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Bible Commentaries
1 Samuel 28

El Comentario del Púlpito de la IglesiaComentario del Púlpito de la Iglesia

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Versículos 1-25

EN LA CUEVA DE LA BRUJA

'Dios se ha apartado de m�'.

1 Samuel 28:15

I. Hab�a tres cursos disponibles para Saulo : pod�a sentarse en una tranquila desesperanza y dejar que venga el mal; o podr�a, con fe y sumisi�n penitente, encomendar todo el asunto a Dios, incluso en medio del terrible silencio; o podr�a acudir al infierno en busca de consejo, ya que el cielo estaba sordo. ��l elige el �ltimo! 'Dios me ha desechado; Me entregar� a Satan�s. La puerta del cielo est� cerrada; Ver� si el infierno est� abierto.

'... Aindur , como se llama ahora la casa de la famosa bruja de Sa�l, es un lugar de aspecto miserable y, sin embargo, la posici�n en la esquina noreste del Peque�o Herm�n, frente a Tabor y con vistas al valle entre ellos, es realmente hermosa. El declive de la monta�a est� perforado por todas partes con cuevas, y la mayor�a de las viviendas son simplemente muros construidos alrededor de la entrada a estas cavernas. La 'bruja' sin duda ocup� una de estas cuevas.

II. Como el viaje era muy peligroso, Sa�l se disfraz� y se fue de noche, acompa�ado s�lo por dos hombres; y nada podr�a exponernos m�s claramente su angustia mental, y tambi�n su intenso deseo de indagar en los secretos del futuro, que este extra�o viaje. Toda la fe y la esperanza hab�an desaparecido, y una excitaci�n febril, lista para recibir cualquier ayuda, por ilegal y poco confiable que fuera, hab�a ocupado su lugar.

Doscientos a�os antes de la batalla en la que fue asesinado Sa�l, otro l�der de Israel hab�a estado en el mismo campo de batalla de Gilboa. Un conjunto hostil igualmente innumerable estaba acampado abajo, o en la ladera opuesta del Peque�o Herm�n. Pero Gede�n, para enfrentarse al enemigo, ten�a s�lo trescientos hombres; Sa�l ten�a 'todo Israel'. Sin embargo, Gede�n se prepar� para el comienzo, esperanzado y de coraz�n valiente, mientras Sa�l 'temblaba mucho', porque la espada de Gede�n tambi�n era 'la espada del Se�or', mientras que de Sa�l el Esp�ritu de Dios hac�a mucho que se hab�a ido.

En las veinticuatro horas anteriores a cualquiera de las batallas, estos dos jefes hab�an realizado breves excursiones desde sus campamentos. A ambos asistieron s�lo uno o dos criados. Ambos se escaparon clandestinamente de noche. Ambos fueron adonde era peligroso ir: Gede�n dentro de las l�neas enemigas, Sa�l en la guarida de una bruja. Sin embargo, Gede�n regres� exultante, mientras que Sa�l 'cay� todo el tiempo sobre la tierra, muy asustado' porque Gede�n fue a donde Dios lo hab�a enviado; Saulo, contra el estatuto expreso de Dios.

III. Con un remordimiento insoportable en su interior y una vaga premonici�n de fatalidad que ennegrec�a la misma noche que dominaba sus pasos secretos y silenciosos, Sa�l busc� de la mujer de Endor ese conocimiento del futuro que ya no pod�a recibir de un Dios rechazado. �Y, por extra�o que parezca, tambi�n es Samuel , el profeta de Dios, a quien ver�a y oir�a �un hecho que muestra d�nde ha descansado su creencia m�s �ntima a lo largo de su perversa carrera�, un hecho que incluye la confesi�n con convicci�n de culpa, pero el confesi�n de remordimiento, como la de Judas, que s�lo conduce al auto-asesinato.

Toda la historia humana no ha podido registrar una desesperaci�n m�s profunda o m�s tr�gica que la suya, quien habiendo abandonado a Dios y siendo de Dios desamparado, ahora busca mover el infierno, ya que el Cielo le es inexorable; e, infinitamente culpable como es, ciertamente hay algo indeciblemente pat�tico en ese anhelo del rey desunido, ahora en su m�s absoluta desolaci�n, de cambiar de palabras una vez m�s con el amigo y consejero de su juventud, y si debe escuchar su condenaci�n, para escucharlo de otros labios que no sean los suyos.

IV. O�mos el lamento de un esp�ritu perturbado: "Estoy muy angustiado", pero sin confesi�n de pecado, sin acento de arrepentimiento. �Saulo nunca afronta con justicia la cuesti�n de su propia mala conducta, siempre pal�a su pecado, siempre evade el juicio y el reproche a s� mismo. '�Qu� debo hacer?' El silencio de Dios y las palabras de Samuel muestran que pr�cticamente se trataba de una pregunta para la que no hab�a respuesta posible.

El d�a para hacer fue en el pasado, cuando Samuel dio instrucciones en el nombre de Dios. A�os de persistente impenitencia por desobediencia y de lucha voluntaria contra los prop�sitos de Dios, hab�an llevado al infeliz a un momento y una posici�n en la que ninguna acci�n de su parte pod�a revertir el juicio inminente. �Demasiado tarde! As� ocurre todav�a en la vida humana. Los hombres pueden persistir en malos caminos hasta que la ruina sea inevitable y no haya ning�n camino abierto para la recuperaci�n.

Ya hab�a pasado el momento de hacer. Viene en r�pida sucesi�n, como un rayo sobre un rayo: 'Jehov� tu enemigo'; 'Jehov� ha rasgado el reino de tu mano y lo ha dado a David'; '�Tus pecados te han sobrevenido!' Sa�l sab�a todo esto hace mucho tiempo, aunque nunca se hab�a dado cuenta como ahora. Y luego, en cuanto a su destino: ma�ana: � derrota, muerte, matanza, de Sa�l, de sus hijos, de Israel!

Ilustraciones

(1) 'El hecho m�s terrible de todos es la ausencia total de toda penitencia por parte de Saulo. Estaba libre de ofensas que hacen que algunas p�ginas de la historia de David no sean mejores que una gran mancha. Pero �oh! cu�nto mejor hubiera sido haber pecado como David, si tan solo se hubiera arrepentido como David; si un temperamento semejante en todo el temperamento que dictaba el Salmo cincuenta y uno hab�a encontrado lugar en �l.

Pero todo esto estaba lejos de �l. La oscuridad se acerca a �l; la angustia se apoder� de �l; pero el coraz�n contrito y quebrantado, no hay se�al o se�al m�s remota de esto; sin alcanzar la sangre rociada. Escuchamos, pero ninguna voz nos llega como la de �l que exclam�: �Purif�came con hisopo y ser� limpio; l�vame, y ser� m�s blanco que la nieve '; pero oscuro, desafiante e incr�dulo, el que hab�a inspirado tantas esperanzas, el que por un tiempo pareci� a punto de justificarlas todas, avanza para encontrar su perdici�n. '

(2) 'Los esp�ritus de los difuntos viven en la regi�n que Dios les ha dado, del cuerpo que conocemos; pero si por conocimiento y simpat�a en alguna conexi�n cercana con los vivos, no podemos decirlo. Pero al otro lado del abismo que nos divide a ellos y a nosotros, una expresi�n suya cae sobre nuestro o�do que escucha: "Ma�ana", nos dicen, unos d�as m�s, algunos a�os m�s, puede que sea para nosotros, ma�ana. para ellos: �t� tambi�n estar�s con nosotros.

'Bebamos el mensaje; y como sabemos que el paso al mundo de los esp�ritus est� tan cerca, y traer� consigo asuntos tan solemnes, as� que cada uno de nosotros pase este corto d�a de vida con humildad, vigilancia, oraci�n, obediencia, que cuando ma�ana viene, en lugar de que los esp�ritus perdidos se levanten para burlarse de nuestro advenimiento con la pregunta desde�osa: "�T� tambi�n te has convertido en uno de nosotros?" los esp�ritus felices con los brazos extendidos pueden darnos la bienvenida a las orillas soleadas de una eternidad sin sombras.

Información bibliográfica
Nisbet, James. "Comentario sobre 1 Samuel 28". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cpc/1-samuel-28.html. 1876.
 
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