Bible Commentaries
1 Samuel 14

Sinopsis del Nuevo Testamento de DarbySinopsis de Darby

Versículos 1-52

Pero la fe en Dios siempre es bendita; y si Dios ha mostrado el efecto de la incredulidad, tambi�n muestra su locura, ya que dondequiera que se encuentra la fe, all� se despliega toda su fuerza; y entonces es el enemigo el que est� indefenso. Jonat�n se decide a atacar a los filisteos con la energ�a que deriva de la fe en Dios; y si la incredulidad se manifiesta en Sa�l, la hermosura de la fe se exhibe en su hijo.

Las dificultades no se reducen. Los filisteos est�n en guarnici�n, y su campamento est� situado en un lugar de acceso inusualmente dif�cil, siendo el �nico medio de acceso un camino estrecho que sube por rocas perpendiculares. Los filisteos estaban all� en gran n�mero y bien armados. Pero es dif�cil para la fe soportar la opresi�n del pueblo de Dios por parte del enemigo, y la deshonra as� hecha a Dios mismo. Jonathan no lo soporta.

�D�nde busca la fuerza? Sus pensamientos son simples. Los filisteos son incircuncisos; no tienen la ayuda del Dios de Israel. "Jehov� no tiene freno para salvar por muchos o por pocos"; y este es el pensamiento de la fe de Jonat�n, esa hermosa flor que Dios hizo florecer en el desierto de Israel en este doloroso momento. No piensa en s� mismo. Jehov�, dice, los ha entregado a Israel.

Conf�a en Dios y en su fidelidad indefectible hacia su pueblo: en esto reposa su coraz�n [1], y no imagina ni por un instante que Dios no est� con su pueblo, cualquiera que sea su condici�n. Esto caracteriza la fe. No s�lo reconoce que Dios es grande, sino que reconoce el v�nculo indisoluble (indisoluble porque es de Dios) entre Dios y su pueblo. La consecuencia es que la fe olvida las circunstancias, o m�s bien las anula.

Dios est� con Su pueblo. �l no est� con sus enemigos. Todo lo dem�s no es m�s que una oportunidad de probar la dependencia real de la fe. Por lo tanto, no hay jactancia en Jonat�n; su expectativa es de Dios. Sale y se encuentra con los filisteos. �l es all� un testigo de Dios. Si son lo suficientemente valientes como para bajar, �l los esperar� y no se crear� dificultades, pero no se apartar� de los que se encuentren en su camino.

La confianza indolente y al mismo tiempo necia e imprudente del enemigo no es m�s que una se�al para Jonat�n de que Jehov� los ha entregado. Si hubieran bajado, habr�an perdido su ventaja; al pedirle que subiera, dejaron de lado la dificultad insuperable del acceso al campamento. Feliz de tener un fiel compa�ero en su obra de fe, Jonathan no busca otra ayuda. No habla de los hebreos; pero �l dice: "Jehov� los ha entregado en manos de Israel.

"Sube a la pe�a con su escudero. Y en verdad Jehov� estaba con �l; los filisteos caen delante de Jonat�n, y su escudero mata tras �l. Pero al honrar el brazo que la fe hab�a fortalecido, Dios se manifiesta. El pavor de Dios se apoder� de los filisteos, y todo tiembla ante el hombre a quien la fe (don precioso de Dios) hab�a puesto en acci�n.

La fe act�a por s� misma. Sa�l est� obligado a contar a la gente para saber qui�n est� ausente. �Pobre de m�! estamos entrando en la triste historia de la incredulidad. Sa�l se esfuerza por obtener algunas instrucciones del arca, mientras que en otros lugares Dios estaba triunfando sobre el enemigo sin Israel. El tumulto de su derrota sigue aumentando; y la incredulidad, que nunca sabe qu� hacer, le dice al sacerdote que retire la mano.

El rey y el sacerdote no eran el v�nculo entre Dios y el pueblo. No hab�a fe del pueblo en Dios sin rey, ni el rey que Dios mismo hab�a dado. Aqu� tambi�n, en lugar de Israel (a quien solo Jonat�n reconoci�), encontramos a aquellos a quienes el mismo Esp�ritu de Dios llama hebreos [2], quienes, aunque eran "de la fuente de Jacob", est�n entre los filisteos, contentos de estar en tranquilidad entre los enemigos de Dios. Ahora que se obtuvo la victoria, todos se alegran de compartir el triunfo y perseguir a los filisteos.

Y el pobre Saulo, �qu� hace? La incredulidad, por muy buenas que sean sus intenciones al unirse a la obra de la fe, nunca puede hacer otra cosa que estropearla. Sa�l habla de vengarse de sus enemigos. Jehov� no est� en sus pensamientos; piensa en s� mismo, y obstaculiza la b�squeda por su celo carnal y ego�sta. �Que Dios nos guarde de la gu�a y ayuda de la incredulidad en la obra de la fe! Dios mismo puede socorrernos por todos los medios; pero cuando el hombre se mezcla con la obra, no hace m�s que estropearla, incluso cuando trata de traer fuerza.

Sa�l, en el momento de tal bendici�n, es celoso en mantener la idea de honrar las ordenanzas de Jehov�, como procur� hacer antes al pedir Su consejo en el arca, dando mucha importancia a Su nombre, como si la victoria le fuera debida a �l, y fue s�lo alg�n pecado oculto lo que le impidi� obtener una respuesta de Dios. Casi hab�a matado a Jonat�n, a trav�s de quien Dios hab�a obrado. Descubrir�a el pecado introduciendo a Dios, que act�a ciertamente, pero s�lo para poner de manifiesto la locura del pobre rey.

Obs�rvese que la fe en plena energ�a puede afortunadamente valerse del refrigerio que Dios le pone delante en su arduo curso, mientras que el celo carnal de lo que no es m�s que una imitaci�n de la fe, y que nunca act�a con Dios, tiene el deber de rechazarlo. . Todo lo que Sa�l puede hacer, cuando toma la delantera, es evitar que recojan todo el fruto de la victoria. Su intervenci�n solo pod�a estropear el trabajo de los dem�s; no tiene fe para realizar uno �l mismo.

Sin embargo, Dios tiene piedad de Israel, y mantiene a raya a sus enemigos por medio de Sa�l; porque aunque incr�dulo, a�n no hab�a vuelto su odio contra los elegidos de Dios. A�n no hab�a sido desamparado de Jehov�.

Pero este momento doloroso y solemne est� cerca. Mientras tanto, se fortalece a s� mismo. Hab�a una guerra constante con los filisteos; pero Sa�l, a pesar de lo belicoso que era, no pudo vencerlos, como lo hicieron David o incluso Samuel. Busc� medios carnales entre sus compa�eros para lograr su objetivo. Observe aqu� con qu� espantosa rapidez, y c�mo incluso de inmediato, el enemigo gana ventaja cuando no estamos andando en los caminos de Dios (comparar 1 Samuel 7:12 ; 1 Samuel 7:14 y 1 Samuel 13:16-23 ).

Obs�rvese tambi�n que todas las formas de piedad y de religi�n jud�a est�n con Saulo; "Sacerdote de Jehov� en Silo ( 1 Samuel 14:3 ), vestido con un efod", y el arca ( 1 Samuel 14:18 ). �l consulta con el sacerdote. Les impide comer carne con sangre.

�l construye un altar. El sacerdote consulta a Dios; y, Dios no dando respuesta, Sa�l est� listo para matar a Jonat�n como culpable, porque hab�a comido a pesar del juramento. Obs�rvese, al mismo tiempo, que es el primer altar que Sa�l hab�a construido; que el sacerdote es de la familia que Dios ha condenado. Construye su altar cuando es rechazado, y despu�s de la bendici�n exterior que Dios le ha dado, y que se atribuye a s� mismo, aunque s�lo lo haya estropeado.

En cambio, la fe de Jonat�n act�a sin tomar consejo de carne y sangre: como dec�a el pueblo ( 1 Samuel 14:45 ), obraba con Dios. La gente no sab�a que estaba ausente. �Feliz Jonat�n! la fe lo hab�a llevado tan adelante que ni siquiera escuch� la insensata maldici�n que su padre invocaba sobre quien probaba la comida.

La locura de la incredulidad de otro no lo alcanz�. Estaba en libertad, a medida que avanzaba, de valerse de la bondad de su Dios con alegr�a y acci�n de gracias, y prosigui� su camino refrescado y alentado: �feliz camino de la sencillez que act�a con Dios! La consideraci�n de estos dos Cap�tulos es muy instructiva, pues nos plantea el contraste entre el camino de la fe y el de la carne, en la posici�n que ocupa este �ltimo, en virtud de su profesi�n, en la obra de Dios. Era la primera vez que Sa�l se enfrentaba al enemigo por cuya causa Dios lo levant�.

Nota 1

Ver las mismas pruebas de fe en David, cuando sali� contra Goliat.

Nota 2

Esto es tanto m�s notable, porque el Esp�ritu llama a los israelitas a los que estaban con Sa�l y Jonat�n. Esto le da fuerza especial a la palabra "Hebreos", dondequiera que se encuentre. Dios no niega el nombre de israelita a los m�s timoratos del pueblo ( 1 Samuel 13:6 ), pero lo niega a los que se unen a los filisteos. Se perdi� la idea de la conexi�n entre el pueblo y Dios. Era una naci�n como cualquier otra.

Información bibliográfica
Darby, John. "Comentario sobre 1 Samuel 14". "Sinopsis del Nuevo Testamento de Juan Darby". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/dsn/1-samuel-14.html. 1857-67.