Bible Commentaries
1 Timoteo 4

Sinopsis del Nuevo Testamento de DarbySinopsis de Darby

Versículos 1-16

Pero habr� algunos que se apartaron de la fe, de este conocimiento del �nico Creador y Salvador-Dios Aquel que se manifest� en la carne. Atacar�an precisamente estos puntos que hemos nombrado. Puede ser que pretendan llevar m�s lejos que todos los dem�s la idea de los privilegios cristianos, as� como la del conocimiento profundo de Dios; pero pecar�an contra los primeros principios, contra la fe que un�a al Dios Salvador revelado en el cristianismo con el �nico Dios-Creador.

Seg�n el cristianismo, el Dios eterno no s�lo hab�a creado el mundo sino que se hab�a revelado en Cristo. Estos ap�statas, trayendo doctrinas de demonios, tratar�an de negar que era este �nico Dios de la naturaleza quien se hab�a manifestado en gracia. Seducidos por los demonios, y cauterizada su conciencia, prohibieron lo que Dios hab�a establecido en la creaci�n, lo que �l hab�a dado al hombre en su totalidad inmediatamente despu�s del diluvio: como si la santidad superior que predicaban y la relaci�n con un Dios m�s exaltado , no eran compatibles con tales costumbres.

Abandonando la santidad real y pr�ctica de la comuni�n con Dios, y de sus mandamientos por Cristo, se crearon una falsa santidad, que negaron lo que Dios hab�a ordenado desde el principio y as� se exaltaron contra la autoridad de Aquel que lo hab�a ordenado, como si fuera un ser imperfecto o quiz�s malvado.

As� se perdi� el freno del temor de Dios, y se abri� la puerta al libertinaje y la disoluci�n. El Esp�ritu de Dios advirti� a la asamblea de esto, y el fiel ap�stol se lo comunica a Timoteo y por medio de �l pone en guardia a los fieles. Por lo tanto, no habla de privilegio. Fiel a la gloria de Dios, vuelve a los primeros principios de su gloria, y mantiene los derechos incontestables del �nico Dios; fiel a Dios, no jact�ndose de su conocimiento, sino buscando con amor guardar a la asamblea de toda desviaci�n de Dios.

No debemos confundir a los pocos aqu� que abandonan la fe con la apostas�a general de 2 Tesalonicenses. Aqu� unos pocos se apartan de la verdad, seducidos por los demonios; y la asamblea a�n subsiste para ser resguardada de la invasi�n de estos nocivos principios. Otra cosa muy distinta es la apostas�a general y la manifestaci�n del hombre de pecado, que no se menciona aqu� en absoluto. Aqu� tenemos la fidelidad que repele el error por la verdad, recordando a los hermanos de esta �ltima, para que no sean seducidos.

All� est� la manifestaci�n del que se sienta en el templo de Dios, y que es destruido por el resplandor de la presencia del Se�or. Aqu� todo lo que hab�a que hacer era recordar con sencillez la bondad del Creador, y que sus dones, recibidos con acci�n de gracias, eran siempre buenos, y no deb�an ser rechazados: ciertamente no que deb�an usarlos para la gratificaci�n de su deseos, sino como santificados por la palabra de Dios, que nos los trajo como dones de Dios, y por la oraci�n, que nos conecta con Dios al usarlos.

Deb�an ser recibidos como de �l, como el regalo de Su mano; y fueron santificados, como todo lo que procede de �l y lleva el sello de su voluntad y de su bondad. El hombre lo hab�a perdido todo al abandonar a Dios: lo que ten�a ahora no lo ten�a con Dios, lo comer�a simplemente como un animal, y peor como si hubiera dejado a Dios. La palabra de Dios reemplaz� la relaci�n en gracia, y la oraci�n la us� sobre esta base.

Aqu� (aunque en otras circunstancias ha ido mucho m�s lejos) se juzga plenamente el principio mon�stico, en el coraz�n y en la forma; por muy sincero que sea cualquier individuo que busque seguirlo para honrar a Dios. Dios no retira los dones de los que el hombre, por as� decirlo, se ha apoderado por su voluntad; pero el uso que hace de ellos, en lugar de ser la gratificaci�n de su voluntad y deseos, es ahora recibido de Dios por su voluntad en agradecimiento y reconocimiento de �l.

Esto, de hecho, el ap�stol muestra en lo que sigue. Ense�ando as�, Timoteo ser�a un buen siervo de Jesucristo, nutrido en la verdad: el ejercicio corporal de poco aprovecha, pero la piedad mucho aqu� abajo y en la eternidad; advirti�ndole de nuevo contra la especulaci�n ociosa y sin provecho de la mente humana, a cuyo peligro recurre continuamente. Es por esta doctrina de Dios verdadera y digna de toda aceptaci�n que el ap�stol trabaj� y sufri� oprobio; porque ten�a fe en el Dios vivo, que con su providencia y con su supremo poder [7] gobernaba, conservaba y cuidaba a todos los hombres, y especialmente a los que cre�an. Era este mismo Dios �nico, Creador y Salvador, en quien confiaba mientras trabajaba para el Se�or. Timoteo deb�a ense�ar esto y hacerlo cumplir con autoridad.

Posteriormente, en conexi�n con esta instrucci�n autorizada, el ap�stol habla de la persona y posici�n del mismo Timoteo. Era joven, pero deb�a mantener su lugar y ganar con su conducta ese peso que los a�os a�n no le daban. Deb�a ser un ejemplo para los creyentes y ocuparse, hasta que lleg� Pablo, con la lectura, la exhortaci�n y la instrucci�n. Adem�s, en su caso Dios le hab�a dado una preparaci�n especial para su obra; no deb�a olvidarlo ni descuidarlo.

Se le hab�a impartido un don: Dios le hab�a se�alado a este fin por profec�a; y este testimonio inmediato de Dios, al que se un�a la operaci�n de su poder, hab�a sido acompa�ado por el sello del testimonio del hombre, es decir, el de los ancianos entre los cristianos. (Comp�rese Hechos 13:1-3 .)

As� todas las cosas concurrieron para fortalecer a Timoteo en su servicio, y en la autoridad que ejerc�a en ese momento en lugar del ap�stol. Siempre debe presentar el peso de una conducta intachable, que tenga su influencia sobre los corazones y las conciencias; pero interiormente estaba fortalecido por la conciencia de haber sido apartado formalmente por Dios para la obra; el don de Dios le hab�a sido impartido, y la sanci�n de todos los que ten�an peso en la asamblea hab�a sido puesta, como un sello, sobre �l.

As� fortalecido, deb�a dedicarse a las cosas del Se�or de tal manera que su progreso fuera evidente para todos los hombres como una demostraci�n de su comuni�n con el Se�or. Al mismo tiempo, deb�a tener cuidado de s� mismo y de la doctrina, y eso continuamente, que deber�a ser el medio de salvaci�n tanto para �l como para los que lo escuchaban.

Nota #7

Compare Mateo 10:29 .

Información bibliográfica
Darby, John. "Comentario sobre 1 Timothy 4". "Sinopsis del Nuevo Testamento de Juan Darby". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/dsn/1-timothy-4.html. 1857-67.