Es casi seguro que Leviat�n es el cocodrilo, y hay la alegr�a de una gran ternura en las sugerencias que Jehov� le hace a Job acerca de estas feroces creaciones. �Job puede atraparlo con una cuerda o un gancho? �Rezar� a Job? �Job har� de �l un sirviente o un juguete para �l o para sus doncellas? Hay una s�tira excelente y, sin embargo, muy tierna y divertida en las palabras de Jehov�:
Pon tu mano sobre �l;
Recuerda la batalla y no vuelvas a hacerlo.
Si nadie se atreve a despertar al leviat�n, �qui�n podr� presentarse ante Dios? Si Job no se atreve a intentar atrapar, someter o jugar con este animal, �c�mo puede esperar entrar en competencia en el gobierno del universo con Dios? Cuando se hace la pregunta, la descripci�n vuelve a la bestia en toda la magnificencia de su fuerza, y termina con una imagen de hombres que intentan vencerlo con espada, lanza, dardo o asta puntiaguda; mientras todo el tiempo, con feroz ira, sostiene la ciudadela de su ser y se convierte en rey de todos los hijos del orgullo.
I. �Qu� magn�fica descripci�n del cocodrilo! �No hay nada que se le compare en ninguna p�gina de la literatura mundial. La inferencia es que el Hacedor de un animal tan maravilloso debe ser superlativamente grande. Si la criatura es tan maravillosa, �qu� no debe ser el Creador? Si no puedes acercarte o domesticar al monstruo, que se entierra en el agua hirviendo y elude tu vista, �qu� impotente eres para seguir el rastro de la Divina Providencia o doblegarlo a tu voluntad!
II. Una gran lecci�n de todos estos cap�tulos parece ser la conveniencia de familiarizarnos con las obras de Dios en la naturaleza. Ning�n estudiante devoto de la escuela de esta instructora podr� jam�s dejarla sin concepciones m�s elevadas de Aquel cuya esclava es la Naturaleza. Un gran Dios es la meta que deben alcanzar quienes viajan, desde el mosquito diminuto que sopla su cuerno, o el colibr� m�s peque�o que mira al rayo de sol.
La naturaleza es siempre hermosa, pero para el ojo ordinario de la curiosidad o la admiraci�n de los hombres, no revela sus aspectos m�s selectos. Hay un color en el arco iris que se evade, y una m�sica en la cascada que se escapa, y una nota en la tormenta que nadie escucha, salvo aquellos cuyo coraz�n es puro e infantil y lleno del amor de Dios. Si este es el tuyo, adopta alguna l�nea de estudio natural, ten tu afici�n, como dicen. Puede ser una c�scara, un huevo, un f�sil, un cono, una orqu�dea, pero cada uno de estos puede llevar sus pensamientos a Dios.
Información bibliográfica Nisbet, James. "Comentario sobre Job 41". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cpc/job-41.html. 1876.
Versículos 1-34
UN OBJETO IMPRESIONANTE
"Cuando se levanta, los valientes tienen miedo".
Job 41:25
Es casi seguro que Leviat�n es el cocodrilo, y hay la alegr�a de una gran ternura en las sugerencias que Jehov� le hace a Job acerca de estas feroces creaciones. �Job puede atraparlo con una cuerda o un gancho? �Rezar� a Job? �Job har� de �l un sirviente o un juguete para �l o para sus doncellas? Hay una s�tira excelente y, sin embargo, muy tierna y divertida en las palabras de Jehov�:
Pon tu mano sobre �l;
Recuerda la batalla y no vuelvas a hacerlo.
Si nadie se atreve a despertar al leviat�n, �qui�n podr� presentarse ante Dios? Si Job no se atreve a intentar atrapar, someter o jugar con este animal, �c�mo puede esperar entrar en competencia en el gobierno del universo con Dios? Cuando se hace la pregunta, la descripci�n vuelve a la bestia en toda la magnificencia de su fuerza, y termina con una imagen de hombres que intentan vencerlo con espada, lanza, dardo o asta puntiaguda; mientras todo el tiempo, con feroz ira, sostiene la ciudadela de su ser y se convierte en rey de todos los hijos del orgullo.
I. �Qu� magn�fica descripci�n del cocodrilo! �No hay nada que se le compare en ninguna p�gina de la literatura mundial. La inferencia es que el Hacedor de un animal tan maravilloso debe ser superlativamente grande. Si la criatura es tan maravillosa, �qu� no debe ser el Creador? Si no puedes acercarte o domesticar al monstruo, que se entierra en el agua hirviendo y elude tu vista, �qu� impotente eres para seguir el rastro de la Divina Providencia o doblegarlo a tu voluntad!
II. Una gran lecci�n de todos estos cap�tulos parece ser la conveniencia de familiarizarnos con las obras de Dios en la naturaleza. Ning�n estudiante devoto de la escuela de esta instructora podr� jam�s dejarla sin concepciones m�s elevadas de Aquel cuya esclava es la Naturaleza. Un gran Dios es la meta que deben alcanzar quienes viajan, desde el mosquito diminuto que sopla su cuerno, o el colibr� m�s peque�o que mira al rayo de sol.
La naturaleza es siempre hermosa, pero para el ojo ordinario de la curiosidad o la admiraci�n de los hombres, no revela sus aspectos m�s selectos. Hay un color en el arco iris que se evade, y una m�sica en la cascada que se escapa, y una nota en la tormenta que nadie escucha, salvo aquellos cuyo coraz�n es puro e infantil y lleno del amor de Dios. Si este es el tuyo, adopta alguna l�nea de estudio natural, ten tu afici�n, como dicen. Puede ser una c�scara, un huevo, un f�sil, un cono, una orqu�dea, pero cada uno de estos puede llevar sus pensamientos a Dios.