Bible Commentaries
Job 42

Sinopsis del Nuevo Testamento de DarbySinopsis de Darby

Versículos 1-17

El siguiente comentario cubre los Cap�tulos 38 al 42.

Jehov� entonces habla, y dirigi�ndose a Job, contin�a con el tema. Hace consciente a Job de su nada. Job se confiesa vil y declara que guardar� silencio ante Dios. El Se�or reanuda el discurso, y Job reconoce que ha oscurecido el consejo al hablar de lo que no entend�a. Pero ahora, a�n m�s sumisamente, declara abiertamente su verdadera condici�n. Anteriormente hab�a o�do de Dios de o�do; ahora sus ojos lo hab�an visto, por lo cual se aborrece a s� mismo y se arrepiente en polvo y ceniza.

Este es el efecto de haber visto a Dios y de encontrarse en su presencia. La obra de Dios estaba cumplida, la obra de su perfecta bondad, que no dejar�a a Job sin hacerle conocerse a s� mismo, sin llevarlo a la misma presencia de Dios. Se logr� el objeto de la disciplina, y Job est� rodeado de m�s bendiciones que antes.

Aprendemos dos cosas aqu�; primero, que el hombre no puede estar en la presencia de Dios; y en segundo lugar, los caminos de Dios para la instrucci�n del hombre interior. Tambi�n es un cuadro de los tratos de Dios con los jud�os en la tierra.

El Libro de Job claramente nos presenta tambi�n la ense�anza del Esp�ritu, en cuanto al lugar que Satan�s ocupa en los tratos de Dios y Su gobierno, con respecto al hombre en la tierra. Tambi�n podemos se�alar el cuidado perfecto y fiel de Dios, de quien (cualquiera que haya sido la malicia de Satan�s) todo esto procedi�, porque vio que Job lo necesitaba. Observamos que es Dios quien pone el caso de Job ante Satan�s, y que �ste desaparece de la escena; porque aqu� se trata de sus obras en la tierra, y no de sus tentaciones interiores.

Adem�s, si Dios se hubiera detenido en seco en las aflicciones externas, Job habr�a tenido nuevos motivos para la autocomplacencia. El hombre podr�a haber juzgado que esas aflicciones eran abundantes. Pero la maldad del coraz�n de Job consist�a en descansar en los frutos de la gracia en s� mismo, y esto no habr�a hecho m�s que aumentar la buena opini�n que ya ten�a de s� mismo: amable en la prosperidad, habr�a sido tambi�n paciente en la adversidad. Por tanto, Dios lleva a cabo Su obra, para que Job pueda conocerse a s� mismo.

O la simpat�a de sus amigos (pues podemos soportar solos, y de Dios en su presencia, lo que no podemos soportar cuando tenemos la oportunidad de presentar nuestra queja ante los hombres), o el orgullo que no se despierta mientras estamos solos sino que se hiere cuando otros son testigos de nuestra miseria, o tal vez los dos juntos trastornan la mente de Job; y maldice el d�a de su nacimiento. Las profundidades de su coraz�n. son mostrados. Era esto lo que necesitaba.

As� tenemos al hombre parado entre Satan�s, el acusador, y Dios, siendo la cuesti�n no la revelaci�n de Dios de la justicia eterna, sino Sus caminos con el alma del hombre en este mundo. El hombre piadoso se mete en problemas. Esto tiene que tenerse en cuenta, los amigos insisten en que este mundo es una expresi�n adecuada del justo gobierno de Dios y que, en consecuencia, como Job hab�a hecho una gran profesi�n de piedad, era un hip�crita.

Esto lo niega rotundamente, pero su voluntad inquebrantable se levanta contra Dios. Dios ha escogido hacerlo, y no puede evitarlo. Solo �l est� seguro de que si pudiera encontrarlo, pondr�a palabras en su boca. Hablaba bien de �l aunque en rebeli�n, y pensando en su bondad como propia. Todav�a afirma que aunque hubo un gobierno, este mundo no lo mostr� como dec�an sus amigos; pero no est� quebrantado delante de Dios.

Entra Eli�, el int�rprete, uno entre mil (�y pr�cticamente cu�n raros son!) y muestra la disciplina de Dios con el hombre y con el justo, y reprende a ambos lados con inteligencia. Entonces Dios entra y pone a Job en su lugar por la revelaci�n de S� mismo; pero reconoce el sentimiento correcto de Job en cuanto a �l, y pone a los amigos en su verdadero lugar, y Job debe interceder por ellos. Job, humillado, puede ser completamente bendecido. Este conocimiento de s� mismo a los ojos de Dios es de suma importancia; nunca somos humildes ni desconfiados de nosotros mismos hasta entonces.

Información bibliográfica
Darby, John. "Comentario sobre Job 42". "Sinopsis del Nuevo Testamento de Juan Darby". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/dsn/job-42.html. 1857-67.