Bible Commentaries
Job 29

El Comentario del Púlpito de la IglesiaComentario del Púlpito de la Iglesia

Versículos 1-25

LA PROVINCIA DE SENTIRSE EN LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

'Oh, si yo fuera como en los meses pasados, como en los d�as en que Dios me preserv�'.

Job 29:2

Job estaba, en verdad, terriblemente afligido. Hab�a perdido todas sus propiedades y hab�a perdido a todos sus hijos; su esposa lo hab�a tentado a maldecir a Dios, y sus amigos, que hab�an llegado a simpatizar con �l, se hab�an quedado para pronunciar su condena. Por lo tanto, naturalmente, por el momento hab�a llegado a pensar que Dios lo hab�a abandonado. Pero, por muy natural que fuera, esta opini�n no era cierta. Porque Dios estaba tan realmente con �l entonces como siempre lo hab�a estado, y �l mismo era tan buen hombre como siempre lo hab�a sido. Es m�s, ten�a tanta gracia de Dios como siempre lo hab�a favorecido, solo que mientras tanto hab�a ido en otra direcci�n que la emocional.

I. Primero, entonces, observe que el sentimiento sigue a la convicci�n inteligente y la creencia en la verdad de algo que nos concierne inmediatamente como individuos. �No es primero el sentimiento y luego la fe; pero es primero inteligencia, luego fe, luego inter�s personal directo e inmediato en lo que se cree, y luego sentimiento. Pero si este es un an�lisis correcto, ver�s de un vistazo cu�n equivocados est�n aquellos que hacen de la ausencia de sentimiento en ellos una excusa para no venir a Cristo, as� como los que est�n constantemente suspirando y llorando por m�s sentimiento de amor. a Cristo como prueba de la autenticidad de su religi�n. Su error no consiste simplemente en poner un valor demasiado alto al sentimiento, sino tambi�n en colocarlo en el lugar equivocado.

La emoci�n cristiana no debe buscarse directamente como un fin; pero vendr� a trav�s de nuestra comprensi�n y creencia en aquellas declaraciones que est�n adaptadas y dise�adas para producirlo, cada una en su propio orden; primero la inteligencia, luego la fe, luego el sentimiento.

II. No puede haber religi�n, en el sentido cristiano de esa palabra, sin sentimiento. �Debe ser evidente por la verdad ya establecida que el sentimiento sigue a la fe. Porque si no hay sentimiento, no ha habido fe, y donde no hay fe no hay religi�n, porque 'sin fe es imposible agradar a Dios'. Lo emocional es tan verdaderamente una parte de nuestra naturaleza como lo intelectual o lo moral, y como la regeneraci�n afecta a toda la naturaleza, debe transfigurar la parte emocional de ella tan realmente como las dem�s. El nuevo nacimiento no desarraiga ni corta ninguna parte de nuestra humanidad; solo le quita el pecado a todo. No erradica nuestros sentimientos, pero los cristianiza.

III. El sentimiento no es toda la religi�n. �Lo que el Esp�ritu Santo produce en nosotros mediante la fe en Jesucristo es una naturaleza completamente nueva, y esa naturaleza incluye lo intelectual, lo moral y lo volitivo, as� como lo emocional. La religi�n es car�cter y la emoci�n es solo un elemento del car�cter. La pregunta importante, por lo tanto, no es , �qu� o c�mo se siente un hombre? pero, �Qu� es �l? Tal como es el hombre, tambi�n lo son sus sentimientos.

El sentimiento se encuentra a medio camino entre el pensar y el actuar, transmitiendo uno al otro, por as� decirlo; pero no puede ser un sustituto de ninguno de los dos, y solo en la combinaci�n de los tres tenemos el car�cter genuino y santo que es el resultado de la regeneraci�n.

IV. El sentimiento que no conduce a la acci�n, sino que termina simple y solo en s� mismo, es siempre peligroso. �El sentimiento que no nace de la fe inteligente es el fanatismo; en cambio, lo que no conduce a la acci�n es el sentimentalismo, y es dif�cil decir cu�l de los dos es m�s pernicioso. Como lo ha expresado el obispo Butler en un pasaje muy sugerente en su Analog�a , "De nuestra propia facultad de h�bitos, las impresiones pasivas, al repetirse, se debilitan".

Si la emoci�n llega a ser considerada como la totalidad de la religi�n, y si no estimula la actividad santa, entonces poco a poco la emoci�n misma desaparecer�, y el coraz�n se endurecer� hasta la absoluta impenetrabilidad.

V. El sentimiento que conduce a la acci�n es precisamente por eso menos una cuesti�n de conciencia que de sentimiento. �Se transmuta en conducta; y as� como el vapor hace menos ruido cuando est� impulsando maquinaria que cuando se expulsa, as� el sentimiento se transmuta en acci�n con mayor frecuencia, menos se llega a ser consciente del sentimiento que hay en la acci�n. Un hombre puede estar avanzando en excelencia moral por ese mismo camino que adormece su conciencia a sus emociones.

Ilustraci�n

En este cap�tulo tenemos la descripci�n que hizo Job del pasado. Se introduce con un suspiro, ��Oh! que yo era como en los meses de edad ". Esa condici�n se describe primero en su relaci�n con Dios. Fueron d�as de compa�erismo en los que estuvo consciente de la vigilancia y gu�a divina. Luego, en una frase que tiene el sollozo de una gran agon�a en el coraz�n, recuerda a sus hijos: �Mis hijos estaban conmigo.

A continuaci�n, se refiere a la abundancia de prosperidad y, finalmente, a la estima que le ten�an todas las clases de hombres, incluso los m�s elevados. Entonces se declara que el secreto de esa estima ha sido su actitud hacia los hombres. Era amigo de todos los necesitados. Vestido de justicia y coronado de justicia, administraba los asuntos de los hombres para castigar al opresor y aliviar a los oprimidos. Luego describe su conciencia en esos d�as. Fue el de una sensaci�n de seguridad y de fuerza.

Información bibliográfica
Nisbet, James. "Comentario sobre Job 29". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cpc/job-29.html. 1876.