Bible Commentaries
Salmos 32

El Comentario del Púlpito de la IglesiaComentario del Púlpito de la Iglesia

Versículos 1-11

Salmos 32

Salmo propio para el mi�rcoles de ceniza ( ma�ana ).

Salmos 32-34 = D�a 6 ( Tarde ).

Versículos 3-4

EL CONFORT DEL ARREPENTIMIENTO

Porque mientras me mord�a la lengua, mis huesos se consum�an con mis quejas diarias. Porque tu mano es pesada sobre m� de d�a y de noche, y mi humedad es como la sequ�a en el verano.

Salmo 32:3 (Versi�n del libro de oraci�n)

Todos sabemos que el arrepentimiento de nuestros pecados es necesario para nosotros, si esperamos ser salvos en el pr�ximo mundo. El verdadero arrepentimiento es el camino, el �nico camino, del perd�n, de la restauraci�n al favor de Dios, de volverse bueno y santo. Pero-

I. �Qu� es el arrepentimiento? �Es la ruptura con nuestros pecados. No se trata simplemente de sentir l�stima por ellos; no simplemente mirarlos a la cara y admitir la verdad cuando la conciencia nos convence de que hemos hecho mal. Todo esto es muy necesario; la confesi�n del pecado es parte del arrepentimiento; es el comienzo, y sin �l no puede haber verdadero arrepentimiento. Pero no es el todo; el dolor y el reproche, el coraz�n quebrantado y humillado, es parte del arrepentimiento, pero puede que no llegue al arrepentimiento mismo.

Solo cuando nos separamos de nuestro pecado, el arrepentimiento se cumple en serio. Hay varios puntos que podr�amos considerar en relaci�n con el arrepentimiento; existe el beneficio del arrepentimiento; su necesidad. Aqu� consideraremos solo:

II. Su comodidad. �Adem�s de todas las otras cosas buenas que hay en el arrepentimiento, hay un gran y s�lido consuelo. Hay un consuelo en sentir pena por nuestros pecados, por profundo y agudo que sea el dolor que lo acompa�a; pero este tipo de consuelo por s� solo no es duradero y no nos beneficiar� mucho. Hay un mejor y m�s verdadero consuelo en poder confesar honestamente nuestros pecados. Mientras el salmista tratara de esconderse de s� mismo que estaba haciendo mal, se sent�a miserable; Mientras tratara de refugiarse bajo vanas excusas, mientras fuera demasiado orgulloso para reconocer su pecado, hab�a una carga en su coraz�n.

Luego decidi� ser valiente y honesto para reconocer su pecado. Y luego vino el consuelo, la c�moda sensaci�n de estar en paz con el Padre, quien perdona los pecados de sus hijos cuando son due�os de sus pecados. Pero no se puede depender de este consuelo, y no durar� a menos que suceda algo m�s. La gente puede confesar sus malas acciones y, sin embargo, no hacer ning�n intento real por ponerles fin. Si descansamos en el consuelo de la confesi�n solamente, puede convertirse en un enga�o muy peligroso.

Ver, sentir, reconocer, confesar, todo esto no curar� por s� mismo nuestra condici�n ni aliviar� nuestra conciencia. S�lo hay una forma: romper para siempre lo que est� mal. El arrepentimiento es, despu�s de que hemos visto, sentido, confesado y lamentado nuestras fechor�as, realmente renunciar a ellas. Esto no solo nos traer� seguridad, perd�n, el favor de Dios, la esperanza del descanso eterno; nos traer�, adem�s de esto, consuelo.

Podemos soportar mucho cuando estamos en paz interior. El arrepentimiento, con sus pruebas, sus sacrificios, su abnegaci�n, tiene tambi�n consuelo, que los supera a todos: el consuelo de estar en paz no solo con Dios, sino con nuestro propio coraz�n.

El comienzo del arrepentimiento puede ser con nubes y tormentas, con perplejidad y angustia del coraz�n; pero sea en serio, la ruptura honesta de lo que es malo, y las nubes pronto dar�n paso a la calma y al sol, y ser� para nosotros el camino que nos llevar�, a trav�s de la paz y la alegr�a aqu�, al descanso de la gloria. en el reino de Dios en los cielos.

�Dean Church.

Información bibliográfica
Nisbet, James. "Comentario sobre Psalms 32". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cpc/psalms-32.html. 1876.