Bible Commentaries
1 Samuel 8

Sinopsis del Nuevo Testamento de DarbySinopsis de Darby

Versículos 1-22

El siguiente comentario cubre los cap�tulos 8, 9 y 10.

Pero la fe no se transmite por sucesi�n. Samuel no pudo hacer profetas de sus hijos. No eran mejores como jueces de lo que hab�an sido los hijos de El� como sacerdotes, y el pueblo mismo no ten�a fe para apoyarse inmediatamente en Dios. Piden ser hechos semejantes a las naciones. "Haznos ahora un rey", le dijeron a Samuel. �D�nde estaba Jehov�? Para Israel, en ninguna parte. Pero fue malo a los ojos de Samuel, y or� a Jehov�.

Aun reconociendo que el pueblo, como de costumbre, lo hab�a rechazado, Dios le ordena a Samuel que escuche su voz. Samuel les advierte seg�n el testimonio de Dios, y les expone todas las inconveniencias y consecuencias de tal paso; pero el pueblo no le har� caso. Dios trae al profeta, por circunstancias providenciales, al hombre que hab�a escogido para satisfacer los deseos carnales del pueblo.

En todo esto juzga al pueblo ya su rey. ("�l les dio un rey en su ira, y en su ira se lo quit�"). Pero �l se acuerda de Su pueblo. �l no los abandona. �l act�a por medio de Sa�l en su nombre, mostr�ndoles su infidelidad, y luego cortando al rey desobediente. La belleza y la altura de estatura distinguieron al hijo de Cis. Pero en las se�ales que Samuel le dio, cuando lo hubo ungido, hab�a un significado que deber�a haber llevado sus pensamientos m�s all� de s� mismo.

�Cu�ntas veces hay un significado, un lenguaje, perfectamente inteligible para quien tiene o�dos para o�r, pero que se nos escapa, porque nuestro coraz�n grosero y endurecido no tiene inteligencia espiritual ni discernimiento! Y, sin embargo, todo nuestro futuro depende de ello. Dios ha mostrado nuestra incapacidad para la bendici�n que implica. Sin embargo, los medios no faltaron. Aunque el significado de esta circunstancia era menos evidente que el de las otras se�ales, sin embargo, el sepulcro de Raquel debi� recordar a Sa�l, el hijo y heredero seg�n la carne del que all� naci�, que el hijo del dolor de la madre era el hijo de la mano derecha del padre ( G�nesis 35:18 ).

Ahora bien, Dios no hab�a abandonado a Israel; la fe todav�a estaba all�; los hombres sub�an a Dios. Hab�a algunos en Israel que se acordaban del Dios de Beth-el, que se hab�a revelado a Jacob cuando hu�a [1], y que en su fidelidad lo hab�a hecho volver en paz; y Dios le dio a Sa�l gracia a los ojos de ellos. Los siervos del Dios de Betel lo saludan y lo fortalecen en su camino. Pero el monte de Dios estaba pose�do por la guarnici�n de los filisteos, otra circunstancia que, por su significado, deber�a haber llegado al coraz�n de un israelita fiel que deseaba la gloria de Dios y el bien de su pueblo.

Pero el signo que lo acompa�� lo hizo mucho m�s contundente; porque el Esp�ritu de Jehov� vino sobre Sa�l en este lugar, y se convirti� en otro hombre, llamado por lo tanto a "hacer lo que la ocasi�n le sirviera, porque Dios estaba con �l" ( 1 Samuel 10:7 ) [2]. A menudo sucede que la fe establece claramente lo que se debe hacer, mientras que el coraz�n, engordado e infiel, no lo ve en absoluto.

�Y qu� significan estos signos? Hay quienes en Israel recuerdan al Dios de Betel y lo buscan con corazones rectos y preparados, que lo conocen como el recurso de la fe. Pero el monte de Dios, la sede p�blica de Su fortaleza, est� en manos del enemigo. Aun as�, si esto es as�, el Esp�ritu de Dios est� sobre el hombre que toma conocimiento de ello, y es en esta misma colina donde el Esp�ritu viene sobre �l. El nombre de Dios tambi�n es significativo aqu�. Es Dios abstra�damente, Dios el Creador: Dios mismo est� en cuesti�n. El Esp�ritu de Jehov� viene sobre Sa�l, porque all� reanuda el curso de sus relaciones con Israel.

Pero Samuel sigue siendo el �nico a quien Dios reconoce como el v�nculo entre �l y el pueblo. Es cuando Sa�l ha tenido que ver con Samuel, que �l es otro hombre. Debe esperar a Samuel, para que sepa qu� hacer, y que la bendici�n descanse sobre �l. Por tanto, debe reconocer que la bendici�n est� relacionada con el profeta, y no actuar sin �l; debe esperarlo con perfecta paciencia (siete d�as), una paciencia que, someti�ndose al testimonio de Dios, no buscar� bendici�n fuera de sus caminos.

Aqu� tambi�n vemos en los filisteos a los enemigos que pusieron fe a prueba. A menudo tenemos enemigos sobre los que obtenemos una f�cil victoria, y por cuya causa somos considerados espirituales, pero no son tales (por parte de Dios, y tambi�n puede decirse por parte de ellos) que ponen a prueba la fe. Con estos la paciencia debe tener su trabajo perfecto. Y los filisteos ocuparon este lugar con respecto a Sa�l. Estaba bien que el pueblo fuera librado de sus otros enemigos; pero no eran ellos los que les eran un lazo, y que manifestaban el poder del enemigo en medio mismo de Israel y de las promesas.

�Nos gobiernan poderes espirituales en la asamblea, en el lugar donde deben cumplirse las promesas de Dios? �Y qu� poder vemos para derrocar el poder del mal y la maldad espiritual dentro de los l�mites de la iglesia profesante? De los filisteos Sa�l deber�a haber librado al pueblo de Dios (ver 1 Samuel 9:16 ).

El monte de Dios estaba en manos de los filisteos (ver tambi�n 1 Samuel 14:52 ). Si Sa�l hubiera esperado a Samuel, le habr�a declarado todo lo que deb�a hacer. Ahora veremos que, dos a�os despu�s, Sa�l es puesto a prueba en presencia de los filisteos; y cualquiera que haya sido la demora, la cosa no se hab�a alterado; todo el �xito intermedio deber�a haber aumentado su fe y fortalecido en la obediencia.

Samuel llama al pueblo a reunirse en Mizpa. All� les presenta su insensatez al rechazar al Dios de su salvaci�n. Pero procede a la elecci�n de un rey, seg�n el mandato de Dios. Dios cumple los deseos del pueblo. Si la carne hubiera podido glorificar a Dios, nada faltaba para inducirlos a confiar en �l. Dios se adapta a ellos en las cosas exteriores; y adem�s, como sabemos, si el pueblo hubiera seguido a Jehov�, Jehov� no los habr�a abandonado ( 1 Samuel 12:20-25 ).

Y ahora que Dios ha establecido un rey, aquellos que no lo reconocer�n son "hombres de Belial". El pueblo, sin embargo, apenas ve en �l a Dios: s�lo lo reconocen en aquellas cosas que la carne puede percibir, como la hermosura del rey y el �xito de sus armas, es decir, las cosas en las que Dios se conviene. a la naturaleza, y en el que �l otorga bendici�n, para que �l sea conocido y confiado. En esto se regocijan, pero no van m�s all�. La fe no es de la naturaleza.

Nota 1

El Dios que le hab�a dicho en el d�a de su angustia, cuando fue echado de delante de su enemigo, que no lo desamparar�a.

Nota 2

Por consiguiente, fue el Esp�ritu de profec�a, el Esp�ritu que actu� en bendici�n, el que indic� la presencia de Dios, y aquello a lo que Sa�l deber�a recurrir, aunque (s�, porque) el monte de Dios, el asiento p�blico de Su autoridad en Israel, estaba en manos de los enemigos del verdadero pueblo de Dios. Esta escena representaba todo el estado de Israel.

Información bibliográfica
Darby, John. "Comentario sobre 1 Samuel 8". "Sinopsis del Nuevo Testamento de Juan Darby". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/dsn/1-samuel-8.html. 1857-67.