El profeta vuelve a denunciar a los jefes y pr�ncipes de Jacob. Deben clamar a Jehov�. Pero �l no los oy�. Ning�n profeta debe iluminarlos con la luz de su palabra. Los videntes deber�an estar confundidos; no debe haber respuesta de Dios ( Miqueas 3:1-7 ). No fue as� con el profeta, lleno de poder por el Esp�ritu de Jehov� para declarar a Jacob su transgresi�n ya Israel su pecado ( Miqueas 3:8 ).
Esto lo hace denunciando de nuevo a los jefes entre el pueblo que juzgaban por recompensa, ya los profetas que adivinaban por dinero, mientras reclamaban el privilegio de la presencia de Jehov�, concedido de hecho exclusivamente a este pueblo. Nada puede ser m�s ofensivo para Jehov� que aquellos que tienen el nombre de Su pueblo se vistan con el privilegio de Su presencia, y usen esta pretensi�n para honrarse a s� mismos y justificar el mal, o mantener un derecho divino a pesar de ello.
Por tanto, Sion debe ser arada como un campo, y las monta�as, ahora adornadas con palacios, deben ser hechas como las alturas de un bosque ( Miqueas 3:9-12 ).
Información bibliográfica Darby, John. "Comentario sobre Micah 3". "Sinopsis del Nuevo Testamento de Juan Darby". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/dsn/micah-3.html. 1857-67.
Versículos 1-12
El profeta vuelve a denunciar a los jefes y pr�ncipes de Jacob. Deben clamar a Jehov�. Pero �l no los oy�. Ning�n profeta debe iluminarlos con la luz de su palabra. Los videntes deber�an estar confundidos; no debe haber respuesta de Dios ( Miqueas 3:1-7 ). No fue as� con el profeta, lleno de poder por el Esp�ritu de Jehov� para declarar a Jacob su transgresi�n ya Israel su pecado ( Miqueas 3:8 ).
Esto lo hace denunciando de nuevo a los jefes entre el pueblo que juzgaban por recompensa, ya los profetas que adivinaban por dinero, mientras reclamaban el privilegio de la presencia de Jehov�, concedido de hecho exclusivamente a este pueblo. Nada puede ser m�s ofensivo para Jehov� que aquellos que tienen el nombre de Su pueblo se vistan con el privilegio de Su presencia, y usen esta pretensi�n para honrarse a s� mismos y justificar el mal, o mantener un derecho divino a pesar de ello.
Por tanto, Sion debe ser arada como un campo, y las monta�as, ahora adornadas con palacios, deben ser hechas como las alturas de un bosque ( Miqueas 3:9-12 ).