Bible Commentaries
Apocalipsis 17

Versículos 1-18

Primero se retratan los personajes de Babilonia. Como la bestia, ella es s�lo una cosa en el juicio pero moralmente es m�s importante que todas las dem�s. El car�cter general es el de la gran id�latra activa que ha ganado influencia sobre la masa de las naciones; luego, que los reyes de la tierra han vivido en intimidad culpable con ella, buscando sus favores, mientras que los que moran en la tierra han perdido el juicio por su influencia perniciosa y embriagadora. Esta es la idea general dada primero, un car�cter lo suficientemente claro para marcar el sistema romano o papal.

Pero siguen m�s detalles. Hab�a una mujer, un sistema religioso, sentada sobre una bestia imperial llena de nombres de blasfemia, teniendo la forma que la marcaba romana. La mujer estaba vestida magn�fica e imperialmente, ten�a toda la gloria y el ornamento humanos en ella, y una rica copa de idolatr�as prostitutas pero groseras en su mano. "Las abominaciones son simplemente �dolos; "la inmundicia de su fornicaci�n", toda la horrible corrupci�n que la acompa�a.

Su copa estaba llena de ellos. Ella estaba en el desierto; all� no hab�a manantiales de Dios. No era, por as� decirlo, la tierra de Dios, ning�n pa�s celestial. Para la comprensi�n espiritual llevaba en la frente su car�cter (pero conocido s�lo cuando se conoce espiritualmente), de la gran ciudad de corrupci�n, fuente de toda seducci�n para los hombres y de toda idolatr�a en la tierra: tal era el Papado. Pero esto no fue todo. Toda la sangre de los santos se hall� en ella: ella era la perseguidora homicida de aquellos en quienes Dios se deleitaba, y que dieron testimonio de Jes�s. [16] El profeta estaba asombrado porque era a lo que hab�a llegado la iglesia.

Luego, el �ngel describe la bestia sobre la que ella cabalgaba. Hab�a sido, dej� de existir, y luego vuelve a surgir de fuentes diab�licas directas, surge del abismo. El Imperio Romano renovado, que hab�a desaparecido, es de naturaleza blasfema y diab�lica, y en este car�cter va a la destrucci�n: sin embargo, todos excepto los elegidos en la tierra estar�n admirados de �l cuando vean la bestia que era, no es, y estar� presente.

De por s� esto marca el Imperio Romano o Latino, s�lo que reaparecer� m�s formalmente. Pero Roma est� m�s claramente marcada. Es la ciudad de las siete colinas. Ni siquiera fue esto todo. Era la autoridad existente en el tiempo de la profec�a: hab�an ca�do cinco de sus poderes gobernantes; uno estaba all�; entonces faltaba uno por venir por un breve espacio, y entonces aparecer�a la bestia del abismo, el �ltimo estado diab�lico del imperio, y ser�a destruido.

La �ltima, sin embargo, no es una forma nueva; es uno de los siete, aunque un octavo. Mi impresi�n es que el primer Napole�n y su breve imperio es el s�ptimo, y ahora tenemos que esperar el desarrollo del �ltimo. La bestia, aunque imperial, tiene diez cuernos, diez reinos distintos. Tienen su poder, y por el mismo per�odo, con la bestia. Pero todos ellos dan su poder a la bestia, y hacen guerra contra Cristo, el Rechazado en la tierra; pero �l los vencer�. Porque, despreciado como puede ser, la suprema autoridad es suya, y hay otros que vienen con �l, no meramente �ngeles, sino llamados, sus santos.

Luego se agregan detalles. Las aguas se explican como pueblos, multitudes, naciones y lenguas masas de poblaciones en sus diversas divisiones. Luego los diez cuernos, los reinos que est�n asociados con la bestia, y la bestia (porque as� debe leerse) odian a la ramera y comen su carne y la queman con fuego (primero, toman toda su sustancia y grosura, y luego destruirla); porque van a dar su reino a la bestia blasfema hasta que se cumplan las palabras de Dios.

Y luego estamos expresamente a] d que la mujer (no "la ramera", el �ltimo es su corrupto car�cter id�latra sino la "mujer"), que como cabalgando sobre la bestia iba a ser tal, es Roma. Todo este Cap�tulo 17 es descripci�n.

Nota #16

Es importante se�alar que la religi�n formal, que se basa en pretensiones antiguas establecidas, y que otros que la han recibido dejan atr�s en cuanto a la verdad, es el instigador habitual regular de la persecuci�n, aunque otros pueden ser los perseguidores. As� fue con los jud�os, as� en la historia imperial del mundo. Siempre se vuelve falso en cuanto a la verdad, aunque puede retener algunas e importantes verdades. Las verdades que prueban el coraz�n y su obediencia no est�n all�.