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Bible Commentaries
Salmos 63

El Comentario del Púlpito de la IglesiaComentario del Púlpito de la Iglesia

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Versículos 1-11

LA RELACI�N DEL HOMBRE CON DIOS

'Oh Dios, t� eres mi Dios'.

Salmo 63:1

Dondequiera que se encuentra el hombre, construye dos cosas: construye un hogar, el centro de su vida social e individual, y construye un altar, s�mbolo de esa tendencia en �l que dirige sus pensamientos y su coraz�n hacia Dios. Dondequiera que toque la historia de la humanidad en cualquier �poca, encontrar� que el hombre es social y es religioso. Tiene una casa y un templo. Avanz� mucho en el cultivo de su vida social; en el cultivo de su vida espiritual y moral, avanz� poco hasta que vino Jesucristo.

Hasta que Dios dio una revelaci�n al mundo, m�s de la mitad del mundo estaba esclavizado y esclavizado sin remedio, y el �ltimo llamamiento era siempre a la fuerza pura o a la pasi�n pura. Pero en sus cosas espirituales, en religi�n, no pod�a ir m�s all� de esto: el altar que construye debe estar dedicado 'al Dios Desconocido'. �Y con el Dios Desconocido cu�ntos fingidos conocidos? Debe adorar y debe encontrar un objeto de adoraci�n y, sin embargo, siente que en su b�squeda nunca est� satisfecho, porque nunca ha alcanzado la verdad.

I. Hay una religi�n que est� sola en el mundo. �Hay una religi�n que difiere de todo sistema que ha venido del hombre, y afirma que la causa de esa diferencia no es del hombre en absoluto, que su origen est� en Dios. Y esta religi�n, que difiere de todas las dem�s religiones, declara como primera cosa el fundamento sobre el que debe descansar todo lo dem�s: que Dios es el Creador de todo lo que no es Dios, y que Su creaci�n est� separada de �l mismo.

Solo hay un credo en el mundo; todas las religiones que han existido se pueden resumir en un t�rmino: todas son iguales en esencia, son iguales, tienen el mismo origen, son lo que se llama pante�smo. Son id�latras; el hombre que adora el dinero, el hombre que se adora a s� mismo (una gran parte de la raza no tiene otra adoraci�n que esa), todos son pante�stas, es decir, hacen de una criatura de alg�n tipo en Dios.

Ahora aqu�, en la primera p�gina de nuestra religi�n y nuestro libro religioso, en la primera declaraci�n de ese cuerpo religioso que ha durado ahora 2000 a�os y que, con todo lo que se puede decir en su contra, ha bendecido al mundo tal como era. nunca bendecido antes, la primera expresi�n de nuestro credo es esta: Dios est� de un lado y todo lo dem�s est� del otro; y la relaci�n entre los dos es esta: �l sac� de la nada todo lo que es.

Ahora apl�quese eso a usted mismo. Soy criatura de Dios. Encontr� un impulso que le orden� llamar al abismo de la nada, y me produjo a m�. Dios me llam� de la nada. Eso significa que le pertenezco en un sentido en el que nada puede pertenecerme jam�s.

II. Si Dios me llam� de la nada a la existencia, tambi�n me sostiene para que no pase del todo a la nada de la que me llam�. �Este acto creativo de Dios, si se me permite expresarlo, es continuo. �l nos sostiene. "En �l", dice San Pablo, "vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser". Ahora bien, lo que hace, lo hace con un prop�sito. Me llam� a la existencia y me dio libertad; Me dio esta cabeza m�a y este coraz�n m�o para que pudiera hacer tres cosas: conocerlo, amarlo y cumplir Su Voluntad; y estoy pecando contra la verdad primaria que est� escrita en mi naturaleza cuando en cualquier momento de mi vida me entrego a otras cosas adem�s de aquellas para las que fui creado: conocerlo, amarlo y hacer Su Voluntad.

Y luego s� esto por experiencia de dos maneras: s� que otras cosas no me satisfacen; y s� que cuando veo a un hombre o una mujer que pasa su vida aprendiendo a conocer mejor a Dios, veo a un santo, un hombre o una mujer que realmente est� cumpliendo el fin para el que fueron dise�ados. S� que todo lo dem�s decepciona; S� que debe terminar en confusi�n.

III. Dios nos muestra su verdad para que nos bendiga. �Tienes una capacidad infinita de bienaventuranza en tu propio seno. Puedes tener la felicidad misma de Dios y nadie te la puede quitar. Puedes poseerlo para siempre. Es que lo reconoces como tu Creador que te llam� de la nada, que en su amor te sostiene, y en su amor (porque �l es amor, y nunca puede ser otra cosa que amor) te dot� de tu libertad para que podr�as merecerlo aprendiendo a conocerlo, amarlo y servirlo en esta vida.

-Rvdo. W. Black.

Ilustraci�n

�Cuando vi sus manos vagando sobre la colcha, y �l recogi� los hilos, y sus rasgos estaban dibujados tan afilados como una aguja, supe que solo hab�a un camino para �l; y luego grit� de repente: '�Dios! �Dios! �Dios!' Ahora, para consolar al caballero, le dije que esperaba que no hubiera necesidad de pensar en Dios en ese momento; y as� muri� ".

Probablemente muchos de ustedes reconozcan estas palabras. Shakespeare los pone en la boca de una mujer mala, una mujer mala que vio morir a un hombre malo. Mistress describe r�pidamente la muerte de Falstaff. Supongo que lo que le da a Shakespeare su lugar en la estimaci�n de los hombres es esto: que fuera de las p�ginas de la Biblia, que es m�s cierto para el hombre que cualquier otro libro, probablemente sea el siguiente. Sus personajes son imperecederos. �Por qu�? Porque son fieles a la naturaleza.

Ha tomado en este caso particular al hombre m�s inveros�mil de todos los hombres que ha dibujado, y nos ha mostrado que hay algo en ese hombre. Se refiere �no deber�amos esperarlo� a Dios; y sentimos que es verdad. Llegamos a esto, que para el hombre, para cada hombre, para cada miembro de la raza humana que pueda pensar, Dios es lo inevitable, Dios es el pensamiento supremo '.

Información bibliográfica
Nisbet, James. "Comentario sobre Psalms 63". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cpc/psalms-63.html. 1876.
 
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