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Bible Commentaries
Zacarías 10

Sinopsis del Nuevo Testamento de DarbySinopsis de Darby

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Versículos 1-12

El siguiente comentario cubre los cap�tulos 7, 8, 9 y 10.

La profec�a, desde el cap�tulo 7 hasta el final del libro, tiene por objeto especial la introducci�n del Mes�as en Israel, con las consecuencias de su rechazo. Los mismos principios de responsabilidad y bendici�n, que ya hemos visto establecidos con respecto al remanente a su regreso de Babilonia, se encuentran nuevamente aqu�. La profec�a comienza recordando la falta de sinceridad de sus lamentos y humillaciones durante los setenta a�os de cautiverio, y el ejemplo que les dio la dureza del coraz�n del pueblo, antes de ese per�odo doloroso, que llev� a su dispersi�n entre todas las naciones, la la tierra agradable queda desolada.

Pero ahora el amor de Jehov� por Si�n, Su ciudad escogida, excit� Su celo y Su ira contra los que la oprim�an. �l fue devuelto a Sion, y ella ser�a bendecida como una ciudad de verdad, y la monta�a de Jehov� ser�a Su monta�a santa. Jerusal�n debe ser abundantemente bendecida, sus calles llenas de habitantes, y sus ancianos llenos de d�as. Dios traer�a de vuelta a su pueblo de todos los pa�ses en los que hab�an estado dispersos y cautivos.

Desde el d�a en que Su pueblo se volvi� a �l y puso los cimientos del templo, la bendici�n deber�a fluir como un r�o, tal como lo hab�a hecho antes la miseria y el juicio. Los jud�os que hab�an regresado de Babilonia fueron colocados en condiciones de verdad y rectitud para el disfrute de estas bendiciones ( Zacar�as 7:16-17). Adem�s de esto, Jehov� declara, incondicionalmente, que sus d�as de ayuno deber�an ser fiestas gozosas, y que hombres de todas las naciones deber�an venir a adorar a Jehov� en Jerusal�n, y deber�an agarrar la falda de un jud�o, sabiendo que Dios estaba con ese pueblo.

Aqu� est�n, pues, las consecuencias morales de la desobediencia, ya cumplidas: la falta de sinceridad y la dureza de coraz�n se�aladas; bendici�n presente introducida por la gracia, y otorgada al pueblo bajo la condici�n de un andar piadoso, tal plenitud de bendici�n como la presencia de Jehov� en medio de ellos implicar�a; y, finalmente, los prop�sitos de Dios en la gracia, que, dependiendo de �l mismo, nunca deben fallar.

Pero este �ltimo pensamiento introduce muchas consecuencias y acontecimientos importantes. Las dos primeras consecuencias son, que Israel deber�a ser puesto en posesi�n de todo el territorio que Dios les hab�a dado. Vendr�an enemigos de fuera, pero Jehov� mismo defender�a Su casa; y el resultado de esta intervenci�n directa ser�a que ning�n opresor pasar�a m�s por ellos. Jehov� mismo ya hab�a investigado este asunto.

Era un d�a en que los ojos de toda la humanidad deb�an volverse hacia Jehov�, as� como los de las tribus de Israel. Compare esta parte del cap�tulo 9 con Isa�as 17 .

Ahora bien, esta intervenci�n inmediata de Jehov�, que acampa alrededor de su casa (es la defensa de la ciudad contra el �ltimo ataque de los asirios, que hemos encontrado m�s de una vez en los profetas), introduce necesariamente al Mes�as, a la vista de los acontecimientos de los �ltimos d�as. El vers�culo 9 ( Zacar�as 7:9 ) habla de esto. Presenta al Mes�as en su car�cter personal de Rey Mes�as, pero en un doble aspecto.

Y esta es la raz�n por la cual, en el Nuevo Testamento, s�lo se cita la porci�n que se relaciona con la primera venida de Jehov�. El Rey de Sion viene a ella. �l es justo y trae en s� mismo poder y salvaci�n. Esta es la idea general, lo que Sion necesitaba, y lo que se cumplir� en los �ltimos d�as. El Esp�ritu Santo a�ade a esto el car�cter personal del Se�or, el esp�ritu con el que se present� a Israel: humilde y cabalgando sobre un asno. Todos conocemos el cumplimiento de esto en Su primera venida.

As� presentado el Mes�as mismo, el efecto definitivo de su presencia se anuncia en lo que sigue, como continuaci�n del vers�culo 8 ( Zacar�as 7:8 ), recordando qui�n ha sido introducido. �l pondr� fin a la guerra en Israel, establecer� la paz entre las naciones, y Su dominio ser� hasta los confines de la tierra (siendo la tierra de Israel el centro de Su poder).

Jehov�, habiendo librado al pueblo, es decir, al remanente creyente, que llegar� a ser la naci�n, por la sangre del pacto, los restaurar� al doble de toda su aflicci�n, y los usar� para establecer Su poder sobre las islas de los gentiles. El poder de Jehov� deber�a acompa�arlos y salvarlos, como el reba�o de Su pueblo. Derramar�a bendiciones sobre la tierra por la oraci�n del remanente de Su pueblo, que hab�a andado errante como un reba�o sin pastor, y hab�a buscado en vano la ayuda de sus �dolos.

Pero Jehov� ya hab�a visitado Su reba�o, la casa de Jud�, y de ellos saldr�a fuerza. Jud� debe ser como su hermoso caballo en la batalla. Fortalecer�a a Jud� y salvar�a a Efra�n. Jehov� los reunir�a en tal n�mero que no habr�a lugar para ellos. �l secar�a el mar y el r�o para hacerles un camino, y el orgullo de sus enemigos ser�a derribado. Deben ser fuertes en Jehov� su Dios, y caminar arriba y abajo en Su nombre. Hasta el final del cap�tulo 10 es la proclamaci�n general de la bendici�n que coronar�a a Jud� y Efra�n, cuando, por el favor de Jehov�, fueran restituidos a su tierra.

Información bibliográfica
Darby, John. "Comentario sobre Zechariah 10". "Sinopsis del Nuevo Testamento de Juan Darby". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/dsn/zechariah-10.html. 1857-67.
 
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