Bible Commentaries
1 Corintios 12

El Comentario del Púlpito de la IglesiaComentario del Púlpito de la Iglesia

Versículo 1

DONES ESPIRITUALES

'Hermanos, en cuanto a los dones espirituales, no quiero que ignor�is'.

1 Corintios 12:1

San Pablo expone a los corintios en esta carta, en la que les dirige un aspecto particular de las cosas espirituales.

I. Hay dones espirituales que se otorgan al hombre para su propia santificaci�n .

II. Hay dones espirituales que le son otorgados para la edificaci�n de otros, para beneficio de todo el cuerpo. 'A todo hombre le es dada la manifestaci�n del Esp�ritu para provecho', para hacer el bien; y as� leemos la lista que �l les presenta: sabidur�a, conocimiento, fe, poder de milagros, profec�a o predicaci�n, el hablar en lenguas y la interpretaci�n de lenguas.

No podemos permitir ni por un momento que la oraci�n y los ejercicios religiosos sean una p�rdida de tiempo, apartando al hombre de las actividades y oficios m�s s�lidos de la vida. Reclamamos para la investigaci�n espiritual un poder tan grande o mayor que el que pertenece a la investigaci�n f�sica o intelectual. Mire a San Juan Bautista, apartado de las actividades y la instrucci�n del mundo hasta el borde mismo del desierto, donde, de espaldas a los premios y distinciones de los hombres, mir� a Dios y se volvi� para dar la mensaje al publicano y fariseo, al soldado y al simple, que mejor se adapte a sus necesidades y aspiraciones.

�Qui�n dir� que su magn�fica protesta a Herodes contra su pecado se ha agotado todav�a? Ojal� tuvi�ramos m�s como �l, con esa fuerza irresistible de convicci�n espiritual que es a la vez un poder reformador y constructivo. Fue una fuerza espiritual, nuevamente, que permiti� a los pescadores derrocar a sus enemigos y convertir el Imperio.

III. Estamos tomando demasiado a los hombres en su propia valoraci�n, y ya estamos empezando a descubrir nuestro error. Cualquiera puede ver por s� mismo, quien tiene ojos para ver, que la bondad, la bondad simple, es todav�a el poder m�s grande del mundo, que un hombre de piedad sincera, que aborrece el compromiso y no teme sus principios, llevar� todo ante �l, y apelar a corazones que la mera inteligencia no puede alcanzar o el mero tacto conciliar.

Sin duda, uno de los s�ntomas m�s alentadores del d�a es que todav�a seamos capaces de apreciar la bondad; que aunque gastemos dinero con complacencia en un sistema de educaci�n en el que la religi�n tiene que abrirse camino hacia un reconocimiento escaso y rencoroso, el tipo de hombre que admiramos es el bueno y el religioso; no s�lo los moralmente incorruptos, sino los religiosos puros y verdaderos.

IV. El deber que se nos ha impuesto, no solo como hombres sino como ciudadanos, es tremendo. �Le debemos a Dios nuestra perfecci�n, nos debemos a nosotros mismos nuestra salvaci�n, pero le debemos al mundo que nos rodea nuestra santificaci�n. El hombre que descuida sus oraciones y su iglesia, que mata de hambre al Esp�ritu dentro de �l, est� privando al mundo de una contribuci�n espiritual a su bienestar. Es como alguien que se niega a pagar tarifas espirituales.

Para ello, el Estado busca en las elecciones que env�an hombres a su Parlamento, no s�lo a hombres inteligentes, sino a hombres buenos. Buscamos hombres, una vez m�s, que, como un gran estadista que parti�, pasen "de la comuni�n con Dios a los grandes asuntos del Estado". Queremos hombres buenos, y no simplemente hombres inteligentes, para ocupar nuestros lugares de trabajo, escribir nuestros libros y ministrar al futuro y la plenitud de nuestra vida.

Pero, �por qu� mirar m�s ancho? Cada uno de nosotros en el c�rculo de nuestra propia vida debemos esta contribuci�n a la �poca en que vivimos, al lugar que ocupamos. En lo que a nosotros concierne, seamos como aquellos que en cuanto a los dones espirituales no son ignorantes, y que saben que Dios les ha dado los poderes espirituales que �l les concede, para que puedan aprovecharlos.

-Rvdo. Canon Newbolt.

Ilustraci�n

'En West Country, en medio de los campos verdes y arroyos, bajo las colinas suavemente redondeadas del norte de Somerset, el turista se desv�a para ver los restos de una abad�a cisterciense, que a�n conserva moldeada en sus edificios gran parte del lado dom�stico del la vida religiosa se detuvo tan repentinamente en el siglo XVI. El refectorio, el dormitorio, el claustro, la sala com�n a�n permanecen, pero la capilla ha sido arrasada, no queda piedra sobre piedra, salvo algunos cimientos para indicar su longitud y anchura, y una cruz de piedra hundida en el suelo para marcar el sitio del altar mayor, alrededor del cual se centr� la vida religiosa de esa peque�a comunidad, donde de pie el viajero puede decir todav�a, �Adorabo in loco quo steterunt Pedes Eius� - �Adorar� en el lugar donde estuvo Sus Pies.

�Esta abad�a es un tipo de muchos templos vivientes de Dios en este d�a. El diablo lo ha arrebatado, el mundo lo ha codiciado, la carne lo ha profanado. La apariencia exterior permanece desviada de su prop�sito, el cuerpo y el alma todav�a sirven para los usos de alg�n maestro extra�o, algunos laicos impropios, pero el santuario consagrado de la Majestad de Dios se ha ido, el esp�ritu ya no busca la presencia de Dios ni da la bienvenida a Su acercamiento. '

Versículo 2

UN RETROSPECTO

'Vosotros erais gentiles'.

1 Corintios 12:2

Este era un lenguaje que solo pod�a aplicarse a una parte de los primeros cristianos. El cambio que hab�an experimentado aquellos que hab�an sido sacados del fango del paganismo para que sus pies pudieran apoyarse en la s�lida roca del cristianismo, fue un cambio de un car�cter de lo m�s maravilloso y sorprendente. A veces sirvi� al prop�sito del argumento del Ap�stol recordar a la memoria de algunos de sus conversos y corresponsales la condici�n en la que Cristo los hab�a encontrado y de los cuales los hab�a rescatado.

Una mirada retrospectiva de este tipo es adecuada para producir ciertas ventajas manifiestas.

I. Tiende a fomentar el verdadero arrepentimiento y la humillaci�n. �Cuando San Pablo describ�a los vicios y cr�menes del paganismo en toda su atrocidad, agregaba, volvi�ndose, por as� decirlo, a sus conversos: "�stos eran algunos de ustedes". Una reflexi�n adecuada para reprimir el orgullo y suscitar sentimientos de contrici�n y humillaci�n.

II. Est� preparado para despertar una gratitud sincera. ��A qui�n se compadeci� y se interpuso por haber sido liberados de tal esclavitud, oscuridad, muerte? La gracia divina debe recibir todas las alabanzas y gracias. Si ustedes que eran gentiles � id�latras � ahora son cristianos, �c�mo adorar�n suficientemente el favor y la condescendencia de la fuente de toda misericordia que tal cambio les ha pasado?

III. Est� adaptado para acelerar las resoluciones de progreso en la fe y la santidad. �Si estos cristianos corintios hab�an sido llamados de la idolatr�a a la comuni�n y al servicio del Salvador, �c�mo podr�an probar con tanta eficacia la realidad de la transici�n y cumplir la obligaci�n en la que hab�an entrado, viviendo para la alabanza de Aquel que los hab�a llamado de la oscuridad a la luz? Este es un motivo que, en cierta medida, deben sentir todos los cristianos, que debe influir en todos los corazones y vidas.

Ilustraci�n

'La maldad de mi estado anterior

Era m�o, y solo m�o;

El bien en el que ahora me regocijo

Es tuyo y solo tuyo.

La oscuridad de mi noche anterior

La esclavitud, todo era m�o;

La luz de la vida en la que camino,

La libertad es tuya.

Versículo 3

EL DESARROLLO DE LA DIVINA REVELACI�N

�Nadie puede decir que Jes�s es el Se�or, sino por el Esp�ritu Santo�.

1 Corintios 12:3

Este don supremo del conocimiento de Dios, aunque se dio junto con otros dones desde el principio, no se dio al principio a la perfecci�n. Todas las religiones que son religiones conocen alguna verdad acerca de Dios, pero difieren mucho unas de otras en lo que saben. De hecho, podr�amos encontrar dif�cil entender c�mo el mismo Esp�ritu Santo puede ense�ar a los hombres ideas tan diferentes de lo que Dios es, si no fuera porque la explicaci�n est� claramente establecida para nosotros en las Escrituras del Antiguo Testamento.

Hay dos puntos en esa maravillosa historia de la revelaci�n de la naturaleza de Dios: primero, la revelaci�n fue gradual; segundo, que en cada nueva revelaci�n hab�a una crisis aguda, hab�a una controversia entre aquellos que estaban dispuestos a aceptar la gu�a adicional del Esp�ritu y aquellos que la rechazaron. Y esta fue la consecuencia, que la antigua religi�n, que una vez hab�a sido verdadera hasta donde lleg�, dej� de ser verdadera al rechazar la nueva luz y se convirti� en el enemigo mismo de la verdad.

Es cierto que todos los hombres que adoran a Dios en cualquier lugar, bajo el nombre que le adoren, est�n adorando a Dios en esp�ritu; y sin embargo es igualmente cierto, y puede ser una verdad mucho m�s importante, que quien, habiendo conocido a Dios como J�piter, se niega a aceptar la revelaci�n de Dios como Jehov�, si le llega con toda la diferencia de que el nuevo nombre implica; o, de nuevo, el hombre que, habiendo conocido a Dios como Jehov�, se niega si le llega a aceptar la revelaci�n de que Jes�s es el Se�or, con toda la diferencia que implica el nuevo nombre, est�, por su negativa, haciendo pesar al mismo Esp�ritu Santo que primero lo inspir� a adorar.

Las historias de la historia antigua pueden servir para ilustrar el significado de San Pablo en el texto, porque los Ap�stoles, al igual que los antiguos profetas, estaban llamando a su naci�n a dar un nuevo paso adelante mientras el Esp�ritu Santo agregaba una nueva revelaci�n a lo que hab�a sucedido. antes, y la tentaci�n para los religiosos de su �poca, como en los viejos tiempos, era decir esto: 'Lo que tenemos es suficiente; ya conocemos toda la verdad acerca de Dios a trav�s de los profetas.

No queremos m�s revelaciones. Este Jes�s es un enga�ador. Es una mera blasfemia el hacerse igual a Dios; Por tanto, es un anatema �. "No", dice St. Paul. 'No', dicen todos los Ap�stoles; 'pero el mismo Esp�ritu Santo que gui� a vuestros padres, aun siendo un remanente, a aceptar toda revelaci�n de Dios tal como ha venido hasta ahora, os llevar� a aceptar tambi�n esta revelaci�n final de que en Jesucristo est� toda la plenitud de la Deidad, que �l no es ning�n enga�ador, no, ni ning�n profeta, sino el Se�or, el Dios encarnado, y que con �l la revelaci�n de Dios es, por tanto, al fin, final y completa �.

I. No hay nueva revelaci�n. �Hemos aceptado esa ense�anza; somos cristianos. Creemos que Jesucristo fue el Dios encarnado; que la revelaci�n de Dios en �l fue final; desde entonces no ha habido nueva revelaci�n.

II. Pero ha comenzado, y ha avanzado en la Iglesia, un proceso de desplegar gradualmente la revelaci�n que Cristo trajo del Padre, de mostrarla pieza por pieza al mundo y a la Iglesia, y que Cristo predijo que suceder�a. cuando dijo: 'Cuando venga el Esp�ritu de verdad, �l os guiar� a toda la verdad ... porque recibir� de la M�a y os la har� saber.

`` Tome la revelaci�n de Cristo y mu�strela a la Iglesia, y este proceso de mostrar en la Iglesia, en esta �poca y en aquella, aspectos del cristianismo que las �pocas anteriores han ignorado, es un proceso de extraordinario inter�s para los estudiantes de la religi�n cristiana. fe. Porque cada �poca parece haber encontrado algo en Jesucristo que encajaba especialmente con la �poca, y su absorci�n en una gran idea la hac�a m�s o menos indiferente a otras.

Pero aqu�, nuevamente, m�s a menudo al comienzo de un nuevo per�odo, el nuevo lado de la verdad que acaba de hacerse visible ha tenido que luchar por su vida. Se mostr� primero en el coraz�n de alg�n profeta; se ha abierto paso lentamente entre los pocos cuyos corazones y mentes, siendo sinceros, est�n abiertos a la nueva verdad; y ha sido rechazada por esa mayor�a conservadora de hombres buenos, tardos de coraz�n para creer lo prof�tico, que tan a menudo se ha resistido a la gu�a del Esp�ritu Santo a una verdad fresca acerca de Jesucristo. El tiempo fallar�a en ilustrar el proceso a trav�s de los siglos cristianos.

( a ) Tomemos como ejemplo la Reforma . La Reforma fue una apelaci�n de las ideas de Dios que hab�an crecido entre la gente en una �poca no instruida, y hab�an recibido gradualmente la sanci�n de la Iglesia, una apelaci�n de esa autoridad a Cristo. Y creemos que esa Reforma, en su esencia, fue obra del Esp�ritu Santo. Pero sabes a qu� costo se logr�.

( b ) Tome, nuevamente, una pregunta urgente : la cr�tica de los documentos b�blicos . La Reforma, decimos, nos gan� la libertad de leer nuestra Biblia por nosotros mismos. Bueno, tenemos esa libertad, y le damos gracias a Dios por ello, usemos o no el privilegio de leer nuestra Biblia. Pero incluso hoy, si un hombre es un erudito y dice lo que encuentra en su Biblia, se�ala, por ejemplo, que los libros que alguna vez se pens� que eran un todo son compuestos, o que Lev�tico, una vez pensado antes que Deuteronomio, es posterior, o que los cuatro evangelios no son simplemente como est�n, cuatro testigos independientes de Cristo, sino que incorporan en diversas proporciones documentos anteriores, todav�a se eleva desde ciertos �ngulos un grito contra lo que se llama la Cr�tica Superior.

Por supuesto que hay una mala cr�tica. Ha habido muchas cr�ticas tontas adem�s de lo bueno; pero, entonces, lo malo debe ser enfrentado y expuesto por lo bueno. La cr�tica solo puede enfrentarse a la cr�tica. No tiene sentido predicar una guerra santa contra la cr�tica como tal. �Y qu� ingrata es una guerra as�, adem�s de tonta! Considere lo mucho m�s interesante que ha hecho la Biblia la cr�tica.

( c ) En cada problema de los asuntos cristianos siempre hay nueva luz que pueden ganar aquellos que de coraz�n creen que Jes�s es el Se�or, porque al meditar en el registro sagrado, el Esp�ritu Santo toma las cosas de Cristo y les muestra su verdadero sentido. El siglo pasado adquiri� una nueva comprensi�n de la filantrop�a cristiana. Supongo que ese fue el lado en el que se apoder� de la religi�n de Cristo, la filantrop�a, el amor a los hermanos.

Ahora, gracias a Dios, ser�a absolutamente imposible que un hombre que pudiera escribir un himno como el himno 'Qu� dulce suena el nombre de Jes�s', ser el capit�n de un barco de esclavos, como lo era Newton, sin pensar en ning�n da�o en la esclavitud, pensando que no es anticristiano. Pero todav�a tenemos mucho que aprender de las ense�anzas sociales de Jes�s, mucho que deber�amos hacer bien en ponernos en serio.

El Esp�ritu de Jes�s es un Esp�ritu de sabidur�a y de amor, es un Esp�ritu de juicio justo, y la filantrop�a ideal, la verdadera sabidur�a, no es vaciarla de su Divinidad. Que el Esp�ritu Santo nos convenza cada vez m�s de que Jes�s es el Se�or, y que dirija nuestros corazones cada vez m�s hacia la verdad tal como es en Jes�s.

Rev. Canon Beeching.

(SEGUNDO ESQUEMA)

EL ESP�RITU SANTO EL INSPIRADOR DE LA FE

�Por qu� 'nadie puede decir que Jes�s es el Se�or, sino por el Esp�ritu Santo'? La raz�n es doble. Se encuentra en parte en la comprensi�n del hombre y en parte en su voluntad.

I. La voluntad tiene un instinto inteligente propio. �Creemos, al menos en gran medida, lo que deseamos creer; y deseamos creer, la mayor�a de nosotros, aquello que no nos costar� mucho en cuanto a esfuerzo o resistencia. Deseamos esto y nada m�s, siempre suponiendo que nos dejamos a nosotros mismos con la naturaleza y el instinto humanos promedio que nuestro primer padre nos ha legado.

El Esp�ritu Santo debe intervenir hasta devolver la libertad a la voluntad humana, evitando as� su acci�n maliciosa sobre el entendimiento. Cuanto mayores son las exigencias pr�cticas de una verdad dada, m�s necesaria es la alta imparcialidad de la voluntad; y por tanto en ning�n caso es m�s necesario que en el de creer en la divinidad de nuestro Se�or, que, cuando se cree realmente, lleva a tanto y exige tanto.

II. Una segunda raz�n se encuentra en el entendimiento. �Si un hombre iba a elevarse por encima de los prejuicios de la �poca � si iba a ver qu� significaban realmente esas palabras, esos actos, ese personaje � si deb�a entender c�mo la Cruz era tanto una revelaci�n del amor divino como la Transfiguraci�n fue una revelaci�n de la gloria divina, debe haber sido guiado por un maestro m�s que humano; el Esp�ritu le debe haber ense�ado a decir: "Jes�s es el Se�or".

Ilustraci�n

'El Esp�ritu Santo debe trabajar primero en tu coraz�n antes de que puedas tener la verdad, o cualquier pensamiento espiritual real. S�, y cada vez que tienes otro y otro y otro buen pensamiento, y cada vez que ese pensamiento se convierte en un deseo, o se reviste en una palabra, o se expresa en una acci�n, el Esp�ritu Santo ha estado ah�: es y debe ser todo para alabanza de la gloria de su gracia.

�l estuvo de antemano contigo. �l era el agente, t� el destinatario; �l era la semilla, t� el receptor de esa semilla; �l era la paz; experimentaste el disfrute de la paz otorgada. �Y no es esto colocar a Dios el Esp�ritu Santo donde deber�a ser colocado, para contemplarlo como la primera causa principal y motor en todo el mundo espiritual, como el Padre, por Su voluntad y mandato, en el universo material? La materia que ves estaba primero en la mente del Padre: tom� sustancia en Su palabra y se convirti� en materia: igualmente as� el Esp�ritu quiere en la fe del hombre: el soplo del Esp�ritu Santo en el alma quita el caos, y hay belleza, vida y orden. Creo que es el �nico lugar que �l puede ocupar en el esquema de la salvaci�n del hombre: ser el todo y en todos: el Alfa y la Omega �.

Versículo 4

NUEVAS NECESIDADES, NUEVOS M�TODOS

'Ahora hay diversidad de dones, pero el mismo Esp�ritu'.

1 Corintios 12:4

Esta es una lecci�n de un momento incomparable para la Iglesia en estos tiempos dif�ciles. Necesitamos valor, necesitamos valent�a, necesitamos fe viva. Por encima de todo, necesitamos fe en la vitalidad espiritual de la Iglesia.

I. Si la Iglesia es un ser vivo con el Esp�ritu de Dios como principio vital, entonces �l debe manifestar en ella los dones necesarios para su obra y su sustento. �Qu� entendemos por "dones"? Lo que sea necesario para que ella 'beneficie a todos'. Lo que sea necesario para que ella haga su trabajo, ya sea hacia sus propios hijos o hacia el mundo hostil. Y, por lo tanto, es un signo de una lamentable falta de fe cuando los hombres cristianos miran con frialdad o timidez las agencias que surgen del seno de la Iglesia para satisfacer las necesidades de la �poca, simplemente porque no son exactamente lo que se usaba hace una generaci�n, o cuando ellos mismos eran j�venes.

Tomemos el caso de la �poca actual. Sus caracter�sticas aqu� en Inglaterra son eminentemente especiales. Sus problemas son peculiarmente sociales. Tenemos agregaciones de seres humanos como el mundo cristiano nunca ha conocido, y que fuera de Inglaterra no se pueden encontrar en ninguna parte. Si concede que la Iglesia es un organismo vivo, debe esperar que se deshaga de algunas agencias adaptadas a la necesidad. Si concede que su vida es divina y espiritual, debe esperar que se le otorgue alg�n 'don' divino y espiritual para hacer frente a la emergencia sin precedentes.

II. La lecci�n es tanto para las parroquias como para las iglesias en sus grupos m�s grandes. �Las nuevas necesidades no son sino ocasi�n de nuevos dones del Esp�ritu. Y los nuevos m�todos, cuando surgen en armon�a con los principios de la Iglesia, deben ser tratados como nuevos indicios de la fuente de vida espiritual que est� siempre fresca en ella. D�jalos un poco de luz, sospeche de ellos, m�relos con frialdad, por as� decirlo; pero tenga cuidado de no apartarse de las mismas se�ales y se�ales de que Dios todav�a est� con usted.

La capilla de la misi�n en los rincones oscuros de nuestros pueblos, la cofrad�a parroquial de hombres j�venes cuyos corazones Dios ha tocado con celo por �l y amor por el hombre, la hermandad, la misi�n, todas estas cosas dentro de nuestros l�mites parroquiales pueden ser tan verdaderamente el Los 'dones espirituales' de nuestro d�a y hora, como siempre, fueron los m�ltiples dones de Corinto altamente dotado. Y si nuestra Iglesia no ha de ser infiel a su Se�or y a su principio vital, no tardar� en utilizar las "agencias laicas" que surgen a nuestro alrededor y le piden trabajo.

�Por qu� no se reconoce la orden de los lectores como un 'regalo' del que ella es responsable? Y las Hermandades, �por qu� no se incorporan a su sistema y no se utilizan? �Pobre de m�! No tenemos fe en nuestra propia vitalidad. Juzgamos por la conveniencia humana, por la sabidur�a mundana y el precedente humano fr�o, y olvidamos el precedente divino y el gobierno divino de la Iglesia Apost�lica y la doctrina de los 'dones espirituales'.

III. Todos podemos hacer algo, puede que sea poco, pero a�n as� es algo. En nuestra conversaci�n y en la sociedad ordinaria podemos al menos hablar con reverencia de toda obra de fe, despreciando las burlas de los hombres mundanos y los cristianos t�midos, y todos podemos hacer nuestra oraci�n para que al menos no seamos como los jud�os, cuya la condenaci�n fue que "no conocieron el d�a de su visitaci�n".

Ilustraci�n

'La vida en acci�n toma muchas formas. Si no fuera as�, no ser�a vida. El mecanismo puede hacer mucho; pero una m�quina solo puede hacer la �nica cosa para la que fue hecha. La vida implica la idea de la autoadaptaci�n, y con la adaptabilidad surge la idea de variedad en la apariencia externa. De modo que la variedad de apariencia exterior no es m�s que un testimonio de la unidad interior de la vida. Un �rbol brota de una ra�z y todos se alimentan de la misma savia.

Y, sin embargo, la misma savia es la fuerza vital que se ve bajo los diversos resultados de la corteza y la fibra le�osa, de las hojas, las flores y los frutos. Cada uno de estos no es m�s que otra forma en la que se manifiesta la energ�a �nica, y cada uno de ellos contribuye con su parte al bienestar del conjunto. Entonces en la Iglesia. Hay una fuerza vital autodeterminada, y esa es el Esp�ritu Santo de Dios '.

Versículos 4-6

Tres y uno

'Ahora hay diversidad de dones, pero el mismo Esp�ritu. Y hay diferencias de administraciones, pero el mismo Se�or. Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que obra todo en todos '.

1 Corintios 12:4

El texto trata de tres tipos de diversidades, traz�ndolas hasta sus respectivas unidades. La unidad encuentra su expresi�n en la diversidad, y la diversidad su vida y motivo en la unidad. Consideremos estas unidades y tripletes.

I. Tres aspectos de una vida .

( a ) En sus dones . "Hay diversidad de dones". Cada hombre, cada criatura, tiene sus propios dones. "�Qu� tienes que no hayas recibido?" 'Revuelve el don que hay en ti'.

( b ) En sus esferas de servicio . 'Hay diferencias de administraciones', o m�s bien 'ministraciones'. Hay muchas formas abiertas para que un cristiano sirva a Dios y a su generaci�n. Su vida diaria, que vive entre los hombres, en su familia, su negocio, en su trabajo, todos son esferas de ministerio.

( c ) En sus facultades de comunicaci�n . "Hay diversidad de operaciones". La mano encuentra muchas cosas que hacer y con la ayuda de Dios puede hacerlas con su fuerza. Mientras busca y entra en nuevos campos de utilidad, un hombre debe estar ocupado mientras tanto en el trabajo diario.

II. Tres revelaciones de un solo Dios .

( a ) Como dando gracia interior . Esto se describe como la parte del 'Esp�ritu'. El Esp�ritu Santo es a la vez el mayor regalo para el alma y el gran Dador. �l toma las cosas que son de Cristo y nos las da .

( b ) Como motivo y alcance . 'Diferencias de ministerios, pero el mismo Se�or'. Todo lo que hagamos, debemos hacerlo de coraz�n como para el Se�or . El gran amor de Cristo por nosotros es el motivo y la medida de todas nuestras actividades.

( c ) Como cooperando eficazmente . "Diversidad de operaciones, pero el mismo Dios obra en todos". '�Qui�n es suficiente para estas cosas? B�state mi fuerza, y perfecta mi fuerza en la debilidad. Dios da el aumento, por lo que bien podemos sentirnos animados tanto para idear como para trabajar.

III. Tres actitudes de un alma .

( a ) Oraci�n . Los dones implican oraci�n. "�l da el Esp�ritu Santo a los que le piden". Es cierto que Dios concede dones naturales sin pedirlos; pero la gracia que se necesita para capacitarnos para emplear estos dones correctamente s�lo se puede obtener de Dios por medio de la oraci�n.

( b ) Dedicaci�n . Nuestro ministerio debe estar dedicado a Aquel que nos am� y se entreg� a s� mismo por nosotros. �Qu� ejemplo de devoci�n nos ha dado Jes�s! Por nuestro bien, '�l se santific� a s� mismo'.

( c ) Fe . "El mismo Dios hace todas las cosas en todos". Debemos tener fe en el poder de Dios para obrar mediante nuestra d�bil instrumentalidad a fin de producir grandes resultados.

Versículo 7

EL USO CORRECTO DE LOS DONES DE DIOS

"A todo hombre le es dada la manifestaci�n del Esp�ritu para provecho".

1 Corintios 12:7

�No ves c�mo la lecci�n que ense�aba San Pablo se aplica a toda nuestra vida cristiana entre nosotros? Lo que sea que cualquiera de nosotros tenga, o sea, �l solo tiene, o es, lo que Dios ha elegido que tenga o sea.

I. A menudo nos preguntamos por las desigualdades que vemos en la vida. �A menudo a la gente le parece extra�o que algunos sean tan pobres y otros tan ricos, algunos tan inteligentes y otros tan est�pidos, que algunas personas tengan las ventajas de una educaci�n de primer nivel y otras no tengan educaci�n. en absoluto, que algunos deber�an tener una buena salud y ser capaces de ser tan activos, mientras que otros son d�biles y delicados y pueden hacer tan poco.

II. Por otra parte, a menudo nos preguntamos qu� pensamos de la forma imperfecta en que se otorgan ventajas a los hombres. �Vemos a un hombre dotado de grandes talentos, pero deseando en la salud utilizarlos, como deber�amos decir, en el mejor de los casos. O un hombre es perseverante pero torpe, cuando si tuviera la mitad de las habilidades de otra persona que no puede perseverar, podr�a hacer grandes cosas, como decimos. O en cuanto al dinero, vemos a una persona muy ben�vola y generosa sin los medios para llevar a cabo su benevolencia; o una persona de talentos brillantes dejada en lo que pensamos oscuridad.

III. �Qu� significa todo esto para ense�arnos que lo que llamamos nuestra propia distinci�n, o nuestro propio �xito, no es el objeto para el cual Dios nos da nuestras habilidades, o nuestro dinero, o nuestra salud, o cualquiera de nuestros poderes? Todo lo que somos, o tenemos, es obra de Dios y lo dispone Dios, y debemos usar nuestras capacidades para su servicio y el bien de nuestro pr�jimo, y no para nuestro propio beneficio ego�sta.

Si Dios hubiera querido que los talentos de un hombre se usaran �nicamente para su propio avance, habr�a sido igualmente f�cil para Dios haberse encargado de que todo hombre inteligente tuviera la mejor educaci�n, la salud m�s fuerte y la libertad m�s perfecta. de las interrupciones. Si Dios hubiera querido decir todas estas cosas para nuestra distinci�n, habr�a sido muy f�cil para �l haberlas dispuesto as�. Pero vemos todo lo contrario.

IV. Y de esto aprendemos dos cosas principalmente : -

( a ) C�mo mirarnos a nosotros mismos y a nuestra propia suerte y nuestras propias habilidades .

( b ) C�mo mirar a otras personas en su lote y posici�n .

En cuanto a nosotros mismos, aprendemos a no valorarnos nunca por ning�n talento que Dios nos haya dado; y aprendemos a no murmurar nunca porque hay (como decimos) algo que falta en nuestra suerte y que, si lo tuvi�ramos, nos permitir�a tener �xito mucho mejor que nosotros.

En cuanto a otras personas, aprendemos a no despreciar a nadie m�s, oa pensar que somos mejores que ellos porque tenemos algunas ventajas que ellos no tienen. Las personas r�pidas e inteligentes tienden a impacientarse con las personas lentas. Los ricos tienden a despreciar a los pobres. Las personas de buena salud tienden a despreciar a los enfermos o los delicados.

Todo esto est� mal. Dios ha repartido a cada uno su don. Nadie est� sin un don . Es asunto nuestro ver que sea cual sea nuestro don, lo usamos 'para sacar provecho' en la esfera en la que Dios nos ha colocado.

Versículo 18

REFORMA DE CHRUCH

"Pero ahora Dios ha colocado a cada uno de los miembros en el cuerpo, como le agrad�".

1 Corintios 12:18 (RV)

�Qu� se entiende por reforma de la iglesia? Esto no tiene nada que ver con presionar por una revisi�n del acuerdo de la Reforma; no tiene nada que ver con ninguna reformulaci�n o nueva declaraci�n de doctrina. Su papel es una simple reversi�n al tipo original. Su alcance es la reforma del gobierno de la Iglesia de Inglaterra seg�n las viejas l�neas: l�neas establecidas en los d�as apost�licos, adheridas mucho tiempo despu�s y seguidas consistentemente en las mejores �pocas y en las comunidades m�s saludables y puras que poseen el nombre cristiano.

I. Durante dos siglos, nuestra Iglesia no ha tenido el poder de autogobernarse. �Sus miembros no tienen voz en la administraci�n de sus asuntos. Es hoy una Iglesia sin constituci�n. Hace doscientos a�os dej� de existir como organismo aut�nomo. En 1702 muri� Guillermo III, y con �l muri� la Convocatoria. No es que la Convocaci�n proporcionara una constituci�n a la Iglesia de la que era portavoz, sino que lo hizo el Parlamento que acredit� la Convocaci�n.

Porque el Parlamento en aquellos d�as era en s� mismo una Asamblea de la Iglesia. Todos sus miembros eran miembros profesos de la Iglesia Nacional. El gobierno del Parlamento era el autogobierno de la Iglesia. En 1717 la Convocatoria, que durante quince a�os hab�a estado pr�cticamente en suspenso, fue finalmente prorrogada; y hasta nuestros d�as (1861), no se le otorg� ninguna licencia de la Corona para continuar con sus actividades comerciales. Desde el momento en que el Parlamento dej� de representar a la Iglesia de Inglaterra hasta el resurgimiento de la Asamblea Eclesi�stica � i.

mi. durante un per�odo de ciento cuarenta y cuatro a�os, nuestra Iglesia no tuvo medios propiamente constituidos, reconocidos por el Estado, ni siquiera para deliberar sobre sus propios asuntos. Este medio de deliberar se concedi� de nuevo en la fecha que hemos mencionado; pero, como todos sabemos, es �nicamente una asamblea deliberativa y, como tal, no tiene poder gubernamental. Y, tal como est� constituido actualmente, nos alegra de todo coraz�n que no tenga ninguno. La convocatoria no representa en ning�n sentido a la Iglesia. Ni siquiera representa al clero. Con su resurgimiento vino un cierto grado inadecuado de representaci�n.

II. Pero la representaci�n imperfecta del clero no es nada para nuestro prop�sito actual. �Es la ausencia de los laicos en esta asamblea sobre la que queremos llamar la atenci�n. Es cierto que existe la Casa de los Laicos, formada hace unos a�os. Pero hay un punto de vista para tomar de esta asamblea que implica un reproche. �Qu� est�n haciendo los laicos deliberando aparte del clero? �Representa esto alg�n antagonismo conciliar entre pastores y pueblo? Para nada.

�Por qu�, entonces, esta separaci�n entre los dos cuerpos? Ha surgido de las circunstancias que los miembros laicos de nuestra Iglesia en los tiempos modernos no han sido suficientemente instruidos en su verdadera posici�n y derechos, y por lo tanto no se han molestado en afirmar esa posici�n y esos derechos.

III. Y qu� nueva vida infundir�a en nuestras organizaciones parroquiales si los consejos de la iglesia parroquial con poder real, residente en manos sabiamente elegidas, estuvieran detr�s de todos ellos; y qu� problemas frecuentes se evitar�an por completo si (como ser�a necesariamente el caso) los clientes se vieran obligados a ponerse en comunicaci�n con tales organismos cuando se tuviera que concertar una cita, y el clero tendr�a que hacer lo mismo, y seguramente en la gran mayor�a de los casos estar�a agradecido de hacer lo mismo, cuando cualquier cambio serio de ritual estuviera en contemplaci�n. Yo, por mi parte, conf�o demasiado en el fuerte sentido com�n, el juicio experimentado de los laicos de la Iglesia como para albergar mucho temor de que el poder as� otorgado se use de otra manera que no sea sabiamente.

IV. Compa�eros de Cristo, nuestra Cabeza, somos miembros los unos de los otros. �Dios nos ha puesto, a cada uno de nosotros, en el cuerpo, para que contribuyamos a la vida original y al crecimiento del cuerpo. Un miembro no puede decir de otro: "No te necesito". Bautizados en un solo esp�ritu, comiendo la misma carne espiritual, estamos unidos en un v�nculo santo de verdad y paz, de fe y caridad.

( a ) Existe una opini�n vulgar en el extranjero de que el clero solo consulta a los laicos cuando quieren su apoyo financiero , mientras que a menudo se pasa por alto que este apoyo no se busca para ellos mismos, sino para el trabajo en el que la gente est� principalmente interesada. Pero el clero que anhela la cooperaci�n administrativa de los miembros laicos de nuestra Iglesia dice en efecto: 'No buscamos a los suyos, sino a ustedes.

�Queremos su camarader�a en la eterna enemistad de la Iglesia con el pecado y la maldad de todo tipo; queremos que se despierten vuestras voces vivas tras dos siglos de silencio en los consejos de la Iglesia; Queremos comprenderlo a usted ya su manera pr�ctica de ver la vida y los problemas de la vida mejor que nunca, siempre que la falta de una constituci�n de la Iglesia nos prive de la mitad de los beneficios de la cohesi�n corporativa.

( b ) Y quiz�s queremos que ustedes nos comprendan un poco mejor (hablo ahora de los laicos en general), que nos comprendan mejor, y as� asegurarnos esa confianza mutua que es el t�nico del trabajo asociado; queremos que nuestros m�todos clericales defectuosos sean corregidos, no por el cr�tico que critica solo porque no tiene poder para corregir, sino por el socio en el consejo que tiene el poder, y por lo tanto lo usa con la sabidur�a y humildad que un sentido de responsabilidad est� calculado para promover.

V. Si nuestra Iglesia ha de hacer su gran trabajo en el futuro de manera eficiente, esta pregunta requiere una consideraci�n r�pida pero muy cuidadosa. Las cuestiones de detalle se erizan a su alrededor, pero la pregunta fundamental es la primera cuesti�n. �Se volver� a escuchar la voz de la Sociedad?

�Obispo Alfred Pearson.

Información bibliográfica
Nisbet, James. "Comentario sobre 1 Corinthians 12". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cpc/1-corinthians-12.html. 1876.