Bible Commentaries
Proverbios 29

Versículos 1-27

El siguiente comentario cubre los Cap�tulos 10 al 31.

En el cap�tulo 10 comienzan los detalles que ense�an a los que escuchan c�mo evitar las trampas en que pueden caer los simples, el camino a seguir en muchos casos y las consecuencias de las acciones de los hombres: en fin, lo que caracteriza a la sabidur�a en detalle, lo que puede ser la prudencia para el hombre, la divina discreci�n para los hijos de Dios; y tambi�n, el resultado del gobierno de Dios, cualesquiera que sean las apariencias por un tiempo. Es bueno observar que no se trata de redenci�n o propiciaci�n en este libro; propone un caminar seg�n la sabidur�a del gobierno de Dios.

En el cap�tulo final tenemos el car�cter de un rey seg�n la sabidur�a, y el de la mujer en su propia casa, el rey que no se permite aquello que, oscureciendo su discernimiento moral por la complacencia de sus lujurias, lo har�a incapaz de gobernar. En la mujer vemos la industria perseverante y abnegada que llena la casa de riquezas, honra a sus habitantes y quita todos los cuidados y preocupaciones que produce la pereza.

La aplicaci�n t�pica de estos dos caracteres espec�ficos es demasiado evidente para necesitar explicaci�n. El ejemplo de la mujer es muy �til, en cuanto al esp�ritu de la cosa, a quien trabaja en la asamblea.

Aunque en este libro la sabidur�a producida por el temor de Jehov� s�lo se aplica a este mundo, es por eso mismo de gran utilidad para el cristiano, quien, en vista de sus privilegios celestiales, podr�a, m�s o menos, olvidar el continuo gobierno de Dios. Es muy importante que el cristiano recuerde el temor del Se�or y el efecto de la presencia de Dios en los detalles de su conducta; y repito lo que dije al principio, que es gran gracia la que se digna aplicar la sabidur�a divina a todos los detalles de la vida del hombre en medio de la confusi�n que trae el pecado.

Ocupado con las cosas celestiales, el cristiano est� menos en camino de descubrir, por su propia experiencia, la clave del laberinto del mal por el que est� pasando. Dios ha considerado esto, y ha establecido este primer principio, "sabio para lo bueno, y sencillo para lo malo". As� el cristiano puede ser ignorante del mal (si un mundano lo fuera, caer�a en �l), y sin embargo evitarlo a trav�s de su conocimiento del bien.

La sabidur�a de Dios le da esto �ltimo; el gobierno de Dios provee para todo lo dem�s. Ahora, en los Proverbios, tenemos estas cosas en principio y en detalle. No me he detenido en el car�cter figurativo de las formas del mal. Son m�s bien principios que cifras. Pero el hombre violento de los �ltimos d�as se encuentra continuamente en los Salmos; y Babilonia es la plena realizaci�n de la mujer que prende a los simples en sus lazos y los conduce a la muerte; as� como Cristo es la perfecta sabidur�a de Dios que conduce a la vida.

Pero estas dos cosas que manifiestan el mal proceden del coraz�n del hombre en todo tiempo desde la ca�da: solo que hemos visto que hay un desarrollo activo de las artima�as de la mala mujer, que tiene su propia casa y sus propios arreglos. No es simplemente el principio de la corrupci�n, sino un sistema organizado, como lo es el de la sabidur�a soberana.