Salmos 22

Comentario de Calvino sobre la BibliaComentario de Calvino

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Versículo 1

1. �Dios m�o! El primer verso contiene dos oraciones notables, que, aunque aparentemente son opuestas entre s�, a�n est�n entrando en las mentes de los piadosos. Cuando el salmista habla de ser abandonado y desechado por Dios, parece ser la queja de un hombre desesperado; �Puede un hombre tener una sola chispa de fe restante en �l, cuando cree que ya no hay m�s ayuda para �l en Dios? Y sin embargo, al llamar a Dios dos veces su propio Dios, y depositar sus gemidos en su seno, hace una confesi�n muy clara de su fe. Con este conflicto interno, los piadosos necesariamente deben ser ejercitados cada vez que Dios les retire las se�ales de su favor, de modo que, en cualquier direcci�n en que dirijan sus ojos, no vean nada m�s que la oscuridad de la noche. Digo que el pueblo de Dios, luchando consigo mismo, por un lado descubre la debilidad de la carne, y por el otro da evidencia de su fe. Con respecto a los reprobados, mientras aprecian en sus corazones su desconfianza en Dios, su perplejidad mental los abruma y, por lo tanto, los incapacita totalmente para aspirar a la gracia de Dios por la fe. Que David haya sufrido los ataques de la tentaci�n, sin ser abrumado o tragado por ella, puede deducirse f�cilmente de sus palabras. Estaba muy oprimido por el dolor, pero a pesar de esto, irrumpe en el lenguaje de la seguridad, �Dios m�o! �Dios m�o! lo que no podr�a haber hecho sin resistirse vigorosamente a la aprehensi�n contraria (499) que Dios lo hab�a abandonado. No hay uno de los piadosos que no experimente diariamente en s� mismo lo mismo. De acuerdo con el juicio de la carne, �l piensa que es desechado y abandonado por Dios, mientras que, sin embargo, aprehende por fe la gracia de Dios, que est� oculta a los ojos del sentido y la raz�n; y as� sucede que los afectos contrarios se mezclan y entrelazan en las oraciones de los fieles. El sentido y la raz�n carnales no pueden sino concebir a Dios como favorable u hostil, de acuerdo con la condici�n actual de las cosas que se presentan a su vista. Cuando, por lo tanto, sufre que estemos acostados por mucho tiempo en la tristeza, y por as� decirlo, debemos sentirnos necesariamente, de acuerdo con la aprensi�n de la carne, como si nos hubiera olvidado por completo. Cuando un pensamiento tan desconcertante toma posesi�n total de la mente del hombre, lo abruma con profunda incredulidad, y no busca ni espera encontrar un remedio. Pero si la fe viene en su ayuda contra tal tentaci�n, la misma persona que, a juzgar por la apariencia externa de las cosas, consider� que Dios estaba furioso contra �l, o que lo hab�a abandonado, contempla en el espejo de las promesas la gracia de Dios que Est� escondido y distante. Entre estos dos afectos contrarios, los fieles se agitan y, por as� decirlo, fluct�an, cuando Satan�s, por un lado, exhibe a su vista los signos de la ira de Dios, los insta a la desesperaci�n y se esfuerza por derrocar por completo. su fe mientras que la fe, por otro lado, al llamarlos nuevamente a las promesas, les ense�a a esperar pacientemente y a confiar en Dios, hasta que les muestre nuevamente su semblante paternal.

Vemos entonces la fuente de donde procede esta exclamaci�n, �Dios m�o! �Dios m�o! y de donde tambi�n sali� la queja que sigue inmediatamente despu�s: �Por qu� me has desamparado? Mientras que la vehemencia del dolor y la debilidad de la carne, forzada por el salmista estas palabras, estoy abandonado de Dios; fe, para que cuando intentase con tanta severidad hundirse en la desesperaci�n, poner en su boca una correcci�n de este idioma, de modo que con valent�a llam� a Dios, de quien pens� que hab�a sido abandonado, su Dios. S�, vemos que �l le ha dado el primer lugar a la fe. Antes de permitirse pronunciar su queja, para dar fe al lugar principal, primero declara que todav�a reclam� a Dios como su propio Dios, y se dirigi� a �l en busca de refugio. Y como los afectos de la carne, una vez que brotan, no son f�cilmente reprimidos, sino que nos llevan m�s all� de los l�mites de la raz�n, seguramente es bueno reprimirlos desde el comienzo. David, por lo tanto, observ� el mejor orden posible al dar a su fe la precedencia: al expresarla antes de dar rienda suelta a su dolor, y al calificar, mediante una oraci�n devota, la queja que luego hace con respecto a la grandeza de sus calamidades. �Hab�a hablado simple y precisamente en estos t�rminos, Se�or, por qu� me abandonaste? habr�a parecido, por una queja tan amarga, murmurar contra Dios; y adem�s, su mente habr�a estado en gran peligro de ser amargado con descontento por la grandeza de su dolor. Pero, al levantarse contra murmurar y descontentar la muralla de la fe, mantiene todos sus pensamientos y sentimientos bajo control, para que no se rompan m�s all� de los l�mites debidos. La repetici�n tampoco es superflua cuando llama dos veces a Dios su Dios; y, poco despu�s, incluso repite las mismas palabras la tercera vez. Cuando Dios, como si hubiera desechado todo nuestro inter�s por nosotros, pasa por alto nuestras miserias y gemidos como si no los viera, el conflicto con esta especie de tentaci�n es arduo y doloroso, y por lo tanto, David se esfuerza m�s en buscar el confirmaci�n de su fe. Faith no obtiene la victoria en el primer encuentro, pero despu�s de recibir muchos golpes, y despu�s de ser ejercida con muchos lanzamientos, finalmente sale victoriosa. No digo que David fuera un campe�n tan valiente y valiente como para que su fe no flaqueara. Los fieles pueden desplegar todos sus esfuerzos para someter sus afectos carnales, para que puedan someterse y dedicarse por completo a Dios; pero a�n queda algo de enfermedad en ellos. De esto procedi� la detenci�n del santo Jacob, del cual Mois�s hace menci�n en G�nesis 32:24; porque aunque luch� con Dios prevaleci�, sin embargo, siempre tuvo la marca de su defecto pecaminoso. Con tales ejemplos, Dios anima a sus siervos a la perseverancia, no sea que, por la conciencia de su propia enfermedad, se hundan en la desesperaci�n. Por lo tanto, los medios que deber�amos adoptar, siempre que nuestra carne se vuelva tumultuosa y, como una tempestad impetuosa, nos apure a impacientar, es luchar contra ella y tratar de contener su impetuosidad. Al hacer esto, es cierto, seremos agitados y severamente probados, pero nuestra fe, sin embargo, continuar� a salvo y ser� preservada del naufragio. Adem�s, podemos deducir de la forma misma de la queja que hace David aqu�, que no hizo sin redoblar las palabras por las cuales su fe podr�a ser sostenida. �l no dice simplemente que fue abandonado por Dios, sino que agrega que Dios estaba lejos de su ayuda, en la medida en que cuando lo vio en el mayor peligro, no le dio ninguna se�al para alentarlo con la esperanza de obteniendo liberaci�n. Dado que Dios tiene la capacidad de socorrernos, si, cuando nos ve expuestos como una presa de nuestros enemigos, se queda quieto como si no se preocupara por nosotros, quien no dir�a que ha retirado su mano para que no pueda �envianos? Nuevamente, por la expresi�n, las palabras de mi rugido, el salmista insin�a que estaba angustiado y atormentado en el m�s alto grado. Ciertamente no era un hombre de tan poco coraje como, a causa de alguna aflicci�n leve u ordinaria, aullar de esta manera como una bestia bruta. (500) Por lo tanto, debemos llegar a la conclusi�n de que la angustia era muy grande, lo que pod�a extorsionar a un hombre que se distingu�a por la mansedumbre y por el valor incansable con el que soport� calamidades.

Como nuestro Salvador Jesucristo, cuando estaba colgado en la cruz, y cuando estaba listo para entregar su alma en manos de Dios su Padre, hizo uso de estas mismas palabras, ( Mateo 27:46), debemos considerar c�mo Estas dos cosas pueden estar de acuerdo, que Cristo fue el unig�nito Hijo de Dios, y que, sin embargo, estaba tan penetrado por el dolor, tan agitado con tantos problemas mentales, que clam� que Dios su Padre lo hab�a abandonado. La aparente contradicci�n entre estas dos declaraciones ha obligado a muchos int�rpretes a recurrir a las evasiones por temor a acusar a Cristo de este asunto. (501) Por consiguiente, han dicho que Cristo hizo esta queja m�s bien seg�n la opini�n de la gente com�n, que presenci� sus sufrimientos, que por cualquier sentimiento que �l tuvo que ser abandonado por su padre. Pero no han considerado que disminuyen en gran medida el beneficio de nuestra redenci�n, al imaginar que Cristo estaba completamente exento de los terrores que el juicio de Dios golpea a los pecadores. Era un miedo infundado tener miedo de someter a Cristo a una pena tan grande, para que no disminuyeran su gloria. Como Peter, en Hechos 2:24, testifica claramente que "no era posible que fuera retenido por los dolores de la muerte", se deduce que no estaba completamente exento de ellos. Y cuando se convirti� en nuestro representante, y asumi� nuestros pecados, fue ciertamente necesario que apareciera ante el tribunal de Dios como pecador. De esto surgi� el terror y el temor que lo obligaron a orar por la liberaci�n de la muerte; no es que fuera tan doloroso para �l simplemente partir de esta vida; pero porque hab�a ante sus ojos la maldici�n de Dios, a la que est�n expuestos todos los pecadores. Ahora, si durante su primer conflicto "su sudor era como grandes gotas de sangre" y necesitaba un �ngel para consolarlo, ( Lucas 22:43), no es maravilloso si, en sus �ltimos sufrimientos En la cruz, pronunci� una queja que indicaba la pena m�s profunda. Por cierto, debe se�alarse que Cristo, aunque sujeto a las pasiones y afectos humanos, nunca cay� en pecado por la debilidad de la carne; porque la perfecci�n de su naturaleza lo preservaba de todo exceso. Por lo tanto, podr�a superar todas las tentaciones con las que Satan�s lo atac�, sin recibir ninguna herida en el conflicto que luego podr�a obligarlo a detenerse. En resumen, no hay duda de que Cristo, al pronunciar esta exclamaci�n en la cruz, demostr� manifiestamente que, aunque David lamenta su propia angustia, este salmo fue compuesto bajo la influencia del Esp�ritu de profec�a sobre el Rey y Se�or de David.

Versículo 2

2. �Oh, Dios m�o! Lloro durante el d�a. En este verso, el salmista expresa la larga continuaci�n de su aflicci�n, lo que aument� su inquietud y cansancio. Era una tentaci�n a�n m�s grave, que su llanto parec�a solo una p�rdida de trabajo; porque, como nuestro �nico medio de alivio bajo nuestras calamidades es invocar a Dios, si no obtenemos ventaja de nuestras oraciones, �qu� otro remedio nos queda? David, por lo tanto, se queja de que Dios es sordo a sus oraciones. Cuando dice en la segunda cl�usula: Y no hay silencio para m�, el significado es que no experiment� consuelo ni consuelo, nada que pudiera impartir tranquilidad a su mente perturbada. Mientras la aflicci�n lo presion�, su mente estaba tan inquieta que se vio obligado a gritar. Aqu� se muestra la constancia de la fe, en que la larga duraci�n de las calamidades no podr�a derrocarla ni interrumpir su ejercicio. La verdadera regla de la oraci�n es, por lo tanto, que el que parece haber batido el aire sin ning�n prop�sito, o haber perdido su trabajo en la oraci�n durante mucho tiempo, no debe, por ese motivo, dejar de lado o desistir de ese deber Mientras tanto, existe esta ventaja que Dios, en su bondad paternal, otorga a su pueblo, que si se han decepcionado en cualquier momento de sus deseos y expectativas, pueden dar a conocer a Dios sus perplejidades y angustias, y liberarlos, por as� decirlo. , en su seno.

Versículo 3

3. Sin embargo, eres santo. En hebreo, es correcto, y t� eres santo: pero la c�pula ?, vau, debe, sin duda, ser procesada por la part�cula adversaria todav�a. Algunos piensan que el estado eterno e inmutable de Dios se opone aqu� a las aflicciones que experiment� David; (504) pero no puedo suscribirme a esta opini�n. Es m�s simple y natural ver el lenguaje como significado, que Dios siempre se ha mostrado amable con su pueblo elegido. El tema aqu� tratado no es lo que Dios es en el cielo, sino lo que ha demostrado ser hacia los hombres. Puede preguntarse si David, en estas palabras, agrava su queja al insinuar que �l es la �nica persona que no obtiene nada de Dios. �o si, al sostener estas palabras como un escudo ante �l, repele la tentaci�n con la que fue asaltado, al exhibir a su juicio esta verdad, que Dios es el libertador continuo de su pueblo? Admito que este vers�culo es una expresi�n adicional de la grandeza del dolor de David; pero no tengo dudas de que al usar este lenguaje busca de �l un remedio contra su desconfianza. Era una tentaci�n peligrosa verse abandonado por Dios; y, en consecuencia, no sea que al pensar continuamente en ello, �l lo alimente, volviera su mente a la contemplaci�n de las constantes evidencias de la gracia de Dios, de las cuales podr�a alentarse, con la esperanza de obtener ayuda. �l, por lo tanto, no solo quer�a preguntar c�mo era que Dios, que siempre hab�a tratado misericordiosamente con su pueblo, deb�a ahora, olvidando como era su propia naturaleza, dejar a un hombre miserable sin ning�n tipo de ayuda o consuelo; pero tambi�n lleva un escudo con el cual defenderse de los dardos ardientes de Satan�s. �l llama a Dios santo, porque �l contin�a siempre como �l. �l dice que habita las alabanzas de Israel; porque, al mostrar tal liberalidad hacia el pueblo elegido, como para otorgarles continuamente bendiciones, les proporcion� materia para continuar alabando y dando gracias. A menos que Dios nos haga saborear su bondad haci�ndonos el bien, debemos mudarnos con respecto a la celebraci�n de su alabanza. Como David pertenec�a a la cantidad de este pueblo elegido, se esfuerza, en oposici�n a todos los obst�culos que la desconfianza podr�a sugerir como un obst�culo, para abrigar la esperanza de que finalmente se unir� a este cuerpo para cantar junto con ellos. alabanzas a Dios

Versículo 4

4. Nuestros padres confiaron en ti. Aqu� el salmista asigna la raz�n por la cual Dios se sienta en medio de las alabanzas de las tribus de Israel. La raz�n es porque su mano siempre se hab�a extendido para preservar a su pueblo fiel. David, como acabo de observar, re�ne los ejemplos de todas las �pocas pasadas, con el fin de alentar, fortalecer y persuadir efectivamente a s� mismo de que, como Dios nunca hab�a desechado a ninguno de sus elegidos, �l tambi�n ser�a uno de El n�mero de aquellos para quienes la liberaci�n est� segura puesta en la mano de Dios. Por lo tanto, declara expresamente que pertenece a la descendencia de los que hab�an sido escuchados, intimidando por esto, que �l es un heredero de la misma gracia que hab�an experimentado. �l tiene un ojo en el pacto por el cual Dios hab�a adoptado la posteridad de Abraham para ser su pueblo peculiar. Ser�a de poca importancia conocer los variados casos en que Dios ha ejercido su misericordia hacia su propio pueblo, a menos que cada uno de nosotros pueda considerarse entre ellos, ya que David se incluye a s� mismo en la Iglesia de Dios. Al repetir tres veces que los padres hab�an obtenido la liberaci�n al confiar, no hay duda de que con toda modestia intenta t�citamente intimar que ten�a la misma esperanza con la que se inspiraron, una esperanza que atrae, como su efecto, el Cumplimiento de las promesas en nuestro nombre. Para que un hombre pueda obtener aliento de las bendiciones que Dios ha otorgado a sus siervos en �pocas anteriores, debe centrar su atenci�n en las promesas gratuitas de la palabra de Dios y en la fe que se apoya en ellas. En resumen, para mostrar que esta confianza no era fr�a ni muerta, David nos dice, al mismo tiempo, que lloraron a Dios. Quien finge que conf�a en Dios y, sin embargo, es tan indiferente e indiferente ante sus calamidades que no implora su ayuda, miente vergonzosamente. Por la oraci�n, entonces, se conoce la verdadera fe, como la bondad de un �rbol se conoce por su fruto. Tambi�n debe observarse que Dios no considera otras oraciones como correctas, sino aquellas que proceden de la fe y est�n acompa�adas de ella. Por lo tanto, no es sin una buena raz�n que David haya puesto la palabra llorada en el medio entre estas palabras, confiaron en ti, confiaron en el cuarto verso, y estas palabras, confiaron en ti, en el quinto verso.

Versículo 6

6. Pero soy un gusano y no un hombre. David no murmura contra Dios como si Dios apenas hubiera tratado con �l; pero al lamentarse de su condici�n, dice, para inducir de manera m�s efectiva a Dios a mostrarle misericordia, no se le considera tanto como un hombre. Esto, es cierto, parece a primera vista tener una tendencia a desanimar la mente, o m�s bien a destruir la fe; pero se deducir� m�s claramente de la secuela, que lejos de ser as�, David declara cu�n miserable es su condici�n, que de esta manera puede alentarse con la esperanza de obtener alivio. Por lo tanto, argumenta que no podr�a ser, pero que Dios alargar�a su mano para salvarlo; para salvarlo, digo, que estaba tan gravemente afectado y al borde de la desesperaci�n. Si Dios ha tenido compasi�n de todos los que han sido afectados, aunque solo en un grado moderado, �c�mo podr�a abandonar a su siervo cuando se sumerge en el abismo m�s bajo de todas las calamidades? Siempre que, por lo tanto, nos sentimos abrumados por un gran peso de aflicciones, deber�amos tomar de esto un argumento para alentarnos a esperar la liberaci�n, en lugar de sufrir la desesperaci�n. Si Dios ejerci� con tanta severidad a su siervo m�s eminente David, y lo humill� hasta el punto de que no ten�a un lugar ni siquiera entre los hombres m�s despreciados, no lo tomemos mal si, despu�s de su ejemplo, somos humillados. Sin embargo, debemos llamar principalmente a nuestro recuerdo al Hijo de Dios, en cuya persona sabemos que esto tambi�n se cumpli�, como lo hab�a predicho Isa�as:

�Es despreciado y rechazado de los hombres; un hombre triste, familiarizado con el dolor y nos escondimos como si fueran nuestras caras de �l; fue despreciado y no lo estimamos ". ( Isa�as 53:3)

Por estas palabras del profeta, se nos proporciona una refutaci�n suficiente de la sutileza fr�vola de aquellos que han filosofado sobre la palabra gusano, como si David aqu� se�alara alg�n misterio singular en la generaci�n de Cristo; mientras que su significado simplemente es que hab�a sido humillado debajo de todos los hombres y, por as� decirlo, separado de la cantidad de seres vivos. El hecho de que el Hijo de Dios sufriera ser reducido a tal ignominia, s�, descendi� incluso al infierno, est� tan lejos de oscurecer, en cualquier aspecto, su gloria celestial, que es m�s bien un espejo brillante del que se refleja su incomparable gracia para con nosotros.

Versículo 7

7. Todos los que me ven se burlan de m�, etc., (505) Esto es una explicaci�n de la oraci�n anterior. Hab�a dicho que era un objeto de desprecio para los hombres m�s bajos y, por as� decirlo, para el rechazo de la gente. Ahora nos informa de la ignominia con la que lo hab�an tratado, que no contentos con el lenguaje opresivo, tambi�n mostraban su insolencia con su propio gesto, ambos disparando sus labios, (506) y sacudiendo sus cabezas. A medida que las palabras que presentamos al sacar el labio, en hebreo, se abren con el labio, (507) algunos las explican como significado para rail. Pero este punto de vista no me parece apropiado; para la letra ?, beth, que significa con, es aqu� superflua, como a menudo lo es en hebreo. Por lo tanto, he preferido interpretar las palabras originales, que salen del labio; que es el gesto de aquellos que se burlan abierta y injuriosamente. El lenguaje de reproche que sigue fue mucho m�s grave cuando alegaron contra �l que Dios, a quien �l abiertamente declar� que era su padre, fue rechazado de �l. Sabemos que David, cuando se vio condenado injustamente por el mundo, estaba acostumbrado a apoyarse y consolarse con la seguridad de que, dado que ten�a el testimonio aprobatorio de una buena conciencia, ten�a a Dios en el cielo para su guardi�n, que pod�a para vengarse de sus rebeldes. (508) Pero ahora, todos los que lo vieron le reprocharon que con vana arrogancia se hab�a jactado sin fundamento del socorro que recibir�a de Dios. �D�nde est� ese Dios, dicen ellos, en quien se apoy�? �D�nde est� ese amor en el que confiaba? Satan�s no tiene un dardo m�s mortal para herir las almas de los hombres que cuando intenta desalojar la esperanza de nuestras mentes, convirtiendo las promesas de Dios en rid�culo. Los enemigos de David, sin embargo, no dicen simplemente que sus oraciones fueron en vano, y que el amor de Dios del que se jact� fue falaz; pero indirectamente lo acusan de ser hip�crita, en el sentido de que fingi� falsamente ser uno de los hijos de Dios, de quien estaba completamente alejado.

"Todos los que matan me ven guiados, Burlarse de mi angustia estatal; Curvan el labio, sacuden la cabeza, Se�alan la broma burlona: "

Y observa: "La distinci�n y el colorido de la imagen prof�tica aqu� son tan sorprendentes para la imaginaci�n, como el tema es doloroso para el coraz�n".

Versículo 8

Qu� severa tentaci�n debe haber sido para David todo hombre puede juzgar por su propia experiencia. Pero por el remedio que us�, brind� una prueba de la sinceridad de su confianza: porque a menos que hubiera tenido a Dios como el testigo y aprobador indudable de la sinceridad de su coraz�n, nunca se hubiera atrevido a presentarse ante �l con esta queja. Siempre que, por lo tanto, los hombres nos acusen de hipocres�a, que sea nuestro esfuerzo que la sinceridad interna de nuestros corazones pueda responder por nosotros ante Dios. Y cada vez que Satan�s intente desalojar la fe de nuestras mentes, mordiendo la detracci�n y la burla cruel, deje que estos sean nuestros anclajes sagrados: invocar a Dios para presenciarlo, y que, contempl�ndolo, puede estar complacido de mostrar su justicia al mantener nuestro correcto, ya que su santo nombre no puede ser marcado con una vil blasfemia que decir que aquellos que conf�an en �l est�n inflados con vana confianza, y que aquellos que se convencen de que Dios los ama se enga�an a s� mismos con una fantas�a infundada. Como el Hijo de Dios fue asaltado con la misma arma, es cierto que Satan�s no se librar� m�s de los verdaderos creyentes que son sus miembros que de �l. Deben, por lo tanto, defenderse de esta consideraci�n: que aunque los hombres puedan considerarlos en una condici�n desesperada, sin embargo, si se comprometen con Dios tanto con ellos mismos como con todos sus asuntos, sus oraciones no ser�n en vano. Por el verbo, ??, gol, que se compromete a cometer, la naturaleza y la eficacia de la fe est�n muy bien expresadas, lo que, al apoyarse en la providencia de Dios, alivia nuestras mentes de las cargas de preocupaciones y problemas con los que est�n agitados.

Versículo 9

9. Seguramente t�. David nuevamente aqu� levanta una nueva fortaleza, para resistir y repeler las maquinaciones de Satan�s. Enumera brevemente los beneficios que Dios le ha otorgado, por los cuales hace mucho tiempo se enter� de que era su padre. S�, declara que incluso antes de nacer, Dios le hab�a mostrado tal evidencia de su amor paternal, que aunque ahora abrumado por la oscuridad de la muerte, podr�a, en buen terreno, aventurarse a esperar la vida de �l. Y es el Esp�ritu Santo quien les ense�a a los fieles la sabidur�a para reunir, cuando se les presenta en circunstancias de miedo y problemas, las evidencias de la bondad de Dios, a fin de sostener y fortalecer su fe. Deber�amos considerarlo como un principio establecido, que como Dios nunca se cansa en el ejercicio de su liberalidad, y como el otorgamiento m�s exuberante no puede agotar sus riquezas, se deduce que, como lo hemos experimentado, es un padre desde nuestra m�s temprana infancia. , �l se mostrar� lo mismo hacia nosotros incluso hasta la vejez extrema. Al reconocer que fue sacado del �tero por la mano de Dios, y que Dios hab�a hecho que confiara en los senos de su madre, el significado es que, aunque es por la operaci�n de causas naturales, los beb�s llegan al mundo , y se alimentan con la leche de su madre, sin embargo, all� brilla la maravillosa providencia de Dios. Este milagro, es cierto, debido a su ocurrencia ordinaria, es menos considerado por nosotros. Pero si la ingratitud no pusiera sobre nuestros ojos el velo de la estupidez, ser�amos deslumbrados con admiraci�n por cada parto en el mundo. �Qu� impide que el ni�o muera, como podr�a, cien veces en su propia corrupci�n, antes de que llegue el momento de dar a luz, pero que Dios, por su poder secreto e incomprensible, lo mantiene vivo en su tumba? Y despu�s de que es tra�do al mundo, al ver que est� sujeto a tantas miserias y no puede mover un dedo para ayudarse a s� mismo, �c�mo podr�a vivir incluso por un solo d�a? �No lo llev� Dios a su seno paternal para alimentarse y alimentarse? �protegerlo? Es, por lo tanto, con raz�n, dicho, que el infante es arrojado sobre �l; porque, a menos que alimentara a las tiernas cr�as y vigilara todas las oficinas de la enfermera, incluso en el momento de su parto, est�n expuestas a un centenar de muertes, por lo que se asfixiar�an en un instante. Finalmente, David concluye que Dios era su Dios. Dios, es cierto, en toda apariencia, muestra la bondad similar que aqu� se celebra incluso para la creaci�n bruta; pero es solo para la humanidad que se muestra a s� mismo como padre de una manera especial. Y aunque no dota inmediatamente a los beb�s con el conocimiento de s� mismo, se dice que les da confianza, porque, al demostrar de hecho que cuida su vida, de alguna manera los seduce a s� mismo; como se dice en otro lugar,

"Le da a la bestia su comida, y a los j�venes cuervos que lloran" (Salmo 147:9.)

Dado que Dios anticipa de esta manera, por su gracia, a los beb�s peque�os antes de que a�n tengan el uso de la raz�n, es seguro que nunca decepcionar� la esperanza de sus siervos cuando lo soliciten y lo invoquen. Este es el argumento por el cual David luch� y se esforz� por superar la tentaci�n.

Versículo 11

11. No te alejes de m�. Aqu� emplea otro argumento para inducir a Dios a que le muestre misericordia, alegando que est� muy presionado y acorralado por la mayor angustia. Indudablemente puso ante sus ojos el oficio que las Escrituras atribuyen a Dios de socorrer a los miserables, y de estar m�s dispuestos a ayudarnos cuanto m�s nos afligen. Incluso la desesperaci�n misma, por lo tanto, sirvi� como una escalera para elevar su mente al ejercicio de la oraci�n devota y ferviente. De la misma manera, el sentimiento que tenemos de nuestras aflicciones deber�a entusiasmarnos a refugiarnos bajo las alas de Dios, que al otorgarnos su ayuda, puede demostrar que tiene un profundo inter�s en nuestro bienestar.

Versículo 12

12. Los toros fuertes me han rodeado. El salmista ahora se queja de la crueldad y la furia b�rbara de sus enemigos; y los compara primero con toros, segundo con leones y tercero con perros. Cuando se enciende la ira de los toros, sabemos lo feroces y terribles que son. El le�n tambi�n es una bestia cruel y terrible para la humanidad. Y es bien conocida la audacia feroz y audaz con la que los perros, una vez que se irritan, corren hacia un hombre para hacerle da�o. En resumen, los enemigos de David estaban tan sedientos de sangre y crueles que se parec�an m�s a las bestias salvajes que a los hombres. Los llama no simplemente toros, sino toros fuertes. En lugar de representar la palabra original ????, rabbim, fuerte, como hemos hecho, algunos lo convertir�an en muchos: con lo cual no puedo estar de acuerdo. David, es cierto, fue asaltado por grandes huestes de enemigos; pero parece, de la segunda cl�usula del verso, que lo que se describe aqu� es su fuerza, y no su n�mero. �l los llama los toros de Bas�n; es decir, con esa expresi�n, toros bien alimentados y, en consecuencia, grandes y fuertes: sabemos que la colina de Bas�n se distingu�a por pastos ricos y gordos. (511)

Versículo 14

14. Me vierten como agua. Hasta ahora nos ha informado que estando rodeado de bestias salvajes, no estaba lejos de la muerte, como si hubiera estado a punto de ser devorado en todo momento. Ahora lamenta, adem�s de esto, su angustia interior; de donde aprendemos que no era est�pido ni insensible a los peligros. No podr�a haber sido un miedo ordinario lo que lo hizo casi enloquecer, por lo que sus huesos estaban desarticulados y su coraz�n se derram� como el agua. Vemos, entonces, que David no fue golpeado con las olas de aflicci�n como una roca que no se puede mover, sino que estaba agitado por problemas y tentaciones dolorosas que, a trav�s de la enfermedad de la carne, nunca habr�a podido sostener. si no hubiera sido ayudado por el poder del Esp�ritu de Dios. C�mo estos sufrimientos son aplicables a Cristo, les he informado un poco antes. Siendo un hombre real, estaba realmente sujeto a las enfermedades de nuestra carne, solo sin la mancha del pecado. La perfecta pureza de su naturaleza no extingui� los afectos humanos; solo los regulaba para que no se volvieran pecaminosos por el exceso. La grandeza de sus penas, por lo tanto, no pod�a debilitarlo tanto como para evitar que, incluso en medio de sus sufrimientos m�s insoportables, se sometiera a la voluntad de Dios, con una mente compuesta y pac�fica. Ahora, aunque este no es el caso con respecto a nosotros, quienes tenemos dentro de nosotros afectos turbulentos y desordenados, y que nunca pueden mantenerlos bajo tal restricci�n como para no ser conducidos de un lado a otro por su impetuosidad, a�n, despu�s del ejemplo de David , debemos tener coraje; y cuando, por nuestra debilidad, estamos, por as� decirlo, casi sin vida, debemos dirigir nuestros gemidos a Dios, suplic�ndole que estar�a complacido de devolvernos la fuerza y ??el vigor. (512)

Versículo 15

15. Mi fuerza est� seca. Se refiere al vigor que nos imparte la humedad radical, como lo llaman los m�dicos. Lo que agrega en la siguiente cl�usula, Mi lengua se corta a mis mand�bulas, es de la misma importancia. Sabemos que el dolor excesivo no solo consume los esp�ritus vitales, sino que tambi�n seca casi toda la humedad que hay en nuestros cuerpos. Luego declara que, como consecuencia de esto, fue juzgado o dedicado a la tumba: Me has llevado al polvo de la muerte. Con esto �l insin�a, que toda esperanza de vida le fue quitada; y en este sentido, Pablo tambi�n dice ( 2 Corintios 1:9) que "hab�a recibido la sentencia de muerte en s� mismo". Pero David aqu� habla de s� mismo en un lenguaje hiperb�lico, y lo hace para llevarnos m�s all� de s� mismo a Cristo. El terrible encuentro de nuestro Redentor con la muerte, por el cual fue expulsado de su cuerpo sangre en lugar de sudor; su descenso al infierno, por el cual prob� la ira de Dios que se debi� a los pecadores; y, en resumen, su vaciamiento no pod�a expresarse adecuadamente por ninguna de las formas ordinarias de discurso. Adem�s, David habla de la muerte, ya que los que est�n en problemas est�n acostumbrados a hablar de ella, quienes, golpeados por el miedo, no pueden pensar en nada m�s que en ser reducidos a polvo y destrucci�n. Cada vez que las mentes de los santos est�n rodeadas y oprimidas con esta oscuridad, siempre hay algo de incredulidad mezclada con su ejercicio, lo que les impide salir de inmediato a la luz de una nueva vida. Pero en Cristo estas dos cosas estaban maravillosamente unidas, a saber, el terror, proveniente de un sentido de la maldici�n de Dios; y paciencia, que surge de la fe, que tranquiliz� todas las emociones mentales, de modo que continuaron en completa y voluntaria sujeci�n a la autoridad de Dios. Con respecto a nosotros mismos, que no estamos dotados de un poder similar, si en cualquier momento, al ver nada m�s que destrucci�n cerca de nosotros, estamos por una temporada muy consternada, debemos esforzarnos gradualmente para recuperar el coraje y elevarnos a la Esperanza que aviva a los muertos.

Versículo 16

16. Me han perforado las manos y los pies. La palabra original, que hemos traducido que han perforado, es ????, caari, que literalmente se traduce como, como un le�n. Como todas las Biblias hebreas en este d�a, sin excepci�n, tienen esta lectura, habr�a tenido una gran duda al partir de una lectura que todos apoyan, si no fuera porque el alcance del discurso me obliga a hacerlo, y estuve all� No es una base s�lida para conjeturar que este pasaje ha sido corrompido fraudulentamente por los jud�os. Con respecto a la versi�n Septuaginta, no hay duda de que los traductores hab�an le�do en el texto hebreo, ????, caaru, esa es la letra ?, vau, donde hay ahora la letra ?, yod. (513) Los jud�os expresan mucho sobre el sentido literal de ser derrocado deliberada y deliberadamente, al expresar la palabra original por la que han perforado: pero para esta acusaci�n hay sin color de verdad lo que sea. �Qu� necesidad hab�a de jugar tan presuntuosamente en un asunto donde era completamente innecesario? Sin embargo, se les atribuye una gran sospecha de falsedad, ya que es el mayor deseo de sus corazones despojar al Jes�s crucificado de sus escudos y despojarlo de su car�cter de Mes�as y Redentor. Si recibimos esta lectura como nos tendr�an que hacer, el sentido estar� envuelto en una maravillosa oscuridad. En primer lugar, ser� una forma de expresi�n defectuosa, y para completarla, dicen que es necesario proporcionar el verbo rodear o acosar. Pero, �qu� quieren decir con acosar las manos y los pies? El acoso no pertenece m�s a estas partes del cuerpo humano que a todo el hombre. Lo absurdo de que se descubra este argumento, recurren a las f�bulas de las viejas esposas m�s rid�culas, de acuerdo con su forma habitual, diciendo que el le�n, cuando se encuentra con cualquier hombre en su camino, hace un c�rculo con la cola antes de precipitarse. su presa: de lo cual es muy evidente que no tienen argumentos para apoyar su punto de vista.

Nuevamente, dado que David, en el verso anterior, ha usado la similitud de un le�n, la repetici�n de este en este verso ser�a superflua. Me abstengo de insistir en lo que algunos de nuestros expositores han observado, a saber, que este sustantivo, cuando le ha puesto el prefijo, la letra ?, caph, que significa que, la palabra que denota similitud, tiene com�nmente otros puntos que los que se emplean en este pasaje. Sin embargo, mi objetivo no es trabajar para convencer a los jud�os que en la controversia son obstinados y tercos en el m�s alto grado. Solo intento mostrar brevemente cu�n malvadamente se esfuerzan por dejar perplejos a los cristianos debido a las diferentes lecturas que ocurren en este lugar. Cuando se oponen, que por el nombramiento de la ley ning�n hombre fue atado con clavos a una cruz, traicionan en esto su gran ignorancia de la historia, ya que es seguro que los romanos introdujeron muchas de sus propias costumbres y modales en las provincias. que hab�an conquistado Si objetan que David nunca fue clavado en una cruz, la respuesta es f�cil, a saber, que lamentando su condici�n, ha utilizado una similitud, declarando que sus enemigos no lo afligieron menos que el hombre que est� suspendido en una cruz, con las manos y los pies perforados con clavos. Nos encontraremos un poco m�s tarde con m�s del mismo tipo de met�foras.

Versículo 17

17. Numerar�. La palabra hebrea ?????, atsmoth que significa huesos, se deriva de otra palabra, que significa fuerza; y, por lo tanto, este t�rmino a veces se aplica a amigos, por cuya defensa nos fortalecemos, o a argumentos y razones que son, por as� decirlo, los nervios y la fuerza de la defensa de una causa. Algunos, por lo tanto, ponen este significado en el pasaje: - No sacar� provecho de nada al considerar todos mis argumentos en auto-reivindicaci�n; porque mis enemigos est�n totalmente decididos a destruirme por alg�n medio u otro, ya sea justo o asqueroso, sin tener en cuenta los dictados de la justicia. Otros lo explican as�: aunque deber�a reunir todas las ayudas que parecen ser capaces de proporcionarme ayuda, no me servir�an de nada. Pero la exposici�n que se recibe de manera m�s general me parece ser tambi�n la m�s simple y natural, y, por lo tanto, la abrazo con mayor facilidad. Es esto: que David se queja de que su cuerpo estaba tan delgado y gastado, que los huesos parec�an sobresalir de todas partes; porque agrega inmediatamente despu�s, que a sus enemigos les agradaba verlo en una condici�n tan lamentable. As�, las dos cl�usulas del verso est�n bellamente conectadas entre s�. La crueldad de sus enemigos era tan insaciable, que contemplar a un miserable desperdiciado por el dolor, y mientras se alejaba, se deleitaban en alimentar sus ojos con un espect�culo tan triste.

Versículo 18

Lo que sigue en el siguiente verso sobre sus vestimentas es metaf�rico. Es como si hubiera dicho que todos sus bienes se convirtieron en una presa para sus enemigos, incluso cuando los conquistadores est�n acostumbrados a saquear a los vencidos, o a dividir el bot�n entre ellos, echando suertes para determinar la parte que les pertenece a cada uno. Comparando sus ornamentos, riquezas y todo lo que pose�a, con sus vestimentas, se queja de que, despu�s de haber sido despojado de ellos, sus enemigos los dividieron entre ellos, como un gran bot�n, acompa�ados de burlas de �l; y por esta burla se agrav� la villan�a de su conducta, ya que triunfaron sobre �l, como si hubiera sido un hombre muerto. Los evangelistas citan este lugar al pie de la letra, como decimos, y sin figura; y no hay absurdo en que lo hagan. Para ense�arnos con mayor certeza que en este salmo Cristo nos es descrito por el Esp�ritu de profec�a, el Padre celestial tuvo la intenci�n de que en la persona de su Hijo esas cosas se cumpliesen visiblemente, las cuales fueron ensombrecidas en David. Mateo, ( Mateo 8:16) al narrar que los paral�ticos, los ciegos y los cojos, fueron sanados de sus enfermedades, dice que esto se hizo "para que se cumpliera lo dicho por Esaias el profeta, diciendo: �l mismo tom� nuestras enfermedades y soport� nuestras enfermedades ". aunque el profeta, en ese lugar, nos presenta al Hijo de Dios en el car�cter de m�dico espiritual. Somos extremadamente lentos y atrasados ??para creer; y no es maravilloso que, debido a nuestra falta de aprensi�n, se nos haya dado una demostraci�n del car�cter de Cristo, palpable a nuestros sentidos, (516) que podr�a tener el efecto de despertar la lentitud de nuestros entendimientos.

Versículo 19

19. �No seas t�, entonces, lejos de m�, oh Jehov�! Debemos tener en cuenta todo lo que David ha relacionado hasta ahora con respecto a s� mismo. Como sus miserias hab�an alcanzado la m�xima altura, y como no ve�a ni un solo rayo de esperanza para alentarlo a esperar la liberaci�n, es una instancia maravillosa del poder de la fe, que no solo soport� sus aflicciones pacientemente, sino que El abismo de la desesperaci�n se levant� para invocar a Dios. Se�alemos, por lo tanto, particularmente, que David no derram� sus lamentaciones pensando que eran en vano y sin efecto, ya que las personas que est�n perplejas a menudo emiten sus gemidos al azar. Las oraciones que agrega muestran lo suficiente como para esperar el problema que deseaba. Cuando llama a Dios su fuerza, con este ep�teto da una prueba m�s evidente de su fe. �l no reza de manera dudosa; pero se promete la ayuda que el ojo del sentido a�n no percib�a. Con la espada, con la mano del perro, con la boca del le�n y con los cuernos de los unicornios, insin�a que estuvo expuesto al peligro de muerte, y que de muchas maneras. De donde nos reunimos, que aunque se desmay� por completo en s� mismo cuando estaba rodeado de muerte, continu� fuerte en el Se�or, y que el esp�ritu de la vida siempre hab�a sido vigoroso en su coraz�n. Algunos toman las palabras solo alma, o solo vida, por querida y preciosa; (517) pero esta vista no me parece apropiada. M�s bien quiere decir que, en medio de tantas muertes, no encontr� ayuda ni socorro en todo el mundo; como en Salmo 35:17 las palabras, solo alma, (518) se usan en el mismo sentido para una persona que est� sola y desvalida toda ayuda y socorro. Esto aparecer� m�s claramente en Salmo 25:16, donde David, al llamarse a s� mismo pobre y solo, sin duda se queja de que fue completamente privado de amigos y abandonado del mundo entero. Cuando se dice al final del vers�culo 21, resp�ndeme o, esc�chame desde los cuernos de los unicornios, esta forma de hablar hebrea puede parecer extra�a y oscura para nuestros o�dos, pero el sentido no es del todo ambiguo. La causa solo se pone en lugar del efecto; porque nuestra liberaci�n es la consecuencia o efecto de que Dios nos escuche. Si se pregunta c�mo se puede aplicar esto a Cristo, a quien el Padre no libr� de la muerte. Respondo, en una palabra, que fue liberado m�s poderosamente que si Dios hubiera evitado que cayera v�ctima de la muerte, aun cuando es una liberaci�n mucho mayor resucitar de entre los muertos que ser curado de una enfermedad grave. La muerte, por lo tanto, no impidi� que la resurrecci�n de Cristo finalmente diera testimonio de que hab�a sido escuchado.

Versículo 22

22. Declarar� tu nombre. (520) David, al prometer que cuando sea entregado no ser� desagradecido, confirma lo que dije anteriormente, que nunca hab�a sido tan abatido por tentaci�n de no tener coraje para resistirlo. �C�mo podr�a estar prepar�ndose, como lo est� haciendo aqu�, para ofrecerle a Dios el sacrificio de acci�n de gracias, si no hubiera entretenido de antemano la esperanza asegurada de liberaci�n? Si incluso admiti�ramos que este salmo se compuso despu�s de que David hab�a obtenido lo que deseaba, no hay duda de que lo que escribi� despu�s form� las meditaciones y reflexiones que pasaron por su mente durante el tiempo de sus pesadas aflicciones. Debe notarse particularmente, que no es una muestra ordinaria de gratitud lo que promete, sino lo que Dios requiri� para obtener bendiciones raras; a saber, que los fieles deben entrar en su santuario, y dar testimonio solemne de la gracia que hab�an recibido. El dise�o de la acci�n de gracias p�blica y solemne es que los fieles pueden emplearse de diversas maneras para servir y honrar a Dios, y que pueden alentarse unos a otros para actuar de la misma manera. Sabemos que el maravilloso poder de Dios brill� en la protecci�n de David; y eso no solo por un milagro, sino por muchos. Por lo tanto, no es maravilloso que se vea obligado, por un voto solemne, a hacer una profesi�n abierta y p�blica de su piedad y fidelidad hacia Dios. Por sus hermanos se refiere a los israelitas; y �l les da esta denominaci�n, no solo porque �l y ambos descend�an de la misma paternidad, sino m�s bien porque la religi�n que ten�an en com�n, como un v�nculo sagrado, los manten�a unidos entre s� por una relaci�n espiritual. El ap�stol, ( Hebreos 2:12) al aplicar este vers�culo a Cristo, argumenta que era un participante de la misma naturaleza con nosotros, y se uni� a nosotros por una verdadera comuni�n de la carne, al ver que nos reconoce como sus hermanos y garantiza que nos otorgue un t�tulo tan honorable. Ya he dicho repetidamente, (y tambi�n es f�cil probarlo desde el final de estos salmos) que bajo la figura de David, Cristo nos ha sido ensombrecido. El ap�stol, por lo tanto, deduce justamente de esto, que bajo y por el nombre de los hermanos, el derecho de alianza fraterna con Cristo nos ha sido confirmado. Esto, sin duda, en cierta medida pertenece a toda la humanidad, pero el verdadero disfrute de la misma pertenece propiamente a los creyentes genuinos. Por esta raz�n, Cristo mismo, con su propia boca, limita este t�tulo a sus disc�pulos, diciendo:

"Ve a mis hermanos y diles: Asciendo a mi Padre y a tu Padre, y a mi Dios y tu Dios". ( Juan 20:17.)

Los imp�os, por medio de su incredulidad, rompen y disuelven esa relaci�n de la carne, por la cual se ha aliado con nosotros, y as� se vuelven extra�os a �l por su propia culpa. Como David, mientras comprend�a bajo la palabra hermanos a todos los descendientes de Abraham, inmediatamente despu�s (vers�culo 23) particularmente dirige su discurso a los verdaderos adoradores de Dios; as� que Cristo, mientras derrib� "el muro intermedio de partici�n" entre jud�os y gentiles, y public� las bendiciones de la adopci�n a todas las naciones, y de ese modo se exhibi� ante ellos como un hermano, no conserva en el grado de hermanos nada m�s que verdaderos creyentes .

Versículo 23

23. Ustedes que temen a Jehov�. Aqu�, una vez m�s, el salmista expresa m�s claramente el fruto de la acci�n de gracias p�blica y solemne, de la que he hablado antes, declarando que al participar en este ejercicio, cada hombre en su propio lugar invita y agita a la iglesia con su ejemplo para alabar Dios. Nos dice que el fin por el cual alabar� el nombre de Dios en la asamblea p�blica es alentar a sus hermanos a hacer lo mismo. Pero como los hip�critas se arrojan com�nmente a la iglesia, y como en el granero del Se�or, la paja se mezcla con el trigo, se dirige expresamente a los piadosos y a los que temen a Dios. Los hombres impuros y malvados pueden cantar las alabanzas de Dios con la boca abierta, pero seguramente, no hacen nada m�s que contaminar y profanar su santo nombre. Era, de hecho, un objeto muy deseable, que hombres de todas las condiciones en el mundo, de com�n acuerdo, se unieran en santa melod�a al Se�or. Pero como la parte principal y m�s esencial de esta armon�a procede de un sincero y puro afecto de coraz�n, nadie celebrar�, de manera correcta, la gloria de Dios, excepto el hombre que lo adora bajo la influencia del santo temor. David nombra, un poco despu�s, la simiente de Jacob e Israel, haciendo referencia al llamado com�n del pueblo; y ciertamente, �l no puso ning�n obst�culo en el camino para impedir que incluso todos los hijos de Abraham elogiaran a Dios de com�n acuerdo. Pero cuando vio que muchos de los israelitas eran bastardos y degenerados, distingue a los israelitas verdaderos y sinceros de ellos; y al mismo tiempo muestra que el nombre de Dios no se celebra debidamente, a menos que haya verdadera piedad y temor interno de Dios. En consecuencia, en su exhortaci�n vuelve a unir las alabanzas de Dios y la reverencia hacia �l. �Temedle, simiente de Israel, dice �l; porque todas las caras bonitas que los hip�critas ponen en este asunto no son m�s que pura burla. Sin embargo, el temor que recomienda no es tal que asustar�a a los fieles de acercarse a Dios, sino lo que los llevar� verdaderamente humillados a su santuario, como se ha dicho en el quinto salmo. Algunos pueden sorprenderse al encontrar a David dirigi�ndose a una exhortaci�n para alabar a Dios, (521) a aquellos a quienes hab�a recomendado anteriormente. Pero esto se explica f�cilmente, ya que incluso los hombres m�s santos del mundo nunca est�n tan imbuidos del temor de Dios como para no tener la necesidad de ser incitados continuamente a su ejercicio. En consecuencia, la exhortaci�n no es en absoluto superflua cuando, al hablar de aquellos que temen a Dios, los exhorta a que le tengan temor y se postran humildemente ante �l.

Versículo 24

24. Porque no lo ha despreciado. Regocijarse en el bien del otro y dar gracias en com�n por el bienestar del otro, es una rama de esa comuni�n que deber�a existir entre el pueblo de Dios, como tambi�n ense�a Pablo:

"Que por el obsequio que nos otorgaron muchas personas, muchas gracias pueden ser dadas en nuestro nombre". ( 2 Corintios 1:11,)

Pero esta declaraci�n de David sirve para otro prop�sito importante: sirve para alentar a cada hombre a esperar que Dios ejerza la misma misericordia hacia s� mismo. Por cierto, estas palabras nos ense�an que el pueblo de Dios debe soportar sus aflicciones con paciencia, por mucho tiempo que le agrade al Se�or mantenerlos en un estado de angustia, para que pueda socorrerlos y prestarles su ayuda cuando son tan severamente juzgados.

Versículo 25

25. Mi alabanza proceder� de ti. No rechazo la otra traducci�n; pero en mi opini�n, la forma de expresi�n hebrea aqu� requiere este sentido: que David tomar� el tema de su canci�n de alabanza de Dios. Por consiguiente, proporciono que el verbo proceder�, o fluir�, - Mi alabanza proceder� o fluir� de ti; e hizo esta declaraci�n para testificar que le deb�a su liberaci�n completamente a Dios. Sabemos que hay muchos que, con el pretexto de alabar a Dios, anuncian sus propias alabanzas y las de sus amigos, y dejan a Dios en el fondo, aprovechan una cosa u otra para celebrar sus propios triunfos. El salmista repite lo que hab�a tocado un poco antes, que mostrar� las muestras de su gratitud de una manera p�blica, para as� edificar a los dem�s. Agrega, que entre estas se�ales habr� un ejercicio solemne de piedad ordenado por la ley: pagar� mis votos en presencia de los que le temen. En asuntos importantes, y cuando se los amenazaba con un peligro inminente, era una pr�ctica com�n entre los pueblos antiguos de Dios jurar una ofrenda de paz, y despu�s de haber obtenido el objeto de su deseo, cumplieron su voto. Como David, por lo tanto, pertenec�a al n�mero de los santos, se conform�, a medida que se convirti� en �l, a esa regulaci�n com�n y entendida de la Iglesia. Los votos que promete pagar son los que �l insin�a que hab�a hecho en su extrema angustia, y se prepara para realizarlos con un coraz�n noble y alegre, s�, con un coraz�n lleno de confianza. Ahora, aunque le correspond�a realizar este acto solemne de religi�n en presencia de toda la asamblea sin distinci�n, nuevamente confiesa que es su deseo, que todos los que est�n presentes all� para presenciarlo sean los verdaderos adoradores de Dios. Por lo tanto, aunque no est� en nuestro poder limpiar la Iglesia de Dios, es nuestro deber desear su pureza. Los papistas, al arrebatar este pasaje para apoyar sus votos falsos y enga�osos, se muestran tan est�pidos y tan rid�culos que no es necesario pasar mucho tiempo refut�ndolos. �Qu� semejanza hay entre estas tonter�as infantiles, con las cuales, seg�n su propia imaginaci�n, intentan apaciguar a Dios, y este santo testimonio de gratitud, que no solo un verdadero sentido de religi�n y el temor de Dios sugirieron a los padres, sino que Dios �l mismo ha ordenado y ratificado en su ley? S�, �c�mo pueden tener la cara para igualar sus supersticiones tontas e infames con el m�s precioso de todos los sacrificios: el sacrificio de acci�n de gracias? aun cuando las Escrituras testifican, que la parte principal del servicio de Dios consiste en esto, que los verdaderos creyentes reconocen p�blica y solemnemente que �l es el autor de todas las cosas buenas.

Versículo 26

26. Los pobres comer�n. El salmista tiene una referencia a la costumbre que en ese momento prevalec�a entre los jud�os, de festejar sus sacrificios, como es bien sabido. Aqu� promete esta fiesta, para ejercer y demostrar su caridad. Y seguramente esa es una oblaci�n agradable y aceptable a Dios a la que se unen la compasi�n y la misericordia. Sin estas, las ceremonias por las cuales los hombres profesan adorar a Dios, con toda su pompa y magnificencia, se desvanecen en humo. Sin embargo, David no solo promete otorgar a los pobres y hambrientos algo para el mero alimento del cuerpo. �l declara que ser�n part�cipes de esta fiesta para otro prop�sito, a saber, la cuesti�n de la comodidad que se les ministra, la alegr�a podr�a ser restaurada en sus corazones y florecer de nuevo. Porque vieron en esa fiesta, como en un espejo, la bondad de Dios expuesta a todos los que est�n afligidos, lo que podr�a calmar con maravilloso consuelo el dolor que surge de todas sus calamidades. Por lo tanto, el salmista agrega: Alabar�n a Jehov� que lo busca. La abundante comida de la que hab�an participado deber�a, sin duda, haberlos incitado a dar gracias a Dios; pero lo que se entiende particularmente es alabar a Dios por esa liberaci�n en conmemoraci�n agradecida de la cual se ofreci� el sacrificio. Esto aparece a�n m�s claramente en la �ltima cl�usula del vers�culo: tu coraz�n vivir� para siempre. Una comida no podr�a haber sido suficiente para hacer que sus corazones vivan para siempre. Fue m�s bien la esperanza que ten�an de tener listo el socorro de Dios lo que hizo esto; porque todos los fieles consideraron justamente la liberaci�n de este hombre como una liberaci�n forjada para ellos en particular. De donde se sigue, que, en las ofrendas de paz, las alabanzas de Dios fueron tan celebradas, ya que los adoradores genuinos tambi�n ejercieron su esperanza en ellas. Adem�s, a medida que los hip�critas se contentan con simplemente pasar por la ceremonia desnuda y sin vida, el salmista restringe la realizaci�n correcta de este ejercicio a los verdaderos y santos israelitas; Alabar�n a Jehov� que lo busca; y buscar a Dios es la cierta marca de la piedad genuina. Ahora, si los padres bajo la ley renovaron y vigorizaron su vida espiritual con sus fiestas santas, esta virtud se mostrar� mucho m�s abundantemente en este d�a en la santa cena de Cristo, siempre y cuando los que participen de ella busquen al Se�or verdaderamente , y con todo su coraz�n.

Versículo 27

27. Todos los extremos de la tierra recordar�n. Este pasaje, m�s all� de toda duda, muestra que David no se detiene ante su propia persona, sino que debajo de s� mismo, como tipo, describe al Mes�as prometido. Porque incluso entonces, deber�a haber sido un punto bien conocido, que Dios lo hab�a creado rey, para que la gente pudiera unirse y disfrutar de una vida feliz bajo una sola cabeza; y esto finalmente se cumpli� por completo en Cristo. Admito que el nombre de David era genial y famoso entre las naciones vecinas; �Pero cu�l era el territorio que ocupaban en comparaci�n con el mundo entero? Adem�s, las naciones extranjeras a las que hab�a sometido nunca hab�an sido convertidas por �l a la verdadera adoraci�n a Dios. Esa sumisi�n forzada y servil, por lo tanto, que las naciones paganas hab�an sido tra�das por la conquista para rendir a un rey terrenal, era muy diferente de la obediencia voluntaria de la verdadera piedad por la cual ser�an recuperados de sus miserables vagabundeos, y se reunieron con Dios. El salmista tampoco quiere decir un cambio ordinario, cuando dice, que las naciones volver�n a Dios, despu�s de haberse familiarizado con su gracia. Adem�s, al unirlos a la comuni�n de la santa fiesta, manifiestamente los injerta en el cuerpo de la Iglesia. Algunos explican estas palabras: recordar�n, en el sentido de que, al restaurar la luz de la fe a los gentiles, deber�an recordar a Dios, a quien hab�an olvidado por un tiempo; (523) pero esto me parece demasiado refinado, y lejos del significado. Permito que la conversi�n o devoluci�n de la cual se hace menci�n aqu�, implique que previamente hab�an sido alienados de Dios por una deserci�n perversa; pero este recuerdo simplemente significa que los gentiles, despertados por la se�al de los milagros realizados por Dios, volver�an a abrazar la verdadera religi�n, de la cual se hab�an alejado. Adem�s, debe observarse que la verdadera adoraci�n a Dios procede del conocimiento de �l; porque el lenguaje del salmista implica que los que se postrar�n ante Dios, en humilde adoraci�n, quienes se habr�n beneficiado hasta ahora de meditar sobre sus obras, ya que no tendr�n m�s deseos orgullosos y despectivos de irrumpir en su contra. .

Versículo 28

Este sentido se confirma m�s completamente por la raz�n (524) que se agrega en el siguiente verso, (28) El reino es Jehov�, para que �l pueda gobernar sobre el naciones Algunos explican estas palabras as�: - No debe preguntarse si los gentiles deber�an verse obligados a rendir honor a Dios, por quien fueron creados y por cuya mano est�n gobernados, aunque �l no ha entrado en un pacto de La vida con ellos. Pero rechazo esto como una interpretaci�n escasa e insatisfactoria. Este pasaje, no tengo dudas, est� de acuerdo con muchas otras profec�as que representan el trono de Dios erigido, en el que Cristo puede sentarse para supervisar y gobernar el mundo. Aunque, por lo tanto, la providencia de Dios se extiende a todo el mundo, sin que se excluya ninguna parte de ella; sin embargo, recordemos que �l, de hecho, ejerce su autoridad, cuando disipa la oscuridad de la ignorancia y difunde la luz de su palabra, parece visible en su trono. Tenemos una descripci�n de su reino por el profeta Isa�as,

"�l juzgar� entre las naciones, y reprender� a muchas personas". ( Isa�as 2:4)

Adem�s, como Dios no hab�a sometido el mundo a s� mismo, antes de que aquellos que antes eran inconquistables fueran sometidos a una obediencia voluntaria por la predicaci�n del evangelio, podemos concluir que esta conversi�n se efectu� solo bajo la administraci�n y el gobierno de Cristo. Si se objeta que el mundo entero nunca se ha convertido, la soluci�n es f�cil. Aqu� se hace una comparaci�n entre ese per�odo notable en el que Dios de repente se hizo conocido en todas partes, por la predicaci�n del evangelio y la antigua dispensaci�n, cuando mantuvo el conocimiento de s� mismo encerrado dentro de los l�mites de Judea. Sabemos que Cristo penetr� a una velocidad asombrosa, de este a oeste, como el rel�mpago, para traer a la Iglesia a los gentiles de todas partes del mundo.

Versículo 29

29. Todos los gordos de la tierra comer�n y adorar�n. Para que no se considere inconsistente que ahora los gordos de la tierra sean admitidos como invitados a este banquete, que David parec�a haber designado inmediatamente antes solo para los pobres, recordemos que el primer lugar fue dado a los pobres, porque principalmente la comodidad se expuso en el ejemplo de David. Sin embargo, era necesario, en segundo lugar, que los ricos y los pr�speros fueran llamados a la fiesta, para que no se creyeran excluidos de la participaci�n de la misma gracia. Es cierto que, por la presi�n de las calamidades actuales, no se les insta a buscar consuelo para el dolor, sino que necesitan un remedio para evitar que se embriaguen con sus delicias, y para excitarlos en lugar de expresar su alegr�a. en el cielo. Nuevamente, dado que tambi�n est�n sujetos a una variedad de problemas, su abundancia ser� una maldici�n para ellos, siempre que mantengan sus mentes en la tierra. La cantidad de la declaraci�n del salmista es que este sacrificio ser� com�n tambi�n para aquellos que son sanos, lujuriosos y en circunstancias opulentas, como para aquellos que son delgados, pobres y medio muertos por falta de comida; que los primeros, dejando a un lado su orgullo, se humillen ante Dios, y que los segundos, aunque sean humillados, puedan levantar sus mentes por alegr�a espiritual a Dios, el autor de todas las cosas buenas, como James ( Santiago 1:9) amonesta a ambas clases, en estas palabras, �Dejen que el hermano de bajo grado se regocije en que est� exaltado; pero el rico en eso es humillado ". Ahora, si Dios, bajo la ley, se uniera plenamente con los hambrientos, los nobles con los malvados, los felices con los miserables, mucho m�s deber�a ocurrir en la actualidad bajo el evangelio. Por lo tanto, cuando los ricos escuchen que se les ofrece comida en otro lugar que no sea en abundancia terrenal, aprendan a usar las cosas buenas externas que Dios les ha otorgado para los prop�sitos de la vida presente, con tal sobriedad que no puedan estar disgustado con la comida espiritual, o alejarse de ella, a trav�s del odio. Mientras se regodeen en su propia inmundicia, nunca anhelar�n esta comida con un deseo sagrado; y aunque puedan tenerlo a mano, nunca disfrutar�n sabore�ndolo. (525) Adem�s, como los gordos deben adelgazar, para que puedan presentarse a Dios para ser alimentados y nutridos, por lo que David se esfuerza por inspirar los hambrientos con confianza segura y sin temor, para que su pobreza no les impida asistir al banquete. S�, invita incluso a los muertos a venir a la fiesta, para que los m�s despreciados, y aquellos que, en la estimaci�n del mundo, son casi como cad�veres putrefactos, puedan ser alentados y envalentonados a presentarse en la mesa sagrada de El Se�or. El cambio que hace el salmista en el n�mero, del plural al singular, al final del verso, oscurece un poco el sentido; pero el significado indudablemente es que aquellos que parecen ya reducidos a polvo, y cuya restauraci�n de la muerte a la vida est�, por as� decirlo, desesperada, ser�n participantes de la misma gracia con �l.

Versículo 30

30. Su semilla le servir�. Cuanto m�s exalta la grandeza del beneficio, declara que ser� de tal car�cter que la posteridad nunca lo olvidar�. Y muestra c�mo se perpetuar�, es decir, porque la conversi�n del mundo, de la que ha hablado, no ser� solo por un corto tiempo, sino que continuar� de era en era. De donde concluimos nuevamente, que lo que aqu� se celebra no es una manifestaci�n de la gloria de Dios para las naciones gentiles como resultado de un rumor transitorio y que se desvanece, sino que iluminar� al mundo con sus rayos, incluso hasta el fin de los tiempos. . En consecuencia, la perpetuidad de la Iglesia est� aqu� ampliamente demostrada, y en t�rminos muy claros: no siempre florece o contin�a en el mismo curso uniforme a trav�s de las eras sucesivas, sino porque Dios, que no quiere que su nombre se extinga en el mundo, lo har� siempre levantan algunos sinceramente para dedicarse a su servicio. Debemos recordar que esta semilla, en la cual el servicio de Dios deb�a ser preservado, es el fruto de la semilla incorruptible; porque Dios engendra y multiplica su Iglesia solo por medio de su palabra.

La expresi�n, Para ser registrado ante el Se�or por una generaci�n, se explica de dos maneras. Algunos toman la palabra hebrea ???, dor, por una sucesi�n de edades, y explican la cl�usula de la siguiente manera: Se registrar�n ante el Se�or edad tras edad. Otros lo toman por generaci�n, en el sentido en que la palabra natio [naci�n] se usa en la lengua latina. Como ambos sentidos se adaptan muy bien y casi llegan a lo mismo, dejo a mis lectores en libertad de elegir entre ellos. Sin embargo, admito, m�s bien inclinado a la opini�n, que por esta palabra se designa al pueblo elegido de Dios y a su naci�n peculiar, que puede considerarse la herencia de Dios. Adem�s, como el nombre Jehov�, que expresa la esencia de Dios, no se usa aqu� como se hace un poco antes, sino la palabra Adonai, no desapruebo la opini�n de aquellos que piensan que Cristo est� aqu� expresamente investido de autoridad sobre (527) la Iglesia, para que pueda registrar a todos los que dar�n en sus nombres como del lado de Dios su Padre. Y, de hecho, como nuestro Padre celestial ha comprometido a todos sus elegidos a la protecci�n y custodia de su propio Hijo, no reconoce como su pueblo a nadie m�s que a los que pertenecen al reba�o de Cristo.

Versículo 31

31. Vendr�n y declarar�n. El salmista aqu� confirma lo que he dicho previamente, que dado que los padres transmitir�n el conocimiento de este beneficio a sus hijos, como de una mano a otra, el nombre de Dios siempre ser� reconocido. De esto tambi�n podemos deducir la verdad adicional, que es solo por la predicaci�n de la gracia de Dios que la Iglesia no puede perecer. Al mismo tiempo, d�jenos observar, que el cuidado y la diligencia en la propagaci�n de la verdad divina se nos imponen aqu�, para que pueda continuar despu�s de que nos saquemos de este mundo. Como el Esp�ritu Santo prescribe como un deber que incumbe a todos los fieles ser diligentes en instruir a sus hijos, para que siempre haya una generaci�n tras otra para servir a Dios, la lentitud de aquellos que no tienen escr�pulos de conciencia al enterrar el recuerdo de Dios en silencio eterno, un pecado con el cual los que est�n virtualmente acusados ??y que descuidan hablar de �l a sus hijos, y que por lo tanto no hacen nada para evitar que su nombre perezca por completo, es condenado por involucrar a la mayor depravaci�n. El t�rmino justicia, en este lugar, se refiere a la fidelidad que Dios observa al preservar a su pueblo, del cual tenemos un ejemplo memorable en la liberaci�n de David. Al defender a su siervo de la violencia y la indignaci�n de los malvados, demostr� ser justo. Por lo tanto, podemos aprender cu�n querido es nuestro bienestar para Dios, ya que �l lo combina con la celebraci�n de la alabanza de su propia justicia. Si entonces la justicia de Dios se manifiesta ilustremente en esto, que no nos decepciona de nuestra esperanza, ni nos abandona en los peligros, sino que nos defiende y nos mantiene en perfecta seguridad, no hay m�s razones para temer que nos abandonar�. el tiempo de nuestra necesidad, que hay razones para temer que pueda olvidarse de s� mismo. Sin embargo, debemos recordar que no se trata de un socorro particular otorgado a un individuo, sino de la redenci�n de la raza humana, que la celebraci�n de la alabanza de Dios se requiere de nosotros en este pasaje. En resumen, el Esp�ritu Santo, por boca de David, nos recomienda la publicaci�n de la resurrecci�n de Cristo. Al final de este salmo, algunos comentaristas resuelven la part�cula ??, ki, porque, en el pronombre ???, asher, que, como si se hubiera dicho, La justicia que Lo ha hecho. Pero la oraci�n ser� m�s completa si leemos, porque, y explicamos el pasaje de esta manera: Vendr�n, y declarar�n su justicia, porque Dios habr� dado prueba, o demostraci�n, de su justicia - habr� proporcionado evidencia por el efecto, o el hecho mismo, que �l es el fiel guardi�n de su propio pueblo.

Información bibliográfica
Calvino, Juan. "Comentario sobre Psalms 22". "Comentario de Calvino sobre la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cal/psalms-22.html. 1840-57.
 
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