Bible Commentaries
Salmos 36

Comentario de Calvino sobre la BibliaComentario de Calvino

Versículo 1

1. La impiedad dice a los imp�os en medio de mi coraz�n Los comentaristas no est�n de acuerdo en cuanto a la interpretaci�n del primer verso. Literalmente es, El dicho [o discurso] de transgresi�n, o m�s bien, Transgresi�n dice a los malvados Como, sin embargo, la letra ?, lamed, se usa en hebreo a veces para ??, min, algunos lo traducen as�, la impiedad o la transgresi�n hablan de los imp�os en mi coraz�n; Como si el profeta hubiera dicho, claramente percibo por la maldad que cometen los imp�os, que no est�n influenciados por el temor de Dios. Pero como no hay necesidad de apartarse del significado apropiado de las palabras, estoy bastante de acuerdo con los dem�s al suponer que el lenguaje del profeta es para este efecto: la malicia de los imp�os, aunque aparentemente oculta y desconocida, habla en voz alta en mi coraz�n, y soy un testigo seguro de lo que dice o sugiere.

Y, primero, debe observarse que el profeta no habla de fallas externas, sino que penetra incluso en la fuente misma; como si hubiera dicho: Aunque los malvados disimulan su malicia con astuta disimulaci�n, lo s� tan bien que parece o�rlo hablar. De hecho, es cierto que a medida que los imp�os y profanos se precipitan hacia toda clase de maldad, como si nunca fueran a llamarlos para rendir cuentas, el juicio que David expresa aqu� puede formarse incluso a partir de su vida; pero su lenguaje es mucho m�s enf�tico cuando dice que los siervos de Dios perciben abiertamente la depravaci�n de tales personas escondidas dentro del coraz�n. Ahora David no habla de los malvados en general, sino de los despreciados abandonados de Dios. Hay muchos que se entregan a sus vicios, que, a pesar de eso, no est�n intoxicados por el miserable enamoramiento que David aqu� censura. Pero cuando un hombre se endurece al cometer pecado, la impiedad lo reduce a tal estado de insensibilidad que, despreciando el juicio de Dios, se entrega sin temor a la pr�ctica de cada pecado al que su apetito depravado lo impulsa. Una seguridad imprudente, por lo tanto, en la comisi�n del pecado, y especialmente cuando se asocia con un desprecio y desprecio de cada amonestaci�n sagrada, es, por as� decirlo, un encantamiento de Satan�s, lo que indica que la condici�n de tal persona es realmente sin esperanza. Y aunque la verdadera religi�n tiene el efecto de mantener los corazones de los piadosos en el temor de Dios, y aleja los pensamientos malvados de sus mentes, esto no les impide percibir y comprender en sus corazones c�mo los imp�os se agitan con una furia horrible. cuando ni miran a Dios ni temen sus juicios.

No hay temor de Dios ante sus ojos. David muestra en estas pocas palabras el final de todas las malas sugerencias; y es esto, que tanto el sentido del bien como el del mal son destruidos o reprimidos, los hombres se encogen de la nada, como si no hubiera un Dios en el cielo, el Juez de todos. Por lo tanto, el significado es: la impiedad habla en mi coraz�n al hombre malvado, inst�ndolo al extremo de la locura, para que, dejando de lado todo temor a Dios, se abandone a la pr�ctica del pecado; es decir, s� tambi�n lo que los imp�os imaginan en sus corazones, como si Dios me hubiera puesto como testigo o juez para revelar su hipocres�a, bajo la m�scara de la cual creen que su detestable malicia est� oculta y profundamente enterrada. Cuando los malvados, por lo tanto, no est�n restringidos por el temor de que Dios cometa pecado, esto procede de ese discurso secreto con ellos mismos, al que nos hemos referido, y por el cual su comprensi�n es tan depravada y cegada, que, como bestias brutas, corren a cada exceso en disturbios. Como los ojos son, por as� decirlo, los gu�as y conductores del hombre en esta vida, y por su influencia mueven los otros sentidos de un lado a otro, se dice que los hombres tienen el temor de Dios ante sus ojos cuando regula sus vidas. , y al presentarse ante ellos en cada lado al que puedan recurrir, sirve como una brida para contener sus apetitos y pasiones. David, al usar aqu� una forma de expresi�n contraria, significa que los imp�os corren a cada exceso de libertinaje, sin tener en cuenta a Dios, porque la depravaci�n de sus propios corazones los ha cegado por completo.

Versículo 2

2 Porque se adula ante sus propios ojos Aqu� el salmista muestra por sus frutos o las marcas de su car�cter, que no hay temor de Dios entre los imp�os, al ver que disfrutan tanto de cometer actos de maldad que, aunque odian a la vista de todos los dem�s hombres, todav�a aprecian la obstinaci�n natural de sus corazones y se endurecen voluntariamente en su malvado curso. Primero, dice que alimentan sus vicios con halagos, (3) para que no est�n insatisfechos consigo mismos al pecar. Pero cuando agrega, hasta que se descubra que su iniquidad es odiosa, por estas palabras debe entenderse que se refiere a su obstinaci�n determinada; porque el significado es que, si bien se adulan falsamente, proceden hasta tal punto en su curso maligno, que su iniquidad se vuelve odiosa para todos los hombres. Algunos traducen las palabras as�: para que �l mismo encuentre que su propia iniquidad es odiosa; y los entienden como significados, que los malvados persisten en precipitarse de lleno al pecado sin restricci�n, hasta que, saciados o saturados con la complacencia de sus deseos depravados, comienzan a detestarlo: incluso los m�s depravados a veces est�n insatisfechos consigo mismos a causa de su conducta pecaminosa Sin embargo, la primera interpretaci�n es la m�s natural, es decir, que los malvados, aunque odian a todos los hombres por su iniquidad, que, una vez descubiertos y manifestados, excitan un sentimiento general de disgusto, no se ven afectados por cualquier disgusto contra ellos mismos, pero, por el contrario, se aplauden a s� mismos, mientras la gente los desprecia y aborrece la maldad de sus vidas. El profeta, por lo tanto, los condena por su enamoramiento en esto, que aunque todos los dem�s se ofenden por su conducta vergonzosa, ellos mismos no se ven afectados en absoluto por ella. En cuanto a sus mentiras, abolen toda distinci�n entre el bien y el mal, y calman su conciencia a un estado de insensibilidad, para que no les duela e instarlos al arrepentimiento. Ciertamente, el enamoramiento aqu� descrito deber�a ser el tema de nuestra seria consideraci�n, el enamoramiento que se manifiesta en esto, que los hombres que se entregan a una mente reprobada, mientras se hacen odiosos a la vista de todos los dem�s hombres, son indigentes de todo sentido de sus propios pecados.

"Porque �l da a las cosas una apariencia justa para s� mismo, A sus propios ojos, para que no descubra los suyos. iniquidad para odiarlo ".

"�l pone un brillo tan falso", dice este cr�tico, "en sus propios ojos, sobre sus peores acciones, que nunca descubre la negrura de su iniquidad, que, si fuera percibida por �l, ser�a odioso incluso para s� mismo". " Los malvados en todas las �pocas, por lo tanto, han logrado dar una apariencia justa a las m�ximas y pr�cticas perniciosas sin principios. Se ver� que la traducci�n de Montanus y Horsley de la �ltima cl�usula del verso le da un significado diferente al dado por Calvino. El texto original es algo oscuro y ambiguo por su brevedad; pero parece apoyar el sentido dado por estos cr�ticos. El hebreo es, ???? ????????, limtso avono lisno, para encontrar, o para, o en relaci�n con el hallazgo de, [la primera palabra es un infinitivo con el prefijo ?, lamed,] su iniquidad para odiarlo. ] "El prefijo ?", dice Walford, "no puedo, me imagino, ser traducido con propiedad por hasta. "Su interpretaci�n es,

"Porque se adula a s� mismo, Que su iniquidad no se considerar� odiosa: "

Es decir, no ser� visto por otros como lo odioso que realmente es. Las palabras originales llevar�n f�cilmente este sentido, as� como el que dan Montanus y Horsley.

Versículo 3

3. Las palabras de su boca son iniquidad y enga�o. Puede entenderse que las dos cl�usulas de este vers�culo se refieren a la misma cosa, a saber, que los malvados que se entregan al enga�o y la vanidad, no recibir�n ni admitir�n la luz de la comprensi�n. Esto, aprendo, es el significado de David. �l reprende a los malvados no solo por eludir a otros por sus artima�as y estratagemas, sino especialmente porque son completamente indigentes de rectitud y sinceridad. Ya hemos dicho que el salmista est� hablando aqu� no de hombres pecaminosos y malvados, en cuyos corazones a�n hay temor de Dios, sino de los profanos despreciadores de su nombre, que se han entregado por completo a la pr�ctica del pecado. Por lo tanto, dice que siempre tienen en la boca algunas excusas fr�volas y vanos pretextos, por lo que se animan a rechazar y burlarse de toda sana doctrina. Luego agrega, que deliberadamente suprimen en s� mismos todo conocimiento o comprensi�n de la distinci�n entre el bien y el mal, porque no desean ser mejores de lo que son. Sabemos que Dios ha dado entendimiento a los hombres para que les hagan hacer lo que es bueno. Ahora David dice que los malvados lo evitan y se esfuerzan por privarse de �l, para que no se vean obligados a arrepentirse de su maldad y a enmendar sus vidas. Este pasaje nos ense�a que si en alg�n momento nos desviamos del camino de la rectitud, el �nico remedio en tal caso es abrir los ojos de nuestro entendimiento, para que podamos distinguir correctamente entre el bien y el mal, y que as� podemos ser llevados de vuelta de nuestro vagar. Cuando, en lugar de hacer esto, un hombre rechaza la instrucci�n, es una indicaci�n de que est� en un estado de depravaci�n totalmente desesperado.

Versículo 4

4. Medita la iniquidad sobre su cama Aqu� el escritor sagrado muestra que la maldad del hombre imp�o es de car�cter secreto y muy determinado. A veces sucede que muchos, que de otra manera no est�n dispuestos a la maldad, erran y caen en pecado, porque la ocasi�n se presenta de repente; pero David nos dice que los malvados, incluso cuando son retirados de la vista de los hombres, y en la jubilaci�n, forman esquemas de travesuras; y as�, aunque no se les presente ninguna tentaci�n, o el mal ejemplo de otros para excitarlos, ellos, por su propia voluntad, inventan travesuras y se animan a ello sin ser impulsados ??por nada m�s. Dado que �l describe lo reprobado por esta marca distintiva de car�cter, que inventan travesuras en sus camas, los verdaderos creyentes deben aprender de esto a ejercitarse cuando est�n solos en meditaciones de diferente naturaleza, y hacer de su propia vida un tema de examen, por lo que para que puedan excluir todos los malos pensamientos de sus mentes. El salmista luego se refiere a su terquedad, declarando que se ponen de una manera torcida y perversa; es decir, se endurecen intencional y deliberadamente para hacer el mal. Finalmente, agrega la raz�n por la que hicieron esto: aborrecen el mal no intencionalmente cerrando los ojos, se apresuran en su curso precipitado hasta que espont�neamente se rinden esclavos de la maldad. Expongamos ahora brevemente el contraste entre los imp�os y el pueblo de Dios, contenido en los vers�culos anteriores. Los primeros se enga�an a s� mismos con halagos; los �ltimos ejercen sobre s� mismos un control estricto y se examinan con un escrutinio r�gido: los primeros, soltando las riendas, se precipitan al mal; los �ltimos est�n restringidos por el temor de Dios: los primeros ocultan sus ofensas por sofisma y convierten la luz en oscuridad; los �ltimos reconocen voluntariamente su culpa y, mediante una sincera confesi�n, se arrepienten: los primeros rechazan todo buen juicio; los �ltimos siempre desean reivindicarse llegando a la luz del d�a: los primeros en su cama inventan varias formas de hacer el mal; los �ltimos est�n sediciosamente en guardia para que no puedan idear ni despertar en s� mismos ning�n deseo pecaminoso: los primeros se complacen en un profundo y fijo desprecio de Dios; los �ltimos aprecian voluntariamente un disgusto constante por sus pecados.

Versículo 5

5. �Oh Jehov�! Tu misericordia es para los cielos. Los comentaristas piensan que David, despu�s de haber descrito la gran corrupci�n y depravaci�n que prevalece en todas partes del mundo, aprovecha para exaltar en exaltados elogios la maravillosa paciencia de Dios, al no dejar de manifestar su favor y buena voluntad hacia los hombres, a pesar de que est�n sumidos en la iniquidad y el crimen. Pero, como ya he observado, soy de una opini�n algo diferente. Despu�s de haber hablado de la gran depravaci�n de los hombres, el profeta, temiendo no ser infectado por �l, o dejarse llevar por el ejemplo de los malvados, como por una inundaci�n, abandona el tema y se recupera al reflexionar sobre un tema diferente Suele suceder que al condenar a los malvados, el contagio de su malicia se insin�a en nuestras mentes cuando no somos conscientes de ello; y apenas hay uno de cada cien que, despu�s de haberse quejado de la malicia de los dem�s, se mantiene en la verdadera piedad, pura y sin contaminaci�n. El significado, por lo tanto, es: Aunque podemos ver entre los hombres una confusi�n triste y espantosa que, como un gran abismo, tragar�a las mentes de los santos, David, sin embargo, sostiene que el mundo est� lleno de la bondad y la justicia de Dios. y que gobierna el cielo y la tierra con los m�s estrictos principios de equidad. Y ciertamente, cada vez que la corrupci�n del mundo afecta nuestras mentes y nos llena de asombro, debemos tener cuidado de no limitar nuestros puntos de vista a la maldad de los hombres que derrocan y confunden todas las cosas; pero en medio de esta extra�a confusi�n, nos toca elevar nuestros pensamientos con admiraci�n y asombro, a la contemplaci�n de la providencia secreta de Dios. David enumera aqu� cuatro atributos cardinales de la Deidad, que, de acuerdo con la figura ret�rica llamada sin�cdoque, incluye a todos los dem�s, y por lo que insin�a, en resumen, que aunque la raz�n carnal nos puede sugerir que el mundo se mueve al azar, y est� dirigido por casualidad, sin embargo, debemos considerar que el poder infinito de Dios siempre est� asociado con la justicia perfecta. Al decir que la bondad de Dios es para los cielos, el significado de David es que en su grandeza es tan alta como los cielos. En el mismo sentido, agrega, Tu verdad es hasta las nubes. El t�rmino verdad en este lugar puede tomarse ya sea por la fidelidad que Dios manifiesta al cumplir sus promesas, o por el car�cter justo y bien regulado de su gobierno, en el cual su Se considera que la rectitud es pura y libre de todo enga�o. Pero hay muchos otros pasajes similares de las Escrituras que me obligan a referirlo a las promesas de Dios, en el cumplimiento y cumplimiento de las cuales �l es siempre fiel.

Versículo 6

6. Tu justicia es como las monta�as de Dios En este vers�culo hay una recomendaci�n de la justicia de Dios, que el escritor sagrado compara con las monta�as altas, (esto es la forma de la expresi�n: "las monta�as de Dios", porque sabemos que los hebreos estaban acostumbrados a distinguir por la denominaci�n divina, o de Dios, lo que sea excelente, porque su gloria brilla m�s claramente all�. En �ltimo lugar, se dice, que sus juicios son como un gran abismo sin fondo. Con estas palabras nos ense�a que, sea cual sea el lado al que volvamos la vista, y si miramos hacia arriba o hacia abajo, todas las cosas est�n dispuestas y ordenadas por el justo juicio de Dios. Este pasaje generalmente se cita en un sentido bastante diferente, a saber, que los juicios de Dios exceden nuestra capacidad limitada y son demasiado misteriosos para que podamos comprenderlos; y, de hecho, en este sentido, la similitud de un abismo no es inapropiada. Sin embargo, es obvio por el contexto, que el lenguaje del salmista debe entenderse en un sentido mucho m�s extenso, y como significado, que por grande que sea la profundidad de la maldad que existe entre los hombres, y aunque parezca un inundaci�n que brota y desborda toda la tierra, pero a�n m�s grande es la profundidad de la providencia de Dios, por la cual �l dispone y gobierna con rectitud todas las cosas. Siempre que, por lo tanto, nuestra fe pueda verse sacudida por la confusi�n y el desorden de los asuntos humanos, y cuando no podamos explicar las razones de este desorden y confusi�n, recordemos que los juicios de Dios en el gobierno del mundo est�n con el la m�s alta propiedad en comparaci�n con una gran profundidad que llena el cielo y la tierra, para que la consideraci�n de su infinita grandeza pueda deslumbrar nuestras mentes con admiraci�n, absorber todas nuestras preocupaciones y disipar todas nuestras penas. Cuando se agrega al final del vers�culo, �oh Jehov�! usted preserva al hombre y la bestia, el significado es que, dado que Dios garantiza extender su cuidado providencial incluso a la creaci�n irracional, mucho m�s satisface las necesidades de los hombres. Y, de hecho, cada vez que surja alguna duda en nuestras mentes con respecto a la providencia de Dios, debemos fortalecernos y alentarnos al presentar ante nosotros esta consideraci�n, que Dios, que proporciona alimento a las bestias del campo, y las mantiene en su presente Estado, nunca puede dejar de cuidar la raza humana. La explicaci�n que algunos han dado del t�rmino bestias, interpret�ndola aleg�ricamente de hombres bestiales, considero demasiado forzada, y la rechazo.

Versículo 7

7 �Oh Dios! �Cu�n preciosa es tu bondad amorosa! Algunos explican estas palabras en este sentido: que la misericordia de Dios es preciosa, y que los hijos de los hombres que conf�an en ella son preciosos; pero este es un sentido demasiado alejado de las palabras del texto. Otros los entienden como significados, que la misericordia de Dios es muy grande para los dioses, es decir, para los �ngeles y los hijos de los hombres; Pero esto es demasiado refinado. Tambi�n me sorprende que los Rabinos jud�os se hayan cansado y desconcertado, sin ninguna ocasi�n, al tratar de descubrir nuevas y sutiles interpretaciones, ya que el significado del profeta es por s� mismo perfectamente evidente; a saber, que es porque la misericordia de Dios es grande y claramente manifestada, que los hijos de los hombres ponen su confianza a la sombra de ella. Como David ha estado hablando hasta ahora en alabanza de la bondad de Dios, que se extiende a cada criatura, la opini�n de otros comentaristas, que consideran que David est� aqu� hablando del favor peculiar que Dios manifiesta hacia sus hijos, es a mi juicio muy correcta. . El lenguaje parece referirse en general a todos los hijos de los hombres, pero lo que sigue se aplica adecuadamente solo a los fieles. Para manifestar m�s claramente la grandeza de la gracia divina, habla as� en t�rminos generales, dici�ndonos que Dios condesciende a reunir bajo sus alas a la descendencia mortal de Ad�n, como se dice en Salmo 8:4 ,

"�Qu� es el hombre para que lo recuerdes? y el hijo del hombre, que lo visitas?

La sustancia del pasaje es la siguiente: el imp�o puede correr a cualquier exceso de maldad, pero esta tentaci�n no impide que el pueblo de Dios conf�e en su bondad y se arroje sobre su cuidado paternal; mientras que los imp�os, cuyas mentes est�n degradadas y cuyos corazones est�n contaminados, nunca prueban la dulzura de su bondad para ser guiados por ella a la fe, y as� disfrutar el reposo bajo la sombra de sus alas. La expresi�n metaf�rica de las alas, tal como se aplica a Dios, es bastante com�n en las Escrituras. (9) Dios nos ense�a que estamos preservados en seguridad bajo su cuidado protector, incluso cuando la gallina acaricia a sus pollos debajo de sus alas; y as� nos invita amablemente y afectuosamente a volver a �l.

Versículo 8

8. Estar�n abundantemente satisfechos con la gordura de esa casa. No tengo dudas de que, por la gordura de la casa de Dios, el profeta significa la abundancia de cosas buenas que no est� dise�ada para todos los hombres de manera indiscriminada, sino que est� reservada para los hijos de Dios que se comprometen totalmente a su protecci�n. Algunos restringen la expresi�n a las gracias espirituales; pero para m� parece m�s probable que debajo de �l se comprendan todas las bendiciones que son necesarias para la felicidad y la comodidad de la vida presente, as� como las que pertenecen a la bendici�n eterna y celestial. Sin embargo, debe observarse que, en el estilo de hablar que emplea el profeta aqu�, el uso de las bendiciones terrenales est� conectado con la graciosa experiencia de la fe, en cuyo ejercicio solo podemos disfrutarlas leg�tima y legalmente para nuestro Bienestar propio. Cuando los imp�os se abarrotan de la abundancia de los beneficios de Dios, sus cuerpos engordan como la carne de ganado o de cerdos, pero sus almas est�n siempre vac�as y hambrientas. Solo los fieles, como he dicho, est�n satisfechos con la bondad de Dios para con ellos, porque es para ellos una promesa de su amor paternal. La expresi�n carne y bebida denota una plenitud completa y perfecta, y el t�rmino r�o, (10) denota una abundancia desbordante.

Versículo 9

9. Porque contigo est� la fuente de la vida El salmista aqu� confirma la doctrina del vers�culo anterior, cuyo conocimiento es tan provechoso que ninguna palabra puede expresar adecuadamente eso. Como el profano imp�o, incluso el mejor de los dones de Dios por su malvado abuso de ellos, a menos que observemos la distinci�n que he declarado, fue mejor para nosotros perecer cien veces de hambre, que ser alimentados en abundancia por la bondad de Dios. . Los imp�os no reconocen que es en Dios donde viven, se mueven y tienen su ser, sino que imaginan que son sostenidos por su propio poder; y, en consecuencia, David, por el contrario, aqu� afirma por la experiencia de los piadosos, y por as� decirlo, que la fuente de la vida est� en Dios. Con esto quiere decir que no se puede encontrar una gota de vida sin �l, o que no fluya de su gracia. La met�fora de la luz, en la �ltima cl�usula del verso, es t�citamente m�s enf�tica, denotando que los hombres carecen por completo de luz, excepto en la medida en que el Se�or los ilumine. Si esto es cierto de la luz; de esta vida, �c�mo podremos contemplar la luz del mundo celestial, a menos que el Esp�ritu de Dios nos ilumine? porque debemos mantener que la medida de comprensi�n con la que los hombres est�n dotados por naturaleza es tal que

"la luz brilla en la oscuridad, pero la oscuridad no lo comprende "( Juan 1:5;)

y que los hombres est�n iluminados solo por un don sobrenatural. Pero son solo los piadosos quienes perciben que derivan su luz de Dios, y que, sin ella, continuar�an, por as� decirlo, enterrados y sofocados en la oscuridad.

Versículo 10

10. Prolonga tu misericordia a los que te conocen. David ahora se pone a rezar. Y, primero, pregunta en general, que Dios continuar� su misericordia con todos los piadosos, y luego suplica particularmente en su propio nombre, implorando la ayuda de Dios contra sus enemigos. Aquellos que afirman que se dice que Dios aqu� prolonga o extiende su misericordia porque est� exaltada sobre los cielos, se entregan a un estilo de hablar demasiado pueril. Cuando David habl� de tales t�rminos en un verso anterior, su intenci�n no era, como ya dije, representar la misericordia de Dios encerrada en el cielo, sino simplemente declarar que se difundi� por todo el mundo; y aqu� lo que desea es justo esto, que Dios contin�e manifestando, incluso hasta el final, su misericordia hacia su pueblo. Con la misericordia de Dios, conecta su justicia, combin�ndolas como causa y efecto. Ya hemos dicho en otro lugar, que la justicia de Dios se manifiesta al emprender la defensa de su propio pueblo, reivindicando su inocencia, vengando sus errores, restringiendo a sus enemigos y demostrando ser fiel en la preservaci�n de su bienestar y felicidad. contra todos los que los asaltan. Ahora, dado que todo esto lo hace Dios libremente por ellos, David, con buena raz�n, menciona particularmente su bondad y lo coloca primero en orden, para que podamos aprender a depender completamente de su favor. Tambi�n debemos observar los ep�tetos por los cuales describe a los verdaderos creyentes; primero, dice, que conocen a Dios; y, en segundo lugar, que son rectos de coraz�n. Aprendemos de esto que la verdadera piedad surge del conocimiento de Dios, y nuevamente, que la luz de la fe necesariamente debe disponernos a la rectitud de coraz�n. Al mismo tiempo, siempre debemos tener en cuenta que solo conocemos a Dios correctamente cuando le rendimos el honor al que tiene derecho; es decir, cuando ponemos toda la confianza en �l.

Versículo 11

11. Que no venga el pie del orgullo Como he observado un poco antes, el salmista aqu� aplica a sus propias circunstancias la oraci�n que hab�a ofrecido. Pero al incluir en su oraci�n en el vers�culo anterior a todos los hijos de Dios, dise�� para mostrar que no ped�a nada aparte de los dem�s, sino que solo deseaba que fuera uno de los justos y rectos, que tienen sus ojos dirigidos a Dios, �l podr�a disfrutar su favor. Ha empleado las expresiones, el pie del orgullo, (12) y la mano del imp�o, en el mismo sentido. Mientras los malvados se apresuran valientemente a la destrucci�n de los hombres buenos, levantando sus pies para pisarlos y teniendo sus manos listas para hacerles mal, David suplica a Dios que restrinja sus manos y sus pies; y as� confiesa que est� en peligro de estar expuesto a su insolencia, abuso y violencia, a menos que Dios venga r�pidamente en su ayuda.

Versículo 12

12. All� cayeron los trabajadores de la iniquidad. Aqu� obtiene confianza de su oraci�n, sin dudar de que ya ha obtenido su pedido. Y as� vemos c�mo la certeza de la fe dirige a los santos a la oraci�n. Adem�s, a�n m�s lejos para confirmar su confianza y esperanza en Dios, muestra, por as� decirlo, se�alando con el dedo, la destrucci�n segura de los malvados, aunque todav�a est� oculto en el futuro. A este respecto, el adverbio all� (13) no es superfluo; porque mientras los imp�os se jactan de su buena fortuna, y el mundo los aplaude, David contempla con el ojo de la fe, como desde una torre de vigilancia, su destrucci�n, y habla de ello con tanta confianza como si ya lo hubiera visto. dio cuenta. Que tambi�n podamos lograr una seguridad similar, recordemos, que aquellos que acelerar�an prematuramente el tiempo de la venganza de Dios sobre los imp�os, de acuerdo con el ardor de sus deseos, de hecho erran, y que debemos dejarlo a la providencia de Dios para fijar el per�odo cuando, en su sabidur�a, se levantar� para juzgar. Cuando se dice: Son derribados, el significado es que est�n agitados por la duda y se tambalean como en un lugar resbaladizo, de modo que en medio de su prosperidad no tienen seguridad. Finalmente, se agrega, que caer�n en completa destrucci�n, de modo que nunca se puede esperar que resuciten nuevamente.

Información bibliográfica
Calvino, Juan. "Comentario sobre Psalms 36". "Comentario de Calvino sobre la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cal/psalms-36.html. 1840-57.