Bible Commentaries
2 Reyes 5

El Comentario del Púlpito de la IglesiaComentario del Púlpito de la Iglesia

Versículo 1

EL �NICO RETROCESO

Pero era leproso.

2 Reyes 5:1

I. Cu�n a menudo se ve, en la experiencia humana, que una condici�n, por lo dem�s de perfecta prosperidad, tiene una aleaci�n, un inconveniente, que la da�a o estropea para su poseedor. �No necesitamos limitar nuestra observaci�n a las vidas de grandes hombres, escritos en la historia o escritos en las Escrituras, que han hecho la paz o la guerra y han dejado sus nombres como reliquia de un pa�s o propiedad com�n de todos, y que, sin embargo, escrutados con atenci�n, han sido objeto m�s de l�stima que de envidia, por raz�n de alguna bendici�n negada, o por raz�n de alguna pena agregada.

'' Un gran hombre y honorable con su amo ... un valiente hombre de valor ... pero un leproso '- podr�a ser la inscripci�n, si lo supi�ramos todo, sobre muchas de esas celebridades de las cuales (para citar el gran viejo dicho)' todas las tierras es la tumba.

Pero, �no es as� en la vida com�n, en los hogares humildes? �D�nde est� la casa en la que no hay ning�n elemento de insatisfacci�n, alguna disposici�n desagradable, alg�n temperamento irrazonable que soportar, algo en particular que no se puede tener o que no se puede hacer, una tarea dif�cil que siempre se repite, un futuro desagradable siempre amenazante? �Un gusto que no se puede complacer o un capricho que debe cumplirse? �Un peso muerto de estorbo siempre apremiante y un alivio prometido siempre "un poco m�s all�"?

II. Propongo el ejemplo de Naam�n como una maravillosa lecci�n sobre el tratamiento de los inconvenientes. ��Qu� excusa ten�a Naam�n para una vida de vano arrepentimiento, absoluta inutilidad y pecaminosas quejas! �Con qu� malestar, con qu� angustia, con qu� verg�enza y mortificaci�n debe haber sido realizado cada acto de su vida, social, pol�tico, militar! �C�mo debe haberse sentido a s� mismo como tema de observaci�n o objeto de burla, entre todos los que se dirig�a y todos los que mandaba! Sin embargo, cumpli� con su deber, domin� sus energ�as y gobern� su esp�ritu. T�, que tienes en tu salud, o en tu trabajo, o en tu casa, alg�n inconveniente parecido � peque�o debe ser en comparaci�n con el suyo � ve y haz lo mismo.

III. Damos un paso adelante en nuestro tema cuando tratamos "el �nico inconveniente" como "el �nico defecto". �De cu�ntas personas dentro de nuestro propio c�rculo debemos decir, �l es todo esto y aquello, es trabajador, �til, honorable, es un gran hombre con su amo, es �til para su generaci�n, pero tiene un defecto. Quiz�s, es justo y recto, pero es inamovible. Quiz�s es amable y cari�oso, pero no es sincero.

Quiz�s sea excelente en todas las relaciones excepto en una. Quiz�s es estricto consigo mismo, inflexible ante el mal, pero tambi�n es poco generoso, censurador, desconfiado o incluso cruel. Quiz�s sea caritativo, indulgente, bueno con todos, pero se toma la licencia que da, y su car�cter (en un aspecto) no soportar� investigaci�n. Es como la "torta no volteada" de la que habla Oseas: un lado masa, el otro lado ceniza: era un gran hombre, valiente y caballeroso, pero era leproso.

S�, la �nica falla est� en todos nosotros, y con ella nos referimos a la direcci�n particular en la que la mancha y el sesgo del mal en la criatura ca�da trabaja su curso y encuentra su salida. Es ocioso, es rid�culo, profesar ignorancia de que no existe la perfecci�n en la criatura que una vez dej� entrar al diablo y trat� de excluir a Dios, y este es el verdadero diagn�stico del hombre, como vemos y vemos. mu�strale � una vasija rota � un templo en ruinas � en una palabra (porque nadie puede ser m�s expresivo) un ser ca�do. La �nica falla est� en el lenguaje teol�gico, el pecado que nos asedia. �Qui�n no tiene uno as�?

IV. As� que, hermanos, prueben este d�a la corriente de sanaci�n. �La enfermedad que nos sobreviene es muy profunda y se propaga muy ampliamente; es una cura humana pasada, la nuestra o la de nuestro hermano; s�lo hay Uno que tiene el secreto, pero Uno que tiene la virtud. El perd�n que ofrece, antes de ofrecer la limpieza, el perd�n de lo peor posible, antes de inspeccionar la enfermedad. La doble cura �primero de la culpa, luego del poder� es el encanto del agua que es sangre, de la sangre que es agua.

Dean Vaughan.

Ilustraciones

(1) 'Aqu� est� la diferencia entre el hombre natural y Naam�n. Naam�n se sab�a leproso; aborrec�a su lepra y deseaba ser sanado. �Pobre de m�! cu�n dif�cil es persuadir al hombre natural, primero para que vea y luego lamente su lepra; comprender que una criatura solo puede ser creada para obedecer a su Creador; y que cuando la naturaleza de una criatura est� tan corrompida que le hace renuente e incapaz de obedecer, entonces la criatura es condenada, y en su falta de voluntad e incapacidad lleva la marca de la muerte sobre ella. '

(2) 'La espantosa enfermedad que padeci� Naam�n debe haber sido un terrible inconveniente para su felicidad y prosperidad. Sin embargo, fue la ocasi�n de su mayor bendici�n. La misericordia especial de Dios flu�a hacia �l de lo que probablemente estaba acostumbrado a considerar como su maldici�n especial. Y sucede a menudo con nosotros mismos, que lo �nico que en un momento pareci� estropear nuestra felicidad es aquello a lo que despu�s tenemos ocasi�n de mirar hacia atr�s como abri�ndonos el camino de la paz �.

Versículo 11

'�Oh, qu� diferente de las obras complejas del hombre, el plan simple, f�cil y sin numerar del cielo!'

Pero Naam�n se enoj�, y se fue y dijo: He aqu�, pens�: Ciertamente saldr� a m�, se pondr� en pie e invocar� el nombre de Jehov� su Dios, y golpear� con su mano el lugar y sanar�. el leproso.

2 Reyes 5:11

Naam�n representa la naturaleza humana, ansioso por ser bendecido por la revelaci�n de Dios de s� mismo, pero no est� dispuesto a recibir la bendici�n excepto en sus propios t�rminos: porque Naam�n vio en Eliseo al exponente y profeta de una religi�n que era, vagamente sent�a, m�s alta y m�s divina que la de Eliseo. cualquiera que hubiera encontrado antes. Conoc�a el nombre del Dios de Israel y esperaba que Eliseo lo curara invocando ese nombre. En su idioma vemos: -

I. Un sentimiento de humillaci�n y maldad. �Se siente menospreciado. Estaba acostumbrado a recibir deferencia y consideraci�n. Eliseo lo trata como si estuviera en una posici�n de marcada inferioridad. Eliseo actu� como ministro de Aquel que resiste a los orgullosos y da gracia a los humildes. El Evangelio primero debe convencer al hombre de que ha pecado y est� destituido de la gloria de Dios.

II. Vemos en el lenguaje de Naam�n la exigencia que la naturaleza humana a menudo hace del elemento sensacionalista en la religi�n. �Esperaba una entrevista con el profeta que deber�a estar llena de incidentes dram�ticos y llamativos. En lugar de esto, se desanima con un breve mensaje: se le dice que se ba�e en el Jord�n, un procedimiento que estaba abierto a todo el mundo adem�s. La propuesta era demasiado com�n; era simplemente intolerable.

III. Naam�n representa un apego prejuicioso a las asociaciones tempranas, junto, como suele ser, con una impaciencia celosa de cualquier cosa que se parezca a reclamos exclusivos presentados en nombre de las verdades u ordenanzas de una religi�n que por primera vez estamos considerando con atenci�n. �Dese�, si ten�a que ba�arse, ba�arse en los r�os de su Siria natal en lugar de en el torrente turbio y fangoso que hab�a pasado en el camino a Samaria.

IV. El error fundamental de Naam�n consisti� en su intento de decidir c�mo deb�a obrar el profeta el milagro de su curaci�n. �No nos dejemos so�ar con la locura de mejorar en detalle la obra de Dios. El verdadero alcance de nuestra actividad es aprovechar al m�ximo Su generosidad y Su amor, para que por Su gracia sanadora y fortalecedora, nosotros tambi�n podamos ser curados de nuestra lepra.

�Canon Liddon.

Ilustraciones

(1) 'Hay dos caminos de salvaci�n: el camino de Dios y el camino del hombre. El camino del hombre es in�til, pero muy frecuentado, porque halaga el orgullo del hombre. El camino de la salvaci�n del hombre tiene que ver con lo que se necesita para ser grandes cosas: grandes obras que el hombre mismo debe hacer, grandes organizaciones, grandes dones, que adulan la vanidad humana y la adoraci�n de la voluntad, pero tienen este peque�o defecto de que no sirven para nada. .

El plan de Dios no sabe nada de grandezas terrenales, minucias onerosas, observancias externas. Los mensajes de Dios son muy breves, muy pocos y sencillos. S�lo dice: "L�vate y queda limpio"; �Cree y obedece�; "Cree y vive ". '

(2) 'A los hombres orgullosos no les gusta la manera en que Dios los ayuda y los salva. Naam�n se sinti� insultado cuando le dijeron que fuera a lavarse en el Jord�n. Quer�a ser curado de manera digna. Muchas personas rechazan la salvaci�n de Cristo por la misma raz�n. No saca lo suficiente de la sabidur�a y la habilidad humanas. Quieren hacer algo por s� mismos, y les gusta la pompa y el espect�culo, en lugar de la forma tranquila en que el Evangelio los dirige a ser salvos '.

Versículo 13

GRANDES COSAS Y PEQUE�AS

'Padre m�o, si el profeta hubiera hecho alguna gran cosa, �no la habr�as hecho? �Cu�nto m�s, cuando te diga: L�vate y queda limpio?

2 Reyes 5:13

I. �Cu�ntas personas hay all� lo suficientemente deseosas de salvaci�n para haber sido tolerantes con un ritual muy oneroso, si lo hubiera prescrito el Evangelio, que sin embargo encuentran en la escasez y sencillez de sus observancias autorizadas una excusa para ignorarlas por completo? �Es evidente que hay algo en la naturaleza humana, no s�lo que se despierta por las dificultades, sino que se siente halagado por las demandas. Supongamos que un hombre se gana el cielo mediante la puntualidad de la observancia, y considerar� cada ceremonia adicional no s�lo como un nuevo est�mulo sino como un nuevo honor.

Y, sin embargo, no se puede hacer que la misma persona considere con el debido respeto los moderados y tranquilos servicios de su propia Iglesia, el humilde instrumento de la predicaci�n o los dos sacramentos que Cristo ha ordenado. Si lleva a su hijo a la pila, est� de acuerdo con la costumbre del mundo y no con la palabra del Salvador. No puede ver que la misma simplicidad del signo es m�s un argumento a favor que en contra de su origen divino.

Si el hombre lo hubiera ordenado, ciertamente habr�a sido algo m�s dif�cil, m�s engorroso y m�s costoso. De la misma manera se niega a creer que pueda haber algo beneficioso para el alma en comer un bocado de pan o beber unas gotas de vino en la mesa de su Se�or. Pregunta de nuevo: �Cu�l puede ser la conexi�n en tales asuntos entre el cuerpo y el alma? No puede creer �casi lo dir� con palabras� que puede ser cuesti�n de un instante si realiza o no ese acto exterior de comuni�n que, sin embargo, no puede negar que est� ordenado y ordenado claramente en el Evangelio.

Si el profeta, si el Salvador, le hubiera pedido que hiciera algo grande, ciertamente lo habr�a hecho; pero no puede convencerse a s� mismo de creer y obedecer, cuando el encargo es tan sencillo de lavarse y estar limpio.

II. La misma tendencia se ejemplifica en referencia a las doctrinas del Evangelio. �Quien hubiera hecho algo grande, no har� lo que es menor; los que estar�an dispuestos a trabajar en condiciones dif�ciles, a caminar con tristeza y temor por el camino de la vida ante el Se�or de los Ej�rcitos, si acaso pudieran finalmente llegar, con dolores, cuidados y l�grimas, a la resurrecci�n de los justos, no aceptar� las nuevas de un perd�n cumplido, no cerrar� con la oferta de un Esp�ritu prometido positivamente; y as� cumplir, una y otra vez, la descripci�n del texto, 'Si el profeta te hubiera mandado hacer algo grande, �no lo habr�as hecho? �Cu�nto m�s, cuando te diga: L�vate y queda limpio?

III. Otra ilustraci�n m�s, extra�da de los requisitos del Evangelio. �Siempre que una persona camine completamente en tinieblas, las exigencias del Evangelio le causan pocos problemas. Pueden ser ligeros o dolorosos, los mandamientos de Dios son para �l como si no lo fueran. Si se queda con alguno de ellos, es por casualidad. Pero cuando, si alguna vez, comienza a sentir que tiene un alma que salvar, cu�ntas veces se ve que, en la persecuci�n de algo grande, en la b�squeda de algo arduo y algo nuevo, pierde por completo el deber y la bendici�n que estaba en su puerta, en su camino, si hubiera podido verlos, y muestra, sin saberlo �l mismo, un esp�ritu de voluntad propia y autocomplacencia en el mismo momento en que parece estar pidiendo con la mayor humildad. , cu�l es la voluntad de Dios con respecto a �l.

�C�mo se han fundado sistemas completos de religi�n sobre el olvido de este principio? Los hombres han salido del mundo o han buscado hacerse miserables a s� mismos oa otros en �l, �simplemente porque pensaron que era necesario hacer algo grande para agradar a Dios! �Qu� es el ascetismo en todas sus formas y grados, el rechazo a las comodidades sencillas de la vida, la prohibici�n del matrimonio y el mandato de abstenerse de comer carnes, la sustituci�n de un sistema de auto-tortura por un esp�ritu de templanza y agradecimiento? pero �un descuido de la misma prudente y sana precauci�n de que lo que Dios busca en nosotros no es hacer algo grande, sino esforzarse por ser puros y santos en el desempe�o de los deberes comunes y en el uso de los placeres leg�timos? �Cu�n cierto es, en todos estos casos, que lo f�cil no siempre es lo peque�o!

Dean Vaughan.

Ilustraci�n

'Que mi orgullo de raz�n sea humillado. "He aqu�, pens�", dijo Naam�n, "seguramente saldr� a verme". Entonces tengo mis ideas preconcebidas de c�mo se lograr� mi salvaci�n. Pero los pensamientos de Dios no son mis pensamientos; y, si he de ser bendecido en absoluto, mi intelecto debe volverse m�s sumiso y humilde. Y que mi orgullo de coraz�n sea humillado. "�No son Abana y Farfar, r�os de Damasco", pregunt� Naam�n, "mejores que todas las aguas de Israel?" As� que yo tambi�n imagino que tengo en casa los medios e instrumentos de redenci�n.

Puedo abrir mi propio camino hacia la Ciudad de Dios. Puedo construir mi propio car�cter. �Debo aprovechar un m�todo de liberaci�n que se ha proporcionado al mayor de los pecadores? �Debo aborrecerme y arrepentirme en polvo y cenizas? S�, yo debo. Solo el coraz�n contrito y quebrantado ve el rostro de Dios enamorado. "Luego baj� y se sumergi� siete veces en el Jord�n, y qued� limpio". Bendito sea Dios, en la fuente llena de sangre �pierdo todas mis manchas de culpa�! '

Versículo 15

SEGURIDAD BENDITA

'He aqu�, ahora lo s�'.

2 Reyes 5:15

S�, Naam�n ve�a las cosas de manera diferente ahora. La religi�n ha dejado de ser una mera cuesti�n de opini�n, se ha convertido en una cuesti�n de experiencia y convicci�n personal. En lugar de 'He aqu�, pens�' ( v. 11), palabras que todos estamos lo suficientemente listos para usar en cuestiones religiosas, �l pudo decir: 'He aqu�, ahora s�'. Era un hombre completamente cambiado.

La religi�n de ning�n hombre es la realidad que deber�a ser hasta que pueda decir con Naam�n: 'He aqu�, ahora lo s�'. Este es el significado de la oraci�n del salmista: "Di a mi alma: Yo soy tu salvaci�n". Quer�a que Dios hablara la verdad en su coraz�n, para que su coraz�n pudiera dar testimonio de ello con plena seguridad. Entonces el testimonio del profeta puede ser nuestro. "Tu ira se apag�, y me consolaste". Porque el consuelo no es consuelo a menos que lo sienta.

Aprenda entonces a seguir a Naam�n paso a paso hasta alcanzar la misma seguridad.

I. Que haya un enfrentamiento honesto de su verdadera condici�n. �Eres un leproso a pesar de todos tus puntos buenos. Nuestras 'caracter�sticas redentoras', como las llamamos, son impotentes para redimirnos. Somos pecadores, perdidos, indefensos e inmundos.

II. Que haya una aplicaci�n personal directa al Se�or Jesucristo. �Naam�n no gan� nada al acudir al Rey de Israel. El Se�or Jes�s no limpia por mandato de nadie.

III. Abandone todo deseo de hacer 'algo grandioso '. Naam�n con gusto habr�a hecho 'algo grandioso', pero de ser as�, habr�a regresado a Damasco tan orgulloso de coraz�n como cuando lleg�. Al recibir una limpieza gratuita, su coraz�n se volvi� contrito y contrito, y pudo ofrecer a Dios el �nico sacrificio que Dios acepta.

IV. Sea la perseverante obediencia de la fe. �Naam�n se sumergi� siete veces.

-Rvdo. FS Webster.

Ilustraci�n

'Hay diferentes tipos de conocimiento. Existe el conocimiento que se basa en la observaci�n. Luego hay un conocimiento que admite demostraci�n matem�tica. Pero hay un conocimiento igualmente cierto y definido, que se basa en la intuici�n y proviene enteramente de dentro. En toda religi�n personal, este tipo de conocimiento es un elemento importante. Sabemos cuando hemos hecho mal, sabemos cuando nuestros motivos no son sinceros, cuando nuestros corazones son rebeldes y orgullosos, cuando nuestro coraz�n no est� bien con Dios. S�, ll�melo como quiera, este lenguaje del coraz�n, el veredicto de la propia conciencia interior de un hombre no puede ser ignorado. No puede ser sacudido por argumentos. Es la corte suprema del juicio '.

Versículo 18

LOS COMPROMISOS DE LA VIDA

"Cuando me postro en la casa de Rimm�n".

2 Reyes 5:18

Aqu� encontramos a Naam�n dando una excusa, se dice, para disimular sus convicciones religiosas, y Eliseo aceptando la s�plica. Est� convencido de que Jehov� es el Dios verdadero, pero no est� dispuesto a hacer ning�n sacrificio por su fe. �Qu� es esto sino abrir una puerta ancha para toda especie de disimulo, y hacer de la conveniencia, no de la verdad, la regla de conducta?

Enunciar as� la cuesti�n no es hacerlo con justicia.

I. Incluso si Eliseo aceptara la s�plica de Naam�n, no se deducir�a que �l ten�a raz�n. �Un profeta inspirado no est� igualmente inspirado en todo momento.

II. �Eliseo acept� la s�plica de Naam�n? �La evidencia gira completamente en las palabras de Eliseo, 'Vete en paz'. Estas palabras son la forma com�n de despedida oriental. Puede que hayan sido poco m�s que un despido cort�s. Eliseo pudo haber sentido que el permiso anhelado por Naam�n involucraba una cuesti�n de conciencia que no se le pidi� que resolviera. Por lo tanto, no sancionar�a la falta de coherencia de Naam�n por un lado ni la condenar�a por el otro. Rechaza el cargo de juez. Deja la conciencia para hacer su trabajo.

III. �Qui�n dir� que este no fue el camino m�s sabio a adoptar? �El profeta vio la debilidad de Naam�n, pero tambi�n vio la dificultad de Naam�n. Ponga la peor construcci�n en sus palabras y dir� que elude la pregunta; pon lo mejor, y dir�s que ejerce una sabia tolerancia.

IV. Podemos preguntarnos con justicia hasta qu� punto se debe disculpar a Naam�n al instar la s�plica del texto. �La superstici�n mezclada con su fe. Era un pagano, reci�n convertido, reci�n iluminado. Podemos disculpar a Naam�n, pero no podemos fingir que somos cristianos para hacer nuestra su petici�n o justificar nuestra conducta por la suya.

V. El misionero cristiano predica una religi�n cuya esencia misma es el esp�ritu de abnegaci�n, la toma diaria de la Cruz y el seguimiento de Cristo. �Est� claro, por lo tanto, que no pudo responder al hombre que vino con el esp�ritu de Naam�n: "Ve en paz".

VI. De este tema se derivan dos lecciones pr�cticas. - (1) La primera es no juzgar a los dem�s por nosotros mismos; (2) el segundo es no excusarnos por otros.

�Obispo Perowne.

Ilustraciones

(1) 'La adoraci�n de un hombre no era en estos d�as simplemente una cuesti�n de su propia fe y vida religiosa; era un asunto nacional y, como tal, deb�a entenderse, no como una expresi�n de la convicci�n personal de un hombre, sino de su lealtad a las costumbres y la vida de su pueblo. As�, la propuesta de Naam�n era bastante inteligible y el profeta le permiti� llevarla a cabo. Era para que, como funcionario, se inclinara en la casa de Rim�n, el dios nacional a quien adoraba el rey de Siria. Esto no ser�a malinterpretado, porque tambi�n pidi� dos mulas de carga de la tierra para poder adorar a Jehov�. '

(2) '�T� y yo, que vivimos en la plena gloria del sol del Evangelio, siempre tenemos el valor de afirmar nuestras convicciones si la confesi�n nos va a costar algo? �Nunca nos avergonzamos de Cristo, nunca estamos listos para subir un escal�n m�s alto por no ser demasiado justos? '

(3) 'El hecho de que Naam�n adorara a Jehov� en la Tierra en realidad trajo todo el camino desde Samaria a Damasco no pod�a ocultarse. Nadie quedar�a en duda sobre sus propias convicciones religiosas, ni pensar�a que en su coraz�n era un adorador de Rim�n. No hubo mentira, aunque hubo un compromiso.

Información bibliográfica
Nisbet, James. "Comentario sobre 2 Kings 5". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cpc/2-kings-5.html. 1876.