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Bible Commentaries
Salmos 16

Sinopsis del Nuevo Testamento de DarbySinopsis de Darby

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Versículos 1-11

Con Salmo 16 comenzamos una serie de salmos muy importante, aquellos en los que el Esp�ritu divino nos presenta la conexi�n de Cristo mismo con el remanente. En Salmo 16 , Cristo toma formalmente Su lugar entre el remanente. El ap�stol Pedro lo cita para probar Su resurrecci�n, y el principio de esto se menciona en la ep�stola a los Hebreos para mostrar Su participaci�n en la naturaleza humana.

[1] Despu�s de examinar muchas autoridades cr�ticas, me adhiero a la traducci�n al ingl�s del segundo verso. La tercera deja oscuro el sentido, por no cambiar la preposici�n. "Pero a los santos" responde a "dijo al Se�or", no a "no se extiende a ti". Le dice al Se�or: "Mi bondad... a los santos... en ellos est� todo mi deleite". As� este salmo tiene un lugar muy importante y profundamente interesante.

Es Cristo ocupando Su lugar en gracia entre el pobre remanente de Israel del siervo para andar por el camino de la vida que nadie como en la carne hab�a encontrado en este mundo, y que conduce a trav�s de la muerte m�s all� de ella, donde hab�a plenitud de gozo. Toma el lugar de la dependencia, de la confianza, no de la igualdad divina. Y el que dice que no, debe haber tenido t�tulo para hacerlo, o no necesita haberlo dicho. �l estaba tomando otro lugar.

Toma el lugar de siervo, y llama a Jehov� su Se�or. Esto tampoco fue todo. �l toma un lugar, sin importar cu�n solo pueda estar en perfecci�n y perfecto al hacerlo, con los santos en la tierra. Y esto lo hace, no meramente como un hecho, sino con el m�s pleno afecto. Su deleite est� en ellos. Se regocija en llamarlos los mejores de la tierra.

N�tese adem�s que no es con los santos celestiales que �l se asocia, ni aquellos de quienes habla aqu� est�n unidos a �l en el cielo, sino que �l se asocia con ellos. Algunos pueden ir al cielo por el camino de la vida que �l mismo ha dejado huella, pero Su asociaci�n con ellos, y la de ellos con �l, est� bajo el t�tulo de los excelentes de la tierra.

Podemos comentar adem�s, que todo el salmo respira este esp�ritu, y toma este lugar, de dependencia, tan precioso para el pobre remanente. No es, Destruid este templo y lo levantar� en tres d�as que estaba tomando un lugar divino. Su cuerpo era un templo; �l mismo lo levant�. Aqu� �l se apoya como hombre en Jehov� en ambos perfectos. �No dejar�s mi alma en el infierno, ni permitir�s que tu Santo vea corrupci�n.

Consideremos ahora el contenido de este salmo en un orden m�s detallado. Ya hemos notado los primeros vers�culos; pero los principios son de �ltima importancia, como presentando a Cristo tomando este lugar, para que yo regrese a ellos.

El Mes�as mira como hombre a Dios para preservarlo. Toma el lugar del hombre. No es simplemente un jud�o que ya est� all� invocando a Jehov�, sino un hombre con Dios. �l pone Su confianza en �l. El principio de confianza que Pablo alega en Hebreos 2 como testimonio de que el Mes�as era el verdadero hombre. Luego, toma el lugar de un siervo. �l le dice a Jehov� porque ahora �l toma Su lugar delante de �l �T� eres mi Adoni, mi Se�or.

"Este es un lugar definido y distinto. Adem�s, �l toma Su lugar, no en la bondad divina hacia los dem�s, sino ante Dios en el lugar de un hombre. Mi bondad, dice, no se extiende a ti. As� le dijo al joven que vino. a �l: "�Por qu� me llamas bueno? no hay ninguno bueno sino uno, ese es Dios.� Pero aunque en verdad solo, visto en Su relaci�n con el hombre, porque todos eran pecadores, �l toma Su lugar con el remanente, los excelentes de la tierra.

Esto lo hizo hist�ricamente, cuando fue al bautismo de Juan Bautista, con aquellos a quienes el Esp�ritu conduc�a a Dios en el camino santo del arrepentimiento. Fueron primero all�. �l se asocia con ellos en gracia. A�n as�, miramos el resultado completo en los �ltimos d�as, incluso aqu�. No oir� de ning�n Dios sino de Jehov�. Las penas de los que lo hicieron deben ser multiplicadas. Jehov� mismo era su porci�n, y lo mantuvo en el disfrute seguro de lo que hab�a de disfrutar en el prop�sito de Dios, y agradable fue el lugar donde le hab�an ca�do las cuerdas.

Era la herencia de Jehov� en la tierra que era Su porci�n, y esto es especialmente en Israel. Tal fue Su porci�n; pero luego estaba Su camino primero. Aqu� tambi�n bendice a Jehov�. Su consejo fue siempre Su gu�a. Pas� junto a �l. El secreto de Jehov� estaba con �l para guiarlo; y lejos de los hombres, cuando todo fue tra�do al silencio de Su coraz�n y sus sentimientos m�s �ntimos, Sus propios pensamientos m�s �ntimos fueron luz y gu�a.

Siempre es as� cuando estamos en comuni�n con Dios; porque, aunque en el coraz�n (tales pensamientos son siempre Su luz en �l, el fruto, y el fruto moral, de la obra de Su Esp�ritu) estaba la direcci�n y gu�a positiva de Jehov�, y esas aprensiones internas de Su alma, el resultado de la obra divina en �l.

En Cristo, por supuesto, esto fue perfecto. Es bueno, juzgando de todo por la palabra, no descuidar esta obra del alma, como movida y ense�ada por Dios. En ella se encuentra la mente del Esp�ritu en el discernimiento moral. Adem�s de esta gu�a, hab�a un prop�sito positivo de coraz�n. Siempre hab�a puesto a Jehov� delante de �l. Esta �nica direcci�n sigui� �l, y debido a que �l estaba cerca ya Su diestra, �l no ser�a movido.

No era dependencia propia, sino confianza en Jehov�. Este era ciertamente el camino de la vida, aunque todav�a no manifestado en poder visible (comparar Romanos 1:4 ).

Por lo tanto, �l se regocijar�a a trav�s de todo, y pasar�a por la muerte con una esperanza clara; Su carne debe descansar en �l; como hombre no la tem�a. Jehov�, en quien �l confiaba, no dejar�a Su alma en el Hades, ni permitir�a que Su Santo viera corrupci�n. El alma y el cuerpo, aunque iban respectivamente al lugar de los esp�ritus que partieron y al lugar de la corrupci�n, no se quedar�an en uno ni ver�an al otro. Jehov� le mostrar�a el camino de la vida a trav�s de la muerte, pero m�s all�.

�Cu�n benditamente lo hizo! Condujo a gozos m�s brillantes que la bendici�n de Israel, entre los cuales hab�a venido a residir. All� ciertamente los mejores de la tierra no pudieron seguirlo ( Juan 13:33 ; Juan 13:36 ; Juan 21:19 ).

�l primero debe secar las aguas del Jord�n para ellos, y convertirlo en el camino tambi�n para ellos donde �l se hab�a ido. Porque ese camino, puesto que pasaba por la muerte, deb�a conducir, si en verdad era el camino de la vida, a lo que estaba m�s all� de �l, la presencia de Aquel, en cuya presencia hay plenitud de gozo ya cuya diestra est�n los placeres para siempre.

Tal es el bendito resultado y resultado del camino del Se�or a trav�s de este mundo, donde �l tom� Su lugar entre los santos y camin�, con confianza en Jehov� (en cuyas manos entreg� Su esp�ritu), el camino que, si �l nos tom� , debe conducir a trav�s de la muerte, y luego encontrar el camino de nuevo en la resurrecci�n, y as� como hombre hasta Aquel en quien est� la plenitud de la alegr�a. El Esp�ritu de santidad marc� toda la vida del Hijo de Dios.

Fue declarado tal, con poder, por resurrecci�n; antes bien, siendo hombre, pas� a la presencia de Dios. La vida santa confiada encontr� all� su gozo perfecto. �l es (�bendito sea Dios, y el nombre de aquel bendito que ha recorrido este camino!) nuestro precursor. [2]

Deteng�monos por un momento en la conexi�n de esto con otras escrituras, parcialmente mencionadas. Es de importancia, ya que muestra la posici�n de Cristo en medio de Israel, y la diferencia de sus asociaciones con �l, de las de los santos de la asamblea. Y adem�s de eso, obtenemos los sentimientos divinamente perfectos de Cristo mismo en esta posici�n: �l est� en asociaci�n con los santos en Israel; s�lo �l lo toma voluntariamente (es decir, aquello a lo que son llamados en testimonio de su regreso a Dios).

Vemos ( Hebreos 2:13 ) que esta asociaci�n es con aquellos que son santificados. Hace una sola compa��a con ese piadoso remanente manifestado as� para Dios. No se averg�enza de llamarlos hermanos, habiendo asumido su causa y, por consiguiente, hecho hombre, hecho carne y sangre, porque los hijos que Dios le hab�a dado participaron de ella.

Vemos que realmente se hizo hombre, pero para identificarse con los intereses, y para asegurar la bendici�n de los santos, [3] del remanente, de los hijos que Dios estaba llevando a la gloria, y que se distinguen de la masa de Israel, para quienes iban a ser una se�al (ver Isa�as 8:18 ). En este pasaje se considera la condici�n de este remanente y la expectativa de d�as mejores.

Dejando a un lado la asamblea que no es el tema de la profec�a, el pasaje pasa, como vemos a menudo, de la conexi�n personal de Cristo con los santos en Israel a esta posici�n y porci�n de estos santos en los �ltimos d�as. Esto se nos da con suficiente claridad en este pasaje de Isa�as para ayudarnos mucho a comprender la forma en que el Esp�ritu de Dios pasa de la historia previa de los santos en Israel a los �ltimos d�as, dejando completamente de lado a la asamblea.

Cristo, en esp�ritu, contempla estos s�lo Su conexi�n, es decir, con el remanente de Israel, y hasta ahora con la naci�n, y as� pasa toda la historia de la asamblea, a S� mismo nuevamente en la misma conexi�n con la naci�n en el �ltimos d�as. �Ata el testimonio�, dice ( Isa�as 8:16-17 ), �sella la ley entre mis disc�pulos, y esperar� [4] a Jehov�, que esconde su rostro de la casa de Israel, y lo buscar�". Esto fue cuando �l se convirti� en el santuario rechazado y la piedra de tropiezo.

Contin�a hasta la gloria final, cuando Israel lo posea como el Hijo que les ha nacido ( Isa�as 9:6-7 ). Si no abstraemos la asamblea, es imposible comprender las profec�as del Antiguo Testamento. La asamblea tiene su porci�n celestial, pero Cristo puede considerar Su relaci�n con Su pueblo terrenal por separado.

Para volver a Salmo 16 , el lector notar� la referencia a la idolatr�a (una de las grandes controversias de Dios con Israel) en el cuarto vers�culo ( Salmo 16:4 ). De Mateo 12:43-45 e Isa�as 65 aprendemos que los jud�os caer�n en la idolatr�a en los �ltimos d�as.

S�lo Jehov� es reconocido por el Esp�ritu prof�tico de Cristo. Despu�s que todo esto acabe, se regocijar�, en los d�as venideros, en la porci�n que Jehov� le ha dado con lo mejor de la tierra. La certeza de esta esperanza est� conectada con la resurrecci�n (que es una condici�n necesaria para su cumplimiento, y que el favor de Jehov� asegura a Su Ungido) en toda la virtud de ese poder que no permitir� que Su Santo vea corrupci�n.

De ah� que el ap�stol se refiera a las misericordias firmes de David; es decir, al cumplimiento de todas las promesas de Dios a Israel, como prueba de que Cristo resucitar�a de entre los muertos para no volver m�s a la corrupci�n. Nada puede ser m�s hermoso (si no es Su muerte) que la expresi�n de los sentimientos del Se�or que nos da en este salmo la expresi�n por �l mismo del lugar que ha tomado, y eso con los santos.

Jehov� es Su propia porci�n. �Cu�n verdaderamente fue as�! �Qu� otro ten�a? Sin embargo, Su delicia estaba en los santos. �No lo vemos en Sus disc�pulos? Con el primer paso de la vida espiritual en el remanente, mostrado en su ir al bautismo de arrepentimiento de Juan, �l se identifica a s� mismo que seguramente no ten�a necesidad de arrepentimiento. As� que, como hombre fiel, un israelita, �l siempre pone a Jehov� delante de �l. As� que, incluso en la muerte, �l descansa, con confianza, en �l para la resurrecci�n, ese camino de vida a trav�s y a pesar de la muerte (y que �l ha abierto para nosotros), y all� est� Jehov�, Dios, la presencia de Su Padre. (�l conoce) la plenitud de la alegr�a; placeres a su diestra para siempre. Este es el m�s alto gozo propio de la mente y el Esp�ritu de Cristo; no la gloria, sino la presencia de Dios.

Nota 1

La cita en Hebreos 2 es literalmente de la LXX de Isa�as 8 .

Nota 2

Comp�rese en cuanto a un aspecto especial de esto, Juan 12:23-24 ; y el lugar consiguiente del Se�or, en los cap�tulos 11, 12, 13, como hemos visto, hab�a dado testimonio de Su lugar seg�n Salmo 2 . Ver nota en Salmo 8 .

Nota 3

As�, haci�ndose hombre, y al glorificar a Dios en Su obra como hombre, �l tambi�n tiene t�tulo bajo el don de Dios sobre toda carne.

Nota #4

Este es el pasaje citado en Hebreos 2 "En �l confiar�".

Información bibliográfica
Darby, John. "Comentario sobre Psalms 16". "Sinopsis del Nuevo Testamento de Juan Darby". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/dsn/psalms-16.html. 1857-67.
 
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