Bible Commentaries
2 Reyes 6

El Comentario del Púlpito de la IglesiaComentario del Púlpito de la Iglesia

Versículos 1-2

LA CABEZA DE HACHA PERDIDA

Y los hijos de los profetas dijeron a Eliseo: He aqu� ahora, el lugar donde moramos contigo es demasiado estrecho para nosotros. Vayamos, te rogamos, al Jord�n, y cada uno tome de all� una viga, y hagamos all� un lugar donde morar. Y �l respondi�: Id.

2 Reyes 6:1

Hay dos condiciones de poder personal real en el mundo. Uno es el poder de la intuici�n, y es el que redime la vida de ser considerada un lugar com�n. Todo est� te�ido de celestial para quienes ven la luz del cielo por encima de todo, y la posesi�n de este poder da esa dignidad de concepci�n a la vida que es uno de los secretos del poder. La otra condici�n es la fuerza de la asertividad personal, el poder de la acci�n personal. Estos dos dones que pose�a Eliseo.

Pero todav�a hay una tercera calificaci�n que es necesaria para que estos dos poderes puedan entrar en contacto con la vida. Los grandes hombres son hombres que est�n en contacto con su propia �poca. Un hombre puede tener perspicacia y energ�a de car�cter; pero si no tiene el poder de ajustar sus capacidades en el lenguaje que entienden los hombres entre los que vive, todo ese poder ser� desperdiciado. La escena que tenemos ante nosotros explica que Eliseo pose�a en gran medida este don.

Se identifica con los hombres de progreso; se al�a con su vida individual. Permite el �mbito m�s libre de la actividad individual, pero los conserva en la gran unificaci�n de su trabajo.

I. No es solo el grito de la Iglesia jud�a, es el grito de todas las edades : "El lugar es demasiado estrecho". La historia de la Iglesia de Cristo es la historia de mil lamentos. El esp�ritu de prejuicio rodea todos los aspectos con los que consideramos la vida y el movimiento de la Iglesia. Es dif�cil para un hombre criado en una comuni�n creer en los tipos de santidad que se han convertido en los favoritos de otra.

II. Siempre que ha surgido una nueva doctrina o una nueva verdad en la historia de la Iglesia, ha sido sostenida en primera instancia por hombres que la vivieron y ataron sus propias vidas a ella. �La verdad no es cosa �nicamente del intelecto; desciende a nuestra naturaleza moral; injerta sobre nuestros afectos y conciencia. La historia natural de una doctrina es esta: cuando los hombres la toman correctamente, la usan como para Dios, la manejan correctamente, es un poder en sus manos.

Tomado con el prop�sito de evadir las demandas de Dios que otras verdades pueden estar haciendo en sus mentes, queda despojado de su poder; es impotente, est� enterrado bajo la corriente del tiempo en constante cambio. Cuando los hombres cre�an en la inspiraci�n de Dios y la Biblia, era un poder para ellos; pero cuando esto se redujo a la creencia de que cada jota y tilde era parte integral de la inspiraci�n de Dios, entonces simplemente cristalizaron en un dogma lo que era una gran y viva verdad.

III. Est�s rodeado de trabajadores. �Tu mente se ve a menudo perturbada entre muchos gritos y muchos sonidos; pero cr�anlo, cada uno de ustedes tiene su propia viga, y Dios puede poner en su mano el arma que usar�n para cortarlo. Adelante, no temas.

�Obispo W. Boyd Carpenter.

Ilustraci�n

'Cuando ocurre el episodio, que a menudo ocurre en la historia de los grandes movimientos, cuando el coraz�n de un hombre es golpeado por el desaliento, cuando el trabajo todav�a est� ante �l, pero el poder de llevar a cabo el trabajo se le ha ca�do de la mano, resbalando En la corriente que siempre est� lista para ahogar nuestros mejores esfuerzos, Eliseo est� al lado de un hombre abatido, anima su esp�ritu, que est� abrumado por la desesperanza, y le devuelve la esperanza, la capacidad y el poder.

Este es un hombre que es, en un gran sentido, un verdadero profeta de este d�a, no simplemente posando para la admiraci�n personal, no simplemente afirmando s� mismo y destruyendo las capacidades de quienes lo rodean, sino con esa dulce flexibilidad y esa maravillosa firmeza combinada, que es capaz de dar movimiento a la vida joven que lo rodea y, al mismo tiempo, atraerlos hacia el �nico gran prop�sito de la existencia. Y as� me parece que la escena se extiende m�s all� de su propia �poca. Es un tipo de todos los grandes movimientos, y nos da una actitud adecuada de aquellos que dirigir�an y controlar�an tales movimientos '.

Versículo 13

NUESTROS DOTANOS

Est� en Dothan.

2 Reyes 6:13

Eliseo estaba en Dot�n en el momento de la guerra entre Siria e Israel. Los sirios ten�an informaci�n de la presencia de Eliseo, y parec�a una oportunidad de oro para asegurar a un enemigo que era tan extremadamente peligroso para ellos, porque Eliseo, seg�n lo informado sobrenaturalmente por su Maestro de los movimientos de los enemigos de su pueblo, val�a todo un ej�rcito para el pueblo. rey de Israel. Dot�n estaba tan situado que a los sirios les pareci� f�cil atrapar a Eliseo all�.

Era una especie de monte c�nico, en cuya cima se alzaba una peque�a ciudad fortificada; y concedido un ej�rcito suficiente, en estos d�as antes de la artiller�a, no hab�a forma de que la gente de Dothan pudiera escapar. As� que, en el silencio de la noche, los sirios rodearon a Dot�n. Eliseo aparentemente dorm�a en paz y su joven tambi�n dorm�a; pero cuando se hubo levantado temprano y sali�, he aqu� que hab�a todo un campamento alrededor de la ciudad.

All� estaban los terribles sirios, y la peque�a colina y la ciudad que la rodeaba se levantaron en medio de los sitiadores que la rodeaban. Fue absolutamente cortado. Las circunstancias, en la forma de los sirios, fueron muy adversas, y el sirviente, al ver que no hab�a ninguna posibilidad aparente de escapar, exclam�: ��Ay! Maestro, �qu� haremos? Entonces fue cuando Eliseo respondi� en esos t�rminos notables que parec�an una contradicci�n tan absoluta de los hechos: "Los que est�n con nosotros son m�s que todos los que est�n contra nosotros".

I. Dothan era aparentemente un lugar extremadamente peque�o, ciertamente no una poblaci�n de guerreros. �Eran la gente com�n de una peque�a ciudad, y sin embargo, Eliseo dice, aparentemente refiri�ndose a los seres humanos que lo rodean, 'Los que est�n con nosotros son m�s que esa gran hueste a tus ojos que est� contra nosotros'; y luego or� para que se abrieran los ojos del joven y Dios le diera una segunda vista.

Todo el tiempo el profeta hab�a estado viendo las circunstancias invisibles pero reales, y ahora ora que su joven sirviente pueda verlas tambi�n; y se abren los ojos del joven, �y qu� ve? "He aqu�, el monte estaba lleno de caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo". Hab�a confundido la cercan�a de las cosas. Pens� que lo m�s cercano (y as� parec�a a los ojos humanos) eran las terribles fuerzas hostiles, el despiadado campamento sirio, el terrible entorno.

Hab�a olvidado que hab�a espacio y lugar entre ellos y el pueblo para algo m�s, y en las laderas de la peque�a colina hab�a otro campamento, el campamento de los esp�ritus de Dios asediados, los '�ngeles que sobresalen en fuerza, que hacen Sus mandamientos y escucha la voz de su palabra '; y para ellos el mandato era: "Mant�n absolutamente a salvo a Mi siervo y tambi�n a su siervo".

No necesitamos seguir la historia hasta su secuela; es notable. �Cu�l es el mensaje del Se�or para nosotros, para los desalientos y los temores, para los terrores acerca de las circunstancias que pueden surgir a diario, en este mensaje de Dothan: los enemigos visibles y los amigos invisibles, el asedio visto y lo absolutamente invisible pero infinitamente m�s fuerte y victorioso? �defensa? No hay sombra de duda de que el Esp�ritu de Dios dict� la inserci�n de este incidente en particular, para que pudi�ramos llevar su mensaje a casa para el alma y su necesidad, para el coraz�n y sus sitiadores.

II. Primero, entonces, tenemos el asedio. �Siempre hay una triple alianza imp�a combinada contra nosotros, y sus fuerzas siempre est�n en el campo: el mundo, la carne y el diablo. El mundo, en circunstancias que parecen adversas a Dios; la carne: todo lo que pertenece a la vida del yo; y el diablo � el gran general invisible y gerente y director de las fuerzas del mal; una personalidad terriblemente real, y la cabeza de todo un mundo de voluntades personales que est�n en contra de nuestras almas, que significan un da�o absoluto, que pretenden su ruina, y que tienen una experiencia terrible de largas edades de acci�n contra nosotros para mostrarles lo que deben hacer. hacer.

�Cu�nto significan las circunstancias para todo ser humano que tiene vida para vivir! Piense en alguien convertido a Dios en los barrios bajos de una ciudad, donde toda la opini�n p�blica est� totalmente en contra de todo lo que entendemos por Dios y el bien. Tomemos un caso menos extremo, el coraz�n que acaba de ser despertado a la profundidad de su necesidad, y a la inefable necesidad del Se�or Jesucristo. Es, supondremos, el coraz�n de un hijo o una hija de un hogar bien ordenado, en el que, sin embargo, ser�a ocioso esperar una ayuda espiritual positiva.

M�s de un coraz�n que se piensa en una posici�n desfavorable debe gran parte de su desfavorableidad a su propia culpa. No pensemos, cuando hemos tergiversado la religi�n por nuestro propio esp�ritu y conducta, que, por lo tanto, todas estas cosas est�n en nuestra contra. Puede que s�lo est�n en contra de nuestra propia maldad de esp�ritu y temperamento, y de nuestra exquisita insensatez de actuar. Sin embargo, llega un servicio en el que todo parece f�cil y, sin embargo, puede haber dificultades para el coraz�n que quiere seguir simple y plenamente al Se�or Jesucristo.

Ahora dejamos todo esto para que sea interpretado por cada uno, de acuerdo con lo que sabemos de nosotros mismos y de nuestros seres queridos, como la contraparte de los sirios de Dothan. No pensamos tanto en personas como en condiciones. No es tal o cual persona, es el tono indefinible de la sociedad el que quiz�s haya que cumplir, y eres infinitamente consciente de lo que te parece una gran debilidad de car�cter para resistir, gran debilidad de voluntad y prop�sito de destacarte bajo estos condiciones.

Lo ha intentado y ha fallado. '�Pobre de m�! mi amo, �c�mo haremos? No s� qu� deplorar m�s: mi debilidad en este miserable Dothan, o el poder y el poder de las fuerzas contra mi alma, las circunstancias que me rodean, el yo traicionero dentro de m� y el conocimiento de que detr�s de todo esto est�n los enemigos invisibles. �No es una cosa desesperada? �No saldremos de Dothan y nos rendiremos a los sirios a discreci�n, y as� habremos terminado con una guerra desesperada? Queridos amigos, hay almas que lo han hecho, han descubierto su espantosa debilidad sin descubrir un poder mayor, y se han rendido a discreci�n a los sirios.

III. Pero ahora viene la bendita Palabra de Dios para darnos una segunda vista. �La fe en la Palabra de Dios es la segunda visi�n del Evangelio. Caminamos por fe, no por vista; y la fe, tomando a Dios en su palabra, es como una segunda vista para el alma. Y lo que la Palabra ahora dice a la fe es esto: 'No temas, coraz�n desanimado; voluntad derrotada, vida decepcionada, cansado por la desilusi�n en tu propia fuerza; no temas; lo que est� contigo es inconmensurablemente m�s grande que lo que est� con ellos.

'Recuerda, San Pablo estuvo una vez en Dothan, no me refiero geogr�ficamente sino espiritualmente, cuando el' aguij�n en la carne ', el' mensajero de Satan�s ', lo llev� al borde mismo de la desesperaci�n en cuanto a c�mo estaba para esperar. As� como el joven se dirigi� a Eliseo, San Pablo fue a su Se�or con el mismo sentimiento. 'Ay, Maestro y Se�or, �qu� har�?' No hay nada m�s que volar.

'Te suplico, te suplico, te suplico (recuerdas que fue tres veces), �que esto se aparte de m�!' y entonces el Se�or Jes�s le abri� los ojos para que pudiera ver; y vio algo mejor que caballos y carros de fuego, que no eran sino figuras o s�mbolos de la presencia. Simplemente le dijo: 'B�state mi gracia'. Eso fue iluminaci�n, eso fue una segunda vista, esa fue la colina llena de las huestes de Dios, y el hombre en ese Dot�n, cuyos muros eran incapaces de mantener fuera el peso muerto de las fuerzas que parec�an estar listas para chocar contra ellos, fue capaz de mantener su lugar all�, con alegr�a, con confianza.

Ya no quer�a volar. �Por qu� deber�a volar o ceder? �Su gracia es suficiente! Hay circunstancias en la forma de la espina en la carne, el mensajero de Satan�s demasiado fuerte para m�, pero aqu� hay un c�rculo interno dentro de las circunstancias que me rodean. Esto no es una imagen, esto no es mera imagen, ya sabes, en Jesucristo, es un hecho. Nuestros fracasos son todos nuestros, nuestra victoria est� totalmente en nuestro Se�or.

Obispo HCG Moule.

Ilustraciones

(1) 'En el caso de Eliseo, las agencias invisibles pertenec�an a lo que com�nmente llamamos Providencia. Es decir, estaban preocupados por la seguridad de uno de los siervos de Dios; protegieron a Eliseo del peligro; lo hicieron seguro en medio de mil enemigos; lo tranquilizaron para el sufrimiento y lo valiente para la acci�n, sabi�ndose a s� mismo "inmortal hasta que su trabajo estuviera terminado". �Fue s�lo de Eliseo que se escribieron estas cosas? �Fue solo por Eliseo que se hicieron estas cosas? Seguramente tenemos aqu� la misma revelaci�n del cuidado de Dios por su pueblo, que se expresa tambi�n, en general, en el Salmo 34: �El �ngel del Se�or acampa alrededor de los que le temen, y los libra. ' �Oh, si nuestros ojos se abrieran, como los de este joven, qu� escena se descubrir�a en este �nico aspecto!

(2) 'Si Dios est� de nuestro lado, luchando por nosotros, no debemos temer lo que el hombre pueda hacer. Nadie puede oponerse a Dios; ninguna hueste del mal puede hacer nada si Dios est� peleando nuestras batallas por nosotros. Alguien le expres� una vez al presidente Lincoln la esperanza de que el Se�or estuviera del lado del pa�s. El buen hombre respondi� que eso no le produc�a ning�n tipo de ansiedad; su �nico inter�s era saber que �l y la gente estaban del lado de Dios. Necesitamos asegurarnos de esto; entonces todo ir� bien. La manera de tener a Dios con nosotros es mantenernos cerca de �l '.

Versículo 16

EL CRISTIANO TIENE M�S AMIGOS QUE ENEMIGOS

'Haza�a no; porque m�s son los que est�n con nosotros que los que est�n con ellos. '

2 Reyes 6:16

De esta historia podemos aprender una lecci�n de gran aliento; y es decir, que el cristiano tiene m�s amigos que enemigos en su lucha diaria. Porque su vida es una guerra. 'Pelea la buena batalla de la fe'; 'Aguanta la dureza como buen soldado de Jesucristo'; 'P�nganse toda la armadura de Dios': estos son algunos de los recordatorios del Esp�ritu Santo para nosotros, y sabemos por qu� fuimos firmados con la Cruz en nuestro bautismo. Ahora bien, si somos sabios, �nos burlaremos de nuestros enemigos? No de esa manera se lograr� la victoria.

Pero 'los que est�n con nosotros son m�s que los que est�n con ellos'. �Intentaremos contar juntos todo lo que podemos contar de nuestro lado?

I. Primero, entonces, nuestros propios amigos y parientes, es decir, aquellos de ellos, que son de ideas afines, que se esfuerzan por caminar con Dios. �Porque seguramente deben ser muy pocos los casos en los que el aspirante a seguidor de Jesucristo est� completamente solo. Si alguna vez se encuentra un caso as�, es seguro que Dios mismo lo proveer� especialmente. Pero la mayor�a de nosotros tenemos al menos algunos cercanos y queridos que nos desean lo mejor. Solo que no abandonemos a nuestros verdaderos amigos por aquellos que son solo amigos de nombre y realmente no se preocupan por nosotros.

II. Pero podemos ir m�s all� de nuestros propios hogares y de nuestros amigos particulares en busca de ayuda y aliento. �Puede que busquemos a otros cristianos que vivan en el mismo lugar. Quiz�s dir�s: '�C�mo pueden ayudarme?' �No adoran juntos? �No os arrodill�is juntos ante el altar? �Y no hay fuerza en eso? Existe un v�nculo de uni�n entre todos los buenos vecinos; el mero conocimiento de que hay otros que siguen el mismo camino que nosotros es una fuente de fortaleza, aunque es posible que nunca les hayamos hablado en nuestras vidas.

III. Y este pensamiento nos lleva a�n m�s lejos. �Porque lo que es cierto para nuestros hermanos cristianos en nuestro propio vecindario es cierto para todos los cristianos en todas partes. Aunque esparcidos por todo el mundo y desconocidos unos a otros, somos 'un cuerpo en Cristo'. �No es muy alentador y alentador pensar en tantas oraciones que se ofrecen por nosotros, s�, por ti y por m�, para que podamos conquistar a nuestros enemigos espirituales? �No es de lo m�s alentador y alentador reflexionar (como seguramente podemos y debemos hacer) que 'los que est�n con nosotros son m�s que los que est�n con ellos'?

IV. Nuevamente, hay santos difuntos. �Los que hicieron una buena guerra ellos mismos y fallecieron en la fe de Cristo. Seguramente podamos contar con ellos como nuestros amigos y aliados. Es posible que no oramos a ellos , pero puede ser que puedan orar por nosotros , y si se puede , podemos estar seguros de que lo hacen . He le�do en alguna parte de una hermosa tradici�n sobre nuestro primer padre Ad�n: que, al ver los eventos de este mundo, se lamenta por lo malo y se regocija por lo bueno; y que, a medida que aumenta el n�mero de elegidos, el manto de gloria en el que fue creado recupera gradualmente su brillo.

V. Luego, a continuaci�n, est�n los santos �ngeles, los amigos del hombre que fueron revelados a Eliseo y su siervo. "Los carros de Dios son veinte mil, incluso miles de �ngeles", y "el �ngel del Se�or se detiene alrededor de los que le temen y los libra". Nosotros no podemos verlos: tampoco el siervo de Eliseo hasta que Dios le abri� los ojos, pero estaban all�, y sin duda si nuestros ojos pudieran abrirse as�, encontrar�amos nuestras calles y casas pobladas de multitudes de seres celestiales entrando y saliendo. salir; deber�amos saber entonces cu�ntos ten�amos de nuestro lado; que, aunque los �ngeles de Satan�s son muchos y fuertes, los �ngeles de Dios son cada vez m�s fuertes, que 'los que est�n con nosotros son m�s que los que est�n con ellos'.

VI. Pero hay Uno que est� con nosotros, a quien he dejado deliberadamente para el �ltimo : Dios. �Dios el Creador, Dios el Redentor, Dios el Santificador: Dios en el cielo y Dios dentro de nosotros: Dios delante, detr�s y a cada lado de nosotros. Pero todos esos diferentes amigos y aliados que ya hemos contado como de nuestro lado son tantas pruebas de que Dios mismo est� con nosotros, todos los tantos instrumentos y medios por los que obra.

Los �ngeles son sus mensajeros: �ngeles y hombres igualmente sus ministros, sus representantes. Cuando alguien ora por un compa�ero pecador, es Dios quien impulsa la oraci�n, es Dios quien la hace efectiva. Todo es obra suya desde el principio hasta el final; 'La ayuda que se hace en la tierra, �l mismo la hace'.

As� que hay mucho �nimo para el que quiere servir a Dios: 'buena medida, apretada, sacudida y rebosante'.

-Rvdo. FJ Middlemist.

Ilustraciones

(1) 'Lo que el siervo vio de la defensa de Eliseo fue solo un destello de lo que es verdad de todo siervo de Dios en cada momento de peligro. Los �ngeles siempre acampan alrededor de los piadosos. No podemos ver las l�neas de batalla espirituales, las huestes de esp�ritus ministradores, pero nos rodean. No podemos ver a Cristo mismo a nuestro lado, pero �l siempre est� ah�, "m�s cerca que respirar, m�s cerca que manos y pies". Estas son las cosas m�s reales del universo. Otras cosas son solo sombras, pero Dios y sus �ngeles son realidades eternas '.

(2) 'Ning�n complot puede servir contra alguien a quien Dios est� defendiendo. Creemos que el siervo del profeta se alarm� innecesariamente y que mostr� poca fe. Pero, �somos la mayor�a de nosotros mejores? Nos asustamos muy f�cilmente cuando algo parece salir mal. Olvidamos las promesas divinas y la defensa divina, y decimos: ��Ay! �qu� haremos? " tan temiblemente como lo hizo este joven all� en Dothan. Necesitamos pensar en nuestra propia fe d�bil mientras hablamos de la suya '.

Versículo 25

LAS LECCIONES DE UNA HAMBRE

"Hubo una gran hambruna".

2 Reyes 6:25

Decimos las palabras, pero dudo mucho que nos demos cuenta de su significado. Nosotros, en Inglaterra, no sabemos realmente lo que es una gran hambruna. Hemos tenido malas cosechas y cortas, pero nunca durante muchos, muchos a�os nos han fallado por completo. La visi�n m�s cercana que han tenido de la hambruna algunos de los que viven ahora fue cuando las cosechas de patatas se arruinaron en toda Irlanda en 1846, y los pobres irlandeses sufrieron grandes sufrimientos.

Algunos vieron entonces las sombr�as caracter�sticas del hambre a nuestras puertas, pero, por la bondad de Dios, �l no entr�; y a�o tras a�o ha llegado el aumento del ma�z en su estaci�n para 'llenar nuestros corazones de comida y alegr�a'.

Pero en Oriente es bastante diferente. Estas hambrunas no son extra�as ni desconocidas en absoluto. En los a�os pr�speros, cuando llueve abundantemente, el intenso calor del sol estimula al m�ximo la vegetaci�n y produce enormes cosechas. Pero cuando la lluvia falla, como ocurre una vez cada pocos a�os, este intenso calor quema y destruye todo. Las plantas de ma�z mueren en los surcos; las mismas hojas se marchitan en los �rboles; la hierba se seca y se seca; todo el pa�s se vuelve tan seco y duro como la carretera.

Luego, si la sequ�a contin�a, primero muere el ganado por falta de agua y de pasto; y luego la gente tambi�n muere; morir de hambre literal. Debilitados por la falta de alimentos, son presa f�cil del c�lera, la desentrada, la fiebre tifoidea y muchas otras enfermedades que acechan a aquellos cuya vitalidad es deficiente. Ahora, eso es lo que sucede en los pa�ses del este a�o tras a�o; gran fertilidad, a veces equilibrada y contrastada por pellizcos de hambre.

As� se nos dice en el texto de la hambruna en Samaria, o de los siete a�os de abundancia, seguidos de siete a�os de hambruna, que se experimentaron en Egipto cuando Jos� viv�a all�; o de la hambruna en Israel en los d�as de El�as, causada, como ocurre a menudo en la India, por la falta de lluvia. Es el curso com�n de la vida humana en esas tierras. Pero no es menos dif�cil de soportar por eso. El hambre punzante, las terribles enfermedades se apoderan de nuevas v�ctimas cada vez. Es de labios de ni�o y de hogares reci�n desolados de donde sube el grito de dolor y hambre.

�Cu�les son las lecciones de la hambruna?

I. Sin duda, la lecci�n principal para nosotros, en todo caso, es la simpat�a. �'Si un miembro sufre, todos los miembros sufren con �l '. Ese deber�a ser el efecto que produce el sufrimiento en los corazones cristianos. Nuestro Maestro, Cristo, nunca pudo ver el sufrimiento sin desear aliviarlo, sin hacer lo que era posible (�y lo que no le era posible a �l?), Para eliminar la causa del mismo. Sigamos su noble ejemplo, hasta donde podamos.

De hecho, no ejercemos el poder que podr�a multiplicar el vino en Can�, o alimentar a cinco mil hombres con cinco panes y dos peces. El hombre es s�lo el virrey del Creador Divino, y no �l mismo el soberano. Administra leyes, las leyes de la naturaleza, que no hizo; que puede usar, pero no puede alterar. Dentro del l�mite que establezcan, podr� actuar libremente; fuera de ellos su poder no se extiende.

Cuando pasa una calamidad, como pasa esta que est� ante nosotros, m�s all� de los poderes humanos de alivio efectivo, todo lo que puede hacer es remitirla al Poder Superior mediante la oraci�n para que se elimine la causa ; s�lo puede aplicar sus d�biles esfuerzos para eliminar algunos de los terribles efectos .

II. �No podr�a evitarse esta terrible hambruna? �La experiencia ha demostrado que es perfectamente posible almacenar en tanques la lluvia que cae en grandes cantidades cuando cae y que ahora se desperdicia, para suplir la deficiencia de los a�os en que no llueve. . La experiencia tambi�n ha demostrado que la plantaci�n de �rboles tiene el efecto de aumentar la ca�da de lluvia.

Donde se han realizado esas obras no ha habido hambruna. Esa es la manera en que Dios recompensa el seguimiento inteligente y trabajador de las direcciones que sus leyes de la naturaleza dan tan claramente como sea posible, a todos los que tienen ojos para ver o mentes para comprender. Seguramente, entonces, ante campos bald�os, y cientos de miles de cad�veres demacrados y hambrientos, el pa�s preguntar�, con una voz que se har� o�r, y que no debe pasarse por alto con descuido: �Por qu� no se han hecho obras de riego? �Se han construido y se han hecho plantaciones, cuando habr�an detenido la sequ�a mortal y tra�do del cielo la lluvia vivificante? Dios no es sordo a la oraci�n, aunque sea sin palabras, que realmente se le ofrece en el seguimiento reflexivo y obediente de sus leyes de la naturaleza.

Si planta un �rbol joven en el suelo que le conviene, crecer�; si lo planta sobre la roca, o donde no reciba el sol o la humedad, se marchitar� y morir�. �Por qu� es esto? Porque en el primer caso obedeciste las leyes de la naturaleza, que son las leyes de Dios, ya las cuales los �rboles deben ajustarse, si quieren vivir, ya las cuales los hombres deben ajustarse igualmente si quieren criar �rboles; en el otro caso, se descuidaron las leyes de la naturaleza y, por lo tanto, el �rbol muri�.

III. C�mo podemos salvar mejor a algunas de las v�ctimas que a�n no han muerto de hambre. - � Muerto de hambre! Eso se dice f�cilmente; pero como dije al principio, dudo que entendamos lo que realmente significa. Es una serie de muertes, d�a tras d�a, mientras dura.

Me atrevo a decir que la mayor�a de los que estamos aqu� presentes nunca hemos pasado un d�a entero sin comer desde que nacimos. Puedo ir m�s lejos y decir que casi nunca hemos sabido lo que es pasar sin una sola comida. No sabemos, probablemente, qu� es el hambre, excepto como un codiciado est�mulo del apetito, que buscamos ansiosamente con el trabajo y el ejercicio. Nosotros jugamos con el hambre, es decir; pero tiene otro aspecto cuando los fuertes se tambalean por ello y los d�biles se desmayan; cuando la mejilla se adelgaza y el ojo se hunde; cuando el esposo ve a su esposa, y la madre a sus hijos peque�os, muri�ndose de hambre a su alrededor; llorando por comida, y ella no tiene nada para darles.

Pi�nsalo; esta escena ocurre a menudo en decenas de miles de hogares en la India; calcula, si puedes contar con el horror, cu�ntos hogares silenciosos, cu�ntas familias aniquiladas, cu�ntos ni�os murieron de hambre que incluye ese espantoso total. Cada uno de nosotros puede hacer algo, aunque sea un poco, para aliviarlo, y es responsable si no lo hace tan poco. Que sea tuyo el dar esa ayuda.

Hagamos lo que hagamos, es seguro que la miseria, que es todo lo que, en el mejor de los casos, se puede dar a estos que sufren, los dejar� solo no muertos, solo que no muertos de hambre; mientras que sin esa miseria deben morir, y morir r�pidamente.

Si nos hemos tomado en serio las lecciones de una �poca de hambruna, nuestra alma se llenar� de gratitud a Dios, y el coraz�n y la mano estar�n igualmente abiertos para ofrecer una ofrenda de gracias. Las lecciones que puede ense�ar una hambruna son muchas; Dejemos que esta lecci�n en particular, de simpat�a y ayuda a las v�ctimas del hambre, llegue a nuestros corazones hoy.

Información bibliográfica
Nisbet, James. "Comentario sobre 2 Kings 6". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cpc/2-kings-6.html. 1876.