Bible Commentaries
Isaías 6

El Comentario del Púlpito de la IglesiaComentario del Púlpito de la Iglesia

Versículos 1-13

'ENV�AME'

'Aqui estoy; Env�ame.'

Isa�as 6:8

Estas palabras son la respuesta de Isa�as a su llamado Divino al oficio prof�tico. Fue un llamado extraordinario a una misi�n extraordinaria. A trav�s de las aguas profundas de la convicci�n y la limpieza espiritual, necesitaba pasar antes de estar listo para presentarse ante un mundo pecador como representante de Dios. El paso inicial en su preparaci�n fue: -

I. Una visi�n de Dios. �El rey Uz�as, despu�s de un reinado brillante de cincuenta a�os, acababa de morir. Nunca, desde que la Reina de Saba hab�a presenciado la gloria de Salom�n, el orgullo nacional hab�a estado tan alto, o el sue�o de soberan�a de la naci�n hab�a tocado fronteras tan remotas. Sin embargo, el acto final de este orgulloso monarca fue de profanaci�n espiritual. Con la presunci�n de un temperamento irreverente y mundano, entr� en el Templo e intent� con sus propias manos quemar incienso. Al instante, el juicio divino lo hiri� de lepra y pas� del trono de la realeza a morir en un lazarillo.

El pecado de Uz�as fue el pecado del pueblo. �Qu� cuadro de decadencia espiritual y abominaci�n moral se da en el primer cap�tulo! El joven Isa�as hab�a visto el esplendor real y luego el juicio. Era miembro de la naci�n pecadora. Se sinti� envuelto en la culpa. Luego vino la visi�n. El cielo se abri�. Los serafines gritaron: "�Santo, santo, santo!" Isa�as estaba abrumado. Confes� su indignidad de estar ante Dios.

Su arrepentimiento y auto-humillaci�n fueron recompensados. Uno de los serafines tom� un carb�n encendido del altar y toc� los labios que se hab�an confesado inmundos. Era el s�mbolo del perd�n y la limpieza. El joven penitente sab�a que estaba restaurado. Luego, en la conciencia de esta nueva vida y investidura escuch�:

II. La llamada. �Una voz dijo: '�A qui�n enviar�?' 'Aqui estoy; env�ame ', fue la respuesta ansiosa e instant�nea de Isa�as. Fue la respuesta de un voluntario a una convocatoria o invitaci�n general. Fue una respuesta puramente espiritual como la que jam�s haya dado un profeta, ap�stol o misionero. Surgi� de un coraz�n limpio de culpa consciente y conscientemente capacitado para hacer la voluntad de Dios. �Qu� magn�fico ideal de consagraci�n para el joven ministro y misionero, o para cualquiera que sirva a la humanidad en nombre de Dios!

III. La Comisi�n. �Fue una tarea espantosa. La gente insensible e indiferente, sumida en el pecado, solo se endurecer�a con el mensaje. 'Engruesa su coraz�n, pesa sus o�dos y unta sus ojos, para que no vean, oigan y entiendan, y se vuelvan y sean sanados'. �sta era la misi�n misma a la que Jes�s y Pablo se sent�an llamados. Para los pecadores duros y obstinados, la predicaci�n de las 'buenas nuevas' es solo una predicaci�n del juicio.

Dios nunca llama a los hombres a una tarea m�s santa y m�s dif�cil que proclamar Su verdad a un mundo pecaminoso. De ah� la necesidad de una preparaci�n profunda mediante la limpieza del coraz�n y una profunda visi�n espiritual. Cuanto m�s seguro se siente uno de perd�n y restauraci�n, m�s ansioso se vuelve por salvar a los ciegos y ca�dos en todas partes. Una consagraci�n m�s genuina en el cristiano promedio, una visi�n m�s clara de Dios y de la pecaminosidad humana a la luz de Su santidad, resultar�a en muchos llamados que ahora nunca se escuchan, porque no estamos capacitados para decir: 'Aqu� estoy; Env�ame.' Quiere enviarnos. �l nos enviar� si en verdadera penitencia le abrimos el camino para que �l toque nuestros labios con el fuego del cielo y queme todos nuestros pecados. Nuestro primer llamado es a tal consagraci�n.

Información bibliográfica
Nisbet, James. "Comentario sobre Isaiah 6". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cpc/isaiah-6.html. 1876.