Bible Commentaries
Deuteronomio 3

Versículos 1-29

El siguiente comentario cubre los cap�tulos 1, 2, 3 y 4.

Examinemos un poco m�s de cerca estos Cap�tulos, que muestran los dolores que tom� el Esp�ritu para poner ante los ojos de la gente todos los motivos que podr�an inducirlos a andar fielmente en la carrera que ahora ten�an por delante.

Comienza con la narraci�n de lo que hab�a ocurrido desde la estancia de los hijos de Israel en el Sina�; y Mois�s les recuerda el mandamiento de salir de ese lugar y de ir al monte de los amorreos, [1] para subir y poseer la tierra. Llegan all� y, desalentados por los esp�as, no suben; luego, tratando de hacerlo sin Dios, son heridos ante sus enemigos. Pasando por las fronteras de Esa� y Moab, Dios les da la tierra de Seh�n y de Og.

Tambi�n aprendemos aqu� que, aunque sancionado por Dios, el env�o de esp�as fue el efecto de la incredulidad entre el pueblo, una lecci�n instructiva. Dios puede permitir, y hasta ahora sancionar, un curso, humanamente sabio, en Sus caminos: Su gobierno, que sin embargo da el fruto de la incredulidad que est� en su ra�z. En una palabra, Mois�s les recuerda, en general, lo que hab�a sucedido en el camino que los llev� a entrar en la tierra de la que hab�an de tomar posesi�n: la paciencia y la bondad de Dios.

Al recordarles a Horeb, insiste en el privilegio que hab�an disfrutado en la cercan�a de Dios, quien �l mismo les hab�a hablado de en medio del fuego, cuando no ve�an semejanza; sobre la autoridad de la palabra -su majestad- excluyendo as� todo pensamiento de idolatr�a. Les muestra que todos los que eran mayores de edad hab�an perecido a causa de su incredulidad; que �l mismo no pod�a entrar en esa buena tierra; que Dios es un Dios celoso, fuego consumidor; y que, si hicieran alguna imagen tallada, perecer�an por completo de la tierra a la que estaban a punto de entrar, y ser�an esparcidos entre las naciones y dejados para servir a los dioses que hab�an amado; que, sin embargo, encontrar�an a Dios si lo buscaran de todo coraz�n, porque �l es un Dios misericordioso, que no los desamparar�a; que si el Sina� hubiera sido el resplandor de su majestad, tambi�n era cierto que un Dios de tanta majestad nunca se hab�a dignado acercarse tanto a un pueblo elegido y escogido por amor a sus padres. Tal es la base del gobierno de este pueblo.

Mois�s aparta tres ciudades de refugio, como se�al de posesi�n, por parte de Dios, de lo que estaba de este lado del Jord�n. Estos cuatro Cap�tulos son introductorios.

Nota 1

Es interesante juntar el segundo y el tercer verso. Para un viaje de once d�as, Israel tard� cuarenta a�os. �Pobre de m�! �Cu�ntas veces nos sucede as� a causa de nuestra infidelidad!