Bible Commentaries
1 Samuel 18

Comentario de Ellicott para Lectores en InglésComentario de Ellicott

Introducción

XVIII

( 1 Samuel 18:1 ) David con Sa�l. Jonat�n y David. La envidia de Sa�l est� emocionada por las alabanzas del pueblo a David. Se casa con Michal, la hija del rey Sa�l.

EXCURSUS H: SOBRE LAS ESCUELAS DE LOS PROFETAS ( 1 Samuel 19 ).

"Mucho antes de que Plat�n reuniera a sus disc�pulos en torno a �l en el Olivar, o Zen�n en el P�rtico, estas instituciones (escuelas de los profetas) hab�an surgido bajo Samuel en Judea". (Stanley.)

Antes de los d�as de Samuel, el nombre de "profeta" rara vez aparece; incidentalmente, el t�tulo se le dio una vez a Abraham ( G�nesis 20:7 ), y Mois�s es en muchas ocasiones llamado as�. (Ver especialmente el gran pasaje en Deuteronomio 18:15 , donde se le hace el tipo del antiguo orden.

) Aar�n, tambi�n (pero en relaci�n con Mois�s), tambi�n fue llamado profeta. A intervalos raros nos encontramos con el nombre: por ejemplo, en los d�as de Gede�n ( Jueces 6:8 ); y muy probablemente en el reinado del sumo sacerdote El� ( 1 Samuel 2:27 ), en la persona del �hombre de Dios� que trajo el mensaje severo a Silo, tenemos otro raro ejemplo.

Hay un caso solitario en esos primeros d�as de una mujer que lleva el nombre de honor: D�bora, la jueza y profetisa ( Jueces 4:4 ).

Samuel, sin embargo, fue el verdadero fundador del orden prof�tico. Samuel, el profeta y el vidente, fue el t�tulo por el cual este gran y amado hombre fue conocido no solo en los suyos, sino en todas las generaciones venideras.
No hay duda de que una de las grandes obras de la vida de Samuel fue crear "uniones" o, como se las denomin� posteriormente, "escuelas de los profetas". Sin embargo, no debemos concluir que todos, o incluso una gran proporci�n de las personas formadas en estas escuelas de Samuel, eran profetas en el sentido de poder hacer predicciones, o incluso escribir o hablar como hombres inspirados.

Este regalo divino, debemos recordar, fue un regalo de Dios, que �l concedi� a quien quer�a. �l, en Su omnisciencia, sab�a qui�nes de los hombres estaban capacitados para este grave e importante oficio.
Pero a los entrenados en el �Naiot� de Samuel, en esa escuela suya de Ram� - los conocidos en d�as posteriores como �Hijos de los Profetas� - se les ense�� el estudio de la Ley y la historia de la gu�a divina de Israel; fueron entrenados con mucho cuidado en m�sica y canto; y en estos silenciosos hogares de aprendizaje y ejercicios religiosos, los registros del pasado, podemos estar seguros, fueron examinados y copiados con sumo cuidado, y los materiales con los que se compilaron los registros divinos en d�as posteriores estaban, sin duda, all� arreglado y clasificado.


En las escuelas de Samuel por Ram�, podemos suponer, fueron entrenados, bajo su renombrado maestro, David, Gad, Nat�n, Hem�n y otros cuyos nombres como escritores, profetas y maestros posteriormente se hicieron famosos despu�s de los d�as de Samuel, durante los reinados de David y Salom�n, y de los primeros reyes de Israel y Jud�. Despu�s de la separaci�n, los profetas se mencionan con frecuencia, a veces por su nombre, como en el caso de Gad y Nat�n, a veces escuchamos de un profeta sin nombre.

Sin embargo, tenemos que esperar hasta los d�as de El�as y Eliseo antes de encontrarnos con una nueva alusi�n a estas escuelas prof�ticas. Bajo el nombre general de �Hijos de los Profetas�, estos seminarios o escuelas aparecen en tiempos de estos grandes profetas en varias localidades. Evidentemente, su n�mero era considerable. Es un hecho indiscutible que durante los �ltimos a�os de la existencia independiente del pueblo, y tambi�n en el cautiverio, y durante un tiempo despu�s del regreso, los profetas ejercieron una enorme influencia sobre las tribus.


Entonces, podemos suponer con justicia que el nuevo impulso dado a la educaci�n religiosa por Samuel nunca se dej� extinguir, y que desde sus d�as en adelante las escuelas de los profetas florecieron entre el pueblo elegido. La compa��a de profetas reunida alrededor de Samuel en Naiot junto a Ram� - los �Hijos de los Profetas� - que reconoc�an a hombres como El�as y Eliseo como sus amos venerados, eran los antepasados ??directos de los escribas y rabinos de los �ltimos d�as.


Cuando Samuel fund� por primera vez el nuevo orden, hay que recordar que hab�a una falta absoluta de ense�anza espiritual elevada. El santuario de Siloh hab�a sido destruido, el Arca removida, el sacerdocio deshonrado y deshonrado. Posteriormente, se nota que fue en el reino norte�o de las diez tribus, en las provincias de las cuales no hab�a templo, ni sacerdotes, ni sacrificios, donde encontramos esas grandes escuelas de los Hijos del Profeta, bajo la presidencia de hombres como El�as y Eliseo.

Entonces, el orden prof�tico, en primer lugar, debi� su creaci�n a la falta de toda gu�a e influencia espiritual, cuando El� estaba muerto y Shiloh profanado; y m�s adelante, su desarrollo y r�pido aumento entre las tribus del norte es claramente atribuible al hecho de que no hay templo ni orden sacerdotal fuera de Jerusal�n.

Versículo 1

El alma de Jonat�n estaba entretejida con el alma de David. - Tenemos en este cap�tulo y en el siguiente un relato algo detallado de David en la corte de Sa�l. En 1 Samuel 16 ya se ha mencionado la vida de esta corte del futuro rey, en particular en 1 Samuel 18:21 , donde se menciona el afecto de Sa�l por David, donde tambi�n se nombra al joven pastor para un puesto sobre el se registra la persona del rey.

Pero esta menci�n en 1 Samuel 16 anticip� considerablemente el curso de los acontecimientos. Al relatar los resultados de este afecto de Sa�l por David, el escritor de lo que podemos llamar el episodio que trata de la influencia de la m�sica y la poes�a pas� por alto, por as� decirlo, la historia de varios a�os, en el curso de los cuales tuvo lugar el el combate singular de David con el gigante filisteo, y la campa�a victoriosa en la que el joven h�roe particip� tan distinguido.

La historia aqu� retoma el hilo de la vida del futuro rey, despu�s de las campa�as que siguieron inmediatamente a la derrota del campe�n filisteo ( 1 Samuel 18:6 y siguientes). 1 Samuel 18:1 simplemente relata el comienzo de la amistad mundialmente famosa entre el pr�ncipe Jonat�n y David.

El hebreo se traduce "estaba tejido", o mejor, estaba atado. Este es un t�rmino fuerte, y se usa en G�nesis 44:30 del amor de Jacob por Benjam�n: "viendo que su vida est� ligada a la vida del muchacho". Arist�teles, Nicom. ix. 8, ha notado que los amigos se llaman un alma.

Jonathan lo amaba como a su propia alma. - Como se ha se�alado antes, el personaje del principesco hijo de Saulo es uno de los m�s bellos de la historia del Antiguo Testamento. Era el tipo de verdadero guerrero de aquellos tiempos salvajes y medio b�rbaros, entre hombres valientes aparentemente los m�s valientes, un soldado perfecto, ya sea luchando como un simple hombre de armas o como el general de un ej�rcito, caballeroso y generoso. totalmente libre de celos - un ferviente creyente en el Dios de Israel - un hijo devoto y leal - un verdadero patriota en el m�s alto sentido de la palabra, que sell� una vida devota con una muerte noble, muriendo como lo hizo luchando por su rey y su gente.

La larga y firme amistad de Jonat�n sin duda tuvo una influencia poderosa y duradera en la vida futura del m�s grande de los soberanos hebreos. Las palabras, el amor desinteresado, hermoso y, sobre todo, el espl�ndido ejemplo del infortunado hijo de Sa�l, han dado sin duda su colorido a muchas de las expresiones m�s nobles de los Salmos de David y a no pocas de las m�s heroicas. hechos en la vida de David.

Leemos que esta amistad se remonta al d�a siguiente del primer acto sorprendente de armas realizado por David cuando mat� al gigante. Sin embargo, est� claro que no fue la valent�a personal del ni�o h�roe, o la rara habilidad que mostr� en el encuentro, lo que atrajo de manera tan singular al pr�ncipe Jonathan. Estas cosas nadie las habr�a admirado y honrado m�s que el hijo de Sa�l, pero se necesit� m�s que una espl�ndida galanter�a y una rara habilidad para atraer ese gran amor del que leemos.

Lo que gan� el coraz�n de Jonathan fue la sublime fe del pastorcillo, su perfecta confianza infantil en el "Brazo Glorioso" del Se�or. Jonat�n y David pose�an una cosa en com�n: una creencia intensa e inquebrantable en el poder de Jehov� de Israel para mantener y salvar a todos los que confiaban en �l.
Los dos eran israelitas t�picos, ambos pose�an en un grado muy alto esa intensa confianza en el Poderoso de Israel, que fue la fuente principal de la gloria y el �xito del pueblo y que, en los aparentemente interminables d�as de su castigo y degradaci�n, ha sido el poder que los ha mantenido todav�a juntos - un pueblo distinto, reservado pero para alg�n destino poderoso en un futuro desconocido.

Versículo 3

Hizo un pacto. - El hijo del primer rey hebreo reconoci� en David un esp�ritu af�n. Eran uno en su Dios, en su fe, en su devoci�n a la voluntad Divina. Jonat�n reconoci� en el joven pastor, que desarmado sali� solo al encuentro del poderoso guerrero filisteo, el mismo esp�ritu de fe sublime en el Rey Invisible que lo hab�a inspirado en d�as lejanos a salir solo con su escudero para atacar y capturar. la fortaleza de los filisteos, cuando pronunci� esas memorables palabras que nos permiten comprender el car�cter de Jonat�n: "Puede ser que el Se�or obre por nosotros; porque el Se�or no tiene restricci�n para salvar con muchos o con pocos" ( 1 Samuel 14:6 ).

La gran amistad, que ha sido la admiraci�n de las generaciones venideras, comenz� con la fuerte fe en el Eterno com�n a los dos amigos. A lo largo de su duraci�n el v�nculo que los uni� fue un intenso deseo de hacer la voluntad de Aquel que, como verdaderos patriotas hebreos, se sent�an amados por Israel; y cuando los amigos se separaron por �ltima vez en el desierto de Zif, se nos dice c�mo el mayor (Jonat�n) fortaleci� la �mano en Dios� del menor (David) ( 1 Samuel 23:16 ).

Versículo 4

Se lo di a David. - Se ha sugerido que la raz�n de este obsequio era permitir que su amigo David, entonces mal vestido, se presentara en la corte de su padre con un traje ajustado; pero este tipo de obsequio era habitual entre los amigos en aquellas �pocas remotas. Glaucus y Diomed, por ejemplo, intercambiaron armaduras de un valor muy diferente.

�Ahora cambiamos de armas y demostramos a cualquiera de los anfitriones
que guardamos la amistad de la l�nea de la que nos jactamos.

* * * * * *

Por las armas de bronce de Diomed, de mezquindad,
por las que nueve bueyes pagaron (un precio vulgar),
dio las suyas de oro, forjado divinamente:
cien bueyes comprada por la reluciente compra ".

Il�ada, vi. 286�295.

Versículo 5

Y fue aceptado. - El historiador aqu� llama especialmente la atenci�n sobre el extra�o poder que David pudo adquirir sobre el coraz�n de los hombres. No fue solo sobre Sa�l y su gran hijo que r�pidamente gan� influencia, sino que en el caso de sus colegas en la corte y en el ej�rcito, a todos los cuales estaba superando r�pidamente en la carrera por el honor y la distinci�n, parece haber desarm� todos los celos. Evidentemente, su r�pido ascenso a una posici�n alta fue visto con el favor general. Esto se ampl�a a�n m�s en los vers�culos siguientes y siguientes.

Versículo 6

Cuando regres� David. - El regreso triunfal del joven soldado no se refiere al regreso a casa tras la muerte del gigante, sino al cierre de la campa�a que sigui� a ese suceso. Evidentemente, una serie de victorias despu�s de la ca�da del temido campe�n, quiz�s repartidas durante un per�odo muy considerable, hab�an restaurado durante un tiempo la supremac�a de Israel en Cana�n. En esta guerra, David, en quien despu�s de su gran haza�a de armas se fijaron los ojos de todos los soldados, estableci� su car�cter de valent�a y habilidad.

Cantando y bailando. - Fue en una gran ocasi�n, probablemente el triunfo final al final de la guerra. The Speaker's Commentary, sobre la traducci�n en ingl�s "cantando y bailando", comenta que "el texto hebreo probablemente est� corrupto aqu�, y sugiere que para vau ' y,' deber�amos leer beth, ' con' y que entonces el sentido sea ??cantar "en el baile" o "con el baile".

"La acci�n consist�a en que las mujeres bailaran al son del pandero y cantaran el Epinicium con estrofa y antistrofa mientras bailaban y tocaban". (Comp. �xodo 15:20 ; Jueces 11:34 .)

Sabemos que la m�sica y la canci�n estaban originalmente relacionadas con el baile. David, por ejemplo, cuando un rey poderoso, en una gran ocasi�n en Jerusal�n, bail� �l mismo ante todo el pueblo ( 2 Samuel 6:14 ; 2 Samuel 6:16 ). (Ver nota sobre �xodo 15:20 .)

Versículo 7

Sa�l mat� a sus miles, y David a sus diez miles. - Estas palabras, que cantan la gloria temprana de David en la batalla, se citan nuevamente en 1 Samuel 29:5 . Eran, sin duda, el estribillo favorito de una vieja canci�n nacional o popular.

Versículo 8

�Qu� puede tener m�s que el reino? - En esta premonitoria expresi�n de Sa�l estaba envuelta no s�lo una conjetura que el resultado confirm�, sino una profunda verdad interior: si el rey permaneciera impotente ante los subyugadores de su reino en un per�odo tan decisivo como este, y un pastorcillo viniera y decidi� la victoria, esto fue una se�al adicional de su rechazo. - V. Gerlach, citado en Keil.

Hab�an pasado algunos a�os desde que escuch� por primera vez de labios de su viejo amigo profeta la sentencia divina de su rechazo del reino. En ese triste per�odo sin duda hab�a estado al acecho del destinado por el Rey Invisible a ser su sucesor. Esta pavorosa expectativa de ruina y destronamiento hab�a sido un factor poderoso en las causas que hab�an llevado al desquiciamiento de la mente de Sa�l. �No era este talentoso pastor, ahora el �dolo del pueblo, la futura esperanza de Israel?

Versículo 9

Y Sa�l mir� a David. - Desde la hora en que el rey escuch� el canto del pueblo en honor al joven h�roe, en la mente disgustada de Sa�l se altern� el odio con el amor. A�n en su coraz�n anhelaba la presencia del �nico ser humano que pudiera encantar su melancol�a cada vez mayor, pero tem�a con feroces celos la creciente influencia del hombre ganador y talentoso que hab�a sacado de los apriscos; y ahora, a trav�s del resto de los registros de este libro, veremos c�mo el odio oscureci� gradualmente el antiguo amor. Todos nuestros recuerdos de Sa�l parecen estar ligados a su persecuci�n asesina de David durante toda su vida.

Versículo 10

El esp�ritu maligno . - El esp�ritu maligno llega ahora sobre el infeliz rey en una forma bastante nueva. Hasta entonces, cuando la hora oscura sobrevino a Sa�l, la locura se manifest� en forma de un letargo sordo, una melancol�a desesperada, una total indiferencia hacia todo lo relacionado con la vida, tanto en las formas inferiores como en las superiores. Esta fase anterior de la enfermedad del alma ha sido exquisitamente descrita por Browning en su poema de �Saul.

Ahora la locura asume una nueva fase, y el rey es consumido por unos celos asesinos, que llenan toda su alma, y ??lo empujan ahora a declarar actos de violencia rufianesa, ahora a idear oscuros complots contra la vida del afligido. �Qu� ca�da para el h�roe rey de Israel, el ungido del Se�or, cuyo reinado hab�a comenzado tan brillante y exitosamente!

Y profetiz�. En su salvaje frenes�, bajo el control de un poder superior a �l mismo, �no hab�a dejado su alma indefensa y preparada para la presencia del esp�ritu maligno al romper toda comuni�n con Dios? - en su frenes� salvaje leemos "Sa�l profetiz�". El De�n de Canterbury bien llama la atenci�n aqu� sobre la conjugaci�n empleada en el hebreo original de la palabra traducida como "profetizado" - el Hith-pael, que nunca es usado por un escritor del Antiguo Testamento de verdadera profec�a verdadera, siempre expresada por el Niphal conjugaci�n. Este de Sa�l no era m�s que una imitaci�n bastarda.

Saulo estaba en un estado de frenes�, incapaz de dominarse a s� mismo, hablaba palabras cuyo significado no conoc�a y actuaba como un poseso. En todo esto hab�a algo parecido a las poderosas emociones que agitaban al verdadero profeta: s�lo que no era una influencia santa, sino que brotaba de pasiones violentas.

Versículo 11

Y Sa�l lanz� la jabalina. - El MS de Alejandr�a. de la LXX. y la versi�n caldea traduce el hebreo aqu� "levant� la jabalina". El significado probable del verbo en este lugar es "blandido" o "dirigido". Es poco cre�ble que si realmente lo hubiera arrojado, David hubiera confiado en s� mismo por segunda vez en la c�mara del rey.

Versículo 12

Y Sa�l tuvo miedo de David. - Incluso despu�s de las escenas de la c�mara real que acabamos de relatar, David permaneci� en la corte. Ve�a esas manifestaciones de odio amargo como simples arrebatos de una locura temporal. Su naturaleza leal no creer�a en el odio duradero de alguien tan grande y noble como Saulo; pero leemos aqu� que incluso cuando el rey se recuper� del paroxismo, temi� a David.

Sa�l estaba consciente de que su antiguo vigor y habilidad lo estaban abandonando, y en David reconoci� la presencia de un poder que sab�a que alguna vez hab�a sido suyo. No pudiendo, ni siquiera en sus horas cuerdas, soportar la presencia de alguien a quien �l tambi�n cre�a que tarde o temprano ocupar�a su lugar, el rey lo destituy� honorablemente de la corte y lo investi� con una importante carga militar. Quiz�s ya el pensamiento oscuro que alg�n tiempo despu�s (ver 1 Samuel 18:17 ; 1 Samuel 18:25 ) influy� en el rey hab�a entrado en su mente desdichada.

Versículo 16

Pero todo Israel y Jud�. Esta clara menci�n de las dos grandes divisiones posteriores del pueblo elegido parece apuntar al hecho de que el compilador de los Libros de Samuel vivi� despu�s de la separaci�n final de las diez tribus de Jud� y Benjam�n, en el reinado de Roboam. Sin embargo, es claro a partir de otros avisos (ver, por ejemplo, 1 Samuel 11:8 ; 1 Samuel 15:4 , en este libro) que en un per�odo mucho anterior a la ruptura final entre el norte y el sur, una marcada distinci�n entre los dos hab�an comenzado a existir.

En el caso de David, sin embargo, aunque era de Jud�, el futuro rey era igualmente popular entre las tribus del norte.

Versículo 17

He aqu� a mi hija mayor, Merab, a ella te dar� por esposa. - Esto fue solo el cumplimiento de una promesa mucho anterior. El rey hab�a dicho que dar�a a su hija en matrimonio al h�roe que matar�a al campe�n gigante filisteo. Por una causa u otra hab�a declinado, o al menos pospuesto, el cumplimiento de su promesa; y el pensamiento oscuro cruz� por su mente: �No podr�a �l poner en peligro la vida odiada, mientras parec�a querer mantener la antigua promesa? Habla de la guerra de los filisteos como las batallas del Se�or.

Este fue un sentimiento que inspir� a todos los israelitas patriotas. "�l estaba", cuando peleaba con las naciones id�latras, "guerreando por el Se�or" - as� lo sinti� David cuando habl� del gigante filisteo como si hubiera desafiado las filas del Dios viviente, y aludi� a la batalla como la del Se�or ( 1 Samuel 17:26 ; 1 Samuel 17:47 ).

La misma idea se expresa en el t�tulo de la m�s antigua colecci�n de canciones que no nos ha sido preservada: �Libro de las guerras del Se�or� ( N�meros 21:14 ).

Versículo 18

Cual es mi vida - Estas palabras de la modesta y sabia respuesta de David se han interpretado de diversas formas. ( a ) Se han tomado para referirse a la vida personal de David; pero seguramente eso se ha aludido en las palabras anteriores, "�Qui�n soy yo?" (b) En cuanto a la condici�n de vida en la que naci� y a la que estaba acostumbrado; as� que Keil; pero es dudoso que la palabra hebrea usada aqu� alguna vez tenga este significado. (c) Con una referencia a la familia de David; as� que Ewald y Lange. Ewald traducir�a: "�Cu�les son mis parientes o parientes?" De estos, (c) es sin duda el significado preferible.

Versículo 19

Ella fue entregada a Adriel. - La naturaleza caprichosa y vacilante de Sa�l, tan dolorosamente prominente en la �ltima parte de su reinado, se manifest� en este repentino cambio de prop�sito. Puede haber sido provocado debido a un gran ataque de celos de David; o posiblemente los grandes obsequios en dinero u objetos de valor ofrecidos por el rico Adriel para la mano de la princesa pueden haber ocasionado este acto arbitrario de Sa�l.

Tales obsequios al padre a cambio de la mano de la hija eran habituales. En el caso de un premio como el de la princesa Merab, el regalo sin duda habr�a sido muy costoso. David, que era comparativamente un hombre pobre, por supuesto no pudo mostrar tanta liberalidad; adem�s, el joven h�roe consideraba, sin duda, el matrimonio como el cumplimiento de la antigua promesa al vencedor en el combate con el gigante.

Sin embargo, el matrimonio de la hija del rey Sa�l y Adriel fue consumado y tuvo consecuencias desastrosas. Tuvieron cinco hijos, y fueron v�ctimas de la venganza de sangre que los gabaonitas exigieron a la familia de Sa�l: los cinco j�venes desventurados fueron �colgados� (leemos en 2 Samuel 21:9 ) �en el monte delante de Jehov�. Estos tres vers�culos (17-19) son completamente omitidos por la LXX, aparentemente porque no vieron ninguna raz�n para el repentino cambio de prop�sito de Sa�l.

Versículo 20

Y la hija de Mical Sa�l amaba a David. Pero el amor de la menor de las dos princesas reales por el brillante oficial de su padre le dio al infeliz rey una nueva excusa para exponer la vida de David al peligro, mientras que al mismo tiempo parec�a estar esforz�ndose por cumplir una antigua promesa formal.

Versículo 21

Para que ella pueda ser una trampa para �l. - �No es posible que este oscuro complot de Sa�l contra una vida que alguna vez fue tan querida para �l - un complot que en d�as posteriores, cuando la enemistad del rey era un asunto de notoriedad general, por supuesto lleg� a ser conocido por David - le sugiri� (David) �el medio por el cual, en las horas m�s oscuras de su vida, se deshizo del valiente Ur�as, el esposo de Betsab�, en el sitio de Rab�? ( 2 Samuel 11 )

En el de los dos. - Traducido con mayor precisi�n. en este segundo tiempo, o en esta segunda forma. La LXX. Nuevamente omite esta declaraci�n, sin duda porque se refiere al pasaje omitido en 1 Samuel 18:17 .

Versículo 22

He aqu�, el rey se deleita en ti. - Lange ve curiosamente en este discurso fluido de los cortesanos "algo del tono halagador y conciliador habitual en tales c�rculos".

Versículo 23

Soy un hombre pobre. - David insiste en este hecho de su total incapacidad para dar la costosa ofrenda esperada para la princesa. Evidentemente, atribuye a su pobreza y la riqueza de su exitoso rival su antigua decepci�n en el caso de Merab.

Y poco estimado. - David se consideraba a s� mismo como un simple soldado de fortuna exitoso entre los jefes ricos que rodeaban a Sa�l. Comparado con los ancianos de Israel que formaron la corte de Sa�l, su padre, sin duda, "jefe" o jeque en la peque�a Bel�n, era un hombre pobre.

Versículo 25

Cien prepucios. - La nota de Wordsworth aqu�, que deriva de Theodoret, es curiosa. �Prepucios! �por qu� no cabezas? Aqu� hay una se�al del esp�ritu sospechoso y maligno de Sa�l. �l, juzgando por s� mismo, sospecha imp�amente que David ir�a y destruir�a a algunos de los israelitas - los propios s�bditos de Sa�l - como �l mismo deseaba destruir a David, su propio libertador; y los prepucios eran necesarios como prueba de que los muertos no eran israelitas. Josefo, sin embargo, con una extra�a exageraci�n, menciona 600 cabezas como el precio de Michal.

Versículo 26

Le agrad� mucho a David. - El plan del rey tuvo �xito, y la perspectiva de la alianza con Sa�l estimul� a este valiente soldado a lograr logros m�s atrevidos y, sin embargo, haza�as de armas m�s salvajes. El estado salvaje y medio b�rbaro de la �poca, sin embargo, aparece de manera prominente cuando reflexionamos sobre la feroz crueldad de tal oferta que se hace y se acepta, y se lleva a cabo con un n�mero de v�ctimas incluso mayor al requerido.

Versículo 28

Sa�l vio ... que el Se�or estaba con David. El �xito de la �ltima empresa salvaje y el regreso de David con su espantoso bot�n llenaron de consternaci�n al infeliz rey. El amor de su hija tambi�n por el soldado en ascenso contribuy� a su problema. Sa�l sinti� que todo lo que David emprendi� prosper�, que seguramente otro Poder superior lo estaba ayudando. As� que su miedo creci�, leemos en 1 Samuel 18:29 , y los paroxismos del odio celoso se profundizaron hasta convertirse en una enemistad de por vida.

Versículo 30

Sali�. - Probablemente para vengar la �ltima incursi�n de David (relatado en 1 Samuel 18:27 ). Wordsworth, citando a los rabinos, sugiere que se animaron a realizar este ataque, suponiendo que su enemigo exitoso, seg�n la Ley hebrea, reclamar�a la exenci�n de la guerra durante un a�o despu�s del matrimonio ( Deuteronomio 24:5 ).

Información bibliográfica
Ellicott, Charles John. "Comentario sobre 1 Samuel 18". "Comentario de Ellicott para Lectores en Inglés". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/ebc/1-samuel-18.html. 1905.