Bible Commentaries
2 Reyes 8

El Comentario del Púlpito de la IglesiaComentario del Púlpito de la Iglesia

Versículo 1

HAMBRE, MENSAJERO DE DIOS

"El Se�or ha pedido hambre".

2 Reyes 8:1

I. �Cu�l es el significado de esta expresi�n? �Simplemente, el Se�or lo ha producido � lo orden�; es parte de Su Providencia. "Dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz". Algo maravilloso es esto que encontramos en toda la Biblia: Dios llamando a las circunstancias como si fueran criaturas que pudieran escucharlo y responder a su llamado; como si el hambre y la abundancia, la pestilencia y el flagelo de todos los nombres, fueran tantas personalidades, todas de pie en las nubes, y Dios dijera: �Hambre, adelante! y luego vino el hambre y se llev� el pan del pueblo; pero al lado de la hambruna est� la abundancia, y Dios dice a la abundancia: �Adelante! y la tierra se r�e de las cosechas; la mesa est� en abundancia y todo ser viviente est� satisfecho.

Tomemos a Ezequiel 36:29 como presentando el lado agradable de este llamado por la voz Divina: 'Llamar� el trigo, y lo aumentar�, y no os har� pasar hambre'. Escuche c�mo la voz Divina recorre toda esta esfera de revelaci�n. Si contin�a con Romanos 4:17 , encontrar� en la �ltima cl�usula del vers�culo palabras que a menudo se pasan por alto: 'Dios ... llama las cosas que no son como si fueran.

'Dios siempre est� creando, llamando algo de la nada, asombrando a las edades con nuevos destellos de gloria, revelaciones inesperadas de presencia y gracia. Llamar a una hambruna es una expresi�n frecuente. Lo encuentras, por ejemplo, en Salmo 105:16 : "Adem�s, pidi� hambre en la tierra: quebr� todo el b�culo del pan"; y lo encuentras en un rinc�n tan Hageo 1:11 como la profec�a de Hageo 1:11 : 'Y llam� a la sequ�a sobre la tierra, y sobre las monta�as, y sobre el trigo, y sobre el mosto y sobre el aceite, y sobre lo que produce la tierra, y sobre los hombres, y sobre el ganado, y sobre todo el trabajo de las manos. '

II. De Jehov� es la tierra y su plenitud. �As� que hay hombres que todav�a creen que la plaga, la pestilencia y la cosecha corta, y las cosas malas que son de tipo material, tienen una relaci�n sutil y muchas veces inconmensurable con un pensamiento divino, con una nueva revelaci�n de la Divina Providencia; que todas estas cosas que nos rodean se utilicen como instrumentos en la disciplina, educaci�n y santificaci�n de la raza humana.

No podemos dejar que se r�an de esta ciudadela. A veces lo hemos dejado a medias bajo la broma del jiber, porque no ten�amos respuesta a la risa del burl�n; pero pronto comenzamos a ver c�mo se relacionan las cosas, cu�n misteriosamente la tierra pertenece al cielo, y c�mo la flor m�s simple y mezquina que crece extrae su sangre vital del sol; Luego regresamos al santuario y dijimos: 'Por m�s oscuros que sean los misterios y por innumerables que sean, hay un consuelo en esta doctrina que no hay en ninguna otra', y no un consuelo apaciguador de la naturaleza de un sopor�fero , sino un consuelo alentador, estimulante y entusiasta, que eleva nuestra oraci�n a una elevaci�n m�s noble y agudiza nuestra voz mediante la introducci�n de un nuevo acento. As� que permanecemos en esta fe cristiana y esperamos la explicaci�n que Dios ha prometido.

Versículo 7

BENHADAD

Ben-adad, rey de Siria, estaba enfermo.

2 Reyes 8:7

La vida y la muerte de Ben-adad tienen mucho que decirnos:

I. Miremos a uno de los dos hombres que participaron en esa escena junto a la cama que ning�n ojo vio sino el ojo de Dios que todo lo ve. �Benhadad era un hombre de gran poder, gobernando un pa�s rico y belicoso, un hombre que amaba los placeres y no sab�a lo que era estar obligado a negarse a s� mismo en cualquier lujo en el que puso su coraz�n. Era un enemigo ac�rrimo del pueblo de Dios; y tan licencioso como cruel.

Ten�a tan poca fe en Dios como en la virtud, porque no solo se burlaba de la existencia de Dios, sino que lo desafiaba abierta y atrevidamente. No puede haber ninguna duda de ello: por una larga senda de pecado y autocomplacencia se hab�a convertido en un hombre endurecido y completamente depravado: hasta el punto de que Dios envi� a decirle que por su perseverante iniquidad hab�a sido 'destinado a la destrucci�n total'.

II. No es en esa luz que aparece en el cap�tulo que tenemos ante nosotros. �No lo vemos en su orgullo y su imprudente disipaci�n: lo vemos tendido en el lecho de la enfermedad, temiendo la proximidad de la muerte. Su mente inquieta se dirigi� en busca de ayuda y consuelo al hombre de Dios que estaba en ese momento en Damasco. Su infidelidad le fall� entonces, como suele fallar en ese terrible momento.

III. De hecho, es una escena conmovedora, y una que nos trae a casa algunas verdades solemnes que nadie puede negar y, sin embargo, todos tienden a olvidar. �Benhadad ten�a todo lo que el coraz�n pod�a desear de este mundo: no s�lo era un rey, sino un rey de reyes, porque era se�or de treinta y dos reyes vasallos; ten�a decenas de miles de soldados en sus ej�rcitos: todo estaba a su servicio que el poder y la riqueza pod�an procurar.

Sin embargo, todas estas cosas no pudieron evitarle el d�a de la enfermedad, ni salvarlo del lecho del dolor y la debilidad. Ten�a un enemigo que pod�a atravesar a todos sus centinelas y ponerle las manos encima en medio de todo su lujoso entorno. Viv�a como si fuera un dios que no conociera ni la debilidad ni el dolor; pero aprendi� que hay mensajeros de Dios que, como Dios mismo, no hacen acepci�n de personas. Todo el mundo sabe esto, pero �cu�n pocos parecen estar influenciados por ello!

IV. Otra verdad no menos importante que se nos ha revelado en la habitaci�n del enfermo de Ben-adad es la visi�n diferente que tienen los hombres de la religi�n cuando sienten que la muerte est� cerca, de la forma en que la ven a menudo cuando est�n bien. �Hubo un tiempo en que Ben-adad pens� que no pod�a hacer nada mejor que burlarse de Dios y del pueblo de Dios; pero estaba enfermo y d�bil, y estaba a punto de morir, por lo que sinti� que tener al hombre de Dios cerca de �l cuando estaba muriendo ser�a algo bueno para �l ahora que iba a la espantosa presencia de Dios.

�Cu�n a menudo es as�! Hay quienes evitan a las personas religiosas cuando est�n bien, como si fueran tontos o hip�critas, que se alegran bastante de verlas cuando las puertas de la Eternidad se abren ante ellos. Benhadad nunca pens� en enviar cuando estaba enfermo a los treinta y dos reyes que sol�an emborracharse con �l al mediod�a, y unirse a �l en lo que entonces pens� que era una vida jovial. No, se acord� del pobre profeta errante a quien entonces hab�a despreciado y burlado.

Es maravilloso decirlo, �incluso pens� que podr�a ser el mejor para la oraci�n de un hombre as�! Hab�a odiado verlo mientras estaba sano y fuerte. Si solo hubiera atendido a lo que Eliseo le dijo en el nombre de Dios cuando viv�a, habr�a tenido algo mejor que las oraciones de Eliseo cuando estaba muriendo: habr�a tenido la Presencia de Dios.

V. Porque aprendemos de esa escena del lecho de muerte que un cambio de opini�n sobre la religi�n, cuando el fin est� cerca, puede significar cualquier cosa menos un cambio de coraz�n hacia Dios. �La ansiedad de Benhadad ten�a m�s que ver con la recuperaci�n de su salud que con su alma. El suyo no era el grito del carcelero: "�Qu� debo hacer para ser salvo?" pero la preocupaci�n de quien se aferra al mundo: �Me recuperar� de esta enfermedad? No pod�a soportar pensar que iba a morir.

Se enga�ar�a a s� mismo con la perspectiva de la recuperaci�n en lugar de prepararse para la perspectiva de la eternidad. Por lo general, es en su enfermedad con aquellos que han vivido para este mundo y han vivido con placer. El verdadero consuelo que anhelan es el consuelo de pensar que volver�n a estar bien, un tipo de consuelo que los que los rodean est�n lo suficientemente dispuestos a impartir, como Hazael, quien, para calmar los temores de Ben-adad, puso una mentira en los labios de Eliseo. �Seguramente te recuperar�s! '

-Rvdo. G. Despard.

Versículo 13

�TENER CUIDADO!

�Es tu siervo un perro para que haga esta gran cosa?

2 Reyes 8:13

Es un dicho com�n que nunca podemos decir lo que vendr�. El que ahora es el mayor criminal fue una vez un ni�o inocente, y el mayor santo puede que alg�n d�a se convierta en el peor de los pecadores. No hay raz�n para suponer que Hazael habl� con poca sinceridad cuando, al predecir Eliseo las crueldades que un d�a infligir�a a los hijos de Israel, exclam� con horror: '�Pero qu�! �Es tu siervo un perro para que haga esta gran cosa? Tanto como para decir: '�Por qu� me tomas? �Acaso yo, que soy gentil y bondadoso y que odia la crueldad, me hundir� alguna vez tan bajo? �No! tu sirviente no es un perro.

Y, sin embargo, cometi� estas crueldades cuando la adquisici�n del reino de Siria hab�a desarrollado g�rmenes de maldad que antes de que la tentaci�n los revelara no sab�a que pose�a. La lecci�n que debemos aprender de esta historia es que es muy f�cil caer; que, de hecho, es imposible no caer si vivimos lejos de la Fuente de toda bondad, la Fuente de toda fuerza.

Cualquiera considere el car�cter de la primera y �ltima tentaci�n en una serie de tentaciones. La primera vez que se nos presenta la tentaci�n de cometer alg�n acto placentero pero pecaminoso, hay un estremecimiento y un horror y un sentimiento de imposibilidad. 'No puedo, no puedo hacerlo', decimos. �Es tu siervo un perro para que haga esta gran cosa? La pr�xima vez que el pensamiento tentador nos venga a la mente, ser� tratado con mayor cortes�a, ser� un invitado m�s bienvenido.

Empezamos ahora a razonar con �l, en lugar de arrebat�rnoslo, lo que habr�a sido el camino m�s sabio. Entonces nos preguntamos, �es realmente tan malo despu�s de todo? �C�mo puede ser esto un pecado tan grande cuando todos los d�as lo cometen miles de personas a quienes el mundo llama respetables? Por fin, el mal pensamiento se convierte en acto malvado.

I. Esto es ilustrado todos los d�as por el mentiroso. �Sabemos el horror que siente el ni�o que ha sido educado para amar la verdad cuando por primera vez surge en su mente la tentaci�n de protegerse del castigo diciendo una mentira. '�C�mo puedo hacer esta gran maldad y pecar contra Dios?' Si cede a la tentaci�n, se averg�enza y se llena de remordimiento porque el brillo de su alma veraz ha sido empa�ado por una primera mentira.

Y luego, cuando los a�os de falsedad han pasado por encima de su cabeza, comienza a considerar a un hombre veraz como casi un tonto, creyendo que el enga�o y la falsedad son los medios ordinarios e inevitables de lograr nuestros fines en el mundo. Por fin llega a la �ltima etapa del mentiroso, que es creer sus propias mentiras.

II. O tome una ilustraci�n del descenso f�cil al infierno de la embriaguez. �Algunos de los m�s dotados de nuestra raza han sido borrachos, y en la actualidad hay unos 600.000 borrachos confirmados en Gran Breta�a. �Crees que se emborracharon en el momento en que probaron el alcohol? No, fue el momento en que muchos de ellos ve�an la embriaguez con el mismo aborrecimiento que Hazael sent�a por la crueldad.

�Es tu siervo un perro para que haga esta gran cosa? La primera vez que probaron un licor embriagador, cuando eran ni�os, probablemente no les gust� mucho; pero los muchachos cre�an que beber era algo varonil, y cuando dejaron de ser muchachos no quisieron resistirse al aparente buen compa�erismo de los vasos amistosos. O alguna pena los llev� a ahogar sus sentidos en la copa del olvido del borracho.

S�lo hay una manera por la que un hombre se vuelve borracho, y es volvi�ndose aficionado al alcohol, al principio bebiendo con moderaci�n: d�a a d�a un poco aumentado, a�o tras a�o un poco multiplicado por lo solitario que se vuelve frecuente, y lo frecuente, lo habitual, y lo habitual, la casi inevitable transgresi�n.

'No somos peores a la vez: el curso del mal

Empieza tan lentamente y de tan poca fuente,

La mano de un beb� podr�a detener la brecha con arcilla:

Pero deja que la corriente se ensanche, y la filosof�a,

S�, y la religi�n tambi�n puede esforzarse en vano

Para detener la corriente precipitada.

Pero de hecho, todos los pecados se acercan de la misma manera gradual.

Rev. EJ Hardy.

Ilustraciones

(1) 'Con qu� facilidad nos sobrevienen los h�bitos de autocomplacencia, y con qu� seguridad conducen a grandes cr�menes. George Eliot da en Romola la imagen de un hombre �buen, generoso, guapo, con todos los aparatos y medios para hacer el bien� que �porque trat� de escapar de todo lo que era desagradable y no se preocup� tanto por lo suyo. seguridad, por fin lleg� a cometer algunas de las acciones m�s viles, como hacer que los hombres sean infames ". Tan cierto es que

Peque�os h�bitos bien perseguidos a tiempo

Puede alcanzar la dignidad de los cr�menes '.

(2) 'El santo que exclam� al ver a un criminal conducido a la ejecuci�n:' Ah� voy, pero por la gracia de Dios ', no exageraba, sino que hablaba solo por observaci�n y experiencia'.

(3) �Como nuestro Se�or llor� por el destino de Jerusal�n, as� llor� el profeta al prever los males que Hazael infligir�a a su pueblo. Pero qu� poco nos conocemos a nosotros mismos. Hazael no pudo soportar la mirada fija del profeta, y pregunt� con asombro qu� pensaba que era, para poder pronosticar tal futuro. Bien podemos apropiarnos de las palabras del Ap�stol: "Se�or, �soy yo?" porque no hay l�mite para la extensi�n del pecado a la que podemos ser conducidos, sin la gracia de Dios. '

Información bibliográfica
Nisbet, James. "Comentario sobre 2 Kings 8". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cpc/2-kings-8.html. 1876.