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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
El Comentario del Púlpito de la Iglesia Comentario del Púlpito de la Iglesia
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
Información bibliográfica
Nisbet, James. "Comentario sobre 1 Samuel 28". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cpc/1-samuel-28.html. 1876.
Nisbet, James. "Comentario sobre 1 Samuel 28". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/
Versículos 1-25
EN LA CUEVA DE LA BRUJA
'Dios se ha apartado de m�'.
1 Samuel 28:15
I. Hab�a tres cursos disponibles para Saulo : pod�a sentarse en una tranquila desesperanza y dejar que venga el mal; o podr�a, con fe y sumisi�n penitente, encomendar todo el asunto a Dios, incluso en medio del terrible silencio; o podr�a acudir al infierno en busca de consejo, ya que el cielo estaba sordo. ��l elige el �ltimo! 'Dios me ha desechado; Me entregar� a Satan�s. La puerta del cielo est� cerrada; Ver� si el infierno est� abierto.
'... Aindur , como se llama ahora la casa de la famosa bruja de Sa�l, es un lugar de aspecto miserable y, sin embargo, la posici�n en la esquina noreste del Peque�o Herm�n, frente a Tabor y con vistas al valle entre ellos, es realmente hermosa. El declive de la monta�a est� perforado por todas partes con cuevas, y la mayor�a de las viviendas son simplemente muros construidos alrededor de la entrada a estas cavernas. La 'bruja' sin duda ocup� una de estas cuevas.
II. Como el viaje era muy peligroso, Sa�l se disfraz� y se fue de noche, acompa�ado s�lo por dos hombres; y nada podr�a exponernos m�s claramente su angustia mental, y tambi�n su intenso deseo de indagar en los secretos del futuro, que este extra�o viaje. Toda la fe y la esperanza hab�an desaparecido, y una excitaci�n febril, lista para recibir cualquier ayuda, por ilegal y poco confiable que fuera, hab�a ocupado su lugar.
Doscientos a�os antes de la batalla en la que fue asesinado Sa�l, otro l�der de Israel hab�a estado en el mismo campo de batalla de Gilboa. Un conjunto hostil igualmente innumerable estaba acampado abajo, o en la ladera opuesta del Peque�o Herm�n. Pero Gede�n, para enfrentarse al enemigo, ten�a s�lo trescientos hombres; Sa�l ten�a 'todo Israel'. Sin embargo, Gede�n se prepar� para el comienzo, esperanzado y de coraz�n valiente, mientras Sa�l 'temblaba mucho', porque la espada de Gede�n tambi�n era 'la espada del Se�or', mientras que de Sa�l el Esp�ritu de Dios hac�a mucho que se hab�a ido.
En las veinticuatro horas anteriores a cualquiera de las batallas, estos dos jefes hab�an realizado breves excursiones desde sus campamentos. A ambos asistieron s�lo uno o dos criados. Ambos se escaparon clandestinamente de noche. Ambos fueron adonde era peligroso ir: Gede�n dentro de las l�neas enemigas, Sa�l en la guarida de una bruja. Sin embargo, Gede�n regres� exultante, mientras que Sa�l 'cay� todo el tiempo sobre la tierra, muy asustado' porque Gede�n fue a donde Dios lo hab�a enviado; Saulo, contra el estatuto expreso de Dios.
III. Con un remordimiento insoportable en su interior y una vaga premonici�n de fatalidad que ennegrec�a la misma noche que dominaba sus pasos secretos y silenciosos, Sa�l busc� de la mujer de Endor ese conocimiento del futuro que ya no pod�a recibir de un Dios rechazado. �Y, por extra�o que parezca, tambi�n es Samuel , el profeta de Dios, a quien ver�a y oir�a �un hecho que muestra d�nde ha descansado su creencia m�s �ntima a lo largo de su perversa carrera�, un hecho que incluye la confesi�n con convicci�n de culpa, pero el confesi�n de remordimiento, como la de Judas, que s�lo conduce al auto-asesinato.
Toda la historia humana no ha podido registrar una desesperaci�n m�s profunda o m�s tr�gica que la suya, quien habiendo abandonado a Dios y siendo de Dios desamparado, ahora busca mover el infierno, ya que el Cielo le es inexorable; e, infinitamente culpable como es, ciertamente hay algo indeciblemente pat�tico en ese anhelo del rey desunido, ahora en su m�s absoluta desolaci�n, de cambiar de palabras una vez m�s con el amigo y consejero de su juventud, y si debe escuchar su condenaci�n, para escucharlo de otros labios que no sean los suyos.
IV. O�mos el lamento de un esp�ritu perturbado: "Estoy muy angustiado", pero sin confesi�n de pecado, sin acento de arrepentimiento. �Saulo nunca afronta con justicia la cuesti�n de su propia mala conducta, siempre pal�a su pecado, siempre evade el juicio y el reproche a s� mismo. '�Qu� debo hacer?' El silencio de Dios y las palabras de Samuel muestran que pr�cticamente se trataba de una pregunta para la que no hab�a respuesta posible.
El d�a para hacer fue en el pasado, cuando Samuel dio instrucciones en el nombre de Dios. A�os de persistente impenitencia por desobediencia y de lucha voluntaria contra los prop�sitos de Dios, hab�an llevado al infeliz a un momento y una posici�n en la que ninguna acci�n de su parte pod�a revertir el juicio inminente. �Demasiado tarde! As� ocurre todav�a en la vida humana. Los hombres pueden persistir en malos caminos hasta que la ruina sea inevitable y no haya ning�n camino abierto para la recuperaci�n.
Ya hab�a pasado el momento de hacer. Viene en r�pida sucesi�n, como un rayo sobre un rayo: 'Jehov� tu enemigo'; 'Jehov� ha rasgado el reino de tu mano y lo ha dado a David'; '�Tus pecados te han sobrevenido!' Sa�l sab�a todo esto hace mucho tiempo, aunque nunca se hab�a dado cuenta como ahora. Y luego, en cuanto a su destino: ma�ana: � derrota, muerte, matanza, de Sa�l, de sus hijos, de Israel!
Ilustraciones
(1) 'El hecho m�s terrible de todos es la ausencia total de toda penitencia por parte de Saulo. Estaba libre de ofensas que hacen que algunas p�ginas de la historia de David no sean mejores que una gran mancha. Pero �oh! cu�nto mejor hubiera sido haber pecado como David, si tan solo se hubiera arrepentido como David; si un temperamento semejante en todo el temperamento que dictaba el Salmo cincuenta y uno hab�a encontrado lugar en �l.
Pero todo esto estaba lejos de �l. La oscuridad se acerca a �l; la angustia se apoder� de �l; pero el coraz�n contrito y quebrantado, no hay se�al o se�al m�s remota de esto; sin alcanzar la sangre rociada. Escuchamos, pero ninguna voz nos llega como la de �l que exclam�: �Purif�came con hisopo y ser� limpio; l�vame, y ser� m�s blanco que la nieve '; pero oscuro, desafiante e incr�dulo, el que hab�a inspirado tantas esperanzas, el que por un tiempo pareci� a punto de justificarlas todas, avanza para encontrar su perdici�n. '
(2) 'Los esp�ritus de los difuntos viven en la regi�n que Dios les ha dado, del cuerpo que conocemos; pero si por conocimiento y simpat�a en alguna conexi�n cercana con los vivos, no podemos decirlo. Pero al otro lado del abismo que nos divide a ellos y a nosotros, una expresi�n suya cae sobre nuestro o�do que escucha: "Ma�ana", nos dicen, unos d�as m�s, algunos a�os m�s, puede que sea para nosotros, ma�ana. para ellos: �t� tambi�n estar�s con nosotros.
'Bebamos el mensaje; y como sabemos que el paso al mundo de los esp�ritus est� tan cerca, y traer� consigo asuntos tan solemnes, as� que cada uno de nosotros pase este corto d�a de vida con humildad, vigilancia, oraci�n, obediencia, que cuando ma�ana viene, en lugar de que los esp�ritus perdidos se levanten para burlarse de nuestro advenimiento con la pregunta desde�osa: "�T� tambi�n te has convertido en uno de nosotros?" los esp�ritus felices con los brazos extendidos pueden darnos la bienvenida a las orillas soleadas de una eternidad sin sombras.