Bible Commentaries
Colosenses 4

El Comentario del Púlpito de la IglesiaComentario del Púlpito de la Iglesia

Versículo 1

REGLAS PARA MAESTROS

'Amos, den a sus siervos lo que es justo e igual; sabiendo que vosotros tambi�n ten�is un Maestro en el cielo.

Colosenses 4:1

San Pablo no parece entrar mucho en detalles aqu�, pues resume en dos palabras el deber del maestro, pero qu� riqueza de significado, qu� mina de pensamiento sugerente contienen esas dos palabras. 'Amos, den a sus siervos lo que es justo e igual ', dice, y luego sigue el mismo recordatorio para amo que para siervo, 'ustedes tambi�n tienen un Maestro en el cielo'.

Con muy pocas excepciones, dondequiera que uno va, se escucha la misma queja sobre los sirvientes. Son ociosos, indolentes, indignos de confianza, de mal genio o ego�stas. Las amas de casa hablan especialmente como si sus sirvientes fueran casi el problema principal de sus vidas. Ahora bien, no voy a afrontar todo esto con una negaci�n directa. Nuestros sirvientes son en gran medida lo que los hacemos. �Alguna vez ha probado el camino de Dios con sus siervos? �Ha pensado alguna vez en dar "a sus siervos lo que es justo e igual"?

Afrontemos este asunto.

I. Dios te pide que seas justo con tus siervos � supongo que eso significa que debes hacer por ellos lo que quieres que hagan por ti. Dios te pide que les des lo que es igual. Con eso seguramente quiere decir esto: 'Que jueguen limpio'. Estas son las palabras de Dios el Esp�ritu Santo y, por lo tanto, definen una parte esencial de los deberes del cristianismo pr�ctico. Las mujeres refinadas y muy amables, para nada desprovistas de simpat�a por los dem�s, a veces hablan de sus sirvientes como si fueran criaturas de una raza inferior.

La familia disfruta con frecuencia de su placer, pero nunca lo comparte con los sirvientes. Las comidas familiares son lujosas, la mesa del sirviente es escasa. Deben trabajar hasta la medianoche, y luego ser los primeros en levantarse, y si, agotados por la fatiga, llegan tarde, se les rega�a duramente. Si la due�a de la casa o uno de los ni�os est� un poco de mal humor, todos se alarman y se manda llamar al m�dico de inmediato; pero �a qui�n le importa el dolor de cabeza o la postraci�n del pobre siervo? Y luego, cuando, agotada por el exceso de trabajo, la enfermedad realmente se apodera de ella, se busca un taxi y la env�an a su casa o al hospital, y si muere, �a qui�n le importa? Oh mis hermanos y hermanas, ella tambi�n es nuestra hermana.

�Es esto darle a ella lo que es justo e igual? Sin mencionar el pecado y la verg�enza de todo esto, por lo cual Dios seguramente te juzgar�, �c�mo puedes esperar que tus siervos te traten de otra manera que t�?

II. Es posible que todav�a tengamos buenos sirvientes si hacemos lo que Dios nos ordena, y si somos amos y amos como Cristo . En todos los rangos de la sociedad hay los que no valen nada y los que no lo merecen, pero estos son pocos, despu�s de todo. Dios te dice: 'Mujer, usa bien a tu sierva. No le d� el peor dormitorio de la casa con el papel colgando de las paredes en tiras h�medas. Dele comida sana, suficiente descanso y aire fresco de vez en cuando, no al amparo de la noche, sino a la luz del d�a.

Vea que los libros agradables no est�n fuera de su alcance. Haga que sus hijos le paguen, en su debido grado, el respeto que le dan a los dem�s. Cuando est� enferma, d�le los remedios sencillos que usa en la familia. Si se enferma y tu casa es lo suficientemente grande, no la apartes de tu puerta, cu�dala en casa. Sea una madre para ella. Reza por ella. Intenta ayudarla en el camino de la vida. Qu�dese en casa de la Sagrada Comuni�n a veces para que ella pueda arrodillarse ante el altar de Dios y reciba la fuerza y ??la gracia que usted aprecia tan profundamente.

H�ganla uno de ustedes. Comparte tu vida con ella. Oh hombre, cuida de tu trabajador. Aseg�rate de que tenga una casa de campo adecuada para vivir y un salario justo. An�melo a �l y a los suyos con palabras amables, simpatice con ellos si les llega la enfermedad. Tr�telo como su compa�ero. Hombres y mujeres, "dad a vuestros siervos lo justo y equitativo". 'Solo cumple la voluntad de Dios y tus dificultades especiales con los siervos se desvanecer�n.

III. Cu�ntas bendiciones nos han llegado al guardar el gobierno de Dios que de otra manera nos hubi�ramos perdido , as� como la lepra de Naam�n nunca lo habr�a abandonado si su esposa no hubiera sido una amante gentil y amorosa para la peque�a doncella hebrea; del mismo modo que el centuri�n no habr�a recibido ninguna bendici�n si no hubiera amado a su pobre siervo sufriente. �No ha amontonado Dios bendiciones sobre nosotros por las manos de estos mismos siervos por quienes nos hemos esforzado por hacer Su voluntad: bondad y consideraci�n en la salud, y tanta bondad cuando hemos estado enfermos, como ellos nos han observado durante largas horas y soportado con nosotros en nuestra irritabilidad y nos ha consolado con palabras amables? Si algunos de ustedes nunca han conocido a siervos como estos, vayan a casa y comiencen a probar el plan de Dios, y no pasar� mucho tiempo antes de que ustedes tambi�n sean bendecidos en sus hechos.

Puede que no siempre tengas �xito, porque todav�a hay 'ingratos y malvados' entre los sirvientes como entre aquellos a quienes sirven, pero no fallar�s a la larga si, pidiendo la bendici�n de Dios, perseveras.

Rev. S. Pascoe.

Ilustraci�n

�Hay tantos siervos verdaderos y fieles en el mundo como siempre los hubo, pero son los siervos de empleadores bondadosos y comprensivos. Dean Ramsay nos ha hablado de una de esas personas que vivi� en una sola familia toda su vida y que, cuando, a una edad avanzada, yac�a al borde de la muerte, envi� a buscar a su maestro, que era unos a�os menor que ella, y le dijo: a �l ten�a una �ltima petici�n que hacerle y le rog� que no se la negara: �Cuando me lleven al cementerio�, dijo, �que pongan mi cuerpo para que cuando t� est�s enterrado all� pueda acostarme a tus pies. " �A qui�n no le encantar�a tener un sirviente as�?

Versículo 6

CONVERSACI�N CRISTIANA

"Que tu discurso sea siempre con gracia, sazonado con sal".

Colosenses 4:6

Hay cuatro tipos de conversaci�n: conversaci�n general, conversaci�n para discutir, conversaci�n para hacer el bien y conversaci�n espiritual. Hablar� ahora, por supuesto, de todos ellos solo en referencia al uso que los cristianos hagan de ellos.

I. Conversaci�n general �dom�stica, social, literaria, pol�tica. Est� abierto a un cristiano tanto como a cualquier otro, y con la misma libertad, para usarlo. Pero aqu� radica la marca de la conversaci�n de un cristiano sobre todos los temas. Llega a ella con una mente imbuida de pensamientos santos; con un sentido de la presencia, el amor y la providencia de Dios. Esa es una corriente subterr�nea, que corre profunda y silenciosa en su mente; que surge a veces m�s de lo que �l mismo es consciente. O mejor dicho, es una esencia que le da un sabor universal, que otros descubren m�s que �l mismo. Es "el ung�ento" que "se confunde a s� mismo".

II. Conversaci�n para discusi�n � La discusi�n de temas religiosos requiere mucho cuidado. Pronto entra en controversia; y la controversia puede convertirse en disputa; y la disputa puede terminar en ira. Dudo que a menudo sea rentable. Ciertamente, es �til, e incluso seguro, solo cuando se protege de manera muy estricta. Perm�tanme establecer una o dos reglas sencillas sobre la conversaci�n de discusi�n.

( a ) No permita que se convierta en una conversaci�n com�n , con el mismo tono. Sea definitivo; rodeada de setos; y elevado a una atm�sfera superior.

( b ) No entre en �l sin una peque�a oraci�n secreta pidiendo gu�a, dominio propio y caridad.

( c ) Evite todo tipo de cosas personales .

( d ) No dejes que diverja y hable de personas .

( e ) Ponga la Biblia desde el principio en el lugar que le corresponde .

( f ) A menudo det�ngase para examinar su motivo .

( g ) Ver y confesar el bien en todos y en todo .

( h ) Medita en los puntos de concordia .

( i ) Det�ngase inmediatamente cuando el amor comience a salir y el orgullo y el temperamento entren.

( j ) Hum�llate realmente, no con afectaci�n, al final .

III. Conversaci�n para hacer el bien � Generalmente requiere un esfuerzo para introducir la conversaci�n religiosa. Muy pocas cosas buenas llegan sin esfuerzo. �Por qu� la conversaci�n en familia, no solo sobre temas religiosos, sino sobre todos los temas, es generalmente menos inteligente cuando est�n solos que cuando hay extra�os presentes? Simplemente porque se hace menos esfuerzo para hacerlo bien. Cu�n a menudo somos casi castigados por nuestra lentitud e indiferencia en introducir un tema religioso por la acogida que recibimos cuando lo hacemos.

Y mucho m�s atiendan al esp�ritu de la palabra. Es m�s que la palabra misma. Deja en claro que tienes una intenci�n amorosa y real. Ponte por debajo de la persona a la que deseas hacer el bien. Cuando hables de algo malo, nunca digas "t�", siempre "nosotros". Y dejad que en �l se vea y se sienta algo de Cristo. "Siempre con gracia, sazonado con sal".

IV. Conversaci�n espiritual: la conversaci�n de verdaderos cristianos para el consuelo y la edificaci�n mutuos. Es, lamentablemente, muy raro, y me temo que hay una palabra, al menos, en la que no llegamos a una semejanza de esa etapa de la Iglesia antigua cuando "los que tem�an al Se�or hablaban a menudo unos con otros". Y, sin embargo, no hay nada, tal vez, tan �til, tan placentero, tan preparatorio para el cielo, una parte tan verdadera de la 'Comuni�n de los Santos' y tan honrando a Dios, como esa conversaci�n de coraz�n con coraz�n y alma con alma, cuando el �El tema es celestial y el esp�ritu es como el de Cristo!

S T.

Versículo 14

LUKE EL EVANGELISTA

Luke, el m�dico amado.

Colosenses 4:14

Se dice que San Lucas naci� en Antioqu�a; la probabilidad, por lo tanto, es que �l era, como dice Jer�nimo, un sirio y, por lo tanto, un gentil. Si es as�, entonces era un pros�lito de la religi�n jud�a.

I. Se le describe como 'el m�dico amado'. �Como m�dico, prest� un servicio esencial a San Pablo, no solo en sus propias necesidades personales, sino en sus empresas misioneras, ya que el arte de curar era entonces, como lo es ahora, de gran ventaja para el avance del Evangelio entre el pagano. Atendiendo al cuerpo, el m�dico misionero moderno puede llegar al alma, y ??salvando a uno, bajo la bendici�n divina, puede salvar al otro.

II. San Pablo y �l eran grandes amigos , como muestra claramente el texto. El apelativo de 'el m�dico amado' significa que San Lucas, adem�s de sus servicios profesionales, pose�a ciertas caracter�sticas afables y santas que hab�an ganado la admiraci�n y el afecto de San Pablo. Amaba a su m�dico; y su m�dico correspondi� a su amor. "Solo Luke est� conmigo", dice. Hay un tono de profunda tristeza en esta confesi�n, pero magnifica la amistad de ambos.

III. San Lucas fue evidentemente un hombre bien educado � Su evangelio demuestra que su aprendizaje fue grande; pues se distingue de los dem�s por sus evidencias de educaci�n superior, su peculiar belleza y patetismo, su estilo did�ctico y su descripci�n gr�fica. La universalidad es su caracter�stica predominante. Los Hechos de los Ap�stoles, que tambi�n escribi� San Lucas, es una composici�n complementaria. Comienza donde termina el Evangelio, de modo que unidos los dos forman una historia sobre la vida de Cristo en la tierra y el establecimiento de Su Iglesia en el mundo. En ninguna parte de la Biblia tenemos tales modelos de predicaci�n, apelaciones tan tiernas, elocuentes y poderosas al entendimiento y al coraz�n.

Ilustraci�n

'Teniendo en cuenta la gran parte del Nuevo Testamento que escribi� San Lucas, es notable lo poco que se nos dice de �l que lo que se transmite en estas dos breves frases de San Pablo. Sin embargo, es notable tambi�n cu�n estrechamente esta descripci�n dada por San Pablo se ajusta al car�cter de San Lucas tal como aparece en sus escritos. Un hombre no puede escribir mucho sin mostrar qu� clase de hombre es; y as� podemos ver a St.

El temperamento de Lucas a trav�s de la porci�n de las Escrituras que se sinti� inspirado a escribir. La mansedumbre, la ternura, la simpat�a hacia los dem�s, especialmente los que sufren y los d�biles, resplandece claramente a trav�s de su Evangelio y nos hace entrar de inmediato en el nombre de San Pablo para �l: �el m�dico amado �. Los hombres no suelen ser "amados" por nada. Es el amante quien recibe el amor '.

(SEGUNDO ESQUEMA)

LA INSPIRACI�N DE LA VOCACI�N TERRENAL

Como autor del Evangelio, la Iglesia est� m�s interesada en San Lucas. Ese libro es una de las cuatro columnas doradas sobre las que descansa la historia cristiana. Es una de las cuatro trompetas de oro que han enviado la llamada de Cristo a los hijos de los hombres. Adem�s, tiene su propio car�cter peculiar. No era tan jud�o como los dem�s; hay en �l una peculiar amplitud y riqueza humana.

Da el relato m�s completo de la natividad de nuestro Se�or y relata la par�bola del 'Hijo Pr�digo'. Pero no es s�lo como escritor del Evangelio que conocemos a San Lucas. Tambi�n fue el autor de 'Los Hechos de los Ap�stoles' y fue el colaborador de San Pablo, quien es la figura central de la mayor parte del libro. San Pablo, en sus ep�stolas, lo menciona tres veces y dos veces lo llama 'el m�dico amado'.

Eso es casi todo. Por tradici�n antigua, y por algunas indicaciones incidentales, deducimos que Lucano era gentil y ciudadano de Antioqu�a, que era m�dico de profesi�n, que viaj� con San Pablo y que antes de morir escribi� en St. La sugerencia de Pablo, el Evangelio que lleva su nombre. Y, sin embargo, hay algo m�s. Parece claro que el car�cter de San Lucas, como m�dico, sigui� siendo un hecho influyente, incluso despu�s de convertirse en misionero.

Su estilo, los acontecimientos de la vida de nuestro Se�or que �l selecciona para su narraci�n, llevan marcas de los h�bitos de pensamiento y habla del m�dico. La alusi�n de San Pablo a �l como `` el m�dico amado '', y el hecho de que Lucas parece haberse unido a Pablo en varias ocasiones cuando la fuerza de ese Ap�stol se derrumb� bajo uno de esos ataques recurrentes de postraci�n, todo parece implicar que continu� practicando el arte de curar, y que fue tambi�n como m�dico que viaj� con San Pablo de un lugar a otro.

En San Lucas vemos lo que desde su tiempo ha sido el tipo natural y normal de la vida cristiana, la inspiraci�n por una nueva potencia espiritual de una vocaci�n terrena, para que se siguiera ejerciendo y, adem�s, cumpliera su verdadero ideal. Esto sugiere ciertos pensamientos con referencia a la relaci�n general de la vida cristiana con las ocupaciones y profesiones de los hombres. Las profesiones obtienen todo su car�cter, su gloria o su deshonra, de la naturaleza de los hombres que viven en ellas, y producen sus efectos vitales a trav�s de esos hombres. Considere, entonces, qu� efectos debe tener el c�lido fuego del amor de Dios sobre la vida, en ciertas artes y profesiones, de las cuales el mundo necesariamente debe estar lleno. Deber�a-

I. Purifica todas las profesiones � Derrite la escoria y deja el oro. Hace que el hombre sea puramente lo que pretende ser, sin ninguna mezcla de bajeza o corrupci�n.

II. Hace que las profesiones ya no sean un medio de separaci�n, sino de simpat�a y uni�n entre los hombres . �Si t� y yo sentimos que siempre superamos a trav�s de nuestros diversos llamamientos y m�todos de actividad el prop�sito com�n del amor de Dios, entonces trabajamos con m�s ah�nco. de diferentes maneras, nuestras vidas son una.

III. Santificar� el trabajo secular de su vida � Ning�n hombre reflexivo ha dejado de sentir que la divisi�n del trabajo representada por las muchas y diversas ocupaciones de la vida tiene sus peligros: corrupci�n, estrechez, p�rdida de la simpat�a humana, etc. �D�nde est� la salvaguardia contra estas cosas? No abandonando tu profesi�n, sino profundiz�ndola; buscando una nueva vida debajo de �l; orando y nunca descansando hasta encontrar la regeneraci�n, la nueva vida vivida por la fe del Hijo de Dios. De modo que s�lo puede redimirse su vida de oficio, arte o profesi�n; as� que s�lo puede convertirse en algo bendito para ti y para el mundo.

Esta es la lecci�n que nos ense�� la vida y la camarader�a de San Pablo y San Lucas. Vemos las figuras de San Pablo y San Lucas caminando juntos como ministros de Cristo, la teolog�a y la medicina trabajando en armon�a por la redenci�n del hombre, por la salvaci�n del cuerpo, alma y esp�ritu, y la imagen es muy sagrada e impresionante. . As�, estas dos profesiones, y cualquier otro 'llamamiento' en la vida, en comuni�n con la religi�n, trabajando juntos como si fueran uno, crecer�n para ser cada vez m�s un canal digno a trav�s del cual la ayuda de Dios pueda fluir hacia la necesidad de Dios. hombre.

Obispo Phillips Brooks.

Ilustraci�n

'La disposici�n a encontrar la simplicidad del motivo bajo la variedad de acciones es bastante familiar ahora, y tiene raz�n en su objetivo. El mundo de la acci�n humana, como el mundo de la naturaleza, es un escenario de infinita variedad superficial que, poco a poco, aprendemos a reunirnos en unidad bajo alguna fuerza com�n, bajo el poder de alguna inspiraci�n central. Para el observador superficial, cada profesi�n y vocaci�n es una vida en s� misma; tendr� sus propios pensamientos, normas, principios y pasiones; nada en com�n con los dem�s.

Pero ese es solo el aspecto superficial. Muy pronto, quien vive comienza a descubrir algunas fuerzas m�s profundas que act�an debajo y dan una unidad real a toda esta vida aparentemente incoherente. �C�mo ser�, entonces, si puedes llegar a un punto que es el centro genuino de toda la masa, una fuerza suprema, de la cual todas son solo modificaciones y manifestaciones, que emanan del coraz�n mismo de todos? Y esta fuente central de fuerza, el amor del alma por Dios como su Padre; para que todo lo que un hombre tiene derecho a hacer en la tierra se haga idealmente como una expresi�n de esta fuerza central: �el amor del hombre por Dios? �No cambia esto el aspecto y el sentimiento del trabajo de un hombre en la vida, que llamamos su profesi�n, cuando lo que tiene que hacer llega as� al coraz�n de las cosas?

�No es la obra del hombre, aunque sea penosa, iluminada por el impulso, redimida y glorificada? �No es su unidad real con otros "llamamientos", por diferentes que sean en forma, v�vida por la relaci�n com�n de todos ellos con la fuente de la que brotan y derivan su fuerza motriz? Estas son las cosas que necesita la vida profesional: la redenci�n de su monoton�a, el establecimiento de la simpat�a con otros llamamientos y la armon�a de lo absoluto y universal con lo relativo y especial; y todo esto debe suceder cuando lo que hace un hombre en su profesi�n se asienta, como motivo, en el amor de Dios.

�Qu� fue sino esto que le vino a San Lucas cuando fue llevado a creer en la Encarnaci�n de Jesucristo, y todo lo que signific�? San Pablo debe haberle ense�ado, de hecho, el significado de las palabras: "La vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe del Hijo de Dios". Lucas, el m�dico, debe haber aprendido a decirlas de s� mismo, y mientras iba entre sus pacientes a decir: "Hago esto por la fe del Hijo de Dios ..." Y cuando pudo decir eso, d�game, �estaba all�? �No hay santidad m�s santa en el dedo puesto en el pulso del enfermo? �No sent�a m�s verdadera simpat�a por los hombres que lo rodeaban que se dedicaban a otros trabajos?

Información bibliográfica
Nisbet, James. "Comentario sobre Colossians 4". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cpc/colossians-4.html. 1876.