El siguiente comentario cubre los Cap�tulos 1 a 7.
As�, habiendo orado Salom�n y suplicado a Jehov� que sus ojos estuvieran abiertos, y sus o�dos atentos a las oraciones que le ser�an ofrecidas en ese lugar (citando la petici�n de David en Salmo 132 , y usando sus misericordias para con David como s�plica), el fuego desciende y consume el holocausto y los sacrificios; y la gloria de Jehov� llenar� la casa.
Y ahora, no es s�lo que los sacerdotes no pueden entrar, sino que los hijos de Israel contemplan la gloria que descansa sobre la casa; se postran sobre sus rostros y adoran. Es la aceptaci�n p�blica del sacrificio lo que pone al pueblo en conexi�n p�blica con Dios, y les hace confesar que "Jehov� es bueno, y que para siempre es su misericordia" (comparar Lev�tico 9:24 ). S�lo en este �ltimo pasaje el reconocimiento de la misericordia incansable de Dios no era el punto.
Hay tambi�n otro elemento en la escena que estamos considerando, y es la asamblea p�blica y gozosa de todo el pueblo, la fiesta de los tabern�culos, la gran congregaci�n ( Salmo 22:25 ), y tambi�n la dedicaci�n del altar. Estas son las dos cosas que marcan la participaci�n de Israel en la bendici�n, a saber, el altar y la fiesta de los tabern�culos; culto posterior a su ca�da y ruina, fundado en la aceptaci�n del sacrificio, y el efecto realizado de las promesas, el pueblo ya no est� en angustia.[1]
Encontramos nuevamente aqu� los instrumentos musicales de Jehov�, que David hab�a hecho para alabar a Jehov�, "porque para siempre es su misericordia"; cuando el mismo David "alabado por su ministerio" ( 2 Cr�nicas 7:6 ); bendito pensamiento! porque �qui�n es este David? (comparar Salmo 22:22 ).
El pueblo se vio bendecido y feliz en toda la bondad de Jehov�. Despu�s de esto, el Se�or le presenta a Salom�n las condiciones bajo las cuales lo coloca a �l, as� como al pueblo, para el disfrute o la recuperaci�n de estas bendiciones. �l hab�a elegido esta casa de oraci�n. Si hubo castigo y se humill� el pueblo, hubo tregua: los ojos y el coraz�n de Jehov� deben estar all� perpetuamente.
Entonces, con respecto a Salom�n y la simiente de David en general, de su fidelidad hab�a de depender la bendici�n de todo el pueblo. Si la casa de David se apartara de Dios, Israel ser�a desarraigado de la tierra; y la casa, que hab�a sido santificada por la adoraci�n de Jehov�, llegar�a a ser objeto de burla entre todas las naciones, y testigo del justo juicio de Dios.
Nota 1
Sin embargo, no parece que hicieran caba�as con las ramas de los �rboles. Desde Josu�, esto no se hab�a hecho hasta los d�as de Nehem�as. En el tiempo que estamos considerando, el gozo y la prosperidad los hab�an hecho un poco descuidados de la palabra.
Información bibliográfica Darby, John. "Comentario sobre 2 Chronicles 1". "Sinopsis del Nuevo Testamento de Juan Darby". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/dsn/2-chronicles-1.html. 1857-67.
Versículos 1-17
El siguiente comentario cubre los Cap�tulos 1 a 7.
As�, habiendo orado Salom�n y suplicado a Jehov� que sus ojos estuvieran abiertos, y sus o�dos atentos a las oraciones que le ser�an ofrecidas en ese lugar (citando la petici�n de David en Salmo 132 , y usando sus misericordias para con David como s�plica), el fuego desciende y consume el holocausto y los sacrificios; y la gloria de Jehov� llenar� la casa.
Y ahora, no es s�lo que los sacerdotes no pueden entrar, sino que los hijos de Israel contemplan la gloria que descansa sobre la casa; se postran sobre sus rostros y adoran. Es la aceptaci�n p�blica del sacrificio lo que pone al pueblo en conexi�n p�blica con Dios, y les hace confesar que "Jehov� es bueno, y que para siempre es su misericordia" (comparar Lev�tico 9:24 ). S�lo en este �ltimo pasaje el reconocimiento de la misericordia incansable de Dios no era el punto.
Hay tambi�n otro elemento en la escena que estamos considerando, y es la asamblea p�blica y gozosa de todo el pueblo, la fiesta de los tabern�culos, la gran congregaci�n ( Salmo 22:25 ), y tambi�n la dedicaci�n del altar. Estas son las dos cosas que marcan la participaci�n de Israel en la bendici�n, a saber, el altar y la fiesta de los tabern�culos; culto posterior a su ca�da y ruina, fundado en la aceptaci�n del sacrificio, y el efecto realizado de las promesas, el pueblo ya no est� en angustia.[1]
Encontramos nuevamente aqu� los instrumentos musicales de Jehov�, que David hab�a hecho para alabar a Jehov�, "porque para siempre es su misericordia"; cuando el mismo David "alabado por su ministerio" ( 2 Cr�nicas 7:6 ); bendito pensamiento! porque �qui�n es este David? (comparar Salmo 22:22 ).
El pueblo se vio bendecido y feliz en toda la bondad de Jehov�. Despu�s de esto, el Se�or le presenta a Salom�n las condiciones bajo las cuales lo coloca a �l, as� como al pueblo, para el disfrute o la recuperaci�n de estas bendiciones. �l hab�a elegido esta casa de oraci�n. Si hubo castigo y se humill� el pueblo, hubo tregua: los ojos y el coraz�n de Jehov� deben estar all� perpetuamente.
Entonces, con respecto a Salom�n y la simiente de David en general, de su fidelidad hab�a de depender la bendici�n de todo el pueblo. Si la casa de David se apartara de Dios, Israel ser�a desarraigado de la tierra; y la casa, que hab�a sido santificada por la adoraci�n de Jehov�, llegar�a a ser objeto de burla entre todas las naciones, y testigo del justo juicio de Dios.
Nota 1
Sin embargo, no parece que hicieran caba�as con las ramas de los �rboles. Desde Josu�, esto no se hab�a hecho hasta los d�as de Nehem�as. En el tiempo que estamos considerando, el gozo y la prosperidad los hab�an hecho un poco descuidados de la palabra.