Bible Commentaries
Job 9

El Comentario del Púlpito de la IglesiaComentario del Púlpito de la Iglesia

Versículos 1-35

DEPRAVIDAD UNIVERSAL

'Si me lavo con agua de nieve y nunca me limpie tanto las manos; pero me hundir�s en el hoyo, y mis propias ropas me aborrecer�n.

Job 9:30

I. �No hay nada bueno en 'el coraz�n natural'? ��No quedan rasgos del original divino en la imagen rota?

Lejos de m� decirlo. Un hombre de mundo puede tener sentimientos muy honorables; y un personaje inconverso, a menudo, es sumamente amable y muy caritativo. Todos hemos conocido personas muy correctas, muy dignas de estima, que, sin embargo, no tienen la gracia de Dios.

Cada fragmento del vidrio estremecido puede devolver, aunque distorsionado, el objeto que se pretend�a reflejar.

II. Pero esta es, realmente, la peor parte de todo el inventario. ��Porque todas estas excelencias morales no son nada ante Dios! No surgen de ning�n amor por �l; no se hacen seg�n su Esp�ritu; no terminan en Su gloria; por lo tanto, a Sus ojos, se quedan tan cortos que, como nos dice nuestro art�culo, son incluso de 'la naturaleza del pecado'; y 'lo que es tan estimado entre los hombres es, en todo momento, una abominaci�n delante de Dios'.

Y, sin embargo, aqu� est� el mal. Todo el tiempo son estas muy buenas cualidades en el hombre las que "enga�an al coraz�n"; d�ndose un opi�ceo que lo adormece hasta el reposo.

Mucho mejor ser�a para ese hombre si su "coraz�n" fuera total y �nicamente vil y vil, porque, si sintiera que llevaba consigo algo tan malo y horrible, forzosamente tendr�a que avergonzarse; debe tenerle miedo; debe querer que lo cambie. Entonces un hombre debe sentir su propio peligro; y debe sentir el valor de un Salvador. Pero ahora la parte buena del 'coraz�n', sin Dios, se convierte en la peor, porque es por esto que estamos satisfechos; es por esto que nos enorgullecemos; es por esto que 'descuidamos nuestra tan grande salvaci�n.

As� que nuestra condici�n se vuelve la m�s peligrosa, y el bien que queda en nuestros 'corazones', si eso puede llamarse 'bueno' que no tiene a Dios en �l, el bien que queda en nuestros 'corazones' es nuestra perdici�n y nuestra ruina.

III. Recuerde que el pecado debe medirse por lo que es a los ojos de Dios mismo. �'Dios es un Esp�ritu '; y, por lo tanto, un pecado de esp�ritu, es decir, un pecado de pensamiento, es tan grande, y quiz�s mayor, para Dios, que un pecado de acci�n, simplemente por la misma raz�n, que somos materiales; y el pecado material nos parece mayor.

Y as�, la balanza del pecado de Dios nos confunde por completo. Tomemos un ejemplo del Apocalipsis: vea el orden en que est�n colocadas las cosas. 'Los temerosos e incr�dulos, los abominables y todos los mentirosos', �son todos de la misma clase!

Entonces, pregunto, �qu� es ese "coraz�n natural" que cada uno de nosotros, en este momento, lleva consigo todos los d�as?

Algo muy d�bil, siempre cambiante, tomando el tono de las cosas al respecto, algo en lo que nunca se puede confiar.

�Puedes dudarlo? Trate de mantener su 'coraz�n' fijo durante media hora en un buen tema: trate de romper un h�bito interno y vea si su 'coraz�n' no es d�bil.

Y, sin embargo, algo muy orgulloso. Parece ser el gran negocio del coraz�n inflarnos con una falsa consecuencia: arreglar algo peque�o que pensamos que es bueno y mantener fuera de la vista todas las cosas que sabemos que son malas.

-Rvdo. Jas. Vaughan.

Información bibliográfica
Nisbet, James. "Comentario sobre Job 9". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cpc/job-9.html. 1876.