Bible Commentaries
1 Corintios 2

Comentario de Ellicott para Lectores en InglésComentario de Ellicott

Versículo 1

II.

(1) Y yo . El Ap�stol procede ahora a mostrar c�mo �l personalmente, tanto en el asunto como en la manera de su ense�anza en Corinto, hab�a actuado de acuerdo con esos grandes principios que ya ha explicado como el m�todo de Dios. �El testimonio de Dios� es el testimonio de San Pablo acerca de Dios en Cristo ( 1 Corintios 1:6 ; 2 Timoteo 1:8 ).

Versículo 2

Decid� no saberlo. - Mejor, no decid� saberlo. El �nico tema de ense�anza sobre el cual el Ap�stol hab�a formado una determinaci�n determinada en su mente cuando lleg� a Corinto fue la predicaci�n de Cristo y de �l como crucificado. Tenemos aqu� una declaraci�n de lo que alguna vez fue el tema de la ense�anza apost�lica. San Pablo no se detuvo en lo milagroso de la vida de Cristo, que habr�a complacido al jud�o anhelo de una "se�al"; tampoco propuso elaboradas "teor�as" del evangelio, que habr�an sido una concesi�n al anhelo de los griegos por la "sabidur�a": sino que predic� un Cristo personal, y se detuvo especialmente en el hecho de que hab�a sido crucificado ( 1 Corintios 1:17 ; 1 Corintios 1:23 ; G�latas 6:14; Filipenses 2:8 ).

Apenas podemos darnos cuenta ahora de la piedra de tropiezo que debe haber sido la predicaci�n de un Cristo crucificado para jud�os y griegos, la enorme tentaci�n de mantener la cruz en segundo plano que naturalmente habr�an sentido los primeros maestros, y la fe sublime y confiada que debe haber impulsado a San Pablo a convertirlo en el hecho central de toda su ense�anza. Para nosotros la cruz est� iluminada con las glorias de dieciocho siglos de civilizaci�n y consagrada a la memoria de todo lo mejor y m�s noble de la historia de la cristiandad.

Para cada jud�o y para cada gentil transmit�a una sola idea, la del castigo m�s repugnante y degradante. El recuerdo de este hecho nos permitir� darnos cuenta de cu�n intransigente fue la ense�anza de los Ap�stoles, c�mo nunca se �acomod� a ning�n deseo o prejuicio existente. �Esto seguramente es una evidencia no peque�a del origen divino de la religi�n de la cual los Ap�stoles fueron los heraldos!

Versículo 3

Y yo estaba contigo. - Para mostrar que la fuerza real de su ense�anza radica en su tema principal, y no en ning�n poder con el que pueda haber proclamado el evangelio, el Ap�stol ahora se detiene en su propia debilidad f�sica. La �debilidad, el temor y el temblor� de que habla aqu� san Pablo, probablemente conten�a un gran elemento de esa desconfianza en s� mismo que sentir�a una naturaleza tan noble y sensible en el cumplimiento de una misi�n tan exaltada como la predicaci�n de la Cruz. .

No puedo pensar, sin embargo, la alusi�n es solo a eso. Creo que tambi�n hay una referencia a lo que podr�amos llamar una aprehensi�n f�sica del peligro. Los m�s valientes no son aquellos que no experimentan ninguna sensaci�n de miedo, sino m�s bien aquellos que aprecian profundamente el peligro, que tienen un instinto de rehuirlo y, sin embargo, eventualmente, con su moral, pueden vencer este temor. Hay rastros de este elemento en St.

El car�cter de Pablo se encuentra en varios lugares, como, por ejemplo, en Hechos 18:9 , cuando el Se�or lo anima cuando trabaja en Corinto con las palabras esperanzadoras: "No temas"; nuevamente en Hechos 23:11 , cuando la terrible escena antes de Anan�as lo hab�a deprimido, el Se�or est� con �l para fortalecerlo, "Ten �nimo, Pablo"; y en Hechos 27:24 , cuando el �ngel del Se�or se le aparece en medio de la tormenta y el naufragio, "No temas, Pablo".

Versículo 4

Y mi discurso. - El resultado que se deriv� necesariamente de esta debilidad y temblor fue que ni su "discurso" ( es decir, el estilo de su ense�anza), ni su "predicaci�n" ( es decir, el tema de su ense�anza) eran del tipo apelar a los gustos naturales de los corintios.

Demostraci�n del Esp�ritu. - La demostraci�n del Ap�stol de la verdad del evangelio no fue el resultado de ning�n arte o habilidad humana, sino que vino del Esp�ritu y el poder de Dios, y por lo tanto los corintios no pod�an gloriarse en ning�n maestro humano, sino s�lo en el poder de Dios, que fue la verdadera fuente del �xito del evangelio entre ellos.

Versículo 6

Sin embargo, hablamos sabidur�a. - Sin embargo, hay sabidur�a en el evangelio. La afirmaci�n es en griego un contraste m�s llamativo con 1 Corintios 2:4 que aparece en ingl�s. En el original ( 1 Corintios 2:4 ) la palabra es "sabidur�a" y no " sabidur�a del hombre ", como en el ingl�s.

Por lo tanto, la declaraci�n aqu� es una contradicci�n verbal de la de 1 Corintios 2:4 . Al usar el plural "nosotros", San Pablo implica que no estuvo solo entre los Ap�stoles en el m�todo de su ense�anza.

Los que son perfectos , es decir, los que son adultos y no "ni�os" ( 1 Corintios 3:1 ; v�ase tambi�n 1 Corintios 14:20 ). La �sabidur�a� del evangelio es esa profunda verdad espiritual que solo aquellos cuya naturaleza espiritual han sido entrenados y cultivados fueron capaces de comprender.

Esta "sabidur�a", sin embargo, el Ap�stol no la hab�a ense�ado a los corintios; s�lo les hab�a ense�ado el alfabeto del cristianismo, porque todav�a eran "ni�os", todav�a eran s�lo "carnales" ( 1 Corintios 3:3 ). Que el Ap�stol mismo no solo capt� las verdades m�s elevadas que �l designa como la �sabidur�a� del evangelio, sino que las ense�� con alegr�a cuando hubo oyentes capaces de apreciarlas, es evidente en muchos pasajes de las Ep�stolas a los Romanos, Colosenses y Efesios. , donde desvela los �misterios� del evangelio.

(Ver Romanos 11:25 ; Romanos 16:25 .)

No a�n. - Mejor, una sabidur�a, sin embargo, no de este mundo.

Eso se convierte en nada. - Mejor, que se est�n reduciendo a la nada, la referencia aqu�, no es a la transitoriedad inherente de la sabidur�a humana y los maestros, sino al hecho de que est�n siendo destruidos por el rechazo de Dios hacia ellos, y Su elecci�n de los "d�biles �Cosas como medio para difundir el evangelio ( 1 Corintios 1:28 ).

Versículo 7

En un misterio. - El escritor explica en estas palabras el plan sobre el que proced�a su hablar de la sabidur�a de Dios, que lo abord� como se trataron los misterios antiguos, explicando ciertas verdades solo a los iniciados, y no a todos ( 1 Corintios 4:1 ; Colosenses 1:26 ).

Oculto. - Hasta ahora no revelado, pero ahora manifestado en Cristo y por Sus maestros ( Romanos 16:25 ; Efesios 3:10 ). Y esto ha sido de acuerdo con lo que Dios orden� �antes del principio de los tiempos�, para nuestra gloria, a diferencia de la humillaci�n de la ense�anza del mundo, que se est� desvaneciendo.

Versículo 8

No habr�an crucificado. - La conducta de los pr�ncipes y gobernantes de este mundo, tanto jud�os como gentiles, ilustra y prueba la afirmaci�n anterior ( Juan 8:19 ; Juan 19:9 ).

Se�or de la gloria. - En marcado contraste con la ignominia de la crucifixi�n.

Versículo 9

Como est� escrito. - �D�nde aparecen las palabras que siguen? No se encuentran como se dan aqu� en ninguna parte del Antiguo Testamento. Por lo tanto, se ha sugerido (Or�genes) que son de alg�n libro ap�crifo, o de alg�n libro que se ha perdido, como se supone que han sido muchos. Cris�stomo tambi�n sugiere que puede ser una referencia, no a un escrito, sino a hechos hist�ricos, como en Mateo 2:23 .

Ninguna de estas explicaciones justificar�a el uso de esa frase, �est� escrito�, con la que se introducen estas palabras, y que en los escritos apost�licos se limita a citas de las escrituras del Antiguo Testamento. No se usa cuando las palabras se toman de otras fuentes (ver, por ejemplo, Judas 1:9 ; Judas 1:14 ).

Aunque las palabras dadas aqu� no se encuentran en la misma secuencia en ning�n pasaje del Antiguo Testamento, todav�a hay frases esparcidas por los escritos de Isa�as (ver Isa�as 64:4 ; Isa�as 65:17 ; ver tambi�n Isa 62:15 en la LXX.

), que se unir�an f�cilmente en la memoria y se asemejar�an incluso verbalmente al pasaje escrito aqu� por el Ap�stol. Este no es el �nico lugar en el que San Pablo parecer�a referirse as� a las escrituras del Antiguo Testamento (ver 1 Corintios 1:19 ) cuando no est� basando ning�n argumento en una oraci�n particular en las Escrituras, sino simplemente vali�ndose de s� mismo. de algunos pensamientos o palabras en el Antiguo Testamento como una ilustraci�n de alguna verdad que est� imponiendo.

Versículo 10

Pero Dios nos las ha revelado. - Aqu� la palabra enf�tica es "nosotros". La �ltima parte de 1 Corintios 2:8 est� entre par�ntesis, y el sentido se remonta al comienzo de 1 Corintios 2:8 . �Ninguno de los pr�ncipes de este siglo sabe estas cosas, pero Dios nos las revel� a nosotros, sus ap�stoles y maestros� ( Mateo 13:11 ; Mateo 16:17 ; 2 Corintios 12:1 ).

Esta revelaci�n de la verdad espiritual es hecha por el Esp�ritu Santo de Dios a nuestros esp�ritus ( Romanos 8:16 ). El Ap�stol da dos pruebas de que los Ap�stoles tienen este conocimiento, y que el Esp�ritu Santo es la fuente del mismo: 1. ( 1 Corintios 2:10 ), porque solo el Esp�ritu Santo es capaz de impartir este conocimiento; y 2. ( 1 Corintios 2:12 ), porque el Esp�ritu Santo ha sido dado a nosotros los ap�stoles.

Todo lo escudri�a. - La palabra �escudri�a� aqu� no transmite la idea de indagaci�n con el prop�sito de adquirir conocimiento, sino m�s bien conocimiento completo y exacto en s� mismo, como en Romanos 8:27 ; ver tambi�n Salmo 139:1 .

Versículo 11

�Qu� hombre ... - Mejor, qui�n de los hombres conoce las cosas del hombre? pero el esp�ritu del hombre que est� en �l los conoce.

Las cosas de Dios nadie las conoce. - Estas palabras no pueden tomarse como una afirmaci�n de que el hombre no puede tener conocimiento alguno de las cosas de Dios; pero el Ap�stol insiste en que el hombre, como hombre, no puede conocer las cosas de Dios, sino que su conocimiento de estas cosas se debe a que tiene el Esp�ritu de Dios morando en �l.

Versículo 12

Nosotros. - Esto no debe limitarse exclusivamente a los Ap�stoles. Aunque se refiere principalmente a ellos, incluye a todos los miembros de la Iglesia cristiana como uno con sus maestros y gobernantes. Las "cosas que Dios nos ha dado gratuitamente" significan todas las cosas espirituales.

Versículo 13

No en las palabras. - No solo las verdades del Evangelio en s� mismas, sino la forma y la manera en que se ense�an esas verdades es el resultado de la perspicacia espiritual.

Comparando las cosas espirituales con las espirituales. - Mejor, explicando cosas espirituales en lenguaje espiritual; en realidad, s�lo otra forma m�s directa de expresar lo que acaba de decir. La palabra traducida aqu� como "comparar" en nuestra versi�n autorizada se usa en el sentido de exponer o ense�ar en la LXX. ( G�nesis 40:8 ; G�nesis 40:16 ; Daniel 5:12 ), especialmente de los sue�os, donde el sue�o es, por as� decirlo, �comparado� con la interpretaci�n.

As� que aqu�, las cosas espirituales se "comparan" con el lenguaje espiritual en el que se expresan. Se ha sugerido otro significado, explicar las cosas espirituales a los hombres espirituales , pero el adoptado parecer�a ser el m�s simple y natural. Esta segunda interpretaci�n har�a de estas palabras la introducci�n a la observaci�n que sigue sobre "el hombre espiritual", pero implica un uso de la palabra en el que no se encuentra en ninguna otra parte del Nuevo Testamento.

Versículo 14

Pero el hombre natural. - Para comprender este y otros pasajes en los que San Pablo habla de hombres "naturales" y "espirituales", es importante recordar que nuestra manera ordinaria de hablar del hombre como consistente en "alma y cuerpo" - a menos que "alma" sea tomado en un sentido no t�cnico para denotar toda la parte inmaterial, es totalmente inexacto. La verdadera psicolog�a considera al hombre como una trinidad de naturalezas.

(Ver nota en Mateo 10:28 .) De acuerdo con esto, St. Paul habla del hombre como un conjunto de cuerpo ( soma ) , alma ( psique ) , y el esp�ritu ( pneuma ) ; el soma es nuestra naturaleza f�sica; la psique es nuestra naturaleza intelectual, que abarca tambi�n nuestros deseos y afectos humanos; el pneuma es nuestra naturaleza espiritual.

As�, en cada uno de nosotros hay un hombre som�tico, un hombre ps�quico y un hombre neum�tico; y seg�n cualquiera de esas partes de la naturaleza domina sobre la otra, as� es el car�cter de la persona individual. Aquel en quien el soma es m�s fuerte es un hombre "carnal" o "carnal"; aquel en quien predomina el intelecto o los afectos es un hombre "natural" o "ps�quico"; y aquel en quien el esp�ritu gobierna (lo cual s�lo puede hacer cuando est� iluminado y guiado por el Esp�ritu de Dios, que act�a sobre �l) es un hombre �espiritual�. (Ver 1 Tesalonicenses 5:23 .)

Natural. - Es decir, literalmente, esa parte de nuestra naturaleza que llamamos "mente", y por tanto significa ese hombre en el que predomina la raz�n intelectual pura y los afectos meramente naturales. Ahora bien, tal persona no puede captar la verdad espiritual m�s de lo que la naturaleza f�sica, que est� hecha para discernir las cosas f�sicas, no puede captar las cosas intelectuales. La verdad espiritual apela al esp�ritu del hombre y, por lo tanto, es inteligible s�lo para aquellos que son �espirituales� , es decir, en quienes el pneuma no est� dormido, sino avivado por el Santo Pneuma.

Versículo 15

El que es espiritual. - El hombre espiritual juzga toda verdad espiritual, pero �l mismo no es juzgado por nadie que no sea espiritual. (Ver 1 Corintios 14:29 ; 1 Juan 4:1 )

Versículo 16

Para. - �sta es la prueba de que el hombre espiritual iluminado no puede ser juzgado por nadie que no est� as� iluminado. "�Qui�n (as� no instruido) puede conocer la mente del Se�or Jes�s para instruirlo?"

Pero nosotros. - Es decir, hombres espirituales, incluidos los Ap�stoles. El Ap�stol identifica aqu� a Cristo con el Esp�ritu, de quien antes se hab�a referido como Maestro de las cosas espirituales. No quiere afirmar que los Ap�stoles sab�an todo lo que sab�a la mente de Cristo, sino que todas las cosas que sab�an eran de �l y espirituales ( Juan 15:15 ).

Información bibliográfica
Ellicott, Charles John. "Comentario sobre 1 Corinthians 2". "Comentario de Ellicott para Lectores en Inglés". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/ebc/1-corinthians-2.html. 1905.