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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
El Comentario del Púlpito de la Iglesia Comentario del Púlpito de la Iglesia
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
Información bibliográfica
Nisbet, James. "Comentario sobre 1 Samuel 15". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cpc/1-samuel-15.html. 1876.
Nisbet, James. "Comentario sobre 1 Samuel 15". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/
Versículo 1
UNA VIDA NAUFRAGADA
'Rey sobre su pueblo Israel'.
1 Samuel 15:1
La historia de Saulo es una de las m�s tristes que contiene la Escritura.
I. N�tese primero los elementos singulares de nobleza que se deben rastrear en su car�cter natural , de modo que su estatura moral no contradice por completo la majestuosidad de su estructura exterior. No hay nada que tan a menudo traspase todo el equilibrio de una mente, que saque a relucir fallas antes insospechadas, como una elevaci�n repentina y abrupta de una posici�n muy baja a una muy alta. Pero Sa�l no da ninguna se�al de que el cambio le haya causado este da�o.
El ungido del Se�or, el rey de Israel, espera su momento, regresa con verdadera sencillez a los oficios m�s humildes de la casa de su padre. Con mucho gusto, y por genuina modestia, se esconder�a y se apartar�a de la elecci�n del pueblo. Los desaires y ofensas cometidos contra �l mismo los pasa por alto magn�nimamente. Aventura su vida lejos por las personas a las que gobierna, como alguien que ha entendido correctamente que lo m�s importante en el lugar y el honor significa tambi�n lo m�s importante en el peligro y la fatiga.
Sa�l est� libre de toda acusaci�n de ese pecado que dej� la mancha m�s oscura en la vida de David; parece haberse permitido con moderaci�n esa licencia que casi todos los monarcas orientales han reclamado en gran medida. Tambi�n hab�a en �l una verdadera capacidad de amar. De David se nos dice que 'lo amaba mucho'. Incluso en su peor momento, �qu� destellos de una mente mejor aparecen de vez en cuando! Las profundas discordias de su esp�ritu no son incapaces de ser subyugadas en armon�as, como dulces campanillas tintineando o desafinadas que por un instante, aunque, �ay! pero por un instante recupera su dulzura.
Y, lo m�s notable de todo, el amor que pod�a sentir que tambi�n pod�a inspirar. Si entonces hubo un naufragio aqu�, no fueron mercanc�as insignificantes, sino tesoros de gran precio, que se hundieron en las profundidades.
II. La historia de Saulo nos trae a casa estos hechos : (1) Que la vida que ahora vivimos es una vida de prueba; que Dios toma a los hombres y los pone en determinadas condiciones para probarlos. Cada uno de nosotros est� sometido a nuestra prueba con tanta certeza como lo fue Saulo con la suya. (2) Todas las mejores cualidades de Sa�l se manifiestan al comienzo de su carrera. Gradualmente se desvanecen y se alejan de �l, el orgullo, mientras tanto, y el capricho, y los celos, y la envidia, y un abierto desprecio y desaf�o a Dios entrando en su habitaci�n, hasta que por fin de todas las altas cualidades que alguna vez posey�, s�lo el coraje. , �ltimo regalo para abandonar a un hombre, que a menudo permanece cuando todos los dem�s se han ido, hasta que solo queda.
(3) Aprendemos de Saulo a no basarnos en nada bueno que tengamos en nosotros. Llevemos ese bien a Dios y recibamos de Dios con esa mayor consagraci�n que solo �l puede dar.
�Arzobispo Trench.
Versículos 20-21
VERDAD EN LAS PARTES INTERIORES
'Y Sa�l dijo a Samuel: S�, he obedecido la voz del Se�or, y he seguido el camino que el Se�or me envi�', etc.
1 Samuel 15:20
A cualquiera que se d� cuenta por primera vez, le parecer� algo sorprendente lo poco que se dice en la Biblia acerca de la veracidad. La raz�n es que la veracidad no es un deber estrictamente religioso; es un deber que es totalmente independiente de la fe en Dios o en Cristo, un deber que es tan absolutamente necesario para la existencia misma de la sociedad, que sin reverencia por ella ninguna comunidad podr�a durar un d�a. La Palabra de Dios pasa por alto las cosas que los hombres pueden descubrir por s� mismos, y no insiste en los deberes que los intereses comunes del comercio y la seguridad y la comodidad seguramente impondr�n.
I. Es muy importante notar con respecto a este pasaje en la vida de Saulo que, tomando las palabras como est�n, probablemente no hab�a una falsedad absoluta en ellas. �Nada es m�s probable que el pueblo tom� del bot�n para sacrificarlo al Se�or, y que de todos modos era casi cierto que Sa�l hab�a destruido por completo a los amalecitas. Y sin embargo, despu�s de todo, a los ojos de Dios, con toda esta apariencia de veracidad, el infeliz rey se puso de pie como un mentiroso convicto, que, con su mejilla enrojecida y su lengua tartamudeante, estaba siendo avergonzado ante todo su pueblo. No se atrevi� a mentir abiertamente. No quiso confesar del todo su culpa, pero disfraz� una mentira con el atuendo de la verdad y se arriesg� a librarse del castigo mediante un miserable subterfugio.
II. Sa�l es solo un tipo de un mill�n de personas que han hecho lo mismo una y otra vez en todos los tiempos. �Es lo m�s dif�cil de la vida ser verdad, y lo m�s raro. Expresar el hecho m�s simple con perfecta sencillez, explicar nuestro motivo m�s inocente con absoluta honestidad, son haza�as que a menudo desconcertar�n a los m�s sinceros entre nosotros. La verdad no es natural. No es com�n. No se aprende f�cilmente; s�lo mediante la vigilancia y la oraci�n se puede aprender.
La primera tentaci�n no fue m�s que una trampa: el traidor Judas actu� como una mentira cuando le dio a su Maestro ese falso beso en Getseman�, y desde entonces la falsedad ha sido el arma elegida por Satan�s para arrebatar a los hijos de Cristo de las manos de su Salvador y robarlos. de ese cielo donde solo los verdaderos pueden vivir.
�Canon Jessopp.
Ilustraciones
(1) �En los vers�culos veintid�s y veintitr�s tenemos uno de esos grandes principios �ureos que no son para una �poca, sino para todos los tiempos. Con un estallido de inspiraci�n prof�tica, Samuel desgarra el tejido de excusas de Sa�l y pone al descubierto su pecado. Sus palabras son la nota clave de la larga protesta de los profetas en las edades posteriores contra el error demasiado com�n de suponer que el ceremonial externo puede tener alg�n valor a los ojos de Dios cuando se separa de la verdadera devoci�n del coraz�n del adorador que simboliza. .
David a menudo insist�a en esto en sus Salmos. Miqueas el profeta, en palabras que los recuerdan, hizo lo mismo. Jes�s tambi�n: "Id y aprended lo que eso significa: tendr� misericordia y no sacrificios". Este es un principio mundial perpetuo. Construye una iglesia, deja dinero para alguna caridad, da generosamente a la colecta; todo esto no sirve de nada si tu coraz�n no est� bien con Dios. Decir esto claramente ha llevado a menudo a la moralidad en conflicto con el formalismo, al profeta en conflicto con el sacerdote, al predicador en conflicto con el ritualista: pero no se puede decir demasiado enf�ticamente.
(2) 'Nada puede ser amor a Dios si no se configura en obediencia. Recordamos la an�cdota del comandante romano que prohibi� un compromiso con el enemigo, y el primer transgresor contra cuya prohibici�n fue su hijo. Acept� el desaf�o del l�der de la otra hueste, lo encontr�, lo mat�, lo mim�; y luego, con sentimiento de triunfo, llev� el bot�n a la tienda de su padre. Pero el padre romano se neg� a reconocer el instinto que lo impuls� como merecedor del nombre de amor. La desobediencia lo contradec�a y merec�a la muerte.
(3) 'Aunque Sa�l no era necesariamente un alma n�ufraga, era un rey n�ufrago; un fracaso, no porque Dios lo quisiera, sino porque, como hemos visto, por la tendencia y el temperamento de su coraz�n, no pod�a ser otra cosa. �Pero qu� majestuoso fracaso! Vea c�mo trat� de ocultar su tragedia a los ojos de su pueblo, luchando bajo el peso de la realeza, con su "podr�a haber estado" ardiendo en su coraz�n.
Mientras seguimos esta noble ruina de un rey en el pasado Endor hasta su "�ltima batalla extra�a" en el monte Gilboa, anhelamos verlo mirar m�s all� de la sombra de Samuel, y escucharlo decir con una fe total: "El Se�or mi Dios." La fe que glorifica una vida no tiene v�nculos; nos une directamente a los pies de Dios �.