Bible Commentaries
Zacarías 3

Sinopsis del Nuevo Testamento de DarbySinopsis de Darby

Versículos 1-10

Pero para que Jerusal�n (el centro de los tratos de Dios en Israel) fuera as� restablecida en bendici�n, era necesario algo m�s que el mero ejercicio del poder de Dios. El pueblo era culpable y contaminado. �C�mo podr�an ser llevados a la presencia de Dios y revestidos de gloria en tal condici�n? Sin embargo, deben estar all� para ser bendecidos. Adem�s, esta es la historia de todo pecador.

Es esta cuesti�n, tan importante, tan esencial, la que se resuelve en el cap�tulo 3. Josu�, el sumo sacerdote, que representa al pueblo (no se trata aqu� de interceder, sino de responder por �l), se encuentra ante la presencia de Jehov�-delante del "�ngel de su presencia", es decir, delante de Dios tal como se manifest� en Israel desde la partida de Horeb. Satan�s, el adversario de la bendici�n del pueblo de Dios, est� all� para resistirlo.

�C�mo se responde esto? Josu� no pudo hacerlo. Estaba vestido con ropas sucias. Es Jehov� mismo quien, sin que ellos lo supieran, se hace cargo de la causa de su pueblo (como lo hizo en el caso de Balaam), y emplea la autoridad divina contra su adversario. Jehov� hab�a escogido a Jerusal�n, hab�a sacado al pueblo como a un tiz�n del fuego; y Satan�s deseaba echarlos de nuevo en ella. La voluntad de Jehov� era salvarlos, todos culpables y contaminados como estaban.

Sin embargo, la corrupci�n exist�a y era insoportable para Dios. Pero Dios estaba actuando en gracia; y actuando as�, puesto que necesita quitar el pecado de delante de sus ojos (por esto mismo, que le es insoportable), quita el pecado y no al pecador. �l hace cesar el pecado delante de �l. Se lo quita y, vistiendo a Josu� con vestiduras nuevas hechas por Dios y seg�n su perfecci�n, lo hace sacerdote delante de �l.

Esta ser� la posici�n de Israel en justicia y en servicio delante de Dios: una naci�n de sacerdotes, revestidos de la justicia que su Dios les ha dado. Los anticipamos en esto de una manera m�s elevada y celestial.

Zacar�as 3:7 pone a Josu�, como representante del pueblo, bajo responsabilidad por el momento. Si es fiel, debe tener un lugar en la presencia de Jehov� de los ej�rcitos. Zacar�as 3:8 lo trata como tipo de Cristo, teniendo la naci�n de los sacerdotes asociada a �l en la bendici�n que se cumplir� en los �ltimos d�as.

La piedra fundamental que fue puesta ante los ojos de Josu� no era m�s que una d�bil imagen de esa piedra verdadera, el fundamento inamovible de toda la bendici�n de Israel, de todo el gobierno de Dios en la tierra. Jehov� mismo lo estampa con su verdadero car�cter. Debe representar los pensamientos de Jehov� mismo en Su gobierno. Debe tener, o m�s bien debe ser, el sello de Dios; y la iniquidad de la tierra debe ser quitada definitivamente por el acto absoluto, eficaz y positivo de Dios. En esta piedra se ver� tambi�n la inteligencia perfecta de Dios. Los siete ojos estar�n all�.

A�adir�a algunas palabras a esta expresi�n. En 2 Cr�nicas 16 encontramos los ojos de Jehov� representados recorriendo toda la tierra, para mostrarse fuerte a favor de aquellos cuyo coraz�n es perfecto para con �l. Esta es la fidelidad de Dios al tomar conocimiento de todas las cosas en Sus formas de gobierno.

En Zacar�as, los ojos se encuentran sobre la piedra que est� puesta en Sion. All� est� la sede de ese gobierno que lo ve todo y en todas partes. En el vers�culo 10 del siguiente cap�tulo ( Zacar�as 4:10 ) se dice que estos ojos que miran todas las cosas, que recorren toda la tierra, se regocijan al ver la plomada en las manos de Zorobabel, es decir, la casa de la habitaci�n de Jehov� enteramente terminada.

En este caso no se presentan como establecidos en la sede del gobierno sobre la tierra, sino en su car�cter de supervisi�n universal y activa, y en esta actividad providencial, sin descansar nunca hasta que se cumplan los consejos de gracia de Jehov� para con Jerusal�n; y entonces se regocijar�n. La inteligencia activa de la providencia encuentra all� su pleno deleite en el cumplimiento del prop�sito inmutable de la voluntad de Dios.

Finalmente estos ojos se vuelven a ver en Apocalipsis 5 , en el Cordero exaltado a la diestra de Dios, que est� a punto de tomar posesi�n de Su herencia de la tierra. Aqu� est�n los siete Esp�ritus de Dios enviados a toda la tierra; porque el gobierno est� en las manos del Cordero, aunque a�n no lo ha ejercido en la tierra, de la cual va a tomar posesi�n.

Vuelvo a nuestro cap�tulo. Cuando la sede del gobierno perfecto de Jehov� se establezca en Jerusal�n, y la iniquidad de la tierra de Israel sea quitada, entonces la paz se establecer� plenamente, y cada uno se regocijar� en la paz de su pr�jimo, y cada uno ser� pr�jimo en el coraz�n de todos. Es el Pr�ncipe de la Paz quien reina all�. Todo esto depende de la presentaci�n de Cristo el Renuevo.

Aqu� no se le presenta como rey. Es Su Persona la que se introduce, y el efecto de Su intervenci�n. Obs�rvese que la palabra no dice que la iniquidad sea quitada, hasta que el efecto de la obra de Cristo sea aplicado por la fe en �l, una fe que, con respecto a Israel, depende de la vista. Su coraz�n habr� sido atra�do previamente a Jehov�, como lo fue el resto por la predicaci�n de Juan el Bautista; pero la paz que fluye de la iniquidad siendo quitada, y el gozo de la completa liberaci�n, viene despu�s. Luego cantar�n: "Nos ha nacido un hijo".

Información bibliográfica
Darby, John. "Comentario sobre Zechariah 3". "Sinopsis del Nuevo Testamento de Juan Darby". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/dsn/zechariah-3.html. 1857-67.