Bible Commentaries
1 Samuel 13

Sinopsis del Nuevo Testamento de DarbySinopsis de Darby

Versículos 1-23

Sa�l reina dos a�os. Luego elige a tres mil hombres: dos mil est�n con �l y uno con Jonat�n. Jonat�n, hombre de fe, act�a con energ�a contra los enemigos del pueblo de Dios y golpea a los filisteos; pero la energ�a de la fe, actuando (como siempre lo hace) en la fortaleza misma del enemigo, provoca naturalmente su hostilidad. Los filisteos se enteran: Sa�l es incitado a la acci�n, y convoca, no a Israel, sino a los "hebreos".

�Resaltemos aqu� que hay fe en Jonat�n. La carne, puesta en la posici�n de l�der del pueblo de Dios, sigue ciertamente el impulso dado por la fe, pero no la posee; y la palabra Hebreos, el nombre por el cual un filisteo habr�a llamado al pueblo, indica que Sa�l confiaba en la reuni�n de la naci�n como un cuerpo constituido, y no entendi� mejor que un filisteo la relaci�n entre un pueblo elegido y Dios.

Y esta es la posici�n que se nos presenta en la historia de Sa�l. No es una oposici�n premeditada a Dios, sino la carne colocada en un lugar de testimonio y usada para llevar a cabo la obra de Dios. Vemos en �l a una persona vinculada con los intereses del verdadero pueblo de Dios, haciendo la obra de Dios de acuerdo con la idea que tiene el pueblo de su necesidad, una idea verdadera en cuanto a su necesidad real; pero es uno que busca sus recursos en la energ�a del hombre, energ�a a la cual Dios no le niega Su ayuda cuando hay obediencia a Su voluntad, porque �l ama a Su pueblo; pero que en principio, en motivo moral e interno, nunca puede ir m�s all� de la carne de la que brota.

En medio de todo esto la fe puede actuar, y actuar con sinceridad, y este es el caso de Jonathan. Dios bendecir� esta fe, y siempre lo hace, porque le pertenece; y en este caso (y es su don) porque busca sinceramente el bien del pueblo de Dios. Todo esto es, en principio, una especie de cuadro de la iglesia profesante, que en este punto de vista anticipa el verdadero reinado de Cristo, y en esta posici�n incluso falla en su fidelidad a Dios.

La verdadera fe, en medio de tal sistema, nunca se eleva tan alto como la gloria del que viene, el verdadero David rechazado, pero lo ama y se une a �l. Si la iglesia est� meramente profesando, ella persigue a Cristo; pero la que obra por la fe en ella, lo ama y lo reconoce, aun cuando es cazado como una perdiz en los montes.

Habiendo atacado as� Jonat�n con fe a los filisteos, Sa�l, quien aparentemente conduce al pueblo ante Dios, es puesto a prueba. �Se mostrar� competente? �Recordar� el verdadero principio sobre el cual descansa la bendici�n del pueblo? �Actuar� como un sacerdote real, o reconocer� al profeta como el verdadero v�nculo de fe entre el pueblo y Dios, v�nculo cuya importancia y necesidad deber�a haber reconocido, ya que le deb�a su lugar actual y poder, y le hab�a probado su propia misi�n y autoridad prof�tica al establecer la suya? Cuando llega el momento cr�tico, Sa�l fracasa.

Vale la pena volver a rastrear aqu� las se�ales de la incredulidad de la carne. Los filisteos son heridos. La naci�n, activa y en�rgica, se entera; nada podr�a ser m�s natural. Sa�l tiene el mismo recurso: no invocar a Dios, no clamar a Jehov�, el Dios de Israel; Samuel no se da cuenta de su fe, aunque recuerda lo que Samuel le hab�a dicho. Si los filisteos han o�do, los hebreos tambi�n deben o�r.

Israel teme; Dios no da respuesta a la incredulidad cuando la prueba de la fe es su objeto. Sa�l llama al pueblo tras �l a Gilgal, pero pronto se dispersaron de �l al o�r el rumor de que los filisteos se hab�an reunido. Sa�l est� en Gilgal, y Samuel viene de nuevo a su mente. Ya no era como cuando el reino hab�a sido renovado. Las circunstancias naturalmente sugirieron a Samuel como un recurso. Sa�l se demor� siete d�as para �l conforme a su palabra.

Lo espera el tiempo suficiente para satisfacer la exigencia de la conciencia. La naturaleza puede recorrer un largo camino con este principio; pero no tiene ese sentido de su propia debilidad, y de que todo depende de Dios, que le hace esperar en Dios, como �nico recurso y trabajador. Luego, como una vez el pueblo trajo el arca al campamento, �l ofrece el holocausto. Pero, si hubiera tenido confianza en Dios, habr�a entendido que, cualquiera que fuera el resultado, deb�a esperar en �l; que era in�til hacer algo sin �l, y que no corr�a ning�n riesgo al esperarlo.

Un Dios fiel no pod�a fallarle. Hab�a pensado en Samuel, y en haberle dicho que esperara, de modo que no ten�a excusa; record� que la gu�a y la bendici�n de Dios se encontraron con el profeta. Pero �l mira las circunstancias: el pueblo est� disperso, y Sa�l busca traer a Dios por un acto de devoci�n sin fe. Era el momento decisivo; Dios habr�a confirmado su reino sobre Israel, habr�a establecido su dinast�a. Pero ahora hab�a elegido a otro.

Obs�rvese aqu� que no es por ser derrotado por los filisteos que Sa�l pierde el trono. La culpa era entre �l y Dios. Los filisteos no lo atacan. A Satan�s le basta si consigue ahuyentarnos del camino puro y simple de la fe. Samuel parte despu�s de haber dado a conocer a Sa�l la mente de Dios. Los filisteos saquean la tierra, que est� indefensa. Adem�s, el pueblo no ten�a ni espada ni lanza.

�Qu� cuadro del estado del pueblo de Dios! �Cu�n a menudo encontramos que los que profesan ser hijos de Dios, ser de la verdad y herederos de las promesas, est�n desarmados ante los enemigos que los despojan!

Información bibliográfica
Darby, John. "Comentario sobre 1 Samuel 13". "Sinopsis del Nuevo Testamento de Juan Darby". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/dsn/1-samuel-13.html. 1857-67.