Bible Commentaries
Ezequiel 32

El Comentario del Púlpito de la IglesiaComentario del Púlpito de la Iglesia

Versículos 1-32

EL DIRGE DE EGIPTO

"Se lamentar�n por Egipto".

Ezequiel 32:16

I. Este cap�tulo contiene dos eleg�as (1�16, 17�32) sobre el rey de Egipto y su pa�s, destinado a ser pronto derrocado por la invasi�n babil�nica. Fueron pronunciados en el a�o duod�cimo despu�s de la deportaci�n de Joacim, y cuando la misma Jerusal�n estaba en ruinas. El fara�n est� representado como un le�n en tierra firme y un cocodrilo en las aguas; tanto por mar como por tierra era formidable. Su tierra, sin embargo, ofrecer�a mares en los que nadar, mares de sangre. Tambi�n se le compara con una estrella brillante, cuya extinci�n llenar�a de duelo todo el cielo.

II. Cu�n sorprendente es la anticipaci�n de que, cuando se rompi� el poder de Egipto, las aguas de los pa�ses ya no deber�an estar enturbiadas por los cascos de las bestias, sino m�s claras y transparentes. ��Es as�, que tu vida ha sido turbada y manchada por el pie del opresor? �Ah! los que aman las aguas turbulentas, y los que han tra�do problemas a tu vida, ser�n derribados y pasar�n. Dios har� que las corrientes de paz fluyan de nuevo con una pureza cristalina, reflejando el cielo azul de Su amor. Es s�lo un poco de tiempo, y los malvados no ser�n. S�, considerar�s diligentemente su lugar, pero no ser�.

III. La gran lecci�n de este cap�tulo es la justicia inevitable con la que Dios administra al mundo. �A veces parece como si a los malvados se les permitiera llevar a cabo sus propios planes malvados sin obst�culos ni obst�culos; pero debajo de la superficie, donde el ojo del observador ordinario no puede penetrar, Dios seguramente est� otorgando Su eterna sentencia de recompensa a los justos y destrucci�n a los imp�os.

Cuando seamos agraviados, dejemos nuestra causa en manos de Dios, el Juez justo; y habiendo entregado todo el asunto a �l, encontraremos tiempo para bendecir, hacer el bien y orar (San Mateo 5:44 ).

Ilustraciones

(1) 'Las naciones mencionadas son aquellas que han entrado en conflicto con Israel, aunque su pecado se considera m�s general que esto. Su destino es el juicio de Jehov� sobre ellos, Su veredicto con respecto a su vida como naciones. Su pecado com�n es la violencia; pusieron su terror en la tierra de los vivientes. Y su destino no es m�s que la N�mesis de su conducta; tomando la espada, mueren por ella. La historia de las naciones es el juicio de las naciones '.

(2) 'Todas las revoluciones y convulsiones que tienen lugar en la historia de las naciones, son permitidas y dominadas por Dios, para revelar Su prop�sito. Y a medida que sus juicios superan a los que han faltado, los hombres se ven obligados a darse cuenta de que hay un Dios que juzga en la tierra. Pero cu�n agradecidos debemos estar, que no se nos deja deletrear el nombre y el car�cter de Dios de la Naturaleza, la Providencia y la Historia, sino que podemos escuchar la voz de Jes�s, desde el seno del Padre, proclamando que �l es amor. '

'OBSERVANDO LAS ALMAS'

Ezequiel 33:1

En este cap�tulo, el profeta aparece bajo la figura de un centinela, cuyo deber era advertir del peligro inminente. Tal vigilante fue Ezequiel, el 'Juan el Bautista' del Antiguo Testamento, con su emocionante grito de 'Arrepent�os'. Vivi� en los d�as oscuros de Israel, pero nunca dud� del regreso de la gloria nacional. Estaba profundamente preocupado por el bienestar religioso de la patria. La confianza p�blica se deposita en el centinela fiel, y �l es responsable no solo ante el hombre, sino tambi�n ante Dios. �Que cada profeta moderno sea el portavoz de Dios para su generaci�n!

I. El centinela que no ve. �Deber�a ser un 'hombre de ojos'; pero �l se duerme y descuida su trompeta, y la ciudad cae en manos del enemigo. Los ciudadanos arriesgaron su vida por su fidelidad; pero nunca hizo sonar la advertencia. �Y cu�l fue la secuela? "Su sangre estar� sobre su cabeza". Este pasaje ense�a la responsabilidad pastoral, porque el profeta tiene otras vidas en sus manos. Seamos fieles, como Ezequiel, en la reprensi�n y solemnes en la advertencia. Enfaticemos la justicia absoluta de Dios en su trato con el pecado.

Cuando �l dice: 'Le va mal al imp�o, le va bien al justo', no nos averg�encemos de repetir estas palabras despu�s de �l. Seamos fieles ecos de la Divina Voz. El cuidado de las almas es una responsabilidad abrumadora.

II. Los advertidos que rechazaron la advertencia. �Tomaron el solemne sonido de la trompeta como una gran broma; pero su sangre estaba sobre sus propias cabezas, y no sobre el centinela. La culpa de su muerte debe recaer sobre ellos solo. Si alguien rechaza deliberadamente la advertencia, debe enfrentar las consecuencias. Ning�n profeta, por fiel que sea, puede asegurar la salvaci�n de sus oyentes, porque son libres de aceptarla o rechazarla.

Ezequiel era un predicador popular, pero predominando el inter�s propio, sus mensajes solemnes no fueron escuchados. Alabaron los sermones del hombre, pero nunca los tradujeron a la vida; oyeron la palabra, pero no la hicieron. Y tenemos miles de personas en Gran Breta�a a quienes les gusta inmensamente la predicaci�n del profeta, pero nunca la honran con su obediencia. �Su sangre debe descansar solo sobre sus propias cabezas! De nada sirve que el pecador diga en el �ltimo gran juicio que el profeta descuid� su deber.

Si el barquero entra en la corriente contra tu advertencia, se destruye a s� mismo; si un hombre bebe una copa de veneno en contra de tu consejo, provoca su propia muerte; y si, despu�s de diez mil advertencias, un hombre rechaza deliberadamente al tierno Salvador, es un felo de se, un suicidio moral.

III. Qu� feliz es el estado de las cosas cuando el vigilante y los ciudadanos est�n todos alerta. �Cuando ambos descuidan su deber, ambos deben morir; pero cuando el atalaya suena fervientemente la trompeta, y el ciudadano lo oye y lo obedece, la ciudad se salva. Debe ser una transacci�n de dos caras: un vigilante alerta y un ciudadano obediente. El uno sin el otro nunca podr� salvar la ciudad de Alma Humana.

Amigos, estemos siempre atentos a las almas preciosas. Abajo, en el Canal de la Mancha, a menudo se ven peque�os barcos de vapor en busca de alg�n gran barco en su camino a casa, para poder remolcarlo al refugio deseado. Al igual que los remolcadores del Canal, estemos siempre atentos a las almas que necesitan orientaci�n y ayuda. Hay millones en el mar tempestuoso de la vida que anhelan el puerto de la paz. En nombre de Dios, ayud�mosles a alcanzarlo. El centinela que toca la trompeta y el alma que responde a su m�sica, eso es salvaci�n.

IV. El Dios que no est� listo para destruir siempre est� listo para salvar. �Escucha su voz: 'No me complace la muerte de los imp�os'. �Sin placer? Dios sufre un dolor infinito cuando el pecador muere en su pecado. "Convert�os, volveos de vuestros malos caminos". Tan profundamente ansioso est� por salvar que repite el grito de "Convert�os". Aqu� tenemos una de las declaraciones m�s sublimes en toda la Biblia de la disposici�n Divina para mostrar misericordia.

No solo lo ha dicho , sino que lo ha jurado . 'Vivo yo, dice el Se�or.' �sta es la forma en que Dios toma su juramento. Jura por s� mismo porque no puede jurar por nadie m�s grande. Su palabra es suficiente; pero aqu� tambi�n tenemos Su juramento , de modo que no puede haber ninguna duda en cuanto a Su deleite positivo en la salvaci�n de los hombres. Dios, bajo su juramento, no desea destruirte. �Por qu�, entonces, destruirte a ti mismo? Vu�lvete ; y tan pronto como te vuelvas a �l, ��l se volver� a ti! Pero debe ser un giro a la derecha y no un giro a la derecha a medias.

'�Por qu� vas a morir?' Si por que �Existe alguna buena y s�lida raz�n para el suicidio moral? Pecador, si mueres impenitente, �se te debe a ti mismo! Vuelva a la cordura y no pierda sus d�as firmando su propia sentencia de muerte.

Ilustraciones

(1) 'No somos responsables del destino de aquellos que no se dan cuenta de nuestra advertencia, cuando se les da fielmente; pero si percibimos el peligro que amenaza a un alma y descuidamos hacer una nota de advertencia, no s�lo seremos responsables de su ruina, sino que tambi�n traeremos sobre nuestras propias cabezas una terrible retribuci�n. Bien podr�a Richard Baxter permanecer despierto por la noche bajo su profundo sentido de responsabilidad por sus feligreses.

(2) 'Acompa�ando nuestras palabras de advertencia, debe haber una clara reiteraci�n del amor de Dios. No desea la muerte de los malvados, sino que se conviertan y vivan. No basta con evitar que los hombres tomen el camino equivocado, debemos instarlos y seducirlos para que tomen los agradables caminos de la justicia y la paz en los que siempre descansa la sonrisa de Dios. Todos los hombres est�n incluidos en el amor de Dios. Odia su pecado, pero nunca deja de amarlos. Incluso el pecado no puede apartar su amor, que es como el que describe el Ap�stol en 1 Corintios 13. '

Información bibliográfica
Nisbet, James. "Comentario sobre Ezekiel 32". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cpc/ezekiel-32.html. 1876.