Bible Commentaries
Romanos 3

El Comentario del Púlpito de la IglesiaComentario del Púlpito de la Iglesia

Versículos 1-2

NUESTRA DEUDA CON LOS JUDIOS

"�Qu� ventaja, pues, tiene el jud�o? ... or�culos de Dios".

Romanos 3:1

I. La ventaja aqu� notada nos recuerda nuestra deuda con el jud�o, m�s especialmente en lo que respecta a las Sagradas Escrituras.

II. Esta ventaja nos recuerda que el favor divino y el alto privilegio pueden ser mal utilizados, descuidados y convertidos en motivo de acusaci�n.

III. La ceguera del jud�o a las pretensiones de Jesucristo es algo tan terrible, en vista de todas las circunstancias, que por l�stima deber�a abrir los corazones hacia ellos. �Nos beneficiaremos tanto de ellos y, sin embargo, nos contentaremos con verlos vivir y morir sin iluminaci�n?

Ilustraci�n

'Se�or. TE Zerbib, de Mogador, Marruecos, menciona la siguiente triste confesi�n de la oscuridad del juda�smo moderno: �Despu�s de una conversaci�n con varios jud�os sobre las profec�as, uno de ellos dijo: 'Dejamos a un lado la Palabra de Dios hace mucho tiempo y �nuestra religi�n consiste en celebrar solo las fiestas y llevar nuestras gorras negras! Ya no tenemos la religi�n del temor de Dios y de la justicia. Caminamos en tinieblas, y no nos atrevemos a quitar el velo de nuestros ojos y de nuestro coraz�n, por temor a reconocer que Jes�s de Nazaret es verdaderamente el Mes�as y, sin embargo, no hay otro.

"Y, sin embargo," le respond�, "�no decidir� seguir el evangelio!" "No puedo ense�arlo en nuestras sinagogas", respondi� el jud�o, "pero se lo hablo a todos los que conozco y, como usted sabe, soy muy perseguido por hacerlo". "'

Versículo 20

�QU� ES EL PECADO?

"Porque por la ley es el conocimiento del pecado".

Romanos 3:20

La definici�n b�blica del pecado es que 'el pecado es la transgresi�n de la ley'. Y es una descripci�n muy precisa y completa, porque si no hubiera 'ley' de ning�n tipo, no habr�a 'transgresi�n'. 'Transgresi�n' es un paso por encima de cierta l�nea, y la l�nea, la �nica l�nea, es 'la ley'.

I. Hay muchas 'leyes' y la 'transgresi�n' de cualquiera de ellas es un 'pecado'.

( a ) Existe la 'ley' natural de la conciencia , que nace con todo hombre que viene al mundo.

( b ) Est� la 'ley' del Antiguo Testamento, que es principalmente negativa. Se encuentra, en su mayor parte, en la prohibici�n; esas palabras, tan a menudo repetidas, 'No'. Esta ley es m�s alta que la ley de la naturaleza, m�s clara, m�s minuciosa y mucho m�s estricta.

( c ) Por encima de ambos est� la "ley" del amor: la ley del Nuevo Testamento, la ley del evangelio. Est�s perdonado; eres salvo; eres amado. Por lo tanto, ama al Dios que tanto te ama, y ??muestra tu amor con tu obediencia tanto a Su Palabra como a Su voluntad.

Es evidente que a medida que estas tres leyes se elevan en su car�cter, tambi�n lo hacen en su obligaci�n para con nosotros; y los pecados cometidos contra ellos crecen en la misma proporci�n.

II. Los pecados de omisi�n no se consideran suficientemente en su verdadero car�cter � Un pecado de omisi�n es mayor que un pecado de comisi�n en esto � que todos los pecados de comisi�n tienen su crecimiento en pecados de omisi�n. �No ser� exagerado decir que la omisi�n es la causa de cada pecado que cometas! En el D�a del Juicio, la acusaci�n contra los de la mano izquierda son pecados de omisi�n. No es lo que hicieron, pero es lo que no hicieron.

S�lo en la casa vac�a puede entrar el esp�ritu maligno; y si est� vac�o �l puede y entrar�! Perm�tame aconsejarle seriamente que piense m�s en sus pecados de omisi�n, y tendr� muy pocos motivos para pensar en otros pecados adem�s.

III. La genealog�a del pecado � Ning�n pecado est� aislado. Siempre el pecado est� en una cadena. Primero, hay un pensamiento; entonces hay una imagen para la mente y la imaginaci�n; entonces hay un deseo; entonces hay un prop�sito; luego hay un acto; entonces hay un h�bito; �y luego est� la muerte! En esa cadena, �d�nde est� el mayor pecado? En el pensamiento complacido.

IV. Todo pecado se resuelve en s� mismo . El ego�smo de una u otra clase est� en la ra�z. La independencia, la complacencia y el regocijo de uno mismo hacen que todo pecado. Son casi una palabra: �yo y pecado! Estamos hechos los unos para los otros: para el mundo, para la Iglesia y para Dios; y todo lo que tomamos de ellos y nos damos a nosotros mismos, es pecado. En Cristo no hab�a yo. Todo yo estaba perdido en el amor. Esta fue la quijada de la vida de Cristo, y por esa 'ley' de la vida de Cristo 'es el conocimiento del pecado'.

Rev. James Vaughan.

Versículo 24

EXPIACI�N

'Siendo justificados gratuitamente por su gracia mediante la redenci�n que es en Cristo Jes�s'.

Romanos 3:24

Este vers�culo y los que lo siguen son una declaraci�n completa del camino de la salvaci�n.

I. La fuente de la salvaci�n � Nuestra salvaci�n no debe atribuirse a las obras de justicia que hayamos hecho, sino a la gracia gratuita e inmerecida de Dios. Hay gracia

( a ) En la provisi�n hecha para nuestra salvaci�n ( 2 Timoteo 1:9 ).

( b ) Gracia en su aplicaci�n ( Efesios 2:8 ; Romanos 4:4 ), primero, en nuestra conversi�n ( 1 Timoteo 1:14 ), luego en toda la vida de fe ( Hebreos 4:16 ), y, finalmente, en la redenci�n completa del gran d�a. La nota clave del evangelio es la gracia.

II. La base de nuestra salvaci�n. - 'La sangre de Cristo.' La muerte de Cristo se representa aqu� bajo tres aspectos.

( a ) ' La redenci�n que es en Cristo Jes�s '. Este t�rmino denota que Cristo es la causa o el autor de la liberaci�n real. Es un t�rmino de sacrificio cuando se usa en relaci�n con los sufrimientos de Cristo. El t�rmino no significa que tenemos nuestra redenci�n por Cristo, ni en comuni�n con �l, como algunos dicen, sino que el rescate o medio de redenci�n est� objetivamente formado en la Persona de Cristo.

El rescate asegura la liberaci�n de algo y nos redime para pertenecer a otro ( Apocalipsis 5:9 ; 1 Corintios 6:20 ). La liberaci�n es de la maldici�n ( G�latas 3:13 ), de la muerte y del Diablo ( Hebreos 2:14 ), y es en el se�or�o de Cristo ( Romanos 14:8 ).

( b ) ' Una propiciaci�n en su sangre '. Es como un sacrificio propiciatorio, o como propiciatorio o propiciatorio. Implica, en cualquier caso, una ira contra el pecado desviada mediante la imposici�n de esa ira sobre el Mediador que asume nuestras obligaciones. Todo el argumento de la Ep�stola a los Hebreos se repite en este t�rmino pre�ado. De hecho, hay una gran similitud entre el pasaje actual y el hebreo Romanos 9:15 , que habla de la muerte de Cristo expiando las transgresiones bajo el antiguo pacto. El punto central de la vieja econom�a, el propiciatorio, presagiaba el verdadero propiciatorio. Por eso leemos acerca de "Cristo, nuestra pascua, sacrific� por nosotros".

( c ) ' Para declarar su justicia '. Este es un nombre descriptivo de la Expiaci�n. La justicia de Dios, o la obra expiatoria por la cual los hombres son salvos, se ha manifestado, seg�n el Ap�stol, en la plenitud de los tiempos, porque los pecados de millones de personas en �pocas anteriores hab�an sido pasados ??y remitidos.

Estas tres palabras representan la Expiaci�n bajo tres aspectos diferentes: desde el punto de vista del cautiverio del hombre, desde el punto de vista de la ira divina contra el pecado, desde el punto de vista de las demandas de la ley divina.

Ilustraci�n

El obispo Butler en su Analog�a tiene algunas palabras muy importantes sobre este tema: �Cristo se ofreci� a s� mismo en sacrificio propiciatorio e hizo expiaci�n por los pecados del mundo. C�mo y de qu� manera particular ese sacrificio tuvo tal eficacia, no faltan personas que se han esforzado por explicar; pero no encuentro que las Escrituras lo hayan explicado. Y si la Escritura, como seguramente lo ha hecho, ha dejado misterioso este asunto de la satisfacci�n de Cristo, ha dejado algo sin revelar, todas las conjeturas al respecto deben ser al menos inciertas.

Algunos se han esforzado por explicar la eficacia de lo que Cristo ha hecho y sufrido por nosotros m�s all� de lo que la Escritura ha autorizado; otros, probablemente porque no pudieron explicarlo, han sido por quitarlo y confinar Su oficio como Redentor del mundo a Su instrucci�n, ejemplo y gobierno de la Iglesia. Mientras que la doctrina del evangelio parece ser, no solo que �l revel� a los pecadores que estaban en capacidad de salvaci�n, y c�mo podr�an obtenerla, sino que, adem�s, los puso en esta capacidad de salvaci�n por lo que hizo. y sufri� por ellos. Y es nuestra sabidur�a aceptar agradecidamente el beneficio, cumpliendo las condiciones en las que se ofrece, de nuestra parte, sin discutir c�mo fue obtenido por �l ". '

(SEGUNDO ESQUEMA)

REDENCI�N

El grito de gracia, misericordia y paz que el coraz�n lanza desde lo m�s profundo cuando es consciente por primera vez de la culpa y del peligro del pecado, Dios se encuentra por anticipado en su oferta de gracia, misericordia y paz en las ep�stolas apost�licas. "La conciencia nos vuelve cobardes a todos"; y la conciencia debe calmarse antes de que podamos tener una relaci�n pac�fica con Dios. Pero, �c�mo se lograr� esto? El secreto est� en las palabras adoptadas de la seguridad de Dios en el texto. "T� nos has redimido".

I. �Qu� significa redenci�n? �La imaginer�a del Verbo est� tomada de los tiempos y costumbres de la esclavitud. La persona que tiene que ser redimida es en ese momento un esclavo. El redentor paga un precio por �l, lo compra como suyo, no para retenerlo como esclavo, sino para liberarlo. El hombre redimido es el esclavo as� liberado, y de ahora en adelante est� tan libre de la esclavitud de su antiguo amo como si nunca hubiera sido su esclavo; mientras que el v�nculo m�s estrecho del amor lo atrae a servir a su redentor como si siempre hubiera sido su hijo.

Esta imagen com�n de la �poca se adopta para ilustrar el efecto de la obra de Cristo sobre la condici�n del cristiano. Se habla del don de Cristo de s� mismo, de su vida y de su muerte, como el precio que se pag� para liberarnos, que antes �ramos esclavos de Satan�s y del pecado. 'Hab�is sido comprados por precio'. En ninguna parte del Nuevo Testamento se explica a qui�n se paga el precio y c�mo es de eficacia para el perd�n del pecado, aunque se afirma una y otra vez el hecho de que se paga y de que es de eficacia.

El �nico gran hecho que la imagen debe traernos claramente a casa y tomar posesi�n de nuestros pensamientos es este: que a trav�s de nuestro Se�or Jesucristo, a trav�s de lo que �l ha hecho por nosotros y lo que �l es para nosotros, somos liberados. igualmente de la condenaci�n y el poder del pecado, si elegimos aceptar esa libertad. Perm�tanme se�alar algunos de los pasajes en los que esto se declara claramente: 'De �l est�is vosotros en Cristo Jes�s, quien nos ha sido hecho por Dios sabidur�a, justicia, santificaci�n y redenci�n.

"En quien tenemos redenci�n por su sangre, el perd�n de nuestros pecados seg�n las riquezas de su gracia". 'En quien tenemos redenci�n por su sangre, el perd�n de pecados.'

II. Esta redenci�n es en Cristo Jes�s; no en ning�n acto suyo, sino en s� mismo. Se le describe como el Ransomer y el Ransom; as� es 'Jesucristo, quien se dio a s� mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para s� un pueblo peculiar, celoso de buenas obras'. Y tambi�n es �l 'Quien se dio a s� mismo en rescate por todos'. �No es esto suficientemente eficaz para hablar 'gracia, misericordia y paz' ??a la conciencia atribulada? Jesucristo mismo, una Persona de los Tres siempre benditos en la Deidad, ha establecido para ti los t�rminos de la paz con Dios.

Estos t�rminos tienes que aceptar humildemente; y lo que se requiere de usted para su aceptaci�n es simplemente 'Confiar en �l', tomarle Su palabra y confiar absolutamente en �l para el perd�n y la salvaci�n. 'Siendo justificados por la fe, tenemos paz para con Dios'.

III. La paz de tu alma depende de que permitas que esta maravillosa verdad de nuestra redenci�n en Cristo Jes�s penetre profundamente en tu coraz�n y tu mente, y tome posesi�n de ellos. Parece demasiado bueno, demasiado maravilloso, al principio para ser verdad. Estamos tentados a sentirnos 'at�nitos'. Pero Dios es Amor. �Hay alguna bondad demasiado maravillosa para el amor? Incluso el amor de un hombre a veces har� grandes cosas por quien ama; por ventura, para un buen hombre, algunos incluso se atrever�an a morir.

Y, sin embargo, el hombre es 'malo', mientras que Dios es absolutamente bueno. Pero no solo la paz de nuestras almas depende de nuestra aceptaci�n de esta verdad, sino tambi�n del poder de ellas. Nuestra redenci�n en Cristo Jes�s no solo es una exhibici�n del amor de Dios, sino que tambi�n es una exhibici�n igualmente maravillosa de Su sabidur�a. �l lo sab�a y lo adopt� como la �nica forma de llevar al hombre a la acci�n con �xito. Otros han probado el miedo; Dios hace uso del amor y 'el amor de Cristo nos constri�e'.

Rev. Canon Morse.

Ilustraci�n

Se cuenta que una vez, en una subasta de esclavos, un ingl�s compr� a muy buen precio una esclava pobre. Tan pronto como ella fue de su propiedad, �l le dijo: �De ahora en adelante, eres libre. Te compr� solo para darte libertad ". Pero su coraz�n estaba tan lleno de gratitud por una bondad tan inesperada que respondi�: "No, pero te lo debo todo, y solo ser� libre para servirte mientras viva". La redenci�n la hab�a convertido en su sirvienta para siempre.

Versículo 26

JUSTIFICACI�N

"Para que sea justo y el que justifica al que cree en Jes�s".

Romanos 3:26

Este texto trajo paz a la mente del poeta Cowper. Sugiere-

I. La fuente de nuestra justificaci�n � La salvaci�n tiene su origen en la gracia de Dios. Solo cuando comprendemos la atrocidad del pecado estaremos en posici�n de magnificar Su gracia.

II. La manera de nuestra justificaci�n: "Libremente por Su gracia", sin condici�n, inmerecida, no comprada. Sin embargo, este es el perd�n contra el que se rebela el coraz�n natural. Como Naam�n, har�amos algo grandioso. La par�bola del hijo pr�digo muestra cu�n libremente perdona Dios.

III. El instrumento de nuestra justificaci�n: 'Por la fe en su sangre'. La fe nos identifica con Cristo. Esta fe es un don divino.

IV. El dise�o de toda esta dispensaci�n, tal como se estableci� 'para declarar Su justicia'. Cristo, como propiciaci�n, justifica la justicia de Dios, para que �l sea 'justo y el que justifica al que cree en Jes�s'.

-Rvdo. Canon CD Bell.

(SEGUNDO ESQUEMA)

FE Y JUSTIFICACI�N

La causa instrumental u �rgano receptivo de la justificaci�n es la "fe".

I. Justificando la fe .

( a ) La fe es la aceptaci�n del testimonio de Dios con respecto a Sus prop�sitos y actos de misericordia para con el hombre ( Hebreos 11:1 ; 1 Juan 4:16 ).

( b ) Tambi�n es un reposo sobre Jesucristo para salvaci�n ( 2 Timoteo 1:12 ). Esto implica una aceptaci�n de Cristo como nuestra justicia y nuestro rescate. La justicia por la que somos salvos se llama, por tanto, la "justicia de la fe" (Fil 3: 9).

( c ) La fe no es el mero principio fundamental de la vida espiritual: es el principio que la sustenta continuamente durante toda la vida del creyente ( G�latas 2:20 ). Vivimos por fe.

( d ) Es el principio que sustenta todas las dem�s gracias cristianas . Produce amor, porque obra por amor ( G�latas 5:6 ); produce paz, gozo, esperanza ( Romanos 5:1 ); es de inmenso poder ( Mateo 17:20 ).

II. F�jense en la armon�a de la justicia y la gracia. "Para declarar, digo, Su justicia".

( a ) La Expiaci�n exhibe amor y rectitud juntos . Esta es la ense�anza expresa del texto: se ve que Dios es 'justo y el que justifica al que cree en Jes�s'.

( b ) Es una teolog�a unilateral que representa la Expiaci�n como una mera exhibici�n de amor . Si no hubiera justicia exigiendo la muerte de Cristo, o haciendo necesaria esa muerte, no podr�a haber amor en ella m�s que en la muerte de cualquier otro buen hombre. No hay fuerza ni belleza en el autosacrificio sin causa.

( c ) La luz de esta bendita verdad brill� tanto en la dispensaci�n del Antiguo Testamento como en la del Nuevo: 'La misericordia y la verdad se unen; la justicia y la paz se han besado '( Salmo 85:10 ).

Humill�monos bajo el sentido de nuestra indignidad y pecado. Glorifiquemos la gracia de Dios que ide� tal plan de misericordia. Exaltemos el amor de Cristo tan conspicuo en su sufrimiento y muerte. Procuremos disfrutar cada vez m�s de la plenitud de su gracia, misericordia y paz.

Ilustraci�n

En una ocasi�n, un hombre hab�a herido a su amo. Se le confiaron grandes responsabilidades; y cuando su patr�n se enter� de que el criado hab�a abusado de su confianza, envi� a buscarlo y le dijo: �John, me has hecho da�o. Te perdono, pero ya no te querr�. " Algunos a�os despu�s, John y su antiguo maestro se volvieron a encontrar. John dijo: �Oh, maestro, cuando dijiste que me perdonabas, eso me quebr� por completo; pero no es necesario que me hayas rechazado.

�Te habr�a servido fielmente toda mi vida despu�s de eso! " Ahora, Dios perdona, pero no nos rechaza. �l nos recibe. Nos reinstala en nuestra posici�n perdida. �l hace m�s. Nos llama hijos de Dios y nos recrea a una nueva vida. Aunque la simple palabra "Justificaci�n" puede no incluir este �ltimo elemento de renovaci�n, sin embargo, pr�cticamente, en el trato Divino, la justificaci�n y la renovaci�n nunca se separan '.

Versículo 29

EL DIOS DE LOS GENTILES

'�Es �l el Dios de los jud�os solamente? �No es tambi�n de los gentiles? S�, tambi�n de los gentiles.

Romanos 3:29

Estas palabras nos dan la base de la carrera misionera del Ap�stol. Dios no es solo el Dios de los jud�os, es decir, pertenece por igual a todos los hombres. Sobre este principio deben descansar en �ltima instancia las pretensiones de la empresa misionera. Esta gran verdad de que Dios pertenece a todos los hombres involucra a otros dos:

I. La dignidad y el valor infinitos de todo ser humano � La dignidad del hombre no debe juzgarse por su condici�n actual, sino por lo que es capaz de hacer. Ahora bien, decir que Dios pertenece por igual a todos los hombres, implica que hay en todo hombre la capacidad de conocer y amar a Dios, y es esta capacidad la que confiere la m�s alta y duradera dignidad y gloria a nuestra naturaleza. Fue el evangelio el que primero ense�� el valor del hombre individual, colocando as� a todos los hombres en igualdad, y lo hizo al revelar que en cada alma humana hay una capacidad para todo lo que es grande y noble, que se manifiesta incluso en el peor y m�s degradado. Ahora bien, es solo este hecho el que nos llevar� a interesarnos por nuestros semejantes.

II. La unidad de la raza . Porque si Dios es de todos, todos son uno, hijos del mismo Padre. As� fue como el evangelio fusion� las antipat�as y los celos de la humanidad. Todo el sistema del viejo mundo se basaba en la desigualdad y la separaci�n; porque es el resultado lamentable del pecado, no meramente separar al hombre de Dios, sino tambi�n separarlo de su pr�jimo. Por tanto, se aprovech� cada circunstancia como pretexto para erigir una nueva barrera: la raza, el credo, la cultura, la posici�n social e incluso el sexo se convirtieron en l�neas de divisi�n y exclusi�n.

El evangelio no solo salt� estas barreras, sino que las derrib�. Desaparecieron por completo ante �l. Todas las clases se reunieron y se dieron la mano alrededor de la mesa del Se�or. El fuego de su amor redujo a cenizas sus enemistades y antipat�as. Este hecho, por familiar que sea, conlleva responsabilidades y deberes que todav�a no estamos dispuestos a admitir.

Ilustraci�n

Sydney Smith se burl� de los primeros defensores de las misiones como "ap�statas del telar y el yunque". Puso a Carey y otros como �l en la picota, y luego les lanz� la burla de un rid�culo despiadado. Hoy la Iglesia, y tambi�n el mundo, se inclina en homenaje ante el nombre y la memoria de estos humildes obreros que dejaron el banco del zapatero, el telar del tejedor, la fragua del herrero, la vocaci�n del pastor, como los primitivos ap�stoles llamaban desde el lago. -Al lado y el estrado del recaudador de impuestos, para emprender una evangelizaci�n del mundo.

Los ap�statas del yunque y el telar se han convertido en ap�stoles de una nueva y grandiosa era de misiones mundiales, y Sydney Smith est� ahora en la picota. Las retribuciones de la historia son a veces muy r�pidas, y la N�mesis de la Providencia tiene una plaga de picaduras de escorpi�n �.

Versículo 30

LA UNIDAD DE LA DIOSA

'Si es as� que Dios es uno.'

Romanos 3:30 (RV)

En estas palabras, la Versi�n Revisada nos ha devuelto un texto, un argumento y hasta un principio que hab�a estado oculto. La salvaci�n, insta San Pablo, debe ser la misma para todos, porque todos tienen que tratar con el mismo Dios, "si es que Dios es uno".

I. Apela, por tanto, al car�cter de Dios , asumiendo que Dios es conocido, en el �nico sentido posible, y como nos conocemos. Porque, en cierto sentido, todos somos desconocidos, incognoscibles. En cierto sentido, todos reconocemos esto y somos agn�sticos con respecto a nuestros seres m�s cercanos y queridos. Dejemos que surja alguna nueva emergencia, alguna demanda sobre el coraz�n y el cerebro, y la respuesta de cada uno sorprender� y deleitar� al otro.

Y, sin embargo, nuestro conocimiento es real hasta donde llega; nuestra fe en la amistad y la lealtad no es injustificada. No s� exactamente c�mo actuar� mi amigo, pero tengo fe en que actuar� dignamente y con car�cter. As� es con Dios; y la pretensi�n de que no se nos puede pedir que tengamos ninguna relaci�n con �l porque �l trasciende nuestro conocimiento, ser�a fatal para todos nuestros corazones si se llevara a cabo en nuestras relaciones mutuas.

II. Observe, adem�s, que este argumento en nombre de una gracia cristiana , de bondad fraternal entre jud�os y gentiles, se basa en un dogma, el dogma de la unidad de Dios. Hay gente que dice cosas duras sobre la religi�n dogm�tica. Solo quieren las emociones finas, el temperamento exquisito, la mansedumbre y la dulzura de Jes�s.

III. San Pablo ten�a otros puntos de vista � Para producir una Iglesia unida y amorosa, apel� a los hechos dogm�ticos, a la unidad de Dios y la consecuente igualdad del hombre. Jud�os y gentiles, argument�, ser�n igualmente justificados por la fe, si es que Dios es uno. En lo que se bas� para superar sus celos y rivalidades fue en la verdad de que Dios nos tratar� a todos por igual, siendo el �nico Dios de todos los hombres, de todas las razas.

�Obispo GA Chadwick.

Ilustraci�n

'El Ap�stol est� pensando en Dios; �Podr�a pensar en el Dios de toda la tierra justificando a uno y neg�ndose a justificar a otro? Ser incierto, variable, vacilante, este es el triste resultado en el hombre de la mezcla, divisi�n e inconsistencia dentro de �l. San Pablo, en esta misma ep�stola, lo atribuye al hecho de que en un sentido real e importante el hombre no es uno sino dos; que su carne codicia contra el esp�ritu, y su esp�ritu contra la carne, y estos son contrarios el uno al otro. En Dios no puede haber tal contradicci�n: t� eres el mismo, y tus a�os no terminar�n. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos.

Información bibliográfica
Nisbet, James. "Comentario sobre Romans 3". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cpc/romans-3.html. 1876.