Bible Commentaries
San Juan 21

El Comentario del Púlpito de la IglesiaComentario del Púlpito de la Iglesia

Versículo 1

LA VIDA DE RESURRECCI�N DE CRISTO

Y as� lo demostr� �l mismo.

Juan 21:1

Las apariciones de Cristo despu�s de Su resurrecci�n nos ense�an muchas lecciones.

I. Fueron dise�ados para transmitir a la mente alguna idea sobre la manera en que Cristo deber�a, en todo momento, de acuerdo con Su promesa, visitar y manifestarse a Su pueblo .

( a ) Despu�s de que resucit�, Cristo no se mostr� ni una sola vez a ninguna persona inconversa . Sus visitas fueron exclusivamente a Su Iglesia.

( b ) Observe c�mo se mostr� a su pueblo . A veces ven�a a uno u otro, por separado, cuando estaba solo, a veces a dos o tres cuando estaban en una conversaci�n social, pero con m�s frecuencia cuando estaban todos reunidos.

( c ) Aquellos que por cualquier causa lo necesitaban especialmente , como, por ejemplo, Pedro, Mar�a y Tom�s, eran especialmente visitados.

( d ) En una ocasi�n, la manifestaci�n encuentra a los disc�pulos en su vocaci�n ordinaria de pescadores, en otra, en conversaci�n santa, en otros y, m�s frecuentemente, en ejercicios de devoci�n unida.

( e ) Cada manifestaci�n es distinta y completa en s� misma . No siempre est� visible y palpablemente con ellos, pero las revelaciones son expresas y definidas, a ciertos intervalos, seg�n le plazca y seg�n lo requiera la ocasi�n; y cada revelaci�n parece haber tenido su propia intenci�n particular.

( f ) �l siempre habla primero y es conocido por Su hablar.

( g ) Hay asombro por sus visitas , pero un gran deleite. Todos crecen en dulzura y placer a medida que avanzan.

( h ) Alguna reprensi�n , casi en todas las ocasiones, se mezcla con gran ternura y amor, y hay una notable individualidad en todas Sus entrevistas.

( i ) Generalmente hay alg�n ejercicio de fe al principio, pero la visita rara vez se cierra sin que se comunique alg�n pensamiento y poder nuevos al final.

( j ) Todas las manifestaciones son eminentemente fortalecedoras para quienes las reciben; y, en la mayor�a de los casos, est�n sujetos a alg�n deber pr�ctico.

( k ) Es evidente en todo, que Cristo mismo es la felicidad total suficiente de Sus hijos; y que conocerlo, conversar con �l, amarlo, trabajar para �l, es vida, vida en verdad, comuni�n en verdad.

II. Hay una lecci�n m�s que no debemos omitir : nuestro Salvador en este intervalo entre la tumba y la gloria, un intervalo del cual la intenci�n profunda nunca puede ser sondeada, parece haberse propuesto a S� mismo el dise�o de mostrar cu�n fielmente cumplir�a. Sus compromisos por Su Iglesia. De modo que podamos trazar una correspondencia constante y un paralelo entre las palabras que pronunci� y las promesas que hizo antes de su muerte, y los actos que hizo despu�s de su resurrecci�n. Y este paralelo, del que all� se nos muestra el principio, se prolongar� por los siglos de los siglos.

Rev. James Vaughan.

Versículo 4

UNA MANIFESTACI�N DEL SE�OR RESUCITADO

"Jes�s estaba en la playa; sin embargo, los disc�pulos no sab�an que era Jes�s".

Juan 21:4 (RV)

Quiz�s de todas las escenas asociadas con las manifestaciones del Se�or Resucitado, la escena en la orilla del lago es la m�s reconfortante y �til. Pedro, Tom�s, Natanael, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, y otros dos disc�pulos sin nombre, salen al anochecer a pescar en el lago. Amanece y todav�a no ha tenido �xito. Est�n cansados ??y desilusionados, y es precisamente el momento en el que menos est�n buscando, menos "preparados" para la Presencia de Cristo.

Luego viene a ellos en el gris, al amanecer; pero no lo conocen hasta que Su tierna consideraci�n por su necesidad primero ha extra�do de �l palabras y acciones llenas de poder, gracia y autorrevelaci�n. �l entra en su vida precisamente en ese momento para poder as� asegurarles Su Presencia en ella en todo momento, 'incluso hasta el fin de los tiempos'. Marquemos cada paso en esa entrada real del Se�or Resucitado en la vida y obra de Sus siervos.

I. Los estuvo observando todo el tiempo . Piense en ello, no como una hermosa imagen de lo que sucedi� una vez en el lago Galil�an, sino igualmente cierto para el d�a de hoy y para nuestra vida moderna.

II. Estaba de pie en la orilla eterna ... No ahora en el barco, dormido, por el m�s absoluto cansancio humano. Ni siquiera ahora 'caminando sobre el mar y acerc�ndose al barco'. M�s all� de todo impacto de tormenta, todo poder de cambio, todo peligro de muerte; mi punto de descanso, mi meta de esperanza, el Eternamente glorificado, 'de ahora en adelante esperando', capaz desde ese elevado terreno ventajoso para dirigir la obra de Sus siervos; para observar sus diversas fortunas; para enviar, si es necesario, en su ayuda.

III. Desde all� �l prueba el coraz�n de Sus siervos � �l ver� si ellos reconocen su necesidad. Ni�os, �ten�is carne?

IV. Viene a nosotros en nuestro fracaso . Era la direcci�n que tanto necesit�bamos. �l solo pod�a ver el verdadero rumbo de nuestro trabajo y, por lo tanto, solo �l pod�a dirigirlo. Para tener una estimaci�n adecuada de la vida en sus fuerzas, sus posibilidades, sus objetivos, debes verla desde la eternidad. Debes pararte y contemplarlo como un todo completo. Debes verlo a la luz de Dios. Solo �l puede hacer eso. 'Echa la red en el lado derecho del barco.

"Lanzaron, por tanto, y ahora no pod�an sacar para la multitud de peces". Al darnos cuenta de la entrada de la Divinidad, la Eternidad y la Sabidur�a Suprema en nuestro trabajo, ese trabajo mismo recibe una nueva alegr�a, una nueva direcci�n, un nuevo poder. La bendici�n es segura porque algo a�n m�s elevado, la Presencia, es seguro.

V. Llama a sus disc�pulos a ponerse de pie: "Traed los peces que hab�is capturado". Subieron al barco y sacaron la red a tierra, "llenos de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y a pesar de que eran tantos, la red no se rompi�". La obra es segura, los resultados son probados y comprobados, llevados as� a tierra a sus pies, aunque no se vac�a todo el abismo.

Rev. TA Gurney.

Ilustraci�n

Recuerdo una escena de hace algunos a�os en mi antigua parroquia. Es el lecho de muerte de un joven y espl�ndido pescador. Los �ltimos a�os de su vida hab�an estado amargados por causas especiales, que hab�an intensificado la reserva espiritual de car�cter reservado. No escuchar�a una palabra sobre Dios mientras estuviera en salud. Ahora acababa de despedirse por �ltima vez del mar que tanto amaba, pasando de una �ltima mirada hambrienta a las brillantes aguas tranquilas con sollozos apasionados, como se desea despedirse del amor m�s querido de la vida antes de salir a luchar con la muerte.

Hablamos juntos de esos pescadores cansados, el amanecer gris de la decepci�n, la pregunta arrojada a trav�s de las aguas, la figura de Aquel a quien amaban revelada a s� misma en la orilla. �C�mo hab�an rechazado la pregunta en lugar de admitir la profundidad de la necesidad! �Cu�nto los hab�a amado el Se�or apenas revelado durante todo ese tiempo! Su coraz�n lo bebi� todo; Nunca podr� olvidarlo. Era Cristo parado all� una vez m�s en otra orilla, atrayendo tiernamente a otro pescador cansado hacia �l. '

Versículo 6

EL LADO DERECHO DEL BARCO

"Echa la red en el lado derecho del barco y lo encontrar�s".

Juan 21:6

"Echa la red en el lado derecho del barco y lo encontrar�s". Hay una derecha y una izquierda en todos nuestros esfuerzos; y algunas personas tienen una forma desafortunada de hacer todo de una manera zurda; y as�, con demasiada frecuencia, con las mejores intenciones, derrotan su propio objetivo y destruyen su utilidad en la causa del Se�or '.

Mencionemos tres requisitos para llevar a cabo el sagrado deber de servir a Dios: humildad, tacto y amor. Deben bastar unas pocas palabras sobre cada uno de estos dones.

I. Humildad . Todos, sin duda, en un momento u otro, nos hemos encontrado con el reformador doctrinario ocupado, bullicioso, que impresiona a todos con quienes entra en contacto con su propio sentido de su superioridad inconmensurable sobre aquellos a quienes se esfuerza por alcanzar. reclamar, que te hace saber hasta d�nde se agacha para llegar al marginado, y lo abnegado y heroico que es de su parte emprender y perseverar en una tarea tan desagradable.

No es as� que debamos acudir a aquellos entre quienes y nosotros, cualquier disparidad que pueda haber se debe a la fuerte gracia de Dios. Debemos acercarnos a ellos sintiendo cu�n indignos somos del privilegio sagrado de ayudar en cualquier grado a sus almas en peligro; conscientes de la deuda que tenemos con Aquel que nos ha atra�do hacia �l.

II. Tacto . Cu�n a menudo en la obra de Dios tenemos que deplorar en el agente humano la falta de sabidur�a prudencial. "Los hijos de este mundo son en su generaci�n m�s sabios que los hijos de la luz". Previsi�n, consideraci�n de los prejuicios y dificultades de los dem�s, el feliz regalo de hacer que las personas se sientan c�modas, de no estropear un mensaje sano por su encuadre o su corte, de no hacer que otro a quien deseamos beneficiar se sienta torpe e inc�modo, estos son ayudas muy reales en el trabajo cristiano con las personas.

III. Amor . Aqu� est� el requisito todopoderoso. Un esp�ritu amoroso es lo que principalmente necesitamos al tratar con las almas. Esto transfigura la rutina del trabajo de la Iglesia; y cualquier m�todo que no sea totalmente compatible con este esp�ritu debe ser rechazado. Las almas no deben ser coaccionadas a aceptar la verdad, arrastradas al discipulado. La ca�a cascada tiene que ser fortalecida, no quebrada; el lino humeante no se apag�, sino que se aviv� hasta convertirse en una llama. El amor sabr� hacer esto. No necesita l�neas r�gidas y r�pidas para indicar el camino correcto. Todo esto le resultar� natural.

Obispo Alfred Pearson.

Ilustraci�n

�Entre los mahometanos, se requiere de todo hombre que ha hecho la peregrinaci�n a La Meca, que se considere comprometido a hacer algo directamente para difundir su fe. La visita a la Kaaba lo une al esfuerzo misionero. Bien podemos preguntarnos: �Deber�a ser menos potente la peregrinaci�n al Calvario?

Versículo 12

EL CRISTO QUE NO CAMBIA

"Jes�s les dijo: Venid a cenar".

Juan 21:12

Imag�nese a los disc�pulos agrupados alrededor de las brasas de un fuego creado con peces y pan, los invitados del Se�or de la Creaci�n. Todos los elementos se hab�an combinado para producir esa misteriosa comida: tierra, aire y mar.

I. Las palabras "Ven y cena" nos muestran la realidad del Cuerpo resucitado de nuestro Se�or . Thomas, al poner su dedo en las mismas huellas de la herida, se convenci� de que se trataba del mismo Cuerpo; pero estas maravillosas revelaciones de �l mismo, esa Presencia misteriosa �difundida como el olor de un ung�ento derramado y descubierto en el mismo momento en diversos lugares� dejaron profundas impresiones. �Era el cuerpo un cuerpo real? El tacto y la vista hab�an quedado satisfechos.

Quedaba este �nico acto para probar la realidad de Su Cuerpo Espiritual. La invitaci�n 'Ven y cena' disip� todas las dudas sobre este punto y testific� de la realidad de Su Presencia Espiritual. Comi� con ellos, no comiendo como dice un viejo santo ingl�s, 'como la tierra bebe la humedad de la necesidad, sino como el sol absorbe la misma del poder', comiendo porque quer�a hacerlo, para fortalecerlos y confirmarlos en la fe, no de ninguna necesidad de Su Cuerpo Resucitado.

II. Las palabras "Ven y cena" nos muestran la realidad y la igualdad del amor de nuestro Se�or . �l hab�a visto su larga e infructuosa noche de trabajo y sab�a sus necesidades. El que tuvo compasi�n de las multitudes en esas mismas laderas de las monta�as, ahora tiene compasi�n de ellas. La misma voz amorosa que pronunci� 'Dadles vosotros de comer', ahora dice 'Venid a cenar'. La muerte no hab�a producido ning�n cambio en el amor de Jes�s; lo que era antes, todav�a lo es.

III. 'Ven y cena', todav�a se dicen las palabras , el o�do de la fe escucha la invitaci�n, el ojo de la fe todav�a lo ve a �l proporcionando nuestro pan de cada d�a, el coraz�n avivado por el soplo del Esp�ritu se llena de acci�n de gracias al verdadero Se�or de la fiesta. �Pero qu� cobardes somos a veces! Sentimos todo esto, pero nos avergonzamos de nuestros sentimientos. Por ejemplo, decimos nuestra 'gracia antes que la carne' en casa, pero �nos acordamos de hacerlo en el hotel, o en el comedor, o donde otros son negligentes?

�Tiene miedo de la opini�n del mundo? El cielo no se gana f�cilmente, pero vale la pena luchar. No se desanime por el camino, espere ver a Jes�s de pie en la ma�ana de la Resurrecci�n invit�ndolo a la Fiesta preparada por �l mismo: 'Bienaventurados aquellos siervos a quienes el Se�or cuando venga halle velando; de cierto os digo que se ce�ir� y har� que se sienten a la mesa, y vendr� y les servir�.

-Rvdo. JL Spencer.

Ilustraci�n

La palabra griega traducida "cenar" no significa necesariamente una comida del mediod�a. Parkhurst muestra, por el contrario, de Jenofonte, que puede significar una comida matutina. Como est�n las cosas en Inglaterra ahora, la traducci�n es particularmente desafortunada. Hace dos o tres siglos, cuando la gente cenaba a las once, la inadecuaci�n no habr�a sido tan notable. El significado evidentemente es: "Ven y participa de la comida de la ma�ana". '

Versículo 15

EL CRISTO QUE PIDE

�Me amas?

Juan 21:15

'�Me amas?' �C�mo suena esto, en cuanto al pensamiento, el prop�sito, que se esconde detr�s de �l?

I. �Qu� dice sobre el Portavoz? Quiz�s al principio lleva consigo, en nuestra aprehensi�n, el aire de una demanda: un reclamo, la recaudaci�n de un adeudo, la citaci�n de una deuda impaga. Aqu� est� Uno que sabe (porque �l sabe todas las cosas, y esto ciertamente es un hecho presente en Su mente) que el hijo de Jon�s tiene obligaciones inconmensurables para con �l, y debe amarlo. Ciertamente Jes�s, por Sim�n, ha hecho y soportado incalculablemente mucho en las �ltimas maravillosas semanas; Sim�n es infinitamente y para siempre mejor para la Cruz y la Pasi�n.

Y detr�s de toda la muerte expiatoria, y el m�rito que cubre el pecado, y el manto de justicia, y el perd�n y la paz resultantes para este hombre muy culpable, detr�s y por encima de �l, est� todo lo que implica el hecho de que Cristo no solo ha salvado a Pedro, sino que primero lo hizo. Puede reclamar todo el ser del hombre en el doble nombre de Salvador y Creador. S�, todo esto es la verdad; verdad para m�, y para ti, tanto como para ese penitente galileo de anta�o. Pero no creo que leamos correctamente el pensamiento y el acento del Se�or en Su pregunta: �Me amas? si leemos en �l esta noci�n: la exigencia de un derecho, el recordatorio de una deuda.

II. Jesucristo sab�a bien que el amor humano nunca se puede pedir , cara a cara, excepto como respuesta libre al amor; el retorno, la repercusi�n, de una ternura que primero ha salido libremente como el don desinteresado del coraz�n del que pregunta. Precisamente esta es la belleza, la gloria, la virtud magn�tica, una vez comprendida, de la pregunta del Se�or Jesucristo sobre nosotros: �Me amas? Es el mismo toque que levanta el velo del coraz�n, no de Pedro, sino de Jes�s.

En el mismo acto de preguntar acerca del amor de Pedro por �l, �l revela Su amor por Pedro; un amor que es algo infinitamente diferente de la mera compasi�n, o la mera benevolencia, o la mera condescendencia. Porque es un amor que se dirige hacia Pedro con tanta fuerza, con tanta nostalgia, con tal contacto y abrazo, que no puede descansar sin la mirada y el apret�n receptivos del amor de Pedro por Jes�s.

El Se�or no solo se inclina para decir: Es tu privilegio amarme. Codicia el amor de su disc�pulo pecador; �l lo quiere; es importante para �l; es mucho para �l; porque ama al hombre con gran amor a s� mismo. Jesucristo no puede preguntar si Pedro lo ama, y ??no puede preguntar, como lo hace hoy, si lo amamos, sin traicionar cu�nto, cu�nto, realmente, con qu� fuerza nos ama.

III. Oh alma humana, escucha la pregunta de Jesucristo y date tiempo para comprender lo que significa sobre �l mismo.

( a ) �Conoce usted el dolor , tal vez tal dolor, tan largo y profundo, que al final ha parecido m�s entumecer el coraz�n que perforarlo, dejando sin embargo la conciencia de la p�rdida, de la soledad, del cambio, demasiado completa? Sin embargo, hay Uno a tu lado que conoce el dolor mismo, en profundidades que solo �l ha sonado. El dolor ha terminado para �l, pero no la experiencia. Souffrir passe; avoir souffert demeure �ternellement .

�l te comprende, como el dolor comprende el dolor. Pero tambi�n te ama a ti; y es codicioso de tu amor. D�jalo tenerlo �l, la Verdad y la Belleza eternas, pero tambi�n el Hermano y el Amigo. Y cuando tu amor haya encontrado y satisfecho el Suyo, cr�eme, ocurrir� un milagro en el punto de contacto; 'tu dolor se convertir� en gozo'.

( b ) Humano, coraz�n, distra�do, desconcertado, preocupado por no sabemos qu�; insatisfecho, tal vez, sin Cristo, tal vez, mucho m�s triste a�n, satisfecho por el tiempo que estuvo lejos de �l; hoy no dejes que yo diga una palabra. de las vastas verdades que conciernen al deber, la ley y el juicio venidero. Bastar� esta hora para decir una vez m�s: Escuchen al Cristo que pide. He aqu� el Hijo de Dios; �He aqu� el Hombre de los hombres! Eres profundamente importante para �l. �l te quiere, te codicia. �l 'lucir� con orgullo' tu amor; Est� preguntando si es para �l. Deje que su coraz�n se encuentre con el suyo; y para ti, tambi�n, el contacto obrar� milagros.

Obispo HCG Moule.

Versículo 18

LA RENOVACI�N DE ST. PEDRO

De cierto, de cierto te digo que cuando eras joven, te ce��as y caminabas a donde quer�as; pero cuando seas viejo, extender�s tus manos, y otro te ce�ir� y te llevar� a donde quieras. no lo har�a.

Juan 21:18

Pedro, con todas sus ventajas, cay�; neg� a su Maestro. Fue perdonado, pero no pudo olvidar. Sin embargo, aprendi� que el dolor de ese recuerdo ten�a un papel que desempe�ar en la purificaci�n, la renovaci�n, el fortalecimiento de su car�cter.

Es una mayor evidencia del poder del cristianismo que Pedro haya muerto m�rtir que que Saulo, el inquisidor feroz, se haya convertido en el San Pablo del gran himno a la caridad.

I. Lo �nico que Peter quer�a es que se le dijera . Al principio, leer esta sugerencia de que morir�a como m�rtir parece muy dura, pero probablemente fue lo �nico que podr�a haberle devuelto el respeto por s� mismo. Est� seguro de su capacidad. por hero�smo. Porque los temores de un buen hombre no se apaciguan cuando ha salvado su pellejo, ni su sentimiento interior de verg�enza se borra con el arrepentimiento. Peter sab�a que hab�a sido un cobarde, y cuanto m�s se arrepiente un hombre de la cobard�a, m�s terriblemente se le ocurre que puede volver a hacer lo mismo.

Peter hab�a protestado diciendo que estaba dispuesto a morir y, habi�ndose negado a morir, hab�a terminado con las protestas. T� sabes todas las cosas; T� sabes que te amo ', es todo lo que dir�. Cristo hace la protesta por �l. Estar� dispuesto, le asegura Cristo, a morir cualquier muerte, y el �ltimo terror se levanta del alma del hombre que, nos dice la tradici�n, aument� voluntariamente los sufrimientos de su propia crucifixi�n. No es de extra�ar que cuando nuestro Se�or lo llam� para que lo siguiera, estaba listo para seguir tanto a la prisi�n como a la muerte.

II. Esto, en verdad, es perd�n y renovaci�n . No desea saber que ha sido excusado de la pena; est� dispuesto, mejor dicho, deseoso de pagar eso si puede expiarlo; ha estado frustrando el prop�sito divino; �Puede hacer algo para contrarrestar el pasado y sentir que ahora est� al menos en armon�a con la voluntad divina? S�, ha sido un cobarde, pero puede convertirse en m�rtir. La fe de su Se�or en �l lo redime de la desesperaci�n, lo vuelve a poner de pie en el amor propio y sigue siendo una inspiraci�n continua de la que nunca m�s se apartar�.

-Rvdo. F. Ealand.

Ilustraci�n

�Sim�n, hijo de Juan, �me amas m�s que �stos? Apacienta Mis ovejas ". Por qu� nos amamos a Cristo; Entonces, � nuestro amor nos impulsa a alimentar ovejas o cuidar corderos? �Nos hemos "ce�ido" a alguna tarea en la que no se trate de nuestro propio beneficio? �Nos hemos comprometido con alguna causa para dar a otros la oportunidad de llevarnos adonde no quisi�ramos? No aceptemos ese punto de vista miserable de un laico, que es un mero no cl�rigo, una cosa negativa, un hombre libre de credos, art�culos y definiciones; eso no es m�s que una mala idea de un laico.

Un laico es miembro de laos o pueblo de Cristo, y como tal es como sus hermanos del clero, tanto libre como atado, libre y, sin embargo, servidor de Cristo, en cuyo servicio solo puede encontrar la verdadera libertad ''.

(SEGUNDO ESQUEMA)

LAS DOS CINCHAS

A veces, y no pocas veces, esto sucede; el esquema en el que se posan los corazones de unos pocos sabios parece ir ganando terreno a�o tras a�o, y entonces, qui�n sabe c�mo, desde m�s all� del mundo, seg�n parece, llega a la gente un viento de alg�n nuevo entusiasmo, y los ideales perseguidos con tanta diligencia parecen, en comparaci�n, insignificantes y las viejas consignas dejan de atraer, y los reformadores mismos se dejan llevar con m�s o menos desgana por caminos m�s amplios que no son de su elecci�n. As� fue con San Pedro, y as� sigue siendo. �Cu�n profundo eco deben encontrar estas palabras de nuestro texto en el coraz�n de los estadistas que han sido algo m�s que oportunistas!

Los pensamientos sugeridos para nuestra consideraci�n ser�n estos dos simples pero no menos importantes:

I. Que bajo la Divina Providencia tenemos cada uno una obra que hacer para Dios , cada uno una posici�n y deberes en la sociedad Divina; algunas ovejas para alimentar, algunos corderos para cuidar.

II. Que la manera en que mejor podemos hacer este trabajo , si bien debe poner a prueba nuestra m�xima capacidad en sabidur�a y poder, todav�a est� (porque est� bajo el poder y la sabidur�a divinos) sujeta a cambios m�s all� de nuestro c�lculo, que confunden la sabidur�a del m�s sabio y deposita el mayor poder en el polvo.

-Rvdo. Canon Beeching.

Ilustraci�n

'El Divino Maestro est� aqu� poni�ndose en relaciones personales con Su gran y mayor Ap�stol. No fue como cuando se apareci� a los diez en el aposento alto, cuando se dirigieron a todos palabras de paz y de comisi�n solemne: �Paz a vosotros; como me envi� mi Padre, as� tambi�n yo os env�o�. Estas palabras fueron dichas a San Pedro entre los dem�s, y tambi�n se nos dice que hubo una entrevista especial y privada concedida a �l solo: �El Se�or ha resucitado verdaderamente, y se ha aparecido a Sim�n.

Y no podemos dudar que entonces se dirigieron palabras de reconciliaci�n, palabras de perd�n, palabras de paz al Ap�stol que hab�a traicionado a su Se�or. Pero ahora, a los ojos del Divino Maestro, se necesita algo m�s. San Pedro hab�a perdido esa leg�tima confianza en s� mismo que era necesaria para el cumplimiento del oficio apost�lico; el que en la fuerza de su car�cter, el que en la calidez y sensibilidad de su naturaleza moral hab�a tomado, naturalmente, el lugar m�s destacado entre sus hermanos disc�pulos, debi� haber perdido esa posici�n de eminencia y dignidad, habi�ndolo negado tres veces.

Y as� lo har� el Divino Maestro para restaurarlo y tranquilizarlo, y as�, en la orilla del lago, despu�s de la larga noche pasada en infructuoso esfuerzo en la embarcaci�n de los pescadores, y cuando, en obediencia al Divino Maestro, cuando se ha producido la milagrosa extracci�n de peces, se dirige personalmente a San Pedro en presencia de los dem�s �.

Versículo 20

JUAN EL EVANGELISTA

'El disc�pulo a quien Jes�s amaba.'

Juan 21:20

Es algo extra�o que no se haga ninguna referencia en los primeros registros de la Fiesta de Juan. Se dice que el Venerable Beda es el primer escritor en cuyas obras se menciona; y lo m�s probable es que su primera observancia fue meramente local; en el siglo XIII, sin embargo, se hizo universal y desde entonces se celebra, a�o tras a�o, el d�a veintisiete de diciembre, con servicios de un car�cter elevado y santo.

I. El hombre . Su forma se destacar� m�s claramente si observamos algunas de las principales circunstancias de su historia. Era joven, tal vez en su adolescencia, cuando entr� en la vida p�blica; y era galileo, hijo de Zebedeo y Salom�, y hermano menor de Jacobo el Grande, con quien sigui� la vocaci�n de pescador. Como todos los j�venes de temperamento verdadero y poderoso, era capaz de una ira vehemente que estallaba ocasionalmente ( Lucas 9:51 ).

Por eso fue apodado 'un Hijo del Trueno'. Cuando lleg� la hora del peligro, nunca volvi� la espalda en el d�a de la batalla. As� era Juan: humilde, pero noble; tranquilo, pero apasionado; gentil, pero valiente; simple, pero real; en general, un hombre a quien admirar y seguir con seguridad.

II. El disc�pulo . Ahora se habla generalmente de �l como 'el disc�pulo a quien Jes�s amaba'; y este apelativo se dio a s� mismo la noche de la traici�n; porque ni Jes�s ni los otros disc�pulos lo usaron. Sin embargo, era un t�tulo verdadero y adecuado: Jes�s lo amaba indeciblemente. Su coraz�n se compadeci� especialmente de �l; y el coraz�n de Juan fue completamente conquistado por el coraz�n de Jes�s. Estaban tan estrechamente unidos que Juan acompa�aba a Jes�s dondequiera que iba, y cuando se sentaba, Juan 'se inclinaba sobre su pecho'. As� Juan estaba absorto en su Se�or, y as� descansaba en la tranquila seguridad de Su divino favor. Este era el cielo de Juan en la tierra.

III. El ap�stol � Despu�s de la Ascensi�n de Cristo, Juan se asoci� �ntimamente con Pedro, y esta comuni�n fraternal continu� hasta que regresaron a Jerusal�n de una gira evangelizadora en Samaria. A partir de ese momento, parece que Juan no particip� demasiado en ning�n movimiento hacia el exterior; pero finalmente abandon� la Ciudad Santa y traslad� su hogar a �feso. Despu�s de residir aqu� por un tiempo, fue desterrado a Patmos, un l�gubre islote en el mar Egeo; sin embargo, aunque era un lugar miserable, fue favorecido aqu� con las gloriosas visiones tan elocuentemente descritas en el Apocalipsis.

Qu� hizo en su exilio y cu�nto tiempo permaneci� en �l, no lo sabemos; pero hacia fines del primer siglo cristiano regres� a su ciudad adoptiva. Ahora era un anciano, el �ltimo superviviente de los que hab�an estado con Jes�s. �l llama a sus conversos en �feso "mis hijitos"; y desde all�, como centro, ejerci� toda la santa influencia que pose�a. Su Evangelio y sus ep�stolas, "los �ltimos y m�s ricos tesoros de la literatura sagrada", muestran la madurez de su experiencia y la profundidad de su sabidur�a. A la edad de ciento veinte a�os prepar� su alma para la Nueva Jerusal�n y muri� en paz en �feso, rodeado de sus 'hijos'.

Hechos 1:8 (RV)

FIN DIVINO

"Recibir�is poder, cuando el Esp�ritu Santo venga sobre vosotros, y ser�is mis testigos".

Hechos 1:8 (RV)

Solo Dios el Esp�ritu Santo es la Fuente del poder. �Por qu� creo que este poder es algo real, un regalo real?

I. Es claramente prometido por Dios . Dios, que nunca falla a su pueblo, ha prometido poder: 'No con ej�rcito, ni con poder, sino con mi Esp�ritu, dice el Se�or de los ej�rcitos'. Cuando Jesucristo se fue, dijo: 'Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendr� a vosotros; pero si me voy, se lo enviar�. �Qu� iba a hacer cuando viniera? 'Quedaos en Jerusal�n hasta que se�is revestidos del poder de lo alto.

"Cuando el Esp�ritu Santo venga sobre ustedes, recibir�n poder". �Podr�a la Palabra de Dios estar m�s claramente comprometida a algo que a esto, que el Esp�ritu Santo nos dar� poder? Miro para ver si esta promesa se cumpli� en los primeros disc�pulos, y veo un cuerpo de hombres, no solo ap�stoles, sino todos los primeros disc�pulos, hombres y mujeres como nosotros, los encuentro en Jerusal�n, reunidos, d�biles , indeciso, t�mido y perplejo.

Oigo el sonido de un viento recio que sopla; Veo lenguas de fuego descender sobre ese cuerpo. �Lo que ha sucedido? Han recibido el esp�ritu de poder; Estos pescadores y campesinos t�midos e indecisos se convierten en los Ap�stoles del mundo: bastante audaces, sabiendo siempre lo siguiente que deben hacer, se enfrentan al mundo. Esta gente humilde, desconocida, sin nombre, sale un cuerpecito, lleno del Esp�ritu Santo, y convierte al mundo.

Este es mi primer punto, sin el cual todo lo dem�s no es nada, que lo que se nos promete desde el cielo, este poder del Esp�ritu Santo, es algo real, tan real como el viento, aunque no podemos verlo, un verdadero esp�ritu espiritual. regalo.

II. Y eso me lleva a preguntar, �lo quieres? �Y la respuesta a eso depende de la respuesta a otra pregunta. Cual es el objeto de tu vida? �A qu� est�s apuntando en la vida? Todo el objeto por el cual el Esp�ritu Santo hab�a de venir sobre nosotros era que fu�ramos testigos de Jesucristo en todo el mundo. Cuando miramos hoy alrededor del mundo, es reconfortante (�no es as�?) Ver c�mo Jesucristo est� ganando al mundo todos los d�as.

Miles m�s cada d�a se convierten a Jesucristo. 'Mira c�mo ganamos nada. He aqu�, el mundo se ha ido tras �l '. Pero, �c�mo se ha hecho? Eso es lo maravilloso. No por grandes predicadores, no por personas cuyos nombres son conocidos en el mundo, sino por miles y decenas de miles de testigos que, en todas partes del mundo, de todos los colores y de todas las razas, dan testimonio de Jesucristo.

Si no pretendemos ser testigos, no queremos poder espiritual. Si apuntamos a otras cosas, riquezas y placeres, hay muchas cosas que servir�n para nuestras necesidades; pero si todos nosotros, y no menos ustedes, los ni�os y ni�as que est�n comenzando en la vida, hacemos de este nuestro objetivo, ser un testigo fiel de la muerte, entonces queremos poder. '�Oh Dios, dame poder!' ser� nuestro grito.

III. Y as� llegamos a nuestra �ltima pregunta. �C�mo vamos a recibir este poder? �Y, por supuesto, nos dirigimos, estamos en lo correcto al volvernos, a esa Iglesia primitiva, a ese grupo de disc�pulos primitivos, para ver c�mo recibieron su poder.

( a ) Lo esperaron . "Qu�date en Jerusal�n, hasta que seas revestido del poder de lo alto". No forzaron la mano de Dios; no se impacientaron. Esperaron en Dios. Cuando encuentro personas que renuncian a sus oraciones porque no sienten nada; cuando los encuentro desanimados y deprimidos, porque dicen que cuando se confirmaron estaban llenos de c�lidas aspiraciones, pero que ahora est�n tan secos y fr�os, s� que se han perdido la primera lecci�n. Deben esperar, esperar el poder del Esp�ritu Santo. Es seguro que vendr�, lo sientan o no; no depende en absoluto de los sentimientos.

( b ) Entonces, mientras te demoras, ora . Reza con toda tu alma; no simplemente desear vagamente un poco m�s de poder espiritual, esa no es la manera de obtenerlo; pero ora con toda tu mente, alma y ser, si es que va a venir, porque es la cosa m�s preciosa del mundo. Es la violencia la que se apodera del Reino de los Cielos por la fuerza; reza, pues, con toda tu alma. Oren con fe y oren juntos.

( c ) Utilice los canales del poder . Eso es lo que hicieron los primeros disc�pulos. Todos fueron bautizados, cada uno de ellos. "El que no naciere de agua y del Esp�ritu, no puede entrar en el reino de los cielos". Pero no solo fueron bautizados, fueron confirmados. 'Los jefes de la Iglesia fueron enviados' �encontrar� todo esto en su Biblia�, luego les impusieron las manos y recibieron el Esp�ritu Santo, porque todav�a no hab�a ca�do sobre ninguno de ellos.

As� que inclinaron la cabeza por la ca�da del Esp�ritu Santo en Confirmaci�n. �Han sido confirmados todos ustedes aqu�? �Si no, porque no? Ponte en el camino del poder, como hicieron los primeros disc�pulos. Pero ni siquiera estaban contentos con eso. 'Permanecieron en la doctrina de los ap�stoles y en la comuni�n, y en el partimiento del pan y en las oraciones'. Mant�ngase con la Iglesia, ciertamente todos los domingos. Aquellos primeros disc�pulos se pusieron en el camino del poder mediante la fracci�n del pan y las oraciones.

�Obispo AF Winnington-Ingram.

Ilustraci�n

'Mis manos se llenaron de muchas cosas

Que hice preciosa

Como el tesoro de un rey,

Plata o gemas u oro.

El Maestro vino y toc� mis manos

(Las cicatrices estaban en las suyas)

Y a sus pies mis dulces tesoros

Cay� destrozado uno por uno.

"Debo tener las manos vac�as", dijo �l,

"Con el cual obrar mis obras a trav�s de ti."

Mis manos eran fuertes en fuerza imaginaria,

Pero no en el poder Divino,

Y audaz para asumir tareas en profundidad

Eso no era suyo sino m�o.

El Maestro vino y toc� mis manos,

(Y el poder estaba en los suyos);

Pero los m�os desde entonces han sido impotentes

Salvo los suyos est�n puestos sobre ella.

"Y es s�lo as�", dijo �l,

"Para que pueda obrar mis obras a trav�s de ti".

Información bibliográfica
Nisbet, James. "Comentario sobre John 21". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cpc/john-21.html. 1876.